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『ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 65:"ʙᴏɴᴅꜱ ᴏꜰ ʟᴏᴠᴇ"』


—¡Ya falta muy poco!—Hange me animaba mientras pujaba repetidas veces. El bebé nacería en cualquier momento.

Solté un grito, dado el insoportable dolor que sentía en ese instante.

Me encontraba en mi habitación, con Hange, Mikasa y una mujer que ofrecía sus servicios como partera, que trajo la castaña ante mis llamados que el bebé vendría en camino.

En esta ocasión, estaríamos en nuestra casa, en la cual Eren, Armin, Mikasa y yo residíamos.

Ya pasaba por mi quinto mes de embarazo. Mi vientre había crecido y ya se notaba un poco más y ya me sentía mucho mejor. Las náuseas habían desaparecido por completo, por lo que me permitían comer con total normalidad.

Estaba en compañía de Eren y Mikasa en los jardines del cuartel, en una banca que cubrían varios árboles.

—______, ¿estás cómoda?—preguntó Mikasa ayudándome a sentarme en el lugar.

—Si Mikasa, no te preocupes—ella sonrió acercando una de sus manos a mi vientre dándoles pequeñas caricias.

Eren solo guardaba silencio y se mantenía totalmente serio.

Desde la vez de la ceremonia a los caídos de la misión en Shiganshina, se ha mantenido con un semblante mucho más serio que de costumbre.

En eso veo que Levi y Armin se acercan a donde nos encontrábamos.

—Hola—saludaron ambos a lo que respondimos de la misma forma. Armin se acercó a la pareja mientras que el azabache se acercó a mí.

—¿Cómo estás?—preguntó Levi al instante.

–Estoy perfectamente—le sonreí. Él solo me observaba.

—Me alegro—respondió.—Necesito que me acompañes a un lugar.—soltó de la nada. Arrugue mi frente mostrando confusión en mi rostro.

—¿A dónde?—pregunté curiosa.

—Ya lo verás—me extendió su mano para ayudarme a poner de pie a lo que acepte.

Nos encontrábamos caminado en una de las partes de la ciudad, un barrio muy tranquilo y quedaba relativamente cerca del cuartel.

Seguimos nuestro camino por unas dos calles más junto a la compañía de los tres muchachos.

Mantuvimos nuestros pasos hasta que nos detuvimos en una hermosa casa alejada de otras, pero en el mismo sector. Era de color blanco con detalles de madera que lo hacía lucir rústica en su exterior. Una verdadera belleza de casa.

—¿Qué hacemos acá?—Pregunté confusa.

Levi no me respondió, solo tomó una de mis manos y nos acercamos a la puerta. Él buscaba algo en el bolsillo de su pantalón, cuando logró encontrarlo, sacó de él un par de llaves.

Tomo una y la hizo trabajar hasta abrir completamente la puerta.
Solo lo miré confundida mientras esperaba alguna explicación al respecto.

Volvió a tomar mi mano e hizo que entrará a la casa.

Era maravillosa. Tenía detalles sofisticados y muebles muy hermosos que lo hacían resaltar mucho más.
Me quedé en medio de la sala atónita ante esto. Los muchachos sólo se aventuraban por la casa, pero no entendía nada.

—Levi—lo llamé—¿Por qué me traes acá?

Se acercó a mí y nuevamente tomó mi mano, pero está vez la abrió y dejó las llaves que utilizó para abrir la casa en mi palma.

—Esto es para ti y para el bebé.—abrí mis ojos a la par.

Levi había comprado esta casa para mi y mi hijo. Después de reaccionar le estire la mano con las llaves en ellas.

—Yo no puedo aceptar esto. Es demasiado, Levi.—pero me detuvo.

—No seas terca _______, acéptalo. Además, dije que te ayudaría con esto.

—Pero no de esta forma Levi. Esto es abusar.—respondí.

—El cuartel no es un lugar cómodo para que pases lo que quede de tu embarazo. Además no quiero que vivas sola en él—lo mire confundida—tiene los cuartos suficientes para que estos mocosos vengan a vivir contigo. Sé lo importante que son para ti, además Armin y Hange me ayudaron con todo.

—Pero... —quedé impactada ante esto. Levi ha sido una de las personas que más me ha ayudado durante todo este tiempo. No me ha dejado sola en ningún momento lo cual le estaré eternamente agradecida.

—_____—me nombró y tomó mis manos—piensa en tu hijo. Estarán mucho más cómodos y tranquilos aquí. Podrás descansar sin problemas y continuar tranquilamente tu embarazo.

No sabía que decirle, no encontraba las palabras, por lo único que hice fue acercarme a él y abrazarlo. Puse mis manos alrededor de su cuello y lo atraje a mi.

Él no tardó en rodear sus brazos en mi, correspondiendo  el abrazo que le di.

—Gracias Levi. Muchas gracias—le dije cerca de su oído que solo el tenía privilegio de escucharlo.

No me dijo nada y solo me mantenía cerca de él.

Mikasa tomaba una de mis manos para poder apoyarlas en ella y Hange ayudaría a la partera en lo que necesitase.

Una contratación atacó nuevamente mi cuerpo obligándolo a pujar nuevamente. Comencé a trabajar para terminar con el dolor lo antes posible.

—¡Ya viene! ¡Ya viene!—decía Hange animándome a que continuará.

—¡Me duele mucho!—solté con un pequeño llanto mientras presionaba las manos de Mikasa, como si eso me ayudara a disminuir el dolor.

—Vamos _______, ya falta muy poco—dijo suavemente Mikasa a mi lado. Yo solo asentí , regularizando mi respiración.

Nunca en la vida había sentido tantos nervios como hasta ahora.

La noche había caído, y sólo nos iluminaba la luz que nos daba la chimenea, mientras emanaba calor ante las medianas temperaturas de la temporada.

______ estaba a punto de dar a luz y se encontraba en su cuarto, siendo auxiliada. 

Lo único que hacía era ir de un lado a otro en la sala donde estaba y sentía que el tiempo pasaba muy lento.

—Capitán, me está mareando—soltó Eren que se encontraba junto a Armin sentados en el sillón. Yo no podía estar quieto.

Solo le di un chasquido de lengua en respuesta. Era mucha la tensión.

Un grito proveniente del cuarto se hizo presente. Me detuve en seco al escucharla. ¿Qué pasa? ¿Estará todo bien?

Ambos se levantaron al escuchar el grito de _____. Estaba a punto de ir a ver, no aguantaba el no saber nada y de cómo estaban.

Sentí que alguien me detuvo, tomando mi hombro.

—Capitán, no vaya... si algo llegase a salir mal nos vendrían avisar. El parto es un proceso complicado que puede durar varias horas. No se preocupe—Armin me detuvo y no soltaba mi hombro. Yo solo lo miré y volví al lugar donde estaba.

Espero que salga todo bien.

—_____, en la próxima contratación, puja lo más fuerte que puedas. Puede que nazca por fin.—dijo la partera posicionándose nuevamente entre mis piernas.

—No sé si lo logre... Tengo miedo—dije a duras penas, viendo como el semblante de Hange y Mikasa cambiaban a uno de preocupación.

Me sentía muy cansada. Ya llevaba varias horas así y no había progreso. Estaba asustada de que algo le pasara.

—Tranquila, todo saldrá bien. Estamos aquí contigo.—Hange acarició mi rodilla suavemente.

Una nueva contracción se hizo presente y no dude en comenzar a pujar, contando desde diez.

Diez

Nueve

Ocho

Siete

Seis

Cinco

Cuatro

Tres

Dos

Uno

Un llanto.

Un llanto que me hizo volver completamente a la realidad. El dolor que fue insoportable fue disuelto por ese llanto.

Mientras regularizaba mi respiración, vi como Hange se llevaba al bebé y lo limpiaba, mientras que la partera terminaba de trabajar conmigo.

—Lo lograste ______ —me dijo Mikasa casi al borde de las lágrimas limpiando el sudor de mi frente. Solo cerré mis ojos por unos instantes. Estaba agotada.

—Lo logré—solté con un pesado suspiro, haciendo que Mikasa diera una sonrisa.

Después de varios minutos, la partera terminó de trabajar conmigo, dejando ropa limpia para cubrirme.

Veo que Hange se acerca a mi con el bebé cubierto por una manta.

—Aquí está tu bebé, es un hermoso niño—Dijo Hange mientras me ayudaba a ponerlo en mis brazos.

Un niño.

No podía creer que ya lo tenía entre mis brazos. Era tan pequeño que me daba miedo hacer algún movimiento brusco para evitar su llanto.

Movía lentamente sus bracitos y sus pequeñas piernas.

Tenía la piel blanca, pero sus mejillas estaban rojas, sus ojos estaban cerrados. Su nariz y su boca eran demasiado pequeñas que me causaba demasiada ternura. No tenía mucho cabello, pero lo poco que tenía era de un color rubio. El mismo color que tenía Erwin.

No podía dejar de mirarlo. Estaba totalmente hipnotizada ante tal inocencia.

No sé cuanto tiempo pasó, pero yo no podía dejar de verle. Me había robado totalmente el corazón.

Los gritos habían cesado y no había señal de nadie. Me iba a volver loco.
Me di por vencido y me senté en uno de los sillones individuales moviendo mi pierna en señal de ansiedad.

Había pasado alrededor de media hora cuando veo a Hange y a Mikasa llegar al lugar donde estábamos. Sin dudar, los tres nos pusimos de pie apenas llegaron queriendo saber noticias.

Hange tenía los ojos llenos de lágrimas.

—Es un niño—dijo emocionada. 

Mikasa se acercó a Eren y Armin mientras festejaban la noticia. Por mi parte, me acerque a Hange.

—¿Y ella? ¿Está bien?

—Creo que deberías verla, estoy seguro que estaría feliz de que la acompañes.

—Pero, ¿es correcto?

—Si Levi, es correcto. Ve y acompáñala como lo has hecho durante estos meses. Te necesita.

Lo dudé unos instantes, pero me armé de valor y emprendí mi camino a la habitación, quedando frente a esta.
Los nervios aun no se iban de mi cuerpo, pero cuando la vi a ella, con bultito entre sus brazos, todo esas sensaciones de miedo y nerviosismo desaparecieron.

Aún estaba en transe. Este pequeño ser me tenía embobada. Era hermoso.

Lo único que hacía era observar y acariciar su delicada piel. Era mi hijo, mi bebé y mi vida desde este instante.

Sentí a alguien que estaba junto a nosotros. Por lo que levanté mi vista y me encontré con sus ojos azul grisáceo que brillaban de una forma que nunca había visto.

—Levi—lo nombre al verlo llegar. Se sentó en la cama quedando frente a mí.

La mujer se encontraba aún en la habitación, pero ya había tomado sus cosas para retirarse.

—¿Te encuentras bien?—me miró preocupado. Estaba cansada y algo adolorida, pero aun así era soportable.

—Si, solo estoy cansada—le respondí para que no siguiera preocupado. La partera se dirigía a la salida.

—Me retiro. Mañana vendré a ver como se encuentran—dijo llamando la atención de nosotros.

—Gracias por ayudarme—respondí.

—No es nada. Es mi trabajo—iba a seguir su camino cuando se detuvo nuevamente y se giró donde estábamos.—¿Usted es el padre? —preguntó dirigiéndose a Levi.

Yo solo me quedé atónita esperando su respuesta. Levi la miró, pero desvió su mirada al bebé mientras tomaba una de sus manitos, a lo que él bebé la aceptó apretando uno de sus dedos.

—Si, yo soy el padre.—dijo seguro.

—Ya veo. Pues, muchas felicidades. Permiso.—La mujer se retiró dejándonos solos.

En mi rostro solo corrían las lágrimas, a lo que Levi se sorprendió. Acercó una de sus manos y limpió las lágrimas que caían sobre mis mejillas.

—No llores por favor.—dijo tranquilamente.

—¿Por qué?—susurré—No tienes por qué hacerlo. Nadie te está obligando a esto—respondí rápidamente. Él mantenía su mirada en mí.

—No lo hago por obligación, lo hago por amor a ti—dijo poniendo su mano sobre mi mejilla, acariciándola y limpiando las lágrimas que salían de mis ojos. No era capaz de responder—Además, le prometí a Erwin que cuidaría siempre de ti.—se separó un instante y su mano libre la dirigió al rostro del bebé—ahora también debo hacerlo por él.

Lleve mi mano a su rostro demostrándole mi agradecimiento. Él la tomó y beso la palma de mi mano.

Nos quedamos observando al bebé por un buen rato. Éramos solo nosotros tres, era un momento muy especial y pude sentir una conexión tan instantánea en la que nuestros lazos serían inquebrantables.

—¿Ya pensaste en algún nombre?—me preguntó despertándome de mis pensamientos.

—No, los nombres que tenía en mente nunca me gustaron. ¿Tienes alguna idea?

Levi se quedó pensando unos instantes, mientras miraba al bebé.

—Se me vino un nombre a la mente.

—¿Cuál es?

—Abner.—respondió.

—Abner... Nunca lo había escuchado, pero suena muy bonito. Me gusta.—mire a mi bebé viendo como hacía pequeñas muecas—Abner... ese será tu nombre hijo.

Levi solo miraba con ternura ese momento.—¿Quieres cargarlo?—le pregunté. Él solo me miró sorprendido.

—No sé hacerlo. Si se me cae... —lo interrumpí.

—No se te caerá.—le acerque al bebé y él por inercia puso sus manos acomodándolo. Le ayude a mejorar la posición de sus brazos para que la cabeza del bebé repose mejor en su brazo.

Me aleje un poco y Levi se mantenía estático en su lugar.

—¿Ves que no es difícil?—solo me dio una mirada rápida, volviendo a ponerla sobre el bebé. Él negó con su cabeza.

—Es muy pequeño—comenzó a mecerlo en sus brazos—Tiene mucho de su padre—acarició con la yema de sus dedos el poco cabello que tenía—pero es tan hermoso como su madre.

—Levi...

—______, no sé si sea el mejor momento para hacer esto, pero de lo único que estoy seguro es que quiero estar a tu lado, protegerte y cuidar de ti y de Abner. Sé que Erwin estará siempre en tu corazón, pero permíteme estar en tu vida. Déjame ser el sosiego de tu dolor—sentía que mis mejillas ardían dando sus palabras, mi corazón latía a mil por hora.

Levi es un hombre maravilloso, con el pasar de estos meses me he dado cuenta que es alguien en que puedo apoyarme y no se ha separado de mi lado en ningún momento. Lo quiero mucho.

Meses nos separan desde la recuperación de la muralla María y desde que Erwin nos dejó. Es como si hubiera sido ayer.

Erwin fue el primer hombre en mi vida en muchos aspectos y esos sentimientos son difíciles de borrar. Aun con eso, mis sentimientos eran confusos y no quería lastimar a Levi. Era lo que menos quería hacer.

—No quiero que respondas ahora. Tómate tu tiempo.—Levi me despertó de mi transe.

—Levi, yo... —quería comentarte lo que pensaba, pero un sonido me interrumpió haciendo que volteara hasta el marco de la puerta. En esta se encontraba Hange con lágrimas en sus ojos haciendo ligeros pucheros.

—Es la imagen más hermosa que he visto en toda mi vida—dijo limpiando sus lágrimas.

Hange se acercó. Eren, Mikasa y Armin se acercaron de igual forma.
Levi me entregó al Abner y se alejó para que los demás pudieran ver al recién nacido.

—Es muy lindo—Armin se encontraba cerca de nosotros, notando que tenía sus mejillas ligeramente sonrojadas observando la ternura del menor.

—Es muy chiquito—dijo Eren.

—¿Ya tiene un nombre?—Preguntó Armin emocionado.

—Si, su nombre es Abner—respondí.

Armin volvió a acercarse a nosotros, tomando la pequeña manito del bebé.

—Hola Abner, soy Armin. Eres muy tranquilo y adorable...—sonreí ante esa tierna escena y así se mantuvo hablando con él.

Mikasa sólo observaba con una pequeña sonrisa en sus labios, al igual que Hange. Sabía que tenía ganas de tenerlo en sus brazos.

—Mikasa, acércate—la pelinegra se acercó y se puso a un lado de la cama—Siéntate aquí—le di palmadas al colchón para que tomará asiento y obedeció.

Ya cuando estaba a un costado de mi, le acerque a Abner para que lo tomará entre sus brazos. Mikasa se sorprendió ante mi acción y solo acomodó sus brazos para recibir al pequeño.

—¿E-Está bien así?—preguntó nerviosa, asegurándose que el bebé estuviera cómodo.

—Si, está muy bien—se tranquilizó al escucharme decir eso. Mikasa sólo observaba al pequeño hacer sus pequeñas muecas. Armin y Eren estaban atentos a lo que la pelinegra hacía con el niño. Eren sólo le daba miradas rápidas a ella y a Abner, con las mejillas sonrojadas.

Desde hace mucho tiempo veía ese tipo de miradas que le hacía a ella, no tenía duda alguna de que Eren estaba enamorado de Mikasa. Aunque no lo haya escuchado decirlo, quizá le da un poco de pena decirle.

Ya después de unos minutos, Hange lo tenía en sus brazos. Me comentaba de lo tranquilo que era y que estaba muy feliz de que naciera sin problemas.

En un momento, Abner comenzó a hacer pequeños ruiditos, junto con movimientos en sus bracitos. Empezó a hacer pequeños pucheros y comenzó a llorar.

Hange se asustó un poco, pero al ver que el bebé lloraba, lo acercó a mí para ver qué pasaba. Lo recibí y vi que había llevado una de sus manitos a su boca. Tenía hambre.

Hange me ayudó a acomodarlo para darle de comer, mientras que los demás se habían alejado.

Abner todavía emitía pequeños pucheros y llantos, por lo que lo acomodé y le acerqué para alimentarlo. Él lo tomaba con un poco de torpeza por lo que lo ayudé hasta que logró acoplarse bien a mi pecho.

Dolía un poco, pero debía darle de comer.

Pasaron los minutos y Abner me soltó, interpretando que ya había quedado satisfecho. Lo levanté y lo acomodé, dándole pequeños toques en su espalda y así también lograra dormirse.

Levi se acercó a donde estaban los demás.

—Creo que lo mejor es dejarlos solos. Además ____ necesita descansar.

—Tienes razón.—dijo Hange, mientras los demás se levantaron de dónde estaban para retirarse. Hange se acercó a mi—¿necesitas que me quede contigo?

Iba a responderle, pero Levi habló antes que yo.

—Yo me quedaré con ellos, no te preocupes.

—De acuerdo. Cualquier cosa me avisan. Nosotros nos vamos.

—Gracias por todo.

—No nos agradezcas. Además fue un hermoso momento—me sonrió—Adiós _____, descansa.

—Adiós—me despedí y los muchachos me hicieron una señal para despedirse.

Levi había salido con los demás, pero rápidamente sentí abrirse la puerta, entrando él a la habitación. Se acercó a mí y se sentó a un costado de la cama nuevamente.

—¿Crees que esta bien que Hange se haya ido sola a esta hora?

—No te preocupes. Le pedí que se quedara en un cuarto. Si necesitas algo, ella estará aquí.—se sentó nuevamente en la cama, quedando frente a mi.

—Tienes razón. Gracias.

—Deberías descansar. Yo lo voy a cuidar, no te preocupes.—Levi tomó a Abner en sus brazos y lo comenzó a mecer.

—¿Pero si comienza a llorar?—Levi miró a Abner.

—Al parecer se está durmiendo. Deberías aprovechar.

Lo dude unos instantes, pero el cansancio me estaba matando. Me acomodé con cuidado, mientras que él, con su mano disponible, me arropaba para estar más cómoda.

Al estar recostada, Levi acercó una de sus manos a mi cabello y comenzó a darle suaves caricias, sintiendo como mi cuerpo se iba relajando de a poco.

—¿Cómo te sientes?—me preguntó de la nada.

—Me siento mucho mejor. Estoy muy feliz de saber que nació sin complicaciones. Eso me deja más tranquila.

—Hiciste un excelente trabajo—dijo en voz baja mientras seguía acariciándome.

—Estaba muy asustada y casi me di por vencida.

—Pero aún así lo lograste. Yo pensé que me moriría de los nervios. Estaba muy preocupado de que algo malo pasara.

—Gracias al cielo nada malo pasó. De no ser por Hange, la partera y Mikasa, no sé que habría sucedido.

—Te admiro mucho. Es increíble de lo que es capaz de hacer una mujer, que es el darle vida a un ser tan pequeño.—desvió su vista a Abner.

—Que cosas dices—sentí mi rostro arder. Él solo me dio una pequeña sonrisa.

—Nada, ahora intenta dormir. Lo necesitas.

Mis ojos comenzaron a pesar ante el cansancio. Levi seguía con su acción sobre mi cabello y solo me quedé con esa adorable imagen de Levi sosteniendo con dulzura a Abner en sus brazos.








Hola a todos!! como están?! Espero hayan tenido una hermooosa semana <3

Este capitulo al escribirlo estaba así 😻🌻🌈🌟✨💗 y por fin podemos ver algo de felicidad a nuestros personajes.

Y si hablamos de Levi y el pequeño Abner, a pesar de que la sangre no los una, sus lazos de amor serán inquebrantables😭

¿Qué les parece? 

Gracias por estar aquí, disfruten este domingo de SNK y nos leemos pronto (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧

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