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ᴇᴘɪꜱᴏᴅᴇ 06: ᴜꜱ.

Los días pasaron, mis amigos deseaban que reaccionara y dejara mis fantasmas atrás, que dejara de servir a Negan y empezara una guerra, que fuera el Rick Grimes que conocieron y que seguían sin dudar. Que fuera aquel Rick Grimes que asesinaba a sangre fría. El que mató a un hombre en la casa de Dios, el que mordió el cuello de otro, el que destrozó el cuerpo de un maldito pederasta, el que sólo existía para proteger a su grupo de supervivientes, a sus muertos vivientes.

Pero yo no podía volver a ser aquel hombre, no ahora con los recuerdos invadiéndome. Estaba cansado y exhausto, necesitaba de mi tiempo para dejar atrás todo lo que me abrumaba, por ello, estaba como estaba. Envuelto en recuerdos y en mi mente perturbada que miraba al pasado con melancolía, el que seguía atrapado en los recuerdos viéndose como un reflejo vago en la convivencia de una dulce mujer que, si no hubiera abandonado, seguiría viva.

Atrapado a lado de "un hubiera" que cambiaría completamente mi vida. Imaginando miles de universos en dónde Lucille estaría conmigo hasta ahora.

¿Ella hubiera aceptado a aquel granjero que me convertí en la prisión? ¿Ella hubiera aceptado al estúpido hombre que dejó morir a una niña en el bosque? ¿Hubiera tenido al psicópata que no respeto la casa de su Dios? ¿Ella lo creería poco hombre por aceptar a una niña como su hija, pese a que sea hija de su mejor amigo y de su esposa? ¿Ella hubiera querido estar conmigo, aunque conociera a Lori?

Ella merecía estar con nosotros. Lucille merecía ser parte de los muertos vivientes, de los sobrevivientes... Lucille debería seguir viva y no solamente atrapada en mi cabeza.

¿Lucille estará en el cielo que ella tanto creía?

Ella merecía el cielo, pero, en definitiva, anhelaba que ella no estuviera muerta para poder verla una vez más... como lo estaba haciendo ahora, porque mi Lucille estaba frente a mis ojos. Siendo un sutil fantasma posado en la silla frente a mí como en otros días, dejándome otra vez con aquel escalofrío e incertidumbre sobre qué le habría pasado a aquella mujer que no lograba salir de mi cabeza.

─Lucille...

─Mande, Rick ─murmuró con delicadeza, siendo ella, siendo... una completa ilusión.

─Deja de atormentarme... ─rogué aún embriagado como otros días, dejándome hundir en la tristeza. Incapaz de recolectar cosas para Negan ni enfrentar a mi molesta comunidad.

Era un don nadie. Un fracasado. Un idiota.

─No te atormento ─respondió la fémina con una risa ligera, tapando su boca con pena, ante mi comentario.

─Lo haces...

Y una vez más, Lucille se río en mi rostro, pero no me molestaba que ella se riera de mí, por ser ella.

─No. Tú mismo lo haces ─respondió seriamente, pero a su vez, mirándome con compasión ante mi desesperación y mi notable deterioro─. Tú y tu mente estancada en el recuerdo del nosotros, pero ya no hay nada que recordar, ya no hay nada que vivir... ─dijo remarcando cada una de las palabras con dureza y firmeza, provocando que le mantuviera la vista para asegurarme de lo que decía fuera cierto, pero... ella era un fantasma, una creación de mi mente. Así que, hablaba conmigo mismo al final─, fuimos, pero no volveremos. ─terminó de decir su cruel discurso sin pestañear ni emitir ningún gesto ni nada, dejándome más acabado que nunca.

─¿Por qué no? ─gesticulé muy apenas, procesando todo.

─Porqué nunca fuimos nada.

Y vaya que dolía.

El dejar ir a alguien como Lucille era imperdonable y mi mente me lo recordaba de tantas maneras que estaba a punto de estallar mis sesos con una pistola, pero, uno, no tenía armas y dos, no podía dejar a Carl ni a Judith solos.

─¿Es mi mente torturándome la que te hace decir esas cosas? ─cuestioné entonces, esperando que mi mente quisiera ser bueno conmigo al menos una vez, pero parecía no funcionar.

─Dímelo tú.

─Yo creo que sí hubo algo entre nosotros...

─Pero ya no importa ─dijo con sequedad─. Porqué estoy muerta.

Y solté un suspiro profundo y cerré los ojos con fuerza, teniendo una pequeña visualización de Lucille siendo caminante. Una visión como la que solía tener de Lori cuando murió. Instantáneamente comencé a golpear mi cabeza, hasta escuchar unos pasos acercarse a mí. Abrí los ojos y me alcé de mi asiento, contemplando a Rosita entrar en la habitación con Judith en brazos, observándome perpleja y aterrada, con su perfecto rostro puesto en mí que ahora lo decoraba una cicatriz en la mejilla creada por los salvadores.

Rosita los odiaba a muerte y ellos lo sabían, por eso siempre la molestaban a ella. Y por ello, la latina me odiaba ante mi decisión de no lastimarlos, pero, aun así, me apoyaba a cuidar a Judith mientras yo estaba inestable.

Todos sabían que yo no estaba en condiciones para ser el líder ni para ser papá.

─¿Vine en mal momento? ─interrogó la latina, dando unos pasos hacia atrás, como defensa, lo cual hizo que mis ojos se empezaran a llenar de lágrimas por lo perdedor que me podría ver en estos momentos.

─Rosita... yo... ─gemí, pero ella me interrumpió con rudeza.

─No digas nada. Sé que fuiste más unido a Glenn que a Abraham, sin embargo, no debes sentirte culpable de ninguno de los dos ─indicó con las lágrimas también adueñándose de su rostro─. Los culpables son ellos; los salvadores, y entiendo porque no quieres luchar, pero aún no es tarde. Así que, Rick, sé que sigues en duelo, tómate tu tiempo, pero tampoco te excedas. Yo creo en ti: creo en Rick Grimes.

Las lágrimas de la latina empezaron a caer, su voz rota y la descomposición de su rostro me dolían. Me dolía ver a una guerrera como Rosita Espinosa de esa manera.

─Gracias, Rosita. ─me limité a decir con una sonrisa, mientras ella se limpiaba las lágrimas con una mano, pues con la otra, aún cargaba a Judith.

─De nada ─dijo dando otros pasos hacia atrás, desviando la mirada de mí─. Seguiré paseando con Judith.

─Rosita... ─le llamé antes de que desapareciera de mi vista y ella detuvo de sus pasos, alzando la mirada hacia mí, sorprendida─, ¿podrías encargarte de ella por unos días?

─Rick... yo...

─Por favor... no creo ser capaz ─indiqué con la voz rota─. Y Carl aun es un niño para tener responsabilidades tan grandes.

Y sabía que pedía mucho. Esto era mucho para Rosita, era un candado para que no siguiera con sus planes de acabar con Negan o recuperar a Eugene, porque en efecto, Negan se dio cuenta de las capacidades del hombre y se lo llevó. Negan se llevaba y mataba gente a su antojo en Alexandria y yo no hacía nada para acabarlo... Y aunque la latina parecía no estar de acuerdo con mi petición, acepto de igual manera.

─Lo haré. Sólo... ten cuidado.

Y se retiró, azotando la puerta con mi hija en brazos, provocando que cerrara los ojos exhausto, pero al abrirlos, ya no estaba Lucille, ni Shane atormentándome, ahora estaba Lori.

─No, tú no...

Pero ella sólo sonrió mientras yo cerré los ojos cansado y frustrado, empezando a llorar desesperado entre gemidos. Exhausto de todo.

─Lori, déjame...

─Lori no está ─dijo Lucille, pero no me animaba a abrir los ojos, porque temía que viera de nuevo a Lori ahí─. Sólo estoy yo.

─¡Ella estuvo aquí!

─Sí, pero no por mucho tiempo ─indicó la fémina, pero, aun así, yo no abrí los ojos─. Ella sólo quería brindarte un apoyo pequeño.

─Hizo que empeorara.

─No, Rick ─soltó Lucille y abrí los ojos al sentir el calor de la castaña en mi piel─. No es así.

Y aunque la hermosa Lucille estaba ahí para darme paz ahora, yo me sentí tan débil y tan perdido, que tenía pena de mí mismo.

Entre caminantes, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

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