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✘ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴄɪɴᴄᴏ

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Viernes 22 de Mayo del 2023

Gimhae, Corea del Sur.
14:00 p.m.

Un año, tres meses y once días después del primer contagio.

...

Eterna estaba siendo la noche, llena de angustia e incertidumbre, sonidos lejanos se oían en el pueblo en el cual había caído la oscuridad. No se veía nada afuera, podían ser los engendros u otra cosa peor, pero Jimin prefería ignorar y mantenerse escondido en la cabaña. Lo único que deseaba era sobrevivir a este maldito día, contaba los minutos para que los rayos de sol entraran por la ventana mientras estaba sentado frente a la chimenea con las piernas flexionadas hasta su pecho y las manos extendidas hacia delante para obtener un poco de calor del fuego que habían hecho con la madera no húmeda.

Jungkook estaba durmiendo a su lado. Por primera vez aquel no fue un cabeza dura y aceptó que él montara guardia un rato. Estaba lastimado, le dolían sus heridas aunque lo negara, y necesitaba recuperar fuerzas si querían partir a primera hora de la mañana.

Ahora más que nunca Jimin creía en lo importante que era llegar a aquella comunidad. Tenían médicos, suministros y comodidades, absolutamente todo lo que pudieran desear basándose en lo que había dicho Seungmin.

Los rumores ponían a ese lugar como el mismísimo paraíso y quería comprobarlo él mismo.

Jimin arropó el cuerpo de Jungkook con la sábana tejida que encontraron en la vivienda y lo miró unos segundos. No necesitaba hacerse el fuerte, o al menos no frente a él, pero Jimin guardaría su secreto y lo apoyaría hasta que se recuperara. Eran un equipo, ahora tenían eso claro, habían hecho una promesa y un equipo se cuidaba las espaldas.

A partir de ahora estaban juntos porque querían, no por obligación.

Jimin ya no era un esclavo, no estaba con Jungkook porque estuviera amenazado sino porque lo deseaba.

El pelinegro demostró lo lejos que estaba dispuesto a llegar por él. Desde que se conocieron lo había cuidado sin esperar nada a cambio y ahora Jimin quería ofrecer lo mismo.

Taeyang fue la primera persona que asesinó y lo hizo por defender a Jungkook. Perder a cualquiera de sus amigos era aterrador, pero perder a Jungkook lo hizo enloquecer, le provocó muchísimo miedo y no titubeó cuando lo hizo, tampoco se arrepentía.

Eso le hizo cuestionarse ¿qué significaba Jungkook para él? ¿Qué significaba para estar dispuesto a hacer todo lo que antes parecía inimaginable?

Aún no tenía una respuesta.

Estaba confundido.

Jungkook le hacía sentir mucha seguridad y confort, había hecho todo lo que nunca ninguna persona hizo por él en su vida y sabía a ciencia cierta que junto a él no le pasaría nada malo.

Alguien como él es lo que hubiera deseado al inicio del Apocalipsis cuando estuvo solo durante meses.

De pronto, Jungkook sacó a Jimin de su maraña de pensamientos cuando dio un brinco en el suelo. Aún estaba dormido, pero estaba temblando y comenzó a balbucear palabras extrañas que no conseguía entender.

—¿Jungkook? — Jimin se acercó al pelinegro, curvando ambas cejas preocupadas.

Jungkook se quejó como un animal malherido, apretando los párpados y volvió a balbucear mientras su cuerpo se estremecía. Estaba teniendo una pesadilla. Desde aquella vez que estuvieron escondidos en la madriguera el castaño se dio cuenta de ello. Era triste que ni siquiera durmiendo pudiera descansar y tener algo de paz.

—Shhh... es una pesadilla, Jungkook — murmuró, tratando de darle sosiego —. Está bien, no pasa nada, sigue durmiendo — le dijo en voz baja.

Jungkook volvió a quejarse.

Consternado, Jimin se inclinó un poco sobre aquel para mirarlo en silencio. Acarició su cabello negro tratando de darle tranquilidad, calidez humana, quería hacerle saber que estaba bien, lo que estuviera soñando no era real y él estaba a su lado para resguardarlo.

El castaño se acostó delante suyo, quedando cerca de su rostro —. Shhh... tranquilo — lo arrulló en voz baja, haciendo su voz más suave y se atrevió a tocar su mejilla con dulzura —. Estás bien... Estamos bien... Estamos juntos... Puedes seguir durmiendo.

Jimin lo acarició desde la frente hasta su mejilla con el dorso de sus dedos y Jungkook dio una inhalación más fuerte, asustando al castaño que detuvo sus acciones. Jungkook no despertó. Simplemente, su respiración se hizo más profunda, indicando que había vuelto a caer en un sueño profundo al mismo tiempo que Jimin lo seguía viendo detenidamente.

Sonrió un poco y su corazón comenzó a latir velozmente sin siquiera darse cuenta.

Jungkook no volvió a quejarse el resto de la noche y a la mañana siguiente, cuando se presentó el alba, comenzaron a prepararse para luego abandonar la vivienda y buscar a sus compañeros.

—¿Cómo te sientes? — le preguntó Jimin apenas el pelinegro se puso de pie con un pequeño quejido.

—Estoy bien, dormir fue de ayuda — respondió sin dudarlo y Jimin sabía que estaba mintiendo, pero era muy orgulloso para admitirlo, no podía tapar el sol con un dedo, así que continuó: —Cuando te diga lo contrario es porque realmente voy a morir, así que puedes estar tranquilo hasta entonces — dijo irónico.

Jimin negó con la cabeza, intentando no pensar en la posibilidad de ese hecho y dejó salir un suspiro.

—Ahora más que nunca pienso que tenemos que llegar a esa comunidad — le dijo con temor —. Necesitamos un sitio en el que podamos descansar y en donde tú puedas recuperarte adecuadamente.

Jungkook se quedó en silencio un momento —. ¿En verdad crees que nos ayudarán? — interrogó con seriedad. Necesitaban hablar de ese tema, no podían tomárselo a la ligera, ambos lo sabían, y Jimin asintió varias veces —. No pongas toda tu fé en esa comunidad porque no sabemos qué nos podemos encontrar, ¿entiendes lo que digo?

—Eso lo sé—Jimin se encogió de hombros —, ¿pero qué pasa si tengo razón? — mencionó antes de que Jungkook siguiera anteponiendo su muy válido pesimismo.

Entendía su punto de vista, su desconfianza, pero también creía en su esperanza.

Jungkook se quedó en silencio, dejó su arma sobre la encimera de la cocina y recargó su espalda contra ella para ponerse a pensar. Jimin hizo lo mismo, poniéndose a un costado suyo.

—Si tienes razón, entonces supongo que se acabó — dijo, pero carente de emoción a la idea, casi parecía que no quería que fuera así y esa comunidad fuera una farsa. Estaba claro que algo lo inquietaba y antes de preguntarle que era, continuó: —No quiero encontrar más gente. Si la decisión dependiera de mí, nos mantendríamos lejos de cualquier grupo humano.

—Sé que te preocupa que sean igual a la Capital, ¿pero imaginas que no sea así? — planteó Jimin mientras lo veía suavemente desde su lado —. Podríamos tener una vida relativamente normal en una comunidad como esa.

Jungkook miró un punto fijo en la nada, tardándose en responder.

—Creo que el problema es que ya no sé cómo llevar una vida normal — admitió finalmente. No estaba bromeando, hablaba con sinceridad —. He pasado por tanto que... es complicado. Si el día de mañana el Apocalipsis terminará y todo volviera a ser como antes, no sabría como continuar, no podría, no podría fingir que estoy bien simplemente porque no morí, no luego de toda esta mierda.

Jimin percibió la depresión en su semblante.

Comenzaba a conocer a Jungkook, cuando sus ojos no reflejaban enfado, la mayor parte del tiempo estaban como ahora, melancólicos, y no podía evitar sentir pena. Sabía que no era fácil olvidar lo que habían vivido, pero confiaba en que algún día esto no sería nada más que un feo recuerdo.

—Pero no estarás solo, te ayudaré a continuar, incluso si el apocalipsis termina algún día — anunció el castaño y lo decía de verdad.

Entonces, Jungkook rió para sus adentros, pero era una risa triste y Jimin frunció el ceño, pues no entendió el motivo de la risa.

—Jimin, lo único que nos une es el apocalipsis — terminó por decir y por alguna razón a Jimin le dolieron sus palabras, pero se las arregló para ocultarlo. Entonces, aquel aclaró: —Sino fuera por la miseria nuestros caminos jamás se hubieran unido. Somos muy diferentes, nuestras vidas eran diferentes, la tuya puedo suponer era agradable y la mía no era muy distinta de lo que es ahora, son mierdas distintas, pero mierda al fin y al cabo.

Jimin hubiera vivido una buena vida de no ser por la hecatombe y Jungkook no estaba muy errado al pensar así. Era un joven apuesto, inteligente, bondadoso, una pequeña promesa del béisbol y con suerte sería reconocido nacionalmente algún día. Tenía una hermosa novia y hermanos que lo amaban.

Tenía todo para ser feliz mientras que Jungkook... ¿Qué tenía Jungkook?

Toda su vida fue una basura.

Jungkook perdió a su hermana Seoyeon cuando tenía diecisiete años, bueno, no la perdió, se la arrebataron. Le quitarán su única compañía, a la única persona que le importaba.

Ella era alegre y bondadosa, nada que ver con él, una chica que solamente quería divertirse como cualquier otra joven de su edad, pero una noche luego de una fiesta desapareció sin dejar rastro.

El caso fue un misterio.

Nadie había visto nada ese día, nadie supo de ella, sus amigas la perdieron de vista y otros incluso dijeron que ni siquiera la conocían. La policía hizo una mierda de trabajo y no resolvieron nada, no la encontraron, básicamente le dieron el pésame a la familia.

Sus padres lo aceptaron y siguieron avanzando, pero Jungkook jamás se hubiera conformado con eso, se obsesionó con buscar al culpable y hacerlo pagar por su propia mano.

Aunque era un crío, aprendió a usar un arma desde aquel entonces, se preparó e hizo investigaciones minuciosas, manipulaba a la gente para obtener la información que quería y se enfrentó a tantas personas sospechosas que no llegaron a más. Hizo todo lo que estuvo a su alcance, fueron años así, buscando como un demente, sin embargo, lamentablemente nunca consiguió lo que quería y al final tuvo que continuar su vida.

... Solo, con tanto enojo y tristeza dentro de él hasta que la infección apareció.

Al menos lo que vivió le ayudó a forjar el carácter que le hizo sobrevivir en el nuevo mundo.

Pero hasta la fecha Jungkook seguía sintiendo exactamente eso, pero duplicado.

En el hipotético caso de que la plaga terminara, Jimin sabría cómo retomar su vida. Por otro lado, Jungkook se quedaría estancado en lo que pasó aquí.

Jimin se mordió los labios y descendió la mirada.

No podía saber si lo que decía era cierto o no porque se conocieron en estas instancias, su relación inició de forma atípica al igual que las emociones que se fueron mezclando en el tazón. Vivían al límite, a veces no pensaban, solo actuaban. Tal vez tenía razón, tal vez en sus vidas normales nunca hubieran coincidido, Jimin casi podía imaginar a Jungkook mandándolo por un tubo si hubiese querido acercarse a él.

Pero no tenía caso pensar en la normalidad cuando nunca volverían allí.

—No tiene caso pensar en eso. Este es el mundo en el que vivimos y lo que importa es el futuro — dijo Jimin convencido de sus palabras —. Ambos merecemos vivir tranquilamente y así será. Iremos a esa comunidad, te llevaré hasta allá aunque no quieras, voy a amarrarte si es necesario — sentenció y al menos sus palabras le sacaron una risa.

—Nunca podrías luchar conmigo — le dijo Jungkook arrogante y lo escaneo de pies a cabeza —. Eres diminuto aún lado de mi... y de cualquiera.

Jimin arrugó el entrecejo de inmediato. Sabía que Jungkook lo estaba molestando y quisiera decirle que se equivocaba, pero tenía razón, si de lucha cuerpo a cuerpo se trataba tenía las de perder porque no tenía mucha masa corporal.

—Siempre te encargas de decirme que soy pequeño, ya entendí, gracias — espetó el castaño indignado, cruzando los brazos sobre su pecho.

—No te ves nada intimidante haciendo eso — continuó.

Jimin lo ignoró, mirando a otra parte, sin embargo, levantó los ojos hacia Jungkook cuando éste se puso delante suyo para enjaularlo contra la encimera de la cocina. El pelinegro se elevó sobre él para destacar la diferencia de altura y Jimin tuvo que levantar la barbilla, tragando saliva discretamente. Jungkook era alto y grande en cuanto a cuerpo, sus hombros sobresalían sobre los hombros de Jimin y sus brazos tenían mucho más músculos que los suyos.

Eso le gustaba un poco... observar las venas marcadas en sus antebrazos y la figura de sus músculos debajo de la ropa.

—Nunca dije que fuera malo — murmuró Jungkook, pasando una mano por un costado de su cuerpo y Jimin se tensó, no pudo retroceder porque su cintura chocó contra la madera —. En ti es... lindo.

Jungkook lo miró un instante, sus ojos profundamente clavados en los de Jimin y después, soltó una molesta risa, terminando por tomar el arma que estaba sobre la encimera y alejarse de Jimin que tenía el corazón en la boca.

—Definitivamente lo eres — concluyó con una risa y se giró sobre sus talones —. Ya perdimos mucho tiempo aquí, vámonos — le hizo una señal y abandonó la vivienda, dejando a Jimin estático en su sitio.

Apenas podía respirar y parpadeó un par de veces.

Jungkook básicamente acaba de decir que le gustaba que fuese pequeño.

No sabía en qué sentido tomárselo, pero sintió una calidez en la parte inferior del estómago y sus mejillas se ruborizaron sin poder evitarlo, no obstante, hizo lo posible por ocultar su pena y salió de la cabaña detrás de aquel.

[...]

Ժ

Recorrieron varios kilómetros por la autopista a gran velocidad. A Jimin ya le dolían los muslos por la posición en la motocicleta y estaba sudando por viajar debajo del sol durante tanto tiempo. No sabía a dónde iban, sin embargo, Jungkook aseguró conocer un lugar al que pudieron haber ido sus compañeros, un lugar que conocieran y funcionara como punto de reunión.

Tenían que pensar como si fueran uno, pensar en que harían los demás, a dónde irían y un sitio en específico vino a su cabeza.

La determinación de ambos por hallarlos era muy fuerte, ya que en ningún momento consideraron que sus amigos no consiguieron escapar con vida.

Bloquearon la simple idea de sus mentes.

Entonces, el castaño entrecerró los ojos debido al sol radiante y finalmente, consiguió divisar a noventa metros de distancia el panorámico viejo y abollado de "El vaquerito feliz" que anunciaba un motel ubicado a cinco kilómetros al oeste.

Debía ser una puta broma.

—¿Es enserio? — cuestionó Jimin en su oído.

—Bueno, no es porque desee traerte aquí — le contestó sarcástico y Jimin le dio un golpe en el hombro por ser un idiota.

Aquel sonrió levemente.

—Acorde con Wonho reunirnos en un lugar alejado en caso de separarnos... y recordé este sitio — aclaró —. Aunque ese ridículo anuncio no pasa muy desapercibido.

Jimin sacudió la cabeza, jamás hubiera pensado en este sitio como punto de reunión, pero Jungkook estaba convencido, así que siguieron las indicaciones del anuncio.

La carretera se abrió paso entre dos pedazos de tierra árida, la cual los condujo a un edificio rústico que se encontraba básicamente en medio del desierto. Estaba dedicado para personas foráneas que querían pasar una buena noche. Les sorprendió que la instalación estuviera en condiciones tan decentes. No había engendros, probablemente por la ubicación del lugar, lo que si había era polvo, algunos matorrales secos, cactus y serpientes de cascabel.

El estacionamiento estaba casi vacío, había algunos vehículos antiguos por allí y un poco más adelante estaban aparcados los convoyes en los que viajaban sus compañeros, los cuales llamaban mucho la atención porque no pertenecían a este sitio parado en el tiempo.

Jimin dio un brinco y dejó de abrazar a Jungkook con él brazo izquierdo para apuntar hacia allá.

—¡Por allí! ¡Están allí! ¡Están vivos! — exclamó con una sonrisa enorme en su cara, sintiendo un gran alivio en su interior.

Casi lloraba ahí mismo, pues todo lo que hicieron había valido la pena.

Rápidamente aparcaron la motocicleta a un costado de los vehículos gigantes. Jimin miró el humilde motel de dos niveles, eran unas ocho habitaciones en total y silbó fuertemente, poniendo ambos dedos en su boca para llamar la atención. Si cualquiera de sus compañeros lo escuchaba, sabrían que eran ellos.

Transcurrieron unos segundos y unos ladridos roncos en el tercer cuarto le dieron la señal.

Byron, Sunoo, Taemin, Sunmi y Yoongi salieron de la habitación prácticamente corriendo al oírlos, y éste último tocó la puerta de la habitación contigua. De aquella salieron Wonho, Ryujin y los gemelos.

Todos estaban aquí.

Se reunieron en el estacionamiento emocionados, gritando y riendo, abrazándose los unos a los otros con euforia por haber sobrevivido. Jimin abrazó a su mascota y a todos sus compañeros e incluso a Sunmi, la cual le agradecía por haberle salvado la vida.

—Eres un hijo de puta, ¿cómo es que siempre todo te sale como quieres? — le dijo Wonho a Jungkook, abrazándolo de manera brusca y poniéndose frente con frente como buenos camaradas —. ¿Cómo sabías en donde encontrarnos?

—Solamente pensé que haría un idiota como tú y llegué aquí — contestó con un bufido —. Cuando viste este anuncio, juraste que vendrías algún día.

Wonho volvió abrazarlo con una risa al mismo tiempo que los gemelos y Ryujin los rodeaban.

—¿Cómo los venciste, Jungkook? Creíamos que nunca te volveríamos a ver — preguntó Sarang.

—En esta ocasión, yo no hice todo el trabajo... — contestó con un resoplido y señaló al castaño frente a ellos.

—Oh, Jimin-ah, eres asombroso — Woojung corrió hacia aquel para abrazarlo con fuerza.

Jimin le devolvió el abrazo al gemelo con una risa sorprendida.

—¿Cómo se deshicieron de ellos? — fue su turno de preguntar.

—Casi no lo conseguimos, hyung. Nos perseguían y disparaban por todas partes, el convoy se sacudía por los golpes, pasaban demasiadas cosas a la vez — narró Sunoo con dramatismo —. El monster truck parecía impenetrable y casi hizo que nos volcáramos en un desnivel. Por un momento, imaginé que nos iban a capturar — dijo con un escalofrío —. Estamos vivos gracias a Wonho, consiguió darle al conductor y el camión terminó por volcarse y estallar con sus hombres encima — señaló al mencionado y aquel se encogió de hombros.

Todos habían hecho un gran trabajo y estaban vivos gracias a sus agallas y ganas de sobrevivir.

Fue trabajo de equipo.

Gracias a eso se encontraban juntos, sanos y salvos, sin embargo, el castaño miró a su alrededor al notar que faltaba un integrante.

—¿Hyungsik? — preguntó de inmediato, pensando lo peor.

—Está en una de las habitaciones — le contestó Yoongi —. Él está delicado, Jimin. Si te soy sincero no hay mucho que nosotros podamos hacer con su herida, no podemos curar un brazo roto.

Jimin asintió prudentemente.

—Él se pondrá bien, conseguiremos ayuda — dijo aunque Yoongi no comprendía como tendrían ayuda.

Jimin tomó una bocanada de aire y rápidamente buscó a Jungkook con la vista, quien todavía estaba siendo abrazado por sus amigos para indicarle que todos tenían que hablar.

Debían decidir qué harían ahora que pasaron la peor parte.

Era irreal que la jugada les haya salido bien.

Y también era extraño que todas estas personas estuvieran reunidas en un cuarto, en una misma mesa. Había muchas muchas sillas disponibles, Jungkook se sentó en la cabecera de la mesa con Wonho y Ryujin a su derecha y los gemelos a su izquierda. Del otro extremo de la mesa, estaba Yoongi con Taemin y Sunmi a su derecha mientras Sunoo estaba en el sofá, acariciando la cabeza de Byron, el cual estaba sentado entre sus piernas.

Diez sobrevivientes relativamente "sanos", once contando a Hyungsik y doce contando a Byron.

Un nuevo grupo.

Ninguno parecía querer empezar la conversación.

Jimin se mantuvo de pie en medio de la mesa, apoyando las palmas sobre la madera y deslizó su mirada de un grupo al otro. Tenía que ser el mediador, pues todavía había desconfianza entre ambas partes, se podía notar a simple vista, por las posturas rígidas y las miradas serias que se daban entre algunos de ellos.

Al final de cuentas no se conocían y no sabían qué tipo de personas eran.

Por supuesto que sus amigos habían notado que Jungkook tenía la misma cicatriz que los hombres que los atacaron. Yoongi y sobre todo Taemin, no le quitaban los ojos de encima, pero ninguno se había atrevido a decir nada. Sentado en la cabecera de la mesa estaba claro que era el líder. Jungkook daba ese sentimiento de ser tenaz y diestro, aunque no muy agradable, confiable o bondadoso.

—Dijiste que tenías un plan, Jimin — inició Yoongi con un carraspeo incómodo y levantó la mano para señalarlo —. Adelante, por favor. Te escuchamos.

Jimin asintió y tuvo que tomar las riendas de la conversación. Tomó la mochila que había dejado en el convoy y sacó el mapa que le dio Seungmin para ponerlo sobre la mesa y que todos lo pudieran ver.

—Aquí es a donde iremos — anunció, poniendo su dedo índice sobre el destino marcado en el papel.

Los presentes se inclinaron sobre la mesa para leer el mapa. Algunos ya sabían del plan y la existencia de la sociedad desconocida, pero sus compañeros de Seúl no tardaron en mostrar interés.

—¿La última esperanza...? ¿Qué es esto? — Taemin fue el primero en cuestionar con el ceño fruncido.

—Es el plan que originalmente haría con Seungmin — indicó. Jimin no podía olvidar al azabache. Esta fue su idea, planeó todo esto y sentía la responsabilidad de completarlo por él —. Es una comunidad ubicada al sur. Iremos aquí porque este sitio es el único que puede brindarnos protección.

—¿Y mínimo estás seguro de que es real? — cuestionó Yoongi antes que todo —. No planeo ser engañado otra vez.

—Es real — contestó Jungkook y todos voltearon a verlo, también Jimin, curioso por su saber —. Sabía de la comunidad incluso antes que Seungmin. Dakho me comentó de ella — admitió sin culpa —. La poca información que se tenía era que tienen una población grande, capaz de abastecerse de suministros y defenderse de un ataque. Su refugio es casi imposible de penetrar porque es una isla, rodeada por el mar del este y conectada por un puente protegido, un buró de manejo de emergencias. A menos que tengas un jodido barco, no hay forma de entrar allí.

Jimin se sintió aliviado por las palabras de Jungkook, pues ahora podía asegurar que era un lugar libre del alcance de Dakho y cualquier otra amenaza. El resto también pareció emocionarse por esa información.

—Eso suena maravilloso y no quiero ser aguafiestas, pero mi pregunta es, si vamos hasta allá y tocamos su puerta, ¿nos recibirán con abrazos o balazos? — planteó Yoongi, dejando un nuevo silencio, ya que cabía la posibilidad de que fuera así.

—Ese es el riesgo que corremos — volvió a hablar Jimin —. No sabemos nada de ellos, nuestra única meta es entrar en la seguridad de su ciudad y que nos brinden ayuda. Tienen médicos y nosotros heridos, Hyungsik, Wonho...—omitió a Jungkook porque sabía que a éste no le gustaría que expusiera que estaba pasando por un mal momento —. Podemos llegar allá sin problemas, tenemos dos camiones militares y mucha comida.

Tenían todo para conseguirlo.

Jimin miró sucesivamente a los presentes, esperando opiniones.

—Bueno, solo en un lugar como este podremos vivir tranquilamente — intervino Wonho —. Luego de lo que pasó, Dakho y sus hombres nos perseguirán, tal vez no pronto, pero lo harán. No estamos a salvo. Todos aquí estamos conscientes de eso, ¿no?

Todos se quedaron en silencio, algunos miraron al suelo y otros simplemente no dejaban de moverse ansiosos sobre sus asientos.

La mayoría tenía miedo con justa razón.

—¿Les parece si votamos? — propuso Jimin un minuto más tarde cuando vio la vacilación del grupo. Nadie estaba convencido. Tampoco tenían otra mejor opción, pero necesitaba que la mayoría estuviera de acuerdo en llevarlo a cabo —. ¿Quién piensa que deberíamos arriesgarnos e ir a esta comunidad? — interrogó fuertemente a todos los presentes.

Nadie levantó la mano.

Jimin empezó a sentirse agobiado porque lo que había deseado con tantas ganas no estaba saliendo como esperaba. Tal vez era el único loco que quería hacerlo, el único que tenía esperanza, no obstante, Sunoo fue el primero en levantar la mano y después, levantó la pata de Byron.

El castaño sonrió hacia ellos.

—¿Alguien más? — insistió.

Dejándose convencer, Sarang levantó su mano y miró a Woojung con insistencia, quien terminó por levantarla también. Con un poco de duda, Yoongi, Taemin y Sunmi levantaron la mano, seguramente lo hacían por la posibilidad de curar a Hyungsik, quedando como últimos Wonho, Ryujin y Jungkook.

—¿Qué dices, Jungkook? — cuestionó Wonho, él y Ryujin esperando la respuesta del pelinegro.

Aunque hubiera más votos a favor, parecía que no se decidiría hasta que Jungkook votara. Él era quien tenía el voto decisivo.

El pelinegro golpeó el interior de su mejilla con la lengua mientras analizaba el mapa sobre la mesa y después, guió su mirada a Jimin.

Entonces, el castaño levantó su mano.

Jungkook suspiró con fuerza —. Bien, hagámoslo — respondió sin más.

Jimin no pudo ocultar su sonrisa emocionada y asintió. Jungkook estaba apoyando la idea porque él quería hacerlo, no porque confiara en ese sitio enigmático y quisiera ir allá.

La idea de que podían tener un lugar en donde todas las personas que apreciaba pudieran vivir dignamente, hacía que su corazón se emocionara y estuviera seguro de hacerlo.

Tendrían un nuevo comienzo

[...]

Ժ

Emprendieron viaje a lo largo de la costa. Jeollanam, provincia en donde se encontraba la comunidad misteriosa estaba a unos cinco días de distancia, o probablemente un poco más debido al contexto apocalíptico. Tenían suficientes alimentos para abastecerse y armas para defenderse de las multitudes de engendros. El combustible para los convoyes era el único inconveniente, sin embargo, era sencillo de conseguir en las paradas que hacían en los pueblos abandonados.

Aunque no se conocían y algunos todavía tenían desconfianza por los otros, todos ayudaban en lo que podían. Trabajaban como un grupo de personas civilizadas, ya que compartían un mismo objetivo y un mismo destino.

Llegar allá era lo primordial por el momento.

Jungkook viajaba en el primer camión con su grupo mientras que Jimin iba en el segundo con el suyo y se comunicaban por el intercomunicador cada veinte minutos para decirse cualquier cosa importante que notaran en el camino. Sus grupos los habían jalado en direcciones opuestas y se limitaron a darse una mirada fija antes de separarse.

Al final como fueran repartidos era irrelevante, ya que todos tenían turnos para tomar el volante o salir a buscar gasolina a los pueblos y ciudades.

Cada vez que Jimin tenía que salir a las calles llenas de caos y austeridad, Jungkook iba con él. Se cubrían las espaldas. Había muchas personas en el grupo, pero los ojos de Jungkook exclusivamente podían mirarlo a él.

En una de esas paradas en un pueblo pequeño, Jungkook vigilaba los alrededores parado a espaldas de Jimin, quien usaba su boca y un tubo de plástico para extraer gasolina de un vehículo viejo. Jungkook estaba rígido, con las cejas y los labios apretados en una línea severa, mirando el pueblo desértico de viviendas homogéneas para ofrecerle fuego de cobertura. Un engendro emergió del jardín descuidado de una casa, tenía ramas encarnadas en los brazos y piernas, Jeon le dio un tiro justamente en un ojo antes de los veinte metros de distancia.

El pelinegro ni siquiera se molestaba por ser discreto con sus acciones y en su manera de demostrar que cuidaba de él y Jimin optaba por no decir nada, aunque incluso los demás se daban cuenta. El castaño aún no estaba seguro de cómo actuar con Jungkook o cuáles eran los cimientos de su relación, así que meramente notaba esos pequeños gestos y escondía los fuertes latidos de su corazón.

No quería darle nombre a... esto que tenían.

Jimin se preguntaba si el latigazo en su corazón, el sonrojo en sus mejillas, las mariposas en el estómago, la terquedad de querer estar juntos eran algo momentáneo provocado por la situación desastrosa o iba más allá.

Confiaba en que cuando estuvieran a salvo y estables en la comunidad, todos los sentimientos se iban a esclarecer y caerían en su respectivo lugar.

Unas horas después de viajar por carretera se detuvieron en un supermercado abandonado que había de paso. Algunos querían buscar herramientas y cuchillos, otros cosas personales como ropa nueva, artículos de higiene personal y medicamentos para los heridos.

Jungkook alistó su arma y fue el primero en entrar junto a Yoongi para encargarse de limpiar el local. El pelinegro acabó con el cajero enterrando el cuchillo en su frente para no gastar sus municiones y Yoongi le dio un pulgar hacia arriba cuando vio al monstruo derribado.

—Tienes que enseñarme a hacer eso, hermano — le dijo mientras se ponía a su altura, Taemin venía detrás de ellos pero el lugar ya estaba despejado y bajó la pistola, sin dejarse impresionar —. Te ves en buena forma. ¿Haces dominadas o algo así?

Yoongi le dio un golpecito amistoso en el brazo y Jungkook reaccionó inmediatamente, frunciendo las cejas negras y alejándose porque el hombre lo tocara. Pensó en responder de forma tajante, pero se contuvo, terminando por asentir ligeramente.

Iba a compartir esta nueva etapa con el grupo de Jimin por default, mínimo debía ser tolerante.

—Solía ejercitarme en el lugar de donde vengo— respondió cortamente antes de irse.

Caminó por los pasillos, estaba aquí para hacer guardia, no necesitaba nada en específico excepto tal vez antibiótico para sus heridas, pero conociendo a Jimin, aquel ya estaba en zona de enfermería tomando todos los frascos existentes. Siguió divagando, viendo las repisas hasta que se detuvo en la zona de mascotas.

No había mucho, sin embargo, llamó su atención una cadena de acero colgada en un estante.

Se veía en buen estado. Tocó el material para saber que tan resistente sería, ya que la última vez la cadena de Byron se rompió con un fuerte jalón, pero definitivamente esta le podía servir.

—Lindo — lo interrumpió la voz del hombre que reconocía como Taemin, el cual apareció a sus espaldas recargado contra un estante. Jungkook frunció el ceño al no entender a qué se refería —. Es lindo que quieras impresionar a Jimin con eso — completó, con un tilde desdén.

El pelinegro lo escudriñó durante un segundo más y se volteó nuevamente al frente, decidiendo ignorarlo.

Pero una molestia apareció en su pecho por su comentario.

Una gran molestia.

Aquel se movió detrás suyo, acercándose a su lado para ver los artículos de animales, ya que no tenía intenciones de irse.

—Jongin habló de un hombre con cicatriz que estaba junto a Jimin y casi lo mata — continuó hablando en voz alta, claramente iba obligarlo a escuchar lo que quería decir —. Supongo que eras tú.

Jungkook hizo un bufido gutural, suponía bien, fue él quien casi mata a ese hombre que aparentemente decidió abandonarlos, sin embargo, se quedó en silencio, enfocado en los objetos de la repisa.

Al notar que no le estaba prestando atención y siquiera volteaba a verlo, Taemin miró ambos lados del corredor vacío antes de hablar con firmeza.

—Bien, voy a ser claro, no confío en alguien de tu calaña — le dijo sin pelos en la lengua, ya no pareciendo querer una charla amigable —. Eras parte de ese grupo que nos atacó y puede que mis compañeros no te vean como amenaza porque nos ayudaste, pero ese no es mi caso. Reconozco a alguien peligroso cuando lo veo.

Jungkook le miró de reojo sin mucho interés, con un poco de mofa, ya que le importaba muy poco lo que pensara este sujeto sobre él o si confiaba.

—Mantén tu distancia de nosotros, sobretodo de Jimin — se atrevió a decir, enfatizando lo último, como si en realidad fuese lo único que quería decir.

Esta vez, Jungkook brincó enseguida.

—¿Me estás dando órdenes? — cuestionó aún hablando de manera tranquila.

—Si quieres verlo así, está bien, lo es — respondió sin inmutarse, cuadrando los hombros.

Jungkook hizo lo mismo, sonriendo levemente.

—¿Jimin sabe lo que estás haciendo?

No creía que al castaño le gustara escuchar eso.

—Jimin es demasiado bueno para ver la maldad en las personas. Es demasiado bueno para cualquiera de nosotros — mencionó con un suspiro y capturó la atención de Jungkook, pues tenía razón en esa parte —. Así que no dejare que te aproveches de eso. Aléjate de él — repitió en tono amenazante.

Eso fue suficiente.

Aparentando calma, Jungkook giró sobre sus talones y dio varios pasos firmes hacia Taemin.

—¿Y qué harás sino quiero hacerlo? — cuestionó, viéndolo fijamente a los ojos.

Aquel no retrocedió ni un paso, tampoco rehuyó la mirada e influyó el pecho.

—Sé que eres violento, pero no te tengo miedo a ti, ni a nadie — concluyó con determinación —. Jimin estaba perfectamente bien antes de ti, lo estará otra vez sino es así.

Taemin le echo una última mirada de pies a cabeza y se marchó mientras la colera cólera ofuscaba a Jungkook, subiendo por su sistema como un cohete.

Apretó los dientes, haciéndolos crujir y cuando sus manos calientes querían lanzarse hacia aquel para agarrarlo por el pescuezo, la voz sensata y molesta de su cerebro decía que si lo hacía entonces estaría confirmando sus palabras, Jimin e incluso el resto de sobrevivientes lo verían como el malo, quien molía a golpes a uno de sus compañeros sin una razón válida.

Le enojaba porque en el fondo creía que Jimin estaría mejor sin él. Su vida estaba en riesgo por su culpa en primer lugar, porque él lo llevó a la Capital en lugar de haberlo dejarlo ir el día que lo conoció y lo metió en esta mierda. Fue un idiota.

Tal vez tenía razón y no lo merecía.

Con el coraje atorado en la boca del estómago, Jungkook se dirigió a la salida y lo único que tomó fue una botella de licor que vio en una vitrina, la cual rompió de una patada.

—Jungkook — lo llamo la vocecita aguda de Jimin, el cual traía muchos medicamentos en sus brazos y por poco se le caían —. Encontré esto para algunas de tus heridas, ¿te molesta que tengan dinosaurios? —le enseñó unas venditas.

Jungkook le dio una mirada filosa, oscura. No dijo absolutamente nada, simplemente metió la mano en la vitrina rota para sacar lo que quería y después lo pasó de largo para dirigirse a la salida.

—Supongo que eso es un sí — dijo Jimin para sí mismo y descendió la caja de manera decaída.

El castaño siguió a Jungkook sin saber lo que había pasado.

[...]

Ժ

La primera parada que hicieron fue en un malecón después de dos días de viaje sin flaquear. Todos estaban agotados, fastidiados y malolientes, no se detuvieron antes porque la última ciudad que visitaron estaba devastada, con mordedores, restos de escombros, muebles calcinados y huesos de personas contaminando el interior de los edificios.

También pasaron por una gran arboleda verde, era hermosa y fresca, algunos querían acampar allí, pero los bosques habían dejado de ser amigables para ellos, sobretodo para el pobre de Byron.

El malecón apareció de manera oportuna, todos estaban de acuerdo en que el mar era una buena opción para detenerse porque era más seguro y tranquilo. Sarang, Woojung y Sunoo fueron a tontear a las orillas del agua antes de que cayera la noche, eran tan solo unos chicos después de todo. Taemin y Yoongi prefirieron explorar la pequeña ciudad que había delante en busca de más suministros y por otro lado, Wonho y Hyungsik estaban descansando en uno de los camiones.

Aquellos necesitaban reposar y reunir fuerzas para poder llegar a la comunidad.

En verdad estaban apostando todas las monedas por ese sitio, literalmente era "Su última esperanza" y Jimin sentía un poco de presión porque si iban allá fue por su insistencia. Él los convenció de hacerlo, les prometió un lugar mágico y el panorama de que al final fuera una falacia era aterrador.

Pero pensar positivo era una de sus cualidades.

Se sentó junto a las únicas mujeres del grupo, Ryujin y Sunmi, que preparaban el guiso de vegetales que iban a cocinar para todo el grupo. El castaño ayudó a prender la lumbre para poder pasar la noche a la intemperie y mientras lo hacía, sus ojos siguieron a Byron que se levantó de la arena blanca para dirigirse hacia alguien que caminaba por la playa.

Con su pistola en manos, Jungkook patrullaba a lo largo del terraplén en donde tenía vista de los adolescentes jugando con las olas del mar y el resto de personas en la fogata.

Los últimos dos días había estado un poco extraño, distante y prescindido, otra vez hablaba poco y esa mañana no lo había dejado ayudarle a curar sus heridas cuando antes si.

No entendía el cambio repentino, sin embargo, Jimin quería creer que era porque estaba agotado y preocupado por la si.

Aquel era necio como una mula, jamás se permitía descansar aunque lo necesitaba, apenas dormía y cuando lo hacía tenía pesadillas horribles. No bajaba la guardia, incluso cuando todos los demás parecía que ya lo habían hecho, estaban calmados, pensando que el peligro había pasado después de viajar tantos kilómetros lejos de la gente de Dakho.

Pero Jungkook no era así.

Admiraba su resiliencia y terquedad, pero también su disposición por proteger al grupo, aquel podía tenderse sobre el alambre de púas y dejar que el resto pasara por encima de él... y aunque no le gustara mostrar emociones porque lo hacían sentir expuesto, esta era su manera de demostrar afecto.

Claramente estaba asustado de volver a lo mismo.

Mientras esa gente desalmada siguiera existiendo, Jungkook sería incapaz de vivir plenamente tranquilo, seguir avanzando, y no pensar en otra cosa que no fuese la Capital.

Su cuerpo escapó pero mente seguía encerrada allá.

Jimin quisiera hacerle olvidar lo que vivió allí, que lo soltara de una vez por todas y mirara hacia otro lado, pero sinceramente no sabía cómo hacerlo y eso le frustraba.

De repente, hubo un sonido a su costado y Jimin se dio cuenta que no era el único que veía hacia allá.

Ryujin también miraba a Jungkook.

Entonces todo se fue por la borda.

El entusiasmo de Jimin se desvaneció al notar la sonrisa de ella, cuyos suspiros enamorados eran audibles para los oídos de cualquiera. Casi se podía saber lo que pasaba por la mente de la chica, ya que no se preocupaba por ser demasiado obvia.

—¿Acaso no es apuesto? — cuestionó ella en voz baja.

—No habla mucho y da un poco de miedo, pero si es apuesto, incluso con la...—Sunmi hizo un ademán en su propia cara para darse a entender —Le queda bien, me gustan los hombres que se ven rudos, como él.

Jimin inmediatamente miró a Sunmi, frunciendo las cejas sin darse cuenta. No se percató de que todos estaban viendo a la misma persona, pero antes de poder responder cualquier cosa, Ryujin se adelantó.

—No pierdas tu tiempo, querida, no conseguirás nada con Jungkook — mencionó, viendo a la otra mujer fríamente —. Él no le hace caso a cualquiera, es difícil que alguien llame demasiado su atención, lo más probable es que te rechace, pero si quieres puedes intentarlo —le dijo, pero más que un consejo parecía un comentario tajante, que tenía la intención de hacerla retroceder, Jimin lo notó.

Sunmi se encogió de hombros y la respuesta fue capaz de no hacerla insistir más, al mismo tiempo que a Jimin le hicieron eco esas últimas palabras.

—Bueno, si me disculpan — concluyó Ryujin, reprimiendo una sonrisa soberbia.

Sin perder el tiempo, se levantó de un brinco y se pavoneó hasta el pelinegro. Empezaron a conversar sobre algo, Jungkook no se percibía muy animado, seguía vigilando a los adolescentes, pero de pronto, ella lo tomó por el brazo con entusiasmo e inmediatamente Jimin desvió la mirada a otro lado, fingiendo que un sentimiento incómodo no se asentaba en su pecho y siguió repartiéndola comida junto a Sunmi.

—Vaya chica, solo tenía que decir que no estaba disponible — dijo Sunmi en voz baja.

Jimin miró a su compañera y no supo qué decir. De pronto se sentía enfermo. No esperaba ver esa escena y mucho menos esperaba que su corazón se estrujara dentro de su pecho.

Estaba claro que a Ryujin le gustaba Jungkook, pero pensar que a Jungkook también le gustaba Ryujin le provocaba un indescriptible dolor en el estómago.

Aunque tenía la tentación, no quería volver a mirar hacia allá y verlos juntos, tocándose.

Jungkook no estaba disponible.

Esa afirmación no le sentaba bien, no cuando Jimin todavía sentía esa bonita emoción por todo lo que Jungkook hizo para salvarlo, como traicionó a Dakho y luchó contra todos sus hombres.

¿Acaso él se estaba creando ideas locas?

A veces no sabía lo que pensaba Jungkook o porque hacía lo que hacía, solía ser extraño e impredecible

Su inquietud fue aumentando al imaginar que todo lo que Jungkook hacía por él, también podía hacerlo por otra persona, pensar que algún día saliera con una de estas mujeres, la priorizara, protegiera y siguiera a todas partes así como lo hacía con él.

Eso lo hacía sentir herido y también estúpido.

¿Y si al final solamente lo quería a salvo para no tener cargo de conciencia y nada más?

Jimin resopló con fuerza y negó con la cabeza. No entendía qué demonios le sucedía, su cabeza estaba jediéndolo y aunque se rehusaba a aceptarlo en voz alta, lo que estaba sintiendo eran celos.

Luego de un rato, todos se reunieron y se sentaron alrededor de la fogata. Jimin se quedó en el mismo lugar, sentado sobre un pedazo de cartón con las piernas cruzadas. No había levantado la mirada de su regazo durante un buen rato, ignorando todo lo que pasaba. Tenía muchas cosas en la cabeza y se había cerrado en su burbuja de pensamientos hasta que Taemin llegó a su costado y se sentó enérgicamente.

—¿Cansado por el viaje? — cuestionó aquel con actitud enérgica.

Jimin lo miró un segundo antes de volver a bajar la mirada apagada —. Yo... no, es solo que pensaba en... algunas cosas. Nada importante — respondió para ignorar lo que le estaba provocando ese malestar, Taemin no necesitaba saberlo —. ¿Encontraron lo que querían para Hyungsik? — continuó la conversación lo mejor que pudo.

—Conseguimos algunos antibióticos, pero eso no le curará el hueso roto — respondió con un resoplido—. Se pondrá bien cuando lleguemos a la comunidad. Hyungsik es como un toro, era militar. Sargento, piloto — dijo señalándose a sí mismo.

Jimin abrió sus gestos, ya que no tenía conocimiento de eso —. ¿Estaban juntos desde antes de que todo comenzara?

—Las primeras semanas antes de encontrar a Yoongi, luego a Jongin — dijo y luego soltó una risa seca —. Ese idiota, tantas discusiones y al final abandono el barco antes que cualquiera.

El castaño desvió la mirada, ansioso. No era buen momento para hablar del azabache ahora que se sentía pésimo.

Taemin pareció notarlo y cambió de tema.

—Por cierto, mira, conseguí esto para Byron, supuse que podías reemplazarla por ese mecate viejo — dijo, sacando una cadena de acero de su mochila.

—Oh, no tenías porque molestarte — dijo Jimin siendo modesto, apreciando el regalo.

Era linda, y no se rompería fácilmente.

Con una pequeña sonrisa, Jimin llamó a Byron con un silbido, el cual seguía aún lado del pelinegro.

Jungkook rápidamente volteó en su dirección al escucharlo y dejó de prestarle atención a Ryujin que seguía parloteando sobre algún tema. Aquel entrecerró los ojos al verlos juntos, luego observó el objeto que traía en las manos y por último, deslizó su mirada a Taemin que estaba sentado muy cerca suyo, casi juntando sus rodillas.

Jimin reconoció el matiz molesto en su cara y apartó la mirada, haciendo lo posible por ignorarlo.

—Gracias — carraspeó, fingiendo que no tenía su atención puesta en otra persona —. Yo... tampoco te agradecí por ayudarme a controlar al grupo.

—No me agradezcas por eso, de igual forma ya no tiene caso. Solamente quedamos seis— respondió, alzando los hombros cansados.

—Lamento que no todos lo lograran — mencionó, bajando la mirada.

Jongin se había marchado, el señor Doyun murió y se llevaron a todas las mujeres, excepto a Sunmi.

—Los mantuvimos vivos mucho tiempo. Hicimos lo que pudimos, tú también lo hiciste— resopló el piloto como si nada, no parecían pesarle las pérdidas.

Jimin asintió vagamente.

Tenía razón en eso, sus intenciones siempre fueron sinceras, siempre busco hacer el bien, sin embargo, seguía sintiendo remordimiento por la partida de Jongin. Se preguntaba en dónde estaría en esos momentos o si se encontraba bien.

Deseaba verlo otra vez.

—Venga, primor, no pongas esa cara — dijo Taemin al notar la cara apagada de Jimin y puso una mano sobre la suya, la cual descansaba sobre su pierna —. Todo el día haz estado muy callado. Si tu no sonríes, nada más lo hará. Anda, sonríe un poco.

Jimin le dio una mirada boba a Taemin y se esforzó por mostrar una sonrisa, no obstante, esa sonrisa duró cinco segundos cuando alguien se dejó caer pesadamente en la piedra de su izquierda.

El universo debía tener algo en contra suya.

Jungkook se sentó a un costado suyo, rompiendo con la armonía del momento. Jimin se paralizó inmediatamente al igual que Taemin, a quien no le agrado su presencia junto a ellos cuando había demasiado espacio alrededor de la hoguera. Éste hizo una mueca y terminó de alejar su mano de la de Jimin, el cual se mordió los labios con nerviosismo.

Jungkook no dijo nada, siquiera fueron merecedores de su mirada, aquel solamente llegó a poner fin a su interacción con su simple presencia.

No entendía porque era tan incómodo.

Jimin apenas quería moverse y tomar aire para no llamar la atención de los hombres con caras amargadas que estaban a sus costados.

Esto le traía muy malos recuerdos.

Por suerte, Sunmi llegó hasta ellos y repartió las raciones de comida. El castaño miró de reojo a Jungkook, quien en lugar de comer la guarnición especial, se la dio a Byron y después, levantó su botella de licor para darle un trago mientras veía el fuego delante de ellos. La lumbre hacía que su rostro se viera brillante y color anaranjado.

—¿Cuál es la ocasión? — Jimin rompió el silencio.

—Solamente necesito estar relajado — contestó, manteniendo su mirada al frente.

Jimin no creía que deberían relajarse de ese modo tomando en cuenta la situación. Alcohol y apocalipsis no era algo para mezclarse, pero comprendía que borraba las penas del alma. Luego, Jungkook extendió la cantimplora hacia Jimin y éste abrió los ojos asombrados.

—No me digas que nunca te embriagaste, blanca paloma — le dijo rechistando.

El castaño apretó los labios en una línea.

—Dame eso — le quitó el recipiente.

Jimin le dio un gran trago bajo la mirada atenta de Jungkook. El líquido caliente pasó por su garganta como si fuese ácido, quemando todo a su paso hasta asentarse en su estómago. Hizo una mueca. Era desagradable pero satisfactorio al mismo tiempo. Hace tanto que no bebía alcohol, pero así era justamente como lo recordaba.

Quería sentir los efectos nublando su mente porque era lo que necesitaba ahora, no pensar demasiado y dejar de preocuparse.

Le dio varios tragos antes de compartirla con Jungkook, el cual le dio otro más duradero.

Jimin le dio una mirada larga a Jungkook, pero al ver que el otro no se la devolvió, se encogió en su lugar y prefirió dirigir su atención a sus amigos.

—Sino te importa que pregunte, ¿qué carajos te sucedió, amigo? — le preguntó Yoongi a Wonho que se sentó a su lado en la fogata con un quejido —. Esa mierda se ve muy mal.

—En la Capital te castigan con latigazos por romper las reglas — dijo mientras abría la chaqueta para que todos vieran el vendaje. Los sobrevivientes de Seúl lo vieron totalmente aterrados, ya que a ese lugar habían intentado llevarlos —. Me atrevo a decir que me fue de maravilla. Sigo en una sola pieza, así que pudo haber sido peor.

—Carajo, no puedo imaginarlo — escupió Yoongi.

—De haberlo sabido le hubiera dado un tiro a su líder — escupió Hyungsik desde la puerta del convoy abierta, tenía su brazo envuelto en muchas gasas y una pequeña tabla de madera lo mantenía firme.

—No acabaría ahí, alguien más tomaría su puesto — le contestó.

El ambiente se sentía más amigable y ligero que al comienzo. Todos parecían interesados en las anécdotas vividas de los otros. Cada cabeza era una historia diferente y maravillosa, cada quien superó sus propios obstáculos y por eso seguían vivos.

No era muy común conocer a más gente civilizada, que compartiera valores similares y era agradable ver que sus compañeros se estaban llevando bien.

... O al menos algunos de ellos.

Se fueron levantando uno por uno, la mayoría estaban cansados y no parecían muy animados en ser los primeros en montar guardia, aún faltaban muchos kilómetros que recorrer y debían recuperar fuerzas, sin embargo, Yoongi se ofreció a hacerlo. El resto de sobrevivientes fueron a descansar, algunos se instalaron en los convoyes y otros acomodaron colchonetas sobre la arena para obtener un poco de calidez de la fogata que seguía bailando alegremente sobre la paja.

Jimin cogió lugar a un lado de Sunmi, ya que Sunoo se quedó dormido en medio de Sarang y Woojung, lo cual le pareció tierno. Comenzó a extender sus mantas cuando, de pronto, la mujer lo tomó por la mano, haciendo que Jimin levantara la mirada confusa.

—Creo que lo está mirando... —le dijo ella en un murmullo —. El hombre de la cicatriz— aclaró.

El corazón de Jimin se aceleró, tragó saliva con dificultad y discretamente giró el mentón por encima de su hombro para ver a Jungkook unos cuantos metros detrás suyo.

Aquel seguía sentado frente a la fogata, bebiendo lo que quedaba de la botella. Tenia la mirada oscura fijada en él sin vergüenza, la mandíbula contraída y la planta de su pie no dejaba de golpear el suelo una y otra vez. Parecía pensativo, inquieto, un poco disgustado, pero Jimin no sabía exactamente la razón.

Luego de una mueca, Jungkook se puso de pie y se dirigió a la playa sin decirle nada a nadie.

Jimin se preguntaba porque de pronto Jungkook actuaba de forma tan diferente. Pensó que su relación estaba avanzando y le ponía triste darse cuenta que no era así. Sinceramente no le gustaría volver a lo mismo de antes, a Jungkook ignorándolo y siendo indiferente.

—¿Por qué no va con él? — preguntó la mujer al notar la escena —. Solamente un completo despistado no se daría cuenta lo que significa esa mirada.

Jimin ladeó la cabeza a un lado, confundido, pero también interesado —. ¿Qué significa?

Sunmi lo miró como si él fuese el despistado.

—Solamente vaya— le dijo ella, casi dándole un empujón —. Yo le cuido al perro, le prometo que ya hice las pases con él.

Jimin entornó los ojos por eso último, pues en cualquier universo se sabía que Byron la cuidaría a ella no al revés.

Entonces, con un resoplido, Jimin se levantó sigilosamente intentando no molestar a los otros que ya estaban durmiendo.

No sabía porque iba hacia allá, no sabía que era lo que quería exactamente, a veces tampoco se entendía a sí mismo y ahora mismo el alcohol estaba influyendo en sus decisiones.

Le estaba haciendo más fácil hacer lo que quería sin darle mucha importancia.

La playa de noche era hermosa. La luna se reflejaba sobre el agua cristalina y las olas hacían un tranquilo vaivén en la orilla de la arena, las cuales arrastraban consigo cualquier cosa que hubiera allí. Jimin se acercó, no veía nada pero escuchaba claramente el sonido lejano e imponente del mar. La sensación de paz, libre de caos, que transmitía era simplemente bellísima, este tipo de lugares le hacían pensar que vivía en una realidad muy distinta a la verdadera.

Siguió el rastro de su botella vacía, sin embargo, no miró a Jungkook por ningún lado, tampoco es que pudiera ver mucho ni muy lejos debido a la oscuridad de la noche que se tragaba todas las siluetas.

Dejo salir un suspiro decepcionado.

¿Qué demonios estaban haciendo?

Volvió a suspirar esta vez un poco más apagado y miró el paisaje a su disposición.

El viento húmedo alborotaba su cabello castaño.

Luego, levantó la cabeza hacia arriba para ver el cielo estrellado e inhalar el profundo aroma a azufre, algas y mariscos. La luna se cernía sobre él y le daba un tono casi azulado a su piel blanca mientras que las olas casi llegaban hasta sus zapatos, teniendo que retroceder un paso para no mojarlos.

Estaba harto de todo.

Quería desconectar su cabeza de los problemas un rato, no pensar en los males y peligros que lo rodeaban.

Jimin se quitó los zapatos y permitió que sus pies descalzos se adentraran en el agua helada. Tuvo un agradable escalofrío, la piel se le puso de gallina, pero seguidamente sonrió para sí mismo. Desde que era niño le gustaba el mar, solía viajar a la isla Jeju con sus hermanos cada verano. La pasaban bien.

Era un recuerdo feliz que ahora se tornaba triste.

Cerró los ojos, tratando de ignorar sus nuevos pensamientos deprimentes y enfocarse en el sonido de las olas rompiéndose, en cualquier otra cosa hasta que un movimiento detrás suyo le hizo estremecerse. El castaño se quedó completamente quieto, no hizo ningún sonido u movimiento, y controló los fuertes latidos de su corazón.

Ya no era capaz de sorprenderlo aunque fuese sigiloso como una pantera negra, así que se dio el lujo de no voltear atrás y seguir mirando el agua cubriendo sus tobillos.

Tal vez en el fondo sabía que lo estaría esperando...

—No vayas a ahogarte — se quejó Jungkook desde atrás y esta vez Jimin volteo el mentón por encima de su hombro para ver a Jungkook parado unos cuantos metros detrás suyo —. Está oscuro allá y creo que esos tragos te están afectando — aclaró.

Jimin bufo para sí mismo porque se sentía excelente incluso para nadar en mar abierto.

Solamente se sentía ligero como una pluma.

Bueno, tal vez estaba un poco ebrio, solo un poco, pero Jungkook no se quedaba atrás, ahora con la cantimplora vacía en su mano. Lo había bebido todo.

Se miraron fijamente el uno al otro, separados por seis metros de distancia, Jimin de pie en la orilla del agua y Jungkook en la colina arenosa. Había un aspecto intangible que los conectaba y otro que se aferraba a mantenerlos alejados.

Tan cerca pero tan lejos a la vez.

—¿Eres mi guardián o algo así? — encaró una ceja cuando Jungkook caminó sigilosamente hacia él.

—Eres propenso a atraer las cosas malas — dijo con el mismo tono neutral —. Las últimas tres veces que aparté la mirada de ti, casi mueres — indicó los hechos.

—Pero sigo aquí — contestó de inmediato.

—Bueno, me he esforzado por mantenerte en una sola pieza — Jungkook respondió, no lo decía con pretensión sino porque era la verdad.

Jimin sonrió para sus adentros, ya que no podía negarlo y suspiró —. ¿Por qué viniste aquí? ¿No piensas descansar?

Jungkook guió su mirada al mar —. Sabes que no puedo hacerlo aunque lo intente — respondió seriamente —. Tal vez el agua helada ayude a controlar mis emociones...

Jimin no sabía a qué se refería y observó como Jungkook caminó unos pasos hacia el mar como si estuviera ensimismado en sus pensamientos. Dejo caer su arma sobre la arena blanca y después comenzó a quitarse los zapatos.

Hizo una pausa.

—¿Te quedarás ahí o vendrás conmigo? — cuestionó de repente, girandose al castaño.

Jimin abrió sus ojos marrones, pues lo tomó por sorpresa.

Vendrás conmigo.

Solamente tenía una respuesta para eso y termino por asentir varias veces con la cabeza.

Jungkook se sacó la camisa por la cabeza, dejando expuesto su torso que parecía esculpido con mármol gracias a sus músculos duros. Jimin pudo ver todos sus moretones y heridas, incluida la que él mismo había suturado aquella noche. Los recuerdos vinieron a él, recordó la discusión y después lo cerca que estuvieron el uno del otro, los roces de piel, las respiraciones mezcladas, las palabras provocadoras...

No era bueno recordarlo en este momento.

Jimin se mordió el labio inferior cuando Jungkook desabrochó el botón de sus vaqueros, resaltando el bulto debajo de sus boxers negros y sin previo aviso, bajo las dos prendas por sus piernas tonificadas, e inmediatamente los ojos de Jimin bailotearon de un sitio a otro cuando la hombría del otro quedó expuesta. Mierda. No sabía a donde era correcto mirar y terminó girándose totalmente al mar.

Escuchaba su respiración acelerada en sus oídos, sentía palpitaciones en las sienes y exhaló por la nariz, tratando de relajarse. Los hombres suelen desnudarse unos frente a otros todo el tiempo, incluso él lo hizo con sus compañeros de béisbol, pero nunca le hicieron sentir ansioso o algo parecido.

Sería humillante demostrar cuán nervioso le ponía su desnudez, a pesar de que Jungkook lo sabía.

Sabía perfectamente cuán nervioso le ponía.

Y parecía que lo hacía a propósito.

—Te espero — le dijo a su costado y Jimin se estremeció aunque siquiera lo vio directamente.

Jungkook se adelantó, sumergiéndose en el agua dando un clavado hacia delante y desapareció de la vista de Jimin durante un minuto. Las olas estaban tranquilas esa noche, pero no se podía ver muy lejos o la profundidad debido a la tajante oscuridad.

Unos segundos más tarde, Jungkook volvió a salir a la superficie, dándole aliento... solo por un instante.

Todo su cuerpo estaba cubierto de agua y la sangre de sus heridas se fue desvaneciendo, mostrando cada centímetro de su piel bronceada. Las gotas caían por su mandíbula cincelada, luego por sus pectorales pronunciados, deslizándose pecadoras por su abdomen que parecía duro como una roca. Aquel era impresionante, musculoso, atractivo... El cabello mojado le caía sobre los ojos negros y se pasó una mano por la cabeza para echarlo hacia atrás, flexionando los músculos de su brazo izquierdo.

El corazón de Jimin lo traicionó cuando comenzó a emocionarse por la vista que lo esperaba.

Jungkook inclinó la cabeza a un costado al ver a Jimin todavía parado y vestido en la orilla de la playa, abrazándose a sí mismo como protección.

—¿Sigues ahí? — cuestionó Jungkook y después sonrió suavemente —. ¿Aún te pongo nervioso?

Jimin aguantó la respiración y los dedos de sus pies hormiguearon por la acusación. La respuesta era sí, no necesitaba decirlo en voz alta, pero Jungkook se mostraba tan egocéntrico, un poco burlón, que levantó la barbilla, exhalando por la nariz.

Su dignidad estaba en juego.

—No lo haces — respondió con una diminuta sonrisa.

Entonces, Jungkook encaró una ceja negra y no apartó la mirada de Jimin cuando éste comenzó a desabrocharse los botones de la camisa lentamente, uno por uno, dejando expuesta una tira de su pecho blanco. Estaba haciendo lo posible por no verse nervioso mientras lo hacía, sin embargo, sus muslos temblaron por la manera en que Jungkook no perdía de vista ninguno de sus movimientos.

Capaz quería demostrar que si a Jungkook no le importaba, a él tampoco tendría por qué o...

Simplemente quería dejar de ser el único afectado por el otro.

El pelinegro siquiera estaba tratando de fingir que no lo veía desnudarse, lo barría de arriba hacia abajo, incluso una sutil sonrisa tiró de la comisura de sus labios como si fuera un espectáculo dedicado a él.

Lo estaba disfrutando.

Jimin desnudándose solo para él, y nadie más.

Tal vez así era...

Cuando la camiseta cayó por sus hombros, los ojos de Jungkook se lanzaron a sus clavículas sobresalientes y después, bajaron por su cintura angosta hasta detenerse en su lindo ombligo. Era la primera vez que Jungkook veía tanta de su piel nívea. Tanto por admirar. Recorrió cada tramo desnudo de su piel sin vergüenza, no se perdió ningún detalle de su cuerpo hasta subir nuevamente a los ojos del castaño.

El corazón de Jimin dio un vuelco.

Jungkook ya no estaba sonriendo. De pronto había algo oscuro, casi peligroso en él y su postura cuadrada, lo miraba con sus ojos medianoche a través de las pestañas caídas. Parecía que quería salir del agua e ir hacia el castaño para quitarle la molesta ropa él mismo, pero al mismo tiempo se detenía.

Fallido.

Dio un paso hacia adelante, provocando que el agua le llegara peligrosamente debajo de la pelvis y los ojos de Jimin viajaron a ese lugar prohibido. Su garganta se secó y sus piernas flaquearon. Demoró un segundo en reaccionar, parpadeo varias veces y volvió a subir a los ojos de Jungkook.

El pelinegro no se dio cuenta por estar tan absorto en él y eso le regaló una abrumadora confianza.

Jimin nunca había sido egocéntrico, no obstante, sabía que era atractivo para muchas personas sin siquiera intentarlo... y ahora mismo tenía unas ganas insanas de querer intentarlo.

Finalmente, Jimin se deshizo del resto de su ropa, bajando los pantalones por sus caderas y su cuerpo esbelto quedó al desnudo, siendo arremetido por el viento helado. Fingió que no había nadie delante suyo, no miró a Jungkook ni una sola vez mientras se adentraba en el agua con piernas firmes que atravesaban las leves olas del mar. Se volvía más profundo cuanto más avanzaba y se detuvo cuando su cuerpo quedó sumergido hasta la mitad.

El agua se sentía increíble, la baja temperatura ayudaba a controlar la calentura de su piel y apaciguar las ideas temerarias que estaba creando su cabeza.

Jimin le dio una mirada por encima del hombro a Jungkook y después, simplemente decidió ignorarlo.

No era el único que podía hacerlo.

Cerró los ojos y con movimientos elegantes, empujó la cabeza hacia atrás para mojarse el cabello que tenía bastante largo. Los ríos de agua bajaron por sus omóplatos y espalda, deslizándose por la curvatura de su trasero hasta perderse nuevamente en el mar salado. Luego de tantos meses, su cuerpo había vuelto a ganar grasa en las partes correctas, ya no era meramente huesos succionados a la piel.

Poco a poco volvía a sentirse bonito.

Comenzó a nadar en pequeños círculos, braceando, meneándose como un pececillo, jugando con las olas. Siempre había sido un excelente nadador e incluso por un instante se olvidó de Jungkook que estaba bañándose en su propio espacio.

Jimin pasó sus manos por su abdomen hasta subir a su cuello. Sentía sus músculos tensos, inclinó la cabeza de un lado hacia otro para estirarse e hizo un sonidito relajante con la boca. Después, descendió por sus largas piernas, inclinándose un poco hacia adelante para alcanzar a limpiarse todo. No tomó demasiado en cuenta la posición en la que estaba hasta que escuchó un sonido gutural, un gruñido, y levantó la mirada por encima de su hombro a Jungkook, quien lo estaba mirando fijamente con la mandíbula apretada y ojos negros.

Oh...

Jimin inmediatamente volvió a enderezarse y se giró al mar abierto, con martillazos en los oídos.

Se convencía diciendose a sí mismo que no estaba buscando nada, pero le gustaba que Jungkook no pudiera quitarle la mirada de encima, le gustaba esta extraña dinámica que tenían, le gustaba que lo siguiera como su sombra, le gustaba que lo protegiera con su vida, le gustaba pensar que lo creía atractivo, le gustaba la idea de gustarle a un hombre tan fuerte y capaz como Jeon Jungkook...

Entonces, el mundo entero se detuvo, el agua dejó de moverse, el viento dejó de soplar y Jimin dejó de respirar cuando una mano áspera alcanzó su cintura.

Ahí Jimin supo que no había marcha atrás.

Un aleteo tembloroso nació en su corazón, un calor floreció en su estómago y más abajo, provocando que sus muslos temblorosos se apretaran. No solamente era su excitación sino la que emanaba Jungkook detrás suyo al escucharlo respirar con pesadez. Jimin no se atrevió a darse la media vuelta, no podría verlo directamente a los ojos y se quedó allí, intentando controlar los desenfrenados latidos de su corazón.

Iba caer por el barranco, estaba siendo empujado hacia el abismo, no obstante, no caería solo...

No se alejó, no rechazó el contacto, pero Jungkook tampoco hizo nada más, solamente se quedó allí, descubriendo hasta donde tenía permitido llegar.

Su mano subió solo un poco y Jimin se estremeció.

Debía estarse volviendo loco por lo que estaba deseando con tanta intensidad, y probablemente ese era el maldito problema, pensaba demasiado sobre las razones de sus actos, sobre sus sentimientos, en un mundo en el cual podría morir el día de mañana y cualquier cosa que hubiera hecho no sería relevante. Nadie lo juzgaría, a nadie le importaría y aunque lo hicieran, comenzaba a importarle muy poco.

¿Qué sería lo peor que pudiese pasar?

Nada podía empeorar, así que finalmente, Jimin cedió.

Cedió dando un paso hacia atrás, encargándose de desaparecer el espacio que quedaba entre ellos y permitirse sentir la calidez que le brindaba el cuerpo del otro...

[...]

Ժ


Capitulo dedicado a MiniMoni759 Otra de mis chic@s que siempre comentan, leerlas me dan ánimos, por eso quiero agradecerle a todas esas que me dejan sus lindos comentarios.

12 k de palabras como recompensa. Y bueno, ni qué decir. No tienen porque saber sobre mis problemas de depresión ni mucho menos, no sé qué tipo de persona creen que soy basándose en lo que escribo, pero mi cabeza me está jodiendo todo el día a todas horas.

Les doy permiso de que me linchen por la tardanza. Aún así les agradezco que sigan aquí, esperando la actualización y conectadas a la historia.

Mínimo haber si las hago reír ajaja

Lo dejé en la mejor parte, lo seee pero así debía ser ajajaj

Ahora si se viene cosas muy buenas, está segunda parte de la historia viene con mucho contenido Jimin y Jungkook, vamos poco a poco tentando las aguas.😏 ¿Qué pasará en el siguiente capítulo?

Déjenme saber sus opiniones del capítulo. ¿Qué pasará cuando lleguen a esa comunidad misteriosa? ¿Seguirán juntos? ¿Lograrán tener seguridad? ¿Es lo que esperan o peor? ¿Qué onda con los terceros en discordia? Hubo muchos celos de todas partes en este capítulo. Taemin logró joder a Jungkook más que Jongin. ¿Qué pasará entre estos rivales?

Paréntesis: siempre escribo demasiado y aveces no todo lo que escribo lo pongo en el capítulo ya sea porque no me gusto. Tal vez al final cuando acabe la historia suba fragmentos de cosas que escribí pero nunca subí:)

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