Capítulo 28.
25/08/2020
Miré la habitación a lo largo de 20 minutos. Observaba una y otra vez, deseando con toda mi alma que nada de lo que pasó ayer fuese un sueño.
Me había pellizcado ya un par de veces, y efectivamente, no era un sueño. Sonreí con amplitud. Estaba entre los brazos de Millie, quien me aprisionaba con firmeza; no quería dejarme ir aparentemente.
No sabía cuánto tiempo habíamos pasado besándonos. Solo sé que hubo un momento en el que ambas caímos rendidas ante el sueño.
Estaba feliz de tenerla cerca de nuevo, había extrañado tanto su olor, su tacto y en general todo su ser. Besarla fue regresarme a la vida que había perdido. Cerré los ojos, me dejé llevar más que nada por su olor, realmente sentía una nostalgia al olerlo.
Me hundí tanto en mis pensamientos, que ni siquiera noté cuando Millie comenzó a acariciar mi cabello. Estaba despierta. Y probablemente no sabía que yo estaba despierta igual. Mantuve los ojos cerrados por unos segundos.
Sentí un ligero beso en mi frente, fue imposible para mí no sonreír. Abrí los ojos de inmediato, me separé un poco del abrazo y pude verla mejor. Sonreía a la par de mí.
-Buenos días, pelirroja.- Susurró. Recién despertaba, por lo que su voz sonaba ronca y sus ojos luchaban por mantenerse abiertos. Era una imágen que sería imposible sacar de mi cabeza por semanas.
-Buenos días, castaña.- Susurré de la misma forma, logrando sacarle una sonrisa aún más amplia.
-¿Cómo dormiste, cariño?- A esta chica le encantaba tomarme por sorpresa. Sentí el ligero rubor que cubría mis mejillas.
-De maravilla..- respondí intentando ignorar el hecho de que me llamó de tal forma.
-Me alegra, cariño.
-No me llames cariño..- Levantó ambas cejas. -Si me dices así, estaré a tus pies en menos de dos segundos. Y es muy temprano para poder besarte.- Rió ligeramente. Apartó un par de cabellos de mi rostro y sonrió.
-Nunca es demasiado temprano para los besos.
-No me he lavado los dientes.
-¿Eso importa?.
-Es higiene básica, castaña.- Rió de nuevo.
-Lo sé, solo que me comen las ganas de besarte.- He creado un monstruo de los besos.
-Tendrás que esperar..- Sonreí.
-No, tú tendrás que esperar.- Fruncí el ceño ligeramente. -Tengo que irme, Louis no me cubrirá por más horas, papá es muy insistente.- Asentí. Sabía de antemano que su padre no era una persona que se considere amable, mucho menos comprensivo, y si hablamos de empatía, él no entra en la conversación.
-Entiendo, puedo decirle a Maya que te lleve, así no caminas mucho.
-Me halagas, cariño.- Estaba segura de que lo hacía a propósito. -Pero negaré tu oferta, no quiero que sospechen que hablo contigo de nuevo. No estoy de acuerdo con que te lastimen, así que hay que mantenerlos lejos de esto.- Con cuidado volvió a besar mi frente.
-Los amores secretos son más...
-¿Sexys?.
-Iba a decir románticos, pero también son sexys.- Rió rodando los ojos.
-Muy bien, señorita romántica.- Sonrió separándose completamente de mí, sentándose en la cama. -Es hora de irme.- Murmuró, recogiendo su cabello en una coleta desarreglada.
-¿Por qué tan temprano?- Hice un puchero. Ella evadió la mirada y se puso de pie.
-Ya te dije, Louis no me cubrirá por siempre.- Suspiró. -Y tengo que inventar una buena excusa por faltar a clases.- Cierto, había olvidado la escuela.
-Es verdad, es muy tarde para ir- Tomé asiento en la cama. Me estiré un poco y la miré.
-Algo se me ocurrirá, no es la primera vez que rompo mi asistencia perfecta.- Rió.
-Eres una rebelde.- Sonrió mirándome. Finalmente terminé por levantarme de la cama, no por gusto, pero cuando mínimo podía acompañar a Millie a la puerta.
-En otra vida, una persona muy sabia me dijo que yo hago mis propias reglas.- Volví a sonreír, colocándome los zapatos.
-Suena a algo que yo diría.
-Eres como mi guía espiritual.- Reímos.
-Y para mis ojos, tú eres una musa.- Levanté la vista para mirarla. Mi sonrisa se amplió al notar su ligero sonrojo. Pocas veces se avergonzaba de mis halagos, usualmente era yo quien se avergonzaba.
-No diré nada al respecto.- Reí por lo bajo. Caminé hasta ella con una sonrisa.
-¿Tienes frío?- Asintió.
-Un poco.- Fui directo al clóset de la habitación. Aún tenía ropa en esta casa, en general habían muchísimas cosas mías aquí. -¿Qué haces?- Tomé una sudadera, para nada al azar.
-Evito que te enfermes, la lluvia dejó una mañana muy fría.- Giré para verla y le entregué la sudadera.
-¿Dodger?- Sonreí.
-Solías apodarme "Dodger", era algo que nunca terminé de entender, pero me parecía lindo y divertido.- Sonrió mirando la sudadera.
-Tenía mis razones...- Según lo que había googleado en ese tiempo, significaba holgazán, pero era cosa de Millie. Siempre terminaba dándole un sentido diferente a todo.
-Se supone que tú tienes una sudadera que dice "Jammie".- Me miró confundida. -Era mi apodo para ti.
-¿Por qué?.
-Tu corazón te lo dirá.- Rió.
-Tengo que hacer un poco de memoria entonces.- Asentí levemente.
-Cuidala- apunté la sudadera. -no la tengo escondida en vano.- Sonrió.
-Confía en mí.
-Con los ojos cerrados.
[...]
Unos minutos después, Millie y yo fuimos a la sala, no había rastros de Maya, así que supusimos que estaba dormida. Encaminé a la castaña hasta la puerta de salida. Tenía una sonrisa en su rostro, era su clásica sonrisa de niña pequeña en juguetería.
-Así que, este es nuestro adiós.- Dijo dramáticamente.
-Eso supongo...- Respondí de la misma manera.
-¿Nos vemos mañana?- Asentí entre risas.
-A tus órdenes, castaña.
Abrí la puerta de la casa. Millie caminó hasta salir, y yo no dejaba de enamorarme de su felicidad. Había hecho algo bien, y mejor aún, en inicio de semana.
-Nos vemos luego, pelirroja.- Colocó sus manos en mis mejillas, se inclinó un poco y dejó un pequeño beso sobre mis labios.
Fue poco, pero lo suficiente para hacerme sentir en las nubes de nuevo. Extrañaba tanto ese sentimiento.
-Hasta luego...- Susurré. Definitivamente había creado un monstruo de los besos. -Ve con cuidado, ¿si? Y cualquier cosa que pase, me avisas.- Asintió separándose por completo.
-Igual tú, lo que necesites, ya sabes cómo contactarme.- Guiñó caminando cada vez más lejos de mí.
Suspiré, como toda una adolescente enamorada sin remedio. Me dí media vuelta para entrar a casa. Lo que no me esperaba, era ver a Maya en pijama, viéndome fijamente.
-¿Entonces?- Preguntó colocando una mano en su cintura. -Exijo explicaciones.- Reí.
-No moleste ahorita, señora.- Cerré la puerta justo después de entrar.
-Pero cuéntame el chisme, porque si no me cuentas te dejo sin comer.- La miré.
-Pasaron cosas.
-¿Qué cosas?.
-Todo quieres saber, verdad de Dios.- Suspiré fingiendo fastidio.
-Chamaca grosera..- Reí.
-Vamos a la cocina, me alimentas y yo te cuento todo.- Asintió no convencida al cien porciento.
-Solo porque me caes bien.
-Amanecí preguntona.
-La juventud de hoy, ya no respetan...- Ambas reímos. Seguimos nuestro camino hacia la cocina.
-Besé a Millie.- Solté de la nada.
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Hey!
¿Qué les parece?:)
Mi respuesta a la pregunta del capítulo anterior:
Considero el pasado como algo muy importante en nuestras vidas, el pasado es lo que nos construyó el presente y lo que nos construirá el futuro. Si un día amanecieramos sin recuerdos de nuestros pasados, no sabríamos ni por dónde empezar. Sin embargo, si borraran de nuestra vida nuestro presente, tendríamos el pasado para saber más de nosotrxs:).
No lo sé, ¿qué opinan ustedes? Todxs tenemos diferentes opiniones y a mí me parece completamente maravilloso. Somos humanos que pensamos de muchas maneras<3
2/3
By: Muffinisaurus_Rex8
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