#02
Es increíble que hace unos meses pensara que la vieja costumbre de hacerme sufrir aún no desaparecía... No sabía quien era ese hijo de puta que mató a mis agentes, ese calavera que ha osado a matar a Ivanov y Gonetti delante mía, pero juré sobre sus muertes que suplicaria que lo maté, oh si, no saldrán otras palabras de su boca que no sea la fría suplica de que acabe con sus sufrimiento, el frío arrepentimiento de lo que hizo sería lo único en lo que pensará, refugiándose así del tormento que le esperaba el día en que lo tuve delante mía... Ese día ¡Oh ese día! El día en donde ese calavera se pondrá de rodillas para suplicarle a todos los dioses que lo aguarden, ese día utilizaré todos los métodos de tortura que tantos años carga mi espalda.... o eso pensaba anteriormente.
Para colmo tengo que seguir aguantando a mis jefes, a los ratas supremos, que al enterarse de lo sucedido sintieron que tenían que enviarme a alguien para controlar la situación... ¡Vamos! Que solo quieren asegurarse de que las cosas no se me salgan de la manos, saben bien de lo que soy capas y eso les asusta. Y como no, siempre dando todos los datos sobre la persona... Puro sarcasmo claro, solo un nombre me han dado y es el de __ Klitka, supongo que ese es el nuevo nombre de mi niñera, solo espero no me joda este nuevo deseo de matanza. Que ingenuo nunca pensé que esa chica captara mi atención.
Aún recuerdo el primer encuentro como si hubiera pasado ayer
Volkov entró a mi despacho sacándome de mi nube de pensamientos con aquel acento que el tiene.
-Superintendente Conway, hay una dama en el lobby solicitandole.
-Tks, que fastidió
Ambos bajamos hasta el lobby, Volkov me indicó quien era la mujer, la observe a través de mis gafas oscuras y nunca antes la había visto en Los Santos, me olí que ya sabía de quien se trataba, mujer alta vestida con unos jeans oscuros, una camisa blanca cubierta por una chaqueta de cuero negra y pude ver a través de esta como bajo lleva una pistolera casi escondida, pero lo que más llamaba mi atención era aquella cicatriz atravesando su ojo y parte de la ceja derecha se notaba que fue una herida grave porque la iris de ese ojo era más clara que el ojo izquierdo.
-¿Que se le ofrece?- cuestione al ponerme delante de ella
La mujer me vio de arriba a abajo de una manera algo descarada, como solo ella es, notaba su aura sosegada como si realmente no le importara estar delante mía.
-Me han mandado a vigilar hombres que estuvieron en la guerra de Vietnam y a decir verdad eres el primero que veo que no le falta ninguna extremidad, así que deduzco que lo que te falta es la cabeza- sonrio irónica para luego tenderme su mano a modo de saludo- __ Klitka, llámame como gustes no me interesa mientras no seas un cólico
-Jack Conway- juntamos nuestras manos en un apretón- Pero debo de suponer que por tu poco tacto al momento de hablar, ya sabes quién soy y se el porque estás aquí.
Habíamos entrado a mi despacho, a solas, para hablar del tema que hizo que nuestros caminos se encontraran. Aún recuerdo los pensamientos que ella me traía, el misterio que la envolvía, aquellas posturas y maneras de comportarse que no te dejaban ver sus emociones o intenciones, tan fría como iceberg pero tan caliente como tarde en la playa y tan sarcásticamente irónica como solo ella es.
-Asi que sin archivos del asunto- En esos momentos me molestaba tanto su voz- Es realmente algo desorganizado y poco práctico a la hora de manejar estos casos, ahora deberás de relatarme todo lo sucedido haciendo que dependa de ti y perdiendo el tiempo de ambos
Todo en ella hacía que no dudará ni por un segundo que era otro perro más del estado como lo soy yo, ella quiso mostrarse así ante mi, quizás para que no desconfiara, entenderla es un enigma. Klitka esperaba que le entregara los archivos correspondientes del caso del calavera pero no tenía idea del como se manejaban las cosas por Los Santos.
-Claro, suena mucho más razonable hacer un absurdo papeleo de archivos que luego serán destruidos- le respondí
-Tienes razón, a nadie le importa la muerte de dos simples funcionarios públicos que pueden ser fácilmente reemplazados en un abrir y cerrar de ojos
-¡No hables así de mis agentes! No te dejaré faltarles el respeto a compañeros caídos
-Eres tú el que les falta el respeto al no hacer un simple papeleo y no me levante la voz, Conway, eso no hará que le obedezca, solo hace ver su falta de comportamiento
Me desquiciaba, lo admitiré, jugaba con mi paciencia y no me inspiraba confianza
-Bien, haré el papeleo que desea
-Me parece perfecto, pero no vine aquí a quedarme de brazos cruzados dependiendo de sus santicimos cojones
Y allí empezó todo, metia la nariz donde nadie le llamaba, no le costó demasiado ponerse al día en el caso, a decir verdad la rapidez en la cual movio todos los hilos era algo perturbador. Tan así que comenzo a llamar mi atención de manera abrumadora; ella era embriagadora si esa es la mejor manera de describirla en palabras, era como oler una nueva fragancia tan atractiva al olfato que quieres volver a sentir de nuevo aquel agradable aroma. Debo de admitir que al principio desconfiaba tanto de ella que llegaba a detestarle por el poco tacto que manejaba, por la eminente rebeldía y de desobediencia contra mi, por su extraña personalidad sosegada.
Pero al final poco a poco logró cautivarme...
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