
✘ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪꜱᴇɪꜱ ⚠️
⚠️ Capítulo con contenido sexual explícito.
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Hubo un silencio durante varios segundos, lentos y agonizantes, llenos de expectación por lo que estaba por venir. La adrenalina cabalgaba por sus venas como fuego ardiente que lo quemaba por dentro. El corazón de Jimin latía a toda prisa al mismo tiempo que se esforzaba por respirar con normalidad cuando el cuerpo de Jungkook se puso completamente rígido detrás suyo. Aquel no dijo nada y no hizo ningún movimiento, simplemente se quedó allí, poniendo nervioso a Jimin por la espera. Por primera vez estaba siendo atrevido, quería voltear y mirar la expresión en su rostro pero no podía moverse.
Todavía tenía miedo, miedo de dejarse llevar y permitirse sentir demasiado. El anhelo por el otro hombre había crecido tanto sin darse cuenta, sin embargo, por fin comprendía que no era el único que se sentía así...
Finalmente, Jungkook dejó de contenerse y deslizó su mano áspera sobre el estómago de Jimin para terminar de atraerlo hacia sí mismo con un jalón, desapareciendo cualquier distancia que aún quedaba entre ellos. Aquel jamás había sido delicado o cauteloso, Jimin tampoco quería que lo fuera. Le gustaba que usara su fuerza y le demostrara lo que podía hacer con ella. Se mordió los labios al sentir aquellos músculos abultados presionando contra su espalda mientras que las grandes caderas de Jungkook amortiguaron su peso cuando lo obligó a inclinarse hacia atrás. No había ropa que se interpusiera entre sus pieles ardientes y debajo del agua, Jimin distinguió algo duro presionándose directamente contra la curvatura de su trasero.
El miembro de Jungkook estaba enderezado, ubicado en la posición perfecta contra el lugar más prohibido de su ser. Se deslizó un poco por esos rumbos y tras un leve respingo de Jimin, la mano de Jungkook fue rápida cuando presionó su vientre con más fuerza para evitar que se alejara.
—Tranquilo... — dijo con voz pesada, teniendo que bajar la cabeza hasta que su respiración caliente golpeaba contra la nuca de Jimin, a quien se le erizó cada centímetro de la piel —. No te haré nada malo, lo prometo. Solo...—con poca fuerza de voluntad, Jungkook arrastró su nariz por el lateral de su cuello hasta llegar a la parte trasera de su oreja, esforzándose por respirar con decencia —déjame tenerte un momento... Déjame tocarte... —pidió —Me está matando mirarte todos los malditos días pero no poder tocarte como realmente quiero...
Jimin sintió una fuerte sacudida en el corazón por sus palabras. El mundo entero le dio vueltas, desestabilizándolo de su centro como si una ola lo hubiera revolcado. La emoción crecía. Parecía un sueño tener a Jungkook a sus espaldas, rogándole en el oído por un poco de contacto, poniendo en riesgo su dignidad. Tal vez el alcohol estaba haciendo que dijera estas cosas, pero se sentía increíble escuchar de su propia boca que lo deseaba.
Jungkook lo quería.
Jimin también lo quería, lo quería tanto que lo odiaba.
No tenía caso seguir conteniéndose.
—Tócame, Jungkook — Jimin siquiera se esforzó por que las palabras salieran de su boca. Estaba suplicando, retorciéndose bajo su brazo musculoso y se sintió natural decirlo endulzando el tono de su voz para que supiera que también lo deseaba —. T-tócame, por favor, quiero que lo hagas.
Y esta vez no quería detenerse.
Jungkook solamente necesitó la respuesta de Jimin para darle rienda suelta a su apetito desenfrenado. Los dedos de Jungkook se clavaron en la carne de sus caderas con avidez para mantenerlo quieto, dejando moretones mientras su erección seguía pegada a su lindo trasero respingado. Era precioso. Jimin había ganado peso en las últimas semanas, Jungkook se había dado cuenta de ello pero hasta ahora podía confirmarlo cuando la carne nívea se desbordaba entre sus dedos, lo cual le hacía imaginar lo suave que sería si sus caderas estuvieran embistiendo su trasero una y otra vez.
Su imaginación despegó como cohete en llamas, pensando en todas las posiciones en las que podría poner a Jimin, tan pequeño y manejable... En realidad no solo quería tocarlo sino tenerlo completamente, quería follarlo hasta el fondo, y no fue hasta ese momento que Jungkook se dio cuenta cuánto estuvo reprimiendo su deseo sexual y cuánta fuerza de voluntad tenía para no haberse abalanzado sobre Jimin antes.
Pero ahora lo tenía aquí...
Jungkook sentía que estaba ardiendo en llamas al tener a Jimin dispuesto, únicamente para él. Jimin lo escogió a él. Eso lo satisfacía. Su ego se hinchaba. Entonces, Jungkook se inclinó sobre su espalda para deslizar su lengua caliente por el lateral de su cuello hasta terminar en el lóbulo de su oreja, la cual atrapó entre sus dientes. Jimin soltó un jadeo, mientras decía su nombre entrecortadamente. Esa fue su perdición. Escuchar su nombre salir entre esos labios carnosos lo estaba volviendo más loco de lo que estaba, quisiera que todo el jodido grupo lo oyera y se acercó a la oreja de Jimin para murmurar.
—¿Hace cuánto tiempo que nadie te toca? — cuestionó de pronto, sorprendiendo a Jimin que tartamudeó algo sin sentido. Éste no quería confesar que desde el mundo antiguo no había estado con nadie y le preocupaba que fuera muy notorio por sus reacciones necesitadas. Se estaba poniendo muy caliente con unos cuantos roces de piel contra piel.
Era mucha estimulación luego de no haber recibido nula durante más de un año. Estaba sensible, no podía soportarlo y su hombría comenzaba a reaccionar a la mínima sensación brindada, dando palpitaciones que le mandaban deliciosas ondas al abdomen.
Jimin solamente pudo negar con la cabeza, mordiendo sus labios.
—¿Tampoco tus amantes? — agregó Jungkook, oscureciendo el tono de su voz.
Quería saberlo. De repente, recordaba la razón de su enfado, lo que le jodió la cabeza los últimos días y porque terminó embriagándose con una botella de ron.
—¿Qué...? ¿Por qué mencionas eso ahora? — Jimin frunció las cejas cuando el pelinegro detuvo sus acciones e intentó mirar hacia atrás, pero aquel lo impidió.
—¿Eso es un si? — Jungkook presionó un poco más, inmóvil, sus cejas negras arrugadas.
—P-por supuesto que no — terminó por espetar porque Jeon siguiera repitiendo esa basura. Nunca había aclarado ese punto pues no tenía porque darle explicaciones a nadie... o al menos no hasta ahora —. Nunca he tenido un amante. Todos ellos son mis amigos — aseguró.
—¿Amigos? — repitió Jungkook, la exhalación que dejó escapar por la nariz insinuó una risa sin gracia.
Ese cabrón de la fogata no te ve como su amigo.
Aunque Jungkook podía entenderlo.
Jimin asintió con nerviosismo. Estaba diciendo la verdad, no estaba involucrado con nadie, pero Jungkook lo estaba haciendo dudar incluso sobre cuál era su nombre.
—Sigues siendo tan ingenuo, primor — susurró, moviendo el rumbo de su mano hacia la pelvis de Jimin. Éste dio un respingo al escucharlo llamarlo de ese modo y algo caliente entre sus piernas también saltó por la cercanía. La excitación recorrió su cuerpo como energía eléctrica —. Entonces no importará que deje mis marcas en ti...
De pronto, el agarre en la cadera de Jimin se endureció y las uñas se clavaron en la carne. Jungkook ladeó la cabeza de Jimin hacia un costado para tener su cuello libre e inclinarse para succionar un chupetón entre la curvatura del cuello y hombro. El castaño apretó los ojos con fuerza y dejó salir un pequeño alarido al sentir como su piel era maltratada por la boca de Jungkook. Se retorció. Le ardía, era una mezcla entre el dolor agudo y el placer y, rendido, terminó por dejar caer la cabeza sobre el hombro de otro.
Estaba permitiendo que Jungkook hiciera un desastre de él, que dejaba múltiples marcas en su piel que no podría ocultar después. Eso era lo que quería y Jimin comprendía que se trataba de Taemin. Tenían una tonta rivalidad. Casi se sentía como si de animales salvajes se tratase y Jungkook lo estuviera reclamando ante los demás.
—Puedes decirle quien te lo hizo — dijo el pelinegro, con los labios sobre su piel mojada.
—Eres un cabrón — contestó con una exhalación pesada.
Jungkook sonrió con esa malicia que dejaba salir de vez en cuando y de pronto, junto sus caderas contra el trasero de Jimin de un empujón y aquel abrió los ojos impresionados, tragándose un gimoteo cuando sintió el miembro de Jungkook deslizándose entre sus glúteos. Aquel se estaba volviendo más audaz. Claramente entendía lo que quería de él. La nariz y labios de Jungkook se arrastraron por el hombro desnudo de Jimin hasta su cuello, terminando en su oreja. Respiraba en su oído como un jodido animal.
—En el fondo te gusta que lo sea — aseguró Jeon.
Y joder, tenía razón.
Todo lo que temía de Jungkook al comienzo, era lo que le gustaba en este momento.
Jimin se mordió los labios, cada vez más excitado por la forma en que Jungkook se movía a sus espaldas para darse placer a sí mismo. Él también necesitaba estimulación en su pene duro que trataba de asomarse desde abajo del agua que le llegaba a la altura del abdomen. Y pareció que Jungkook leyó sus pensamientos. Antes de que se diera cuenta, Jungkook le dio la media vuelta para quedar de frente y ajustó sus manos a sus caderas para que se ajustaran a las suyas. En esta nueva posición sus miembros se tocaron entre ellos, la erección de Jungkook ubicada un poco más arriba contra su pelvis debido a la diferencia de altura.
Se miraron a los ojos un segundo. Jungkook lo veía con hambre y se lanzó sobre él.
El pelinegro comenzó a subir mordaces besos por su mandíbula al mismo tiempo que la excitación de Jimin aumentó cuando su pene sintió la mínima caricia del sexo de Jungkook. Ambos estaban erectos, Jungkook era imponente, dominante, y el roce que iba de arriba hacia abajo entre sus pollas era tortuosamente placentero. Nunca se había hecho una paja con otro hombre, tampoco nadie lo había cogido de la manera en que Jungkook lo hacía, y Jimin sintió deliciosas punzadas que le mandaban escalofríos por todo el cuerpo ante la estimulación y no pudo contener el gemido de su garganta.
Un instante más tarde, Jimin tomó conciencia de que Jungkook lo había hecho gemir, fuerte y tembloroso, y Jungkook se alejó un poco para verlo engreído.
—Y aún no te he hecho nada — mencionó en un murmullo.
A Jimin le calentaron sus palabras. Sabía lo que Jungkook quería hacerle porque él mismo lo había imaginado. Sentía la cara roja y las piernas temblorosas. El mar debía haberse transformado en un jacuzzi de lo calientes que se encontraban. El volcán iba a estallar. Las sensaciones eran demasiado abrumadoras y cada vez estaban yendo más lejos, navegando sin rumbo, guiados principalmente por el deseo carnal. ¿A dónde iban a parar? El nivel subía y subía, las caricias se estaban haciendo más desesperadas y el deseo por acabar más grande.
A mitad del goce de Jimin, la ansiedad regresó, haciéndole que se preguntara qué pasaría después del acto. Pensaba eso mientras Jungkook se frotaba contra él sin detenerse. Era fácil echarle la culpa al alcohol, esto no hubiera ocurrido esta noche de no ser por ese factor y Jimin tenía muy presente el pánico de que a la mañana siguiente Jungkook fingiera que no había pasado nada y continuarán el viaje hacia la comunidad aparentando demencia.
Él no quería eso.
Aborrecía la mera idea.
—¿Qué estamos haciendo, Jungkook? — cuestionó el castaño a mitad del faje, poniendo sus manos en los hombros de Jungkook para que se detuviera.
No podía seguir sin saberlo.
Aquel dio una fuerte inhalación antes de alejarse confundido, mirándolo a los ojos con la cabeza ladeada. No era necesario repetirlo, el son de la pregunta era clara y Jungkook se quedó en silencio para calmar sus pulsaciones y procesar sus palabras.
La cara de Jimin denotaba preocupación, Jungkook pudo notarlo y no tardó mucho tiempo en saber la respuesta y responder: —Eres precioso, Jimin.
El castaño se quedó boquiabierto.
No era lo que esperaba.
—¿Q-qué? — su voz salió temblorosa.
—Eso fue lo que pensé cuando te conocí — aclaró. La voz de Jungkook era tranquila, pero había un calor en sus palabras que viajó justo entre las piernas de Jimin, haciéndole respirar frenéticamente —. Eras tan diferente a mí y me hiciste ver mas lejos de lo que había frente a mis ojos. Quería protegerte.
Jimin no pudo evitar sonreír con un bello sonrojo en sus mejillas y agachó la cabeza con vergüenza no acostumbrado a halagos viniendo de él, pero Jungkook llevó su dedo índice a la barbilla del castaño para obligarlo a levantar la vista con confianza y se encontrara con sus ojos negros de venado, tan hipnotizantes y profundos que Jimin podía verse a sí mismo reflejado en ellos. Estaban pecho con pecho, casi nariz con nariz, sus rostros a unas cuantas pulgadas de distancia al mismo tiempo que sus respiraciones se mezclaban mutuamente.
—Nada de esto estaba en mis planes, tú no estabas en mis planes — contestó y Jimin se esforzó por sostener su mirada impenetrable, había un fuego abrazador allí que lo quemaba —. A veces quisiera nunca haberte encontrado, así hubiera sido más sencillo seguir concentrado en lo que quería y luego morir — señaló Jungkook, un poco contrariado, sus hombros tensos pero su voz firme.
Al instante la mirada de Jimin decayó, al igual que la felicidad se apagó.
No quería escuchar eso.
—Pero —hizo una pausa y Jimin se reanimó —, después descubrí que tu compañía es lo único que me hace sentir en paz — terminó por decir. Esa era la respuesta más concisa y sincera. Jimin parpadeó un par de veces, anonadado, desconcertado, con las palabras atoradas en la garganta y un corazón alterado en su pecho —. Olvido todo cuando estás alrededor porque solo puedo concentrarme en ti.
Esta vez Jungkook consiguió dejar a Jimin estupefacto, incapaz de hilar una frase y responder, pero Jungkook siguió disparando.
—Cuando despierto por las mañanas eres lo primero que voy a buscar, así me aseguro que las pesadillas no son reales — continuo sin vacilaciones.
Jimin parpadeó varias veces, atónito.
—Jungkook...
¿Esas eran las pesadillas que lo atormentaban últimamente?
—Si algún día despierto y no te veo a mi lado, jamás me lo voy a perdonar... — continuó obstinado, iba a sacarlo todo de su pecho —. Prefiero ser yo antes que tú — concluyó con una exhalación cansada.
Esa era la respuesta a su pregunta aunque no era la que Jimin esperaba, era mucho más. Jimin fue golpeado brutalmente. Jungkook jamás había hablado demasiado sobre lo que pensaba y mucho menos mostrado sentimientos con tanta facilidad. Todo era obra del alcohol, él también estaba ahogado y su cerebro no funcionaba como debía, pero aún así sus palabras lograron atravesar su corazón como una flecha porque vio una parte sensible en él.
Con la mano temblorosa, Jimin acunó el rostro de Jungkook, el cual se dejó caer sobre su palma mientras lo veía con sus ojos redondos cubiertos por los mechones mojados de cabello negro. Jimin los apartó delicadamente, viéndolo con cariño.
No era usual que recibiera esa mirada.
—Y yo jamás me voy a perdonar si tú mueres por mi culpa, jamás — respondió Jimin con el mismo tono.
Pensar en ese futuro era enloquecedor, doloroso, asfixiante, no obstante, eran humanos, merecían querer y ser queridos aunque estuviera presente la idea de que algún día podrían perderlo todo.
Ellos lo merecían, Jungkook más que nadie.
Con su pulgar, Jimin acarició la mejilla de Jungkook tiernamente y aquel se lo permitió. Volvía a emerger ese calor en su pecho al igual que siempre que estaba junto a Jungkook. Cada uno de sus nervios hormigueaba, sus manos sudaban y su corazón latía más rápido de lo que era considerado sano. Había estado asustado antes, pero nunca había estado asustado y emocionado al mismo tiempo.
Jungkook era la única persona en el mundo que le provocaba tantas emociones y deseos acerca del futuro. Quería estar con él, quería verlo, quería escucharlo, quería tocarlo, quería abrazarlo, quería besarlo...
A falta de palabras, los ojos deslumbrados de Jimin se dirigieron hacia los labios de Jungkook. Eran bonitos. Los observó con descaro durante demasiado tiempo y como si un imán lo hubiera estirado hacia delante, se sostuvo de los hombros cuadrados de Jungkook para levantarse y terminar por cerrar la distancia que los separaba. Por una fracción de segundo captó la mirada de asombro en el rostro de Jungkook, antes de sellar sus labios en un beso.
Era un beso tranquilo, sin morbo o erotismo, no había movimiento, simplemente sus labios se presionaban con la delicadeza que caracterizaba a Jimin y eso era suficiente para que su corazón latiera más rápido de lo que nunca antes lo había hecho. Estaba besando a Jeon Jungkook. Se sentía irreal. Sus labios se sentían helados, suaves, un poco salados por el agua de mar, sin embargo, Jimin abrazó el sabor con placer, aceptó las sensaciones y el cálido hormigueo que se extendió desde su estómago hasta el centro de su alma contenta.
Un beso fue lo único que apagó cualquier angustia en su cabeza y lo hizo elevarse entre las nubes.
La cabeza le daba vueltas y vueltas, veía estrellas brillantes a través de sus párpados cerrados y sentía tambores en su pecho por un inocente toque de labios. Estaba mareado. Las piernas le temblaban, Jimin creía que iba a colapsar en cualquier momento pero las manos de Jungkook seguían puestas en su cintura para sostenerlo.
Sabía que Jeon siempre estaría ahí para sostenerle cuando lo necesitara.
Fueron solo cinco segundos que parecieron mucho más largos. Cuando Jimin se alejó con un ligero chasquido de labios, observó a Jungkook que estaba pálido, claramente no lo esperaba, sus ojos estaban abiertos y su pecho subía y bajaba rápidamente como si hubiese corrido por una pendiente.
Probablemente Jimin era la única persona que había conseguido desestabilizar a Jungkook.
No podía descifrar su sentir, no dijo nada y eso despertó el arrepentimiento en el castaño.
—Lo lamento... — dijo Jimin al no saber qué hacer, tal vez se había equivocado y se dejó llevar. Dio un paso torpe hacia atrás, balbuceando —Yo... yo no debí hacer eso, en verdad lo lamento.
Antes de que Jimin siguiera retrocediendo, Jungkook reaccionó. Estiró su brazo para alcanzar la cintura de Jimin y así atraerlo hacia él otra vez, provocando que se estrellara contra su pecho tonificado.
—Yo no lo lamento — sentenció.
Con un agarre dominante, candente, Jungkook tomó el rostro de Jimin hundiendo los dedos en su mandíbula para mantenerlo quieto cuando atacó su boca, ladeando su cabeza a la izquierda. El cerebro de Jimin dejó de funcionar y apretó los ojos con fuerza mientras arañaba el antebrazo del otro. Esta vez, Jungkook lo estaba besando pero no era nada parecido a lo anterior. Jungkook lo estaba besando a su manera, cruda y salvaje, sin delicadeza, lamiendo sus labios y empujando la lengua cálida entre ellos para explorar cada parte de su cavidad bucal, deleitándose con su sabor y perdiéndose en él.
Jimin se sentía desorientado, sin aliento, el pelinegro apenas lo dejaba respirar y se rindió, dejando caer su cuerpo contra el torso musculoso de Jungkook. Lo estaba manejando a su antojo como si fuese un muñeco de trapo e intentó seguirle el ritmo, abriendo la boca. La lengua de Jimin se encontró tímidamente con la de Jungkook para entrelazarse, dando círculos sensuales. Todo eran chasquidos, saliva y toques burdos. A Jimin le dolía el cuello, pues el pelinegro era más alto y se arqueaba sobre él para mantenerlo justamente donde quería con su brazo alrededor de su cintura angosta.
Nunca lo habían reclamado con tanto deseo. Jimin sentía que nunca había besado correctamente, las mujeres no besaban así y la dureza en el trato le hacía imaginar las otras cosas que Jungkook podría hacerle, todas las maneras en que podía mantenerlo firme en su lugar, tomando el control de la situación.
Aquel era implacable en todo lo que hacía y estaba acostumbrado a tener el control de las situaciones. Esta vez no sería la excepción, pero Jimin no tenía miedo. Con Jungkook podía permitirse ceder y mostrarse receptivo, aceptar todo lo que le diera.
Confiaba.
Sin dejar de besarse con rudeza, las manos de Jimin se aferraron a los hombros cuadrados de Jungkook para tener un soporte, sus pies casi no tocaban la arena de mar cuando aquel rodeó su cuerpo esbelto con los brazos y prácticamente lo levantó para adentrarse una yarda más en el agua y esconder lo que estaba pasando allá abajo entre sus cuerpos.
Estaban perdiendo el control, convirtiéndose en un desastre por causa del otro. Jimin gimió en la boca del otro cuando sus caderas chocaron entre sí, literalmente estaba sintiendo el miembro erecto de Jungkook entrelazándose con el suyo. No lo veía pero se sentía imponente, macizo y largo. En este momento no sentía vergüenza alguna, no estaba pensando, simplemente disfrutando cada segundo, ya que su carne pedía a gritos dejarse tocar y su mente lo confirmaba. Ahora que sus bocas se habían encontrado no podían separarse ni un par de segundos. Las hormonas estaban vueltas locas.
Necesitaba liberarse, Jimin quería esto con tanta fuerza y no podía imaginarse haciéndolo con otra persona que no fuera Jeon Jungkook.
—Si te dijera todo lo que quiero hacerte — gruñó Jungkook en su boca, con un poco de enfado, bajando los besos bruscos por su mandíbula y cuello.
Ya no importaban las marcas.
Jimin echó la cabeza hacia atrás, abrumado por la sensación mientras veía hacia el cielo estrellado. La luna estaba siendo testigo de lo que estaban haciendo aquí. Sonrió suavemente por el placer que le provocaba imaginar lo que Jungkook quería hacerle. Se regocijaba al saber que tenía influencia sobre Jungkook, quien parecía hosco e incontrolable.
—Dímelo — incitó Jimin con una exhalación pesada.
—Prefirió mostrártelo — contestó enseguida —. Pero aquí es un poco incómodo... Nada es imposible — Jungkook lo pensó mejor.
Entonces, el castaño chilló cuando Jungkook llevó sus manos a la parte trasera de sus muslos para levantarlo y hacer que enrollara las piernas en su cintura. Así podía sentir todo cien veces mejor. El miembro de Jungkook se acurrucó contra su lugar especial y eso le hizo pensar en cosas que nunca antes hubiese imaginado. Jungkook comenzó a caminar a la orilla de la playa, sin embargo, Jimin lo detuvo, anticipando lo que podría pasar una vez ahí.
—¡Espera! — exclamó, haciendo que Jungkook se detuviera y buscara su mirada —. Primero hay que llegar a la comunidad, es importante — completó, con un poco de prudencia que salió a relucir.
Tenían un objetivo, primero debían cumplirlo.
Jungkook rechistó, mofándose —. ¿Es tu forma de chantajearme para que me guste la idea de ir a ese sitio, eh?
Jimin no lo había pensado así, pero podía aprovecharse y esbozó una sonrisa caprichosa. Un segundo más tarde, se lanzó hacia delante y le devolvió un beso a Jungkook, abrazando su cuello con sus brazos para que sus pechos se tocaran completamente. Su ombligo presionando contra el abdomen musculoso de Jungkook y sus erecciones frotándose placenteramente de arriba hacia abajo. Jungkook no se quedó atrás, mordiendo su labio inferior regordete y alejarse, llevándoselo entre los dientes.
—Sabes como convencer... — concluyó con una sonrisa molesta.
Jimin le sonrió de vuelta y luego aventó la cabeza hacia atrás, mirando el cielo nocturno. Se entregó completamente a sus sentimientos y ahora el mundo parecía más liviano. Las estrellas se veían más grandes, la luna formaba una sonrisa tumbada, pero sobre todo las emociones se sentían más firmes.
Si esto era un sueño no quería despertar jamás.
[...]
Ժ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴
Era normal que siguiera despertándose por la noche, con el corazón latiendo frenéticamente en su pecho, la respiración agitada y el cuerpo sudando, totalmente aterrado, sin embargo, eso no sucedió por primera vez en mucho tiempo... No lo sabía en ese instante, pero tenía que ver con la presencia en alguna parte de sus espaldas, que lo abrazaba de forma protectora, desembocando una sensación de seguridad plena.
Dormía a sus anchas porque hace mucho tiempo que no sentía paz interior...
Bueno, así era hasta que una extraña presión en su mejilla sacó a Jimin de su sueño plácido. Ronroneó al sentir la luz del sol filtrándose por sus párpados cerrados y giró la cabeza para enterrar los ojos en una textura suave.
Cuando volvió a sentir algo presionando su mejilla y después, sacudiendo su hombro, intentó bloquearlo agitando la mano, negándose a ser arrebatado de esta burbuja. Los sonidos del mar se escuchaban a lo lejos, así como las grandes hojas de las palmas moviéndose entre ellas con el viento y los arrullos de las palomas blancas de la mañana volando por el cielo celeste. El clima se sentía agradable, fresco y pacífico, después de la marea alta.
—Hyung... — susurro —Hyung... — otro susurro —Jimin hyung, levántese — un susurro más fuerte —. Arriba. Es hora de despertar o vendrá un tsunami — un susurro más dramático junto a un dedo presionando su mejilla con insistencia.
Una voz familiar se filtró en su conciencia, era Sunoo, pero Jimin no pudo enfocarse en sus palabras y se limitó a ronronear con fastidio.
—Oum, look at these — mencionó una nueva voz junto a una risita —. Que tiernos son, quisiera una cámara para tomarles una fotografía.
—No sabía que se llevaban tan bien para dormir así... — Sunoo siguió parloteando — . No se levantan, ¿les arrojamos agua o les grito en el oído?
Los adolescentes murmuraban cosas sin sentido y de pronto, lo estaban sacudiendo cada vez con más fuerza que Jimin pensó que la tierra estaba temblando. Eso finalmente logró sacarlo del letargo.
Jimin abrió los ojos abruptamente y encontró a Sunoo mirándolo de cerca con ojos redondos y confundidos, parado detrás de aquel estaba Woojung con una sonrisa pícara en su rostro lleno de pecas. El corazón le dio un vuelco y se enderezó con rapidez, arrojando bruscamente el brazo flácido que descansaba sobre su cintura. Estaba confundido, la cabeza le daba vueltas, pero todo se esclareció rápidamente. Con miedo, Jimin volteó a sus espaldas sabiendo lo que iba a encontrar. Jungkook estaba profundamente dormido, acurrucado con el cuerpo de lado y su otro brazo estaba extendido por la arena, el cual Jimin había usado como almohada hasta hace unos segundos.
Mierda.
Lo primero que pensó Jimin fue en que estaba desnudo y llevó sus manos a su cuerpo, dándose cuenta que tenía su camiseta y pantalones perfectamente puestos, aunque sus pies estaban descalzos y congelados. Jungkook también estaba vestido. Se encontraban presentables. Eso fue un enorme alivio porque hubiera sido alarmante que los menores de edad los hubieran encontrado en una situación tan comprometedora.
Sin embargo, no recordaba en qué momento se habían vestido, tampoco recordaba cómo terminaron debajo de esta palmera y mucho menos como decidieron dormir en esta posición. Los sucesos después de que abandonaron el agua estaban un poco borrosos... Recordaba que Jungkook lo cargó en brazos cuando se sintió muy exhausto por su ebriedad y después, su cerebro se apagó como si hubiera oprimido un botón.
El resto de los recuerdos estaban intactos...
—¿Por qué durmieron aquí? — Sunoo hizo la pregunta, desconcertado.
Jimin osciló en su respuesta, no se le ocurría nada en este momento, acababa de despertar hace un minuto y abrió la boca sin decir nada.
—En la fogata hacía mucho calor, Sunoo. Aquí la brisa del mar es agradable — Woojung respondió por él, con una expresión serena mientras asentía.
Aquel era un poco más mayor que Sunoo, no era tonto y podía adivinaba que algo interesante había ocurrido la noche anterior entre ellos con solo mirar la situacion, asi que le hecho una mano. Jimin le agradeció con sus ojos cuando Sunoo formó un "O" con su boca y quedó inocentemente satisfecho con la respuesta.
—¿Por qué están aquí? — cuestionó enseguida para que no hiciera más preguntas.
—Yoongi hyung nos dijo que viniéramos a buscarlos. Se hace tarde y debemos irnos — aviso Sunoo —. El resto del grupo ya está listo, solo faltan ustedes.
—Carajo — exclamó cuando vio la posición del sol, debía ser mediodía y no habían despertado. No recordaba cuando fue la última vez que durmió durante tanto sin interrupciones y siquiera estaba en una cama, solamente estaban sobre una manta —. Lo lamento, estábamos cansados y nos extendimos — dijo sonriendo con nerviosismo.
Le dio unas palmaditas a Jungkook en el brazo para que despertara. Aquel parecía muerto, no se movía y solo estaba seguro de que respiraba porque su pecho subía y bajaba suavemente. Su expresión mientras dormía era serena, no tenía arrugas entre las cejas. También estaba teniendo un buen sueño, ya que seguía profundamente dormido.
—Jungkook, despierta. Jungkook, levántate... ¡Jungkook!
Jimin le dio un golpe en el estómago a Jungkook sin dejar de sonreír a los chicos, como si todo estuviese bien. No supo porque lo hizo pero lo hizo. Estaba nervioso por tener público. El pelinegro se levantó de un salto como si fuese un gato erizado, mirando a todas partes para defenderse de la amenaza, sin embargo, al ver las caras bobas de los hombres volvió a relajarse.
—¿Por qué me golpeas? —se quejó, mirando a Jimin.
—Tenemos que partir, es tarde — susurro y desorientado, Jungkook inmediatamente observó el sol asomándose entre las nubes blancas. También parecía estar recobrando los sentidos mientras se frotaba la cabeza, su cabello hecho un lío —. Muchachos, adelántense. Díganle a Yoongi que los alcanzamos en cinco minutos, ¿de acuerdo?
Sunoo asintió con una ligera sonrisa y se marchó sin sospechar nada, no obstante, Woojung se inclinó rápidamente a Jimin antes de irse detrás de aquel.
—Me debes unas frituras y otras a Sarang — susurro, echando un vistazo a Sunoo que se alejaba —. Y cubrete... — señaló su cuello con el mentón.
Jimin abrió los ojos atónitos y lanzó la mano a su cuello como si hubiese matado un mosquito. Esto era tan vergonzoso, aunque el gemelo no buscaba juzgarlo, le dio una sonrisa amable y los dejó a solas una vez más. Demonios. Jimin no quería mirar atrás, el corazón le latía a toda máquina. Ahora que los efectos del alcohol desaparecieron de su sistema, su osadía se había marchado siendo intercambiada por la vergüenza pero duplicada al recordar con lujo de detalle todo lo que había hecho con Jungkook.
Cada vez era más consciente de los estragos de la noche. Tenía los labios hinchados, también le dolían las caderas como si las enormes manos de Jungkook todavía siguieran sobre ellas para menearlo a su antojo contra su erección. Sus mejillas se ruborizaron al recordarlo. No podía sacarlo de su mente. Todo seguía tan fresco. Las sensaciones aún hormigueaban por cada tramo de su piel que Jungkook había tocado, lamido y besado...
Debieron ser prudentes y no haberse dejado llevar por el alcohol, tal vez únicamente estaban cachondos y necesitaban una salida, sin embargo, todas las palabras que le dijo Jungkook también seguían perfectamente grabadas en la cabeza de Jimin y eso no se sentía como un error... Si era sincero consigo mismo, nada se sentía como un error.
Con una exhalación, miró de reojo a Jungkook que se estaba sacudiendo la arena de la ropa mientras fruncía el ceño. Aquel también parecía querer evitar el contacto visual.
Eso le golpeó directamente en el corazón.
Jimin se levantó, tratando de verse calmado pero en realidad estaba fingiendo que la ansiedad no lo estaba carcomiendo por dentro, provocándole un espantoso miedo de que todo lo que habían construido se fuese en picada por lo que pasó. ¿Lo arruinaron?
—Debemos irnos — le dijo, haciendo un esfuerzo porque su voz no temblara.
Jimin siguió el camino de los chicos, mirando hacia abajo al mismo tiempo que cubría su cuello con una mano. Su cabeza estaba hecha un desastre. Confesaba que estaba asustado y ahora él era quien prefería evitar la situación, sin embargo, eso no estaba en los planes del otro...
Jungkook agarró el antebrazo de Jimin para retenerlo y éste no tuvo más remedio que girarse con nervios. Quedaron uno enfrente del otro, Jungkook tenía su mirada impenetrable y dio un paso firme hacia adelante, provocando que Jimin tragara saliva al no saber qué haría. Entonces, Jungkook lo obligó a quitar la mano de su cuello para descubrir los chupones. Eran muy notorios, la piel estaba color morada. Con su dedo índice, el pelinegro acarició la piel sensible, haciendo que Jimin se estremeciera y después, lo miró fijamente a los ojos marrones.
—Lo lamento — fue lo primero que dijo, tomando por sorpresa a Jimin —. No debió suceder así... No me sentía bien en ese momento y de pronto tú apareciste... —hizo una pausa, parecía preocupado —Perdí el sentido y me excedí contigo.
Jimin abrió los ojos, sintiendo un malestar en el estómago, mucho peor que el miedo que había sentido hace un momento atrás. De alguna forma, esto había dolido.
—¿Te arrepientes de lo que pasó? — Jimin siquiera lo pensó cuando se apresuró a preguntar.
Jungkook lo miró sin pestañear.
—No — respondió él — . Y eso es lo que me preocupa — admitió sin sentir vergüenza.
Jimin no podía entender el alivio que sintió al escuchar eso.
Él tampoco se arrepentía. De hecho, no se arrepentía de absolutamente nada de lo que había ocurrido desde que conoció a Jungkook. Todo pasó de esa manera por una razón importante, cada tragedia por la que tuvieron que atravesar los hacía subir un escalón y aumentar su confianza en el otro, por eso ahora se encontraban aquí.
—No debemos de hablarlo ahora, estamos a poco de llegar a la comunidad y debemos concentrarnos en eso primero — dijo hablando y luego, dio una gran inhalación para armarse de valor y decir lo siguiente: —Yo tampoco me arrepiento.
Jungkook parpadea varias veces, su respuesta le sentó bien porque sus hombros bajaron. Jimin levantó la comisura de sus labios con inquietud, tratando de mostrar una sonrisa. Fue mala idea porque Jungkook bajo la mirada a ese lugar sin siquiera intentar disimular y el corazón de Jimin comenzó a acelerarse con tanta rapidez que creía le daría un paro cardiaco.
—Te conseguiré una pañoleta — terminó por decir —. Puedes ponerte mis sudaderas mientras tanto.
Aunque creía que usar pañoleta de la noche a la mañana sería demasiado sospechoso para los otros, Jimin asintió, con un alegre aleteo en el estómago porque Jungkook se comportara tan considerado y lo ayudará a cubrirse. Estaba siendo suave con él, lo cual era tierno luego de una noche como la anoche. Lo estaba viendo con ojos grandes de cachorro y no se movía, esperando a que Jimin lo hiciera primero.
Jimin carraspeó con un poco de incomodidad y dio un paso torpe atrás para finalmente seguir a los muchachos, con Jungkook pisándole los talones.
Volvieron a la hoguera apagada en donde estaban sus compañeros listos para partir, cargando las mochilas sobre sus hombros. Algunos los vieron con el entrecejo fruncido por la espera y otros como Sunmi, con una sonrisa sugerente en su cara. Ella sabía, fue la que dio el empujón y no fue muy discreta cuando le dio un pulgar arriba a Jimin.
—¿Fueron a bucear o qué les ocurrió? — cuestionó Hyungsik, no ocultando la broma en doble sentido.
A algunos les pareció divertido y rieron, entre ellos definitivamente no estaba Taemin y mucho menos Ryujin, quien se cruzó de brazos mientras deslizaba su mirada de rayos láser entre ambos hombres, terminando en el castaño. Esto era bochornoso. Jimin no quiso mirar a ninguno de los presentes, prefirió pasarlos de largo y fue directo al convoy en donde estaba Byron. Su cachorro lo estaba esperando, no teniendo idea de porqué se fue toda la noche. Jimin se subió en el asiento del copiloto antes de que los demás le hicieran preguntas, dejaría que Jungkook respondiera, ya que era bueno en eso.
—¿Nos trajiste pescado entonces? — le preguntó Wonho con una sonrisa de soslayo.
—Wonho, acércate — Jungkook lo llamó, haciéndole una señal íntima y aquel se acercó inmediatamente con curiosidad —. Cállate, tengo resaca, imbécil — le dijo en la oreja para después darle un empujón divertido, aquel carcajeo—. ¿Qué no nos estaban esperando? Vámonos.
Jeon se dirigió al mismo convoy en el que subió el castaño y antes de adentrarse, le echó un vistazo a Taemin que lo siguió con la mira. No pudo evitar guiñarle un ojo mientras sonreía suavemente.
[...]
Ժ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴ ╴
Una semana en el mundo apocalíptico golpeaba con dureza, hacía recordar lo temible que era la realidad actual, así como lo mucho que querías tener un espacio seguro para ti y tus allegados. Cuando te encontrabas dentro de un refugio en algún punto dejabas de ser consciente de los riesgos del exterior y bajabas la guardia, en un refugio como La Capital contaban con alimentos, una cama, un baño, luz y agua, protección durante todo el día, pero cuando eras un forastero lo único que tenías eran las ganas de querer conseguir todo eso.
Durante los días siguientes siguieron trazando la ruta que estaba escrita en el mapa de Seungmin al pie del cañón, atravesando ciudades, pueblos, lo más desafiante que tuvieron que enfrentar fue un túnel en el kilómetro cincuenta, pero no hubo mayores complicaciones con los engendros. Tampoco hicieron más paradas porque arruinaba el ritmo y desperdiciaban tiempo, incluso preferían dormir en los camiones mientras alguien seguía conduciendo.
Básicamente las largas mañanas eran dedicadas a seguir avanzando sin anteponer el cansancio y las noches cortas a reponer fuerzas para repetir rutina al día siguiente.
Jimin y Jungkook no volvieron a hablar de lo que ocurrió en la playa, como acordaron se enfocaron en hallar la comunidad porque era imperativo para su supervivencia. Ambos sabían lo que tenían que hacer y era estar concentrados. Jungkook tampoco se había ecchi responsables de las palabras profundas que había dicho y seguían grabadas letra por letra en la mente de Jimin, incluso parecía más avergonzado por ello en lugar de por el acto en sí.
Aun así, continuaban estando cerca el uno del otro aunque no físicamente, incluso tomaban un poco más distancia que antes. Si Jungkook antes caminaba casi hombro con hombro con Jimin ahora caminaba a dos metros de distancia.
Era un poco incómodo, su plática había disminuido también y cuando estaban de frente Jimin tenía problemas con sostenerle la mirada porque los recuerdos volvían. Recordaba esos mismos ojos viéndolo de una manera muy diferente. Jimin actuando tímido, lo admitía, mientras que Jungkook era bueno en actuar como si nada hubiese ocurrido.
Le consiguió una pañoleta azul marino a Jimin, la cual traía puesta durante todo el día y aunque era un poco extraño para los miembros del grupo, sirvió para cubrir las marcas, las cuales en secreto, Jimin solía mirar cada vez que tenía un reflejo enfrente.
Esto le aseguraba que no había sido un sueño... Y le hacía recordar que Jungkook lo quería para él.
Era difícil, pero se obligaba a no pensar, a olvidar lo que pasó por el momento y a no darle significado a todos los sentimientos brincando en su corazón para no volverse loco en estas instancias.
Tendrían mucho tiempo para aclarar todo una vez que llegaran al refugio... aunque algunas cosas ya estaban más claras que el agua...
Dos días más transcurrieron de esa manera y de pronto, ya estaban por llegar a la comunidad.
Fue un viaje fácil conduciendo por la autopista occidental, la ruta más larga aunque también la más sencilla de tomar. Nunca habían estado ahí, así que confiaban en que estaban yendo por el camino correcto. Atravesaron por un conjunto homogéneo de edificios altos y anchos, distribuidos en hileras ordenadas. Esta ciudad era el enlace con el puente, aunque no era muy diferente a las otras ciudades destruidas que habían visitado kilómetros atrás.
Estaban muy cerca.
La expectación se sentía en el aire.
Jimin iba al costado de Jungkook en el camión, casi sentado al borde del asiento para mirar bien el panorama. Avanzaban prudentemente por las calles en caravana, atentos a lo que pudieran observar. La otra mitad del grupo iba en el segundo camión y Yoongi iba adelante de ambos, ya que prefirió andar en la motocicleta para guiarlos.
Si era sincero, estaba más asustado que emocionado. No dejaba de temblar y sus manos sudoríficas se aferraban a sus pantalones de mezclilla, pero soltó la tensión con un resoplido.
—¡Allá, en el edificio! ¡Miren! — gritó Sarang de pronto, metiéndose bruscamente entre los asientos delanteros para señalar con su dedo índice.
Jimin guió su mirada hacia donde apuntaba el gemelo. Al enfocar su visión en la lejanía, no tardó en reconocer lo que había allá y la impresión fue tan grande que inmediatamente miró a Jungkook que estaba en el asiento del piloto para asegurarse de que estuviera viendo lo mismo y así era.
Ambos se miraron un segundo, anonadados, antes de regresar sus miradas al frente.
Era un anuncio de polipropileno suspendido de un edificio con más de cuarenta pisos. Era tan grande que daba el efecto de ondearse lentamente con el viento. Había sido hecho por sobrevivientes, las letras estaban irregulares, inclinadas y un poco opacas debido a la exposición al sol, sin embargo, se alcanzaba a leer perfectamente "ASHTOWN". Con la cabeza asomada por la ventana del convoy, Jimin pronunció esa palabra mientras sentía un hormigueo que iniciaba desde su cabeza hasta los dedos de los pies. Sus compañeros en el vehículo hicieron sonidos de reconocimiento, emocionados, desconcertados, pero al mismo tiempo hipnotizados por el letrero puesto a esa altura precisamente para que lo viera cualquiera que paseara por la ciudad.
—¿Qué significa eso? — cuestionó Sarang.
—Creo que es el nombre de la comunidad — respondió Jungkook, inclinándose sobre el volante, incluso él estaba asombrado —. El puente está justo adelante, ¿pueden escuchar el mar desde aquí?
—Jesucristo, tengo la piel de gallina — Sunmi se abrazó a sí misma con sus brazos.
—Ahora sé porque Dakho estaba asustado — mencionó él, hablando más que nada para sí mismo.
Aunque solamente fuese un anuncio, se sentía la determinación y poder de esta gente al hacerlo.
Después de abrirse paso entre el resto de edificios, la tierra se terminó y le dio paso al agua, era una gran extensión, el aire corría desde muy lejos con olor a azufre y mariscos. Los cimientos del puente iniciaban justamente aquí, el cual volaba sobre el mar y se introducía en el. Demonios. Las piernas de Jimin comenzaron a temblar y sintió un golpe en el pecho que le robó el aire de los pulmones. Habían llegado, después de tanto implorar y soñar con ello, finalmente estaba ocurriendo, era real, lo veía con sus propios ojos, sin embargo, no entendía porque estaba tan aterrado si esto era lo que deseaba.
Se había hecho muchas expectativas y ahora le preocupaba que no fuesen cumplidas.
Muchas cosas pasaban por su cabeza en cuestión de segundos y en verdad sentía que le faltaba el aire. ¿Y si no era lo que esperaba? ¿Y sí todo salía mal? ¿Y si venir aquí fue un error? Era un bucle de cuestionamientos. Jimin estaba hiperventilando con fuerza, pero de repente, cualquier pensamiento malo abandonó su cabeza cuando Jungkook envolvió su mano.
—No te asustes — le dijo en voz baja —. Recuerda por qué estamos aquí. Recuerda todo lo que me dijiste. Estaremos bien.
Jimin parpadeó varias veces, sosteniendo su mirada la cual transmitía demasiada serenidad. Entró en pánico durante un momento, pero ese simple gesto de Jungkook lo ayudó a volver a poner los pies en la tierra y que recuperara la claridad. Era extraño que éste estuviera tan relajado cuando había sido el primero en externar su desconfianza por venir aquí, pero sentir su apoyo se sentía reconfortante.
—Debemos dejar los convoyes. Si nos ven llegar con una carrocería pueden disparar antes de que siquiera nos acerquemos — Wonho avisó por la radio y Jungkook confirmó el mensaje —. Cojan solo lo importante. Salir.
El pelinegro volvió a mirar a Jimin —. Es hora. ¿Estás preparado?
Jimin tomó una bocanada de aire y asintió firmemente.
Los grupos bajaron de los camiones, cargando nada más que sus mochilas y pistolas. El gran inicio del puente estaba delante de ellos, su longitud era de mínimo dos kilómetros, pues el final estaba tan lejos que la neblina del mar les impedía ver con claridad como era la isla al otro lado. El viento arrasaba con fuerza. Los pilares debían medir unos doscientos metros de altura y los tirantes grises, se deslizaban hacia abajo hasta conectar con la armadura de acero. Era imponente, incluso un poco escalofriante.
—Avancen lentamente y estén atentos — dirigió Yoongi —. Chicas, manténgase atrás de nosotros.
Sunmi se puso detrás de ellos mientras que Ryujin hizo una mueca disconforme y terminó por hacerlo.
Los hombres del grupo comenzaron a caminar por delante y antes de seguirlos Jungkook le dio una mirada larga a Jimin. Éste pudo captar el mensaje, así como la ansiedad en su semblante y sin decir nada, Jimin se acercó unos pasos hasta rozar sus brazos mientras Byron caminaba en medio de ellos.
Protegerse la espalda.
El puente era literalmente la conexión entre dos tierras, incluso daba el sentimiento de estar llegando a otro país mientras más avanzaban. Todo estaba en orden. El pavimento estaba sorprendentemente pulcro y vacío, no estaba abarrotado de destrozos, automóviles abandonados, restos humanos o engendros. El Golden Gate se quedaba corto con esto.
Jimin respiró hondamente y guió su mirada hacia arriba, viendo los imponentes tensores que se mecían con el viento. Tuvo un escalofrío. Estar aquí se sentía mal, como si estuvieran invadiendo un territorio y era extraño que hayan llegado hasta aquí si se suponía que el puente estaba tan protegido.
—Saben que estamos cruzando... pero no somos una amenaza para ellos — comenzó a decir Jungkook como si hubiese leído sus pensamientos y Jimin tragó saliva con dificultad, mientras miraba a todas partes —. Es su única entrada y salida, así que deben tener explosivos en caso de una invasión que no puedan detener.
Tenía sentido.
Entonces, cuando llegaron a la mitad del puente, a través de la neblina apareció una gran barricada que impedía el paso y automáticamente detuvieron el paso, asustados. Había una estructura hecha de madera con alambres de púas enrollados en la cima, reforzadas con grandes paredes hechas con costales de arena. Esto lo hicieron ellos, obviamente. Había dos casetas altas en ambas esquinas de la barrera, las cuales se elevaban sobre todo para tener visibilidad.
Mientras más se acercaban el corazón de Jimin latía más fuerte. Todos parecían cautivados al igual que él. Observó la barricada con admiración, dando fé a que este sitio era un digno rival de La Capital.
Unos metros adelante había una línea blanca pintada en el suelo y apenas pusieron un pie después de ella, la emoción grupal duró poco tiempo cuando un horrible silbido rompió el cielo y acabó con las ilusiones. Disparos pasaron silbando a través de sus cuerpos. Francotiradores. Sus compañeros se alteraron, gritando mientras se agachaban sobre sus sitios, cubriendo sus cabezas con las manos, ya que el puente estaba vacío, no había escombros, coches o cualquier estructura en la cual esconderse.
Por inercia, Jimin se agacho, atrapando a Byron que comenzó a ladrar por el alboroto mientras lo envolvía con sus brazos. Jungkook cayó delante de ellos, poniendo su amplio pecho ante los disparos. No sabían que sucedía, les estaban disparando aún cuando se presentaban en son de paz. Jimin tenía miedo de moverse y volver a oír los disparos, así que se quedó totalmente quieto, echando un vistazo a los demás.
Todos estaban agachados, acurrucados los unos con los otros, protegiéndose. Nadie había sido herido. Probablemente solo fue una advertencia porque no tenían permitido seguir avanzando. No podían ver desde donde les estaban disparando o cuántos eran, lo que era desesperante. Estaban expuestos aquí. Apenas intentaran defenderse o darse la vuelta corrían el riesgo de ganarse una bala metida entre los ojos.
—No se muevan... quédense quietos — susurró Jungkook, con una respiración controlada.
Nadie se movió durante varios minutos, algunos estaban llorando de miedo y otros temblando. Jimin comenzaba a sentir como la culpa le consumía al verlos así. No era lo que esperaban, atrapados hasta recibir una señal de vida de la comunidad.
Entonces, de pronto, contra todo pronóstico, Sunoo se puso de pie con las manos vacías al aire y se atrevió a dar un paso adelante. Jimin rompió en pánico al verlo e hizo un amago de correr hacia él, sin embargo, no podía soltar a Byron. Exasperado, volvió a mirar la tétrica barricada, temiendo que respondieran con un disparo.
—¡Sunoo, vuelve aquí! — le gritó con desesperación.
El adolescente lo ignoró completamente como era su costumbre y sin demostrar miedo, siguió caminando con pasos cautelosos hasta detenerse a unos cuantos metros de la barricada mientras veía hacia arriba, como si estuviera ante un Dios que vivía allí atrás, aún con las palmas extendidas hacia arriba y una cara serena. Nadie podía creer lo que hacía
—¡Venimos en son de paz! — gritó a los cuatro vientos, no mirando a ninguna parte en particular, literalmente hablaba con una pared —. ¡Hemos viajado desde muy lejos buscando refugio! ¡Mi grupo y yo no somos una amenaza para ustedes, no disparen, se lo suplico!
Jimin respiraba con fuerza, tratando de ver si había algún tipo de respuesta de los integrantes de la comunidad. Todo seguía igual. Las gaviotas volaban por el cielo y se detenían en las ligas del puente como si quisieran ser testigos de lo que estaba ocurriendo. No había réplica, sin embargo, tampoco habían vuelto a disparar y Sunoo seguía parado en medio del asfalto, prácticamente poniendo la frente en bandeja de plata. Lo estaban escuchando.
Era tan solo un niño pidiendo ayuda y daba la impresión de estar funcionando.
—¡Tenemos mujeres y heridos, por favor! ¡Estamos cansados y necesitamos ayuda! — volvió a gritar sin darse por vencido —. ¿Me escuchan? ¡Piedad, os ruego!
Se hizo el silencio una vez más y se quedó así durante unos minutos, dejando la incógnita de si habían escuchado sus súplicas.
Entonces, Jimin dio un tremendo salto cuando las puertas de la barricada se abrieron con un fuerte chirrido y todos exclamaron sin saber qué esperar. Era el momento de correr o quedarse. Fue muy tarde para arrepentirse cuando aparecieron un numeroso grupo de hombres armados detrás de las puertas. Personas. Sobrevivientes. Parecían verdaderos soldados sincronizados, tenían chalecos antibalas, cascos y armas largas. Al mismo tiempo, salieron más de ellos de las torres de vigilancia que no se habían mostrado hasta ahora.
Algunos tomaron posición detrás de las piletas de costales para ofrecer fuego de cobertura a quienes avanzaron con cautela —. ¡Pongan las armas en el suelo y manténganse donde están! — gritó el hombre que iba al frente del grupo.
Jimin obedeció la orden y se despojó de todas sus armas, alzando las manos vacías al aire. No iba a desafiarlos y sus amigos hicieron lo mismo, arrojando todo lo que tenían al suelo. Los hombres se acercaron a Sunoo, quien era el que estaba más cerca y Jimin se mantuvo alerta, asegurándose de que no le hicieran daño. Revisaron sus bolsillos para asegurarse que no estuviera armado, luego lo tomaron del rostro para revisar sus ojos con una lámpara y le preguntaron algo que Jimin no fue capaz de escuchar.
Cada uno de los soldados fueron hasta sus amigos y antes de darse cuenta, un hombre llegó hasta Jimin y éste levantó su mirada con temor. Era más alto que él, tenía cabello negro y ondulado, cayendo por sus ojos rasgados, los cuales expresaban calma. Aquel arrojó su arma hacia sus espaldas con la correa y le extendió una mano para ayudarlo.
Conmocionado, Jimin miró la oferta durante varios latidos dramáticos y vaciló antes de estrecharla.
—No te haré daño — aseguró con tono sereno y Jimin finalmente la tomó para ponerse de pie —. Nombre, edad y de donde vienes — cuestionó para distraerlo cuando agarro su rostro abruptamente y así poder revisar sus ojos con una lámpara cegadora.
—Jimin... Veintitrés... Busan...—contestó entrecortado.
—Jimin — repitió él enseguida —. Es un lindo nombre, creo que lo he escuchado antes — se apartó cuando confirmó que todo estaba en orden con su salud —. Oh, tienes un perro. Es magnífico, ahora tendremos tres ejemplares de distintas razas con él — sonrió de forma genuina —. Tranquilo, ahora estarás bien, Jimin.
El castaño escuchó lo que dijo el desconocido más no podía asimilarlo. No podía creer que esto estaba ocurriendo. Estaba en shock desde que lo ayudó a ponerse de pie con tanta decencia humana y sin darse cuenta, se formaron lágrimas en el rabillo de sus ojos. No había violencia, solamente amabilidad. Los otros hombres también le estaban ofreciendo ayuda a sus compañeros. Ayudaban a las chicas a ponerse de pie como si fuesen princesas y entre varios cargaron a Hyungsik que se encontraba muy débil, llevándolo a través de la barricada.
Realmente los estaban ayudando.
Jimin sonrió ampliamente y él hombre también lo hizo al verlo llorar de alegría.
—Creo que estás emocionado — dijo con una risa y le hizo una seña a otro tipo de chaleco, tenían una insignia rara —. Acompañalo adentro, está limpio.
Jimin fue tomado por el brazo y el hombre lo hizo caminar torpemente hacia la barricada. Iba a cruzar pero seguía tan aturdido que no se daba cuenta. Miró de reojo como Yoongi también estaba siendo llevado adentro y le sonrió aliviado, pues luego desde el día cero esperaron algo así.
Su corazón latía fuertemente por la agitación, sin embargo, aunque estaba conmocionado, Jimin tenía una cosa clara en su cabeza y era que toda esa felicidad quería compartirla con una persona... Jimin quería decirle a Jungkook que lo habían conseguido mientras saltaba a sus brazos y juntaba sus labios en un añorado beso, aunque estuviesen delante de todo el mundo.
Ya no estaba ebrio, pero soñaba con hacerlo, quería hacerlo porque eso era lo que sentía.
Por fin era capaz de aceptarlo.
Jimin se giró a sus espaldas, pensando que Jungkook vendría detrás de él y en ese momento, todo se derrumbó como una casa de naipes... A lo lejos, tres hombres estaban delante de Jungkook que seguía arrodillado con la cabeza agachada.
—E-espere—Jimin detuvo sus pies, queriendo volver.
No...
—Levanta la cabeza—le ordenó un hombre con tono sombrío al pelinegro, tenía los ojos entrecerrados con sospecha.
Durante unos segundo hubo incertidumbre y cuando Jungkook finalmente levantó el rostro, los tres hombres dieron un tremendo salto como si hubiesen visto al mismísimo satanás y volvieron a coger sus pistolas para apuntarle todos al mismo tiempo.
—¡¿Cómo te atreves a venir aquí, maldito carroñero?! — le gritó con rabia el primero de ellos.
—¡Francos, tenemos un intruso en el puente! ¡Estén atentos al perímetro! — avisó el segundo por la radio colgada en su chaleco —. Que grandes huevos tienes para venir a nuestro territorio, ¿buscas morir? — éste gruñó, rechinando los dientes.
Jungkook no dijo absolutamente nada, simplemente los miró por debajo de las pestañas. Al escuchar los gritos enojados y como se empezaba a crear un alboroto, el hombre amable que había levantado a Jimin rápidamente se acercó a la escena.
—¿Qué está pasando? — le cuestionó a sus compañeros, pero cuando estuvo lo suficientemente cerca y miró a Jungkook lo comprendió, puso casi la misma cara pasmada que aquellos —. ¿Qué estás haciendo aquí? — le cuestionó ahora a Jungkook.
Jungkook les sostuvo la mirada a todos y cada uno de ellos. No tenía miedo y era inmune a su aversión.
—Buscábamos refugio — respondió cortamente.
El hombre de cabello cobrizo carcajeó, irónico.
—Ah, ¿crees que somos idiotas, cierto? ¿Esto es una trampa? ¿Traes explosivos? — exclamó paranoico, empezando a esculcar a Jungkook sin ningún tipo de recato. Cuando no encontró nada peligroso sobre él, no estuvo satisfecho —. Nos está engañando, Taehyung. Todo esto debe ser una distracción.
El hombre llamado Taehyung dio un paso adelante, un poco más amenazante esta vez.
—Di la verdad, ¿Qué estás buscando aquí? — repitió, hablando con severidad —. ¿Cuál es tu misión? ¿Kim Dakho te envió?
—No sigo a ese hombre — respondió con un gruñido.
—Maldito mentiroso, ¡tienes su marca en el rostro! — interrumpió el otro hombre, realmente sulfúrico —. ¡Debería matarte ahora mismo!
Colérico, el hombre se abalanzó sobre Jungkook, quien recibió su puñetazo sin quejarse, no estaba tratando de defenderse, siquiera lo hizo inmutarse. A lo lejos, Jimin gritó cuando vio ese movimiento, llamando la atención del resto de sus compañeros que estaban siendo llevados al otro lado de la barrera. La felicidad había durado cinco minutos. Jimin intentó correr hacia Jungkook, sin embargo, el soldado lo retuvo con fuerza.
—¡No lo lastimen, por favor! ¡No le hagan daño! ¡No! — Jimin estaba gritando como un loco desesperado que pataleaba en los brazos del desconocido —. Él no tiene la culpa de nada. ¡Nos trajo hasta aquí porque se lo pedimos! — quiso explicar pero nadie lo escuchó.
Taehyung se acercó al tipo furioso y lo alejó de Jungkook con un empujón —. Hoseok, contrólate — ordenó, viéndolo seriamente —. Sabes que no le gusta que asesinemos personas a menos que no tengamos opción. A menos que estemos en riesgo.
—Esta no es una persona, Taehyung, ¡son monstruos sin remordimiento! — escupió sin calmar su ánimo —. ¿O ya olvidaste todo lo que nos han hecho las personas con esa marca?
Taehyung se crispó ante eso, dio justo en el blanco, no obstante, dio una inhalación profunda.
—Así no es como actuamos. Claro que no lo he olvidado, eso es imposible, pero hacer lo mismo que ellos también me convertiría en una mierda — terminó por responder con calma —. No nos corresponde tomar esta decisión.
—¿Quieres dejarlo libre? — Hoseok soltó una risa histérica —. Claro, dejar al león suelto alrededor de la aldea. ¿Perdiste la razón?
Taehyung no se inmuto.
—Vamos a llevarlo ante el jefe —avisó —. Él sabrá que hacer. Además, sabes perfectamente que tiene la última palabra.
El hombre de nombre Hoseok hizo una mueca, no estando de acuerdo y maldijo, alzando las manos como rendición.
—Amarrenlo bien y llevenlo a las mazmorras mientras tanto. El resto que vayan a la casa principal y mantengalos vigilados — ordenó finalmente a los soldados, dándole una mirada molesta a Taehyung y luego una letal a Jungkook —. Deben ser cómplices de este hijo de puta. ¡Vamos dentro y cierren puertas!
Las cosas cambiaron en un pestañear de ojos.
Esta vez, los soldados los tomaron sin amabilidad a todos por igual, arrastrándolos a través de la barricada contra su voluntad. Jimin gritó el nombre de Jungkook. Jungkook gritó el nombre de Jimin. Ambos tratando de mirar al otro mientras los cuerpos de los hombres se atravesaban entre ellos. Jimin pudo ver lo desesperado que estaba Jungkook por la persistencia en su contra de todo el grupo de hombres que lo inmovilizaban. No se había alterado hasta que vio a Jimin gritando su nombre mientras lágrimas quemaban sus mejillas rojas. No podían acercarse al otro aunque lucharan, y los obligaron a cruzar el resto del puente hasta que llegaron al final y los llevaron por caminos separados.
No sabía que le harían a Jungkook y lo peor es que éste no se sorprendió del resultado. Sabía que esto podía pasar, sin embargo, no lo dijo, tal vez quiso confiar en que no sucedería y podría continuar.
Jimin tenía una horrible impotencia en su pecho. En parte era su culpa porque insistió e insistió en venir aunque Jungkook no quería. Jimin deseaba pedirle perdón, se arrepentía de todo. Ya no quería que los aceptaran en su refugio, ya no quería su piedad, ya no quería nada, solamente quería estar con Jungkook, que los dejaran irse o que los asesinaran a los dos juntos... cualquier cosa menos separarlos.
No había un futuro en donde estuvieran separados, en donde uno si estuviera pero el otro no.
Eran ambos o ninguno.
[...]
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Capítulo dedicado a cecerwza Muchas gracias por el apoyo hermosa, siempre leo tus comentarios y veo que estás muy al pendiente de la historia. Tienes suerte, te dedique el primer capítulo con 🍋
Jejejeje primero que nada, ¡SE BESARON AAA! De hecho no se iban a besar aquí pero mientras escribía se sintió correcto que lo hicieran. Segundo, ¿opiniones del 🍋? ¿Les gusto? Es una pequeña probada de lo que vendrá, vamos calentando.
Es la primera vez que escribo escenas así y las publico. Perdóname Dios por esta mente tan trastornada que tengo. No puedo negar que esto es lo mejor de las historias. Me gustó el resultado aunque fue muy difícil. ¡Tratare de mejorar para las siguientes escenas!
Éste capítulo fue una montaña rusa de emociones, muy padre al comienzo y luego ✊🏻, terminamos mal. Primera aparición de Hoseok y Taehyung. Hoseok el cabron que casi mata a Jungkook. Tenemos un nuevo acantilado en la historia. ¿Qué pasará con Jungkook? No lo sabremos hasta en el próximo episodio:)
Al final se escogió carroñeros para el grupo de Dakho y Sniffers para los animales infectados.
Me voy de vacaciones y les quise dejar este momento tan ansiado mientras no estoy. ¡Cuando vuelva espero leer todas sus opiniones y no se olviden de votar! Me ayudan mucho ❤️
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