Capítulo 7
Estaba realmente aburrida, lo único que servía en momentos como estos era la música así que tome la laptop y coloque mi playlist al azar, no fue hasta que estuve a punto de llorar por una canción triste y empezó una de ritmo más alegre que vi que no sería buena idea darle vía libre a la bipolaridad.
Entonces acudí a mi más reciente adicción, una cantante novata que tenía una voz preciosa y lo que más llamaba la atención de todos sus oyentes es que nunca había mostrado su cara además de que usaba un seudónimo.
Tarareo felizmente, sus covers con muy buenos y ahora no solo el desayuno me tiene de buen humor, por ello no me doy cuenta el momento en que estoy cantando y bailando en medio de la sala usando el bote de salsa de tomate como micrófono.
Le bajó a la música cuando se escuchan unos golpes muy fuertes, me espantó, podría fingir que no había nadie aquí de no ser por la música.
Me acerco a la puerta, me sentiré más tranquila si veo quién es, pero cuando estoy a pocos pasos gritó, apretó la salsa de tomate sin importar que caiga desparramada hacia el techo y en algunas partes de mi cuerpo.
Me alejo rápidamente de la puerta cuando veo algo atravesarla, no es hasta que veo el filo plateado que soy consciente de lo que es, y ojala fuera solo uno pero después de tomar un respiro y procesar la situación varios cuchillos atraviesan la puerta de nuevo y solo puedo tirarme al suelo asustada, gateando bajo la mesa, porque aunque no me busquen exactamente a mí sé que harían cualquier cosa por dejar el mensaje.
Lágrimas se deslizan por mi rostro en el momento en que la puerta se abre, no puedo creer que vaya a morir ahora, en este apartamento, mi vida no fue ni la mitad de feliz que quería que fuera y ahora estoy destinada a una muerte cruel y probablemente dolorosa escuchando covers para dejar un mensaje.
Cuando mueven la silla tapo mi boca con la mano, con suerte aún no me han visto, aunque solo estoy retrasando lo inevitable.
Escucho una voz o tal vez estoy delirando, de ello no estoy segura pero de lo que sí estoy completamente segura es de que el tipo que había entrado –Al que solo le he visto la mitad del cuerpo– sale corriendo hacia la puerta, a la que no me había atrevido a mirar y veo los pies de otro tipo ambos salen corriendo y me tranquilizo aunque eso solo dura un segundo porque una tercera persona vuelve a entrar.
Entra en la habitación, el baño y la cocina lo siento dar vueltas por todas partes y siento que no tendré oportunidad de escapar al menos hasta que escucho su voz.
- ¿Yunsoo? ¿Yunsoo estás aquí? -Un suspiro deja mis labios cuando quito la mano de mi boca, salgo más rápido de lo que creí que podría y me levanto del suelo-
Jungkook está ahí parado con mirada preocupada, cuando me ve no tarda en acercarse y rodearme con sus brazos.
-Joder por favor dime qué no te hicieron nada, dime por favor que esa sangre no es tuya -Me trago mis sollozos y me separo de el-
- ¿Sangre? -Mi expresión debe transmitir la confusión en mi rostro, el asiente-
-Tu pijama -Miro hacia ella y veo las manchas rojas con el ceño fruncido-
-Es salsa de tomate -Hablo bajito con la mirada en el suelo, si no fuera por lo asustada que estoy me estaría riendo-
-¿Entonces estás bien? -Se inclina hacia abajo, y toma mi rostro con ambas manos para observarme, asiento-
-Solo estoy algo asustada, supongo que fuiste la razón por la que salieron corriendo –Asumí–
-Si, me alegro de haber vuelto, no creo que sea seguro que te quedes aquí sola -Fruncí el ceño, si no me quedaba sola ¿Con quién? - Menos en este lugar, vamos te llevaré a mi apartamento.
Cuando tomó mi mano y quiso halarme con él no me moví.
- ¿Sucede algo? –Preguntó, volviendo al tono preocupado–
-Es solo que no entiendo porque quieres llevarme a tu apartamento, puedo quedarme aquí.
-Puedes hacerlo -Dice el asintiendo- Solo que no creo que sea lo más seguro -Dice soltándome y acercándose a la puerta, por un segundo creo que va a irse y me arrepiento de haber dicho nada-
Jungkook toma la manija de la puerta y esta se queda en su mano.
-La puerta está dañada y creo que podrían volver.
Desvío la mirada un poco avergonzada de estar siendo tan desagradecida, pero, apenas ayer estaba limpiando la maldita ventana, no me espere algo tan reciente, suspiro, el ruido no me está dejando pensar bien, entonces me acerco a la computadora y detengo la música.
-Está bien –Digo sin pensarlo mucho y sobre todo porque realmente no quería quedarme sola aquí de nuevo–
Me dejo guiar por él, sabía dónde estaba su apartamento más aún estaba procesando su idea, iríamos a su apartamento ¿y luego qué? ¿No tendría que volver en algún momento con Sunwoo? Mi brillante mente parecía estar tomando un descanso porque no encontraba algún plan posterior a este.
Casi ni me di cuenta que habíamos llegado, obviamente no tomo nada de tiempo pues su apartamento estaba justo al lado, pero si me impacte, porque no parecíamos vivir en el mismo edificio y tampoco parecía que todos los apartamentos tuvieran la misma estructura, sabía que el lugar donde vivía era un basurero, pero mirar este lugar me hacía no querer volver al otro nunca más.
Di una mirada rápida no queriendo parecer grosero al escanear el lugar que con tanta amabilidad me ha ofrecido como fortaleza.
Las paredes eran de un azul muy clarito llegando al blanco, el piso era de madera y estaba limpio, además de que no sonaba cuando caminaba por él.
Tenía sofás grises, organizados en forma de L en donde Jungkook me ofreció sentarme, si giraba mi cabeza daba con la ventana y podía ver el exterior.
Tenía un comedor hermoso de cuatro puestos, no una fea mesa de madera como la que usaba yo con solo dos sillas que Sunwoo encontró en descuento.
Incluso tenía un jodido plasma en la pared, yo hacía mucho tiempo no veía televisión, creo que incluso había olvidado su existencia y a lo mejor no me había hecho falta porque nunca fui muy adicta a los programas televisivos, pero ahora viendo ese gran televisor ahí me lo estaba pensando.
Y su cocina era integral, todo estaba completamente organizado lo que hacía que mi teoría de que en mi camino solo se encontraban hombres que por alguna razón odiaban mantener su espacio limpio se quebrara.
No dije nada cuando caminó hacia la cocina, solo lo observé, lo que era un trabajo bastante fácil y ahora me daba cuenta de que usaba su uniforme y probablemente estaba a punto de ir a su trabajo cuando vio lo que pasaba.
Se acerca a mí con un vaso de agua y me lo ofrece, le doy un pequeño agradecimiento y me siento algo insegura porque mi voz sale tan bajita, tal vez mi mente este más tranquila pero mi cuerpo aún está asimilando el miedo.
El agua pasa por mi garganta y me siento mejor, aunque probablemente no sea por el vaso de agua si no por el hecho de que no estoy sola.
- ¿Te sientes mejor? -Asiento y miro el reloj colgado en la pared, son las 18:43-
- ¿No tienes que ir a trabajar? -Me aseguro de que mi voz sale en el tono adecuado y al menos intentar dar la idea de que estoy tranquila-
-No hay problema por eso pueden cubrirme -Dice encogiéndose de hombro sin darle la importancia que yo le daría-
-¿Cubrirte? –Pregunto confundida y el asiente– ¿Por qué?
-Porque dije que no te iba a dejar sola, no hay mucha diferencia entre tú departamento y el mío si lo hago.
Quiero decirle que lo es cierto que su apartamento es la descripción gráfica de un lugar que me hace sentir segura, pero por alguna razón no lo hago.
Habla por teléfono frente a mí, pidiéndole a un tal Jimin que lo cubra, al parecer le debía el favor porque el tal Jimin se había ido de viaje con sus amigos antes y él lo cubrió.
Cuando deja el teléfono en la mesa junte las piezas.
-Ibas camino a tu trabajo -Lo digo en voz alta y el afirma, aunque no es pregunta- Y volviste, dijiste que menos mal habías vuelto ¿Por qué volviste?
-Yo... –Se lleva la mano al cabello y yo desvío la mirada primero porque eso es de alguna inexplicable manera atractivo y segundo porque su brazo contraído solo aporta mucho a el primer punto– Quería saber si habías comido.
Quería saber si había comido, oh mi dios, él me había salvado la vida solo porque era una buena persona que se preocupaba por saber si había comido.
-No he comido -Dije rápido porque de repente quería que su curiosidad se viera saciada así al menos no habría venido por una cosa llevándose otra diferente, aunque es estúpido es obvio que eso no importa en este momento-
-Puedo prepararte algo o pedir pizza ¿Te gusta la pizza? -Cuando se levantó nervioso sonreí, nunca había visto a un chico atractivo nervioso, normalmente soy yo la nerviosa-
-Está bien no tienes que hacerlo, no como mucho de todas maneras -No sé si dije algo malo o hice un movimiento incorrecto porque frunció el ceño-
Pero es imposible, yo literalmente me crie con una familia que te enseñaba como hablar y como moverte para causar buena impresión, las amigas de mi madre siempre halagaban mis modales en cualquier evento, así que al menos no se trataba de haber hecho algún gesto irrespetuoso.
- ¿Me estás diciendo que no comes? –Preguntó, iba a responder, pero lanzó otra pregunta antes de que fuera capaz de hacerlo– ¿Lo único que has comido en todo el día fue lo que lleve está mañana –Me mordí el labio asintiendo–
Vale, de repente me sentí súper culpable y regañada, pero no fue tan conscientemente, se me fue el día en la computadora y en videos estúpidos y de ahí pasé a escuchar música y luego... Pasó lo que pasó.
-Bien sin duda pediré pizza, solo porque no sé lo que te gusta y es imposible que no te guste la pizza –Suspiró y sacó su teléfono en cinco minutos ya había hecho el pedido–
Y recordé otra cosa que no era muy común cuando el silencio volvió a llenar la sala.
- ¿No quieres saber la razón por la cual esos tipos entraron? -El me miró pensándolo un momento-
- ¿Quieres contarme lo que pasó? -Desvíe la mirada, en realidad no creía que el que el lo supiera ayudara en algo- Bien entonces no, si no quieres contarme está bien.
-Gracias, lo digo no solo por esto, por salvarme y por la dona y por la jodida piña colada e incluso por ser amable al pedir que quitáramos las botellas apiladas, que por más que lo pienso no sé cómo no me di cuenta que estaba ahí...
-Está bien –Dice el con una sonrisa y automáticamente se la devuelvo– No es nada en realidad y está bien, creo que lo mejor es que te quedes aquí esta noche o... ¿Quieres llamar a tu novio? –Dice haciéndome señas hacia su teléfono–
La palabra novio me pone a pensar unos momentos hasta que caigo en cuenta que se refiere a Sunwoo y también que me había olvidado por completo de él.
-No me sé su número, de hecho, no estoy segura de que tenga un teléfono.
Bueno al menos hasta donde sabía no lo tenía y según el yo tampoco, la verdad es que habíamos decidido deshacernos de todo cuando huimos a la ciudad y obviamente no teníamos el dinero para permítenos un teléfono nuevo, pero yo me las arregle para escabullir el mío sin que el se diera cuenta.
-Bien entonces podríamos... Vale, sé que dije que no haría preguntas, pero solo debo hacer una, porque no quiero que lo que haga vuelva a ponerte en peligro, pero ¿Es tu novio parte del problema? -Parpadeo, no sé porque no había deducido que el llegaría a esa conclusión, no quiero mentirle, no cuando me ha ayudado, pero no sé qué tan conveniente sea decirle que lo es- Porque si es así no creo que debas volver con el Yunsoo.
Vale que es algo lógico y sensato y ahí me doy cuenta, escape de esto, tendré que alejarme de Sunwoo -Porque algo me dice que si intentará volver Jungkook no me lo permitiría- y mi jodido plan se va a la basura aunque no estoy para nada molesta por ello, sé que estar en el apartamento de al lado no es exactamente "escapar" en todo el sentido de la palabra y que deje lo poco que tenía en el apartamento, pero las cosas importantes como la clave de mi cuenta de ahorros está en mi cabeza así que realmente no le doy importancia a lo material.
-Él va a buscarme –Le respondo, aunque también es para recordarlo, Sunwoo no pensaría que me iría de la nada, por ello pensaba dejarle una nota en mi plan–
-Eso no es importante ahora Yunsoo, no volverás con el si te pone en peligro -Niega con la cabeza cruzándose de brazos- Es un rotundo no.
Me sorprende que parezca una orden y me sorprende aún más que no me importe mucho.
Cuando el timbre suena se levanta.
-Debe ser la pizza –Saca su billetera y se dirige a la puerta–
Cuando va hacia la puerta puedo verlo todo, porque si, el apartamento sigue siendo del mismo tamaño pequeño, aunque se vea mejor y más espacioso y porque no hay ninguna barrera entre el sofá y el camino a la puerta.
Cuando la abre frunzo el ceño, la persona de pie en la puerta no parece una repartidora y tampoco trae una pizza.
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