Capítulo 7.
Millie venía a mi casa. Venía por información, quería saber más sobre ella, y yo era como su guía ahora. Pero los nervios me estaban carcomiendo, no quería decir nada que hiciera que sus recuerdos llegaran de golpe.
Revisé más de diez veces mi habitación para asegurarme de que no hubiese ni una sola foto de ambas siendo pareja. No quería que lo supiera aún.
-Oye relájate un poco.- Dijo Maya, que estaba tirada en mi sofá. -Todo saldrá bien.
-¿Quién me asegura eso?- Me senté en mi cama aún más nerviosa.
-Yo te lo aseguro, estaré abajo y les prepararé algo así tenga que noquear a tu mamá para que me deje cocinar.- Levanté una ceja. -O se lo pido amablemente.- Se levantó del sofá.
-No sé si sea buena idea que venga, ¿y si le digo que mejor no?
-Pues sería demasiado tarde porque está afuera.- Rió asomándose por la ventana. Casi me quedo sin aire.
-No puede ser...- Susurré. Estaba muerta o casi muerta.
-Tranquila, solo háblale de ella misma no de ustedes, dile cosas que ella haya logrado y no metas tanto su amistad o su relación.- Asentí levemente. Caminó hacia mí y sonrió. -Suerte zanahoria.- Me dió una leve palmada en la cabeza y salió del cuarto tranquilamente. -Le diré que pase, así que prepárate.- Dijo bajando las escaleras.
Acomodé mi cabello y me senté con más decencia. ¿Qué iba a decirle primero? Ni siquiera sabía cómo saludarla. Los nervios eran peores que cuando fue nuestra primera cita. No estaba preparada para esto.
-¿Hola?- Por un momento el alma se me fue del cuerpo. Miré hacia la puerta y ahí estaba ella, con su característica sudadera que era dos tallas más grandes que la que necesita. Lo cuál me hace pensar que sigue teniendo las cicatrices y no le gusta mostrarlas.
-Hey.- Dije en cuanto tuve valor. -Pasa por favor.- Sonrió con cierta emoción. -Si quieres sentarte en el sofá...- Asintió sin más tomando asiento, estábamos de frente solo que a una buena distancia.
-¿Con qué empezarás?- Tomé aire.
-No sé con qué empezar la verdad.- Reí un tanto nerviosa. -Déjame pensar...- Sonrió de nuevo.
-Puedes empezar diciéndome cómo nos conocimos. Es decir, quiero saber de mí pero también me interesa saber como éramos.- Reí.
-Nos conocimos en preescolar, tú no hablabas mucho y siempre estabas al fondo de la clase en un rincón.- Miré un punto fijo. -Los chicos de la clase me molestaban muy seguido por lo que no tenía amigos.- Sonreí. -Un día pensé; hey, ¿por qué no me hago amiga de la niña que nunca habla?- Rió mirándome atentamente. -Simplemente fui a hablarte.
-¿Qué te dije?
-Bueno...
-¡Hola! Soy Sadie, ¿quieres ser mi amiga?- Preguntó la pelirroja extendiendo su mano.
La castaña miró los ojos de la pelirroja y negó lentamente.
-Al principio dijiste que no.- Reí. -Hasta lloraste asustada porque te hablé.
-En serio era tan mala socializando...- Asentí y ella rió.
-Volví a intentarlo el día siguiente, pero ahora llevaba una paleta para convencerte.
-¿Eso no es soborno?- Reí.
-Hola...- Saludó la pelirroja en un tono tranquilo y manteniendo distancia entre ella y la castaña. -Perdón por hacerte llorar ayer, te traje una paleta.- Dijo dejando la paleta con cuidado en su mesa. -No quería asustarte...- Murmuró.
-Podría decirse que si lo fue...
-Te perdono, por la paleta.- La pecosa sonrió. -Y... Quizá si podemos ser amigas.- Su sonrisa creció aún más.
-Porque aceptaste ser mi amiga luego de eso.- Sonrió.
-¿Cómo era? ¿Yo, cómo era yo?
-Al principio tú eras la callada y yo era la que te arrastraba a hacer las travesuras.- Suspiré. -Pero hubo un verano en el que tuve que viajar, estuvimos lejos por dos meses. Y para cuando volví, parecía que habían pasado tres años.- Reí. -Ahora eras tú la que me llevaba a hacer cosas malas.- Rió pasando una mano por su cabello.
-Creo que éramos muy buen equipo.
-Si lo éramos, una vez lanzamos a Maya a una piscina, y teníamos como diez años.- Reí.
-¿Maya es la rubia que abrió la puerta?- Asentí. -¿Es familiar tuyo?
-Era mi niñera, y como siempre estabas conmigo, digamos que era nuestra niñera.- Sonrió.
-¿Me dejaban visitarte seguido?
-Todos los días estabas aquí.
-¿Por qué nos alejaron después del accidente?- Hice una mueca. Quizá puedo decirle la verdad a medias.
-Empecé a salir mucho, a fiestas y a beber en general, aunque era menor de edad. Y tus padres comenzaron a verme como una mala influencia... Entonces aprovecharon el accidente para alejarte.- Su rostro se tornó triste. -¿Recordaste algo?- Negó.
-¿Cómo fue para ti el accidente? Es decir, ¿en dónde estabas cuando pasó y cómo te enteraste?- Estaba justo a tu lado... Suspiré.
-Intento no recordar eso sinceramente.- Susurré.
-Necesito una ambulancia...- Dije en un hilo de voz sosteniendo el celular con la poca fuerza que me quedaba. Estaba a nada de desplomarme.
-¿Fue tan malo?- Susurró.
-Señorita manténgase despierta, la ambulancia va en camino.- Todo a mi alrededor daba vueltas. Evitaba mirar al auto junto a mí, si lo hacía probablemente me derrumbaría.
¿Por qué? ¿Por qué tuvo que ser así?
-Bastante, fue un tanto traumático verte en el hospital.
-¡Señorita debe volver a la camilla!
-¡Quiero verla! ¡Quiero ver cómo está!
-Me imagino que no debió ser fácil.- La miré.
-No lo fue.- Murmuré.
-¡Déjenme entrar!
-Fue tu culpa, tú le hiciste esto y lo vas a pagar.
-Lo lamento. Quizá estoy preguntando de más.- Se rascó la nuca. Sonreí levemente.
-No te preocupes, creo que es bueno que quieras saber las cosas.
-Pero no quiero que te sientas mal por decirme.- Me hacía sentir mal no poder decir toda la verdad. No sabe realmente nada de lo que pasó, ni siquiera sabe que el accidente no solo fue con ella, mi hermano también estaba ahí.
-No me siento mal, puedes preguntar, pero si yo no puedo responder no lo haré.- Asintió.
-¿Cómo sucedió?
-Siguiente pregunta.- Rió. -Eso lo desconozco, yo no estaba ahí.- Mentirosa.
-Entonces... Resuelveme una duda.
-Dime...
-¿Jacob y Joseph... Nada que ver conmigo o si?- Reí.
-No, en lo absoluto, no eran para nada tu gusto.- Siempre tuvo inclinación hacia las mujeres. Suspiró aliviada.
-Gracias, realmente me asqueaba pensarlo.
-Me pasaría lo mismo.- Reí.
-¿Quieres cambiar un poco el tema para relajar el momento?
-Me parece bien.- Sonreímos.
[...]
25/03/2019
El color excesivamente blanco de los hospitales era tan desesperante, el silencio que lo aborda y el simple sonido de los pasos fuera de las habitaciones era algo que no podía dejar de odiar.
Llevaba aquí menos de un día, esperando la hora de poder ver a Millie. El doctor me dijo que estaba bien y que no debía preocuparme, pero Maya me dijo la verdad y sé que es grave.
No podía dejar de culparme, yo iba conduciendo y era mi responsabilidad.
Tampoco tenía idea del estado de mi hermano, sé que el impacto había afectado directamente a sus piernas. Escuché al doctor decir que era probable que no volviese a caminar.
Junto a mí lograba escuchar una respiración, miré con lentitud, ya que el cuerpo me dolía demasiado. Una pequeña sonrisa salió de mis labios al ver a la rubia que me había cuidado casi toda la vida.
Estaba ahí a mi lado, tomando mi mano y haciéndome compañía.
No sabía que era lo que deparaba el futuro, pero lo único que podía pensar, era la manera de volver al principio.
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Hey!
Gente bonita! ¿Cómo se sienten el día de hoy?
¿Qué tal les pareció el capítulo?:D
¡Esperen al siguiente martes!
(Si tengo tiempo quizá pronto habrá maratón)
R e c o m e n d a c i o n e s u w u
-Tomar awita!
-No coman Maruchan 😢
-Sean patatas dinosaurios uwu
-Sean geis!
-Lean mis fics ahr
Sillie es real!
Y!
Sin más que decir: CHAO BYE!
By: Muffinisaurus_Rex8
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