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✘ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴛʀᴇꜱ ⚠️

⚠️ Capítulo con sadismo, violencia explícita, lenguaje vulgar y muerte de personajes.

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Miércoles 20 de Mayo del 2023

Gimhae, Corea del Sur.
3:00 p.m.

Un año, tres meses y nueve días después del primer contagio.

...

El refugio de Seúl se asomó por el horizonte luego de varias hectáreas de bosque; la camioneta se abrió paso entre las verjas enredadas que acordonaban la enorme fábrica y rápidamente estacionaron el convoy militar cargado de suministros en el estacionamiento deshabitado. Entraron por el patio trasero, aprovechando que estaba abierto. Jimin se apresuró en bajar mientras Sunoo y Seungmin le seguían de cerca, éste último se percibía bastante ansioso al igual que él.

El corazón de Jimin latía con fuerza. Creyó que jamás volvería a poner un pie aquí. Yoongi había aceptado que regresaran y accedió a escuchar lo que tenían que decir gracias a Sunoo, sin embargo, no sabía cómo se lo tomarían los demás miembros del grupo, comenzando por Jongin. Tenía miedo de la postura que tomaría. Tenía todo el derecho de estar molesto y querer echarlo, pero Jimin al menos quería que escuchara la versión completa de los hechos.

Entraron por una puerta ubicada en la parte trasera de la fábrica, la salida de emergencias que tenía un anuncio con letras verdes opacas. Por dentro el refugio seguía igual a cuando se fueron hace algunas semanas, descuidado, vacío y color gris, las ventanas selladas con tres tablas de madera mientras los muebles viejos estaban amontonados contra las puertas de uso escaso para evitar la entrada de los muertos vivientes.

La gente no estaba por ningún sitio, había mucho silencio, casi parecía abandonado, así que siguieron caminando por el largo pasillo de servicio hasta que escucharon varios pasos haciendo eco contra las paredes de concreto.

De pronto, Min Yoongi, quien se suponía los estaría esperando, dobló en la esquina y se los topó a mitad del camino, lo cual le tomó por sorpresa y rápidamente sacó su revólver para apuntarle al castaño quien iba al frente del trío.

—Jimin... — pronunció lentamente como si hubiese visto un fantasma y bajó la pistola automática con duda —. Realmente volviste — dijo conmocionado y después, miró a los hombres parados detrás del castaño —. ¡¿Sunoo?!

—¡Yoongi hyung! — el adolescente corrió a los brazos del hombre mayor y se estrujaron con fuerza —¡Gracias por responder el mensaje, pensamos que nos dejarían varados! ¡En verdad gracias! — exclamó —. No sabe todo lo que hemos tenido que pasar para poder volver.

—No iba a ignorarlos cuando necesitaban ayuda — Yoongi lo estrechó en sus brazos para consolarlo —. Somos un equipo, siempre hay que apoyarnos — mencionó cálidamente.

El castaño se encogió de hombros, como si esas palabras hubiesen sido dirigidas para él mientras observab como sus compañeros se daban afecto. No podía arrimarse, aunque quisiera y ser parte de ese abrazo nostálgico porque una barrera de ladrillos se había levantado entre ellos.

No sentía que fuese bienvenido... mejor dicho, ya no se sentía completamente parte de este equipo.

Cuando Yoongi finalmente se alejó de Sunoo, le prestó atención a los hombres restantes. Analizó un poco a Seungmin que era un completo desconocido para él, pero no preguntó nada, así que Jimin comenzó a hablar.

—Mis disculpas son sinceras cuando digo que lamento todo esto, Yoongi — dijo porque sentía la urgente necesidad de disculparse antes de decir cualquier otra cosa.

El pelinegro le dio una mirada seria, no parecía molesto pero tampoco contento, más bien inquieto —. Explícame lo que dijo Sunoo por la radio — fue directo al grano.

—Es grave —avisó él—. Necesito que todos estén presentes para poder explicar la situación, Hyungsik, Taemin y Jongin — dijo, pero Yoongi hizo una mueca cuando mencionó específicamente ese último nombre. Jimin se adelantó antes de dejarlo hablar, pues suponía lo que diría y quería poder justificarse, dar su versión de la historia —. Sé que él debe estar muy molesto conmigo, pero si me da la oportunidad de explicar, estoy seguro de que lo entenderá-

—Jimin, espera — Yoongi lo interrumpió de forma tajante y después, lo vio con una expresión extraña. Exhaló —. Jongin ya no es parte del grupo. Él se fue — comunicó.

—¿Qué? — Jimin se detuvo en seco y abrió los ojos redondos. Después, miró a Sunoo que también fue tomado por sorpresa —. No lo entiendo, ¿cómo que se fue? ¿A dónde?

Yoongi suspiró con evidente dolor —. Luego de que te encontró en el bosque volvió con nosotros muy afectado. No nos explicó exactamente qué fue lo que sucedió, supusimos que fue algo malo, estaba llorando y muy dolido contigo. Dijo que ya no quería ser parte del grupo y prefería seguir por su lado. No pudimos detenerlo, así que se fue, no sabemos a donde — relató mientras su ceño se fruncía, ocasionando que Jimin tuviera un horrible sentimiento de culpa.

Nunca pensó que Jongin tomara esa decisión tan drástica y era por causa suya.

—Ese día le dije cosas que no sentía y lo lastimé, pero no tuve otra alternativa, y-yo...—apretó los labios en una línea fina porque no importaba lo que dijera ahora, ya no podía cambiar el pasado y no podía hacer que Jongin volviera —. Lo lamento tanto, no quise provocar que se fuera — le dijo devastado.

Yoongi simplemente asintió, no dijo nada, y Jimin entendía que sus disculpas no lo harían sentir mejor o harían la diferencia. El líder también tenía derecho de estar enfurecido debido a todas las desgracias que provocó en un efecto domino, sin embargo, parecía mantener la compostura. Jimin sabía que si decidió recibirlos nuevamente fue por el adolescente, no por él.

—No creo que sea buena idea que el resto del grupo te vea en este momento, Jimin — le confesó enseguida —. No están contentos, algunos están desesperados, delirando, desde que te fuiste todo ha ido muy mal, perdimos personas debido a la falta de alimentos y algunos creen que es tu culpa. Si te soy sincero, no sé qué les habrá dicho Jongin — dijo Yoongi.

—Pero ninguna de esas cosas es culpa de Jimin, ¡fuimos raptados por un grupo de bandidos! ¡Estuvimos apunto de morir, ¿no entienden eso?! — exclamó Sunoo con enfado y Jimin lo tomó por el antebrazo para calmarlo.

En otro contexto, estaría preocupado por la reacción del grupo sino fuese por el verdadero problema aquí, el cual estaban olvidando. No podían desviarse de lo que realmente importaba. Yoongi no dimensionaba la gravedad del asunto, no tenía forma de saberlo, pues no conocía a la gente de Dakho o el alcance de su poder, no sabía absolutamente nada de lo que había pasado y era una desventaja.

Literalmente era de vida o muerte.

—Necesito que todos estén al corriente con lo que está sucediendo allá afuera, Yoongi. Existen cosas más peligrosas que los engendros y tenemos que estar preparados para el peor de los escenarios. No estoy exagerando — le dijo Jimin seriamente, alarmando al líder que se tensó en su lugar cuando Sunoo asintió en concordancia —. Llévanos con el grupo, necesito que me escuchen — concluyó.

Yoongi debió sentir la seriedad en su semblante, además del pánico de Sunoo y la preocupación de Seungmin, quien no había dejado de balancearse sobre sus talones, puesto que estaban corriendo con tiempo limitado. Los enemigos les respiraban en la nuca.

Se dio la media vuelta por el pasillo para guiarlos a las bodegas que normalmente se usaban como punto de reunión para anunciar los comunicados.

—Bueno, al menos Taemin será el único alegre aquí — Yoongi se dio la libertad de hacer una pequeña broma.

—¿Cómo está él? — cuestionó el castaño, siguiendo al líder unos pasos atrás.

—Con un humor de perros — fue su respuesta más concisa —. Espero que con tu regreso al equipo se aliviane. Han sido días malos para todos.

Llegaron a la bodega y lo primero que observaron fueron a los sobrevivientes sentados sobre mantas en el suelo. El grupo era un poco más pequeño que antes. Las personas que quedaban se veían físicamente mal, sucias, anímicas y envueltas en un aura perecedera, lo cual le estrujó el estómago. La estancia olía a muerte, resignación y melancolía. Hyungsik estaba parado en una tarima, el cual también se notaba más flaco que la última vez que lo vio, aquel hablaba sobre la repartición de la comida; una lata para tres personas sería el único sustento en un día completo.

Jimin ignoró la ansiedad que le ocasionó ver a todos los integrantes reunidos en estas pésimas condiciones porque debía mantenerse fuerte.

No visualizó a Taemin por ningún lado, quien sería su único apoyo, así que tomó una bocanada de aire y caminó prudentemente detrás de Yoongi, pasando por en medio de los sobrevivientes, quienes inmediatamente brincaron sobre sus lugares al reconocerlo al mismo tiempo que Hyungsik guardaba silencio, asombrado igual.

—¿Él qué está haciendo aquí? — rápidamente, el señor Doyun se levantó de su asiento y lo apuntó con el dedo índice —. ¡Él no tiene derecho a estar aquí!

—Calma, Doyun, no se altere. Hay un anuncio que todos deben escuchar, es importante. Hyungsik, por favor — Yoongi le pidió al hombre alto para que le hiciera un espacio delante del grupo. Aquel no parecía muy contento con su llegada, pero se hizo a un lado —. Les suplico a todos que presten atención. Como se habrán dado cuenta, Jimin ha vuelto al grupo y tiene algunas explicaciones que darnos.

El líder le hizo un ademán con la mano para que se acercara al frente y hablara, pero el castaño se quedó estático cuando todas las miradas ásperas cayeron sobre él. Tartamudeo.

—¡Usted jovencito es un canalla! — Jimin dio un paso atrás cuando el mayor del grupo casi le puso su dedo índice en el rostro —. Debe tener mucho valor para regresar aquí luego de lo que provocó.

—Entiendo su disgusto, señor Doyun, pero si me permite explicar — intentó hablar con la serenidad que lo caracterizaba, pero fue interrumpido.

El hombre estaba sumamente molesto al igual que el resto de sobrevivientes. Se notaba en sus caras.

—¡Usted no entiende nada porque no ha estado aquí para verlo! — exclamó mientras tosía entre cada palabra debido a lo enfermo que se encontraba, el hombre se veía más arrugado que antes —. ¿Cómo puede ser tan descarado y pararse delante de nosotros luego de engañarnos a todos?

—Yo no los engañe, no estuve tanto tiempo fuera porque quisiera, yo-

—¡Mentira! Dijo que iría por comida, pero escapó con las mejores armas y los últimos tanques de combustible — Doyun se adelantó y el resto de personas afirmaron a modo de apoyo —. Y no le bastó con dejarnos sin protección, sino que provocó que el joven Jongin nos abandonara. Él nos dijo que usted no es la persona que creíamos, ¡es un traidor! — exclamó.

A Jimin se le formó un nudo en la garganta que le impidió hablar, pues no podía negar que el señor tenía razón en una parte, a decir verdad, no podía negar nada de esto y no podía defenderse cuando él mismo se echaba la culpa de todos los males.

—Por favor, calmense todos — intervino Yoongi cuando la gente comenzó a alterarse demasiado rápido y más personas se unieron a los reclamos absurdos —. Jimin no es el culpable de la partida de Jongin, ¿de acuerdo? Él se fue por su voluntad — aclaró a pesar de que él probablemente pensara lo mismo y fuese la verdad.

Pero la gente estaba más molesta de lo que hubiese imaginado y no estaban escuchando razones, ni siquiera dejaban terminar de hablar al líder.

—¡El joven Jongin era el único que veía por nosotros! — le gritó Hanna, a quien jamás había visto tan alterada, siempre había sido una chica tranquila —. ¡Ahora estamos desahuciados, nos estamos muriendo lentamente!

—¡Perdimos a mucha gente buena! ¡A mi querida Jungie! — le dijo el señor Doyun, vaciando toda su rabia en el castaño que era incapaz de defenderse —. ¡Queremos que vuelva Jongin, no usted! ¡Usted fue el culpable de su partida!

—¡Si, no lo queremos aquí! ¡Lárguese! — exclamó otra mujer llamada Sunmi.

El castaño se quedó en blanco cuando de pronto todas las personas estaban delante suyo gritándole, insultándole y culpándolo de absolutamente todo, que siquiera pudo decirles que allá afuera había un convoy militar lleno de suministros para todos y la comida dejaría de ser un problema. Estaba en trance, su mente se bloqueó y Seungmin tuvo que estirarlo hacia atrás cuando las personas le arrojaron latas vacías y comenzaron a acercarse peligrosamente hacia ellos como una turba enojada que exigía cosas.

—Si, esto no es lo que esperaba —mencionó Seungmin en voz baja.

Yoongi alzó las manos al grupo de personas para intentar sosegar su furia —. ¡Detenganse y escuchen! — demandó —, entiendo la molestia de todos y cada uno de ustedes, pero no están escuchando. Todo esto tiene una explicación y esa explicación es que ya no estamos seguros en este refugio.

—¡No queremos escuchar más sus patrañas, siempre es lo mismo! — exclamó Sunmi —. Mejor que nos expliquen la razón por la cual estos tres se ven tan bien, si supuestamente estaban perdidos — con un movimiento, la mujer se acercó a Sunoo para tocar su sudadera afelpada y aquel hizo un ademán asustado para que lo soltara —. Incluso traen ropa nueva... —la mujer enfureció más —¿De dónde sacaron estas cosas?

Tanto él como Sunoo se veían decentes y bastante saludables, pues se habían alimentado bien las últimas semanas gracias a Jungkook y su grupo.

—¿Cómo se han alimentado tan bien? La última vez que lo vi era un costal de huesos — cuestionó el señor Doyun mientras veía a Jimin de arriba hacia abajo con recelo y seguidamente, se relamía los labios —. ¿Todo este tiempo tuvieron comida y no quisieron compartirla con nosotros?

—¡No, no es así! — Jimin respondió con rapidez.

Había tratado de explicar la situación desde el comienzo, pero no lo dejaron.

—¡Despojarlos de las mochilas! — gritó el hombre mayor un segundo más tarde —. Deben traerla ahí dentro. ¡Busquenla, quitenles todo!

De pronto, todo se volvió un caos. Los sobrevivientes se volvieron contra ellos y Jimin sintió el verdadero terror cuando se lanzaron adelante. Una mujer le arrebató la mochila a Sunoo para buscar comida y encontraron una bolsa de frituras que básicamente se tragaron entre todos como si fueran muertos vivientes, peleando entre ellos y comiendo las migajas que cayeron al suelo. La gente se estaba comportando como animales salvajes, peleando por las latas de comida y botellas de agua, siquiera Yoongi o Hyungsik pudieron calmar a las personas que estaban cayendo en la desesperación absoluta debido al hambre.

Seungmin también fue despojado de su mochila y empujado a un costado. Por otro lado, entre varias mujeres empezaron a esculcar los bolsillos de Sunoo en busca de más comida, sin embargo, la gente retrocedió de inmediato cuando Byron les lanzó feroces mordidas a sus piernas y mostró los colmillos afilados para defender al niño.

—Si no quieren darnos comida, nosotros la tomaremos por la fuerza. ¡Estamos cansados de vivir así! — anunció el señor Doyun que lideraba al pequeño grupo de gente enloquecida —. ¡Atrapen al perro, traiganlo! — señaló entonces.

Los sobrevivientes se voltearon directamente a Byron, esta vez viéndolo con deseo en sus ojos saltones. Sus expresiones eran maníacas. Daban miedo. Estaban perdiendo la razón y se estaban dejando llevar por sus instintos más primitivos y el castaño no lo pensó dos veces cuando sacó su arma y apuntó sucesivamente a las veinte personas que los estaban rodeando. Seungmin copió sus acciones y la gente retrocedió, pero solo un poco, parecían una fuerte barricada de personas delante de ellos, los cuales seguían firmes en conseguir lo que tanto necesitaban sus cuerpos.

—Con mi perro no — sentenció, poniendo el dedo sobre el gatillo —. Atrás o dispararé — se acercó a Byron y Sunoo, quien aterrado se puso a sus espaldas.

La gente no estaba retrocediendo a pesar de ser apuntados con las pistolas, pues estaban siendo guiados por la locura, matarían a algunos de ellos antes de que el resto consiguiera someterlos y tomar lo que deseaba.

—¡Por favor, todo el mundo guarde la calma! ¡Bajen las armas! ¡Jimin! — exclamó Yoongi, elevando su voz ronca sobre el desorden, no obstante, todos estaban haciendo caso omiso a sus palabras, fue ignorado incluso por el castaño.

—¡No se van a comer a mi perro! ¡Dije atrás! — Jimin amenazó a una mujer que quiso dar un paso adelante.

El enojo estaba nublando el juicio de Jimin, sabía que él hambre los estaba orillando a cometer locuras, estaban desesperados, pero conocer este lado de ellos le hizo pensar que no se merecían el extravagante botín de comida que los esperaba allá afuera cuando estaban viendo a Byron como un trozo de carne y siquiera le habían dado la oportunidad de explicarse. Ahora mismo se daba cuenta que fue un error volver aquí, nada era igual que antes, esto ya siquiera era un equipo, cada quien estaba viendo por sus propias necesidades.

—Nosotros nos estuvimos revolcando en nuestra mierda mientras ustedes se llenaban el estómago — le contestó Doyun —. ¡Esto es lo justo! ¡Es un maldito animal, puede conseguirse otro después!

—¡También podemos conseguirnos otro de usted! ¡¿Qué le parece eso?! — esta vez le contestó Sunoo y sacó su propia pistola de la parte trasera de sus pantalones para apuntarle al hombre que le ganaba por cincuenta años de edad.

La gente comenzó a gritarse entre ella y ante el primer osado que decidiera lanzarse, el caos se iba a desatar, sin embargo, alguien se les adelantó... Se agacharon al suelo mientras cubrían sus cabezas cuando varios disparos resonaron en la estancia, ya que ninguno de ellos fue quien jaló el gatillo. Se quedaron en el suelo y el castaño levantó la cabeza para mirar sobre la gente encorvada.

Un tremendo alivio emergió en su pecho cuando Taemin entró por la puerta principal, portando un fusil largo del cual salía humo.

—Aquel que quiera comerse al perro, primero tendrá que tragarse una jodida bala — los amenazó con la pistola que empuñaba con firmeza —. ¡Retrocedan! ¡Vamos, retrocedan! — ordenó y la gente retrocedió con lentitud mientras rechinaba los dientes —. Sabía que esta mierda pasaría algún día, pero no me hicieron caso. ¡Se los dije! — dijo para sí mismo —. Quédense en el suelo y no se muevan, ¿escucharon?

Las personas obedecieron con poca convicción y Taemin se abrió paso entre la multitud, llegando hasta el castaño a quien abrazó con fuerza. Jimin le devolvió el abrazo, conmocionado y agradecido por su repentina intervención.

—Volviste —Taemin le susurro en el oído —. En serio volviste. Estás aquí.

Jimin se alejó de él y sonrió ampliamente porque el piloto les salvó el trasero —. Puedo explicarlo todo — le dijo de inmediato.

—¿Por qué te fuiste así? Bueno no importa, ya estás aquí, no puedo creerlo — dijo el hombre, acunando sus mejillas regordetas y luego volvió abrazarlo con fuerza —. No sabes cuánto me esforcé por encontrarte.

El castaño se disculpó una vez más mientras lo abrazaba y después, se alejó para tomar aire en sus pulmones y mirar a la gente.

Esto no había terminado, aún tenía que dar algunas explicaciones porque era lo correcto. Era complicado dejar las cosas pasar y actuar como si esto no hubiese sucedido, pero ahora más que nunca debían permanecer unidos. Juntos eran más fuertes que separados, solo así tendrían más posibilidades de ganar...

Sacando una determinación de quien sabe dónde, Jimin se subió sobre la pequeña tarima para observar a todos los presentes que finalmente se habían calmado debido a las amenazas.

—¡Sé que tienen hambre, pero la comida no es lo que debe importarles ahora mismo, siquiera los muertos vivientes! Vi cosas allá afuera que ustedes ni siquiera se imaginan, presencié una crueldad humana que va más allá de la imaginación, vi abusos y asesinatos delante de mis ojos — por primera vez, la multitud pareció concentrarse un poco y se quedaron en silencio, tal vez por la rabia en su voz o sus palabras morbosas, así que siguió hablando y apuntó —. Si quieren tenerle miedo a algo, que sea a los otros humanos que sobreviven en el exterior, aquellos que están apoderándose de todo lo que queda, aquellos a quienes no les importa matar a sangre fría con tal de obtener lo que quieren. ¡Ellos son el enemigo, no entre nosotros! — gritó, alarmando a la gente.

—¿De qué estás hablando, Jimin? — Taemin abrió los ojos marrones como platos y se acercó, ya que estaba demasiado perdido en el hilo de los hechos.

—El día que salí a buscar comida nos encontramos con sobrevivientes de otro grupo. Se aprovecharon de nuestra vulnerabilidad y nos llevaron a su ayuntamiento por la fuerza — comenzó a explicar los sucesos detalladamente, pero omitiendo a Jeon Jungkook de ellos y su extraña historia juntos —. Son una comunidad que esclaviza a los humanos restantes, los utilizan para satisfacer sus deseos y necesidades. Ellos fueron quienes nos dijeron que viniéramos a Busan, nos engañaron, ¡nunca existió un refugio nuclear!

Las personas inmediatamente exclamaron por la información. Hyungsik y Taemin saltaron al igual que el líder, el cual se giró perplejo hacia el castaño.

—¿Cómo estás seguro de eso? — le preguntó.

—Es cierto — intervino Seungmin por primera vez, acaparando la atención de todos por ser un desconocido —. Me llamo Seungmin. Estuve cautivo por más de un año en la Capital, así la llamamos. Fui testigo de muchas atrocidades, masacres grupales y muertes de incluso niños. Ahí conocí lo que es el verdadero miedo y así como nos pasó a muchos de nosotros, les pasará a ustedes, vendrán por todos y cada uno—miró a todas las personas, una por una, haciéndolas temblar—. De hecho, ya vienen en camino.

—¿Qué? ¿Cómo que ya vienen en camino? — interrumpió Taemin, comenzando a exaltarse —. ¿Esa gente cómo sabría dónde estamos?

Jimin se mordió los labios con nerviosismo —. Créeme, lo saben —se limitó a decir —, y una vez que decidimos escapar sabíamos que vendrían detrás de nosotros. No tenemos mucho tiempo para irnos de este refugio.

—¿Irnos a dónde, Park? —Hyungsik lo vio con mala cara —. Apenas conseguimos este lugar y quieres que nos vayamos de la noche a la mañana. ¿Cómo sabemos siquiera que lo que dices es verdad, uh? Hasta donde sé, Jongin dijo que nos cambiaste por otro grupo y por esa razón se marchó — lo acusó.

—¡Todo lo que hice fue para proteger a Sunoo! — exclamó el castaño con frustración. ¿Acaso no lo estaba escuchando? —. Ustedes no entienden lo que son capaces de hacer estas personas. Son sádicas, crueles, manipuladoras y no tienen misericordia por nadie.

Evidentemente no tenían idea de contra quienes se estaban enfrentando y no los culpaba porque era surrealista creer que podía existir una comunidad de semejante calibre. La estancia se quedó en silencio, ya que por fin empezaban a creerle y por ende, a alterarse por la nueva amenaza.

—¿Y si hablamos con ellos? Podemos llegar a un acuerdo — propuso Yoongi.

Eso le sacó una risa histérica a Jimin, no era momento para reír, pero su ingenuidad era tan increíble que lo único que podía hacer era reír.

—Nos meterán una bala en la cabeza antes de abrir la boca para dialogar y no nos quedaremos aquí a esperar por ello — avisó con decisión —. Nos iremos a un lugar donde estaremos a salvo.

Entonces, los presentes se mostraron más interesados y se levantaron de sus asientos.

—¿A dónde? ¿Cuál es tu plan, Jimin? — cuestionó el piloto.

Jimin pretendía exponer el plan que había formado con Seungmin sobre ir a la comunidad misteriosa cuando, de pronto, se escuchó un fuerte estruendo fuera del edificio, acaparando la atención de todos los presentes que se giraron sobre sus asientos hacia la puerta.

—¿Qué fue eso? —interrogó una de las mujeres.

No había nadie más afuera, todos estaban aquí reunidos y eso hizo que los vellos de sus brazos se levantaran y sus pulsaciones se aceleraban con rapidez cuando tuvo un terrible presentimiento.

Hyungsik inmediatamente sacó su pistola antes de salir a verificar lo que sucedía, dejando a todos sumidos en el suspenso. Jimin miró a Seungmin que también palideció, por supuesto que ambos pensaron lo mismo.

Había llegado la hora...

Un instante más tarde, Hyungsik volvió mientras gritaba: —¡Hay coches descendiendo por la colina y se dirigen hacia aquí! — avisó, bastante alterado por lo que vio —. Un camión está afuera tratando de derribar la verja y tiene a un cabrón con megáfono encima.

—Llegaron, son ellos — respondió el azabache mientras negaba de un lado a otro —. N-no debían haber llegado tan rápido.

—¡Pues están aquí y vienen cargados de puta de madre!

Un segundo estruendo provocó que las personas gritaran horrorizadas y un momento más tarde, el chillido de un megáfono resonó afuera de las instalaciones. Al principio no era audible lo que decía aquella voz robótica y Yoongi tuvo que dirigirse a las personas asustadas siseando y poniendo el dedo índice sobre su boca para que guardaran silencio y así poder escuchar lo que decían los rufianes que estaban afuera del refugio. Era un anuncio.

Atención, bello grupo de Seúl — inició. Era la voz de Taeyang, reconoció el castaño, y abrazó a Sunoo mientras el resto del grupo temblaba de miedo al ser reconocidos —. No queremos hacerles daño, tampoco queremos destruir su refugio que se nota han cuidado con mucho esmero, pero como seguramente les habrá dicho Park jodido Jimin y Kim inepto Seungmin, hemos venido por ustedes y a menos que quieran ver sangre derramada, salgan por su propia voluntad y entreguense.

Yoongi miró al castaño y éste negó con la cabeza silenciosamente porque no era más que una vil artimaña. No trajeron un ejército de campo y viajaron tantos kilómetros para hacer esto de forma pacífica.

Háganlo antes de que las bombas caigan sobre ustedes —su risa áspera hizo interferencia, lo cual hizo a Jimin estremecerse. ¿Bombas? —. ¡Tienen treinta segundos, señores! — avisó al final —Treinta, veintinueve, veintiocho, veintisiete...

Las personas gritaron completamente locas y se levantaron de sus asientos para correr hacia todas partes, despavoridas. Obviamente con esos treinta segundos no alcanzaban a llegar ni a la entrada de la fábrica. Todo estaba planeado para hacerlos perder la cabeza y lo lograron. El castaño observó como la gente se sumía en el pánico mientras Yoongi daba indicaciones en la cima de la tarima.

—¡Busquen un lugar en donde esconderse y no salgan, vamos! — les indicó, elevando la voz sobre los números que se contaban en el fondo.

—¡No! Esconderse no servirá de nada. Entrarán de todas maneras — Jimin estiró el brazo de Yoongi para que se girara hacia él —. Debemos salir por la salida de emergencias y correr hacia el bosque, solamente así podremos perderlos entre la naturaleza.

Yoongi abrió los ojos hacia Jimin, pero asintió de inmediato —. ¡Todos salgan por detrás y diríjanse al bosque! ¡Taemin, Hyungsik, hay que cubrir la entrada!

Los sobrevivientes salieron por los pasillos y algunos todavía tenían la idiotez de querer llevarse sus pocas pertenencias en lugar de escapar lo más pronto posible. Los hombres del escuadrón recargaron las pistolas con las últimas municiones que les quedaban para dirigirse a la entrada principal y antes de seguirlos, Jimin tomó a Sunoo por la mano.

—Sube al convoy y espera ahí, si estás en peligro vete antes de que te atrapen, ¿entendiste? — ordenó y luego, le entregó la correa de Byron que agitaba la cola —. Vayan juntos, protéjanse entre ustedes.

Sunoo lo vio con temor en sus ojos negros —. Los esperare, no me iré sin ustedes — fue lo único que dijo y salió corriendo de la estancia junto al perro.

Jimin no pudo decirle lo contrario cuando el adolescente ya se había mezclado entre la gente que iba corriendo por el pasillo angosto.

—Maldita sea. Estamos jodidos, estamos muy jodidos — dijo Seungmin —, no debían llegar tan pronto, no se suponía que sucediera así. ¡Esto está mal! ¡Este no era el plan, carajo! ¡Jungkook tenía razón! — comenzó a caer en pánico y Jimin lo tuvo que sujetar por los hombros para hacerlo reaacionar.

—¡Aún no nos atrapan, necesito que te concentres, Seungmin! — le gritó con determinación sin importarle ser muy brusco y aquel parpadeo frenéticamente con ojos acuosos —. Vamos a estar bien, ¿de acuerdo? Te dije que lo lograríamos, pero primero debemos frenarlos para darle tiempo a la gente que salga y-

Dos, uno, cero. ¡Se les acabó el tiempo! — el camión apretó el claxon varias veces como tambores de guerra —. ¡Que empiece la orquesta!

Mierda.

Una fuerte explosión hizo retumbar el edificio entero. Las columnas vibraron e hilos de arena gris chorrearon del techo. ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!. El suelo se sacudió cual terremoto y los cristales de las ventanas estallaron en mil pedazos. Yoongi les gritó que cubrieran sus cabezas cuando el techo sobre ellos crujió roncamente. La estructura del edificio era antigua y estaban siendo bombardeados con artillería pesada.

Luego, corrieron por el pasillo al mismo tiempo que una serie de explosiones sordas chocaban contra diferentes partes de la fábrica. Estaban destruyendo todo. Jimin gritó cuando un misil estalló delante suyo y unos furiosos oleajes anaranjados alcanzaron todo lo que había cerca, impidiendoles pasar por ahí.

Hasta ese momento, Jimin se dio cuenta de lo que habían desatado.

Hicieron enojar a las bestias.

—¡Por acá!—avisó Taemin con un ademán.

Se giraron sobre sus talones para escapar por el lado izquierdo del corredor, Jimin corriendo detrás de Seungmin, sin embargo, fue cuestión de segundos cuando escucharon el silbido de un proyectil acercarse velozmente y antes de que se dieran cuenta todos salieron volando hacia atrás, expulsados por la onda expansiva de la detonación que destruyó la pared de concreto que estaba frente a ellos.

Jimin cayó de espaldas, con un terrible dolor en la sien derecha al golpearse contra el suelo duro. En su cabeza había un chillido agudo que opacaba cualquier sonido del exterior, estaba desorientado; las continuas explosiones que hacían vibrar el suelo y los disparos de las metralletas que se acercaban a su posición. Hizo un intento por moverse, pero se encontraba adolorido, paralizado y vulnerable. Un hilo de sangre bajaba por su cabeza, pero lo único que podía ver eran los pedazos de escombro, tierra y pólvora cayendo sobre él.

Un jodido misil casi le había caído encima.

Se encontraba atontado, por esa razón siquiera sentía dolor. Quiso ponerse de pie, pero fue imposible porque vista se emborronó y después, observo los objetos doble cuando se giró sobre su pecho como si fuese un tronco hueco para arrastrarse lentamente hacia sus compañeros que estaban tirados sobre el suelo.

Observó a Hyungsik moverse en cámara lenta mientras se agarraba el brazo derecho cubierto de sangre, su hueso había roto la carne. Yoongi fue hasta su compañero para auxiliarlo mientras gritaba cosas que Jimin no era capaz de escuchar debido al aturdimiento. Veía destrucción y dolor por doquier. Siguió arrastrándose como un gusano en busca de Seungmin que había estado a su lado cuando el proyectil explotó frente a ellos y unos metros más adelante logró enfocar sus piernas largas y subió por su cuerpo empolvado.

El hombre no se movía y no parecía respirar.

Jimin tomó el rostro del joven en un intento de despertarlo, lo sacudió con sus pocas fuerzas y le dio palmadas en las mejillas, pero no despertaba. Tenía quemaduras en el pecho y algunas en sus extremidades.

Entonces, sus ojos marrones comenzaron a llenarse de lágrimas cuando vio que un charco de sangre se estaba formando alrededor de su cabeza al igual que una hemorragia bajaba por sus orificios nasales. Jimin negó con la cabeza frenéticamente. Le dio varios golpes sordos en el pecho, le suplico que despertara, dijo su nombre en medio de sollozos, aunque siquiera era capaz de escuchar su propia voz.

Tenía el cráneo roto y ya no tenía pulso.

Seungmin estaba muerto.

Jimin agarró la mano flácida del azabache y cerró sus ojos de los cuáles caían lágrimas. Esto no podía estar pasando, no parecía real. Le había fallado, le prometió que lo lograrían pero fue mentira. Habían perdido y lo lamentaba tanto.

Nunca debieron haber escapado.

El suelo seguía sacudiendo fuertemente debido a los proyectiles que estaban destruyendo el refugio. Esto ya no se trataba de una redada sino era más bien una maldita venganza hacia ellos. Querían que el edificio se cayera en mil pedazos y ya no parecía importarles las vidas humanas que se perdieran para sus planes iniciales. Eran unos hijos de puta.

El castaño tembló del coraje, se sentía tan furioso mientras las personas lastimadas corrían alrededor suyo y finalmente, los sonidos cada vez se fueron haciendo más definidos hasta que volvió a la normalidad.

—¡¡Corran, corran todos!! —les gritó Yoongi, quien iba sosteniendo a Hyungsik por la cintura.

—¡Jimin! ¡Vámonos, Jimin! — de pronto, Taemin llegó por su retaguardia y lo ayudó a ponerse de pie abruptamente, separándolo del cuerpo inerte de Seungmin, el cual dejaron en medio del desastre cuando el piloto lo obligó a correr junto a la multitud —. ¡Tenemos que irnos, ya han entrado!

El sonido de las metralletas y las carcajadas de los hombres de Dakho aparecieron, los estaban persiguiendo. Jimin no extrañaba ese sonido. Llegaron a los almacenes, pues era el único camino disponible por el cual seguir, todo lo demás estaba destruido o en llamas. La mayoría de los sobrevivientes no habían conseguido salir de la fábrica porque había disparos y explosiones de granadas por todas partes.

—¡Aquí vienen, cúbranse!

Yoongi se quedó cerca de la entrada para disparar con su pistola automática y Taemin soltó el brazo de Jimin cuando los primeros hombres entraron por la puerta, disparando hacia ellos al igual que Hyungsik sentado en el suelo con un solo brazo. Jimin aún estaba mareado, un hilo de sangre caía de la raíz de su cabello y tuvo que cubrirse de los disparos poniéndose detrás de un estante, pues perdió su fusil cuando la explosión lo mandó a volar.

El grupo no tenía los recursos necesarios para un ataque, mucho menos de esta magnitud y los hombres de Dakho venían en decenas.

No había forma de ganarles una batalla.

Estaban acorralados.

Yoongi comenzó a luchar contra uno de ellos cuerpo a cuerpo cuando se le acabaron las municiones. Taemin estaba en la misma situación que él, ocupado peleando con otros dos hombres al mismo tiempo, no podían defenderlos a todos y las mujeres comenzaron a gritar desgarradoramente cuando un nuevo grupo de hombres con cicatrices entraron al lugar.

Jimin miró el caos que se estaba formando a su alrededor. Gritos y más gritos. Los hombres de Dakho comenzaron a tomar a las mujeres por la fuerza, algunas de ellas intentaban escapar sin éxito alguno y para aquellos infelices verlas correr les provocaba una retorcida satisfacción. El viejo señor Doyun no pudo protegerlas y de un simple golpe en el estómago cayó al suelo.

—Hola, muñeca — le dijo un hombre a Sunmi que gritó horrorizada y salió corriendo —. ¡Me presenté muy educadamente! ¿A dónde crees que vas, perra?

Carcajeando, el hombre fue detrás de la mujer y la cargó sobre su hombro para llevársela fuera del desastre. Con una terrible impotencia al ver la escena en general, Jimin se escabulló sigilosamente y agarró un pedazo de escombro que se había desprendido de la pared y lo utilizó para golpear la cabeza del sujeto con vigor, el cual cayó inconsciente junto a Sunmi, quien lloraba.

—¡Vete, sal por la ventana! —le gritó y la mujer le dio las gracias mientras seguía sollozando.

Jimin la impulsó hacia arriba para que alcanzara la ventana alta y pudiera salir al exterior. La mujer escapó, pero el castaño se quedó en el ojo del desastre.

Eran demasiados de ellos, definitivamente no podían ganarles, todos sus compañeros estaban siendo vencidos y sometidos por la fuerza. Yoongi, Taemin y Hyungsik ya estaban sobre el suelo siendo aplastados por mínimo cinco soldados fornidos. El castaño no sabía cómo ayudarlos, no sabía qué demonios hacer y cuando pensó que la situación no podía ponerse peor, un nuevo grupo de hombres hizo su gloriosa entrada.

Taeyang, Minho, Gunwook y Kamden llegaron a la acción cuando el camino había sido limpiado por las bombas y los simples peones. Aquellos se mofaban mientras destruían todo lo que aún quedaba de pie y asustaban a los sobrevivientes indefensos.

No, no, no, no, no... Ese maldito pelotón no.

Jimin retrocedió torpemente hasta que su espalda quedó contra la pared y en un momento de enajenación, tuvo flashazos sobre las más espantosas torturas a las que sería sometido por estos dementes.

Recordó las palabras de Seungmin sobre no dejar que lo atraparan con vida o lo lamentaría y no dejaría que eso sucediera. No lo iban a capturar con vida, así que tomó un gran pedazo de cristal que estaba en el suelo y lo puso contra su carótida.

Estaba preparado para cortarse el cuello en el momento que se acercaran a cogerlo, sin embargo, Jimin tuvo un golpe mental cuando una última silueta masculina entró por aquella puerta.

Ahí estaba él.

Jungkook ingresó a la habitación, portando un fusil alargado y un chaleco antibalas, se veia rudo e intimidante siendo parte de aquel bando, sin embargo, no estaba participando en la masacre, simplemente observaba todo el puto caos parado unos metros detrás de los hombres maníacos que estaban haciendo de las suyas.

Jimin se quedó paralizado y alejó el cristal de su cuello sin darse cuenta. Ninguno de los hombres de cicatriz lo había visto por estar enfocados en sus compañeros que no se dejaban someter.

—¡Seis contra uno, que valientes! — les gritó Taemin, completamente rabioso, lo tenían contra el suelo y escupió sangre por la boca—. ¡Sueltenme, desgraciados!

—¡Sueltenme, desgraciados! — Minho imitó su voz chillona para después reír junto a las demás hienas —. Cállate — le dio un puñetazo en el rostro.

—¡No los maten, que la mayoría permanezcan con vida! — les ordenó Taeyang, fuerte y claro. Minho bufó irritado para luego darle una caricia en el cabello a Taemin a modo de "disculpa" —. ¡Y busquen a los traidores, que mi hermano los quiere con vida!

Taemin fue arrastrado hacia afuera de la habitación al igual que Yoongi, quien estaba rojo de la furia, siquiera tuvieron piedad por Hyungsik que estaba muy herido, pero aún así estaba dando sus últimos arranques de pelea.

—Trae a tu amorcito, Jeon — Taeyang le sonrió con malicia y salió del almacén.

Jungkook no dijo nada, se mantuvo estoico, parado en el umbral de la puerta observando como arrastraban a los hombres de Seúl y se los llevaban por la fuerza bruta. Aquellos no le importan realmente y continuó recorriendo la habitación con sus ojos oscuros hasta que lo encontró...

Jimin se había quedado en la misma posición desde que lo vio llegar, pero Jungkook también lo veía ahora y sintió que el tiempo se congeló para ambos. Durante un pequeño instante, todo a su alrededor se apagó y únicamente quedaron ellos dos en medio del caos, separados por algunos metros de distancia, pero conectados por sus miradas y corazones latiendo en sincronía.

Así no era como hubiesen querido volver a verse y así no era como hubiesen querido que terminaran las cosas, ya que esto no era lo que ninguno de los dos deseaba...

No obstante, el castaño lo miró con sufrimiento, pues había quedado claro el lado que eligió Jungkook. El simple hecho de verlo con una ametralladora en manos, parado junto a esos cerdos malnacidos, hizo que Jimin borrara todos los recuerdos buenos que habían vivido juntos y lo viera como lo que era: su enemigo.

Asustado, Jimin se dio la media vuelta cuando Jungkook corrió directamente hacia él, cruzando por en medio de las peleas salvajes, gritos y las ráfagas de balas. No le importó lo que estuviera sucediendo a su alrededor o cuántas personas hubiera en el lugar, únicamente estaba enfocado en Jimin, iba específicamente por Jimin.

Se subió a un estante para arrojarse por la ventana como lo había hecho Sunmi cuando unas manos ásperas lo sostuvieron por las caderas para estirarlo hacia atrás, haciéndole caer de nalgas al suelo. Un hombre del pelotón cuatro se paró delante suyo con una sonrisa de lado a lado.

—¡Te tengo, pequeña rata! — exclamó el cabrón con emoción —. ¡Te llevaré ante el jefe!

Jimin frunció el ceño, no obstante, sus ojos paniquiados inmediatamente se deslizaron hacia atrás de aquel.

El hombre fue golpeado por su flanco derecho brutalmente y el castaño apretó los ojos cuando la sangre ajena le salpicó en el rostro. Aquel cayó como un costal de papas y detrás de él, Jungkook guardó su revólver en la funda de su muslo.

Se vieron durante un segundo, expectantes, Jimin recargado en el suelo y Jungkook parado delante suyo antes de que éste decidiera lanzarse hacia delante. El castaño gritó cuando aquel lo cogió para llevárselo. Le dio varios golpes sordos, no obstante, el pelinegro siempre había sido demasiado fuerte para vencerlo.

—¡No, Jungkook! ¡No, por favor! — exclamó mientras se removía con terror —. ¡No hagas esto, te lo suplico! ¡Mátame pero no me dejes volver ahí! ¡No quiero! ¡No!

—Silencio, Jimin — le ordenó Jungkook contra el oído mientras lo seguía arrastrando consigo — . Esto tiene que pasar así.

El pelinegro lo sacó de la bodega a rastras y lo llevó al lugar en donde estaba el resto de cautivos.

Inmediatamente Taeyang mostró una gran sonrisa cuando vio a Jungkook traer a Jimin, que seguía luchando por su vida.

—En verdad lo trajiste, admito que por un momento pensé que lo dejarías ir — le dijo tarareando y estiró su mano para agarrar el mentón de Jimin, quien se sacudió con rabia —. Primera y última lección; nadie puede escapar de nosotros.

—Vete al infierno — escupió el castaño, provocándole una risa desinteresada.

Taeyang se dirigió a sus hombres.

—Saqueen el lugar, muchachos, lo que encuentren es suyo, aunque no parece que tengan mucho en esta asquerosa pocilga — peteo un mueble calcinado e indicó con la barbilla —. Suban a las mujeres a los camiones y a los hombres llevenlos al círculo.

Sus secuaces asintieron y se separaron en tres grupos para hacer lo ordenado.

Cuando Jimin se dio cuenta que Jungkook no iba a ayudarlo simplemente comenzó a llorar en los brazos del hombre que alguna vez lo protegió de esta mierda y terminó por llevarlo con el resto de sus compañeros capturados; Yoongi, Taemin, Hyungsik y el señor Doyun, quienes estaban sentados en el suelo de la entrada del edificio destruido, había escombros por doquier y faltaba una pared que dejaba entrar los rayos del sol.

Jungkook le indicó que se sentara junto a ellos y así lo hizo, castañeando los dientes.

Jimin le dio una mirada reprochante a Jungkook mientras le amarraban las manos con cinta. El pelinegro lo miró devuelta, pero no mostró emoción alguna antes de colocarse en fila con los otros pelotones, incluidos Sarang y Woojung que habían llegado después de que el enfrentamiento había terminado, si es que a esto podía llamarse enfrentamiento, pues más bien fue un exterminio.

Fue una victoria contundente.

El grupo de Seúl se encontraba arrodillado, inmóvil e indefenso ante esta gente. Las mujeres del grupo estaban siendo subidas a los convoyes contra su voluntad y no sabían que planeaban hacer con los hombres, esperaban lo peor y sabían que así sería.

Mientras esperaban, de repente, Gunwook ingresó a la estancia, alarmando a todos, traía arrastrando a una persona más y la arrojó con fuerza a Taemin y Yoongi.

—Ahí va uno más, es escurridizo — dijo aquel.

Sunoo se recompuso sobre su lugar y Jimin estalló cuando lo vio —. ¡¿Qué estás haciendo aquí?! ¡Te dije que te fueras!, ¡¿por qué no te fuiste?! — le preguntó con impotencia.

—Irme y dejar a mi grupo morir solo en batalla — contestó con ironía para la situación. Jimin agachó la mirada, derramando unas lágrimas —. Somos una familia y la familia no se abandona — dijo después con melancolía, también quería sollozar pero se estaba conteniendo —. Está bien, hyung... Está bien, tranquilo...

Sunoo recargo su frente contra la suya en un intento por decirle que no importaba lo que pasara mientras estuvieran juntos, y Jimin no tenía derecho a reprocharle nada cuando él hubiese hecho exactamente lo mismo.

—¿Byron? — le cuestionó en voz baja para que no escucharan los otros.

—Lo escondí—fue su respuesta antes de ser interrumpido cuando los pelotones se movieron a un lado e hicieran espacio a la entrada.

Jimin sintió como todos los músculos de su cuerpo se tensaban, sus piernas temblaban y sus puños amarrados se retorcían cuando Dakho finalmente hizo acto de presencia en la estancia, abriéndose paso con sus típicos aires de omnipotencia. Aterrado era poco. Jimin le tenía tanto miedo y aversión a este sujeto, era el mismísimo diablo personificado, el cual lo haría pagar su traición.

Sabía que no le esperaba nada bueno.

—Me falta uno de ellos, ¿dónde está el otro traidor malnacido? — interrogó de inmediato el líder.

Taeyang le hizo una señal a sus hombres, quienes salieron de la habitación y entraron nuevamente, cargando un cuerpo inerte que dejaron caer enfrente de todos los presentes.

Jimin se volteó a otro lado para no verlo.

Por su parte, Jungkook bajó su mirada al cuerpo de Seungmin y por un milisegundo sus ojos se abrieron grande.

Después, apretó los dientes haciendo que se le marcara la quijada y una vena le saltara en el cuello. Se notaba que estaba temblando. Por su parte, Sarang escondió el rostro en el hombro de Woojung para que no lo vieran sollozar.

—Cabrón suertudo, murió antes de tiempo. Eso no lo hace divertido — gruñó por lo bajo —. Supongo que nos tendremos que conformar con lo que nos queda por acá — Dakho tarareó sin gracia examinando a los seis hombres sometidos y se detuvo en el señor Doyun —. No puedo creer esta mierda. ¡Tenemos entre nosotros a Matusalén! Muestran sus respetos, muchachos, por favor.

Los hombres rieron e hicieron una reverencia.

—Seré viejo, pero soy el más inteligente de todos ustedes, bola de rufianes —les contestó el hombre mayor sin miedo.

—Oh, por supuesto que lo es — concordó Dakho —. Nos sería de mucha utilidad que alguien con su experiencia nos iluminara con sus conocimientos de la vida — le propuso con demasiada emoción —. ¿Qué dice? ¿Quiere ser parte de este grupo de rufianes, mi buen señor?

El señor Doyun se hizo el digno por la propuesta dirigida especialmente él y después, miró a los hombres arrodillados sucesivamente antes de ponerse de pie sin más.

Jimin sacudió la cabeza, pero aquel no le presto atención.

Dakho se rió al verlo aceptar demasiado pronto —. Vaya, al parecer aquí abundan los traidores... —levantó su arma y disparó.

Los sesos del señor Doyun salieron disparados al techo cuando le voló la tapa de la cabeza con su MP40. El castaño cubrió a Sunoo para que no viera como el cuerpo sin cabeza caía a un costado de ellos.

—Odio a los ancianos, no sirven para nada — Dakho hizo una mueca y prosiguió como si nada, acercándose al castaño que estaba tiritando del miedo —. ¿Ahora puede ver todo lo que ha ocasionado, Park Jimin? Usted y ese bastardo de allí —señaló el cuerpo inerte de Seungmin —provocaron que fuéramos más drásticos en nuestra presentación. Dígame, ¿qué se siente que todo haya sido en vano?

Jimin apretó los labios, no podía hablar porque lloraría apenas abriera la boca. Se sentía miserable y asustado por lo que pasaría.

Iba a morir, lo sabía.

No tenía esperanza alguna de sobrevivir esta tarde, le espera el peor de los destinos...

Sin embargo, por alguna razón, no se dio cuenta que buscó con su mirada a Jungkook que estaba parado detrás del líder de la Capital.

—Te estoy hablando, ¿por qué lo ves a él? — Dakho se puso en cuclillas para quedar cara a cara con Jimin y así cubrir a Jungkook de su campo visual —. Ah, piensas que te va a salvar, ¿no es así? — comenzó a carcajear agudamente al igual que el resto de sus secuaces —. ¿Te enamoraste de él acaso, pequeñín? ¡Qué puto patético! ¡Él no te quiere!

Jimin descendió la mirada para ocultar su humillación y de repente, Dakho lo agarró por el pescuezo. Lo estiró con fuerza hacia el frente para que quedara expuesto ante todos, haciendo que sus compañeros se agitaran sobre sus lugares y Sunoo hiperventilara. No podían moverse porque estaban amarrados y cada uno tenía una pistola respirándole sobre la nuca.

—¡No lo toques, bastardo! — Taemin gritó y le dieron un puñetazo en el estómago con la culata de la pistola, haciéndolo caer de pecho al suelo.

—¡Por favor, no lo lastime! ¡No! ¡No! — gritó Sunoo también, cayendo en la desesperación.

—Uy, parece que eres muy querido por todos estos hombres, Park Jimin — los ojos de Dakho brillaron —. Bien. Encarguense de que todos vean esto... — indicó.

Los soldados pusieron a Taemin de vuelta en su lugar para que viera al frente y Minho se puso detrás de Sunoo para agarrarlo por la mandíbula y obligarlo a que viera directamente a Jimin.

El castaño le susurró que cerrara los ojos y el adolescente así lo hizo, llorando con fuerza.

El líder sonrió con malicia —. Jeon, ven aqui — lo llamó con voz contundente.

Jungkook trago saliva y dio un paso al frente como le fue ordenado sin decir absolutamente nada.

—Haz lo que tienes que hacer, aquí y ahora, delante de todos nosotros — demandó al mismo tiempo que caminaba de un lado hacia otro —. Demuestra de qué lado estás, demuestra esa lealtad que dices tenerme. Vamos.

Jimin levantó su mirada lacrimosa a Jungkook cuando escuchó la orden. Su corazón comenzó a latir con fuerza del miedo, ya no sentía sus extremidades y podría orinarse encima en cualquier momento. Jungkook estaba parado firmemente delante suyo y entendía lo que le estaba ordenando que hiciera.

Y a pesar de verlo con un arma en su mano, Jimin no tenía malos sentimientos hacia él. No lo odiaba. En el interior de su corazón todo seguía igual. Sabía que lo estaban obligando a hacer esto y sabía que Jungkook nunca lo lastimaría porque quisiera.

Jungkook fue el hombre que hizo todo lo que estuvo a su alcance para mantenerlo a salvo, lo protegió durante el tiempo que pudo y siempre le estaría agradecido por ello.

—L-lo lamento tanto, Jungkook — le dijo viéndolo desde abajo —. No te culpo por esto... Está bien... — Jimin cerró sus ojos, derramando lágrimas por las esquinas.

Así no tendría su muerte en su conciencia.

—Bah, que basura tan conmovedora — escupió Taeyang con asco —. ¡Vamos, hazlo ya!

Jungkook miró a Jimin, el cual se encontraba resignado a morir por sus manos y todavía tenía la bondad de decirle que no lo culparía por quitarle la vida.

¿Cómo podía ser así?

Jamás había sentido pavor cuando asesinaba a una persona, nunca había tenido problemas, no obstante, por primera vez, su mano estaba temblando mientras le apuntaba a Jimin y no podía controlarlo. Era la primera vez que se dejaba ver tan afectado y Jimin pudo notarlo, negándose a romper con el contacto visual con él.

Algo en su interior se estaba agitando cada vez más fuerte y comenzó a contar mientras veía a los gemelos de reojo, que se encontraban tensos en sus lugares, y siguió esperando... Estaba demorando demasiado, el líder, Taeyang, Minho, el resto de pelotones lo estaban viendo insistentemente y esperaban porque lo hiciera de una buena vez.

Sin embargo, en este momento, Jungkook solamente tenía una cosa clara en su cabeza.

Asesinaría a Dakho, a Taeyang, a Minho y a todo su maldito ejército antes de siquiera ponerle un dedo encima a Jimin...

Él moriría antes de dejar que le hicieran daño a Jimin.

[...]

Ժ

Al final en esta primera parte resultaron más de 8k de palabras. Es un poco tarde pero tenía muchas ganas de subirlo ya. Esperen la próxima parte pronto 🔜

Este capítulo va dedicado a Champsito siempre veo que comentas y me gusta agradecer a esas personitas con una dedicatoria. ¡Gracias! ❤️‍🩹

REDOBLE DE TAMBORES, ESTA VEZ NO DIRE NADA PORQUE NO QUIERO SPOILERAR LO QUE VIENE, PERO AA.

Muchas gracias por su apoyo, los quiero mucho y no se olviden de votar.

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Pregunta casual: ¿qué edad tiene la gente que me lee? Capaz escribo puras barbaridades y tienen diez añitos jaja 😭

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