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ᴇᴘɪꜱᴏᴅᴇ 03: ꜰᴀᴍɪʟʏ.

"El bosque hacia todo peor. El calor era latente junto a la humedad, y el caminar dando círculos en las mismas áreas de siempre, en busca del esposo de Lucille y esperando un día más para buscar a mi familia, empeoraba la situación.

Caminar y caminar en el bosque, era nuestro único pasatiempo. Debes en cuando compartíamos miradas, pero sólo eso, pues yo no tenía ansias de hablar, más que nada porque eso atraía la atención de los errantes, y eso complicaba todo. Aún no nos adaptamos a ellos y no sabíamos cómo matarlos.

Suspiré y seguí mi camino mientras poco a poco la castaña empezaba a crear una conversación sobre su pasado. Y, aunque me agradaba Lucille, no estaba prestando demasiada atención a su conversación por estar más alerta a lo que había alrededor y los posibles peligros que se avecinaban. Y la mujer se dio cuenta, que indignada por la falta de atención que le brindaba, detuvo sus pasos, cruzó sus brazos en su pecho y detuvo nuestra caminata con un bufido.

Comisario, ¿me estás escuchando? cuestionó indignada, lo cual me sacó una risa por su postura.

No... Lo siento admití con pena, desviando la mirada.

Lo imaginaba dijo ampliando su sonrisa y acercándose a mí mientras la miraba con cautela. ¿Qué tanto piensas?

Y al verla así, con timidez y su rostro tan expresivo y dulce, caí en cuenta que era una mujer muy bella. Demasiado, diría yo. Era como esas chicas con las cuales yo caía enamorado en mi adolescencia, pero hoy en día no. Tenía a Lori, a mi esposa, con la cual hice una promesa en el altar y la cumpliría hasta el final.

La mujer seguía atenta a mí, seguía viéndome fijamente, esperando una respuesta, pero yo no podía decirle lo que realmente pensaba, porque eso era un secreto.

¿Tu familia? cuestionó entonces, interesada y preocupada, viéndome con ojos caídos, a lo cual suspire apenado.

Porque, aunque desde que desperté de en coma había marcado mi propósito de encontrar a mi familia, ahora que estaba aquí, no había pensado con tristeza la búsqueda de mi esposa e hijo. Sabía que tenía que encontrarlos y lo haría, pero también tenía que ayudar a Lucille. Con desespero, asentí a sus palabras, tomando su pregunta como respuesta, abriéndome un poco a algo de lo cual casi no pensaba.

Temo que ya sea demasiado tarde...

No lo será dijo al instante la fémina acercándose a mí y tomando mi brazo por sorpresa, pero no me aparte. Como también, no será tarde para mi esposo.

Pero en eso ella estaba equivocada. Midiendo el tiempo y lo peligroso que era el mundo ahora, era claro que su esposo no había vuelto ni se había visto porque él era un caminante, o quizá este simplemente la abandonó. Según Morgan, te convertías en errante si te mordían, quizá Negan había sido mordido.

Ya quiero que se conozcan admitió la mujer con dulzura. Él es una gran persona, antes de todo, solía ser maestro de educación física... ya sabes aclaró nuevamente comenzando a caminar, lo cual fui detrás de ella, ahora sí siendo atento a sus palabras. También... jugaba mucho con los niños a un juego... susurró recordando con melancolía, no sé cómo se llamaba, pero es el que dice "eeny meeny miny moe". Siempre tuvo un encanto con ellos... confesó con dulzura abrazando su pequeño cuerpo. Aunque ahora es más de videojuegos..., peleaba con niños en él.

Y ambos reímos. Parecía que ese Negan era muy divertido o alguien con un humor muy extravagante. Aun así, entre las palabras de Lucille había tristeza, parecía como si ella ya supiera que él estaba muerto o él no era lo que ella decía, que todo eso era una ilusión. Pero aún no quería admitirlo en voz alta.

¿Tú eres bueno con los niños? cuestionó entonces, después de un momento en silencio, volteando a verme, a lo cual me tomó por sorpresa, y la miré de soslayo sin saber que decir. Así que, después de un instante, decidí hablar.

Creo que sí. ¿Por qué?

Sólo quería saber aclaró con dulzura, viéndome a los ojos. Se nota que eres buen padre.

¿Tú no tienes hijos? pregunté al instante, notando como su mirada caía.

Grave error.

Había hecho una pregunta imprudente, pero pese a ello, la mujer decidió hablar.

No. Quería... pero, no...

¿Puedo saber la razón? cuestioné entonces, notando su indecisión ante esto.

Parecía que quería contarme de ello, pero a la vez tenía pena o desconfianza. Parecía ser algo fuerte o algo que le apenaba, y en esta ocasión, parecía que la mujer no se animaba a contestar. Al parecer esto era algo muy fuerte, y tenía que respetar.

Perdón por preguntar...

No, eh... soltó decidida, aun así, con temblor en su voz. Hubo un tiempo en que mi pareja era... muy infiel. Fue muy difícil para mí... admitió desviando la mirada, no había confianza y.... ahora ya es mejor hombre, estaba mejorando, sólo por... titubeo y después suspiro, cerrando los ojos y jugando con sus manos, dejando de caminar. Yo tenía una amiga... susurró en un hilo de voz que me estrujo el corazón al entender a lo que venía con la historia. Él... según iba a cambiar, íbamos a tener hijos por fin porqué ya no me iba a engañar confesó rápidamente, aún avergonzada, pero cuando me detectaron cáncer, me enteré que mi esposo y mi "mejor amiga" Janine eran pareja...

Y ahí rompió en llanto. Durante unos minutos no sabía qué hacer, era algo muy fuerte y me daba pena la mujer. Se miraba tan frágil y tan adolorida... ella no lo merecía. Esperé que se calmara y me acerqué a ella con dulzura, esperando no dañarla más con mis preguntas.

¿Él sabe qué te diste cuenta?

No contestó al instante, sin rechistar. Estuve a punto de decirle, pero me resistí. Cuando me detectaron cáncer en el seno, fue temprano, me quitaron de esté, sin embargo, aún debo cuidarme y hacerme chequeos para que no vuelva a pasar.

¿Tenías quimioterapias? pregunté cambiando de tema para sanar más su tristeza.

Sí. Por eso no tengo cabello...

─Perdón, soy ignorante en ello admití avergonzado.

Me doy cuenta...

Pero no me reí ni ella tampoco. No había sido una broma como antes, lo había dicho con coraje. Me tenía coraje. El silencio reinó y me sentí infeliz por un instante, pero en busca de suavizar el ambiente, volví a hablar, cambiando completamente el tema.

Yo creo que mi familia está bien. Creo qué... Shane, mi mejor amigo, los salvo.

Esperemos y sí.

Silencio de nuevo. Ella estaba dolida, demasiado, por eso no dejaba de verla con pena hasta que ella, en un brusco y rápido movimiento, introdujo su mano bajo su blusa y sacó de ella un seno falso. Lo miré sorprendida, notando como en su pecho faltaba un seno y era el que portaba en su mano. Desvíe mi mirada apenado, sin creer lo que habían presenciado mis ojos y esperando el momento adecuado para pedir perdón por verla en ese momento, pero ella parecía no importarle aquello.

Perdón. Tengo demasiado calor y me urgía quitármelo.

No hay problema aclaré con dulzura, aún sin verla a los ojos, sintiendo el momento más incómodo de todos."

Abrí los ojos y desperté de aquel sueño que más bien era un recuerdo, y empecé mi día. Preparé algo de comer, era algo simple como tacos de frijoles, y para Judith, un puré de manzana. Comí rápidamente dos tacos, para dejarle cuatro a mi hijo para que comiera bien. Obviamente le mentiría que yo también había comido cuatro y que ambos habíamos comido lo mismo.

Traje a mi pequeña hija y la senté en la mesa para darle de comer. El pequeño ángel disfrutaba de mi pésima comida mientras en mi mente sólo daba vueltas en la dulce y angelical Lucille. Entonces, apareció mi hijo Carl sacándome de mis ensoñaciones y trayéndome a la realidad.

─Buenos días.

─Buenos días.

Mi hijo se sentó en la mesa y empezó a comer en silencio toda la comida, mientras yo alimentaba a mi hija. Lo miré de reojo, notando que comía con desesperación sacándome una leve sonrisa.

─¿Está rico?

─Claro, papá.

Y sonreímos ambos mientras de nuevo me inundaba en mis pensamientos viendo a mi hijo.

─Carl... ─lo llamé con pena─. ¿Qué piensas de Negan?

─Que debería morir ─admitió al instante, mirándome con seriedad─. ¿Por qué?

─Quería saber tu opinión.

Y mi hijo sólo rio con ironía.

─¿Es por qué ya soy mayor?

─No ─respondí al instante─. Aún eres un niño.

─No lo soy.

─Si lo eres.

Y después de eso, el silencio reinó mientras mi cabeza no paraba de pensar, ya no en Lucille, sino en mi hijo Carl y su rápido crecimiento que se vio obligado ante el cruel mundo. Realmente esperaba que Judith si tuviera una infancia más real e inocente como debía ser. Lucille decía mucho eso. Lucille hablaba de los niños como seres de luz e inocencia, que no eran culpables de las atrocidades del mundo y por eso debían ser protegidos.

Definitivamente Lucille tenía razón y por eso sonreí. Recordando ahora a mi viejo amigo Hershel y como él también pensaba igual que Lucille... ambos eran iguales, quizá se hubieran llevado bien. Eran ambos buenos y ambos los perdí...

─¿Papá?

─¿Mandé?

─Judith...

Al instante miré a mi hija, dándome cuenta que toda su barbilla y ropa estaban sucias. Todo este tiempo la había alimentado mal por estar distraído. Apenado, comencé a limpiar la ropa de mi hija con una servilleta, sin saber qué hacer ante la mirada acusadora de Carl.

─Disculpa.

─Andas muy distraído ─indicó mi hijo─. ¿Qué te paso?

─No... eh, perdón.

Y mientras limpiaba a mi hija, huyendo de la analizadora mirada de mi hijo, seguí inundado en mis pensamientos, imaginando un mundo con Lucille viva. Con Lucille estando aquí y con Lucille perdonándome...

Entre caminantes, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧

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