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🐥 006 🐿


— ¿Ojitos celestes?.- susurró Chae hacía la mesa del alfa por quinta vez consecutiva, y que por cierto, se encontraba en la segunda planta. Lisa le observó un buen tiempo, realmente no sabía que ocurría o pasaba por la mente de su mejor amiga hasta que vio de reojo varias veces en dirección al alfa rubio.

— ¿Te encuentras bien?.- fue lo único que se le ocurrió preguntar, pues la omega de ojos miel asintió apenas. Lisa podía deducir que se encontraba así por la ignorancia que Park Jimin le dio. Pues, desde que llegaron, este mostró indiferencia e hizo como si aquel contacto visual no hubiera significado nada. — ¿No piensas dejar de mirarlo?.- comentó.

Chae negó sonriendo o un intento de ello. — Es que...- mordió su labio e hizo una mueca. — Se ve tan guapo...- suspiró como una tonta enamorada. Ahora tenía claro que Park Jimin era su pareja de destino, ella y su lobita reaccionaron igual de emocionadas.

— Creo señorita Park, que su joven príncipe no viene solito.- Lisa le interrumpió su navegar de sueños, la pelirroja frunció su ceño y miró de nuevo al alfa. Y tenía razón, en cuestión de minutos una mujer se encontraba abrazando a Jimin de manera peligrosa para ella, y claro, él tampoco se quedó atrás cuando posó sus manos en la cintura de la misma, sonriéndole coquetamente.

La sangre hirvio en el interior de la omega. Apretó la servilleta y sus labios formaron una línea recta con claras intenciones de asesinar a esa intrusa que se estaba comportando como una cualquiera con su ojitos celestes. Involutarimente se levantó del asiento pero Lisa logró reaccionar a tiempo para detenerla. Chae paró en seco, dándose cuenta de lo que estuvo a punto de hacer. Supuso que fue su instinto de omega protectora, eso debió ser, de lo contrario, solo se hubiera echado a llorar en el baño.

Descubrió una nueva faceta que no conocía.

— Siéntate antes que él lo note.- susurró Lisa, Chae asintió volviendo a su asiento. Aclaró su voz y jugó breves segundos con su servilleta. — Vaya, tu loba si que tiene agallas y parece que tú también.- dijo bebiendo de su copa. La pelirroja mostró un lado que hasta ella desconocía, eso era interesante. — Dime, ¿qué planeaban hacerle a esa pobre mujer?.- preguntó curiosa.

Chae se encogió de hombros. — Ni yo lo sé.- respondió sin pretextos. — Aún así, tengo ganas de volcar mi copa en ese vestido carísimo.- bromeó.

— Esta no es Park Roseanne, ¿qué le has hecho a mi mejor amiga?.- mencionó asombrada por tales actitudes que nunca creyó ver de la omega pelirroja. La misma rió y comió de su rica cena. — ¿En verdad ibas a hacerle eso?.- Chae asintió sonriente. — Woah!, debo admitir que estoy sorprendida de ver este lado oscuro tuyo en vivo, me agrada y no lo puedo negar.- sonrió ladinamente.

— Eres igual o peor que yo, Lalisa Manoban.- apuntó Chae con el tenedor. — Por algo somos soulmates. Somos dos lados opuestos que se complementan muy bien.- mencionó masticando su trozo de carne. — Umm, delicioso.- saboreó gustosa.

— Me estás empezando a asustar.- comentó la menor. — Devuélveme a mi Chae de siempre.- dijo con dramastimo.

— Lo pensaré.- respondió volviendo a mirar a Jimin y esa mujer misteriosa que ahora le sonreía y comía a la par de la familia, sin ser consciente que este le dirigió la mirada un par de veces en el momento que hablaba con Lisa.


— ¿Les apetece servirse el postre ahora o después?.- les pregunto una señorita muy amable, se presentó como Lia, ella fue su moza durante toda la velada. Chae y Lisa negaron, preferían servirselo después. — De acuerdo, cualquier cosa me llaman.- sonrió, las dos mayores asintieron de la misma manera.

— Iré al baño, necesito retocar mi maquillaje.- dijo la pelirroja, Lisa no se opuso y siguió degustando su copa de vino.

Rosie se dirigió escaleras arriba, al parecer los mismos se encontraban en el pasillo del fondo de la segunda planta. Bastó sólo con una mirada de reojo a la mesa para saber que el alfa también le miró, no sabía si era por el alcohol o porque su loba actuaba por ella pero la fémina esbozó una dulce sonrisa en su dirección y luego de ello, prosiguió a su destino.

Hizo una breves reverencias hacía las personas que pasaron por su lado e ingresó al mismo, con intención de hacer sus necesidades y retocar un poco el labial rojizo que se le corrió por limpiarse tanto estos. Una vez salió del cubículo, lavó sus manos. Suspiró y sacó de su bolso, el lápiz labial.

— ¿Acaso me estás siguiendo?.- preguntó alguien por detrás, Rosé del susto, dio un respingo provocando que el labial pintará parte de su rostro. Sacándole una carcajada al rubio. Casi que se cae de trasero sino fuera por el lavamanos detrás suyo. Aún sorprendida por la repentina llegada de este, el cual se encontraba en el marco de la puerta que claramente permaneció cerrada.

— Y-yo...- mencionó torpemente, odió trabarse con su lengua. Sentía el leve calor en sus mejillas por la vergüenza. Mordió su labio, buscando entre sus cosas, un pañuelo con el fin de limpiar el desastre que se hizo en el rostro. No lograba encontrarlo por los nervios al tener la mirada penetrante de Park Jimin. Se sentía estúpida y tímida, no le podía estar pasando eso justo ahora.

— Ten.- ofreció Jimin, quien le extendió una toallita húmeda. — No lo malpienses, son de mi hermana.- mencionó. La omega le miraba embelesada a los ojitos celestes que tanto admiraba, sin darse cuenta que el alfa rubio estaba perdiendo la paciencia por sentirse estúpido con aquel objeto extendido. — ¿Lo tomaras o no?.- preguntó impaciente.

Chae vacilo unos momentos antes de aceptar lo que Jimin le ofreció. No se había dado cuenta que aquel alfa causara tanto efecto en ella y eso que apenas lo conoció hace unas horas. Su corazoncito latía exageradamente, llenando su nariz con el rico perfume que este llevaba puesto con el toque de aroma a frutilla y chocolate amargo. Su loba movía reiteradas veces su colita.

Alfa, nuestro alfa huele delicioso.

Y Chae no pudo estar más de acuerdo, sonriendo inconscientemente bajo la atenta mirada Jimin.

— ¿Te encuentras bien?.- preguntó sacándola de su trance. Chae parpadeo varias veces sus ojitos y asintió, dándole la espalda mientras limpiaba el labial corrido. Jimin sonrió por lo torpe y tierna que se vio.

Esperen un momento, ¿sonrió?. Claro que lo hizo y lo que más le causó curiosidad es que la causante fue esa chica, otra vez.

Negó rotundamente.

Omega, nuestra omega.

Claro que no, no podría ni tendría el porqué serlo. Jimin estuvo peleando internamente con su lobo, estaba más entendido que jamás aceptaría a alguien como la pelirroja de pareja y siendo esta, su pareja predestinada.

— G-gracias.- titubeo Chaeyoung, Jimin chasqueo la lengua y su semblante serio volvió a él.

— Como sea, no respondiste mi pregunta.- mencionó cruzado de brazos. — Además de torpe, ¿también eres sorda?.- preguntó con sarcasmo.

Chae frunció su ceño y apretó sus puños con molestia, sus labios formaron una línea recta con señales de responderle. Se sentía un poquito sumisa, de hecho, tuvo que levantar su mentón para mirarlo, odiaba ser tan bajita y este tan alto. Aún así, instó por no retroceder y hacerle frente.

— ¿Disculpe?.- comentó con molestia o un intento de ello.

— ¿Acaso debo demandarte por acoso?.- mencionó cerrando el poco espacio que quedó entre ellos dos. — ¿Cómo supiste a que lugares vendría?.- preguntó sin rodeos.

La pequeña omega abrió sus ojos con confusión.

— No lo sabía, ni siquiera sabía quién era usted.- se defendió. — Mi intención no es acosarlo ni nada, a mí también me pareció pura coincidencia que ambos nos encontráramos de nuevo.- mencionó. — ¿Será que usted es quién me sigue?.- refuto con la misma pregunta. Jimin arqueo una ceja y rió, vaya que esa omega tenía agallas y de las buenas. Sin duda, negó.

— Claro que no, no tendría porqué seguirte. No me interesas en lo absoluto, a mí me van las mujeres con inteligencia, autoestima propio y carácter determinado, de buen físico, no torpes ni groseras como tú.

Chae intentó responderle pero las palabras no salían de su boca. Escuchar aquello, le hirió por dentro, estaba claro que este nunca la miraría con otros ojos que no sean de asco o pena, porque así se sintió. Y lamentó mucho haber creído que Jimin quizás en algún momento de su vida se fijase en ella.

— Lo que tiene de abogado, lo tiene de idiota.- respondió con dolor. — Con permiso.- mencionó y empujó a este, con el propósito de irse lo más pronto de allí.

Jimin no la detuvo, sólo se quedó viendo como Chae huía de él.

Heriste a nuestra omega, debes disculparte con ella.

Rió a la nada, sabiendo que fue algo grosero con la muchacha. Inhalo aquel aroma a cerezas y vainilla, aquellos aromas que se estaban volviendo en su perdición, y le molestaba saber que esos mismos provenían de la omega a quien se atrevió a seguir y a quien hirió con sus crueles palabras.

— Idiota.- habló para si mismo, inhalando por última vez el ahora de la misma antes de salirse de aquel baño.






Maratón [1/?]

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