Episode 13: Behind the rose.
"Today I meet a woman
I don't think you know
she show a smile, nobody's ever shown"
"Is all those little things she does
that let you know
that's the beauty behind the rose"
"You can take back a song, once it's been wrote
but that's the beauty behind the rose."
Behind the rose de Tom Odell.
El tiempo era un viejo amigo mío, que me recordaba lo cruel que podía ser conmigo la vida. Mis fantasmas poco a poco me fueron abandonado, conforme volvía cada vez más a mi papel de líder. La unión de las colonias aún era un caos, pues las personas no querían ser parte de algo, pero se seguía en la lucha. Mi hija Judith había crecido, convirtiéndose en una pequeña nena que quería conocer el mundo y estaba a punto de dar sus primeras palabras. Mi círculo de amistades había cambiado para bien, ahora era más unido a Jesús y, por ende, después de tanto evitarlo, un día decidí conversar con Janine. Al principio estaba muy incrédulo en hacerlo, pero cuando finalmente me animé, ocurrió algo increíble en mi vida.
Sabía que desde que decidí meter a Negan a la cárcel, debí de buscar inmediatamente a Lucille y comenzar aquello que dejé inconcluso hace años, pero mis fantasmas me lo impedían. Por ende, aquel día que Janine y yo hablamos fue como un portal que abrió al mejor momento de mi vida: el volver a mi historia no contada. Pues aquella pelirroja había cambiado mi vida con unas pocas palabras compartidas.
—Hola.
—Hola, Rick, ¿cierto? —saludó ella con una amplia sonrisa, su cabello rojizo parecía no ser tan marcado como hace un tiempo cuando la miré a la distancia por primera vez, pero aun así era muy bella y su cabello seguía destacando.
—Sí... —susurré imaginándola junto a Lucille, imaginando a ambas interactuando como viejas amigas—. Tú debes ser Janine, la pareja de Jesús, un placer —saludé entonces alzando mi mano hacia ella para estrechar de nuestras manos, pero ella alzó el puño sin eliminar su sonrisa gigante.
Entre cerré los ojos extrañado, pues sólo dos personas antes de ella habían hecho eso conmigo.
La primera había sido Lucille, que un día mientras conversábamos y quedábamos en un acuerdo, ella chocó puños conmigo. La segunda vez fue cuando conocí a Tara. Ella al sentir confianza conmigo, hizo aquel acto que me causó gracia porque de esa misma manera había actuado Lucille.
Ambas eran mujeres mayores que desprendían un alma de pureza, como Janine.
—Un gusto, sheriff —indicó cuando acepté su saludo, mostrándose nerviosa—. ¿Se te ofrece algo?
Y en efecto sí se me ofrecía algo, pero no sabía cómo la mujer reaccionaría. Aun así, calmado le sonreí, dispuesto a hablar.
—Sí... sólo... no sé si te molesté —susurré aún sin saber cómo expresarme. La miré de reojo y ella parecía intrigada—. Es sobre tu pasado.
Janine abrió los ojos asombrada y dirigió su vista de inmediato en Jesús que se encontraba a cierta distancia comprensiva para que no escuchara nuestra conversación, aun así, la mujer parecía asustada.
—¿Qué sabes de mi pasado? —cuestionó alterada, sin eliminar la sorpresa en su rostro. Y sabía que con esa mirada que ella me diría todo.
—Lo de Negan y Lucille.
Y al decirlo, ella retrocedió dos pasos asustada, se puso completamente roja y abrió más sus ojos ante el asombro.
—Rick... yo...
Empezó a titubear, pero yo la calmé acercándome a ella y exclamando un silencio con los sonidos de mi boca.
—No te apures. Quiero saber por qué... —dije bajando el tono de voz para que se sintiera segura, además, también era un secreto mío—, conocí a Lucille...
—¿Conociste a Lucille? ¿Ella vive? Por Dios... —soltó alzando más la voz de lo que me hubiera gustado, atrayendo miradas curiosas de unos cuantos, pero ella parecía no importarle—. ¿Dónde está? Me siento como una idiota, Rick...
Apreté los labios serio sin saber cómo continuar, notando como ella poco a poco se iba preocupando cada vez más por sus decisiones pasadas.
—No es tu culpa —indiqué con una pequeña sonrisa—. Sólo... quisiera que me hablaras de ella.
Al instante, la fémina aterrizó su mirada en mí y me miró extrañada sin entender mi petición, hablando en el proceso.
—Si la conociste, ¿por qué quieres saber de ella?
—Quiero saber sí era lo que yo recuerdo.
Ella asintió juntando su boca en una fina línea, cansada, pero decidida.
—Conocí a Lucille en una cafetería. Ella me miró triste por mis... terribles relaciones amorosas, y me hizo compañía a tal punto que al salir de esa tienda fuimos grandes amigas —empezó a decir desviando la mirada de mí para ver el suelo con una leve sonrisa y con sus lágrimas cayendo—. Ella me hablaba mucho de su esposo y de su vida, sobre sus proyectos... Ella era muy soñadora..., quería ser una total empresaria.
Y en efecto, así era mi Lucille, sólo que frente a mí mostraba aquel miedo e inseguridades que tanto la albergaban. Mostraba que ella no era nadie y no merecía reconocimiento, pero ella sí lo merecía.
—Es... era la persona más dulce que conocí —admitió en un sutil murmullo—. La verdad, pese a.... lo que paso con Negan, yo... sigo sorprendida por lo buena persona que fue ante tantas infidelidades.
Y la mujer ya no pudo más y estallo en lágrimas, dejándome perplejo sin saber que hacer o que decir ante la tristeza de la mujer.
Podía sentir las miradas cerca de nosotros, podía notar a Jesús tenso a la distancia, como queriendo venir hacia acá para saber que sucedía, y Janine también lo sentía.
—Jesús lo sabe. Se enteró porque tengo un diario... —siguió hablando la mujer con una pequeña risa—. Quería crear un libro con... los sucesos del apocalipsis para cuando todo acabará. Ahí habló de ellos y.... él lo sabe...
—También Lucille.
—¿Qué? —soltó sorprendida viéndome boquiabierta, a lo cual, tragué duro continuando con ello.
—Ella me lo confesó.
—¿Y qué piensa ella? ¿Sigue viva? —interrogó rápidamente, apegándose a mí, haciéndome retroceder.
—Te perdona —indiqué dándole paz—. Y ahora voy a buscarla para asegurarme que está viva.
—Voy contigo.
—No. Esto es algo que debo hacer solo —dije al instante—. Lucille... es importante para mí.
—Rick... no te conozco mucho, pero sé que eres una excelente persona y ella también —admitió dándome aquello que nadie nunca me había dado, ni los más cercanos a mí: esperanza—. Suerte.
Y ante eso, di la vuelta dispuesto a buscar a Lucille en aquella cabaña donde la encontré por última vez, sintiendo la mirada de varios puesta en mí.
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El correr hacia la cabaña como si mi vida dependiera de ello, fue una fuerte energía que me acompañó en cada segundo. Aún no podía creer que, a pesar de que sólo había estado aquí una vez, había grabado aquel lugar en mí de una manera tan profunda, que conocía el camino a la perfección.
La verdad era que no tenía mucha fe en verla a ella en el lugar, pero conforme me iba acercando y la contemplé a ella fuera de la cabaña, rompiendo leña en la puerta, sabía que todo esto era real.
—¡Lucille!
Al instante, la mujer alzó la vista hacia mí mostrándose molesta.
—Dije que no hablaría contigo —soltó seca, dejando la madera y caminando hacia la puerta, no dejando que la contemplara.
—Negan no está muerto.
Y al decir aquello, ella dio la vuelta hacia mí y me miró confusa. Seguía igual de siempre. Su largo cabello castaño lucia apagado y enredado, tenía muchas hojas secas en él y su rostro estaba sucio y pálido. Estaba delgada, pero aquello no se apreciaba por su ropa holgada.
La mujer se adentró a la cabaña y agarró agua de un bote y se enjuago su cara, y comenzó a quitarse las hojas de su cabello con desesperación ante mi atenta mirada.
—¿Cómo creerte? —cuestionó evitando mi mirada.
—Está en una prisión de mi comunidad por sus... delitos —admití—. Puedes ir a verlo.
La mujer dejó de arreglarse. Su rostro ya estaba limpio, pero aún su cabello era un caos. Aun así, eso no evito que me mirara extrañado sin creer mis palabras.
—Era tu esposo —dije—. Tienes derecho de visitarlo.
—En realidad yo ya me consideraba viuda desde hace años. Y ahora que apareciste con esas noticias, pienso divorciarme oficialmente. ¿En tu comunidad hay eso? —cuestionó con sarcasmo, sorprendiéndome—. No quiero saber nada de él.
—Pareces otra —solté entonces asombrado, provocando que ella soltara un suspiro que más que nada parecía un gemido casi llanto, fastidiada.
—Me volvió a fallar —soltó con ira—. Me abandonó, se acostó con cientos de mujeres, uso mi nombre para matar gente inocente. ¡Mi esposo es un monstruo! —alzó la voz fastidiada, molesta y con ira, se notaba el dolor en su voz y el rencor en ella. Y la comprendía, aun así, estaba impactado por su arrebato.
—Creí que no me creías...
—No lo hacía —dijo al instante viéndome con sus ojos quebrados—. Pero te dije que observaba a la gente, y lo vi hacer... cosas asquerosas.
—Lo siento...
—No sé porque siempre elijo a hombres malos —mencionó dolida—. Rick... sigo creyendo que debes ser el mejor hombre que he conocido y yo... —soltó en un gemido y prosiguió a limpiarse el rostro con el agua del bote que tenía, aún hincada en el suelo—, te quiero. Te quiero y mucho.
—Lucille...
—Pero... no lo sé...
Y quizá esto era otros de mis sueños, pero no era coincidencia que de nuevo la haya encontrado en este lugar y no perdería la oportunidad. No de nuevo.
—Lucille... yo te amo.
Lucille al instante fijo su vista en mí y comenzó a llorar. No un llanto de felicidad o algo por el estilo, era un llanto de dolor que me desconcertó.
Me puse en cuclillas para estar a su nivel y coloqué mi mano en su hombro, estrechando de este mientras ella seguía llorando, hasta que tomó un instante para parar y verme.
—No te voy a mentir. Me gustaste ese mes, sólo... tenías familia, y yo también —admitió entre sollozos, viéndome a los ojos—. Y te alejaste, ahora... ambos estamos libres... o.... eso quiero creer...
—No he estado con ninguna mujer. Bueno... —dije colocando mis labios en una fina línea—, no te mentiré. Empecé a sentir algo por una mujer de mi comunidad, pero ella estaba casada con un hombre abusivo. Ella... sufría. La besé y luego maté a su esposo, por lo que le hacía...
—¿Qué paso con ella? —cuestionó entonces, impactándome, pues creía yo que esa no era la parte más importante de la historia. Por lo mismo, incliné mi cabeza a la izquierda viéndola atentamente.
—¿No te importa la gente que maté? —interrogué extrañado.
—No... No importa a la gente que mataste —admitió limpiando su rostro con sus manos, sin despejar nuestras miradas—. Mataste gente de seguro antes de todo esto por tu trabajo, pero lo hacías por algo "bueno", y sé, que sin importar la gente que hayas matado ahora, lo hiciste por algo.
—¿Y por qué no podía matar a Negan? —cuestioné aún extrañado de las palabras de esta nueva Lucille.
—Porqué aún seguía creyendo en él.
Al instante, me sonrió con tristeza, dejándome perplejo, a lo cual relamí mis labios y continué con mi conversación con ella.
—Jessie murió por culpa de los caminantes.
—Lo siento.
—Cuando murió, me acordé de ti —dije viendo el suelo de la cabaña, siendo incapaz de verla a los ojos—. Creí que tú así habías muerto por mi culpa.
—Rick, sigo viva.
—A veces creo que eres mi imaginación —admití viéndola a los ojos y ella colocó su mano en mi mejilla, acariciando de ella.
—Igual lo pienso.
Y ahí, viéndonos ambos a los ojos, me fui acercándome a ella poco a poco. Cuando estuve a escasos centímetros de los labios de ella, cerré los ojos y con ayuda de ella, se acortó el espacio uniendo nuestros labios al fin.
Al principio fue una sutil caricia en un beso, pero poco a poco la intensidad fue en aumento. Nuestras bocas se unían perfectamente y continúan un riguroso camino en conjunto.
Tomé de las mejillas de la mujer y apreté de estas, para que ella abriera más la boca y poder explorar más de ella, pero antes de cualquier otro movimiento me aparté de ella sin soltar sus mejillas. Aún con su rostro en mis manos, junté mi frente con la suya sin abrir los ojos, creyendo aún que esto era una ilusión, por ende, hablé con la voz quebrada.
—Lucille yo... no puedo creer que...
—Rick —llamó, pero no abrí los ojos, por eso sentí que ella apartó su rostro del mío—. No soy tu imaginación, no estoy muerta, y de verdad quiero estar contigo.
Y al escuchar aquellas palabras de ella, la miré a los ojos al fin y noté que era cierto. Ella realmente estaba aquí, ella realmente estaba viva y ella realmente había sentido y siente algo por mí. Y esta podía ser la última vez que nos viéramos de nuevo, y quizá sería una oportunidad para convencerla en vivir en Alexandria o esta sea una despedida, pero sea lo que pase después de este momento, no me quería apartar de Lucille.
Lucille, la flor más preciada de mi mundo.
Entre caminantes, Mad-ClepGirl (Dianessa)🐧
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