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ʀᴇɪɴɪᴄɪᴀʀ ᴘᴀʀᴛɪᴅᴀ

Aunque todo sucedió en cuestión de algunos segundos, Ningyō tardó mucho en procesar lo que había pasado, a pesar de estar en medio de los tres varones de la habitación. Todo su cuerpo temblaba y seguía tirada en el piso, hecha un ovillo por el miedo que sentía. Lo único que logró distinguir de los gritos que provenían de los otros cuatro fue el claro sonido del corte hecho por algún tipo de metal, mismo que la hizo exaltarse al provenir de muy cerca de su espalda.

La niña giró su rostro confundida, sorprendiéndose de tener enfrente suyo la presencia de All for One, mismo que la había acogido y quien ella suponía estaba ahí para llevársela lejos de la presencia de Tomura ya que el temor que le tenía al niño había sobrepasado el deseo por convertirse en su amiga.

—Padre, padre ¡Shigaraki me ha tratado mal, quería lastimarme! Yo no he hecho nada malo, solo quería ser su amiga. Llévame contigo, ya no quiero estar aquí.

A diferencia de cómo había sucedido en todas las ocasiones anteriores, su mentor ignoró los lloriqueos y quejas de la chica, limitándose a prestarle atención a Tomura quien continuaba en medio de una rabieta, pero que estaba siendo inmovilizado por Kurogiri, quien utilizaba sus portales para impedir que el niño tocara cualquier cosa con sus cinco dedos.

La verdad debía de ser confesada y con ello aclarar que Ningyō estaría reducida a cenizas en aquel instante si no hubiera sido por la fortuna con la que corrió de que el villano tuviera cámaras vigilando el departamento y justamente se encontraba revisándolas cuando la agresión por parte de Shigaraki había comenzado. Había sido esa serie de casualidades las que permitieron que la chiquilla no muriera aquella noche a manos del niño que no era el más estable mentalmente.

En la mano de All for One todavía descansaba la afilada navaja que había utilizado para cortar el cabello de Ningyō, acción que realizó en cuanto había aparecido en el sitio ya que ese había sido el método más efectivo que encontró para detener el avance del efecto causado por la singularidad de Tomura antes de que le afectara de forma más seria si llegaba a entrar en contacto con alguna otra parte de su cuerpo. El hombre que se encontraba a cargo de los niños se preguntaba cómo era posible que su líder tuviera la paciencia para soportar los llantos de la menor y los gritos del otro.

Por algunos minutos la casa donde vivían resultó un infierno para los mayores, quienes al final dividieron su atención para calmar a los infantes hasta que consiguieron tenerlos sentados a ambos en el sofá de tres plazas, dejando un lugar entre ambos ya que entre ellos deseaban estar lo más lejos posible del otro.

—Shigaraki Tomura, tu comportamiento ha resultado inaceptable. ¿Acaso olvidaste las órdenes directas que te di cuando traje a Ningyō? Te dije que debías preservar su vida y ver por ella, en cambio has estado descuidando tu deber e inclusive hoy la atacaste con el claro fin de acabar con su vida.

—Pero, ¡es su culpa! Le dije que no tocara mis cosas y la muy tonta se la pasaba molestando... ¡Hoy tomó mi Tamagotchi sin permiso y lo mató! ¡Es una estúpida que no debería estar aquí, no sirve de nada!

—No vuelvas a levantarme la voz ni contestarme si no te lo indico antes, Shigaraki.

Ante la firme e intimidante voz de su mentor el joven se hizo pequeño en su sitio, por un instante preguntándose si acaso había llevado las osas muy lejos, pensamiento que terminó en el olvido al convencerse él mismo que había sido aquello lo que Ningyō merecía por haber aparecido en su vida. Si había algo que deseara con todas sus fuerzas en aquel momento era hacérselo saber a su maestro, pero se vio obligado a callar al recibir la mirada autoritaria del villano, quien no pensaba soportar ese tipo de comportamientos en sus seguidores.

—Aunque creías que no estaba al tanto de ello, sé muy bien que dejaste casi una semana sin comer a Shitai. La manera en que todo el tiempo has buscado intimidarla y conseguir que te tema tanto que no desee estar aquí. Pero debes saber que todos intentos son en vano, porque si tu actitud sigue así serás tú quien deje de estar bajo mi protección.

Los ojos de los tres presentes se abrieron en demasía ante la sorpresa de entender qué implicaba aquella advertencia que provenía de All for One, ¿acaso el hombre consideraba más vital a la chica de cabellos durazno que al de melena celeste para sus planes? O acaso, ¿era simplemente su estrategia para intimidar al rebelde niño y volverlo a tener bajo su merced? Sus cuestionamientos parecían no tener una respuesta clara. Aunque no se le llamaba a ella, la niña fue quien contestó primero, dejando a la vista aquel lado tan dulce e inocente que no había terminado de ser corrompido por todo el mal que dominaba al mundo.

—Padre, nada de eso es necesario, de verdad... Yo ya me portaré mejor y seguro que Shigaraki también y...

—No me estoy dirigiendo a ti, Shitai. Recuerda tu lugar. Ya hablaré contigo, este es un asunto que debo resolver ahora mismo con Shigaraki. Así que dime Tomura, ¿deseas volver al lugar del que te rescaté? ¿Despreciarás la oportunidad que te di cuanto tendí mi mano hacia ti cuando nadie más lo hizo?

Los labios agrietados del niño se apretaron entre sí en una fina línea, sintiendo dolor de estómago al tan solo imaginar cómo sería regresar a una vida tan desgraciada como aquello. No lo deseaba, definitivamente era lo último en el mundo que deseaba revivir.

—No maestro...

—Perfecto. —Una sonrisa surcó el rostro del hombre, quien satisfecho recargó su espalda en el respaldo del sofá de una sola plaza al cruzar sus dedos entre sí, descansando sus manos sobre su regazo—. En ese caso volveré a formular cuál es tu misión en lo que respecta a Ningyō, creo que de esa manera te será más sencillo llevarla a cabo sin contratiempos.

El villano estiró su brazo en dirección de su aliado, mismo que depositó en la palma de su mano el aparato electrónico que él le había llevado a penas un mes atrás a Shigaraki a causa de su cumpleaños, pero también porque la modalidad de juego le había parecido el simulador perfecto para entrenarlo y era momento de que éste pusiera sus conocimientos en práctica. All for One analizó lo que en algún momento sirvió como entretenimiento para el niño y después de pensarlo unos segundos supo qué era exactamente lo que debía de decir.

—Gracias a este Tamagotchi fuiste participe de la experiencia de tener una mascota virtual. Tuviste que estar atento que comiera, estuviera feliz, jugara, durmiera bien y demás necesidades que presentaba, porque si la descuidabas moría. ¿No es así? —El aludido asintió con lentitud, todavía sin entender con exactitud lo que el villano buscaba transmitirle con sus palabras—. Bueno, toma esto como el juego beta o el tutorial. Te has entrenado en esta práctica, así que ahora la llevarás a cabo con algo real y tangible. Tu misión infinita desde este momento hasta que la vida de cualquiera de los dos termine es cuidar de Ningyō como lo hiciste de tu Tamagotchi. Ella se convertirá en tu mascota de la vida real, mejor que cualquiera que podrías comprar y cuidar; pero esto también conlleva en que cuidarla será mucho más complicado porque no hay ningún tipo de manual para guiarte en qué debes con exactitud, lo deberás aprender con la práctica y no perder porque si consigues un Game Over con ella no solo será el final de sus días, sino que como no cumplirás tu misión yo me encargaré de darte un castigo del mismo peso.

Si antes todos estaban sorprendidos, aquel anuncio les dejo con la expresión de incredulidad en el rostro. La mandíbula del niño casi tocaba el piso ante su sorpresa, por su lado la chica pasaba su mirada entre él y su protector al no entender con exactitud de lo que hablaban, pero interpretándolo como una cosa: ella y Tomura debían de ser amigos por orden de su maestro, cosa que casi la hizo saltar de su lugar por la emoción que sintió.

—Pero maestro —balbuceó con torpeza Shigaraki—. Ningyō es una tonta de primera, nada bueno saldría de perder mi tiempo con ella. ¡Es una misión sin sentido!

—Tu mayor problema es la falta de una visión panorámica acerca de los problemas, Tomura —explicó el mayor con calma al mirarlos con una pizca de diversión, haciéndole un ademán a la niña para que se acercara a él, sentándola en sus piernas para tener la oportunidad de acariciarle el rostro y tomarla del mentón para hacerla mirar directamente al de mechones celestes que miraba todo con su ceño fruncido—. Como saben bien ambos, nuestra sociedad desde hace algunas generaciones sufrió un drástico cambio a causa de la aparición de extraños poderes en la población, mismos que cada vez empezaban a volverse más comunes entre las personas y, sobre todo, especiales.

Ambos asintieron con lentitud, escuchándolo atentamente a pesar de que no separaban la mirada de los ojos del otro, quedando absortos por la mirada que recibían. Ningyō pensaba que Shigaraki era demasiado inteligente a pesar de su mal humor y deseaba ser como él, por su parte lo que Tomura percibió de Shitai al por fin detenerse a contemplarla con una perspectiva distinta a la del asco fue que ella parecía como una muñeca de porcelana con vida, tan frágil y delicada que parecía que con el mínimo tacto se rompería y él tuvo el impulso de desear ser quien la destrozara.

—Hay todo tipo de singularidades, algunas inútiles, pero otras como las de ustedes son gemas en bruto que deben ser pulidas para poder hacer uso de su gran potencial. Shigaraki, tus manos son capaces de destruir todo aquello que odies o no te agrade, desde la presencia de un ser inanimado como la existencia de ejércitos enteros, ¿no es así? En estos años te he enseñado a controlarlo y usarlo con precisión según tus deseos y mis órdenes. Cada día que pasa te vuelves más fuerte, pero aún no entiendes algo: nunca podrás ser un líder sin un ejército al cual dirigir.

Las palabras del hombre hicieron mucho sentido en la cabeza del jugador ya que si se veía a él mismo como una especie de jefe final eran precisamente a los súbditos que mandar lo que le faltaba. Hecho del que nunca se había detenido a pensar.

—Entonces, ¿cómo podría conseguir mi propio ejército?

—Es por eso que Ningyō está aquí, Tomura —explicó el hombre, sonriéndole a la niña, quien al ser nombrada sintió una mezcla de emoción y curiosidad de saber si acaso su figura paterna se sentía orgulloso de ella—. Pudiste haber supuesto que era niña sin singularidad, ¿no es así? En realidad, ella posee una que se encuentra en un nivel superior al de la mayoría que conozco de su existencia. Aún necesita de mucho entrenamiento y perfección de su control, pero si cuidas de Shitai como de una mascota muy especial entonces obtendrás gracias a ella el ejercito que tanto necesitas, porque ella conseguirá dominar su poder y con ello darte los peones que necesites para coronarte el rey de la partida.

Aunque Shigaraki se mostraba escéptico ante las palabras de su mentor, terminó por asentir con lentitud al no poder hacer más que aceptar su nueva misión. Debía confesar que, si bien su nuevo cometido le causaba interés al ser totalmente distinto a lo que antes se había enfrentado, no dejaba de sentir rechazo hacia la niña que no despegaba sus ojos malva de él. Pero una orden no podía ser ignorada y él deseaba más que nada en el mundo conseguir todos los logros que aquel infinito juego de su vida pudiera presentarle.

—Haré lo que me ordenó, maestro. Pero espero que Shitai valga la pena.

—Créeme Shigaraki, no te decepcionará.

Mientras aquel trato entre ellos se cerraba, la involucrada en ello se mantenía en completo silencio mientras miraba hacia sus manos. El pensar en su singularidad la hacía sentir enferma y le dolía recordar la única vez que lo había llegado a usar. Pero si All for One deseaba que ella se volviera más apta para sus planes entonces ella no le negaría nada que le pidiera porque no deseaba decepcionarlo.

Fue por eso que, a pesar de estar temblando por completo, cuando el villano le hizo saber que a partir de la semana próxima empezarían un entrenamiento exhaustivo con respecto a su singularidad, ella no hizo más que aceptar. Sabía que era demasiado débil como para controlarlo, pero si Tomura era capaz de no desintegrar todo lo que tocaba en el día a día sin su consentimiento, entonces ella lograría hace un uso efectivo del poder que le había sido entregado cuando llegó al mundo, no le importaba lo caro que resultara el precio por alcanzar su cometido.

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