✘ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴏɴᴄᴇ
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Jueves 25 de Mayo del 2023
Gimhae, Corea del Sur.
19:50 p.m.
Un año, dos meses, una semana y seis días después del primer contagio
...
Aguantando las arcadas, Jimin arrastró el cuerpo putrefacto por los pies hasta llevarlo a una pileta alejada de la entrada del edificio —. Que mal hueles — dijo cuando lo dejó junto a los demás muertos que estaban rodeados por un enjambre de moscas.
Al terminar con su labor, se encaminó a un árbol cercano con pasos agotados para recargarse en el, manteniendo la cabeza agachada por el mareo que estaba sintiendo de pronto. Su cabello azabache estaba sudado y pegado a su frente, además, veía puntitos de colores en su campo visual.
—¿Todo en orden, Park? — le preguntó Yoongi que dejaba otro cuerpo en la pila.
—De maravilla, si... No te preocupes — le contestó aunque fuese la mentira más obvia del universo.
No se sentía nada bien. El cansancio corporal que llevaba acumulado durante todo el viaje que emprendieron desde hace días hacía Gimhae, la falta de alimento en su estómago rugiente y la bochornosa temperatura del ambiente campestre, lo estaban acabando.
Sentía que podía desvanecerse en cualquier segundo, ya no podía más, pero tenía que obligarse a resistir. No podía sucumbir. Mientras Jimin respiraba profundamente para conseguir fuerzas, le echo una mirada a Byron y Sunoo que exploraban libremente el campo que yacía enfrente; ambos corrían por la pradera verdosa como si no existiera ningún peligro en ese mundo.
No se preocupaba mucho, al fin y al cabo si hubiese muertos cerca su mascota ya le hubiera avisado.
Este parecía un buen lugar.
A lo lejos, las mujeres y los sobrevivientes mayores esperaban en una bolita grupal a que ellos sacaran los cuerpos inertes del edificio más decente que habían visto en el camino, portando "armas" como cacerolas y escobas en sus manos débiles. Taemin tuvo razón en la parte sobre que esta gente no tenía ni idea remota de como actuar en el mundo actual. Gritaban y se asustaban con solo escuchar los gemidos ahogados creando pánico entre ellos.
Sinceramente, ayudaba no estorbando.
Vieron con espanto a Taemin que salía del edificio arrastrando un cuerpo que dejaba un rastro de coágulos negros y una mujer llamada Hanna soltó un grito de película: —¡Aah! Nunca había visto uno tan de cerca, es espantoso — exclamó escondiéndose en las espaldas del señor Doyun.
—Dios bendito —se persignó aquel con los ojos bien abiertos —, lléveselo rápido de aquí, que no vaya a despertar otra vez — le dijo cubriéndose la nariz.
—A sus órdenes, patrón — le contestó de mala gana el piloto y se llevo al muerto a la pileta en donde estaba Jimin tomando un pequeño descanso, recargándose en el árbol —. Este es el último, ya podemos entrar — le avisó exhausto, limpiando el sudor de la frente —... Hey, ¿estás bien? Te miras bastante pálido — dijo al ver la cara sin color del castaño.
—Si... — respondió y Taemin lo vio incrédulamente — bueno, lo estaré cuando encontremos suficiente comida. Siento que me estoy consumiendo lentamente.
—Lo sé, también estoy hambriento. Me comería esas hojas — concordó, señalando una pequeña planta que yacía delante de ellos —. Al menos este parece ser un buen sitio para los próximos días. Mira la vegetación que hay por allá. El bosque se ve muy grande. Tal vez pueda ser un refugio permanente —le dijo Taemin viendo el tranquilo panorama delante suyo.
—Eso espero — contestó Jimin sin dejar de observar hacia el claro en donde Sunoo aventaba el peluche de Byron y aquel lo recogía para entregárselo de nuevo.
Probablemente eran los que tenían más fuerzas y energías a costa del padecimiento y hambre de Jimin. El castaño se estaba esforzando demasiado precisamente por ellos. Les daba todo lo que encontraba, quedándose al final con pequeñas porciones que le compartía Jongin y Taemin al ver que siempre terminaba sin nada a pesar de ser de los que más comida conseguía.
A duras penas lograron llegar a Gimhae, pero no significaba que ya todo estuviese resuelto. Los problemas disminuían más nunca se iban. Siempre habría un problema con el cuál lidiar y la comida era uno de ellos.
Necesitaban conseguir comida.
Jimin silbó hundiendo sus labios en la boca para llamarlos y Byron rápidamente llegó hasta él con la lengua de fuera seguido de un Sunoo agitado, el cual traía una enorme sonrisa en la cara.
—El lugar se ve increíble, hyung. ¿Puedo ir hacia las viviendas que están por allá? — le preguntó a Jimin.
—No, es peligroso — le respondió el castaño en automático —. Esta por oscurecer y debemos seguir revisando que la zona sea segura.
—¿Y puedo ir con ustedes cuando hagan la revisión? — preguntó esperanzado dirigiéndose esta vez al piloto.
—No, debes quedarte aquí y estar con los mayores— le dijo esta vez Taemin sin darle chance a réplica.
—Ash, ¿por qué nunca me dejan hacer nada? — refunfuñó con molestia —. "No, es peligroso" "No, debes quedarte aquí" "No, no y no..." Ya me cansé de que me digan eso. Díganme, ¿qué no es peligroso? — les preguntó cruzando los brazos sobre su pecho.
—Debes comprender que-
—Si-si, que soy un niño — interrumpió haciendo una mueca y se adentro al edificio arrastrando los pies y susurrando cosas para si mismo —. Soy mas valiente que el señor Doyun y es el mayor aquí. Puedo defenderme, sé usar la Katana, también armas y soy sigiloso como un ninja... — siguió quejándose hasta desaparecer de vista.
—Y dice que no es un niño — mencionó Taemin con gracia.
Jimin soltó una risilla —. Es una edad complicada —suspiró y se quedo viendo el ocaso que sobresalía por las montañas en el horizonte. Había un risco impresionante en la lejanía, se veía incluso desde esta distancia —. ¿En verdad crees que podemos estar seguros aquí? Sé sincero, por favor.
Tuvo razón en ir hacia Gimhae porque nunca habían visto un perímetro tan tranquilo, relativamente hablando. Pero tal vez esto era momentáneo.
—Lo creo, es un buen lugar — le contestó Taemin —. Hay que descansar unos días, sobre todo tú, Jimin. Ya nos has ayudado demasiado, que te unieras al grupo fue lo mejor que pudo haber sucedido — le sonrió.
Jimin sonrió tímidamente mientras descansaba contra ese tronco. La luz anaranjada del atardecer coloreaba su rostro cansado y los rayos solares reflejaron destellos en su cabello color castaño de manera pintoresca.
—Nosotros buscaremos la comida, descansa estos días, ¿de acuerdo?— dijo Taemin, casi fue una orden.
—Si, lo haré, prometo descansar — contestó brevemente, pero en el fondo sabía que no se quedaría aplastado sin hacer nada.
—Bien —Taemin sonrió y lo vio un momento—. Tienes sangre en la mejilla — acercó su mano a la cara del castaño para limpiarle un poco de sangre que se había embarrado en su mejilla—. Debes cuidarte, Jimin.
Jimin le dio una leve sonrisa pensando que sería todo, sin embargo, Taemin no se alejó de él, mantuvo la mano sobre su mejilla y esta vez parecía acariciarla suavemente con su pulgar.
Desconcertado, el castaño parpadeo varias veces. Notó como Taemin lo estaba viendo de forma extraña e insistente, un brillo peculiar destellaba en sus ojos marrones y cada vez se estaba inclinando más hacia él aprovechando que estaba recargado contra el árbol mientras y no podía moverse. Ya no lo estaba viendo directamente a los ojos sino más abajo.
—Jimin... Había algo que quería decirte. Sé que no tenemos mucho tiempo de conocernos, pero-
Jimin interrumpió el discurso del hombre cuando se escabulló como serpiente hacía un lado y tartamudeó.
—Discúlpame, c-creo que ahora no es buen momento para hablar. Tengo muchas cosas en mente. Estoy exhausto... no he dormido nada en los últimos días dentro de los coches — explicó trabándose con las palabras—. Iré adentro, mañana hablamos, ¿si? —y sin esperar una respuesta, Jimin se adentro al edificio con pasos veloces y respiración agitada.
Esperaba que nadie hubiese visto eso. No sabía que estaba tratando de hacer Taemin, pero le daba miedo pensar en que hubiera salido de su boca. En estos momentos, Jimin lo que menos quería era involucrarse con alguien sentimentalmente. No tenía cabeza para ello, era imposible pensar en una pareja.
Los sobrevivientes estaban acomodando las provisiones y sellando las ventanas. Algunos ya se habían acostado sobre el suelo como HyungSik, que a penas llegó se tumbo sobre una colchoneta para dormir luego del viaje sin descanso. Por su lado, Sunoo enfurruñado ganó el único sillón que había en el lugar y fingía dormir abrazando el peluche de Byron.
Todos estaban como sardinas empaquetadas porque tenían miedo de dormir muy separados. Un minuto después, Taemin entró al edificio y Jimin pudo suponer que aquel le propondría dormir en la misma manta, así que antes de que se lo dijera prefirió huir.
Buscando en dónde acomodarse Jimin fue directamente hacia Jongin que estaba solitariamente en una esquina con una manta bastante grande, e ignoró las pequeñas señales que le hacía la señora Jungie cuando pasó por enfrente de ella.
—¿Puedo? — le preguntó al azabache.
Aquel lo vio un corto segundo con rostro taciturno y siguió acomodando su improvisación de cama sin verlo directamente a los ojos —. Si quieres— le contestó.
—¿Ocurre algo? — Jimin ladeó la cabeza por el tono de voz que uso con él, le pareció que estaba molesto.
—No, ¿qué podría ocurrir? —alzó los hombros y hubo un silencio antes de que volviera a hablar—Solo... ¿no dormirás con Taemin? — le preguntó, lo cual le confundió bastante porque no entendía el son de su pregunta.
Entonces, Jimin observó por encima del hombro como Taemin los estaba viendo desde una esquina.
—No — contestó sin saber porque Jongin creería que dormiría junto a Taemin —, pero si te estoy molestando dormiré en otro lugar.
—Jamás me molestarías, Jimin —le respondió sin más.
Desconcertado porque Jongin estuviese tan distante con él desde hace varios días, Jimin se acostó cautelosamente junto a él para compartir la sábana y una vez tapados Byron se acurrucó junto a él con la cabecita sobre su pecho como si fuese su forma de que nadie se le arrimara. Había tratado de morder a Taemin ya varias veces.
—Descansa — le dijo a Jongin, el cual no le respondió y después le dio la espalda.
Jimin pensó que era extraño, pero estaba muy agobiado como para darle vueltas.
Jimin se quedó dormido mas rápido que nunca y cuando despertó a la mañana siguiente lo primero que vio fueron los rayos mañaneros entrando por un cachito de las ventanas aseguradas. No quería perder tiempo de luz solar, así que mientras todos seguían dormidos preparó lo que necesitaba para salir a una expedición. A penas la gente se despertara comenzarían las quejas de unos y las peleas entre otros como era su mala costumbre. Bueno, si es que todavía tenían fuerzas para discutir porque el agotamiento estaba cobrando factura en todos.
Necesitaban alimentos y Jimin estaba decidido a conseguirlos, pero para ello necesitaba hacerlo a su manera; solo.
No quería ser retenido por nadie, así que debía aprovechar. Sabía que tanto Jongin como Taemin no le dejarían salir solo, ambos se acoplarían al plan y Jimin no podía concentrarse con la tensión que existía entre ese par. Además, también quería ir solo por un asunto personal. Quería explorar para ver si tenía suerte y encontraba rastros de personas.
Jimin no olvidaba a Namjoon.
—Vamos, amor — le masculló a Byron y el canino bostezo con pereza estirando la parte delantera del cuerpo antes de seguir a Jimin silenciosamente como si huyeran de verdaderos engendros que estaban dormidos a su alrededor.
Tratando de no hacer mucho drama, acarició la cabeza de Sunoo que seguía dormido y luego dejó un beso en su frente —. Volveré pronto —le susurró.
Se dirigieron al garaje en donde estaban los vehículos aparcados y comenzó a meter sus armas a la cajuela de la camioneta, Baic J40 color azul.
—¿Planeas escaparte sin decir adiós o por qué tanto sigilo? — le preguntó Yoongi, quien había sido el primero en despertar y acomodaba algunas cosas.
—¿Me creerías capaz? — Jimin alzó una ceja un poco ofendido porque Yoongi pensara que él haría podría hacer algo así —Iré a buscar comida— aclaró y cerró la cajuela del vehículo e ingresó al almacén por uno de los tanques de gasolina mientras Yoongi seguía al beisbolista al interior.
—¿Y lo harás tú solo? — cuestionó éste.
—No te ofendas, Min, pero trabajo mejor solo.
—No me ofendes, sé porque par lo dices— enfatizó —. Pero ir tú solo es demasiado arriesgado. No conoces la zona —mencionó el líder —. Puedo ir contigo, dame unos minutos para ir por mis armas.
—En verdad no es necesario. Además, no iré solo — regresaron al garaje y Jimin le dio un golpecito a la puerta de la camioneta en donde Byron alzó la cabeza desde el asiento trasero con su peluche entre sus fauces —. Estaremos bien. Pasamos mucho tiempo solos allá afuera, sabremos cómo manejarlo — dijo para tranquilizarlo, pero el líder lo miró no muy convencido.
—Eres bastante extraño, Park, pero supongo que no puedo retenerte si eso quieres — Yoongi soltó un suspiro al ver al castaño terco entrar en la camioneta.
Jimin apretó los labios—. Si la zona es peligrosa regresaré de inmediato, pero prometo que volveré con comida — le prometió.
El líder hizo una mueca —. Esta bien, Park — accedió sin más —. Pero te quiero aquí antes de que se oculte el sol. Si estas en riesgo olvida todo y regresa de inmediato, ¿de acuerdo? Te has vuelto un integrante fundamental en este equipo y no puedes dejarme solo con esta gente — bromeó y Jimin soltó una risa.
—Parece que ya no pueden vivir sin mi — le dijo mientras lo observaba desde la ventana de la camioneta.
—Eso díselo a Taemin y a Jongin, que no son nada discretos al respecto — bufó el pelinegro y luego, sacó un artefacto de su bolsillo—. Ten, el intercomunicador. Estaremos en contacto por cualquier cosa — le extendió la radio.
—De acuerdo, pero no te preocupes, volveré pronto — concluyó Jimin.
—Ten cuidado... y tú también cosa —Yoongi vio a Byron —, no vayas a cagar mi camioneta, eh. Tú limpiarás — fue lo último que les dijo para finalmente dejar ir a la camioneta que salió por el estacionamiento.
No había tiempo para descansar. Ahora más que nunca el tiempo valía oro. Su grupo se encontraba físicamente débil al igual que él, sin embargo, no importaba que tan mal se sintiera, Jimin prefería morir por los muertos que de hambre.
Ademas, tenía un presentimiento de que encontraría algo bueno, era una corazonada.
[...]
Después de haber conducido durante una hora por la carretera, visitando pueblos abandonados en donde Jimin no encontró nada más que engendros, llegó a un punto en la urbanización cerca de la costa oeste donde las calles parecían tranquilas y silenciosas.
Suponía que era debido al canal de agua que estaba cerca de allí además de las montañas bordeando la ciudad. Había mucha naturaleza por esos rumbos. A veces podía ser una ventaja o desventaja que los engendros se trasladaran tan rápido. Eran cautivados por el ruido tosco de las ciudades más grandes en lugar del bello sonido del río correr.
Había tanto silencio que no podía evitar extrañar el alboroto de la ciudad en un día normal. Definitivamente nunca se acostumbraría a la soledad del mundo.
Aún recordaba como si fuese ayer el día que todo inició.
—¿Deberíamos buscar a pie? — le preguntó a su mascota que tenía los ojos negros pegados en el cristal de la ventana, viendo ensimismado el paisaje tan pacífico.
La zona se veía tranquila, no podía estar del todo vacía pero tampoco estaba infestada de errantes.
—Es extraño, verdad. Tanto silencio. Te hubiera gustado el mundo antiguo, era... alegre y hermoso. Te hubiera sacado a pasear todos los días, también te conseguiría una linda pareja y Seokjin te pondría moños rosas en las orejas...—sonrió, melancólico.
Redujo la velocidad de la camioneta para apreciar mejor los detalles de la ciudad y entonces, a la vuelta de una intersección visualizo un centro comercial, el cual se veía en muy buenas condiciones a comparación de muchas de las estructuras en ruinas a su alrededor.
Jimin observó el lugar como si salieran fuegos artificiales de él —. ¿Será buena idea? — se preguntó a si mismo y se mordió el labio inferior, dubitativo.
Entre más grande fuera un lugar más probabilidad había que estuviera infestado, aunque también de que estuviese intacto. Es decir, podía ser una mina de oro o la entrada al infierno.
—Si quiere una opinión extra, esta plaza comercial parece el lugar perfecto para encontrar lo que necesitamos — de pronto, se escuchó una vocecita aguda en la parte trasera del vehículo. Jimin soltó un grito y frenó de golpe, provocando que Sunoo se golpeara contra la pared y Byron se cayera al suelo de la camioneta —. ¡Ay, mi cabeza! — gimoteo adolorido.
—¡¿Qué mierda estás haciendo aquí?! — asustado, Jimin se giró hacia atrás para observar conmocionado al jovencito que ahora esbozaba una sonrisa avergonzada y se frotaba la parte de la cabeza donde se había golpeado —. Oh, esto no puede ser posible — dijo sin poder creerlo.
—S-si quiere puede fingir que no estoy aquí. No me había notado hasta ahora — Sunoo se volvió a agachar en la parte de la cajuela.
—¡Sal de ahí ahora mismo! — le gritó, encolerizado y Sunoo volvió a asomarse lentamente con miedo a ser regañado por el mayor —. Maldita sea, esto no me puede estar pasando. ¿Y tú lo sabías y no me avisaste? — regañó a Byron que bajo las orejitas y escondió la cola entre sus patas traseras.
—No voy a causar problemas, hyung. Lo prometo, me quedaré detrás de usted en todo momento — dijo aquel.
—¿Qué? Ni creas que te llevare conmigo, ¿te has vuelto loco? —exclamó —. Ahora mismo nos regresamos con el grupo en donde estés a salvo — sentenció Jimin y volvió la vista al frente, apretando el volante con sus manos.
—P-pero no puede hacer eso. Aún no ha encontrado nada y solamente se habrá perdido el combustible — dijo, mientras saltaba patosamente de la cajuela a los asientos traseros para objetar mejor.
—Pues eso debiste haber pensado antes de colarte en este viaje. Has mandado todo a la basura, ¿estas consciente de ello? ¡No tenemos comida y ahora tampoco combustible, Sunoo! — le gritó verdaderamente molesto.
—¿Cree qué no lo se? — le contestó el menor también molesto —. Estamos a punto de morir de hambre y yo me quedo en el refugio sin hacer nada cuando sé que puedo ayudarlos. Dígame, ¿qué se supone que haga? ¿Quedarme esperando a que un día me muera sin haber hecho nada? ¿Por qué no me permiten luchar como todos? — le gritó con sus ojos atestados de lágrimas —... Es tan injusto, s-solamente quiero ayudarlos y no me dejan — murmuró y se recargó de lado para evitar ver a Jimin, resignado a volver al refugio.
Jimin lo vio por el retrovisor sintiéndose culpable por haberle gritado. Sunoo era un buen chico al que le toco vivir la flor de su vida en ese asqueroso mundo. No tenía malas intenciones y definitivamente tenía un gran espíritu, por eso nunca se perdonaría si algo malo le sucediera.
—Sabes que lo hago para protegerte — mencionó en voz más baja, pero el menor lo ignoró por completo y se hizo bolita en el asiento trasero. Jimin suspiró y observo la calle desolada —. Si vienes conmigo, ¿prometes hacerme caso en todo lo que te diga? — interrogó e instantáneamente Sunoo lo volteó a ver de nuevo y asintió muchas veces con la cabeza —. De acuerdo. Lo has prometido.
Sunoo se recompuso lo mejor que pudo y se limpió las lágrimas del rostro con el dorso de la mano, reprimiendo una sonrisa.
—Perdón por regañarte — Jimin acarició suavemente la cabeza de Byron.
Sunoo se cruzó de brazos —. ¿Y a mi no me va a pedir perdón?
—No, y será mejor que guardes silencio o me voy a retractar — sentenció Jimin y el adolescente prefirió no decir nada más.
Volvieron su atención al centro comercial que estaba delante de ellos. Jimin frunció el entrecejo al observar el lugar abandonado. No había encontrado algo mejor en lo que llevaba de recorrido, así que giró el volante en su dirección, ingresando por el estacionamiento donde aún quedaban aparcados varios automóviles siniestros con manos escarlatas remarcadas en las ventanas.
Se estacionó en la entrada del sitio y bajaron del vehículo con todos sus sentidos en alerta. El silencio creaba un ambiente misterioso que provocaba que se les pusiera la piel de gallina. Lo único que se escuchaba era el sonido del aire soplar junto con la bandera nacional ondeándose en una estaca.
Jimin dejó las llaves colocadas en el manubrio para no perder valioso tiempo si ocurría una tragedia. Cada maldito segundo hacía la diferencia. Cogió sus armas al igual que Sunoo, quien con una sonrisa satisfecha por fin pudo tomar una pistola, la cual metió en la parte trasera de su pantalón, aparte de una katana.
—¿Esa es la espada de Jongin? — le preguntó Jimin y aquel soltó una risilla.
—Por Dios — Jimin sacudió la cabeza en desaprobación —. Bueno, al menos ahora sé que puedes ser sigiloso.
—Le dije que era como un ninja —hizo un movimiento dramático con la espada y Jimin viró los ojos.
Finalmente, se pararon delante de las puertas de cristal rotas. El perro fue el primero en ingresar al lugar con la nariz pegada al suelo para reconocerlo y luego siguieron los hombres.
—Conoces las reglas, síguelas al pie del cañon si quieres sobrevivir — continuó Jimin, revisando la carga de su pistola Glock —. Acata todas mis ordenes; si te digo que corras entonces lo haces, si te digo que te vayas te subes a la Bj40 y arrancas devuelta al refugio, no importa si no estoy contigo — el menor trato de interrumpir las indicaciones, pero Jimin hizo un gesto de guardar silencio —. No se puede opinar, haces lo que te digo y punto. Ahora estás en el mundo real y no hay marcha atrás, ¿estás listo? — cuestionó seriamente.
El joven trago saliva y se limitó a asentir con la cabeza al ver a su mayor tan serio.
—Estoy listo — le respondió confiado.
—Más vale que lo estés —finalizó Jimin y por fin avanzó.
Las dos siluetas masculinas ingresaron por el margen de la puerta cuyo cristal se había quebrado, dejando fragmentos diminutos esparcidos por el suelo entero. El ambiente estaba lleno de polvo, telarañas y olía a moho. Nadie había estado aquí en mucho tiempo; los primeros locales estaban destruidos por la gente desmoralizada, y los objetos restantes eran inservibles o estaban en mal estado.
[...]
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Jungkook mantenía el entrecejo fruncido mientras miraba la carretera. Sus manos apretaban el volante e iba manejando considerablemente rápido entre las calles desérticas y poco le importaban las quejas de su mejor amigo, quien iba sentado en el asiento del copiloto.
—¿Puedes ponerme atención un momento, Jungkook? — cuestionó Wonho.
—Te estoy escuchando — le dijo Jungkook condescendiente.
—Bien, como decía. Según el mapa—continuó Wonho con sus explicaciones mientras analizaba el plano en sus manos —, faltan aproximadamente nueve kilómetros para llegar a la interestatal. Más adelante la carretera se divide hasta llegar a los primeros pueblos y...
Siguió explicando, no obstante, Jungkook solo asentía vagamente a lo que decía porque no podía dejar de observar cada cinco minutos al hombre de cabello bicolor que estaba sentado despreocupadamente en la fila de atrás junto a Seungmin, el cual denotaba incomodidad a su lado. Por su lado, los gemelos realmente estaban en la etapa de la adolescencia, pues no aguantaron más e iban durmiendo en la tercera fila como si nada sucediera.
—¿Quieres decir algo o por qué me miras tanto, uh? — le preguntó Taeyang también viéndolo intensamente por el retrovisor y alzó el mentón muy egocéntrico—Deberías enfocar tu vista en la carretera, eres tuerto y además distraído. Que buena decisión de conductor, ¿no había alguien ciego? — le dijo mofándose de su condición.
—Creeme que puedo enfocar muy bien aún sin un ojo, ¿quieres averiguarlo? —le dijo en una muy clara amenaza.
Taeyang carcajeo sin estar preocupado —. Parece que mi presencia te incómoda demasiado, ¿no es así? La pregunta es ¿por qué razón? ¿Acaso frustre tus planes o algo así? — encaró una ceja —. A mi realmente no me importan ustedes. Sepan que no voy a ayudarles ni tampoco voy a cuidarles el culo. Si sus vidas están en riesgo no me importara dejarlos solos en medio de una horda de mordedores. Es más, les daré el tiro de gracia con mucho placer — le sonrió venenoso.
Jungkook le sonrió igual —. Es bueno saberlo, lo mismo va para ti... Tal vez se me olvide dejarte en medio de la carretera — fijo su mirada oscura en él, aunque el hombre no se inmutaba y lo veía de la misma manera.
—Quiero verte intentarlo —sonrió sarcástico —. Sabes una cosa, tú y yo no somos muy diferentes, conejo — dijo Taeyang haciendo reír al pelinegro.
—Lo único que tú y yo tenemos igual es esta jodida cicatriz —osco, le contestó
El hombre lo vio con gracia —. Sé lo que paso con Hwan y Himchan. No fueron los mordedores, ¿no es así? ¿Te tocaron mucho las pelotas y los mataste? — expuso de pronto y todos se quedaron callados —. ¡Lo vez, es algo que yo haría! Y puede que mi hermano lo haya dejado pasar porque piensa que eres útil y lo eres, te doy crédito por eso. Para ser tan joven no eres cobarde.
Jungkook mantuvo su expresión de póker, aparentando que no le interesaba lo que decía.
—Tu enfado es tan grande que no importa el miedo que implantemos en ti. Sé que nos vas a clavar un cuchillo por la espalda a penas tengas oportunidad, también lo haría en tu lugar — expuso cizañoso y luego, miró a los tres jóvenes —. Me gusta este juego, es divertido, pero puede acabar pronto. Así que piensen con mucho cuidado su siguiente movimiento... —les sugirió.
—¿Por qué me dices esto? ¿Me tienes miedo? Mi lealtad está totalmente con Dakho... — mencionó Jungkook con seriedad, sin embargo, después una sonrisa burlona tiró de sus labios —. Pero es bueno que admitas mi posición, por alguna razón soy su mano derecha y no su propio hermano. Confía más en mi — le dijo arrogante.
Taeyang apretó la mandíbula con coraje. No dijo nada, sin embargo, lo siguió viendo por el retrovisor mientras Jungkook torció los labios bastante satisfecho porque si algo había aprendido de ese malnacido grupo era a jugar con la psique de las personas.
A hacerlos perder la cordura y picar los puntos débiles.
—Te vas a pasar la siguiente indicación — intervino Wonho para que ninguno de los dos fuera a sacar su pistola y comenzara un tiroteo en la camioneta con ellos alrededor. Era muy posible que sucediera —. Tienes que seguir por esta misma avenida hasta llegar a... —lo interrumpió un estallido.
Todos se sobresaltaron al mismo tiempo. Los gemelos despertaron asustados por el fuerte estallido en la calle, parecido a una explosión. De repente, Jungkook perdió el control. el vehículo perdió altura y se detuvo luego de derrapar unos metros más adelante, dejando completamente desconcertado a los pasajeros.
—¿Q-qué fue eso?— preguntó Woojung, preparado con su espada en mano.
Tardaron unos segundos en reconocer que el estruendo había sido un pinchazo en el neumático de la camioneta. Jungkook y Wonho se dieron una mirada y sin decir nada rápidamente salieron del vehículo para valorar la situación.
—No puede ser, lo que putas faltaba — Jungkook comenzó a soltar un sin fin de maldiciones al cielo, mientras los demás estaban paralizados al ver el neumático echo trizas, inservible.
—Tomen todas las provisiones. Hay que buscar otro automóvil, pero ya mismo — indicó Wonho inmediatamente al entender que esa camioneta ya no daría marcha otra vez con la llanta destruida.
—¡Vaya, que magnífico! — exclamó Taeyang furioso a sus espaldas —. ¡Nos has dejado varados en medio de la ciudad en pleno atardecer! Felicidades, no solo me mataste a mi como muy seguramente querías sino también a tus preciados amiguitos —le aplaudió.
Jungkook apretó los dientes con fuerza y se acerco directamente a Taeyang, sin embargo, al reverso de lo que todos creyeron, el pelinegro simplemente lo paso de largo y tomó su mochila además de su arma BXP por la ventana del vehículo para comenzar a caminar por la acera de la calle.
Canalizó sus sentimientos insensatos hacia una mejor finalidad. No iba a perder tiempo peleando con ese hombre, ahora tenían un problema más grande que él. Había que conseguir un nuevo vehículo antes de que cayera el sol en la ciudad. No podían estar en las calles cuando llegara la noche, pues todos sabían que eso era una situación de alto riesgo. La oscuridad era el mayor enemigo de los sobrevivientes, pero el mejor aliado de los muertos pues era un camino a ciegas.
Recorrieron varias manzanas, las cuales yacían desérticas, casi un estepicursor rodaba por allí. Jungkook se encargó de inspeccionar todos los vehículos que veía en el camino, sin embargo, la mayoría estaban en malas condiciones, las baterías muertas y ninguno daría marcha mas allá de un kilómetro antes de dejarlos varados por segunda ocasión.
El sol ya los estaba amenazando con ocultarse en el horizonte. Desesperado, Jungkook aumentó la velocidad de su andar siendo prácticamente perseguido por sus compañeros ansiosos que trataban de seguirle el ritmo, evitando la ausencia de los rayos solares. Los edificios ya estaban cubriendo la mayor parte de luz en el pavimento.
En ese momento, Jungkook empezó a creer que lo mejor sería buscar un sitio en el cual pudieran esconderse durante toda la noche, ya que no quedaba tiempo para el próximo ocaso, no obstante, la suerte no los había abandonado por completo, pues al dar vuelta en una intersección vio un centro comercial donde pudo divisar varios vehículos aparcados en el estacionamiento, entre ellos, una camioneta Baic J40 color azul que se veía en muy buenas condiciones.
No perdió el tiempo y rápidamente fue hacía ella. Jungkook se asomó a través de los ventanales percatándose que en el interior había unas cuantas pistolas y un peluche, además, las llaves seguían puestas en el manubrio, lo que le hizo fruncir el entrecejo. Wonho también se dio cuenta de esos detalles y se dirigió al cofre de la camioneta para revisarla.
—Sigue caliente — avisó él y Jungkook automáticamente miró a los alrededores en busca del dueño de aquel vehículo, mientras empuñaba su pistola con firmeza —. Tal vez entraron allí — Wonho señaló el centro comercial.
Entonces, Jungkook se acercó a la entrada del lugar cautelosamente y sin querer piso un cristal que hizo un eco escalofriante se expandiera en el interior.
—Bueno, ¿entonces qué mierda estamos esperando? Hay que irnos antes de que vuelvan — intervino Taeyang y por primera vez en su vida, Jungkook estuvo de acuerdo con él, así que abrió la puerta del conductor dispuesto a tomar el vehículo ajeno prontamente.
—P-pero si esta camioneta es de alguien lo vamos a dejar varado y esta apunto de caer la noche — intervino Sarang, quien los miraba bastante nervioso.
Estaban robando y si, ese acto penado ya no tenía significado alguno en el mundo actual, no obstante, se ponía en el lugar de esas personas a las cuales despojarían de sus pertenencias. Prácticamente los estaban asesinando.
—Lo tuyo es mío y lo mío también; ese es mi lema — exclamó Taeyang sonriendo y tomó una de las pistolas que quedaban en la cajuela de la camioneta.
—Al menos deberíamos ver de quién es, ¿no lo creen? Hay un peluche dentro... tal vez tienen niños — expusó esta vez Seungmin, pero todos lo ignoraron monumentalmente —. ¿Wonho? — se dirigió al mayor, quien se caracterizaba por ser el mas razonable, pero incluso este se volteó a otro lado, dubitativo.
—Si poseían este tipo de armas, entonces no son personas indefensas. No podemos confiar en cualquier persona — contestó.
La primera y última vez que encontraron más sobrevivientes sus vidas se habían vuelto miserables.
—En estos tiempos todos necesitan armas para defenderse —le dijo el azabache.
—Lo se, pero sigue siendo arriesgado.
—¿Pero qué tal si es un grupo armado? T-tal vez pueden ayudarnos a huir de una vez por todas —les susurró Woojung, mientras veía de reojo a Taeyang, quien estaba distraído buscando cosas en la cajuela ajena.
Wonho hizo un mueca, ya que no había pensado en esa posibilidad.
—¿Y si nos atacan? — ahora habló Jungkook —. Ese peluche no indica nada certero. Pueden ser un grupo peor que estos imbéciles y no estoy dispuesto a confirmarlo, así que no se preocupen por nadie que no seamos nosotros, ¿entienden? Cada quién sobrevive como puede y ahora esta camioneta es nuestra — sentenció, exento de sus actos inmorales —. Comprendan que el mundo ya no es como antes, las personas solo piensan en ellas mismas. Nadie nos va ayudar — les dijo para que lo entendieran de una buena vez.
—No todos los que quedan son malas personas, Jungkook... — aclaró Sarang con aflicción, pero después asintió con un suspiro largo —. Pero tienes razón, ya no podemos confiar en nadie. Vamos, Woojung — se adentró en el vehículo sin decir nada más.
Sin darle importancia a las palabras de Sarang, Jungkook estuvo a punto de adentrarse en el vehículo ajeno.
Un estruendo.
Jungkook se aventó al suelo por inercia, cubriéndose con las paredes del coche cuando sonó un disparo.
Se recargo contra el neumático viendo hacía todas partes y seguidamente, se asomó a la parte trasera donde Taeyang también estaba sobre el pavimento preparando su pistola automática. Fue un disparo relativamente lejano, pero eso les confirmó que había sobrevivientes armados en la zona, a los cuales iban a robar.
Con la respiración agitada, el pelinegro se preparó y estuvo a punto de levantarse para escapar de allí lo más pronto posible, sin embargo, cuando volvió su mirada hacia el frente se encontró con la presencia de un animal de cuatro patas, el cual lo miraba fijamente con sus ojos negros y profundos como la noche misma.
Perplejo, Jungkook se quedo totalmente estático frente a la mirada penetrante del rottweiler que estaba parado con semejante firmeza y determinación a tan solo unos metros de distancia. Era enorme, tenía un cuerpo musculoso y una cabeza que bien podría ser más grande que la suya, así que mantuvo la calma y reguló su respiración agitada.
Si el animal estaba infectado podía darse por muerto.
Jungkook estaba en una posición muy vulnerable y a penas intentó alcanzar su pistola el perro le enseñó los incisivos afilados, arrugando su hocico mientras se caía un hilo de saliva de aquel. Por su propio bien, prefirió quedarse quieto porque si se movía el animal iba a atacarlo con esa poderosa mordida directamente en la cara que la tenía en bandeja de plata.
Jungkook bajó su mirada para que el canino no pensará que lo estaba desafiando. Tenía que transmitir calma.
Unos instantes después, el perro se acercó muy cautelosamente a él para olfatearlo desde los pies hasta ir subiendo por su cuerpo y acercarse a su rostro, mientras el pelinegro mantenía la calma tanto mental como exteriorizada en la expresión de su cuerpo. Los perros sentían las emociones.
Lo olfateó detenidamente todo lo que quiso e incluso se detuvo en la zona donde tenía la cicatriz como si supiera lo que era. El perro traía un collar alrededor de su cuello, indicando que muy probablemente su dueño era el mismo que el de esa camioneta que estaban apunto de hurtar.
Al ver que el animal era bastante dócil y tenía uma mirada gentil, Jungkook se atrevió a tocar ligeramente su espalda con mesura. Era posiblemente lo más sublime que había visto en un largo tiempo —. ¿Quién eres tú, demonio? — siguió tocando el lomo del animal que se notaba muy bien atendido en su apariencia física.
—¡No salgan del auto! ¡El disparo vino del centro comercial! — Wonho llegó por el frente del vehículo y se sobresaltó cuando miro al ser de pelaje negro —. ¡Oh por Dios! Pero que susto, creí que los muertos ya habían mutado en algo con pelo — exclamó, observando con asombro al perro.
El rottweiler se alejo de Jeon para darle su atención al siguiente chico, al cual también se acercó para olfatearlo a su gusto. Jungkook por fin pudo ponerse de pie, desconcertado ante la extraña situación.
—¿Desde hace cuánto tiempo que no veías un perro? Yo no lo recuerdo — interrogó su mejor amigo —. ¿Crees qué sea de ellos? — indicó la camioneta y el pelinegro asintió, viendo a sus alrededores.
Nadie más hacía aparición.
Seungmin salió del vehículo esbozando una sonrisa cuando vio al perro al mismo tiempo que Taeyang se acercaba a la repentina escena.
—Ya tenemos la cena de hoy — dijo este último, pero todos le dieron una mirada fulminante.
—No es un perro de la calle. Se nota que lo han cuidado — reconoció Seungmin —. ¿Creen que sus dueños sean militares?
—Tal vez son personas que pasaban por la ciudad, de lo contrario los hubiéramos visto desde hace tiempo — respondió Wonho, vacilando.
—O tal vez son unos reverendos idiotas por dejar todas sus cosas en medio de el-
Todos alzaron sus armas al escuchar nuevamente múltiples silbidos provenientes del interior del centro comercial donde claramente se estaba llevando acabo un enfrentamiento armado contra los errantes. Al oírlo el rottweiler inmediatamente se giró en dirección al lugar, colocándose en una postura de alerta, sus orejas tensas se levantaron y comenzó a ladrar.
El animal miró a Jungkook en repetidas ocasiones mientras ladraba totalmente desesperado como si quisiese comunicarle un mensaje con la mera expresión de sus ojos obscuros. El perro simplemente salió corriendo a toda velocidad en dirección al sitio que era dominado por los disparos y desapareció en el interior.
—Hay que largarse de aquí— anunció Taeyang devolviéndose a la camioneta.
Los chicos se miraron entre ellos sin saber que hacer, entendiendo que algo importante e incierto estaba sucediendo ahí dentro, sin embargo, retrocedieron hacia la camioneta.
—Jungkook, vámonos —le dijo Wonho.
Con las cejas fruncidas, Jungkook permaneció en su misma posición sin poder dejar de observar la plaza comercial en la cual se había adentrado el perro.
—Quédense aquí — fue lo único que dijo Jungkook antes de salir corriendo detrás del rottweiler, sorprendiendo a todos.
Por alguna razón, sintió que debía seguir al animal y no lo pensó demasiado. Quería saber que estaba pasando allí dentro, y por primera vez no pensó bien lo que estaba haciendo y se dejo guiar por un mero presentimiento, un sentimiento momentáneo e impulsivo.
—¡Espera, Jungkook! — exclamó Wonho, conmocionado al ver a su mejor amigo ir directamente al lugar de los disparos —. ¡Oh, mierda! ¡Seungmin, quédate aquí! —le ordenó antes de ir detrás de Jungkook.
—¡¿Qué?! ¡No, yo también iré! ¡Gemelos se quedan aquí!— Seungmin también se echo a correr después de sus dos amigos.
Los gemelos se dieron una rápida mirada.
Y obviamente Sarang y Woojung fueron detrás de ellos.
—¡¿Pero qué mierda hacen, mocosos?! ¡Puede ser una trampa! — exclamó Taeyang, viendo como se introducían al lugar, no obstante, se sabía que ninguno de ellos le importaba así que no perdió la oportunidad para tomar la camioneta e irse, pero entonces se dio cuenta que Jungkook se llevo consigo las llaves del vehículo y soltó un grito exasperado —. ¡Voy a matarlos yo mismo, idiotas! — empuñó la pistola.
Jungkook fue guiado por los ladridos del Rottweiler hasta la jodida guarida de los muertos vivientes. Una horda de errantes caían desde la segunda y tercera planta creando una lluvia de cuerpos que azotaban contra el suelo y sus huesos se rompían instantáneamente. Disparó a algunos de ellos que se dirigieron a él vueltos locos arrastrándose del modo que les era posible.
El perro los esquivó ágilmente cruzando entre las piernas flácidas y las manos débiles que trataban de atraparlo para llegar a su destino que estaba un poco más adelante. Jungkook le siguió el ritmo abriéndose paso entre los errantes y fue cuando finalmente vio lo que el perro estaba tan desesperado por enseñarle.
Un chico castaño yacía justamente en medio del puto caos, el cual esquivaba y golpeaba salvajemente a todo errante que se le pusiera enfrente con un bate de béisbol, era bastante hábil que derribó a mas de cuatro errantes consecutivamente el solo, sin embargo, de repente un muerto lo tacleo violentamente cayendo encima suyo.
El perro finalmente consiguió llegar hasta el chico para defenderlo. En la cabeza de Jungkook estallaron miles de pensamientos, sin embargo, rápidamente levantó su arma para dispararle al mordedor que estaba encima del desconocido mientras sus amigos desobedientes llegaron a la escena para combatir a los demás muertos y ayudar a los desconocidos.
El chico castaño intentó recomponerse torpemente en la situación y Jungkook se acercó a él apuntándole con su pistola directamente a la cabeza. Aquel levantó su mirada brillante y acuosa hacía él en una expresión mezclada entre la impresión y el susto.
—¿Te mordieron? — le interrogó severo con el entrecejo fruncido
[...]
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¿Listos para el encuentro? Díganme qué piensan que sucederá.
Lo que realmente pensó Jungkook al ver a Jimin matando muertos fue *sera este mi ser amado* xd
Ven como todo se conecta jaja Si Byron no se hubiera separado de Jimin, Jungkook le hubiera robado la camioneta y si Sunoo no hubiera ido de infiltrado con Jimin éste se hubiera dejado morir. En conclusión nunca se hubieran conocido.
Descripción de como Jungkook va a traer al pobrecito Jimin todo el rato:
Na, la verdad Jimin si la va a traer bien complicada en los siguientes capítulos con Jungkook .-.
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