ᴇᴘɪꜱᴏᴅᴇ 12: ʟᴏᴠᴇ.
Los días pasaron y Negan fue metido a la prisión de Alexandria Empezamos a unirnos con los Salvadores, pero había varias situaciones conflictivas con ellos, sin embargo, en su mayoría casi todo siempre estaba bien.
Era respetado y seguido como el líder de todas las comunidades, aun así, escuchaba murmullos de las personas. Aún había gente inconforme, y como no tenía con quien ir a desquitar o hablar de todo lo que sentía, erróneamente le contaba todo a Negan, pues creía que, era igual que hablar con Lucille, pero él parecía no tan interesado en aquello, pues él prefería que yo me enfocara en hablarle de Lucille y lo que yo sabía de ella. Aunque yo prefería cambiar el tema, pues aún me arrepentía de haberla abandonado nuevamente en una cabaña de un bosque.
Por eso y otras más razones me sentía aislado y que todos conspiraban en mi contra, esperando una mínima distracción para matar a Negan o empezar una nueva guerra con los Salvadores, pues aún había gente que no entendían que ya éramos sólo uno.
No podía confiar en nadie. Ni en Michonne ni en Daryl, por eso mismo traté de hacer otras amistades como con Jesús, el cual, había vuelto con su novia después de la guerra. Y por fin la conocí a la distancia, más, sin embargo, no le hablaba a Janine. Inclusive trataba de mostrar distancia con ella ante el recuerdo de la historia que Lucille me había contado. Y si ella, era la Janine que tanto hablaba Lucille, eso sólo demostraría que era la persona menos afortunada del mundo al ser rodeado de todo lo que me recordaba a la mujer que una vez amé. Pero ya no era tiempo de lamentarme, sino de disfrutar a mi pequeña hija; Judith, la cual era mi única compañía.
—Tú no me dejarás solo, ¿verdad, pequeña? —solté alzándola y apegándola a mí para darle un beso en la frente.
El día de hoy había convivido demasiado con mi hija, había jugado y me había divertido con ella, era bello verla crecer. Y el tenerla conmigo siendo ella mi única familia y quizá la única persona que me quería de verdad, era muy valiosa para mí. Pero cuando duraba mucho tiempo encerrado en estas paredes, mis fantasmas solían visitarme para molestarme, aunque el más frecuente era el terrible de Shane, que con burla me miraba y criticaba, arruinando el tiempo mágico con mi pequeña.
—¿Te diviertes con mi hija, viejo?
—Cállate —murmuré arrullando a mi pequeña—. Sólo eres parte de mi estúpida mente.
—Buen punto. Pero vengo a joderte un poco —indicó sentándose conmigo en el sofá, acariciando la mejilla de mi hija, pero no hice nada, pues luego podría alterar a la pequeña—. ¿Y tu mujer?
—No tengo mujer —respondí fastidiado al instante, provocando la carcajada del hombre.
—¡Es que te falta valor! —gritó abriendo los brazos hacia arriba con desesperación—. Aún recuerdo cuando éramos jóvenes... ni sabías lo que era segunda base.
—Vete a la mierda.
Shane río escandalosamente y rasco su barbilla desviando la vista de mí y de mi hija, aún divertido de mi reacción. Y aún no podía creer como, a pesar de que él estuviera muerto, él actuaba así, como era siempre.
—Vamos Rick, admítelo, estás perdiendo la cabeza.
—No la he perdido...
—Pero sí perdiste a lo que amabas.
—Tengo a Judith.
—Ella no es tu hija.
—Lo es —dije con seguridad—. Es mi hija.
—Pero no de sangre.
—Aún me queda mi familia —aseguré sin verlo, tratando de mostrarme firme, pero Shane sabía que no estaba bien.
Sus palabras me dolían porque él era parte de mi cabeza y por lo mismo sabía lo que pasaba ahí y mis problemas graves. Mis debilidades... él las conocía mejor que yo.
—Rick... Ellos no son tu familia, nunca has encontrado a tu familia desde que saliste de aquel hospital de nuestro condado.
Y cuando Shane dijo eso, sentí un enorme vacío porque todo eso era real. Nunca había encontrado a mi familia, y aunque quisiera creer lo contrario, no lo era. Había fracasado todo este tiempo, pero... no podía decirle eso a Shane, no podía mostrarme así ante él, por eso intenté aparentar.
—Claro que la encontré. Es Lucille —solté seguro, creyendo en ello—. Es Carl, es Judith... —seguí hablando de mi verdadera familia, para después continuar con aquellas personas que conocí en años duros—, es Daryl, Michonne, Rosita, Eugene, Sasha, Maggie...
—Glenn.
Silencio. Claramente, Shane sólo aparecía para joderme.
Me hervía la sangre del coraje por recordar cómo el asiático que, a pesar que no me conocía, arriesgó su vida para salvarme, y yo... sólo vi cómo moría. Pero no iba a llorar, ya había llorado demasiado y sabía que eso le gustaba a Shane. Para eso aparecía, para hacerme sufrir.
—Glenn... también él es mi familia —aclaré con voz quebrada, tratando de aparentar algo que no podía—. A todos ellos los amo y los amaré.
Miré con firmeza a Shane y él sólo me sonrió ampliamente mostrando todos sus dientes, mostrando aquella soberbia que lo caracterizaba, aquella burla que siempre sentía de mí.
—Amas a unos más que a otros, ¿no? —comentó entonces, queriendo destrozar aquella valentía que estaba fingiendo, dejándome sin palabras.
Miré al suelo por unos instantes analizando sus palabras, conteniendo el llanto para después verlo con los ojos brillosos.
—Los amo de diferentes maneras, pero los amo.
Pero Shane sólo se mofó.
—Eres un idiota, Grimes.
Y al decir aquello, desapareció. Desapareció en el momento exacto para dejarme con tanto en la mente, dejándome pensando en todo lo que me rodeaba mientras hacía mis labores de hogar.
Acosté a mi pequeña en su cama y me puse a limpiar de mi hogar, después comí un emparedado y me fui a acostar en mi cama, colocando la cámara del cuarto de Judith en mi mesita de noche para supervisar su sueño mientras mi mente albergaba la ilusión de Lucille y lo que sentía por aquella pequeña y frágil mujer.
Esa noche había soñado con Lucille, había soñado que ella me sonreía y me daba un beso. Quizá era una pequeña señal que de verdad la amaba y la necesitaba, que tenía que encontrarla. La tenía que buscar. Quizá eso era una pequeña señal que por algo la había conocido en ese momento de mi vida y por eso la había reencontrado de la misma manera que la encontré.
Quizá no importaba lo que pase, la volvería encontrar, porque como le había dicho a Shane, ella era mi familia y quizá cuando encontré a Lori y a Carl en el campamento de Atlanta, no había dicho que había encontrado a mi familia porque todavía no lo hacía, porque había abandonado parte de ella en el proceso.
Porque mi matrimonio con Lori desde hace tiempo era un caos, quizá porque ella nunca fue la indicada. Además, a Lucille para mí no era una desconocida, sentía que ya la conocía en una parte antes de todo, pero no estaba seguro en dónde y quizá por eso ahora sabía que, nos volveríamos a ver de nuevo.
Entre caminantes, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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