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✘ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴜɴᴏ

En menos de un segundo, Jimin ya se encontraba delante de Jungkook para ayudarlo. Con las cejas arrugadas de preocupación, acunó el rostro magullado de Jungkook entre sus manos y pasó sus ojos por las heridas en su rostro que no eran agradables a la vista. Su ojo izquierdo estaba hinchado y su boca goteando sangre, sin embargo, lo más preocupante era el círculo oscuro, mojado y pegajoso, que se estaba formando en su camiseta color gris. Parecía una herida de cuchillo. Sus dedos ensangrentados presionaban la herida debajo de su costilla.

Jimin tuvo unas inmensas ganas de llorar.

Ver a Jungkook tan lastimado le dolió tanto como lo asustó.

—Qué fue lo que te hicieron —dijo temblando, su voz salió quebradiza.

Adolorido, Jungkook se encorvó a la altura de Jimin, casi recargando sus frentes como si por fin pudiera dar un respiro después del tope de adrenalina que lo ayudó a regresar a la vivienda en ese estado. Su cara estaba demasiado pálida y le devolvió una mirada apagada.

—Estoy bien, no te pongas histérico — masculló con un gruñido mal contenido al ver las lágrimas de Jimin, no obstante, su apariencia decía otra cosa.

Se recargó contra Jimin, quien lo rodeó de inmediato para mantenerlo de pie.

—¡¿Cómo vas a estar bien?! ¡Estás sangrando! — exclamó el castaño, alterado, manchándose la ropa con la sangre ajena —. No puede ser Dios mío, necesitas un botiquín de primeros auxilios. ¡Woojung! ¡Sarang! ¡Ayuda! — gritó por las escaleras esperando ser escuchado por alguien.

Todos estaban tan cansados y agobiados por lo que estaba ocurriendo con Wonho que debían estar en el quinto sueño. Desesperado, pasó el brazo pesado de Jungkook por encima de sus hombros para levantarlo con un esfuerzo extra y ayudarlo a subir escalón por escalón y llegar a su habitación en la segunda planta, a pesar de las negaciones de aquel que juraba estar bien.

—Fue superficial, el cabrón era lento y apenas alcanzó a rozarme —le dijo el pelinegro como si nada, ocultando muy bien la agonía que le provocaba dar un simple paso —. Sobreviviré, matarme no les será tan sencillo...

El castaño ignoró lo que estaba proclamando el pelinegro en voz baja, la adrenalina de la pelea estaba nublando sus sentidos y su dolor. En este momento no importaba otra cosa que no fueran sus heridas, Jimin luego se preocuparía por lo que ocurrió.

Dejó a Jungkook en la cama y rápidamente se alejó para buscar el botiquín de primeros auxilios en el compartimento alto del armario donde le había indicado Jeon. El contenido tenía los instrumentos necesarios para tratar heridas de primer grado. Regresó hasta donde Jungkook, el cual se encontraba sentado en la orilla de la cama con las piernas abiertas mientras ejercía presión en la herida de su costado para detener la hemorragia.

—Déjame ver qué tan mal está — señaló su tórax.

Con movimientos lentos, Jungkook se sacó la camiseta rasgada y manchada de sangre por la cabeza, dejando ver la herida con cuchillo debajo de su costilla. Jimin se estremeció al mirar la piel abierta color rojo vivo. Era superficial como había dicho y no abarcaba mucha distancia, sin embargo, necesitaría de algunas puntadas.

—N-necesitas sutura — avisó intentando no demostrar su tormento y preocupación por la herida. No era demasiado grave, pero debía doler mucho aunque Jungkook no lo exteriorizara —. Llamaré a los gemelos.

—No — Jungkook lo interrumpió con un resoplido ronco, acomodándose sobre su palma apoyada al colchón y engulló la mano del castaño para evitar que se fuera de la habitación —. Hazlo tú, Jimin.

—¿Qué? — aquel abrió sus gestos en grande.

—No quiero que me vean así luego de lo que ocurrió con Wonho. Será demasiado para ellos — dijo en voz baja —. Así que si quieres ayudar, haz la sutura.

—P-pero nunca lo he hecho antes, no quiero lastimarte — Jimin negó con la cabeza, ya que no quería empeorar la herida. Él no era médico —. Alguien debe poder encargarse de esto, yo-

—Nadie aquí sabe hacer una sutura y no confío en los doctores de este sitio. Tú eres la única opción o tendré que hacerlo yo mismo — sentenció con suma seriedad, una seriedad que asustó a Jimin.

No dudaba que Jeon tuviera los cojones para cocerse solo.

Nervioso por la tremenda confianza que Jungkook estaba poniendo sobre él, Jimin observó el tajo abierto sobre su piel y seguidamente los materiales para suturar en el botiquín de primeros auxilios. Tenía conocimientos sobre pequeñas cosas de medicina gracias a Seokjin que estudiaba en la universidad e incluso alguna vez hace mucho tiempo le explicó cosas básicas del arte de la curación. No era completamente ajeno, sin embargo, no era un profesional o algo semejante.

—Jungkook, no...

—Confío en que lo harás bien, Jimin — continuó antes de que Jimin se negara. Jungkook no había soltado su mano —. Eres el único en quien puedo confiar para hacerlo.

Jimin parpadeo varias veces, sus pestañas largas revolotearon por la confesión al mismo tiempo que hacía contacto visual con Jungkook quien no titubeó.

Le estaba confiando prácticamente su propia vida.

Por primera vez, Jungkook lo necesitaba a él, no al revés, y eso le revolvió el estómago. Nunca creyó que pudieran llegar a este punto. Jimin obviamente no permitiría que Jungkook lo hiciera por sí solo y no podía seguir perdiendo tiempo en vacilaciones porque el pelinegro estaba sufriendo, perdiendo sangre y corría riesgo de infectarse si no era tratado en la inmediatez.

En una hecatombe tienes que sobrevivir con lo que tienes a tu alcance.

—D-de acuerdo — aceptó e inmediatamente comenzó a preparar los instrumentos que ocuparía al mismo tiempo que Jungkook se acomodaba. El castaño desinfectó sus manos con alcohol y luego, cogió un paño limpio para quitarle el exceso de sangre y suciedad del torso tonificado —. Mi hermano me explicó algunas cosas de enfermería alguna vez... Lo haré bien — comentó para darle sosiego a Jungkook, o mejor dicho a sí mismo.

—No tienes que darme explicaciones — le dijo para no arrepentirse y el castaño prefirió mantenerse callado, pues nerviosismo era evidente.

Se acercó a Jungkook colocándose en medio de sus muslos abiertos y se agachó para ver la herida de cerca. Sintió como aquel se estremeció ligeramente cuando comenzó a desinfectarla con cuidado, sin embargo, no se quejó o hizo algo más que fruncir el ceño y contraer los músculos de sus brazos apoyados. Jungkook tenía un umbral de dolor alto y Jimin admiraba eso, pues él en su lugar posiblemente estaría retorciéndose y haciendo más difícil el trabajo.

Una vez que Jimin lo limpió sin mayores complicaciones, se encargó de esterilizar las pinzas y agujas que utilizaría para llevar a cabo la sutura.

Respiró profundamente.

—¿Estás seguro de esto? — preguntó con los instrumentos listos en sus manos.

—Mierda, solo hazlo — contestó Jungkook con exasperación y aventó la cabeza hacia atrás.

En el fondo Jimin esperaba que Jungkook se arrepintiera y no pusiera tanta responsabilidad sobre sus hombros, pero debía tomarlo con la debida seriedad.

—Intenta no moverte. Seré cuidadoso, ¿está bien? — pidió mientras tomaba el hilo negro —. Allá voy.

Jimin miró a Jungkook una última vez en busca de su permiso para comenzar y aquel le dio un asentimiento con la cabeza. No podía creer que verdaderamente haría esto, pero sabía que era capaz de hacerlo bien, de lo contrario, no hubiera aceptado jamás.

Entonces, Jimin inhaló profundamente antes de comenzar a unir la carne abierta de Jungkook. Su pulso siempre había sido bueno, no temblaba. Cada vez que la aguja atravesaba la piel miraba el rostro de Jungkook para asegurarse que no le estuviera lastimando y al ver que aquel siquiera se inmutaba, aguantaba el dolor como un toro, sentía más confianza en su trabajo de curación. No quería hacerlo mal o resultaría peor. Una sutura mal hecha podría implicar muchos problemas, incluso una gangrena.

Y agradecía que solamente era un navajazo que no alcanzó a dañar algún órgano vital, sin embargo, eso no quitaba el hecho de que eran lesiones atroces y con encono. No quería saber porque el pelinegro había terminado en este estado y eso comenzó a ponerlo nervioso.

Jungkook carraspeó roncamente en medio del silencio —. ¿Tenías un hermano doctor? — guió su mirada hacia abajo para observar a Jimin suturar la herida de su costilla con esmero, cuidado y delicadeza.

—Algo así, seguía estudiando, pero era muy bueno en lo que hacía — respondió Jimin sin verlo a la cara, sus labios voluptuosos apretados por la concentración.

El pelinegro hizo un sonido gutural.

—Sigue hablando — pidió de pronto —. Distraerme — completó después.

El castaño estaba tan absorto que siquiera se dio cuenta que Jungkook estaba hablando primero, pidiendo que le contara sobre su vida personal justamente en este momento que estaba suturando una herida cuando anteriormente estuvieron tanto tiempo juntos y apenas se dirigían la mirada. Parecía que no eran capaces de hablar o tener un acercamiento ameno a menos que la situación peligrosa, trágica, de vida o muerte, los orillara a hacerlo.

—Tenía dos hermanos mayores. Namjoon vivía aquí en Busan mientras que Seokjin era el encargado de cuidarme. Se tomaba muy enserio su papel de enfermero cuando llegaba a lastimarme en los partidos de béisbol — siguió él con fluidez porque hablar de su familia no le era complicado, sentía que así honraba sus memorias. Recordar aquellos momentos le daban nostalgia —. Siempre estaba en las gradas con un enorme botiquín de primeros auxilios — recordó.

—Ah, así que el drama viene de familia — Jungkook dio un asentimiento como si comprendiera un poco más de donde provenía la personalidad de Jimin.

El castaño únicamente no sonrió porque la situación era todo menos agradable, pero si, él siempre fue el más sentimental. Seokjin era extravagante mientras que Namjoon era adusto, duro como una piedra.

Hubiese sido interesante que sus hermanos conocieran a Jungkook.

—¿Y qué hay de ti, tenías familia? ¿Hermanos? — indagó el castaño.

Ahora que lo pensaba, no sabía absolutamente nada de Jungkook más que era un cabrón. Todo en él era un completo misterio. No obstante, el cambio a su vida personal pareció no gustarle porque desvió la mirada y volvió a cerrarse en su caparazón.

Jimin pensó que no diría nada, pero...

—Una hermana menor... Solamente éramos ella y yo — se limitó a decir viendo a otro lado.

Parecía que faltaba una parte importante a esa historia, pero el castaño no lo presionó porque dijera más, comprendía que era difícil hablar de las pérdidas y se concentró en terminar su trabajo, cortando el hilo del último punto con las tijeras.

La sutura final se veía perfecta. La piel bronceada se había cerrado correctamente en cuatro puntos simples y Jungkook descendió la mirada para ver detenidamente el resultado.

—¿No te habré hecho daño? ¿Sientes dolor? — preguntó un poco preocupado.

Pero Jungkook negó con la cabeza y después, lo miró directamente a los ojos.

—Gracias — dijo en voz baja, apenas fue audible, pero esa simple palabra hizo que el corazón de Jimin se acelerara.

No estaba acostumbrado a la suavidad de Jungkook. Era incluso algo extraño pero se sentía bien. Jimin reprimió la sonrisa empujando sus labios y asintió con la cabeza mientras se ponía de pie frente a Jungkook.

—No hagas movimientos bruscos o los puntos pueden romperse — sugirió, pero la mirada que le echó Jungkook lo contradijo de inmediato.

Claramente el hombre no se quedaría quieto aunque tuviera ambas piernas rotas.

Tenía otras cortadas pequeñas, no obstante, Jimin se enfocó en su rostro magullado, siendo difícil ignorar su labio partido en donde la sangre brillante estaba chorreando por su barbilla. Entonces, llevó un paño nuevo hasta allí para limpiar los restos del mentón y boca. Por una fracción de segundo, Jungkook observó (algo sorprendido) la mano de Jimin tocando su labio inferior y después subió lentamente a sus ojos avellana.

—Aún falta aquí — fue lo que dijo Jimin.

—Créeme que puedo soportar un labio roto — contestó él con ironía, casi pudiendo leer los pensamientos de Jimin —. ¿Crees que mi cara se verá mejor si haces eso? Muy considerado, pero déjalo así.

Su respuesta sarcástica hizo que el corazón de Jimin se oprimiera dentro de su pecho, sabía a qué hacía alusión y eso únicamente aumentó sus ganas de querer curar y aliviar el dolor que se esforzaba por esconder.

Jimin se estiró al botiquín de primeros auxilios que estaba sobre el colchón, acercando su cuerpo al de Jungkook en el acto y empapó un pedacito de gasa con el desinfectante. Luego, lo acercó a Jungkook nuevamente, el cual alejó el rostro haciendo una mohín.

—No quiero esa mierda.

—Si lo haces — contradijo el castaño, terco.

—Solo te pedí suturar, no-

—Basta, no seas necio por una vez — Jimin tomó las mejillas de Jungkook entre sus manos para mantenerlo derecho en su sitio y aquel abrió los ojos redondos por el movimiento osado y firme que no daba lugar a discusión —. Así... Quédate en esta posición... — lo instruyó cuando sus rostros quedaron de frente a una distancia estrecha, Jimin un poco más arriba debido a la posición.

Jungkook lo miró fijamente, largo y penetrante, provocando que Jimin perdiera su seguridad y dejará caer sus manos con cautela, pensando que esta vez cruzó la línea de confianza, sin embargo, Jungkook lo vio unos segundos más y Jimin se sorprendió cuando levantó el mentón en un mejor ángulo para él.

—Hazlo entonces... — contestó Jungkook sin quitarle los ojos de encima —. ¿Eso es lo que quieres?

—Lo que quiero es no verte así — dijo, su respuesta fue automática.

Jungkook se quedó en silencio, meditando, y Jimin aprovechó para acomodarse entre sus fuertes muslos, procurando mantener una distancia prudente entre ellos para no tocarse. Con dulzura, apartó los mechones rebeldes de cabello negro detrás de sus orejas para que no estorbaran. Su piel estaba muy dañada, pero a pesar de las cicatrices, nuevas y viejas, que surcaban su cara, seguía siendo un rostro joven y varonil. Enfocó su vista a la boca de Jungkook y acercó el pedacito de gasa para dar ligeros toquecitos sobre el labio inferior, eliminando cualquier rastro de sangre seca u otra materia que se haya acumulado ahí.

Era gentil la forma en que Jimin lo limpiaba sin intentar infligir dolor. Un dolor que a Jungkook no le estremecía y seguía estoico como un militar entrenado, apenas parpadeaba, prefería estar enfocado en el suave rostro de Jimin, lo cual lo puso nervioso.

De pronto Jungkook estaba cooperando demasiado y se dejó hacer y deshacer.

Jimin no sabía si era porque simplemente estaba fatigado o se encontraba débil.

Entonces, se atrevió a mirar la desnudez de Jungkook. Su cuerpo maltratado hablaba por sí solo acerca de su pasado. A simple vista, Jungkook tenía tantas marcas de guerra, moretones y lesiones sobre su cuerpo que algún día le cobrarían factura.

Pero eso no era nada.

Mordiéndose los labios, Jimin miró la cicatriz antigua de Jungkook que atravesaba su ojo grisáceo. Nunca le había preguntado si tenía visibilidad, pero parecía que no. A menudo se preguntaba cómo había sido aquel momento en que la tragedia sucedió y automáticamente su cuerpo se estremecía al imaginarlo.

No merecía haber pasado por tanto dolor.

Jungkook no era un monstruo... o al menos no para Jimin. Solamente era alguien muy dañado.

Era un hombre que se había adaptado para sobrevivir a este espantoso mundo. Su hostilidad nació de cargar con la peor parte de la historia. No conocía otra cosa más que dolor y muerte. Era prácticamente el escudo que recibía los golpes más duros y a pesar de las desgracias, todavía podía ver algo de brillo a través de las grietas.

Jimin veía a Jungkook como un puercoespín que se defendía de sus depredadores, pero esas mismas púas que lo ayudaban a defenderse, arrasaban por igual con las criaturas inofensivas a su alrededor, y Jungkook necesitaba a alguien que no le diera miedo abrazar esas espinas.

Necesitaba alguien en quien confiar.

Dejándose llevar por sus emociones, Jimin terminó por acunar el rostro de Jungkook con su mano al mismo tiempo que lo veía con calidez, lo cual tomó al pelinegro por sorpresa. Esto no era parte de la curación, pero quiso hacerlo. Su pulgar acarició su mejilla cerca del surco carmesí y se detuvo un momento para ver la reacción de Jungkook. Al notar que el pelinegro no se molestó por su atrevimiento como pensó que lo haría, simplemente parpadeó, se mantuvo ahí acariciándolo como si fuese un gato en lugar de un maldito tigre.

—Debo verme muy jodido — dijo Jungkook con una burla agria, pero el castaño seguía totalmente taciturno —. No deberías preocuparte por mí — mencionó, consciente de los pensamientos de Jimin, su pequeña mano temblaba y sus ojos estaban lagrimosos.

—Tú me has ayudado demasiadas veces a mí, ¿por qué no puedo hacer lo mismo por ti? — interrogó, respirando en voz baja.

Jungkook lo miró un momento.

—Porque tú aún no estás dañado, en cambio, no hay nada que puedas hacer por mí — contestó con simpleza, no hubo tristeza en su voz a pesar de sus palabras crudas —. Siempre preocúpate por ti mismo, aunque eso implique jugar en la línea de lo incorrecto. Haz lo que te convenga. No le debes nada a nadie, tampoco a mi — Jungkook se puso totalmente serio mientras lo decía.

Jimin sintió un nudo en el estómago y su respiración se entrecortó por aquellas palabras, no obstante, mantuvo sus sentimientos a raya.

¿Qué podía responder a eso?

—¿Me dirás que ocurrió? — cuestionó en cambio, quedándose en esa posición cercana.

La expresión de Jungkook se endureció al instante y sus hombros se cuadraron —. Todo estará bien — contestó evadiendo la pregunta.

El castaño se relamió los labios por su respuesta dudosa —. ¿Cómo estás tan seguro que todo estará bien? — interrogó con el cuerpo temblando.

Esto definitivamente NO estaba bien aunque Jungkook se esforzara por demostrar lo contrario. Jimin tampoco era imbécil.

—¿Por qué lo hiciste? — angustiado, le preguntó —. ¿Y si hubieras muerto?

Un escalofrío recorrió su columna vertebral al pensar en esa posibilidad.

¿Qué hubieran hecho sin Jungkook?

¿Qué hubiera hecho Jimin sin Jungkook...?

—Hice lo que tenía que hacer. Lo que le hicieron a Wonho no quedaría impune, no mientras yo siga respirando — mencionó sin alterarse —. Y no importa lo que me pase a mi, aceptaré las consecuencias — terminó por decir.

El castaño se separó de Jungkook.

—Pero a tus amigos sí que les importa — contestó levantando su voz molesta —. ¿Crees que Wonho quisiera esto? ¿Acaso no ves todo lo que está sucediendo? ¿Cómo puedes ponerte en riesgo cuando más te necesitan? ¿En serio quieres morir ahora, después de todo? ¿De qué hubiera servido entonces? — le preguntó seriamente, pero Jungkook no se perturbó, lo cual le desesperó.

¿Cómo podía actuar así cuando todo era una completa mierda? ¿Cuándo todos en esta casa estaban sufriendo?

No era el único que estaba perdiendo los estribos y no necesitaban más problemas con que lidiar.

Jimin no quería que le pasara nada malo, pero era deprimente, triste, que a Jungkook no le importara su propia vida, ya que se veía como un caso perdido y lo único que le importaba era hacer pagar a las personas que lo dañaron, sin importar cuál fuera el precio.

Era más grande su sufrimiento, enfado y tristeza, que cualquier otra cosa.

Jimin inhaló profundo, guardando la compostura y habló nuevamente —. La venganza nunca te dará el alivio que necesitas, solamente te haces mas daño.

—Detente — advirtió para que no fuera por ese camino.

—No, no me voy a quedar callado esta vez— prosiguió con exasperación —. Les estas dando demasiado poder sobre ti al dejar que manejen tus emociones, pero demuestra que eres más fuerte que ellos-

—No voy a escuchar esa mierda — Jungkook lo interrumpió, su tranquilidad desapareció en un santiamén, ahora estaba enfadado —. No quiero un maldito sermón. No sabes nada sobre mí o lo que necesito, así que no hables como si lo supieras — le respondió, tajante y directo.

—¡Entonces qué es lo que necesitas! — exclamó Jimin desesperado —. Dime y tal vez así pueda comprenderte mejor. Entiendo las razones detrás de tus actos y entiendo que estás desesperado por una salida, pero no es la correcta — le respondió con firmeza.

—No, tú no entiendes un carajo —lo interrumpió —. No hay otra manera de luchar contra ellos. ¿Piensas que la solución es simplemente olvidar e irse? Aunque pudiera escapar, no lo haría. Luego de todo lo que he hecho, es muy tarde para arrepentirse — el tono blanco de sus ojos se encontraba rojo y la línea de su mandíbula apretada del coraje —. ¿Cómo podría simplemente dejar atrás este lugar?

Hubo un pequeño silencio lleno de incertidumbre y Jimin pudo comprender.

—Tienes miedo — mencionó, pues ahora lo veía, lo notaba en su lenguaje.

Era normal, era de humanos sentir emociones y miedo. No lo juzgaría o se burlaría de ello.

Jungkook lo miró por debajo de las pestañas.

—No tengo miedo por mi — por fin contestó luego de una pausa —. No buscan matarme sino hacerme sufrir en vida, volverme loco... y para eso utilizan mis debilidades — Jungkook mantuvo el contacto visual con Jimin mientras lo decía, era tan cruel como sonaba y aquel se estremeció.

Sus debilidades eran las mismas que las de Jimin.

Eran genios cuando se trataba de destruir a alguien desde adentro, infundir miedo. En su mente vivía el pavor del futuro, en las mañanas convertidas en paranoia y en las noches vueltas pesadillas; las cabezas pútridas de sus amigos clavadas en estacas altas mientras lo obligan hacer de testigo. Las risas histéricas atormentando su cabeza. Dakho diciendo «te lo dije» contra su oído.

Jungkook se obligó a bajar la mirada y cerrar los ojos violentamente.

Siempre se sentía tan vivido, tan cercano.

Si, tenía miedo de que todos sus compañeros murieran y él quedarse atrapado aquí. Lo que le pasara a él nunca le había importado, incluso ansiaba finalmente abrazar la muerte, no obstante, existían razones que lo retenían.

Y el hombre que estaba parado delante suyo, quien se estaba acercando más de lo debido y se estaba metiendo por debajo de su piel más rápido que cualquier persona, podría convertirse en otra de esas debilidades.

—Debiste matarme y huir con tu amante cuando tuviste la oportunidad, Jimin. Ahora serías libre y estarías muy lejos de este sitio — masculló con un gruñido, sorprendiendo al castaño porque dijera aquello tan de repente.

Jimin negó un poco con la cabeza —. No me voy a ir porque ahora estamos juntos en esto — le respondió con determinación.

Jungkook rechistó con mofa —. No escuchaste nada de lo que dije, cierto. No necesito la ayuda de nadie, mucho menos la tuya. Eres un estorbo, una distracción, más que un apoyo y solamente estamos juntos porque no tengo otra alternativa — enfatizó cada palabra. Su mirada fría e insignificante fue capaz de hacer temblar a Jimin —. Me das muchos problemas.

La respiración de Jimin se entrecortó y tartamudeó, pareció confundido y luego herido, pues de pronto su crueldad estaba dirigida a él cuando lo único que había hecho era querer ayudarlo.

—Y si piensas eso de mí, ¿por qué sigues ayudándome? —le preguntó en un murmullo débil.

—Salvarte en primer lugar nunca estuvo en mis planes, tampoco que confiaras en mí porque soy el único que te ha mostrado algo de piedad — respondió él sin inmutarse —. Pero no quiero tu muerte en mi conciencia, esa es la única razón.

Jimin lo miró totalmente anonadado por su cambio drástico de actitud. Alguna parte en el interior de su pecho dolió por sus palabras frías y brutales. Luego de todo lo que pasaron juntos, unidos como si fuese un equipo que se cuidaba la espalda, realmente creyó que algo había cambiado entre ellos...

Tal vez, pensó que podían ser amigos.

Con sentimientos encontrados, Jimin dio un paso atrás con los ojos brillando de las lágrimas no derramadas, intentando no demostrar lo mucho que sus palabras le habían afectado. Le dolió, pero más que eso, le lastimó, lo hizo sentir débil, inservible y pequeño.

Y Jimin estaba hasta la coronilla de ser la persona buena de la que todos se aprovechaban.

¿Sus sentimientos lo hacían débil?

—Tienes razón — le respondió condescendiente, usando el mismo tono de voz enfurecido y pedante de Jungkook, sin embargo, no le importó. En esta ocasión no metería la cola entre las patas como un cachorro asustado —. Las circunstancias nos obligaron a estar juntos, pero no debe seguir siendo así —avisó.

Jungkook entrecerró los ojos y se reincorporó rápidamente en su sitio porque no esperaba esa respuesta feroz de Jimin que ni siquiera lo dejo hablar.

—Mi vida está arruinada ahora y lo único que puedo hacer es buscar oportunidades para salir de este puto infierno en el que tú me metiste — señaló y se limpió el rostro empapado con el dorso de la mano —. Usaré los medios que sean necesarios. Tampoco te necesito, sobreviví por mi propia cuenta mucho tiempo y voy a demostrártelo — le dijo en un claro desafío.

—¿Y qué piensas hacer, uh? —Interrogó, viéndolo fijamente sin mucha confianza.

—Bueno, a Dakho parezco agradarle— mencionó y la cara de Jungkook se crispó en seguida—. Debería empezar por ahí.

—Jimin — le dijo Jungkook en advertencia, pero el castaño dejó de escuchar —. ¡Jimin!

Jungkook observó como Jimin se dio media vuelta para dirigirse a la puerta y se levantó de la cama velozmente para alcanzarlo, tragándose el dolor que le provocó el movimiento brusco. Entonces el castaño quedó enjaulado contra la pared, una mano más grande engulló la suya alrededor del pomo de la puerta y forcejearon, Jimin giró la manilla con fuerza, pero el pelinegro le estaba impidiendo abrir.

—Déjame salir — ordenó Jimin sin voltear atrás.

—No — sentenció Jungkook —. ¿Sabes lo que pasará si sales sin mí? Cualquiera que te miré querrá comerte de un bocado y adivina quien tendrá que encargarse de todos y cada uno de ellos — preguntó con un tarareo de mal gusto —. ¿Quieres que me apuñalen otra vez, cierto?

—No te estoy pidiendo que interfieras, puedo defenderme solo — se defendió mostrando dignidad.

—Eso dices ahora... pero ya te puedo escuchar gritando mi nombre — susurró detrás suyo con voz áspera —. Una oveja como tú no puede luchar contra una manada de lobos aunque lo intente.

La respiración de Jimin comenzó acelerarse por sus palabras, ya que posiblemente tenía razón, pero estaba enojado y no quería escuchar, e intentó escapar nuevamente para salir de esa incómoda posición, sin embargo, el antebrazo de Jungkook estaba haciendo presión contra la puerta y no parecía querer alejarse.

—No te dejaré salir de esta casa — sentenció.

—Lo que haga para sobrevivir no te incumbe — respondió al instante —. Así dejaré de ser una molestia para ti y podrás seguir viviendo como lo has hecho hasta ahora.

—Realmente no eres capaz de ver que estoy tratando de salvarte el pellejo — mencionó irritado, acercando su boca contra la parte trasera de su oreja, provocando que los vellos de Jimin se erizaran debido a la proximidad —. ¿Además de todo, también eres despistado?

El aliento caliente de Jungkook le hizo cosquillas en la nuca y su cuerpo fornido se juntó con su espalda. La respuesta del cuerpo de Jimin fue inmediata; se estremeció como si hubiese sido electrificado al sentir la calidez del cuerpo ajeno detrás suyo. Dejó de luchar contra la puerta y simplemente se quedó ahí.

—Desde el día en que apareciste tu presencia me ha comido la puta cabeza y no puedo mantener los ojos en otra parte que no seas tú. Es desesperante — Jungkook se quejó, frustrado consigo mismo, luchando con sus propios demonios internos —. Aunque no te des cuenta siempre te estoy vigilando.

Los ojos sorprendidos de Jimin se abrieron y su respiración se aceleró.

No supo que responder a su confesión.

Y no entendía lo que quería Jungkook diciéndole esto.

No entendía su forma de actuar, lo protegía, pero al mismo tiempo lo trataba como si fuese una molesta mosca que zumbaba a su alrededor.

Antes de que pudiera decir algo, la mano de Jungkook se enroscó en la cintura de Jimin, que era tan pequeña como se veía, para darle la media vuelta con fuerza. De repente su espalda quedó presionada contra la pared y Jimin se encontró cara a cara con Jungkook, quien tenía una mirada depredadora entre los mechones de su cabello negro, su mano restante estaba apoyada contra la puerta aún lado de su cuerpo tembloroso. El castaño contuvo la respiración. Su altura, su cuerpo corpulento, su expresión enfadada, su mera presencia oscura e intimidante se tragó la habitación entera, dejándolos a ellos dos solos.

Los ojos de Jungkook estaban sumergidos en el fondo de los de Jimin, ejerciendo un poder hipnotizante Parecía amenazador, pero no avanzaba, simplemente seguía parado allí, justo en frente de Jimin, demasiado cerca, elevándose sobre él para demostrar quien e tenía el control. Sus caras estaban a unas cuantas pulgadas, mezclando las respiraciones.

—Este es el momento en donde me empujas y sales corriendo — murmuró Jungkook cerca de su rostro ruborizado, el calor de su cuerpo semidesnudo envolviendo a Jimin y haciéndolo temblar —. Este es el momento donde no te vuelves acercar a mi por miedo.

Lo decía como si estuviese dándole la oportunidad de irse antes de que sucediera algo terrible, pero Jimin respiró profundamente por la nariz y luego, tragó con fuerza para hacerle frente.

Hace unos días efectivamente hubiera salido corriendo despavorido por estar en esta posición con Jungkook, no obstante, Jimin estaba estático, firme, ninguno de sus músculos quería moverse. Le estaba sosteniendo la mirada avasalladora sin alterarse. ¿Qué había cambiado desde aquel entonces? ¿Que estaba provocando Jungkook en él para que esta cercanía ya no pareciera peligrosa y amenazante?

Jimin parpadeo varias veces, revoloteando sus pestañas largas sin romper el contacto visual —. Si quieres asustarme tendrás que intentar más fuerte... Ya he dejado de tenerte miedo, Jeon Jungkook — lo retó sin más.

No sabía a qué juego peligroso estaban jugando o que estaba buscando exactamente, pero quería continuarlo.

La respuesta evocó una sonrisa de Jungkook, lejos de molestarlo, encendió fuego ardiente en sus ojos y el corazón de Jimin dio un vuelco al verlo reír con sus dientes perlados. Identificó la malicia en su expresión y un segundo más tarde, la mano libre de Jungkook fue subiendo por su cuerpo vestido mientras la otra seguía envuelta en su cintura para mentarlo en su sitio. La mano de Jungkook llegó hasta su cuello en donde apretó levemente como una muestra de intimidación, sin embargo, siguió su camino hasta arriba en donde los dedos de Jungkook se enroscaron en su mentón sin delicadeza, obligándolo a mantener la mirada.

—¿Por qué estás tan confiado? No sabes lo que soy capaz de hacer o hasta donde puedo llegar — le dijo en voz baja.

Jimin contuvo la respiración, tratando de mantenerse fuerte. Sabía perfectamente que Jungkook tenía el control de la situación, podía manejarlo a su antojo si le apetecía y lo peor era que estar a merced suyo no le asustaba.

—No me harás daño — afirmó con seguridad.

—¿En serio lo crees? Después de que casi asesine a tu querido compañero — mencionó y Jimin apretó la mandíbula.

—Pero no lo hiciste... No lo hiciste porque yo te lo pedí — mencionó, obligándose a que su voz saliera sin temblar.

—Ah, ¿y ahora piensas que tienes control sobre mí? ¿Es eso? — Jungkook ladeo un poco la cabeza, como un gato divirtiéndose con el ratón y se agachó a la altura de Jimin: —Apenas tienes control sobre ti —se burlo de Jimin —. Crees que no me doy cuenta que te pones nervioso cuando estoy cerca de ti. Ahora mismo puedo sentir tu cuerpo vibrar al contacto con el mio.

Las mejillas de Jimin se tornaron a un color rosado por la falta de control de sus reacciones corporales, pero no se dejó humillar —. Al menos no soy quien tiene al otro contra la pared — lo señaló autosuficiente.

—Pero bien que sigues adelante de mí — respondió y eso fue todo.

Entonces, el brazo de Jungkook se deslizó debajo de la camiseta de Jimin para rodearlo por completo y apretarlo contra su torso, dando a entender que había perdido la oportunidad de escapar de su voluntad. El corazón de Jimin dio un salto y por inercia sus manos se aplanaron contra los pectorales de Jungkook, lo cual le dio un lindo rubor a sus mejillas al recordar la desnudez del contrario. Tenía cicatrices por doquier, sin embargo, eso no lo hacía menos atractivo. La apariencia masculina, salvaje y ruda de Jungkook, su abdomen levemente ejercitado, los músculos de sus brazos que se flexionaban cada vez que lo estrujaba contra él, su nuez de Adán, la línea de su mandíbula cuadrada y sus labios rosados que quedaban exactamente a la altura de sus ojos, estaban provocando algo que Jimin no había sentido en mucho tiempo y no quería aceptar.

Esta vez no había una excusa que justificara el hecho de que Jungkook tocara su cuerpo ni tampoco el hecho de que Jimin se dejará con tanta docilidad. Estaban demasiado cerca, invadiendo su intimidad, probando lentamente el terreno, tentandose.

Ninguno parecía tener intención de retroceder.

Estaban tan cerca que el buen juicio de Jimin estaba apunto de ser traspasado por un hombre que jamás pensó lo fuera a alterar en el sentido más carnal.

Jungkook estaba en el mismo canal que Jimin, ensimismado. El cabello lacio cayendo sobre sus ojos rasgados, esos labios carnosos y voluptuosos que eran lo más grande de su cara pequeña, hasta su cuello y sus clavículas expuestas debido a lo grande que era su camiseta. Camiseta de Jungkook. Su piel estaba limpia y lechosa luego de haber tomado una ducha. En sus fosas nasales se hundió el olor a coco, lo cual lo hacía todavía más provocador.

Admitía que Jimin era una cosita bonita.

Jamás se había sentido tan tentado por él, jamás había querido clavar sus garras en Jimin y destrozarlo como ahora. Jungkook nunca se imaginó que podría gustarle tenerlo así, sumiso, debajo de su agarre y dispuesto a seguir.

Jimin notó como la respiración de Jungkook comenzó acelerarse por sus pensamientos intrusivos, estaba ardiendo y tuvo que apretar los labios para no dejar escapar un gimoteo cuando Jungkook lo clavó contra la madera vieja con más ímpetu mientras lo abrazaba con un solo brazo. Sus músculos duros se presionaron contra su ombligo, al igual que la cadera de Jungkook encajó perfectamente contra la de Jimin de forma insana, encendiendo una llamarada furiosa en su interior.

El espacio entre ellos desapareció. Jimin creyó sentir algo duro contra el, lo cual lo calentó de sobremanera y seguidamente un cosquilleo familiar surgió en la parte baja de su estómago. Su imaginación, su excitación desbordándose y el deseo pecaminoso estaba nublando su mente, sin embargo, no quería ceder por completo.

—Tu herida se abrirá — recordó Jimin con una exhalación temblorosa.

—¿De verdad eso es lo que te preocupa? — Jungkook rechistó con gracia, sus rostros separados por una distancia mínima. Se estaba inclinando tanto que Jimin tuvo que ladear el rostro y sentir la respiración ajena en su cuello —. A mi me preocupa lo pequeño y frágil que eres.

—No soy tan frágil como crees — respondió con las cejas fruncidas y volvió a mirarlo directamente.

Jungkook se burló de eso, no estando de acuerdo y Jimin tuvo un escalofrío cuando lo barrió de abajo hacia arriba, terminando en sus labios...

Entonces, cuando el castaño pensó que Jungkook finalmente se lanzaría hacia adelante y haría lo que inconscientemente estaba esperando, alguien llamó a la puerta e intentó abrirla, dando fuertes golpes a la madera que retumbó contra la espalda del castaño.

—¡Jungkook! ¡¿Has vuelto?! ¡¿Estás ahí?! — el grito agudo de Ryujin vino del otro lado, rompiendo la burbuja con un alfiler —. ¡Hay sangre en el corredor! Por favor, dime que estás bien — pidió casi chillando.

Jimin se sobresaltó al escuchar a la mujer desesperada y abrió sus ojos llenos de pánico casi como si hubiesen sido interrumpidos cometiendo un crimen atroz y levantó su mirada a Jungkook que seguía tranquilo.

Aquel colocó su enorme mano sobre la boca de Jimin —. Mantente callado— murmuró, esperando a que Ryujin se fuera.

Pero la mujer gritó nuevamente y el castaño finalmente cayó en la cruda realidad. Recordó en donde estaban, quienes eran y lo que estaban haciendo. Lleno de pánico, finalmente alejó a Jungkook de un golpe y de un jalón se bajó la camiseta que estaba exponiendo todo su ombligo. Hizo todo lo posible por arreglarse antes de que la puerta se abriera de un azote, dejando entrar a la mujer.

Ryujin entró rápidamente y se puso entre los dos hombres —. ¿Por qué tenían cerrado? ¿Qué rayos está ocurriendo? — preguntó deslizando su mirada de uno al otro, juzgándolos sin ninguna indulgencia.

Jungkook no se inmutó por la mirada insistente de Ryujin mientras que Jimin no sabía cómo ocultar su vergüenza. Su rostro estaba totalmente ruborizado, sus piernas temblando y su respiración agitada, lo cual no pasó desapercibido por la mujer que frunció las cejas. Ni siquiera podía verla directamente a la cara.

Era evidente que algo extraño había sucedido aquí, ella lo percibió, no obstante, toda la atención de Ryujin rápidamente fue eclipsada cuando vio el estado maltratado de Jungkook y Jimin pasó a segundo plano.

—¡No puede ser! ¿Qué te sucedió? ¡Estás herido! — exclamó ella dramáticamente.

—No es nada, Ryujin. Vuelve a tu habitación —le ordenó Jungkook, enfatizando cada palabra

—¡¿Nada?! ¡Tu cara está hinchada! ¿Y esa sutura? ¿Por qué no nos avisaste sobre esto? — interrogó ofendida y al ver el botiquín de primeros auxilios sobre la cama, no dudó en tomar la mano de Jungkook y estirarlo hacia allá por la fuerza —. Ven, tienes que ser atendido.

—Lo que quiero ahora no es un maldito ungüento — dijo mientras sus ojos oscuros seguían fijos en el castaño.

Jimin desvió la mirada rápidamente y retrocedió antes que Ryujin preguntara algo raro o Jungkook quisiera detenerlo allí. Ahora lo único que deseaba era que la tierra se lo tragara. No podía con su vergüenza. Sin decir nada, prácticamente salió corriendo por la puerta, no atreviéndose a voltear atrás a pesar de sentir la pesada mirada de Jungkook siguiéndolo.

Una vez llegó a su habitación, cerró la puerta detrás suyo mientras intentaba apaciguar los latidos desenfrenados de su corazón. Ahora que la calentura se esfumó, fue consciente de lo que había sucedido un minuto atrás y simplemente colapsó. Quiso gritar. ¿Qué demonios había hecho? ¿Por qué lo hizo?

Jimin se recargó contra la puerta al mismo tiempo que soltaba una maldición, recordando la posición en la que estuvo con Jungkook. No sabía porque se dejó llevar, simplemente fue una equivocación dejarse llevar, no debía olvidar el contexto en el que estaba sucediendo todo esto, sin embargo, la forma en que Jungkook tocó su cuerpo lo hizo sentir... emoción, si era completamente honesto.

¿Hasta dónde hubieran llegado si Ryujin no los hubiera interrumpido? ¿Desde cuándo Jungkook quería hacer eso con él? ¿Desde cuando Jimin quería también? ¿O por qué no lo detuvo? ¿Que mierda le estaba pasando por la cabeza?

Muchas preguntas surgieron en su cabeza y le daba miedo las respuestas.

[...]

Ժ

Habían pasado algunos días desde aquella noche. Si Jimin antes se sentía nervioso con la presencia de Jungkook, ahora tenía una mezcla de incomodidad y enfado. Esa velada pudo terminar de muchas maneras, en ellos terminando lo que comenzaron, no obstante, Jimin jamás pensó que terminaría con él escuchando gemidos femeninos en la habitación de Jungkook, teniendo que obligar a Sunoo a cubrirse los oídos durante gran parte de la noche. Era evidente quienes habían participado en aquel encuentro sexual, y evidentemente no fueron los gemelos o Seungmin.

Jimin no sabía cómo sentirse al respecto. No sabía cómo explicar lo que había sucedido entre ambos para empezar y que al final terminó en él sintiéndose humillado, avergonzado, usado y solo como un imbécil. Definitivamente había sido un error lo que ocurrió entre ellos, cruzaron a terrenos peligrosos e inimaginables, a límites que nunca debieron haberse traspasado, provocados por un momento de confusión o mejor dicho vulnerabilidad.

O al menos eso era lo que se decía Jimin.

No fue nada más que un momento de vulnerabilidad por el hecho de que no había sido tocado por nadie en muchos meses y estaba frustrado. No eran nada el uno para el otro, lo sabían y lo dejaron claro, ni siquiera llegaban a ser amigos. No obstante, Jimin no quería aceptar lo mucho que le había enfadado hasta la médula que Jungkook estuviera con Ryujin justamente después de que ellos estuvieron tan cerca... después de que Jimin estaba dispuesto a seguir.

Capaz Jungkook solamente quiso probar un poco con él, tal vez por morbo. Ambos estaban pasando por un momentos complicados. Jimin estaba seguro que el pelinegro jamás se le hubiera insinuado de esa manera, jamás lo hubiera tocado de no ser por lo que sucedió y Jimin estaba más molesto consigo mismo que con Jungkook por casi haber sucumbido con él.

Probablemente eso era lo que más le enfurecía.

Él era el tonto ingenuo.

Jimin se golpeaba contra la pared mentalmente por casi haber perdido la cordura. Fue estúpido y ssu dignidad estaba pisoteada. Era jodido que de todas las personas vivas en este mundo desértico, Jungkook había sido la única persona que logró provocar algo en él después de tanto tiempo. No fue Jongin, no fue Taemin, no fue una mujer... había sido Jeon Jungkook.

¿Qué tenía Jungkook diferente a los demás?

¿Por qué lo estaba afectando tanto?

¿Por qué él?

Esa era la verdadera pregunta.

Jimin quería convencerse a sí mismo que "lo que fuese que Jungkook estuviera provocando en él" era únicamente desencadenado por el sentimiento de compañía y protección que tanto le había faltado, que tanto había añorado y por fin tenía de un modo no convencional.

Sin embargo, Jungkook no era la persona correcta para darle eso.

Desde aquel día, cada vez que se habían encontrado en la pequeña vivienda, Jimin lo ignoraba o simplemente lo pasaba de largo para evitar hablar o incluso algo tan mínimo como verse a la cara. Obviamente Jungkook sabía que Jimin sabía lo que había hecho con Ryujin, todos se enteraron, todos escucharon, sin embargo, no parecía importarle como era su maldita costumbre. Tampoco había hecho un esfuerzo por acercarse a él en estos días, actuaba como si aquella madrugada nunca hubiera sucedido, lo cual le desesperaba en demasía a Jimin.

Al parecer el único que estaba siendo afectado por la presencia del otro era él luego de lo que hicieron y el castaño no perdería los últimos restos de su dignidad.

Jungkook era un hombre más complejo de lo que Jimin hubiese imaginado. Sin embargo, su indiferencia y frialdad, le sirvieron para también mantenerse alejado.

Al final de cuentas, a Jungkook no le importaba y a él tampoco debería.

Estar separados era lo mejor para ambos.

Que sus caminos se hayan encontrado no significaba que debían seguir juntos.

Mientras tanto, fuera de todos los conflictos personales que los rodeaban, Wonho había despertado al tercer día, su rostro estaba pálido y más delgado que de costumbre, sin embargo, su sonrisa amable no se borraba de su rostro, posiblemente para no preocupar demasiado a los jóvenes que habían pasado noches en vela. Noches que no habían sido fáciles para nadie.

—Se ven mejor que ayer — mencionó Jimin, cubriendo de nuevo las heridas en la espalda del hombre que estaba acostado boca abajo.

Estaban cicatrizando correctamente aunque de forma lenta por la falta de atención médica pertinente. Por otro lado, Jimin no había revisado que las heridas de Jungkook siguieran en buen estado.

Seguro que Ryujin podía cuidarlo bien.

—¿Cuándo podré levantarme? — Wonho levantó la cabeza por encima del hombro para mirar a Jimin, el cual apretó los labios.

A pesar de su evidente dolor y malestar físico, el hombre seguía insistiendo en sentirse bien, pero solamente lo decía para que los chicos no estuvieran demasiado preocupados y dejaran de sollozar todos los días. Las heridas habían sido terribles y muy dolorosas, y una vez sanarán, las cicatrices serían enormes.

—El reposo es muy importante. Si haces movimientos bruscos las heridas volverán a sangrar — explicó él —. En un par de semanas, mínimo. No puedes enfrentarte a los errantes así o les será sencillo derribarte.

Wonho fingió que su respuesta franca no lo afectó, él lo sabía de igual forma, y continuó: —¿Y los demás dónde están? — cambió la conversación.

—Bueno, los gemelos están con Sunoo, practicando movimientos de espada. Ryujin y Jungkook fueron por los suministros semanales... No lo se — Jimin carraspeó, mirando hacia otro lado, aparentando que pronunciar ese último nombre no le afectaba del modo que lo hacía.

Por suerte, Wonho no se dio cuenta de su caos mental, ya que lidiaba con el propio —. ¿Y Seungmin? — lo miró con esperanza.

—Sigue en su habitación—contestó Jimin con pena, pues sabía lo mucho que Wonho quería ver al azabache y por esa misma razón prefirió omitir la parte en la que el chico llevaba encerrado días ahí, con suerte apenas salía a comer una vez al día —. Está bien, no te preocupes por él. Solamente necesita su espacio.

Wono asintió, decaído —. ¿Puedes ir a verlo? Solamente pregúntale cómo se encuentra y no se, intenta conversar un poco con él — vaciló un instante —. Dile que no es su culpa, por favor. Sé lo que está pensando.

—Por supuesto, hablaré con él apenas cambie de guardia — le prometió con una sonrisa afable —. Mientras tanto descansa, debes dormir un poco.

—Gracias por ayudarnos — le dijo aquel mientras el castaño se acercó para cubrirlo con la sábana y acomodar la almohada en su cabeza.

—Lo hago porque me sienta bien hacerlo. No me gusta ver a las personas sufrir — contestó con sencillez.

—Es egoísta pensar que tu presencia y la de Sunoo han cambiado la energía de la casa para bien — comentó con una diminuta sonrisa.

Jimin se encogió de hombros y agachó la mirada —. Al menos alguien lo ve como algo bueno.

Wonho iba a preguntar, pero justamente en ese momento la puerta de la habitación se abrió abruptamente. Jimin se tensó en su lugar y detuvo sus acciones al ver a Jungkook parado en el umbral de la puerta como una estatua, observando como el castaño acomodaba las sabanas de Wonho.

—Amigo, volviste—Wonho habló en medio del silencio sepulcral.

—Volveré después — avisó el pelinegro mirando a otra dirección y se dispuso a cerrar la puerta nuevamente.

—Ya me iba — Jimin se adelantó, pues al final de cuentas el mejor amigo era Jungkook y recogió los platos sucios de la encimera. Chifló una vez para que Byron se bajara del sofá en donde estaba mordiendo su peluche sucio y lo siguiera afuera del cuarto —. Todo tuyo.

El castaño abandonó la estancia, pasando por un costado de Jungkook que no se movió del marco de la puerta y lo miró por encima del hombro con su típica expresión hosca hasta que cerró la puerta. Jimin que en todo momento dirigió su mirada orgullosa al frente, no lo miró ni por error. Ya no podía estar en el mismo espacio que el pelinegro porque la incomodidad era demasiada, además, no quería correr el riesgo de enojarse y decirle todo lo que quería directamente en su cara.

Jimin dejó los cuencos sucios sobre un mueble a mitad del pasillo mientras gruñía porque no estaba soportando su coraje. Ignorarlo no servía de mucho cuando caminaban por la misma casa.

Cada vez que lo veía inevitablemente los recuerdos de ellos enredados volvían, las manos ásperas de Jungkook sobre su cintura y sus caderas rozando con maldad. Aquello seguía pareciendo un sueño indecentemente... una pesadilla.

Pero todo eso, inmediatamente era opacado por el enfado que el castaño traía atorado en el pecho y se mostraba en su cara.

—Eres un idiota —Jimin no supo si se lo dijo a sí mismo o a Jungkook.

Un inesperado sonido en el interior de una de las recámaras de la segunda planta hizo que Jimin rompiera el hilo de sus pensamientos y diera un salto. Escamado por el sonido extraño, estiró el cuello hacia el final del largo corredor en donde había una ventana abierta y el aire corría hacia adentro meciendo las cortinas viejas.

Con algo de duda al principio, Jimin camino hacia allá, con los ojos fijos en la última puerta del pasillo en donde se escuchaban balbuceos bajos y tintineos. Era la habitación de Seungmin, ubicada al extremo contrario de la habitación de Wonho. El chico no se encontraba con el mejor de los ánimos, se culpaba a sí mismo por lo ocurrido días atrás y dijo que quería estar solo.

Jimin no quería molestarlo, pero la puerta se encontraba entreabierta y temía que necesitara ayuda como tanto lo temía Wonho.

—¿Seungmin? — preguntó en voz baja antes de adentrarse a la habitación del joven —. ¿Seungmin? ¿Estás bien?

Pausadamente, Jimin empujó la puerta con sus dedos temblorosos y lo que encontró fue la espalda encorvada de Seungmin a mitad de la habitación, quien hablaba consigo mismo mientras recogía municiones doradas esparcidas por el suelo, que fueron las que provocaron el sonido.

Seungmin no se dio cuenta de su presencia y siguió haciendo sus cosas.

—¿Dónde dejé los visores?

Se estiró debajo de la cama para sacar un casco con extrañas gafas robóticas y lo metió en una enorme mochila de acampar que estaba sobre su cama, además de coger desesperadamente puños de ropa, latas de comida, cuchillos de cocina y meter un revólver en la parte trasera de sus pantalones. Eran artículos de supervivencia. Artículos para salir de viaje por un largo tiempo. Seungmin estaba vestido con pantalones de mezclilla, botas militares y una gran chaqueta con capucha como si fuese a exponerse al frío del exterior.

Jimin no podía creer lo que veían sus ojos y sin pedir permiso, se adentró en la habitación, asustando a Seungmin que dio un brinco.

—Seungmin.

—¡Mierda!—Seungmin se llevó una mano al corazón al ver a Jimin parado en el umbral de su puerta, pero rápidamente pareció aliviado al ver que se trataba de él y no de alguno de sus amigos —. J-Jimin. ¿Q-qué haces aquí? Me asustaste — tartamudeó y como si hubiese sido atrapado en la escena del crimen, se colocó delante de la mochila para ocultarla de la vista de Jimin.

—Estás empacando. ¿Vas a alguna parte? — expuso Jimin directamente sin preámbulos de por medio.

Era claro lo que estaba haciendo y no podía mentirle cuando ya lo había visto.

Seungmin vaciló al ser atrapado y se pellizcó las manos descarapeladas de tanto que lo hacía. El chico no se veía físicamente nada bien, su rostro estaba demacrado y sin brillo alguno, con las mejillas flacas, bolsas negras alrededor de sus ojos irritados y saltones de tanto llorar. Sin mencionar que le faltaban mechones de cabello en varias zonas de su cabeza debido a la ansiedad que lo estaba consumiendo los últimos días. Jimin quedó estupefacto al ver su estado.

Seungmin dejó escapar un suspiro resignado.

—Todo esto sucedió por mi culpa — fue su respuesta sin atreverse a verlo directamente a los ojos.

—Sunoo me dijo lo que pasó — mencionó Jimin con precaución, no queriendo sonar imprudente. El chico estaba cruzando por una crisis y lo que menos necesitaba era ser señalado —. No creo que haya sido tu culpa.

Seungmin forzó una media sonrisa, pero triste y apagada —. No tienes porque mentirme para hacerme sentir mejor, sé lo que hice — mencionó, cabizbajo —. Este sitio es una completa mierda injusta, pero sabemos cómo funciona y debí aceptar mi responsabilidad, no dejar que Wonho pagará los platos rotos. Debería ser yo quien estuviera en esa cama, no él.

Jimin apretó los labios en una línea al verlo temblar y cerró la puerta detrás suyo, no sin antes asegurarse de que Jungkook o alguien no lo hubiera seguido.

—Ven, siéntate — Jimin lo tomó de la mano y lo guió a la orilla de la cama en donde tomaron asiento, aunque aquel estaba reacio a separarse de su mochila de viaje —. Wonho lo hizo por una razón, porque te quiere. Yo también lo hubiera hecho por Sunoo, él es como mi hermano menor y jamás dejaría que fuera lastimado. No te atormentes por lo que sucedió — dijo él —. No fue tu culpa. No es tu culpa vivir en este sitio.

—Pero sigo siendo un puto cobarde — interrumpió con los dientes apretados.

—Él simple hecho de seguir vivo en este lugar prueba lo contrario — contestó Jimin siempre tranquilo —. Has soportado mucho, demasiado tiempo en este sitio sin derrumbarte, Seungmin.

—Si, y ese es el maldito problema — Seungmin gruñó cambiando su semblante melancólico a uno furioso, no tomándose bien su comentario y soltó la mano de Jimin —. No importa cuánto daño nos hagan, seguimos sumisos a sus órdenes. Los obedecemos con la absurda esperanza de que no nos aniquilen algún día — escupió, sus ojos atiborrados de lágrimas coléricas—. Pero adivina qué, no estoy dispuesto a seguir haciéndolo, no después de esto. Simplemente no puedo seguir aquí encerrado, así implique hacer una estupidez.

A Seungmin no le importó darse la media vuelta para empacar las cosas restantes delante de Jimin. Parecía totalmente convencido de su decisión, pero Jimin no podía creer que el joven realmente se atreviera a ejecutar semejante idea suicida. Era imposible escapar de la Capital, intentarlo era una muerte segura. Los soldados eran tan invencibles como sus muros fuertes de concreto.

El castaño le dio una mirada nerviosa —. Toda la ciudadela está protegida las veinticuatro horas del día — recordó, pero al joven no le importó, lo ignoró monumentalmente, claro que sabía los riesgos —... ¿Se lo has dicho a ellos? — bajó el tono de su voz para no ser escuchados por las paredes de papel.

Seungmin negó con la cabeza —. No tiene caso que se enteren o querrán detenerme. Ninguno aceptara mi decisión. Ellos jamás intentarán escapar porque tienen miedo de las altas probabilidades de fracaso — explicó y miró a Jimin con seriedad —. No se los dirás, ¿verdad?

Jimin sintió un escalofrío en la columna vertebral por su mirada fija y divagó un poco antes de decir: —Seungmin, si eres atrapado te matarán... o te harán algo mucho peor.

—No voy a sufrir más que en este momento. Mírame, ahora mismo estoy muriendo lentamente — respondió enfatizando cada palabra venenosa.

Jimin comenzó a sudar helado al ver a Seungmin perder la razón. Su mirada parecía perdida. Consideró en salir y llamar a sus amigos para que lo detuvieran, sin embargo, quien era él para tomar decisiones por los demás e interferir. No lo conocía estrechamente, pero Seungmin se veía tan exhausto de este modo de vida. Él llevaba mucho tiempo encerrado en esta realidad y Jimin no podía saber lo que sentía, le daba miedo imaginarlo.

—¿Qué piensas hacer? — le cuestionó, temeroso por la respuesta.

Seungmin le dio una mirada sospechosa y después habló.

—El problema más grande no es escapar de aquí sino asegurarse que no me encuentren una vez fuera — comenzó a explicar delante de Jimin que lo miraba atentamente —. Entonces, ¿qué pasaría si existiera una oportunidad de no ser encontrado? ¿Si existiera un sitio en donde puedo ser inmune al alcance de Dakho? — planteó con algo de suspenso y Jimin entrecerró los ojos, no entendiendo a dónde quería llegar con esa suposición.

—¿A qué te refieres exactamente? — cuestionó Jimin, con los ojos estrechos.

—Olvide que eres un novato aquí — al verlo tan perdido pero ciertamente interesado en sus palabras, Seungmin se devolvió a su mochila y sacó unos papeles arrugados que le entregó al castaño —. Se lo robé a uno de los pelotones — confesó sin perder la calma.

—¿Qué es esto? — preguntó desconcertado al mismo tiempo que desdoblaba el papel cuadrado. Era un mapa.

—Desde hace un tiempo escuche los rumores de las personas que venían de afuera, pero no sabía si era cierto y necesitaba confirmarlo por mi mismo.

—¿Confirmar qué?

—Que existe otra comunidad —contestó Seungmin con emoción y Jimin abrió los ojos tan grande que el chico sonrió levemente —. Si, esa misma cara puse yo.

—¿Otra comunidad? ¿De qué estás hablando? — preguntó Jimin rápidamente.

—Desde hace algún tiempo se rumoreaba sobre la existencia de una comunidad a dos estados de aquí, que es incluso más grande y poblada que la Capital. Toda una fortificación que parece la entrada al cielo. Un territorio cerca del mar, rodeada de agua salada y lo único que la conecta con tierra firme es un puente protegido que, según nuestros patrocinadores, está justo aquí—señaló con su dedo índice el lugar específico.

Atónito, Jimin siguió el camino y posó sus ojos en el mapa viejo y descolorido, el cual tenía garabatos marcados con tinta negra. Un círculo encerraba la zona donde se encontraba la Capital y una larga línea que recorría gran parte del papel lo unía con una supuesta isla. Seungmin la catalogaba como "La última esperanza". El castaño acercó sus ojos al plano. Nunca había oído hablar de este lugar.

—¿Cómo sabes que esto es real? — se obligó a susurrar mientras seguía ensimismado, observando el mapa.

—Había sido solamente un cuento de hadas hasta que lo escuché directamente del mismo Taeyang en una reunión con sus hombres, ahí lo confirme — también habló en voz baja —. Al parecer está comunidad es considerada una amenaza para la Capital. Demasiado tentadora para dejarla pasar, pero demasiado poderosa para atacar y no tener bajas considerables de este lado. Dakho no puede dormir tranquilo al saber qué hay otra potencia con el poder de derrocar su reino — comenzó a explicar con una pizca de emoción por conectar las piezas y Jimin lo vio confundido. Aquel bufó —. ¿Acaso no lo entiendes, Jimin? ¡Por esa razón necesita desesperadamente a tu grupo! Y a todos los que les sea posible encontrar. ¡Necesita más gente para tener ventaja!

Jimin parpadeo varias veces, pues su teoría tenía lógica, pero aún así parecía irreal que existiera otra comunidad con tanto potencial —. ¿Entonces tu plan es ir a este lugar? — dijo con el entrecejo fruncido —. ¿Y si es otro truco de ellos? ¿O qué pasa si son iguales a la gente del muro? No sabes nada de ellos. ¿Cómo sabes siquiera que te aceptaran en su comunidad?

—La verdad es que no lo sé — Seungmin fue sincero —. Los últimos Igores que llegaron a la capital dijeron tener familia en una comunidad lejana y esperan un rescate... — hizo comillas con los dedos porque a menos que bombardearan, esos muros no serían derribados —¿Y recuerdas aquel mensaje que viste en el vidrio de un coche el día que nos conocimos? — interrogó y Jimin asintió luego de unos instantes, casi lo había olvidado —. Quiero creer que aún existe un poco de nobleza en las personas.

Jimin hizo una mueca y sacudió la cabeza, escéptico a las buenas intenciones de una comunidad desconocida. Eso no quería decir nada. En estos tiempos todos veían únicamente por sí mismos, nadie hacía favores tan grandes sin recibir algo a cambio y nadie confiaba en los otros, eso incluía a esta comunidad fantasma.

Estaban jugando un todos contra todos, literalmente.

—¿Qué piensa Jungkook respecto a esto? ¿Se lo has dicho? — tuvo que preguntar.

Aunque no le gustara, sabía que Jungkook era un viejo lobo y su opinión valía mucho. Si alguien sabía como desenvolverse en este mundo era él.

—Claro que se lo dije, pero Jungkook no confía en ninguna comunidad, Jungkook no confía en nadie. Piensa que es una trampa — contestó él —. Si estuviera de acuerdo conmigo, tal vez, los demás lo intentarían y sería más sencillo hacerlo en equipo, pero Wonho, los gemelos y mucho menos Ryujin van a contradecirlo.

El castaño no dijo nada porque por primera vez estaba de acuerdo con Jeon.

Ya no podían confiar en nadie y ningún sitio era completamente seguro porque siempre existían dos amenazas al acecho; los infectados y los humanos.

—Creo que Jungkook tiene razón esta vez, esto me parece demasiado bueno para ser real — respondió y Seungmin frunció el ceño, no gustándole la respuesta.

—A mi no me convencerás que existe algo peor que la Capital, o un hombre más desalmado que Dakho y sus hombres — le dijo molesto y Jimin permaneció en silencio —. Llevas unas semanas aquí, no has visto nada y aún así puedo notar cuánto odias este sitio al igual que yo, Jimin. Imagina que esto fuese posible. ¿No quisieras ir allá? ¿Intentarlo al menos? — interrogó Seungmin dándole un golpecito al mapa en las manos de Jimin.

Perdido en sus palabras, el castaño miró el mapa una vez más: "La última esperanza".

Todo lo que estaba diciendo Seungmin era tentador, muy tentador, no podía negarlo, pero para llegar a la gloria debían pasar por una auténtica y feroz travesía. La ruta era demasiado larga, recorrer kilómetros y kilómetros. Además, no solamente estaba la incógnita sobre si esa supuesta comunidad era real sino también si la gente que ahí vivía era buena.

Todo estaba basado en suposiciones y anhelos.
Sin mencionar que para tener la oportunidad de descubrirlo, primero tenían que escapar de la Capital y llegar hasta allá con vida. Dakho no los dejaría ir tan fácil, sus trompas los perseguirían hasta encontrarlos. Eran muchos sacrificios por una mera esperanza, por algo que no sabían si resultaría como ellos tanto anhelaban en sus corazones desesperados por una salida.

No podían permitirse fantasear con la idea de escapar y tener un final feliz porque eso solamente pasa en los cuentos para niños.

Jimin retrocedió y le devolvió el mapa para dejar de verlo como si fuese el camino hacia el tesoro —. Lo que dices es un viaje arriesgado de principio a fin y es más probable que perdamos la vida a mitad del camino antes de llegar allá. No podemos hacerlo nosotros solos, jamás lo lograríamos.

Seungmin hizo un mohín y agarró el viejo mapa entre sus manos para verlo con melancolía, como si Jimin hubiera pisoteado sus ilusiones y esperanzas con esas simples palabras que sabían eran verdad.

—Tienes razón, es arriesgado hacer todo esto cuando únicamente somos dos. No te ofendas, pero un perro y un puberto lastimado no ayudan en nada, al contrario, nos atrasaría — Seungmin caminó de un lado hacia otro con ansiedad y se rascó la cabeza, pensativo.

—Tal vez si fuéramos más personas...

Tal vez si Jungkook nos ayudara.

—Eso es — el chico lo interrumpió de repente, chasqueando los dedos —. Más personas... necesitamos más personas y según tengo entendido, tú vienes de un grupo muy numeroso — mencionó con un bufido como si la solución estuviera delante de sus narices.

Sin embargo, Jimin lo miró perplejo por el delirio del azabache, sabía a donde quería llegar.

—Seungmin—le paró su emoción en seco —. Ellos no van a ayudarnos.

No después de lo que sucedió con Jongin, seguramente aquel ya les había dicho lo que sucedió al resto del grupo y no lo querían verlo ni en pintura por ser un traicionero malagradecido.

El azabache dio un paso hacia Jimin y lo miró con compasión.

—Jimin, tus amigos serán emboscados en dos días y una vez que los capturen estarán en el mismo barco que nosotros — le explicó sin intentar tener tacto con sus palabras crudas, recordando a Jimin el miserable destino de sus compañeros —. Si no lo hacemos ahora, nuestra mejor oportunidad de escapar se habrá esfumado. Piensa que no solamente lo haces por ti o por Sunoo sino estarías salvando a tu grupo de tener nuestro final, pero necesitas tener fe — concluyó.

Esta vez, Seungmin logró tocar una fibra sensible en Jimin que lo hizo tambalearse y bajo la mirada a su regazo. La idea de que todos fueran libres en una comunidad digna y segura, le dio un poco de nostalgia. Este había sido su plan desde un comienzo. Su corazón vibró mientras que su mente se desestabilizó por la incertidumbre. Jimin podía salvarlos o condenarlos a todos.

Al igual que siempre, la responsabilidad estaba sobre sus hombros.

Jimin tenía el poder de cambiar el rumbo de la historia.

Negó un poco con la cabeza—. ¿Y cómo planeas escapar sin ser descubierto? ¿Quieres saltar el jodido muro? — alzó las manos al aire con dramatismo.

Seungmin tuvo el descaro de reírse.

—No saldremos por tierra sino por debajo de ella — contestó y esta vez realmente sorprendió a Jimin que abrió los ojos como platos —. Hace mucho tiempo un esclavo encontró una salida por las alcantarillas de la zona oeste. Por supuesto, el hombre fue encontrado luego de unos días y después de eso, nadie volvió a intentar escapar por ahí porque cuando Dakho se enteró, arrojó mordedores a los túneles para que impidieran la entrada o salida de cualquiera — explicó.

Entonces, un bufido incrédulo salió de la boca de Jimin —. Déjame ver si entendí. ¿Tu plan es entrar a un maldito túnel oscuro lleno de muertos vivientes? ¿Estás demente? — no planeó sonar agresivo, pero la simple idea era descabellada y mortal como todo este plan.

—He estado un año de mi vida planeando incansablemente la manera más segura de escapar y créeme que esto es lo mejor — dijo el chico con tono ofendido. Su cara ojerosa y cabello despeinado denotaba que no había dormido en días, posiblemente planeando este escape "perfecto" —. Estoy seguro que podemos salir si somos cuidadosos. Confía en mí, cuento con lo necesario para hacerlo.

Seungmin insistió, probablemente estaba tan desesperado persuadirlo para no ser él único que creyera que esta locura podía funcionar.

El castaño soltó un fuerte suspiro y retrocedió, todavía negándose a ser convencido en participar en esta idea suicida. Si solo fuera su vida la que estuviera en riesgo, sería más sencillo, pero no pondría en riesgo la vida de terceros, no otra vez. No quería ser responsable de la vida de otras personas, incluso prometerles algo que no sabía si era cierto.

—Lo lamento, Seungmin, no puedo participar en esta locura — Jimin se levantó de la cama y se dirigió a la puerta, aún cuando había algo dentro de él que le decía se quedará —. Te cubriré si lo necesitas, ¿de acuerdo? — mencionó con tristeza.

Seungmin resopló, sentándose en la cama: —Las personas tienen un límite, te lo dice alguien que ha vivido esta mierda durante más de un año y puedo asegurarte que, tarde o temprano, todos intentan escapar cuando ese límite se rebasa — habló tranquilamente, esta vez con una sinceridad y veracidad que detuvo a Jimin en el marco de la puerta —. Wonho es la prueba de que nadie está seguro aquí. ¿Por qué no escapar ahora que tenemos una oportunidad real de conseguirlo? ¿Esperaras que suceda otra tragedia? ¿Esperaras que alguien muera para creerlo y pensar "por qué no me fui cuando pude"?

Jimin se mordió el labio inferior y se llevó las manos a la cabeza porque sus palabras realmente lograban remover algo dentro de él. Odiaba que tuviera razón y odiaba ser convencido. Su cabeza estaba hecha un lío y su buen juicio le decía que era una mala idea, sin embargo, no podía ignorar esa espina clavada que le decía era ahora o nunca, que si no lo hacía ahora jamás saldría de esto.

No era una certeza, pero era una esperanza y Jimin quería aferrarse a ella, pues cuando lo pensaba detenidamente, le causaba mucho más miedo quedarse a vivir esta pesadilla durante años, a morir en medio de la batalla.

Arriesgar era lo que siempre hacían. A estas alturas no podía ser cobarde. Si al final del camino el resultado no era el esperado, al menos lo habían intentado y al menos podía jactarse de haber luchado contra viento y marea, y finalmente morir en el intento... porque eso es lo que hace un sobreviviente.

Además, que no podía olvidar aquellas palabras de Jungkook que le hicieron enfurecer y querer demostrar lo contrario, aunque pareciera tonto.

—¿Puedes conseguir algo por mi? — preguntó y el abache saltó de su asiento, dando asentimiento firme de cabeza —. Jungkook tiene una radio con la que me comunico con mi grupo. ¿Puedes quitárselo y dármelo? Necesito establecer contacto con ellos, ponerlos al corriente de la situación y hacer que se preparen para esta mierda.

—Déjame el trabajo pesado a mi, yo me encargo del tigre — el azabache sonrió ampliamente por la respuesta de Jimin, que aún parecía dubitativo y comenzó a temblar en su sitio —. ¿Entonces tenemos un trato?

Seungmin extendió la palma de su mano hacia él y Jimin la observó detenidamente un momento.

Con un poco de dudas, el castaño terminó por estrecharla y sacudirla —. Vamos por ello — finalizó.

Jimin ya lo había decidido, a pesar los nervios floreciendo en su interior por lo que estaban apunto de cometer. Iban a escapar de la Capital y ni Dakho, Taeyang, Minho o Jeon Jungkook iban a poder evitarlo. La esperanza, la fe y las ganas de vivir eran más poderosas para aplacar el miedo que tenía. Jimin no les dejaría el destino en sus manos, no lo iban a someter. Nadie les iba a quitar la oportunidad de arriesgar y tal vez, ganar, pues solamente así podían cambiar el rumbo de sus vidas.

Jimin le mostraría a todos que no era débil y no debieron subestimarlo.

[...]

Ժ

Capítulo dedicado con mucho amor a: Yujin-ie y sugaracid23 ❤️ Siempre se los dedico a la personas que más comentan porque me dan ánimos

...

NOTA: ESTE ES UN APARTADO HABLANDO SOBRE VARIOS PUNTOS DE LA HISTORIA.

Primero, se viene ahora sí un cambio súper importante en la historia que nos traerá muchas sorpresas, momentos buenos, momentos tristes y también se viene los momentos hott. Se irá acomodando de por donde quiero llevar el nudo de la historia y la relación del kookmin que está dando su primer y pequeñito fruto. Aquí empieza un nueva etapa y estoy emocionada 🫶🏻

Preguntas para que se queden pensando: ¿Es buena idea intentar escapar? ¿Creen qué el plan saldrá bien? ¿Saldrá mal? ¿Qué hará Jungkook cuando se entere? ¿Se van a separar los grupos? ¿Qué habrá ocurrido con el grupo de Seúl y Jongin luego de la traición de Jimin? ¿Qué piensan de la supuesta nueva comunidad? Pero lo más importante, ¿qué pasará con el kookmin luego de esto?

Primer acercamiento que tienen y un pestañeo después el Jimin ya se anda saltando el muro jaja

No se lo esperaban, ¿verdad? No tienen idea de cuánto me contuve para no hacerlo demasiado hott porque yo solita me emocionaba cuando iba escribiendo jaja.

Otro punto del que quiero hablar y saber sus opiniones es sobre la personalidad de Jungkook.

Para mi es el mejor personaje de la historia porque es el MÁS COMPLEJO y hasta cierto punto el más realista. Tiene un trasfondo muy grande, Jungkook es el que tiene más carga emocional e incluso física, es normal que tenga tantos conflictos mentales y por eso me tardo tanto escribiendo cuando se trata de él. Todo lo que hace es por una razón, no porque sea innatamente malvado. Al principio hablé muy poco del pasado de Jungkook, más adelante me adentraré un poco en ello, pero desde antes del apocalipsis su vida no fue fácil y por eso mismo ha sabido como sobrevivir.

Prácticamente también por eso no puede creer que todavía exista alguien tan puro como Jimin. Aunque parezca tóxico e incluso si lo sea un poco, es imposible que alguien con la historia de Jungkook sea normal y esto siquiera es un universo común, todo lo qué hay es sadismo, muerte y tragedias. Jungkook es la definición exacta de lo que es un superviviente, no es ni blanco ni negro, es su propio color.

¿Cuántxs de nosotrxs no estaríamos igual o más locos que Jungkook si hubiéramos pasado por cosas similares?

Yo defiendo a Jungkook a capa y espada, pero al mismo tiempo yo cuando escribo que Jungkook está comenzando a sentir cosas por Jimin jajjajaja:

En fin, pueden encontrarme en Twitter (X) como @mesmie_ por si algún día me borran la cuenta o pasa alguna tragedia jaja, pero les advierto que no uso esa aplicación. Aquí en Wattpad mi cuenta secundaria es: GemaMesmie De igual forma empecé a subir la historia en Inkitt y Ao3.

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