Capítulo 9.
Había sido un día bastante bueno, al menos bajo mi perspectiva. Pude hablar con Millie casi todo el día y le devolví uno de sus libros.
Quizá no presté mucha atención a clase gracias a ella, ya que decidió tomar asiento a mi lado y seguir haciéndome preguntas durante toda la clase.
No me quejaba mucho pero mis calificaciones no eran del todo buenas actualmente, cosa que debería mejorar antes de perder el año.
Suspiré recostandome en el sofá de la sala. No tenía muchas ganas de caminar a mi habitación, solo eran unos cuantos escalones pero estaba cansada. Cerré los ojos en cuanto encontré una buena posición. No sabía si me estaba quedando dormida o era otra alucinación más. El olor a humo invadió mis fosas nasales. Fruncí el ceño confundida. Nadie en esta casa fumaba, ni siquiera usábamos encendedores.
Fue ahí cuando me di cuenta.
-¡Mierda la pizza!- Me levanté de inmediato y corrí a la cocina, que efectivamente, en cualquier momento se incendiaba. -¡No! ¡No!- abrí el horno y todo el humo me golpeó en el rostro. -Mierda.- tomé el guante de cocina y saqué la pizza intentando no quemarme. -Ouch, quema quema.- Chillé casi lanzando la pizza a la mesa. Apagué el horno y lo dejé abierto para que el humo saliera por completo.
-¿Sadie?- Pegué un brinco y giré de inmediato.
-Caleb.- Reí nerviosa. Mi hermano no sale de su habitación muy seguido después del accidente.
-¿Qué pasó?
-Ah... La pizza se hizo carbón.- Levantó una ceja. -Y casi quemo la casa.- Soltó un suspiro y se dió la vuelta.
-Ten cuidado con eso.- Asentí con la cabeza aunque no me veía. -Y mejor pide una pizza en lugar de hacerlas, evitamos accidentes.- Lo miré, se detuvo antes de subir la rampa.
-Perdón.- Murmuré.
-Con palabras no vas a solucionar nada.- Carraspeo. -Dile a Mitchell que me lleve la cena hoy.
-Yo puedo hacerlo...- Giró la silla de ruedas para verme.
-No quiero que lo hagas.
-Sigues odiandome.- Dije inconscientemente.
-Me dejaste sin futuro. ¿Qué querías? ¿Que te abrace y te dé besitos?- Aparté la vista. No debí siquiera hablarle.
-No.
-Entonces no digas estupideces.- No dijimos nada más y simplemente subió por la rampa.
Me dí la vuelta y miré la pizza que mejor dicho era carbón.
-Maldita mierda.- Susurré.
-Mamá dice que esa palabra es mala.- Escuché la voz de mi hermana menor atrás de mí.
-Ouh, es que son palabras de adulto.- La miré con una sonrisa. Ladeó su rostro confundida.
-No eres un adulto.- Reí.
-Soy más adulto que tú.- Lo pensó por unos segundos y asintió. Suspiré y cerré el horno, finalmente se había ido el olor a humo.
-¿Cocinaste algo?- Tomé la pizza carbón y la tiré a la basura.
-Se quemó.- Inhaló aire exageradamente mostrando sorpresa.
-¿La pizza?- Hizo un puchero. Ay no, ojalá no llore.
-La pizza.- Me miró con mucha tristeza. -Pero llamaré a la pizzería y compraré una, ¿te parece?- Sonrió con amplitud.
-Me parece.
-Ve a jugar o algo, en lo que la pido y llega.- Asintió emocionada y salió corriendo a su habitación. Suspiré aliviada.
Tomé mi celular y miré la pantalla con una mueca. ¿Cómo se pedían las pizzas?. Sobé mi frente y me quejé por lo bajo. Abrí el chat con Maya y escribí "May, puedes pedir una pizza? Casi quemo la casa, beso<3". ¿Era mucha honestidad? No importaba. Envié en mensaje y volví al sofá a tirarme una vez más.
Mi teléfono sonó y yo miré la pestaña de notificaciones. Reí al leer el mensaje.
"May: Te piensas que sé pedir pizzas?"
Abrí el chat de nuevo y escribí.
"Eres el adulto responsable de esta casa."
"May: Adulto soy, responsable jamás."
Volví a reír.
"Solo trae la pizza y cena con nosotros."
"May: Ahí cambia la cosa, llegaré en una hora. Besos zanahoria homosexual🖕🧡"
Sonreí. En un futuro me veía a mí y a Sophia acabando como esta señora de 21 años sin responsabilidades encima.
"También te amo, anciana🖕❤️"
Apagué el celular y dejé en el mesón frente al sofá.
Miré el techo con una mueca, ¿por qué tenía que ser color blanco? Odiaba ese color.
[...]
25/03/2019
No había un color que odiase más que el blanco, era tan simple y tan desesperante. Y quizá mi odio sale gracias al hospital en donde me encontraba.
Maya seguía dormida junto a mí. Sostenía mi mano, asegurandose de que yo no me levantara, o eso intentaba.
Durante una hora fui moviendo mi mano con lentitud, sacándola poco a poco de su agarre. Cuando pude sacarla por completo, me moví lentamente en la cama. Dolía. Dolía como la mierda, estaba en muy mal estado, pero no pensaba rendirme ante esto. Quería ver a Millie.
-Mierda...- Susurré levantándome con cuidado. Retiré todas las agujas y líquidos que me tenían encima. -Millie..- Susurré comenzando a caminar.
Salí de la habitación intentando que nadie me viese. Sabía que la habitación de Millie estaba cerca, había escuchado el número gracias a unos enfermeros.
-Habitación 32..- Dije para mí misma caminando por el pasillo, leyendo todos los números. 28, 29, 30, 31.
Y ahí estaba. Miré por la ventana de la puerta y sentí un gran dolor en el pecho.
-Millie...- Entré a la habitación, afortunadamente no había nadie. -Millie soy yo...- Me senté a su lado tomando su mano. -¿Puedes escucharme?- Susurré. -Si me escuchas... Yo... Perdóname.- Acaricié su mano cerrando los ojos. -Dije e hice cosas que no debí hacer.- Suspiré. -Y sé que me odias, y no te culpo por hacerlo.- Abrí los ojos de nuevo. -Solo quiero que me perdones, por arruinar tu vida en lugar de arreglarla, como lo había prometido.- Susurré. -Por favor despierta.- No aguanté mucho más y sollocé. -Por favor...
Sin previo aviso, sin siquiera verlo como una posibilidad, sentí un ligero apretón en mi mano. Guié mi vista a nuestras manos.
-¿Millie?- Volvió a aferrar su agarre. Sonreí inconscientemente mirándola. -Lo lamento.- Susurré. -Prometo hacer lo posible para mejorar esto, lo juro.
-Sadie, ¿qué haces aquí?- Giré hacia la puerta. La hermana de Millie está ahí. -Tienes que irte.
-Déjame quedarme un poco, por favor.- Negó de inmediato.
-Mis padres vienen en camino, y si te ven aquí cambiarán de hospital a Millie y no creo que la vuelvas a ver.- Aparte la vista. -Vete ya.- Tragué saliva. -Sadie vete o tendré que sacarte yo.- Solté la mano de Millie y me levanté como pude. -Apúrate.
Caminé hacia la salida. No sin antes, mirar por última vez a Millie.
-¿Me dejarías verla luego?
-Si mis padres se van, si.- Asentí.
-¿Irás por mí?- Suspiró fastidiada.
-Iré, pero ahora vete.- La miré y sonreí.
-Gracias.- No esperé más respuesta y volví a mi habitación.
Al entrar, me esperaba una Maya molesta con los brazos cruzados, nunca había visto tanta seriedad en su rostro.
-Eres tan malditamente necia.
Sonrió de lado. Me esperaba un gran regaño.
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Hey!
Gente bonita gente hermosa:)
¿Qué les parece?:D
1/4
•Recomendaciones al final del maratón•
By: Muffinisaurus_Rex8
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