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Día de descanso
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No tenía muy claro que había sucedido hace rato, su corazón estaba acelerado tal vez por la carrera realizada hace unos momentos atrás.
Estaba muy distraído ese día, así que sus pies se dirigían solos, siguiendo una ruta muy conocida por el, camino a casa.
Luego de muchas semanas de sesiones de fotos y más sesiones de fotos programadas junto con sus clases de esgrima, chino y piano; Adrien tenía un solo día libre. Bueno, por partes claro. Había terminado su única ocupación del día, esgrima.
Esperó unos momentos a que su guardaespaldas fuera a recogerlo después de despedirse de Kagami, por un momento pensó en llamar a Nino y planear jugar videojuegos en línea cuando llegara a casa.
Pero una llamativa idea alejó esos planes de su mente. Al girarse, miró directamente la panadería de los Dupaint-Cheng; para ser exactos, él balcón decorado que se encontraba en la cima de la panadería.
Una sonrisa apareció en sus labios y miró discretamente el anillo que descansaba en su mano.
——Ay no... Ya conozco esa mirada... —asomándose por el interior de su chaqueta, Plagg susurro cansado— ...no de nuevo...
—¡Le diré a Nathalie que me iré caminando a casa! —muestra una sonrisa, para luego correr dentro del establecimiento educativo.
Llegó hasta el baño de chicos y nombró las palabras para su transformación, fue bañado en una luz verde y al abrir sus ojos ya era ChatNoir.
Se había convertido en una costumbre visitar de vez en cuando a su amiga de coletas, quien lo recibía con sus galletas favoritas. Y en ese día libre, prefirió ir con ella.
—Creo que solo vienes aquí por las galletas. —Marinette levantó una de sus cejas al ver al héroe sentado en la barandilla del balcón con todo el estilo posible.
—Yo creo que una visita de este gato alegra tu día y por eso sigues entregándome galletas... —guiño su ojo con su usual humor.
Pasar tiempo con Marinette era algo que disfrutaba mucho, aunque ella se mostraba tan divertida con ChatNoir en cambio con Adrien era algo diferente. Y aún no sabía el por qué.
—Esto es raro... —una risa se escapó de los labios de Marinette.
—¿Porqué? —no pronunció bien la frase, estaba comiendo felizmente de esas galletas.
—Chat, si mis padres te ven sospecharan cosas. Y te recuerdo lo que sucedió con... —hizo una pausa— ya sabes.
—Tranquila, soy un gato. Y los gatos somos muy cuidadosos —tono misterioso— deberías saberlo... —pasa una de sus manos por su cabello, para luego apoyarla en una mesa donde se encontraba el plato de las galletas, haciéndolo caer de forma estruendosa— ¡!.
—¡Si! Muy cuidadoso —otra risa salió de ella al ver la expresión del chico.
Los dos se acercaron al mismo tiempo con la intención de ordenar las galletas esparcidas por el suelo del balcón.
—Admito que esto no fue oportuno... —susurro ChatNoir pero en un momento, en vez de tomar una galleta tomó la mano de la chica.
Levantaron su vista de inmediato y sus ojos se encontraron. Por un segundo Chat pensó que esos ojos azules le recordaban a alguien más, pero lo olvido al descubrir las pequeñas pecas en las mejillas de su compañera.
Y... ¿Qué sucedió después?.
El superhéroe se disculpó rápidamente y dió una excusa sobre hacer algo importante.
Ahora vagaba por los tejados de París y llegó a un Callejón, deshizo su transformación y le dio un trozo de queso a su Kwami.
—Es solo una amiga~ —Plagg susurro entre mordiscos desde el bolsillo interior de su chaqueta.
—Si... —Adrien mordió un poco sus labios. Y siguió su rumbo hacia su casa.
Esta vez algo era diferente.
Ya no solo se llevaba algunas galletas de chocolate, sino que también aún conservaba esa imagen de Marinette a tan solo veinte centímetros de su rostro.
Y no dejaba de repetir ese momento una y otra vez.
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—🎐) 649 palabras.
Día 10
¡Completado!
Psst... Está es la
continuación del
día 4...
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