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✘ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴅɪᴇᴄɪꜱɪᴇᴛᴇ ⚠️

⚠️ Capítulo con violencia explícita e intento de abuso s3xual. Pueden saltarse esa última parte si les hace sentir incómodos.

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Lunes 29 de Mayo del 2023

Busan, Corea del Sur.
11:11 p.m.

Un año, dos meses y diecisiete días después del primer contagio.

...

El periplo desde la Capital hasta los límites de Busan, a unos cincuenta kilómetros de distancia, fue un viaje que duró todo el día debido a los diferentes obstáculos que enfrentaron en el trayecto. Tuvieron que detenerse un par de veces, por nada escandaloso, nada que no pudiesen manejar con el armamento que llevaban precisamente para estos percances; apartaron un ficus caído sobre la autopista y exterminaron un pequeño grupo de engendros que los perseguían antes de continuar.

No faltaba mucho para llegar a Gimhae, sin embargo, la noche había caído, obligándolos a suspender su recorrido hasta que los rayos solares volvieran a salir para mayor seguridad. Los días siempre eran más cortos que las noches, y por desgracia, no se podía hacer mucho entre la oscuridad.

No podían ser vistos, así que se detuvieron en las orillas de la carretera empolvada, dejaron los automóviles aparcados y luego salieron rumbo al bosque enigmático del cual eran provenientes muchos sonidos extraños, distinguiéndose entre toda la orquesta animal el ulular de una lechuza o "una bruja" como solía llamarlas Namjoon en las historias de terror que le contaba a Jimin y a Seokjin cuando eran niños.

En aquel entonces no había nada más complicado que una sábana, chocolate caliente y un beso de las buenas noches que le daban sus hermanos, los cuales dormían a su lado porque Jimin estaba asustado de los monstruos del exterior. Namjoon le decían que solo eran historias y durmiera tranquilo, que ellos estarían ahí para protegerlo, siempre

Nadie imaginaria que quince años después Jimin viviría en una de esas historias maquiavélicas y sus hermanos solo existirían en su memoria, en sus tristes anhelos.

Definitivamente, nadie sabía que les depararía el futuro.

Jimin ya no temía por las brujas sino porque hubiera osos negros por esta zona. Todavía no habían visto ningún errante, era infrecuente que se adentraran demasiado en el interior de la naturaleza, pero le causaba paranoia estar afuera durante el ocaso, aún más cuando era a mitad de un bosque en donde no podía correr establemente por la irregularidad del suelo terroso. Estaba helado. Se le ponían los vellos de punta cada vez que las ramas de los árboles se mecían con el viento fresco y chocaban entre sí con un fuerte crujido. Nervioso, apretó fuerte el bate de béisbol entre sus dedos mientras iluminaba con la linterna el camino tapizado con hojas verdes de árbol.

Jungkook iba caminando unos cuantos metros por delante para guiar al resto del grupo. Contaba con la ayuda de Byron que iba incluso más adelante que el pelinegro. El animal estaba sereno, pero inquieto por explorar el lugar natural. Llevaba la nariz pegada al suelo y verificaba la seguridad del sendero deteniéndose a olfatear y orinar todos los arbustos y troncos de los árboles.

Una de las ventajas de tener un perro que reconocía olores que los seres humanos no. Si había infectados rezagados o un animal salvaje a una distancia cercana les avisaría con antelación y así podían estar preparados.

No tardaron mucho en hallar una zona segura luego de un desnivel rodeado por rocas y los hombres se dispusieron a armar las casas de campaña, ya que a primera hora de la mañana emprenderían caminata entre la maleza hasta llegar a su destino; el refugio del grupo de Seúl que, según Jimin, faltaban veinte kilómetros tomando esta misma ruta. Era una pequeña comunidad en una zona campestre, allí estaba la fábrica.

Hicieron varias fogatas para mantenerse calientes. Jimin se mantuvo cerca de Jungkook en todo momento como si fuese su maldita sombra. Su miedo hacia éste no se comparaba con el pavor que le tenía a los otros hombres del grupo que yacían sentados alrededor del fuego y comían como seres primitivos. Cazaron una indefensa libre de cola esponjosa que ahora estaba siendo despedazada como leones a un antílope.

Le estaba causando náuseas ver los pequeños órganos y como los masticaban, incluso crudos. No era vegetariano, pero esto era simplemente repulsivo. Acarició a Byron que estaba sentado entre él y Jungkook. El rottweiler compartía la tensión corporal de Jimin, sus orejas negras disparadas hacia arriba y su hocico en punta, oliendo la carne roja siendo cocinada en el fuego.

Esperaba que tuvieran suficiente con esa carne.

Por cualquier cosa, Jimin tenía su bate empuñado en la mano junto a su muslo. El imbécil que se atreviera acercarse a ellos sabría que tan fuerte bateaba. No podía bajar la guardia ni un bendito segundo cuando tenía por compañeros de viaje a personas que no desaprovechaban la mínima e inexistente oportunidad para burlarse de él o tratar de intimidarlo, incluso solamente para hacerlo enfadar y que perdiera los estribos.

Era imposible contar la cantidad de comentarios ofensivos y ultrajantes que le hicieron durante el recorrido o la infinidad de veces que los atrapó mirándole el trasero.

Lo veían como un esclavo más, peor, como un objeto que podían usar cuando tuvieran ganas.

Por ahora la carne y el alcohol los mantenía distraídos. Minho y sus tres hombres, Kamden, Gunwook y Chen, conversaban sobre temas repulsivos como el sexo que tenían con sus mujeres o los "trabajos" que hacían para Dakho. Una total barbarie, que los oídos de Jimin no querían escuchar o sangrarían.

Miró a Jungkook de reojo que tenía la mandíbula apretada al oírlos también, pero no se involucraba con ellos de ningún modo.

El pelinegro se encontraba exhausto después de haber manejado durante horas y guiado el camino por la naturaleza salvaje. Estaba sucio y sudoroso, su cabello enmarañado, sus ojos tenían círculos obscuros debajo y difícilmente podía mantenerlos abiertos, pero estaba obstinado en mantenerse despierto y atento a lo que pasara.

Desde el comienzo del viaje habían estado en silencio. Solo cruzaban palabras cuando Jimin tenía que verificar si iban por la ruta correcta. Jeon siempre iba concentrado en lo que debía, con la mirada al frente, y Jimin tenía que seguirle el paso para no quedarse atrás con los otros hombres, ya que Jungkook a penas volteaba a mirarlo, sin embargo, prefería mil veces ser ignorado que acosado.

Jungkook abrió su mochila con provisiones y cogió una lata de champiñones para hacer una extraña mezcla con garbanzos, zanahorias y cualquier otra mierda que alcanzo. No le importaba las combinaciones mientras llenara su estómago. Se iba a llevar una cucharada a la boca cuando sintió la mirada pesada sobre él.

Jimin miró persistentemente la ración de comida con ojos grandes y fulgurantes. Él también estaba tan hambriento. No había comido nada más que unas bayas silvestres que arranco de un arbusto y le dejaron un mal sabor de boca. Admitía que eso se veía delicioso. No se dio cuenta que se lamió el labio inferior, ensimismado en las verduras, hasta que subió su mirada al rostro de Jungkook que lo veía de vuelta con seriedad.

Jimin reaccionó. Inmediatamente trató parecer despistado y miró los árboles detrás suyo fingiendo que veía algo importante. Por algún ridículo sentimiento de dignidad y orgullo (si es que seguía teniendo), no quería tener que pedir comida, sin embargo, el rugido vibrante que emergió de su estómago lo delató ante Jungkook.

Aquel resopló con fuerza y sin decir nada le extendió su vasija de comida a Jimin. En sus planes no estaba el hombre desmayándose a mitad del bosque mañana por la mañana que siguieran el trayecto; aún se encontraba bastante enfermo, raquítico y pálido.

El castaño no se molestó en fingir, le arrebató la vasija tan rápido como se la ofreció y comenzó a comerse todo velozmente. Hace tanto tiempo que no tenían una cena decente sin necesidad de compartir o limitarse y guardar un poco para el día siguiente.

—No comprendo como lograste sobrevivir todo este tiempo. He visto espárragos con mejor físico—serio, Jungkook tomó un trago de su cantimplora al mismo tiempo que veía los olajes del fuego frente a ellos.

Aún con la boca llena, Jimin lo volteó a ver de mala gana. Odiaba que lo subestimara. Este tipo no tenía ni la más remota idea de todas las cosas por las que había tenido que pasar él solo, pero trato de ignorar la ofensa y no gastar energía mental.

En lugar de responder a la defensiva, le cuestionó: —¿Tienes atún?

—¿Atún? —Jeon le devolvió la mirada dura —. Ya te he dado mi comida, no te quieras pasar de listo-

—No es para mi. A Byron le gusta el atún —interrumpió en seguida —. A veces se pone quisquilloso con la comida porque necesita cierta cantidad de proteína y no es fácil conseguir — le dijo encogiéndose de hombros. No sabía porque le explicaba esto a alguien que le daba exactamente igual. No esperaba que lo entendiera—. Olvídalo —finalizó rápidamente como sino le importase.

Jungkook lo siguió observando.

Por supuesto que Jungkook no desperdiciaría su comida en un perro, aunque esta gente tenía más de lo que merecía. Las personas con suerte se preocupaban por el prójimo, mucho menos lo harían por un animal que no significaba importante nada para ellos.

Byron esperaba pacientemente mientras veía a Jimin con sus ojos negros e insistentes para que se acordara de el y le arrojara un trozo de lo que estaba comiendo. Le dio un poco y el perro masticó varias veces un pedazo de champiñón antes de dejarlo caer al suelo, esperando otra cosa.

—Vamos, no es tan malo—le dijo Jimin ofreciéndole otro pedazo de vegetal.

—Sabes que nunca lograras que se alimente de hongos—un bufido burlón sonó a su costado cuando Byron volvió a rechazar el champiñón.

Jimin frunció las cejas y le dio una mirada molesta al pelinegro porque no haría haciendo esto si lo dejara ir a buscar comida a los alrededores para su mascota. Estaba enojado, iba a responderle de forma no tan amable, no obstante, se calló de inmediato cuando Jungkook sacó varias latas de atún de una de sus mochila.

—Ven aquí, demonio — llamó al animal que no tardó en ir hacia Jeon y comer directamente de la lata de atún que tenía en su mano. Aunque no era muy grave, notó que el perro estaba delgado al igual que Jimin, podían verse sus costillas resaltando en los laterales de su cuerpo peludo —... Necesita más que atún o presentara problemas de salud a temprana edad — murmuró mientras lo acarició suavemente por la cabeza peluda.

Con desconcierto por las acciones del hombre, Jimin prefirió no decir nada y siguió comiendo tranquilamente.

El resto de la noche fue en silencio. Estuvo observando discretamente como Jungkook interactuaba con el rottweiler.

El perro no dejaba de sacudir el rabo de un lado hacia otro mientras le mordía la manga del suéter a Jungkook para que le prestara atención. Jimin no estaba seguro de que le agradara esta situación, no dijo nada por un rato, sin embargo, estuvo a punto de regañar a su mascota por apoyar la cabeza en la pierna de Jungkook, así como solía hacerlo con él a la hora de dormir.

Se hubiera sentido traicionado de no ser por la incógnita que rondaba su cabeza sobre porque a Byron le gustaba este hombre. La gente solía decir que los perros tenían un sexto sentido. Su mascota jamás permitía que se acercaran demasiado a ellos, era protector, pero con Jeon estaba relajado.

Los hombros de Jungkook también cayeron relajados, viéndose un poco menos tenso y malhumorado por primera vez en el día. Le acarició la cabeza varias veces, recibiendo un lengüetazo del perro que se estaba descansando sobre él. Una sonrisa apareció en su rostro que usualmente estaba dominado por la seriedad, sin embargo, sus labios cayeron hacía abajo tan pronto como se dio cuenta que Jimin lo estaba viendo con ojos asombrados.

Era la primera vez que Jimin lo veía sonreír. No sabía que tenía la capacidad para hacerlo.

Sin embargo, el momento fue fugaz, fantasmal, que parecía no estuvo allí. Jungkook volvió a retomar su actitud de siempre después de un carraspeo incómodo y se levantó abruptamente, asustándolos a ambos.

—¿A-a donde vas? — el castaño inmediatamente se recompuso sobre el piso al igual que el perro confundido cuando Jungkook se aparto, cogió todas sus pertenencias y las armas también —O-oye—el pelinegro lo ignoró monumentalmente antes de introducirse entre la oscuridad del bosque.

Lleno de desconcierto, Jimin se alteró al ver como Jungkook se alejaba del campamento improvisado y se metía entre los árboles dejándole solo con los hombres, que lo vieron irse, pero no les intereso en lo más mínimo. Estaban muy contentos comiendo carne y bebiendo ron.

Aunque no le agradará la idea, Jimin suponía que Jungkook se quedaría en la misma tienda que él para vigilarlo, pero ahora se estaba yendo y eso no le hubiese disgustado de no ser por las miradas que le dieron los hombres que estaban sentados frente a la fogata.

Jimin sintió todos sus músculos tensarse.

—¿Qué ocurre? ¿Te da miedo estar solo con nosotros? — le preguntó Minho que arrancó con sus dientes un pedazo de carne del cuchillo.

Tragó saliva, manteniendo la compostura para no darle la razón y verse vulnerable ante ellos. Pero sus pies lo traicionaron y retrocedió inconscientemente. Su instinto de supervivencia le gritaba que saliera corriendo de allí lo antes posible.

—Venga, no te vayas, niño bonito — exclamó otro hombre, Chen, que bebía de una botella con líquido amarillento. Estaba muy ebrio. Jimin notaba su mirada morbosa que lo recorría, este fue el tipo que no dejó de molestarlo todo el camino —. ¿En serio crees que Jeon te protege? —soltó un bufido burlesco, apenas se le entendía a lo que decía —¿En serio confías en él?—preguntó con énfasis—Eres su juguete. Te aseguro que no piensa muy diferente a nosotros acerca de ti. Es difícil resistirse a alguien con tu aspecto.

—Habla por ti, imbécil. A mi no me gustan las pollas—Minho le dio un empujón a Chen para alejarlo de su costado. El contrario se enfado por el empujón y lo enfrentó con un gruñido amenazante. Jimin se quedó quieto para no llamar la atención —. Te advertí que no te acercaras a mi cuando anduvieras de marica o te iba a rebanar la garganta. Mierda, si quieres un culo allí está el-

La discusión entre ambos fue suficiente distracción para que Jimin saliera disparado detrás de Jungkook con Byron corriendo detrás suyo. Les dio el gusto de verlo huir despavorido, pero no se iba a quedar a ver lo que pasaría después.

Como si lo estuviera persiguiendo el diablo, se introdujo en el bosque tenebroso dejando atrás las luces anaranjadas de las fogatas. Traía el corazón golpeando contra su pecho, se dio de manotazos con las ramas rasposas de los arbustos que no alcanzaba a divisar hasta que ya las tenía enfrente y se tambaleó por los desniveles de la tierra. Jungkook era muy rápido, caminaba dando zancadas y la oscuridad no ayudaba a ver por donde iba, pero gracias a Byron pudo seguir el rastro.

Un tramo más adelante de maleza, Jimin se sintió aliviado al encontrarlo hincado en el suelo. Sus emociones bajaron y su corazón se calmó gracias a la indebida sensación de seguridad que le brindó la compañía del hombre.

Jeon encontró otro espacio en donde acampar; dejó sus pertenencias sobre el suelo y estaba haciendo una fogata alejada del pelotón de hombres ebrios. Jimin avanzó tímidamente hacia él mientras se abrazaba a sí mismo para calentarse de la repentina ventisca que le golpeó la cara y despeinó el cabello castaño. Olvidó todas sus cosas allá, sus mantas que le mantendrían caliente durante la madrugada, pero ni estando loco iba a volver por ellas.

Pensó que Jungkook no se había dado cuenta de su presencia, no obstante, simplemente estaba concentrado en avivar la pequeña llama de fuego sobre un moño de paja y pequeñas ramas. Al parecer ya sabía que lo seguiría hasta aquí, apenas lo vio, el pelinegro viró los ojos.

Dubitativo, Jimin se acercó con pequeños pasitos y tomó asiento en la tierra frente a él.

Jungkook maldijo, parecía tener dificultades con encender el fuego debido al viento que cada vez soplaba más recio y los estaba afectando a ambos, así que con sus manos Jimin hizo un capullo alrededor para ayudarle. También necesitaba ese calor rápido o moriría congelado.

—Deje la tienda de campaña para ti — dijo Jungkook sin verlo directamente a los ojos, rechazando su ayuda de alguna forma.

Jimin se alejó un poco.

—¿Planeas dormir... aquí?—preguntó, indicando el entorno sofocado por la oscuridad y el frío atroz. Era pacífico pero solitario. No sabía si era buena idea.

—No te ordene que me siguieras— siguió enfocado en su labor con el pedernal—. Siempre duermo solo, así que largo—dijo en una clara orden.

JJungkook tampoco podía bajar la guardia. Jimin llevaba haciendo esto unos días, Jungkook llevaba haciendo esto un jodido año. Siempre que salía a expediciones de este tipo dormía aislado de todos, sin preocupaciones por despertar con un cuchillo enterrado en el estómago.

Jimin sintió la presión de Jungkook, pero tenía claro que no iba a moverse de allí pese al miedo a su reacción tosca: —No voy a dormir cerca de esos hombres — dijo.

Jungkook detuvo sus acciones y levantó su mirada en su dirección —. ¿Pero si prefieres dormir cerca de mi? Te recuerdo que soy parte de esos hombres—enfatizó mientras encaraba una ceja.

Jimin se sintió nervioso tanto por su pregunta como por la forma en que lo miró al hacerla estando con los rostros tan cerca el uno del otro. Claramente Jungkook quería que se planteara su pregunta y pensara si en verdad confiaba tanto en él como para hacer eso ahora que estaban aislados en medio del bosque oscuro en donde nadie podría auxiliarlo.

¿Lo hacia?

No confiaba ciegamente en Jungkook, eso estaba claro, sin embargo, de las dos opciones que había sobre la balanza, esta era para la que Jimin se inclinaba. Si Jungkook quisiera hacerle algún daño ya lo habría hecho desde hace mucho o al menos eso era lo que Jimin quería creer. Ese fue su primer pensamiento, demasiado estúpido ahora que lo analizaba con calma luego de correr directamente a él.

Si fue un engaño, Jimin ya había caído en él.

El mismo pelinegro se lo dijo; era débil porque no quería ver en lo que se habían convertido las personas.

—¿Lo que ha sucedido estos días te ha hecho creer que estarás seguro cerca de mi, Jimin? —le preguntó, su voz molesta y helada que le caló hasta los huesos. Ya no había ni rastro de la consideración de hace rato, aquella sonrisa—Mira a tu alrededor. Estamos solos en medio del puto bosque a mitad de la noche oscura. ¿Cómo sabes que mi plan no fue que me siguieras hasta aquí en donde nadie nos molestara? ¿Realmente eres tan tonto para confiar en mí cuando no me conoces? ¿Todo porque te di comida y a tu perro?

El corazón de Jimin se hundió hasta la boca del estómago. A penas el fuego de la fogata prendió se alejó de Jungkook, tirando de la hierba entre sus pies, con las rodillas dobladas hasta el pecho, sin embargo, no se fue de ahí.

Jimin tomó una bocanada de aire y apretó sus manos en un puño.

Era hora de que comenzara aceptar que le sucederían cosas malas y no podría evitarlas. Aquí al menos únicamente lidiaría con un solo hombre.

—No soy idiota. Lo he entendido—contestó él, sin verlo a los ojos—. Si vas a intentar algo, entonces hazlo de una vez—masculló entre dientes.

Jimin abrazó sus piernas temblorosas en un gesto de sentirse protegido y Jungkook en lugar de avanzar como esperaba el castaño, también se echó hacia atrás en el otro extremo de la fogata.

—No debes confiar en nadie, aunque creas conocerlas — prosiguió sin dejar de ser rudo con su forma de hablar y ver a Jimin — . Las personas son seres egoístas que únicamente piensan en sus propias necesidades. Te muestran su mejor cara hasta que ya te tienen donde quieren.

Jimin hizo contacto visual nuevamente—. Tal vez eso es lo que tú has visto. Pero no todas las personas que quedan vivas son malas—dijo.

Jungkook casi quiso carcajear, utilizó las mismas palabras que Sarang cuando lo encontraron. Ambos ingenuos, por eso eran los más vulnerables.

—Claro, supongo que en tu grupo todos bondadosos y se apoyan incondicionalmente—escéptico, Jungkook negó con la cabeza—. Veremos cuanto dura eso cuando las cosas se pongan verdaderamente complicadas— finalizó la conversación hoscamente dejando a Jimin sin chance a réplica.

Algunas personas eran naturalmente malas, otras se volvían por cosas de la vida.

Volvieron a estar en silencio, únicamente yacía el sonido de la madera quemándose y las luciérnagas a su alrededor. Por su expresión facial, estaba claro que Jungkook no quería que estuviese allí junto a él, pero el castaño lo ignoró totalmente, sobando el lomo peludo de su mascota.

Entonces, la incomodidad fue interrumpida por un gruñido lejano que se levantó entre los árboles y se propagó por el bosque. Jimin tuvo escalofríos en el cuerpo, se recompuso velozmente y miró a todas partes con gesto asustado, no supo diferenciar que animal había sido el dueño de aquel sonido, pero fue extraño.

Había muchos misterios escondiéndose en la naturaleza.

—Es un bosque, se escuchara así toda la noche—Jeon entornó los ojos.

Al ver esa reacción cobarde, su ego brincó y terminó por descartar a Jimin como una amenaza mortal para él. Podria someterlo antes de que intentara hacer algo mientras dormía, si es que se atrevía.

Suspirando por el dolor muscular que tenía, el pelinegro se recargó contra un tronco hueco, acostumbrado a la naturaleza cruda y a los molestos bichos subiendo por sus extremidades. Seguidamente, se cobijó con sus mantas y recargó la cabeza en su mochila dura como roca. Necesitaba únicamente quince minutos para dormir, tampoco era ingenuo para confiar que nada los atacaría por la madrugada, ya fueran infectados, animales o más sobrevivientes. La luz de la fogata podría atraerlos.

—No molestes—Jungkook cerró los ojos sin dejar de empuñar la pistola en su mano.

Jimin se sorprendió cuando Jungkook finalmente cedió y realmente tenía la disposición de dormir aquí, así que al final lo imitó no teniendo otra alternativa. Se acurró con Byron cerca del fuego y cerró sus ojos, bloqueando de su mente aquellos bramidos extraños y malos pensamientos.

[...]

El tiempo transcurrió lentamente, minuto tras minuto estaba siendo eterno. El sol no hacía aparición y Jimin seguía despierto escuchando toda clase de sonidos desconocidos a una distancia incierta, tal vez cercana, en el bosque los ecos parecían provenir desde el norte pero a la vez del sur.

Las ansiedades que acechaban su cabeza le hacían imposible conciliar el sueño además del fuerte frío cortante al no tener ninguna sábana o manta para protegerse, y debido a eso comenzó a tener unas terribles ganas de orinar.

No podía aguantarse, sus piernas temblaban y su vejiga ardía. Jimin tuvo que levantarse. Le ordenó a Byron que se quedara quieto en su sitio, pues solo tardaría un minuto mientras le dio un vistazo rápido a Jungkook que se quedó profundamente dormido, lo sabía por la forma regular en la cual respiraba y a parte emitía espantosos ronquidos, -que por cierto, temía que atrajeran a los engendros hacia ellos-.

Siendo lo más rápido posible, se introdujo cuarenta metros en el interior del bosque, lo suficiente para tener su privacidad intacta y se apresuró en hacer sus necesidades sobre un arbusto mientras veía la fogata a la distancia, todo lo demás yacía sumergido en las penumbras y la oscuridad significaba peligro. Jimin jamás había acampado en un bosque, no distinguía sonidos ni olores peligrosos. Escuchaba los grillos detrás suyo, pero también algo más.

Ansioso, Jimin miró por encima de su hombro y se estremeció al sentir que una presencia lo vigilaba... Pero no podía ver nada.

No se tardó ni cinco minutos, subió su cremallera velozmente cuando una rama se quebró detrás suyo y su mundo entero se detuvo.

Algo estaba justo detrás del cuerpo helado de Jimin y por desgracia, no era un infectado. Unos dedos ásperos se enroscaron alrededor de su barbilla desde atrás y luego un brazo lo atrajo hacia el cuerpo enorme. El castaño se paralizó por el miedo de tener una pistola fría apretando contra su sien al mismo tiempo que una respiración pesada con olor a alcohol detrás de su nuca, provocando que sus vellos se erizaran.

—No te muevas o te vuelo los sesos —susurró justo contra su oído y el castaño sintió pánico al reconocer al hombre de la fogata, anticipando sus depravadas intenciones —. Así es, quédate tranquilo. Si sabes lo que te conviene, vas a hacer todo lo que te diga, ¿entendiste?

Jimin se contrajo de la impresión, la impotencia y el asco cuando aquel hombre lo jalo por la cintura hasta que no quedo ni un centímetro entre ellos y comenzó a pasear su puerca mano sobre su vientre trazando un camino hacia más abajo. La mente de Jimin se quedó en blanco.

—Desde que te vi me pareciste exquisito...—en estado de trance, Jimin solamente pudo temblar cuando el hombre comenzó a excitarse cuando lo apretó y respiró pesadamente detrás suyo —. Pero todo el tiempo tenías a Jeon junto a ti. No te preocupes que no se va a enterar sino le dices —dijo en una clara burla hacia aquel—. En verdad espero que no te haya probado todavía — intentó besarlo detrás de la oreja y luego, por el cuello.

Los ojos avellanas y acuosos de Jimin se abrieron de golpe cuando el hombre manoseo su piel directamente y una bomba expansiva de emociones viajo a través de su cuerpo haciéndolo reaccionar, ser consciente de lo que este desgraciado estaba haciendo. Jimin se sacudió con toda su fuerza y coraje bajo el agarre del hombre que fácilmente pesaba el doble que él además de que estaba bien alimentado.

Había llegado el momento que más había temido que sucediera y no dejaría que sucediera.

Sus manos arrojaron manotazos y sus piernas patadas, provocando que el hombre gruñera cuando le tiró la pistola en alguna parte del suelo.

No podía asesinarlo porque necesitaban de Jimin para completar el trabajo de Dakho, se estaría poniendo la soga al cuello a sí mismo. Su pistola no era más que una vil amenaza vacía.

El hombre terminó por taclearlo y ambos azotaron contra el suelo tierroso que levantó una capa de polvo. El castaño gimió de dolor por el golpe pero siguió luchando, forcejeando totalmente desesperado ahora que estaba enjaulado debajo de este hombre con sobrepeso que lo mantenía inmovilizado.

En medio de su desesperación al no poder sacárselo de encima, Jimin pidió ayuda emitiendo un débil silbido entre sus labios, no obstante, la mano del hombre viajo rápidamente a cubrir su boca —. Cállate, nadie va ayudarte. Los únicos que van a oírte son los infectados.

Sin embargo, el castaño siguió removiéndose cada vez más furioso, completamente enloquecido. Jimin seguía siendo un hombre que tenía la suficiente fuerza al menos para dar pelea y no quedarse quieto, impidiéndole a esta escoria humana hacer lo que quisiera con él.

Encolerizado, el hombre frunció el ceño y miró a Jimin con odio por el alboroto que estaba haciendo y no podía someterlo en su totalidad.

—No necesito que estés despierto —sentenció y las enormes manos se arrojaron directamente a su garganta para obstruirle la respiración.

Jimin colocó sus manos sobre los antebrazos contrarios intentando quitarlos de su cuello, enterró sus uñas hasta el fondo y saco sangre de la piel, pero no era suficiente. Cuando el oxígeno dejaba de llegar a su cerebro sus sentidos se empezaron a nublar y pensó que había sido el final para él. Al final había sido otra victima que no pudo salvarse.

El entorno se volvió confuso, sin embargo, de repente Jimin miró como el hombre hizo una mueca extraña. El peso sobre él se sintió más ligero y las manos que lo estaban ahorcando desaparecieron.

—Maldito perro pulgoso—el hombre se enderezó sobre Jimin, luchando contra el rottweiler que tenía la mandíbula trabada en su antebrazo y lo sacudía en el hocico con frenesí para quitárselo de encima al chico.

En un último arranque de lucidez Jimin tomo una inhalación endeble y reunió la fuerza suficiente para contraatacar. Levanto su rodilla directamente hacia la ingle del hombre que se desplomó con un gemido de dolor. Con ayuda del animal enfurecido que lanzaba mordidas letales a cualquier parte que alcanzaba incluida la cara del hombre, Jimin se lo saco totalmente de encima antes de que pueda recuperar su rumbo gateando por el suelo, buscando la pistola que se había caído en algún lugar.

A unos metros, Jimin encontró el objeto negro sobre el suelo y lo tomó en sus manos temblorosas antes de ponerse difícilmente de pie.

El hombre volvió a gemir de dolor cuando logró aventar al perro de un golpe y se cubrió el mordisco que tenía en el rostro de donde comenzó a brotar un chorro de sangre. Byron se puso delante de Jimin, gruñendo fieramente mientras le mostraba los incisivos afilados de los cuales goteaba aquel líquido rojo.

—¡No te muevas o disparo, asqueroso bastardo! —lo amenazo Jimin, apuntando a la cabeza.

Chen se recompuso y todavía tuvo el descaro de reírse pese a sus heridas fatales.

—No es lo mismo asesinar mordedores que humanos. ¿En verdad tendrás el valor de disparar mientras ves como el alma sale de mi cuerpo? —dijo observando la pistola que apuntaba a su cuerpo sin miedo alguno, subestimando completamente a Jimin que tenía una expresión de miedo a pesar de ser él quien tenía el arma en su mano temblorosa —. Este nuevo mundo no está hecho para cobardes. Un verdadero hombre tendría el valor de hacerlo, a un niño le tiembla la mano y olvida quitarle el seguro — señaló con el mentón.

La mano de Jimin temblaba exageradamente sin poder enfocar bien hacia su objetivo y siquiera se había dado cuenta que no quitó el seguro. Había asesinado muchos engendros, al principio le costó trabajo, pero eran muertos, monstruos. Jamás había pasado por su cabeza asesinar a una persona aunque indudablemente esta lo merecía.

—No vas a hacerlo—aseguró el hombre, poniendo su mano en la parte trasera de su pantalón para sacar su arma escondida.

—Él no, pero yo si.

El rostro del hombre se deformó en una horrible mueca, sus ojos se pusieron blancos contrastando con la mancha rojiza que se fue esparciendo por su pecho. Dejó caer el cuchillo que tomó a escondidas de su pantalón y cayó de bruces sobre la tierra, gimiendo débilmente por la agonía.

Jimin parpadeo varias veces, regulando su respiración agitada y sus ojos impresionados viajaron hasta Jungkook que estaba parado entre los árboles con la pistola levantada. A diferencia suya, el pelinegro sostenía el arma con firmeza y rotunda determinación, no había duda o temblor en su mano, tampoco remordimiento en su rostro por asesinar a un hombre.

A Jungkook no le temblaba la mano, claro que no, jamás lo hacía, mucho menos ante una alma tan podrida como la de este hombre. Alguien que no merecía morir sin mínimo pagar con su sufrimiento físico los daños permanentes que había ocasionado, y solamente por esa razón no le dio en la cabeza. Eso le hubiera dado una muerte instantánea.

Jungkook avanzó hasta el hombre que se contraía por los espasmos que le había provocado la bala que seguramente perforó algún órgano y con su bota militar le dio la vuelta como si fuese un tronco infringiendo más dolor. El rostro de aquel entró en pánico al ver a Jungkook.

—Jeon... n-no es lo que parece—justificó con un doloroso gemido.

—Los violadores son los que más odio —Jungkook se puso en cuclillas frente a él solamente para decírselo en la cara. Quería golpearlo, pero se contuvo. Levantó su mirada por encima de su hombro para ver a Jimin que estaba en sus espaldas temblando por lo que estaba ocurriendo, aún con la pistola en su mano. Recogió el cuchillo del hombre que resplandecía por lo afilado que estaba y se lo extendió —. Termínalo.

—¿Q-qué? —interrogó Jimin con sus gestos abiertos.

—¿A cuántas personas crees que les ha hecho esto, Jimin? —preguntó él seriamente —. Fuiste afortunado. Algunas personas no lo fueron, pero puedes vengarlos. Piensa en todos aquellos que salvarías al matarlo ahora mismo. Escorias como esta no merecen tu piedad o remordimiento, así como él no la tuvo con sus víctimas. ¿En serio crees que merece seguir con vida?—lo acusó.

Con los ojos atiborrados de lágrimas por sus palabras crudas, pero totalmente reales, Jimin guió su propia pistola a la cabeza del hombre que le devolvió la mirada aterrada y balbuceo cuan arrepentido estaba. Estuvo a punto de violarlo e imagino a las pobres personas quienes no se habían salvado de sus garras, sintió tanta impotencia.

La presión era demasiada, aunque Jimin tenía el dedo sobre el gatillo no sabía que hacer. Tenía miedo de asesinar. No necesitaba dispararle para que muriera, esa herida en el tórax era mortal, no obstante, Jungkook quería ver si tenía el coraje de asesinar a alguien de corazón negro si la situación lo ameritaba.

—Yo no... no creo que pueda hacerlo—dijo con miedo en su voz—. S-solamente deja que muera desangrado aquí.

En pánico, Jimin comenzó a divagar, disparale o no hacerlo, no obstante, Jungkook no le dio tiempo de procesarlo demasiado, ya que de un movimiento rápido le rebanó la garganta al hombre que dejó de moverse casi inmediatamente.

—Le hice un favor a la sociedad —Jungkook se levantó mientras limpiaba con su propia ropa la sangre del cuchillo, sintiéndose interiormente complacido por el sentimiento de la dulce venganza.

—Dios mío, realmente está muerto. ¿Q-qué pasará con el cuerpo? Los demás lo sabrán, ¡nos van a matar!—exclamó con terror—No puede ser, no puede ser, no puede ser... ¿Qué vamos a hacer?—Jimin comenzando alterarse, caminó de un lado hacia otro, ya que habían asesinado a uno de los hombres del pelotón de Dakho.

Este era su fin, su cabeza comenzó a entrar en pánico y pensó en múltiples finales horribles para ellos a diferencia de Jungkook que estaba muy tranquilo e indiferente, incluso creyó escucharlo reír en medio de esta crisis. Seguía viendo fijamente el cuerpo inerte.

—No haremos nada. Es un simple hombre ebrio que se perdió en el bosque y fue comido por los infectados —relató tranquilamente y en ese preciso momento, se escucharon unas pisadas erráticas acercándose desde la oscuridad del bosque. Habían hecho mucho ruido por todo el desenlace de la batalla, atrayendo a mínimo un infectado —. Buen, muchacho. Te daré otra lata de atún — Jungkook sonrió de soslayo al ver al perro lamerse los restos de sangre de los bigotes y después fue a frotarse contra su pierna.

Jungkook caminó de vuelta a la fogata, alejándose del cadáver y del errante que unos momentos después emergió de la oscuridad y se abalanzó sobre el olor de la sangre para alimentarse del hombre muerto.

El pelinegro no miró atrás, esperando a que Jimin lo siguiera, sin embargo, no fue así... 

[...]

Ժ


Hola, les traigo un nuevo capítulo. Me apresuré para dárselos un sábado por la noche mientras tanto yo me voy de fiesta jaja.

Y Jungkook nomas no aparecía jaja. El detrás de esta escena fue Byron despertando a Jungkook para que supiera lo que estaba pasando.

Una cosa que quiero decir es que a mi no me agrada la idea de que Jimin y Jungkook se enamoren por las circunstancias (es decir porque ya no tienen más opciones en el apocalipsis y esto fue lo que se dio, como si fueran las sobras) sino porque realmente se fueron enamorando el uno del otro, muy lento, pero si.

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