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Capítulo 42.

[Nota: Capítulo con narración omnisciente]

Sophia Lillis. Bien conocida por sus amigos y familiares como una chica no tan ordinaria, con problemas no tan ordinarios. Las personas la perciben como un libro abierto, pensando que saben todo ella por lo expresiva que suele ser. Y si bien, ella suele contar ciertas partes de su vida, nunca demuestra por completo lo que es.

La verdadera Sophia (como ella se percibe), es un manojo de problemas y situaciones que ni siquiera ella puede controlar. Parte de ello, es lo confusa que suele sentirse en un estado de crisis. Por supuesto, hoy no era la excepción.

Algo que resaltaba de sí misma, es su manera de huir de los problemas que la afectan. Buscando una y mil alternativas para no tener que lidiar con ellos, siendo así, lidiaba con los problemas de los demás, a cambio de no presentarse atención.

Pero llegaba a este punto, este límite en su cabeza, donde sus problemas se desbordaban, donde ya no podía ignorarlos. Entonces, esa idea volvía a aparecer en su cabeza. <¿Por qué no intentarlo de nuevo?> se preguntaba a sí misma. No había nada que perder; eso creía al momento.

Después del pequeño escándalo por la mañana, huyó de clases, como mejor sabía. Para su buena (o mala) suerte, terminó encontrándose con la chica que siempre la retenía. Quien la tenía atada a la vida.

Una hora atrás, Chiara se había percatado de que la castaña teñida había olvidado su almuerzo en la cocina de su apartamento. Decidió llevárselo en cuanto terminase con sus asuntos pendientes. Casualmente salía del lugar cuando Sophia corría cerca de éste.

Y si bien, ella consideraba que el destino y la suerte siempre estaban de su lado. Justo hoy, superó los límites de éstos.

-¡Sophia!- Llamó su atención, tomándola del brazo, acción que frenó por completo la carrera de la castaña.

Observó a la pelinegra, sin poder gesticular una sola palabra. Sentía un fuerte dolor, sin embargo, no sabía dónde. Simplemente su mente le estaba jugando una mala broma, se estaba abrumando, la gente las observaba al pasar, y esto aumentaba sus nervios.

-¿Estás bien?, ¿qué haces fuera de la escuela tan temprano?. Recién entraste hace poco.- Deslizó su mano por el brazo de la castaña, hasta tomar la mano de ésta.

Sophia siguió observándola en silencio. Y cuando miró sus ojos se dió cuenta que la pelinegra sabía algo. Estaba sospechando sobre sus pensamientos. De inmediato soltó su mano, y corrió nuevamente, alejándose de Chiara. Quien en cuestión de segundos ya la perseguía.

Iniciaron una persecución por las calles, Chiara temía lo peor si la perdía de vista. Mientras Sophia se esforzaba por llegar a su destino primero que la pelinegra.

La castaña se adentró a un edificio, el lugar donde vivía momentáneamente con Chiara. Quien logró divisarla y apresuró el paso lo más que pudo. Tenía el tiempo contado y lo sabía a la perfección.

A pesar de haberse esforzado de una manera sobrehumana, no llegó a tiempo para subir al elevador. No lo pensó dos veces y siguió esforzándose subiendo por las escaleras lo más rápido que podía.

Su esfuerzo dió frutos, ya que llegó solo un par de segundos después de Sophia. Logró verla cerrar la puerta con velocidad. Rebuscó en sus bolsillos tratando de encontrar la llave. Estaba temblando, por lo cual le costaba mucho más.

Cuando finalmente la encontró, abrió la puerta rápidamente, y la cerró de la misma manera.

-¡Sophia!- Caminó por el apartamento, dando vueltas, buscando por todas partes. -¡Soph! Hablemos de esto por favor..- Habló, entrando a su habitación. -Por favor..- Suspiró intentando calmar su respiración. -Estoy aquí...- Dió un par de pasos acercándose al baño. -Vamos a solucionarlo.- Agregó tomando la perilla de la puerta. La giró lentamente. Pero fue en vano, tenía puesto el pestillo. -Déjame ayudarte.- Susurró recargando su frente en la puerta. Sus palabras fueron en vano, ya que no hubo respuesta.

Dentro del baño se encontraba la castaña, mirándose fijamente al espejo. <¿Por qué no puedes ser fuerte?> se preguntaba. De vez en cuando bajaba la mirada a sus manos, donde tenía una mezcla de pastillas, variando entre analgésicos, ansiolíticos, rejantes musculares, entre otros medicamentos. Luchaba internamente por no hacerlo, no quería hacerlo de nuevo.

Miró la puerta de reojo y suspiró.

-Sophia.. por favor- escuchó un sollozo. -mantente con vida- cerró sus manos con fuerza, resistiendo lo más que podía. -te necesito..- dió un fuerte suspiro.

-Chiara..

-Te amo.

-Déjame ir..- volvió su vista al espejo. -no quiero seguir con esto..

-Haremos todo lo posible para arreglarlo, juro que me esforzaré más, por favor.. solo quédate.- nuevamente un sollozo salió de sus labios.

-Estoy intentando.. desde hace mucho tiempo.

La pelinegra dejó caer su cuerpo, hincándose frente la puerta.

-Sé que estás cansada- pasó saliva. -pero déjame ayudarte una vez más.

-¿Por qué sigues haciendo esto?- preguntó en un susurro. Acercándose poco a poco a la puerta. -¿por qué estás conmigo aún?.

-Ya te lo dije..- Susurró. -Te amo, y te necesito conmigo..

Pasó un minuto en completo silencio. Chiara suplicaba a cualquier entidad espiritual existente. Mientras Sophia miraba sus manos.

Con toda su fuerza de voluntad, la castaña abrió sus manos volteandolas lentamente, tirando todas las pastillas al suelo. Se recargó unos segundos en lavamanos, y finalmente, caminó hacia la puerta.

-Perdón.- Susurró abriendo ésta. La pelinegra levantó la vista.

-Está bien, cariño.- Se levantó lentamente y la observó con una mueca. -¿Puedo abrazarte?- la contraria asintió. Chiara pasó lentamente sus brazos sobre los hombros de ésta, abrazándola con el mayor cuidado posible. -Vamos a registrarnos un rato, ¿sí?- Nuevamente asintió.

No dijeron más y fueron directamente a la cama. La pelinegra hacía todo lo posible por expresar su apoyo a la contraria. Acariciaba su cabello y su cintura tan delicadamente, como si tuviese miedo de romperla.

-¿Te puedo preguntar algo?- Habló Chiara en un susurro.

-Dime.

-¿Ya consideraste mi propuesta de ir a terapia o..?- Preguntó, con cierto miedo en su voz.

-Lo he pensado- suspiró la castaña. -aceptaré, pero en cuanto consiga un trabajo te pagaré todas las sesiones.

-Sabes que no hace falta, yo puedo pagarlas sin nada a cambio.

-Solo iré si aceptas que te las pague.

-Soph..- La castaña la miró determinadamente. -Bien, haremos lo que tú pidas.

-Gracias.

-¿Qué quieres hacer ahora?.

-No lo sé..- Se reacomodó en su lugar acercándose más a la pelinegra. -Perderme un rato quizá.

-¿Perderte?.

-Alejarme de todo. Estar contigo y nada más, solo eso necesito.- Una sonrisa deslumbró el rostro de Chiara. -Solo necesito un poco de ti, un poco de tu amor y de tu paciencia.

-Tienes todo de mí.

-Chiara..

-¿Si?.

-También te amo.- Susurró, sintiendo la vergüenza apoderarse de sus mejillas.

-Yo.. yo, bueno yo..- Balbuceó la contraria, haciendo enrojecer más a Sophia, quien moría de ternura internamente. -Yo.. no te dejaré ir.

-Lo sé, y agradezco que no lo hagas.

-Estarás bien..

-Estaremos bien.


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Hey!

Bueno, bien dicen que hierba mala nunca muere 👁

¿Qué les parece?:)

1/2

By:Muffinisaurus_Rex8

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