Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

『 ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ғɪɴᴀʟ: "ʟɪʙᴇʀᴛᴀᴅ"』

"Solo las personas que estén dispuestas a dejar todo atrás, serán capaces de cambiar el mundo"

"Nacemos libres. Todos nosotros. Libres. Algunos no lo creen; otros simplemente quieren quitarnos esa libertad"

"Es bueno ver que hay quien tiene el coraje necesario para seguir adelante, pero no olvides esforzarte al máximo para volver con vida"

"Mientras cabalgamos hacia la muerte, solo podemos desear que nuestros sucesores hagan lo mismo"

Todo estaba oscuro. No quería mover mi cuerpo, pero necesitaba saber que era lo que pasaba.

¿Ya todo acabó?

Con lentitud, los fui abriendo, sorprendiéndome al instante.

Frente a mi, estaba aquel gran árbol iluminado en el que escuchamos a Eren desde un principio. Aún arrodillada, noté que no tenía ninguna clase de dolor o herida de la batalla, logrando levantarme de mi sitio.

Miré a mi alrededor, notando algo que me dejó petrificada.

A unos metros de mi, habían dos personas las cuales reconocí inmediatamente. Ellos me miraban con una sonrisa en su rostro y sin emitir palabra alguna, pude descifrar lo que ambos querían transmitir.

Aún no podía creer que después de tantos años, pensando que había olvidado sus rostros, vería nuevamente a mis padres biológicos.

Inmediatamente comencé a recordar el día en que Kenny les arrebató la vida. Aún tengo esa imagen clara en mi cabeza.

Quería abrazarlos, decirles que los extrañaba mucho, pero de la nada, desaparecieron, mientras que aparecí en otro lugar conocido para mí.

Ya no era aquel oscuro sitio, si no que era la casa en la cual vivía en Shiganshina y estaba completamente intacta. Estaba todo perfectamente en su lugar.

Los muebles, los cuadros, todo lo que yo recordaba.

No entendía nada y tardé unos instantes en reaccionar. Me comencé a mover, buscando algún movimiento dentro del hogar.

Al darme la vuelta, vi a dos mujeres en la cocina, notando como alegremente guardaban utensilios y hacían varias cosas allí. Me sorprendí al ver que era mi madre adoptiva y la madre de Eren. Juntas reían y hablaban de su vida.

Ambas perdieron la vida el día del ataque al distrito, recordando que no tuve la oportunidad de despedirme a quien con tanto amor y cariño me crió.

Aquel día, Erwin me dio aquella noticia, mientras que horas después fui a buscar a Eren y a los demás a aquel refugio.

Desde que llegué a esa familia, comenzó aquel vínculo con Eren. Lo conocí desde que era un pequeño bebé.

¿Cómo no estar triste por todo lo que ha pasado si él es el principal involucrado?

No sabía que estaba pasando, pero era como si me mostrara toda mi vida, y las personas importantes para mi a lo largo de los años.

Di vueltas sin encontrar nada a mi alrededor hasta que segundos después, un pequeño de aproximadamente 10 años se acercaba a mi. Al tenerlo casi cerca lo logré distinguir, sintiendo mi corazón acelerarse.

—Eren...

Había vuelto a ser un niño al verlo de lejos, pero mientras se acercaba a mi, iba creciendo en estatura, hasta como lo vi por última vez.

Un joven alto, con rasgos mucho más masculinos, cabello largo y recogido y una mirada melancólica.

Vi como sus ojos se llenaron de lágrimas, mientras quedó arrodillado frente a mi. Sin esperarlo, pasó sus brazos sobre mi cintura, abrazándome fuertemente, quedando sorprendida y sin lograr moverme.

—E-Eren...—dije sin entender su acción y todo lo que había ocurrido.

Él me abrazó más fuerte escuchando su llanto.

—_______, perdóname...—sus sollozos se escucharon fuertemente, sintiendo como mis lágrimas caían de mis ojos al escucharlo llorar de esa manera.

No pensé que lo vería otra vez. Así, como siempre fue. El verdadero y el real Eren que yo conocía. No creí jamás volver a tenerlo de esta manera, así, abrazándolo una vez más.

A mi pequeño Eren.

Me separé de él, arrodillándome para esta vez abrazarnos fuertemente, mientras ambos llorábamos.

No sé cuanto tiempo habrá pasado, pero nos separamos, quedando nuestras manos unidas.

—Eren, ¿Qué es todo esto? ¿Ya todo acabó?—él me miró a los ojos.

—Si, todo acabo.

—El retumbar... la guerra... los titanes... ¿ya no existen?

—No, ahora no existe nada de eso. Ahora ustedes son libres—dijo con voz entrecortada.

Somos libres.

—Pero... Eren, ¿Qué hay de ti?—él bajó la mirada.

—Yo... ya no puedo volver...

—No Eren... no me digas eso—tomé su rostro con ambas manos—no puedes irte y dejarnos... vuelve con nosotros.

—_______, ¿Puedes prometerme algo?—al no responderle, él solo continuó—quiero que sigas cuidando a los muchachos. Hazlo por mi... cuida a Mikasa...

Tomé su mentón para que me viera a los ojos.

—No puedes rendirte así. Aún puedes volver con nosotros.

—Eso no podrá ser, es por eso que estoy aquí contigo. Gracias a lo que era el poder del titán fundador podemos hablar y lo mismo con cada uno de los muchachos.

—Eren, por favor...—me interrumpió.

—Es mejor así. Ahora solo quiero despedirme como corresponde y pedirte disculpas...—su voz se volvió a cortar.

Esta vez lo volví a abrazar.

Ya no volvería jamás y solo se estaba despidiendo.

No podía soportar el perderlo. Era como si perdiera a un hijo. Me dolía profundamente el pecho y sentía como mi corazón se caía a pedazos.

—________, perdóname...

—Eren... ya basta. No quiero que lleves consigo esta carga.

—No entiendo cómo puedes decirme eso después de todo lo que te he hecho pasar. Creí que me odiarías...

—¿Cómo podría odiarte? Nunca lo haría.

—No sé como agradecerte tanto que hiciste por nosotros. Desde el momento en que fuiste por nosotros al refugio cuando cayó la muralla María aún estando lesionada...

—¿Aún recuerdas eso?

—¿Cómo olvidar cada sacrificio que hacías por nosotros? Fuiste como una segunda madre para mi y lamento pagarte de esta manera. Por hacer que pasaras todo esto. No lo merecías...

—No digas eso. Eren... gracias a ti, ahora somos libres. Abner vivirá en un mundo libre y sin restricciones...—mi voz se cortaba al seguir hablando—lamento no haber visto más allá de tus preocupaciones...

—Viste más allá de ellas. Tenlo por seguro... —Eren tomó mi mano y nos levantamos—dile a Abner que lo quiero mucho. Y lamento no haberme despedido de él.

—Se lo diré.

Eren me abrazó y yo solo pude llorar.

—Adiós ______, gracias por todo. Y sé feliz, lo mereces.

Comencé a llorar en aquel fuerte y cálido abrazo que nos habíamos dado. No quería separarme de él y decirle adiós. No podía, pero de un momento a otro, todo acabó.

Nuevamente, mis ojos se abrieron lentamente. El ruido ambiente ingresó bruscamente a mis oídos, incorporándome rápidamente.

Ahora recuerdo... el humo que se estaba acercando nos iba a convertir en titanes. El vapor se elevaba y emanaba de mi cuerpo. Noté que ya no sentía dolor o molestia alguna, al igual que en aquel sueño. Mis heridas realmente habían sanado.

Llevé mis manos a mi rostro notando la humedad de mis mejillas debido a las lágrimas.

Entonces... Eren se despidió de nosotros.

Miré a mi alrededor, viendo a Armin y a Mikasa arrodillados en el suelo, notando el fuerte llanto de Armin. Me levanté y me acerqué a ellos, notando la escena más desgarradora para mi.

Mikasa llevaba consigo la cabeza de Eren.

Caí de rodillas al suelo de la impresión, viendo como ambos me miraban al estar junto con ellos. Noté aquellas marcas de su rostro y sus hermosos ojos verdes ya no los vería más.

—No podemos dejarlo aquí. Lo llevaré a un lugar donde pueda descansar en paz.—Mikasa se levantó, mientras que yo quedé junto con Armin.

Mikasa se alejó, viendo como desaparecía entre el vapor.

—______, todo acabó—dijo Armin capturando mi atención.

—Todo acabó, pero... Eren...—dije entre sollozos.

—¿Logró hablar contigo?

—Si. Me pidió disculpas por lo ocurrido.

—Se sentía muy culpable... y todo esto lo hizo por nosotros.

—Armin, ¿Qué haremos ahora sin él?

—Ahora solo nos queda salir adelante por todo lo que él sacrificó.

—Eren... —cubrí mi boca y solo comencé a llorar.

Armin se acercó a mi y me abrazó. Ambos llorábamos por su partida. Ahora Eren viviría en nuestra memoria.

A pesar de eso, las discusiones no parecían terminar. Habían ciertas discusiones entre la gente sobre todo lo que hizo Eren. La tensión se estaba sintiendo. Armin se levantó y se acercó al tumulto de gente que tenía aquella discusión.

Ya no podíamos hacer nada. Eren ya había partido de este mundo.

Por mi parte, me levanté y caminé por un largo rato buscando por todos lados a Levi hasta que logro divisarlo.

Antes de que esto pasara, lo vi como se alejaba de mi en el titán de Falco, pensando que esa era la última vez que lo vería.

Mi corazón latió fuerte al verlo nuevamente.

Estaba sentado, apoyado sobre una roca con muchas heridas.

Con rapidez me acerqué a él y notó inmediatamente mi presencia. Me lancé a sus brazos, quedándonos así por un largo tiempo.

La alegría de tenerlo conmigo nuevamente no tenía descripción.

—¿No es un sueño? Estás aquí conmigo...—me separé de el levemente.

—No, no lo es... ya todo terminó.

De la nada, sentí la voz baja de Levi nombrar a ambos personajes, dándome la vuelta inmediatamente.

—Erwin... Hange...

Sentí mis ojos llenarse de lágrimas al notar que eran ellos. Hange, alegremente movía sus brazos... como si se estuviesen despidiendo.

Y no solo ellos, si no que aquellos compañeros los cuales compartimos tantos años en la legión.

La partida de Hange me partió el corazón y aún duele, pero el verla feliz y bien, me deja más tranquila.

De la nada, volví a sentir la voz de Levi, aún admirando aquella escena.

—Ustedes... ¿estaban viendo?... dedicaron sus corazones hasta el final... así como nosotros.

Todos hicieron aquel saludo militar tan característico, el cual entregábamos nuestro corazón para la salvación de la humanidad. Aquel saludo el cual quedaría marcado para siempre.

Notando que Levi comenzó a moverse, hizo aquel saludo frente a nuestros compañeros, mientras una lágrima de su ojo izquierdo caía lentamente.

Los miré a todos, haciendo aquel mismo acto.

Aquel humo se disipó, desapareciendo junto con ellos.

Después de una larga batalla, años de incertidumbre, años de investigaciones, expediciones, sacrificios, guerra, separaciones, peleas... al fin había acabado todo.

—Entonces, ¿Todo terminó?—la voz de Levi entró a mis oídos, para mirarlo.

Tomé su rostro entre mis manos.

—Si, por fin acabó.

Esta vez, Levi me dio un suave beso en los labios para luego abrazarme.

—Vamos por nuestro hijo.

—Si, regresemos por Abner. Volvamos a casa.








Los días, los meses y los años pasaron. Pero aquel día era como si tan solo hace unas horas lo habíamos vivido. Eso era algo que jamás lo olvidaríamos.

Diez años pasaron y la "batalla entre el cielo y la tierra" acabó con muchos sacrificios. Uno en especial que marcó la diferencia y nos dio la libertad de vivir en absoluta paz y tranquilidad.

Aquel joven que buscaba su propia libertad, se la otorgó a quienes más amó.

Dejé aquellas flores que había recolectado frente a la lápida que Mikasa había hecho para él.

"Aquí para siempre descansa en paz. Mi amado y querido. Año 854"

Su amado permanecía en aquel árbol el cual el adoraba descansar.

—Mamá...–escuché la voz de mi hijo mayor a mi lado, mirándolo inmediatamente

Abner, con 14 años, era el retrato vivo de Erwin. Era exactamente igual a él.

Luego de acabada la guerra, volví por él. Ambos nos abrazamos fuertemente, sintiendo como lloraba en mi pecho, al pensar que jamás iba a regresar por él. Su dicha fue mayor cuando supo que Levi ya había regresado a casa.

Al ser tan pequeño, solo sabía una parte de lo ocurrido, pero luego de unos años, me pidió que le contara todo y el porqué Eren y Hange no volverían.

—Dime cielo.

—¿Crees que Eren estará feliz de ver como hemos logrado vivir?

—Estoy segura que sí. Eso era lo que quería. Vernos vivir sin muros, libres y absolutamente en paz.

—Lo extraño mucho.—dijo cabizbajo.

—Yo también Abner.—lo abracé por los hombros mientras que mirábamos su lápida.—¿Fuiste a ver a Mikasa?

—Si, ella y su bebé están bien. Jean estaba con ellos.

—Si, me habían preguntado por ti antes de venir.—Abner me sonrió.

—Es lindo verla así. Siendo madre.

—Si, lo es...—tomé su mano y comenzamos a caminar—vamos, tu padre nos está esperando.

—Vamos...

En estos diez años, Levi y yo decidimos quedarnos en la isla, pero por obvias razones (y todo lo que había pasado tiempo atrás) cambiamos nuestra residencia cerca de la vivienda de Mikasa.

Muchas cosas cambiaron con el paso del tiempo: Ada, que lamentablemente su esposo murió, decidió volver con su familia y quedarse una temporada con ellos. De vez en cuando, nos mandaba cartas para saber de su estado y preguntar por Abner. A pesar de que ya era un adolescente, aún lo veía como un niño pequeño.

Jean y Mikasa formaron una familia y ahora viven muy tranquilos. Armin, se casó con Annie formando también su propia familia, además de mantenerse ocupado con lo que respecta la seguridad de la isla junto con los demás y la reina. Su pequeña hija, Ymir ha crecido bien y saludable.

Y en cuanto a nosotros, hemos vivido con absoluta tranquilidad con nuestros amados hijos.

Abner, el mayor, cuida con mucho amor a sus hermanos menores, siendo muy responsable y un hermoso ejemplo para ellos.

Después de dos años finalizada la guerra, Levi y yo nos casamos. El año siguiente, logramos tener a nuestro primer hijo, Ethan de 7 años. Según Levi, es más parecido a mi. Mismo temperamento y rasgos característicos que le heredé a él.

Un niño muy tranquilo, al igual que Abner.

Y Amelia, nuestra pequeña de 5 años. Es la consentida de Levi. Siempre juntos donde vayan.

Ella es la versión femenina de su padre.

Pensaba en cuantas cosas pasamos durante tantos años. Las personas quienes pasaron en nuestra vida y que lamentablemente tuvimos que dejar partir. Extrañaba a tantas personas que habían días que las pesadillas me atormentaban, al igual que Levi, pero ambos nos consolábamos el uno al otro para calmar aquel temor y tristeza que nos atormentaba.

Mi cabello se movía al compás de la brisa marina. El día era perfecto para estar en el mar.

Miraba al horizonte viendo a mis hijos jugar a la orilla del mar, mientras corrían de un lado a otro riendo y disfrutando de aquel momento.

De la nada, sentí aquella cálida mano tomando la mía mientras entrelazábamos nuestros dedos.

Miré a mi esposo, notando dicha en su mirada.

—_____, ¿recuerdas cuando vinimos solos a este lugar cuando Abner era solo un bebé?—sonreí al recordar aquel momento.

—Si, lo recuerdo perfectamente. Aquí fue donde comenzó oficialmente nuestra relación.

—Así es—llevó mi mano a sus labios y beso mis nudillos—¿Y recuerdas que me comentaste que la próxima vez que viniéramos, traeríamos a Abner?

—Por su puesto—volví a mirar a nuestros hijos jugando en el mar, sonriendo ante tan tierna escena—tardamos, pero ahora logramos cumplir ese deseo, pero con todos nuestros hijos.

Levi me sonrió.

—No sabes lo feliz que estoy en estos momentos. No tengo palabras para expresar lo mucho que te amo. Por quedarte a mi lado y darme tan hermosos pequeños.—me sonrojé inmediatamente por sus palabras.

—Levi...—reí nerviosa.—que cosas dices.

—Solo digo lo que siento.—esta vez, llevó su mano a mi mejilla y se acercó a mis labios.—te amo.

—Yo también te amo Levi—acorté aquella distancia y nos besamos.

Amaba cada gesto de Levi y lo cariñoso que era conmigo. Aquel delicado beso frente al mar daba el perfecto toque romántico, recordando cuando vinimos solos por primera vez.

Los años iban a seguir pasando, pero mi amor por Levi aumentaba día a día que no lograba imaginarme una vida sin él.

—¡Mamá, papá!—sentí el grito de nuestros hijos mientras se aproximaban a nosotros.

Los tres se lanzaron y nos abrazaron fuertemente, mientras que Levi jugaba con ellos y reíamos todos juntos. Una imagen que no borraría de mi mente jamás.

Esto era la libertad.

Esto era vivir en paz.

Esto era lo que Eren me pidió...

Ser feliz.





Fin.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro