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Área X.
Narra Yoongi.
DongYul desapareció por completo de mi radar.
Es una rata escurridiza que sabe trabajar con las miserias que tiene al alcance de las manos. La última información lo ubicaba en una provincia al norte de Hong Kong, pero hace algunas horas el sistema de rastreo lo eliminó por completo del historial, y no pude recuperar la señal, pese a los intentos de MinHo por restaurarla.
Existe una serie de detalles que se han quedado alojados en mi memoria haciéndolos encajar como piezas de ajedrez que juntas forman la jugada perfecta: la huida de la rata, la llegada de Morlov, los trueques de SooJong, y, la aparición de Ivanov.
La última vez que vi a Nikola Ivanov fue cuando todavía formaba parte del circuito, claro que, en ese entonces el hombre era solo un peón que estaba aprendiendo rápidamente del funcionamiento del negocio, es por eso que no me sorprendió que pocos años más tarde lograra integrarse al círculo internacional que es una de las tantas ambiciones de mi querido padre.
Y como no quiero ser tomado por las pelotas por ninguno de esos cabrones, he decidido empezar a utilizar algunas de mis cartas para inclinar la balanza a mi favor.
Hwasa está trabajando diligentemente en la colección de armas que presentará en la subasta de esta noche. Le dije que debía hacer uso de todas sus capacidades con el fin de atraer la atención del líder del núcleo. Ella será la encargada de los rusos, mientras estén en mis dominios.
Siwon y su escuadrón golden están trabajando en construir una nueva red alrededor del continente para limitar el acceso que DongYul pueda reclamar de su organización. Me importa un carajo lo lejos o cerca que se encuentre, quiero reducirlo a un roedor tembloroso y escurridizo que corra sin sentido y sin dirección, para que cuando llegue el momento de la cacería sea una experiencia estimulante.
Jimin lo está haciendo bien con el presidente. No tengo que ser un adivino para saber que SooJong está domado con la presencia del omega, y que cada vez necesitará más de él, de su aroma, de su voz, de su mirada y del sonido de su voz. Lo sé, porque yo también lo experimento a diario, convirtiéndose en una tortura que no genera un final satisfactorio.
Y de Nikola Ivanov, me estoy encargando personalmente.
Las cuatro esquinas del tablero están controladas por los cuatro líderes del Triángulo. No hay lugar para errores, tampoco para dudas o el mínimo rastro de vacilación; estamos acostumbrados a tomar lo que queremos, cuando lo queremos y de la forma que queremos. No nos conformaremos con menos ahora que hemos crecido en riqueza y en poder.
Así que, después de tantos planes y luego de que la semana de sangre culminara con resultados perfectos, supe que había llegado el momento de mostrarle a mi querido fruto prohibido lo que quería hacer con él y con la niña que en algún momento del camino podría condenarlo a una caída sin recompensa.
A él lo tengo donde quiero, a mi lado, con el poder de líder y con hombres leales a su alrededor. Por otro lado, la niña está lista para su nueva transformación.
Un olor fuerte invade mis fosas nasales, es lo suficientemente molesto como para hacerme usar doble mascarilla, y ni aun así consigo liberarme de la mierda molesta. Ácido, helado y abundante, congela mis fosas nasales y me hace doler la cabeza, pero es soportable.
Sonidos estridentes invaden mis oídos. Gritos lejanos, combinados con súplicas y golpes que me avisan el avance de todas las fases que se están desarrollando en este lugar, en el infierno de mi organización.
Mientras camino por los pasillos del laboratorio, recuerdo un par de cosas que no me he molestado en decir en voz alta. Min DongYul, mi amado padre y el principal responsable de la creación de Amox que se gastó toda una fortuna en la niña que estoy a punto de curar y que salió despavorido cuando olfateó mi presencia. A veces me pregunto si debería aprovechar su ausencia y adueñarme del circuito utilizando a favor el lazo sanguíneo que me une con él, pero desisto. El poder insignificante de la orquídea jamás fue merecedor de mi atención.
Sin embargo, es claro que los deseos de mi fruto prohibido lo vinculan directamente con esa organización. Él desea venganza, desea sangre y destrucción, ¿y yo? Simplemente deseo entregarle todo lo que quiere, porque he descubierto un peligroso grado de excitación con la simple idea de complacerlo.
No me gusta ceder, pero complacer al omega que me entregaron cuando era niño es otra forma de satisfacción para mi lobo.
Y es que solo necesito cerrar los ojos para que mis recuerdos me hagan regresar en el tiempo. Los años han pasado, todavía no distingo cuales son los reales y cuales son los inventados por mis demonios, pero me vale un carajo. En todos ellos resuena el mismo nombre, ese que arde en mi piel, que me nubla los sentidos y que juega con mi cordura.
Ah, mi pequeño omega, tan hermoso y tan letal. Se ha convertido en un asesino a sangre fría, pero lleno de pasiones que nos llevan al límite. Jamás me consideré un hombre de debilidades, pero Jimin...
Él es mío. Ha sido mío desde que éramos unos críos que no tenían una puta idea del infierno que nos consumiría, y continuará siendo mío, sin importar sus jodidos reclamos ni los pantanos negros que habitan en su mente.
Se necesita de una mente, de una convicción para que los deseos de dos personas continúen con vida. Eso ocurre conmigo y con él; mientras yo lo desee como lo hago, continuaremos atados. Me vale tres mil infiernos jugar por debajo de la mesa para obtenerlo, porque sé que me desea con la misma letalidad con la que yo lo hago.
Ambos nacimos para esto, para destruirnos mutuamente hasta dejarnos en cenizas, permitiendo que esas cenizas se mezclen y luego renacer, con la mancha del otro que nos hace reconocernos, aunque nos perdamos muchas veces más.
El veneno de sus besos está grabado en mis labios, y las marcas de mis manos las lleva grabadas en su cuerpo. Somos una tormenta eléctrica que consume y destruye todo a su paso, y creo que va llegando el momento que defina de una vez por todas el lugar donde quiero tenerlo durante mi reinado.
Las puertas se abren ante mí permitiéndome el ingreso a la habitación. Concentro la mirada en la cachorra que está quieta en la camilla de inspección. Todavía me resulta confuso que una pequeña de apariencia tan frágil sea la debilidad de la mía, y sé que el componente químico que lleva en la sangre no es la razón principal que ha orillado a Jimin para que la proteja como lo hizo durante todos estos años.
Estoy seguro que mi querido omega rebelde desarrolló un lazo de apego con esta niña. Si tomamos en cuenta que perdió a su propio hijo bajo circunstancias sospechosas no me resulta extraño que se comprometiera emocionalmente con un ser igual de indefenso, lo que sí me sorprende es que no haya tomado en cuenta las consecuencias de su decisión y los riesgos que conllevaba en ese entonces.
Ahora la niña está en mis manos para curarla, y fue entregada por el mismo omega que he estado vigilando desde las sombras. La parte más oscura de mi alma se removió esa noche donde me pidió que la curara, y es por ello que accedí.
"No necesitas neutralizar el experimento para joder al circuito y a tu padre. Conmigo no finjas, ambos sabemos que la niña fue la excusa para acercarte como quieres".
Las palabras de Hoseok tienen mucho sentido para mí y es sencillo de comprender. Jimin quiere a SuLee y yo lo quiero a él.
Avanzo hasta que Grace y la niña notan mi presencia, sería un cuadro conmovedor si la maldita loca que tiene por madre no fuese la responsable de todo esto; sin embargo, la chica está esforzándose con las pruebas de SuLee y sabe lo que hace. Debo darle el crédito por eso, aunque obviamente jamás lo diré en voz alta.
—¿Hay avances? —pregunto, notando los ojos curiosos de la cachorra sobre mí.
—Logré extraer algunas muestras que continúo analizando —responde Grace, mientras revisa una cantidad preocupante de papales—. En una visión general de su sistema, los daños son menores a los esperados, y todo de sebe a las inyecciones que Amox le estuvo administrando durante todo este tiempo —hace una pausa—. El diseño de sus células es prolijo, así que podría jurar que recibió todas las dosis en los tiempos correctos.
Eso significa que se ha gastado una fortuna para evitarle un sufrimiento extra a la niña. Probablemente subestimé las emociones de mi fruto prohibido, y esta pequeña despierta mucho más en él de lo que creí al inicio.
Y no me gusta para nada que sea así.
—Muéstrame el esquema celular —ordeno, parándome al lado de ella.
Mi intención es curarla sin causar mayores daños, pero siempre hay riesgos, y son precisamente esos riesgos los que quiero evitar. No me detendré a pensar el por qué, simplemente me concentro en los gráficos que Grace me muestra en la pantalla y los comparo con los resultados actualizados de esta mañana.
—¿Reflejos? —pregunto, mientras sigo leyendo absolutamente todo.
—Con respuesta normal, duración óptima, sin anomalías visibles.
—¿Movimiento muscular?
—Rangos normales estables. Están documentados en la sección A del expediente, tanto los voluntarios como los involuntarios.
—¿Respuesta neurológica?
—Conservado.
Asiento. Cierro el expediente y me concentro en la niña que sigue cada uno de mis pasos, me acerco lo suficiente y huelo sus aromas. Continúan condensados con las toxinas, pero a comparación con la primera vez que la vi, los avances son notorios.
—¿Qué? —le digo cuando ella apunta insistente un punto en mi cuello.
Grace se echa a reír y entiendo menos.
—No soy un puto adivino, niña —gruño, pero la chiquilla no se inmuta y continúa apuntando a mi cuello.
—Son tus tatuajes —informa Grace—. Parece que le gustan.
Arrugo las cejas hasta que recuerdo un insignificante detalle que Jimin mencionó antes. Me vuelvo lentamente hacia la mujer que parece estar ocupada con un libro de dibujos y lápices de colores. Lo que me faltaba, que mi laboratorio más importante y costoso se convirtiera en una guardería también.
—Búscale un psicólogo para que le quite esa mierda de mudez selectiva —digo.
Los ojos grandes de Grace se abren todavía más, haciéndome creer que pueden salírsele en cualquier momento.
—¿Por qué? —inquiere—. Pensé que solo te interesaba curarla para joder a tu padre.
Esta no sabe nada, y tampoco me interesa sentarme a darle explicaciones.
—Haz lo que digo —bramo—. Es escalofriante que una mocosa te mire sin saber lo que piensa.
—Está bien —accede—. Se hará lo que tú digas.
Como debe ser.
Salgo de las instalaciones con muchos pendientes dándome vueltas en la mente. Baekhyun ha llamado miles de veces y en todas lo he ignorado; no necesito esforzarme para saber que su llamada me quitará tiempo valioso, el omega está muy emocionado porque será mi acompañante en la subasta de Hwasa, y de solo pensar todas las idioteces que quiera compartirme, siento como se parte el centro de la cabeza. Ni siquiera lo invité, se invitó solo, y no me negué para no echarme encima una tarea extra.
Kila me espera en la salida del edificio, está apoyada en su Ducati R y fumando un cigarrillo. Sus ojos me reparan de pies a cabeza sin ningún tipo de miramientos, mientras que yo continúo preguntándome que demonios está haciendo aquí.
—Espero, por tu bien, que puedas justificar tu presencia aquí —le digo, deteniéndome frente a ella con los brazos cruzados—. Esta área está prohibida para los subordinados.
—Hwasa me otorgó el permiso de venir —responde—. Hay un cargamento atrasado en el puerto, no podemos actuar sin llamar la atención de las autoridades, así que necesitamos nuevas indicaciones.
—NamJoon se encarga de eso.
—NamJoon hace una mierda —se queja, irritada por la mención de mi supuesto segundo al mando—. Lleva meses convertido en un puto sonámbulo y lo sabes bien.
Lo sé y me jode a partes iguales. NamJoon me está obligando a tomar decisiones que no quiero tomar, todavía es temprano para manchar mis manos de sangre y no quiero estropear el buen humor que estaba conservando. Hay cosas más importantes que nos amenazan a todos, pero el hijo de puta continúa de patético y de inservible hasta en sus tareas más sencillas, convirtiéndose en un estorbo que me insta a eliminar en la primera oportunidad.
—Tony se encargará —decido, para luego enviarle la información al americano.
Necesito que ese cargamento salga en las próximas dos horas, de otro modo, el flujo de dinero se verá modificado y manchará la fachada de la organización. Una mancha, por muy pequeña que resulte ser, no deja de hacerse notar y condenar lo pulcro de un negocio bien estructurado.
Kila recibe el nuevo plan de seguimiento y después se monta en su motocicleta para irse. El teléfono continúa sonando en el bolsillo de mi pantalón, y en todas esas llamadas el nombre de Baekhyun ilumina la pantalla. Omega ingenuo, lo mataría si no me provocara placer.
—Estoy ocupado —suelto, en cuanto respondo la llamada.
—¿Qué color usarás para esta noche? Quiero que vayamos combinados.
—Déjame fuera de tus estupideces, Baek. Te dije que estoy ocupado para que no me sigas jodiendo con tus llamadas.
Termino la llamada y llevo mi teléfono al bolsillo, ni siquiera ha tocado la tela cuando vuelve a sonar.
Lanzo una maldición que no termino cuando veo el nombre de Hoseok. Decido responder, mientras camino hacia mi auto.
—¿Qué?
—Permíteme felicitarte, Yoongi, mi querido amigo.
—Hoseok... ¿consumiste del nuevo producto que lanzaremos al mercado?
Silencio, uno corto que responde mi pregunta.
—Eso no importa ahora, pero como recomendación deberían bajarle un par de números a la intensidad. —se ríe como reverendo idiota y continúa—. Lo digo en serio, consumí un pelín y no puedo pararme de la silla.
—¿Para eso me llamaste, Jung? —pregunto con los dientes apretados.
Se ríe. Es que es bien idiota.
—No... te llamo para felicitarte.
—¿Por qué? —Estoy teniendo demasiada paciencia, tanto que debería considerarse una blasfemia para mí.
—Por que ya está hecho —responde, haciendo que apriete con fuerza el volante. Estoy por mandarlo al infierno cuando me dice algo que quería escuchar desde hace mucho, mucho tiempo—. Oficialmente estás divorciado.
Me quedo procesando la nueva información, con una sonrisa que curva mis labios como no lo hacía en un buen tiempo. Finalmente soy libre de esa unión de nombre, y de esa empalagosa mujer.
—Necesito detalles concretos —hablo, al mismo tiempo que pongo el Pagani en marcha.
—El juez cumplió con todos tus deseos, tengo conmigo los documentos que afirman la legalidad del proceso. Por otro lado, Jimin se encargó del presidente para que no interviniera y también lo impulsó a mantener sus acuerdos con el Triángulo, todo de manera indirecta claro.
Mi precioso omega manipulador.
—¿Mi ex esposa ya fue informada de las novedades?
—Sí. En este momento estamos preparando su salida, y Zico está terminando el diseño de un estupendo esquema de seguridad y rastreo para no perderla de vista.
—Perfecto. Quiero que todas mis órdenes sean cumplidas con eficiencia, no toleraré el mínimo error, Hoseok. Y para que eso suceda, te quiero completamente desintoxicado. Tienes tres horas exactas, ¿me has escuchado?
—Bien —acepta de mala gana, y como ya no hay nada relevante para discutir, termino con la llamada.
El resto del día y la tarde lo paso en mi oficina plagado de documentos que necesitan mi firma. Cuando la noche está naciendo es que finalmente voy a mi mansión a prepararme para la subasta de armamento de esta noche.
La limusina se detiene frente a un edificio que está custodiado por al menos cien hombres armados. Las luces son visibles desde esta distancia, hay una larga fila de autos que llena la entrada, donde de cada uno salen personas relevantes en el mundo empresarial, como el político y el ilícito.
Uno de los hombres abre la puerta y de inmediato salgo. Ajusto la chaqueta de mi traje negro y luego me vuelvo para ofrecerle la mano a mi acompañante. Baekhyun luce muy bien en un traje ceñido a su figura, con joyería roja que hace juego con el bálsamo rojo de sus labios mordidos.
—Aun no me has dicho lo bien que luzco esta noche —comenta, mientras se cuelga de mi brazo para caminar a mi lado.
—No necesito decirte algo que ya sabes —respondo, con mis ojos inspeccionando cada rincón del lugar.
Byun Baekhyun es un omega que proviene de una de las mejores familias, su apellido lleno de historia y estatus es el mayor orgullo que porta, eso y que su madre fue una omega pura líder, aunque el nivel de la jerarquía no llegó a reflejarse en su propia sangre.
Pese a ello, es un omega hermoso. Su cabello rubio y sus ojos azules complementan la forma delicada de su rostro, posee un cuerpo delicado en apariencias, pues la realidad es completamente distinta. Sin embargo, lo que me atrae son sus aromas de fresa y vainilla que fácilmente se convierten en un potente afrodisíaco envolvente que me invita a dejarme llevar y que estimulan mis deseos, provocando una ligera sensación de satisfacción que disminuye mi anhelo por otra persona.
Lindo, y cumple con su función de entretenerme. Por supuesto nada comparable con mi fruto prohibido, que, mientras más lo pienso, más loco me vuelve.
Cierro la mente y decido dar una inspección rápida a todo el edificio. Identifico a todos mis hombres, cada uno ocupando el lugar que les asignaron hace semanas y alertas ante cualquier movimiento sospechoso. La colección de armas que Hwasa creó para esta subasta está siendo exhibida en el escenario del salón que a estas horas se encuentra lleno de todos los invitados.
Identifico a la anfitriona de inmediato. Hwasa está acompañada por Siwon, ambos mantienen una conversación animada con nuestros socios americanos que parece llevar un buen rumbo. Más a la izquierda me encuentro con el idiota de NamJoon, está acompañado de su amante y no parece nada cómodo.
Miro un poco más, y me sorprende encontrarme a Jungkook en compañía de Taehyung. Pero, por más que busco no encuentro al omega que quiero ver.
Es entonces cuando noto la presencia de Kang SooJong, el hombre está rodeado de muchos lameculos y de su esposa. Siento mi cuerpo tensarse y mis pensamientos desordenarse, si el presidente vino en compañía de la desagradable JinKyung, ¿dónde diablos está Jimin?
Mi respuesta no tarda en presentarse, de manera inesperada y desagradable que estremece cada rincón de mi interior y da vida al silencio repentino que se instala en todo el salón.
Por las puertas de entrada entra una pareja que no me esperaba, ni en mis peores pesadillas. Anton Morlov... tenía años de no verlo y ahora está aquí, orgulloso y emanando el poder como líder de Rusia, mientras de su brazo derecho va el motivo de todas mis pesadillas y deseos.
Jimin... maldito omega.
Luce... ni siquiera encuentro la palabra para describirlo y que le haga justicia a la belleza que se carga. Ha pintado su cabello de rubio platinado, y lleva un traje dorado cubierto en su totalidad de diamantes que le dejan la espalda desnuda. Su presencia afecta el equilibrio que sostiene mis pies, me calienta la sangre y la bestia en mi interior comienza a gruñir, ansiosa por tenerlo conmigo y prenderme de su boca insolente que me tienta a cada nada.
Baekhyun aprieta el agarre que sostiene en mi brazo para llamar mi atención, pero no estoy para eso. En mi cabeza hay muchas preguntas, y una me hace enfurecer más que la otra. ¿Desde un principio tenía planeado aparecer del brazo de Morlov?, ¿qué se traen esos dos?, ¿es Morlov el motivo por el que Jimin ha cambiado?, ¿con cuantos hombres se acuesta este omega y por qué yo no estoy en su lista?
Tenso la mandíbula y me obligo a permanecer en mi lugar. Hwasa es la primera en recibirlos, con sonrisas encantadoras que le son correspondidas, Siwon se une después y sé que en algún momento yo también debo ir y saludar cuando lo único que pasa por mi mente es...
La imagen de él con ese traje dorado me engorda la polla en cuestión de segundos, alcanzando un nuevo nivel de dolor que estimula las fibras exactas para activar la sensibilidad de mi cuerpo. Todas las vibraciones presionan en los puntos correctos, juegan con mi control, se burlan de él y de mi capacidad de raciocinio que al parecer ha decidido irse a la mierda, porque ahora lo único que brilla en mi mente y con letras grandes y rojas es ir hasta allí y arrancarle la mano al hijo de puta que está tocando lo que es mío.
¡No vas a perder el control mierda!
Es una tortura. El juego que ha iniciado es una tortura. Siempre he tenido problemas para lidiar con mi autocontrol, a veces lo consigo con algo más que suerte, y si me jodía que Jimin sonriera con el presidente aun sabiendo que se trata de un plan, verlo en compañía de otro hombre del cual no sé nada, me está matando. Muy lentamente.
Sin embargo, consigo meter y sacar aire con regularidad y de mis labios nace una sonrisa encantadora. Dos podemos jugar el mismo juego.
—Vamos a saludar —digo, instando a mi acompañante a seguirme.
Baekhyun se mantiene callado, con sus ojos astutos y curiosos fijos en la pareja que se ha convertido en el centro de atención. Me fijo en SooJong y me siento mejor cuando lo miro tan miserable, con el dolor en su mirada mientras mira a Jimin acompañado de alguien más. Bueno, al menos no soy el único que está saboreando el amargo momento y espero que siga así.
—Buenas noches. —Mi voz interrumpe la conversación que Hwasa mantenía con Anton. De inmediato tengo a cuatro pares de ojos sobre mí.
Aunque en realidad son tres. Jimin mira fijamente a Baekhyun, omitiendo mi presencia.
—¡Yoongi! —exclama Hwasa con una felicidad que no me trago—. Mira quien ha decidido participar de la subasta.
Los ojos claros del ruso se detienen en los míos, tenemos la misma altura y el mismo orgullo. Me sonríe y me ofrece la mano para saludarme.
—Min Yoongi —pronuncia, con su acento marcado—. Líder principal del Triángulo y dueño del Dragon Negro. He escuchado muchos rumores sobre ti, uno sorprendiéndome más que el otro.
—No creas todo lo que escuchas, Anton Morlov —respondo—. Los rumores tienden a modificarse según la lengua que los suelte.
—Estoy de acuerdo —asiente, y luego desplaza su mirada hacia mi acompañante—. ¿Nos presentas?
—Byun Baekhyun —habla el omega por sí mismo—. Novio de Yoongi.
Es en ese preciso momento que los ojos bicolores de mi fruto prohibido recaen en los míos, sus labios gruesos y apetitosos forman una sonrisa que se ensancha cuando nota que no desmiento las palabras de Baekhyun.
Precioso mío, como te encanta jugar conmigo.
—¿Novio? —inquiere Anton, ahora mirándome con curiosidad—. Pensé que estabas casado, Min.
Le ofrezco mi mejor sonrisa, mientras mi brazo va directo a la cintura de Baekhyun.
—Me divorcié hace poco.
El ruso no dice nada más y vuelve a retomar la conversación que tenía con Hwasa y Siwon. Está muy interesado en el armamento que se creó y es ventajoso para nosotros que así sea. Tenemos que estrechar un poco más los lazos con Rusia y sus fuentes de narcotráfico, sobre todo porque su red ha sido la mayor fuente de ingresos y protección del Circuito y mi meta es aniquilarlos hasta los cimientos.
Me mantengo en silencio, doy opiniones cuando me las piden, pero la mayor parte del tiempo mis ojos están observando la divinidad del omega frente a mí. Jimin también está callado, de vez en cuando sonríe en dirección a Morlov e ignora completamente las miradas poco disimuladas de Baekhyun.
—El misil diseñado por mi esposa podría convertirse en la estrella de tu colección —opina Siwon, mirando con ojos enamorados a su mujer.
Debo admitir que esos dos saben jugar muy bien su papel de esposos en los momentos más oportunos, y saben sacar el máximo provecho.
El grupo musical contratado empieza a tocar una melodía lenta y sensual que resuena en todo el lugar. Veo a mi alrededor, las luces bajan su intensidad y los compañeros cambian de pareja para comenzar a bailar antes que el evento estelar de la noche de comienzo.
Detecto la presencia del presidente a algunos metros a mi izquierda. Kang SooJong tiene la mirada fija en Jimin, con ideas de bailar con él.
No hay manera en el mundo de que lo permita.
Entrego a Baekhyun a un sonriente Siwon que lo acepta gustoso. Anton invita a Hwasa a bailar, no sin antes acariciar la mejilla de su acompañante con delicadeza.
Finalmente, estoy a solas con Jimin y no tardo en atraerlo a mi cuerpo.
Me rodea el cuello con sus brazos, su cercanía es como el oxígeno que necesito para vivir. Nuestros cuerpos inician a moverse con lentitud, su fragancia me llena, me adormece y me doma a su completo antojo, me siento perdido y a la vez poderoso como tenerlo conmigo, a mi lado, donde pertenece.
—Estás precioso —susurro, mirándolo a los ojos.
Delicado. Bello. Etéreo. Es una obra de arte que me roba el aliento, que descontrola el infierno que arde dentro de mí y que me obliga a admitir cosas que no quiero ni puedo permitirme.
—Gracias —susurra de vuelta, y me sonríe con esa malicia que me vuelve loco.
Al carajo con todo.
—Precioso... te necesito... con todo de mí... con...
—Shh. —Presiona sus dedos en mis labios—. Estás agitado, alfa.
—Por tu maldita culpa —gruño—. ¿No entiendes que te necesito y que cada día que paso sin poder tocarte es un puto infierno para mí?
—¿Esa es una manera romántica de decir que quieres follarme? —pregunta, ladeando la cabeza para ofrecerme la tentadora visión de su cuello desnudo.
Lo bien que luciría mi marca en ese sitio...
—Es una manera de admitir lo que me provocas. La única manera que tengo.
Se queda callado, pero sus ojos siguen mirándome y a medida que los segundos pasan se van llenando de una intensidad que se acopla con facilidad a la mía. Nacimos para esto, para arder juntos, para destruir el mundo y para destruirnos a nosotros mismos.
—Quiero besarte —dice, y su mirada baja hasta detenerse en mis labios.
—Bésame —suplico, apoyando mi frente contra la suya.
—Hay muchas personas.
—Al infierno todos. Sólo me importas tú.
—Tenemos planes, Yoongi —me recuerda, y yo también me obligo a hacerlo.
Gruño con frustración, pero no permito que se aleje de mí. Lo mantengo lo más cerca que puedo, inhalando su aroma y bailando esa melodía lenta que me permite tranquilizar la estampida descontrolada que me azota desde dentro.
Y sé que, por la forma que me mira, él al igual que yo no está dispuesto a quedarse con las ganas.
Después de todo, la noche apenas comienza.
💀Yoon~
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