No se necesita tener sangre real para lograr grandes hazañas, basta con tener inteligencia y voluntad.

— No importa lo que diga la gente, tú eres mi hija — dijo el hombre besando la frente de la menor.

Ella, junto con sus hermanos, sufrieron el desprecio de quien debió protegerlos: su madre.

"Mehmet y Bayezid"

Los Şehzades favoritos de Hürrem Sultan.

— Haré prevalecer el legado de mi padre — dijo la chica de cabellos cobrizos y ojos azules.

"Mi nombre sera temido, amado y recordado"

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