Quizá sí era el momento de volver a ser aquel Rick Grimes que mataba a sangre fría, quizá era el momento de dejar a mis fantasmas atrás y levantarme para salvar a mi familia, para protegerla de la gente que la lastimaba; como lo hice en la prisión después de la muerte de Lori. Ahora por fin, después de días tirado ante los recuerdos de Lucille, después de estar atrapado en mi mente, al fin me animé a dar frente a lo que me sucedía, a los problemas que tenía y había mucho que hacer.

Primero era conseguir armas, después gente, y crear un plan ideal. Todo iba bien, había conseguido diversas alianzas; alianzas con grupos femeninos que habían enfrentado a Negan con anterioridad y un grupo extraño que vivía en un basurero, solían ser desconfiando con ellos, pues sus actitudes eran inusuales, pero entre más gente, era mejor. Y, aunque me había lastimado la mano para mostrar mi valor con ellos, eran buenos aliados.

Entre mis amigos, no quisieron hablar de mi actuar extraño. Ni tanto Michonne y Daryl me siguieron cuestionando sobre Lucille, simplemente ella había quedado en el olvido y creía que eso era lo mejor, pues me había ayudado a que me dejaran en paz por un momento con todo. Hasta que, en un recorrido en el bosque, encontré un collar de oro que tenía una pequeña sirena de dije.

Cualquier conocido mío, pensaría que fue el collar que Andrea se robó de una tienda para su hermana Amy, pero en realidad esa fue la segunda vez que había visto ese tipo de collar. Y pese a mis enormes ansias de dejar atrás a Lucille, su recuerdo volvió a aparecer ante ese pequeño descubrimiento que provocó que, a pesar de los días, volviera a mí la castaña.

─Rick...

Nuevamente apareció frente a mí, viéndome con sus ojos con firmeza, volviendo a mí aquella inestabilidad que tanto me caracterizo por varios días.

─Lucille...

"Ante la desesperación de encontrar un lugar en donde quedarnos, recorrimos atentamente el lugar, pero ante tanto bosque, decidimos hospedarnos en una cabaña que encontramos cerca.

Lucille la conocía, sabía que ahí vivían una pareja con unas gemelas. Así que decidimos quedarnos ahí, la fémina nunca había estado ahí, pero si su esposo, por eso sabíamos que estaba vacío. Aun así, cuando entré, inspeccioné que todo estuviera bien y si lo estaba. Al hospedarnos ahí, la mujer recorrió la casa para conseguir ropa para cambiarse y cosas de utilidad de supervivencia.

Entonces, ahí fue cuando la castaña apareció y se sentó a lado mío en el sofá, con un collar de sirena en manos, acariciándolo con dulzura, atrayendo mi mirada.

─Siempre quise uno de esos.

─¿Una sirena?

─Sí ─respondió sin apartar su sonrisa─. Es un collar muy bonito.

─Quédatelo.

─¿No es como un robo? ─cuestionó al instante, haciéndome reír. Pese a eso, al instante me puse serio y tragué saliva viéndola, entendiendo el motivo de su pregunta.

Lucille tenía o tuvo cáncer, se había vuelto muy religiosa por lo mismo y, por ende, teme de su muerte y lo que exista después de ella. Así que entendía su preocupación, y aunque yo no era alguien de iglesia, quería calmarla con mi vago conocimiento.

─No. Además, hay gente con peores pecados y han ido al cielo ─argumenté, pero no la convencí, por eso seguí─. Y.... todos somos pecadores. No creo que Dios te castigue por algo tan mínimo.

Y Lucille rio, y yo también. Y eso era suficiente para tener una noche agradable."

─¡Rick!

Desperté de mi ensoñación al instante, encontrándome que el que me había llamado era Jesús mientras yo aún miraba atento el collar en mis manos. A aquel collar que estaba sucio y roto de la cadena, pero que en definitiva se parecía mucho al de Lucille.

Suspiré y levanté la vista, encontrándome los ojos de Jesús que parecía confundido y extrañado ante mi comportamiento, sin embargo, sonreí y lo miré calmado.

─¿Estás bien? ─cuestionó al instante el hombre mirándome con preocupación─. Andas muy distraído.

─Perdón, Jesús ─susurré con pena─. No me he sentido bien...

─¿Has tenido...? ─preguntó y se detuvo al instante, viéndome con pena─. Olvídalo ─mencionó tratando de cambiar la conversación, pero lo seguí viéndolo extrañado ante su pregunta sin terminar, por lo mismo el hombre volvió a hablar: ─Michonne me contó ─admitió incómodo y yo suspiré rascando mi cabeza y desviando mi mirada, apenado.

─Se suponía que era secreto...

─Sólo... me dijeron que estabas mal por tus fantasmas ─admitió nuevamente apenado que yo supiera sobre esto y suspiré desviando la mirada.

─Sí...

─¿Hay algo más? ─inquirió intrigado, a lo cual asentí.

Pues, aunque no solía hablar mucho con él, Jesús ya conocía mucho de mí. Además, una característica sobresaliente de él es su benevolencia que bien, siempre ayudaba a que todo con Jesús fuera más fácil. Y por lo mismo, se sentía un aura de confianza para confesar mis problemas con el hombre.

─Tienes novia, ¿no? ─pregunté entonces, atreviéndome a contárselo. A lo cual, él extrañado, asintió.

─Sí, se llama Janine. Ella...

Y con eso perdió completamente mi atención al darme cuenta que ese nombre ya lo conocía. Lucille lo mencionaba muy seguido y que, en este tiempo, todo lo de ella volviera a mi mente, me hacía sentir extraño.

─¿Dónde está esa Janine? ─cuestioné interrumpiendo su plática, provocando que me mirara extrañado.

─Ya no está aquí.

─¿Murió?

─No quiere una guerra contra Negan.

Y eso fue otro foco rojo sobre lo que estaba descubriendo últimamente.

Entre caminantes, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧