8 meses después

Ha pasado tiempo desde que Selim anuncio que Selimiye Hatun estaba encinta; en ese lapso pasaron muchas cosas: Nurbanu intentó por todos los medios eliminar a Selimiye, pero siempre fallaba debido a la oportuna intervención de Safiye Hanim y Mahidevran Sultan. Sin embargo, eso no fue lo más impresionante que pasó.

Safiye y Murad se hicieron más cercanos, tanto que su relación se convirtió en algo más que tía y sobrino. Algo prohibido, pero eso a ellos no les importaba.

Safiye caminaba con apuro por los enormes jardínes del palacio, su criada de confianza cuidaba de que ninguna otra persona los viera; sería un desastre si eso pasaba.

—Safiye. —Una voz llamo en susurros a la joven pelirroja.

—¿Murad? —preguntó Safiye al aire, pero un agarre en su brazo la hizo esconderse en unos arbustos.

—Soy yo mi amor —dijo Murad mientras besaba suavemente los labios de Safiye.

Safiye sonrió. Le gustaba mucho la sensación que su príncipe provocaba, nadie nunca la había hecho sentir así. Ni siquiera Sokollu Paşa.

—Tengo miedo Murad —expresó Safiye Hanim—. Miedo de que nos descubran y algo malo pase.

—Nada pasará querida, yo te protegeré y de ser necesario, huiremos juntos.

En el corazón de la Hanim se instaló la esperanza, aquella que los haría arriesgarse por el todo o nada. Sin embargo, un ruido hizo que ambos volverán asustados y lo que vieron los dejo perplejos.

—Cihangir —dijo Safiye en un susurro.

El Şehzade Cihangir había escuchado todo, cada palabra había penetrado sus oídos.

—Hermana Safiye —murmurró el Şehzade.

—Dejame explicarte. —Pero Safiye ya no pudo seguir hablando debido que su hermano salió corriendo.

“Grandes tragedias se avecinan” pensó Aygül Hatun.

•°•°•°•

|Şehzade Cihangir|

Corrí hasta llegar a mis aposentos, tenía la respiración agitada, pero eso no lo era lo importante. No creía que mi hermana fuera capaz de cometer un acto tan vil como ese.

—¡Cihangir! —gritó Safiye mientras entraba a mis aposentos y cerraba la puerta tras de sí.

—¿Cómo pudiste...?

—Dejame explicarte hermano, por favor —suplicó Safiye. Le pedí que sentará a mi lado.

Un silencio incómodo rodeo a los presentes; ninguno se atrevía a tomar la palabra. Y así siguieron un largo rato hasta que el joven príncipe decido hablar primero.

—¿Sabes que pueden matarlos por eso? —le pregunté a Safiye.

—Lo se, pero... —Safiye tomó una gran bocanada de aire y agregó:— Yo lo amo, de eso no hay duda.

Otra vez quedamos en silencio, pero este no era uno incómodo.

Mire como mi hermana contenía las ganas de llorar, jamás la había visto así desde la muerte de Mustafa; desde ese día siempre se mostró fuerte, decidida. No iba a permitir que por una pequeñez ella sufriera.

—Tranquilo hermana —musité—, no diré nada. Sin embargo...

—¿Sin embargo qué?

—Quiero que me cuentes todo, absolutamente todo. —Ambos reímos de buena gana ante mi ocurrencia. Una risa que estaba cargada de felicidad, pero sobretodo de amor.

•°•°•°•

Fueron necesarios tan sólo ocho meses para que Selimiye Hatun diera a luz a un nuevo miembro de la dinastía otomana. Todos estaban felices debido que después de muchos años, Selim tenía un hijo varón.

—Tu nombre es Mehmed, tu nombre es Mehmed, tu nombre es Mehmed —susurró Safiye al oído de su sobrino recién nacido—. Que lancen 7 cañonazos por el nacimiento del Şehzade Mehmed, y no olviden mencionar a su madre: Selimiye Kadin.

Nurbanu miró con furia a la madre y su hijo, ahora ambas tenían la misma posición. Su poder era el mismo. Pero lo que le intrigaba era el hecho de que el sultán no estuviera presente, que Safiye se atrevió a nombrar al niño.

—¿Por qué nombraste al niño tú, Safiye? —cuestionó Nurbanu.

—Mi hermano está ocupado y me pidió que le diera un nombre —respondió Safiye con fastidio mientras me entregaba el niño a su madre.

“Pobre Nurbanu, tu final está más cerca de lo que crees” pensó la Hanim con alegría.

✓Se que no es el mejor capítulo debido a la narración, pero aquí está.

✓Saquen sus teorías, ¿por qué creen que Selim no estuvo presente para nombrar a su hijo?