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⊰⊹ฺ ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ 3 ⊰⊹ฺ

3 de mayo de 2018

Recorría las calles de camino al supermercado, sus manos iban dentro de los bolsillos de la sudadera y sus audífonos opacaban el ruido a su alrededor.

La tarde caía con un suave rayado de color naranja en el cielo, el amarillo del sol se ocultaba para dar la bienvenida a un nuevo día a la otra parte del mundo.

Como de costumbre, el supermercado tenía pocas personas en su interior. Cada una de ellas concentrada en los precios de sus productos favoritos y regulares.

Jungkook hizo un recuento de lo que compraría para ese día, los ingredientes que necesitaba para hacer un alimento decente y no, las comidas rápidas y sobres instantáneos.

Sería una cena un tanto especial.

Después de varios años, Taehyung regresaría.

¿Para quedarse?

No lo sabía.

Y sinceramente, tenía el miedo de preguntar.

Quería disfrutar de su regreso, porque en la despedida, en su mente se sembró la idea de que más nunca lo vería.

Por lo que, no quería cometer el error de enfocarse en la despedida, en los adiós o hasta luego. Quería enfocarse en lo verdaderamente importante.

Otro asunto que rondaba su mente, eran sus sentimientos hacia el menor.

Estos no habían cambiado mucho, pero, se habían ajustado a la modalidad de sus vidas.

A pesar de que Jungkook había intentado alejarse y distanciarse en cuanto a su amistad. Se torturaba pensando que fue un error decirle que aún le gustaba cuando se fue. Tal vez, Taehyung se impondría y presionaría por ello.

Salió con terceros, en espacio y tiempo.

No a través de una pantalla.

Se había aferrado a: las relaciones en línea no funcionan.

Cometiendo los errores en su andar y rutina, sin embargo, de eso se trata la vida ¿no?

Cometer errores y aprender de ellos.
A Jungkook le funcionó.

Le funcionó cometer errores para poder dar una lógica a sus sentimientos.

Ciertamente, las relaciones en línea no funcionan del todo. El gran impedimento, es que hay mucho a la deriva y de ello, depende el futuro.

Comenzó a pensar en un futuro personal, la persona en la que quería convertirse, en el trabajo que quería lograr, en todas esas metas que aún no había alcanzado.

Luego, pensaría en sus sentimientos y emociones. En una relación y pareja; para tenerla, debía tener estabilidad como persona. Tanto emocional como material.

Así, pasó los años, apreciando su crecimiento personal en muchas áreas, a la vez, que sus pensamientos maduraban conforme el tiempo.

Allí se dio cuenta, que no sólo él estaba haciendo su trabajo.

Había sido egoísta y presuntuoso al no haberse dado cuenta que Taehyung construía una nueva persona, consciente de sus fortalezas y debilidades, consciente del mundo y entorno que lo rodeaba, siendo totalmente dueño de sus decisiones y valiéndose por sí mismo.

Ambos estaban construyendo personas estables para un futuro.

Ambos se dieron cuenta de ello, pero, no soltaban algo acerca de esas emociones que surgían al hablar por llamadas o textos; de esos comentarios e indirectas que lanzaban con la esperanza de ser captados.

Ambos querían que sus sentimientos fueran reales y no on line.

Por ello, esperaban pacientemente el día de su reencuentro. Y este, había llegado más rápido de lo esperado.

De regreso a casa sus manos se aferraban con fuerza a las azas de las bolsas.

El vuelo de Taehyung llegaría en la madrugada y él estaría ahí para recogerlo.

Se repetía en su mente que sería algo sencillo, pero para su mente era todo menos sencillo ni nada relacionado a ello.

En otro lado, alguien no se encontraba mucho mejor.

Taehyung había preparado la maleta muchas horas antes de su vuelo. Su hermano bromeaba por lo nervioso que se encontraba.

Revisaba su teléfono repetidas veces contestando y esperando respuesta a sus mensajes. Una de esas respuestas le hizo sonreír.

Koo 🐰

Tal vez no es lo que esperas que diga, pero, estoy nervioso >.<

Tae

Me alegra saber que no soy el único.

Nunca le había gustado el café, pero ese día, fue como vitalidad a su ser.

Namjoon sonreía y negaba, a la vez que miraba a su novio de reojo, que también miraba a Taehyung enternecido.

La razón de sus nervios no tenía relación con un miedo a las alturas o a los aviones, tenía más relación con cierto chico que se robaba los suspiros del menor.

— Tae — el nombrado despegó su vista del teléfono y observó a su hermano — Es hora de irnos — señaló Namjoon el reloj.

— Claro — sonrió y avisó a Jungkook su salida al aeropuerto.

Se levantó del sofá y tomó su maleta.

— Déjame te ayudo — dijo Namjoon a lo que Tae negó.

— Estoy bien.

— Como tu hermano mayor quiero ayudar.

— No, Nam — sonrió — No te debes esforzar mucho, estás de reposo.

El mayor hizo un mohín en sus labios.

— No me voy a romper por rodar una maleta — Taehyung sonrió y pasó por su lado en dirección a la salida — Jin y tú me tratan como un bebé. Estoy bastante grande como para que me cuiden de esa forma.

— Vamos, amor. Deja el berrinche — sonrió Jin que venía detrás de él, cuidando sus espaldas.

Taehyung los miró de reojo sonriendo al ver como su hermano reprochaba por las palabras dichas por Jin.

Lo trataban como un bebé por instinto, era inevitable no preocuparse cuando se las había visto muy mal de salud.

Namjoon tenía una enfermedad en la piel llamada vitíligo, la enfermedad consiste en la muerte de la pigmentación de la piel lo que provocaba que manchas blancas irrumpieran en su tez morena. Gracias al tratamiento, algunas de ellas habían desaparecido, sin embargo, es una enfermedad que no tiene cura alguna.

Además de eso, su rótula se había descalcificado como consecuencia de un accidente cuando era un adolescente, por lo que ahora usaba prótesis, la cual, se había removido días atrás a causa de una caída.

Sus padres, lo abandonaron por imperfecto y enfermo. Sin embargo, Namjoon lo tenía a él y a una pareja que lo amaba tal y como era, le había enseñado a valorarse y a no menospreciarse por tener enfermedades en su cuerpo.

Gracias a Jin, Namjoon había salido adelante con respecto a sus sueños y metas. El chico era de mucha ayuda para la vida de su hermano.

Namjoon se sentía infinitamente agradecido por esa persona que tenía a su lado.

Así, como él se sentía agradecido por el apoyo que Jungkook le había dado desde antes de ser echado de casa.

Comprendía en parte los sentimientos que Namjoon sentía por Jin, porque él también los sentía por Jungkook, a pesar, de que sus situaciones como hermanos, fue diferente.

Tal como ese día, la operadora en el aeropuerto informó que su vuelo saldría.

Las lágrimas se acumularon en los orbes de Taehyung que se abalanzó a los brazos de su hermano agradeciéndole repetidas veces por el apoyo que le había mostrado.

— Ya deja de llorar o lloraré también — murmuró el mayor en su oído. Ambos se miraron a los ojos y Namjoon sonrió mostrándole sus hoyuelos — Estoy orgulloso de ti. Has crecido y has aprendido por ti mismo — acarició sus cabellos — Aún queda mucho camino por recorrer, pero, sé que puedes. No te rindas nunca, Taehyung.

Taehyung sonrió — Gracias — dijo para luego abrazarlo de nuevo — A ti también, Jin. Muchas gracias – jaló a su otro mayor para abrazarlo y terminar los tres en su común abrazo de oso — Por favor, cuida de Nam.

— Lo haré — sonrió el pelinegro mientras abrazaba a Nam.

—Y vuelven a tratarme como un niño — los tres rieron siendo nuevamente interrumpidos por la impaciente operadora.

Un nuevo abrazo los envolvió para finalmente, Taehyung dar la vuelta y enfrentar otros sentimientos similares y a la vez diferentes.

(…)

El frío entraba y se adueñaba de la habitación de Jungkook, quién daba vueltas en la cama, esperando la hora para buscar a Taehyung.

Sus planes de descansar para no hacer larga la espera y evitar que sus nervios lo consumieran, fueron burlados por los mismos nervios.

Se despertaba repentinamente con el pensamiento de que se le había pasado la hora, cuando revisaba el reloj, no habían pasado ni cinco minutos.

Suspiró y se levantó de la cama, sabía que no ganaría esa batalla contra sus nervios, por lo que se vistió y revisó toda su casa.

Varias veces revisó la habitación donde se quedaría Taehyung, le había adornado con algunas decoraciones que había comprado, detalles y dulces que esperaba, a Taehyung le gustaran.

No sabía mucho de detalles, pero, unos diez tutoriales le ayudaron a armar una idea de cómo quería que se viera la habitación.

Cuando finalmente estuvo arreglado, salió de casa y subió a su auto.

“Bien, Jungkook. Allá vamos, sin miedo” pensó aferrando sus manos al volante y arrancó.

Manejaba a baja velocidad mientras, disfrutaba de las casi vacías calles.

Era la primera vez que manejaba a las dos de la madrugada por las calles. Era muy diferente a la mañana, ajetreada de autos y con las personas caminando por la acera.

La música de fondo serenaba sus nervios y despejaba su mente, en el camino hacia el aeropuerto, lleno de luces y acompañado de una suave brisa.

El tiempo no fue contado para que viera algunos aviones cerca y también ver la estructura grande con el letrero que decía con claridad Aeropuerto.

Uno de seguridad le señaló un espacio libre para estacionarse. No dudó en hacerlo, apagó el auto y suspiró, revisó el teléfono dándose cuenta de que faltaba poco para que arribara el avión.

La música podía relajarlo un poco antes de bajar del auto, sentía que si lo hacía, no lograría colocar los pies en el pavimento sin caerse al suelo debido al temblor en sus piernas.

Se sentía estúpidamente feliz.

Estúpido por su reacción y feliz porque lo vería de nuevo.

El ritmo se colaba en sus huesos, la música disipó sus miedos y sonrió. Tal vez no estaba del todo preparado, pero, era ahora o nunca.

Dejó el reproductor de música encendido con poco volumen y dejó su zona de confort para adentrarse en la zona que pondría a prueba sus años de distancia.

De alguna manera, le alivió ver pocas personas en el aeropuerto. La cantidad de personas que viajaban en la madrugada eran bajas, preferían salir durante el día que madrugar, salvo, si el vuelo aterrizaba en horas de la madrugada.

Pudo apreciar personas con detalles en la mano, globos que decían: Bienvenido a casa, te extrañábamos, te queremos, y arreglos que, al parecer de Jungkook, eran un tanto extravagantes.

“Maldición, debí haber traído algo” pensó y rechistó. Su mirada barrió las tiendas y encontró una que provocó una mueca en su rostro “¿Será buena idea?” pensaba mientras se acercaba a los ramos de flores que yacían en las canastas “No sé cuáles flores le gustan” suspiró y se acercó observando y detallando los ramos.

Una tierna mujer castaña de unos cuarenta años vio la indecisión en los ojos del chico y sonrió.

— ¿Necesitas ayuda? — preguntó amablemente. Jungkook lo pensó y asintió.

— Sí, no estoy seguro de cuáles son sus flores favoritas y tampoco sé elegir ramos — sonrió avergonzado.

— No te preocupes, siempre hay una primera vez — la mujer guardó silencio un momento y preguntó — ¿Cómo es? — Jungkook ladeó su cabeza en señal de confusión, ella sonrió — La persona que le darás las flores.

Y Jungkook enmudeció…

¿Cómo era Taehyung?
Buena pregunta.

Ni siquiera él tenía la respuesta, aun así, pensó en lo que causaba Taehyung en él.

— Él me ayudó a cambiar — pronunció — Mi vida era monótona hasta que lo conocí en una exposición de arte y fue la obra más hermosa que vi en mi vida. Fue como el dicho de: iba buscando joyas y encontré oro — sonrió y miró a la dama — Así fue mi encuentro con él, iba buscando un cuadro que llamara mi atención, pero, encontré al mismísimo ángel encarnado en esa exposición — su mirada se enfocó en un ramo en particular.

Éste tenía varios girasoles pequeños acompañado de rosas blancas, justo en el centro de ellas, había una rosa color rosado.

— Justo pensaba en ese ramo — dijo la mujer.

— ¿De verdad? — preguntó emocionado.

Ella asintió — Pensé en ese chico como el girasol, radiante y dando color al campo, tal vez no le haga justicia a la descripción del chico — le sonrió provocando que Jungkook se sonrojara — Mientras hablabas de él, pude notar la sinceridad en tu voz y lo realmente agradecido que estás; representarías la rosa blanca, con la pureza de tus sentimientos — con su dedo señaló la rosa rosada en el centro — Ésta representaría el amor que se tienen, suave y bello, adorable y verdadero, ese que florece poco a poco y con la más buena de las intenciones.

— Usted cree que ¿él me quiera? — la mujer vio el destello en esos ojos, sinceros y esperanzados, sin poder evitarlo sonrió y asintió viendo más allá de él.

— Yo creo que sí, porque, no ha parado de llorar desde que llegó — señaló detrás de Jungkook quién rápidamente se volteó encontrándose con esa persona que se había esforzado en describir.

Su descripción había quedado muy corta para lo que veían sus ojos.

No esperó más y lo abrazó con fuerza sintiendo la calidez embriagar cada parte de su sistema, sintió los brazos aferrarse alrededor de su torso y los sollozos llegaron a sus oídos.

Taehyung escondía su rostro en el cuello ajeno, la maleta la había dejado tirada a un lado y se enfocó en escucharlo hablar.

Había sido la mejor bienvenida.

Su vuelo se había adelantado por inconvenientes en el avión y pensó en darle la sorpresa al mayor cuando llegara, pero, el sorprendido fue él.

¿Así pensaba Jungkook de él?

Porque él no creía haber ayudado a Jungkook, era más partidario a que Jungkook lo ayudó a él, a valorarse, a no tener miedo frente a las experiencias nuevas que tuviera en el futuro.

Gracias a su apoyo logró avanzar.

Aún en la distancia, el mayor desenvolvió un papel muy importante en su vida.

No importaba si alguien más los veía, si todos miraban la escena o todos les ignoraban. Lo que importaba era el momento que ambos estaban compartiendo. Años después volvían a abrazar al pilar que los sostuvo, al apoyo incondicional que tuvieron, aun sin conocerse del todo.

Ellos seguían abrazándose en su burbuja mientras, la mujer terminaba de agregar un detalle al ramo de flores.

Lo había percibido en la mirada de ese chico.

Probablemente era la primera vez que escuchaba esas palabras y se le notaba muy conmovido.

Acomodó el ramo en un papel brillante y un lazo blanco. Le añadió el toque final, ese detalle que faltaba como complemento lo notó en los ojos del chico castaño.

Sonrió enternecida y satisfecha "El ramo estaba listo" pensó.

Ambos jóvenes se miraban a los ojos sin saber que decirse, solo sonreían y se miraban el uno al otro con añoro y familiaridad.

La mujer detestaba la idea de tener que romper ese momento, y de verdad, no encontraba manera de llamar la atención de ambos chicos que se miraban directamente.

Agradeció internamente que el chico castaño la notara, así fue, como Jungkook se volteó hacia ella avergonzado por haberla ignorado.

— L-lo lamento — se disculpó con las mejillas sonrosadas — De verdad, no fue—

— Ssh — ella negó — No te disculpes — le sonrió dulcemente y le entregó el ramo. Jungkook lo pagó y se disculpó nuevamente — Hijo, no te disculpes, es más, gracias por haberme dado la oportunidad de hacer uno de los mejores ramos en estos años. Todos piden cualquier ramo, pero tú, pediste uno que simbolizara tu relación con ese joven.

Jungkook sonrió — Muchísimas gracias. Que tenga buen día.

Taehyung avergonzado también se despidió, había hecho un espectáculo en el aeropuerto y llamó la atención. Eso no era lo que había planeado en las horas de viaje.

— No sabía que flor te gustaba, discúlpame si no son de tu agrado, prometo comprarte unas que te gusten.

— Bromeas ¿cierto? — sonrió Taehyung — Son perfectas, Koo — acarició la mejilla contraria mientras tomaba el ramo en sus manos — Son hermosas — dijo sonrojado, recordando las palabras que había dicho el mayor.

Jungkook lo observó y luego al ramo notando, una flor que no había visto, ladeó su cabeza confundido “Esa no la había visto”

— Tae ¿me esperas un momento? — el menor lo miró y asintió — Ya regreso.

El menor observó curioso como Jungkook entraba de nuevo al aeropuerto.

Jungkook miró a los lados y visualizó el local de las flores.

— Disculpe — dijo y salió de nuevo la mujer que le sonrió — Discúlpeme el atrevimiento pero, esa flor amarilla del centro, no estaba antes en el ramo. Puede que haya sido una equivo—

—No lo fue — le interrumpió — Yo la coloqué allí, como un regalo, para complementar tu ramo.

Jungkook frunció las cejas — ¿Por qué? ¿Qué significa?

— Esa flor amarilla, se llama crisantemo y representa la eternidad — Jungkook se sorprendió — Me preguntaste si creía que ese chico te quería ¿cierto? — el pelinegro asintió — En sus ojos estaba la respuesta — levantó una rosa blanca y otra rosada — el amor de ambos es puro como el blanco y sincero como el rosado, si siguen así — tomó un crisantemo de la canasta — podrán perdurar por mucho tiempo e incluso, por la eternidad.

Jungkook observó las tres flores y a la mujer completamente sorprendido.

— Muchísimas gracias, de verdad.

— No, gracias a ti — le sonrió — Anda, te está esperando — le señaló la entrada, a lo que él asintió y se fue de nuevo a donde estaba Taehyung, que lo esperaba impaciente.

— ¿Todo bien? — Jungkook asintió.

— Más que bien — ambos sonrieron y se dirigieron al auto del mayor hablando del largo viaje de Taehyung y detalles que no podían dejar pasar por alto.

Había sido buena idea dejar el reproductor encendido, porque apenas Taehyung abrió la puerta, una melodía pegadiza lo hizo sonreír y consumió por completo los nervios de ambos.

Jungkook sonreía al verlo moverse de un lado a otro y cantar la canción a pulmón; él también se unió y cantó a la par con Taehyung.

Sin duda, se sentía muy feliz.

La canción terminó y extrañamente terminaron cansados.

— Me quedé sin aire — Taehyung apoyó a Jungkook en eso — Bueno, es hora de ir a casa, debes tener hambre ¿no? — justo cuando el pelinegro colocó las manos en el volante, Taehyung lo detuvo.

— Sí, pero antes, debo decirte algo — Jungkook lo observó fijamente.

— Está bien — alejó sus manos del volante sin dejar de mirarlo.

El sonrojo de Taehyung se extendió por sus pómulos.

— Me gustas — soltó avergonzado, más no dejó de mirar al mayor que se sorprendió por la repentina confesión — Me dijiste que te lo dijera cuando regresara y aquí estoy, de regreso y diciéndote que me gustas, Jungkook.

El mayor sonrió y se apoyó en el asiento.

— También me gustas, Tae. No sé si en algún momento dejaste de hacerlo, tal vez no te conozca del todo. Hay muchas cosas que no sé de ti pero, me gustas. No me importa nada más — entrelazó su mano con la contraria — Me gustas.

Taehyung se sonrojó aún más — Quiero que me conozcas, Koo. Empezar de cero de algún modo, tener citas y… dialogar como lo hacíamos on line — dijo desviando la mirada.

— Bien, empecemos de cero — Jungkook extendió su mano y sonrió — Mucho gusto, mi nombre es Jeon Jungkook ¿y el tuyo, precioso? — Taehyung fue hablar pero Jungkook lo interrumpió — No, déjame adivinar. Tienes un nombre tallado por los mismísimos dioses.

Taehyung rió y con todo el razonamiento del mundo, tomó entre sus manos el rostro de Jungkook y se acercó a sus labios depositando un casto beso en ellos.

Jungkook se sorprendió y sonrió pícaramente.

— ¿Y esa sonrisa? — preguntó Tae.

— Eso no es empezar de cero — reprochó Jungkook.

— Si no te gusta, puedes devolvérmelo — y más rápido que lo que canta un gallo, sus labios estaban unidos de nuevo en un beso más largo y tierno.

Sí, habían fundamentado una relación en línea y probablemente, no fuera lo más sensato posible. Aun así, ambos estaban tomando una decisión, se habían dado cuenta que no era algo momentáneo, no eran meramente emocionales al respecto.

Eran personas estables, que conocían y estaban dispuestos a dar más para que perdurara lo que inició en esa exposición de arte, porque ambos, se involucraban en el futuro.

Juntos.

END

ᴍᴜᴄʜᴀs ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴘᴏʀ ʟᴇᴇʀ, ɢʀᴀᴄɪᴀs ᴘᴏʀ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ.

ᴇsᴘᴇʀᴏ ʟᴇs ʜᴀʏᴀ ɢᴜsᴛᴀᴅᴏ ʏ ʜᴀʏᴀɴ ᴅɪsғʀᴜᴛᴀᴅᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ʟᴇᴄᴛᴜʀᴀ.

ᴄᴜɪ́ᴅᴇɴsᴇ ᴍᴜᴄʜᴏ. ♡
ɴᴏs ʟᴇᴇᴍᴏs ᴘʀᴏɴᴛᴏ 🌻

ᵍᵉᵍᵉ

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