『ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 62: ᴄᴏɴ ᴛᴏᴅᴏ ᴍɪ ᴀᴍᴏʀ, ᴇʀᴡɪɴ ꜱᴍɪᴛʜ』
Lo más seguro es que deseaba venir aquí, pero después de lo que pasó era lo más lógico que ni siquiera tuviera cabeza de pensar en esto.
Salimos de esa casa, volviendo con Mikasa y Hange que nos estaban esperando.
Ya era hora de regresar y por fin, después de tanto tiempo, dar respuesta a las interrogantes que nos llevó a estar y mantenernos encerrados en estas murallas.
Después de que Levi, Eren, Mikasa y Hange regresaran, partimos de inmediato de vuelta. A pesar del esfuerzo de los demás, no se lograron encontrar sobrevivientes.
El recorrido de vuelta fue en absoluto silencio. El luto, el desánimo y angustia nos rodeaban a cada uno de nosotros, a pesar de llegar a ese lugar tan deseado. Perdimos a muchas personas y a gente muy querida.
Me encontraba caminando por el largo pasillo de este vacío edificio. La muerte de casi la totalidad de la legión, nos dejó literalmente diez personas dentro de esta facción.
Mientras que caminar me era algo complicado gracias al dolor, seguí mi camino hasta llegar a mi lugar de destino.
En el trayecto de vuelta, caí profundamente dormida, despertando en lo que parecía ser una enfermería. Nadie se había dado cuenta de que había reaccionado.
No sé en qué momento llegamos aquí, pero eso, ya daba igual.
Aun pasaba por mi mente todo lo que tuve que vivir, teniendo que presenciar la disputa que salvaría a una de las dos vidas a las cuales apreciaba con toda el alma. La decisión de preferir quién seguiría con vida ha sido una de las cosas que nunca hubiese deseado vivir.
La presión y la preferencia de los que estábamos ahí, hacía aún más difícil el mantenerse firme en una postura, siendo un detonante de discusión y agresión.
Después de varios minutos caminando lentamente, llegué a ese lugar donde deseaba estar, mis manos temblaban al saber que ya estaba ahí.
Tomé la manilla y abrí con lentitud aquella puerta que tantas veces crucé para verlo, pero esta vez el silencio y la vacía oficina eran el panorama que me ofrecían en ese instante.
Todo estaba en su lugar y diría que hasta más ordenado que de costumbre. Era como si supiera que nunca más volvería.
Entré con un poco de dificultad, apoyándome en uno de los muebles que se encontraban ahí, quedándome de pie unos segundos. Las imágenes de muchos momentos comenzaron a pasear por mi mente, sintiendo un fuerte dolor dentro de mi. Sacudí ligeramente mi cabeza para intentar que esos recuerdos no me atormentaran, pero fue algo que no logré concretar.
¿Qué hubiera pasado entre nosotros si hubiera sobrevivido? ¿Serían las cosas diferentes?
Para esas preguntas no tenía respuesta alguna. Durante mucho tiempo, me mantuve confundida en base a mis sentimientos. Después de lo que Erwin me dijo y lo que hizo tiempo después me hicieron verlo de otra forma. Levi, por el contrario fue el que me ayudó a escapar de todo ese dolor y no solo eso, si no que también mis sentimientos también le correspondieron. Me siento segura a su lado y sobre todo muy amada, pero ¿Si todo hubiera sido diferente?
Dejé esos sentimientos y pensamientos de lado y me comencé a dirigir al escritorio que estaba en el centro del lugar, notando un sobre encima de este. Mi vista se fue inmediatamente a lo que había, ya que era lo único que se veía sobre el escritorio, junto con otro objeto sobre la mesa, captando rápidamente mi atención.
Me acerqué y tomé aquel sobre color de blanco, notando que estaba escrito mi nombre con la caligrafía de Erwin en ella.
Mi corazón comenzó a latir rápidamente y la tristeza comenzaba a invadirme nuevamente. Solo me quedé mirando aquel sobre con temor.
Ni siquiera lo había abierto y ya estaba derramando lágrimas que ni siquiera me dejaban moverme o hacer algo.
Mis manos seguían con ese temblor que apenas pude abrir aquel sobre. Después de unos minutos al intentar calmarme, logré hacerlo sacando dos hojas perfectamente dobladas.
Mi mente pedía a gritos no seguir con esto, ya que sabía que sufriría aun más, pero mi corazón me decía todo lo contrario, quería saber qué palabras fueron las que dejaron plasmadas en estos papeles, queriendo conocer sus palabras.
Las abrí con miedo y con todo el dolor del mundo comencé a leer.
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Mi amada ________:
Despedirse de un amor tan perfecto es lo que más duele en el alma.
Tengo tantas cosas que decir, tantas cosas que quiero que tengas presente y tantas cosas que aclarar que siento que la pluma y el papel no serán suficientes para cubrir todos mis deseos.
Cuando estés leyendo esta carta que escribo desde el fondo de mi corazón para ti, ya no estaré entre ustedes. Mi papel como comandante ha llegado a su fin.
Pero en esta ocasión, mis palabras se centrarán solo en ti.
Alejarte ha sido una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida y hasta este momento me arrepiento. No hay hora en que no pensaba en tenerte cerca de mi, sentir tus besos, tus abrazos y tu compañía. Pero tenerte lejos era la única opción que tenía para que no salieras lastimada.
Me tocó asumir una responsabilidad de llevar las cosas hasta este punto, tomar decisiones que hasta ahora me arrepiento, pero de no haberlo hecho, el daño sería mucho mayor. Por mucho que esto duela, esto es algo que debo hacer y no me queda más que realizar esto, principalmente por tu salvación. No quiero olvidarte, quiero mantener tu recuerdo intacto hasta el momento en que deje este mundo y te suplico que por favor, que continúes con tu vida y seas feliz.
Perdóname si hice que lloraras y por haberte hecho sufrir durante este tiempo y perdóname por abandonarte.
No sabes lo afortunado que fui al tenerte tantos años a mi lado. Me enamoré de ti como un loco y aún no encuentro una sola razón de las miles para enamorarme tanto.
Amaba la forma en la que me expresabas tu amor y comprensión a los demás, de ayudar sin recibir nada a cambio, por tu valentía, tu fortaleza, tu alegría y la forma en la que tenías de ver la vida. Tu hermoso rostro estaba presente en mi mente, tus ojos expresivos, tus maravillosas pestañas que me deleitaban cada vez que despertaba os juntos.
Quiero que sepas que nunca he amado como te amé a ti, ni he amado tanto como lo hice para ti y lo haré aún más allá de la muerte.
Atesoraré y guardaré todos nuestros momentos, los buenos, los malos. Los que nos hicieron amarnos como locos e incluso discutir.
No olvidaré todo lo que hicimos juntos por primera vez. De ese día, que compartí mi alma con la tuya y que aún, hasta este día puedo sentir en mi piel. Tus delicados besos y bondadosas caricias que hicieron que mi corazón saltara y se llenara de emoción.
Hay miles de recuerdos, miles de sensaciones que hizo que nos uniéramos con el paso de los años. No quiero olvidar que viví felizmente a tu lado y me entregaste una eternidad de alegrías y momentos inolvidables.
No quiero olvidar todas esas maravillosas cosas que vivimos, sentimos y disfrutamos.
Antes de poder terminar, quiero que hagas algo por mi y que no tuve la valentía de hacer. Sobre el escritorio y junto a esta carta encontrarás una pequeña caja de un llamativo color azul...
Me gustaría que la abrieras cuando llegues a este momento.
Mi visión estaba borrosa de tantas lágrimas que salían, con la fuerza que tenía en esos momentos, dejé la carta a un lado y tome la pequeña cajita que estaba junto al sobre. Abrí de la misma forma esa caja, viendo con total asombro lo que tenía en su interior. No podía creer lo que veía.
Era un anillo.
Cubrí mi boca, evitando a que los sollozos salieran, pero era inevitable. Sentía que en ese momento mi corazón se partía en miles de pedazos, llevando una de mis manos a mi pecho, como si eso fuera a sanarlo de alguna forma. Mis rodillas tocaron el suelo, apoyándome del escritorio que estaba frente a mi.
Me pediría matrimonio.
No sabía si era capaz de seguir leyendo sus palabras, ya que después de leer esto, nada sería como antes.
Pero con la poca fuerza que me quedaba, volví a tomar las hojas que dejé a un costado y continué mi lectura.
Dado todas estas cosas, mi deseo de que no sufrieras, de alejarte del monstruo que me convertí y el que no quisiste ver, me impidieron entregártelo. Esto representaba parte de mis sentimientos, mi amor por ti y mi deseo de unirnos como matrimonio.
Te contaré uno de mis más grandes sueños, y no es el que piensas, no es el que siempre te contaba con respecto a mi padre o más bien a mi pasado.
Mi gran sueño era poder casarme contigo y alejarnos de todos. Pasar nuestros días de felicidad en nuestro hogar y formar nuestra propia familia. Tener hijos tan hermosos como tú, poder ver como envejecíamos y pasar el resto de nuestras vidas en absoluta armonía y felicidad. Espero que algún día me perdones por no haber hecho todo esto y no permitir que fueras feliz a mi lado.
Pude haber entregado mi vida por el bien de la humanidad, pero a la única que le entregue mi corazón fue a ti.
Nunca olvides que eres y serás el amor de mi vida.
Te amo
Con todo mi amor, Erwin Smith.
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Las lágrimas caían sin detenerse sobre las hojas que tenía en mis manos. Sentía que me ahogaba en mi propio llanto.
Ahora entiendo todo. Las piezas comenzaron a calzar.
Su comportamiento, su lejanía y su quiebre definitivo conmigo. Todo fue para evitar que saliera lastimada, todo fue para que lo odiara y que su muerte no me afectara.
¿Por qué llegamos a este punto? ¿No ves que de esta manera me hiciste sufrir aún más?
—¡¡Erwin!!
Solo dejaba qua tristeza me inundara durante este momento. Los gritos salían de mi garganta mostrando cuan doloroso era mi sufrimiento y de como mi corazón era roto en miles de pedazos.
¿De qué sirve seguir viviendo después de saber todo esto? ¿Cuál es mi motivación para seguir adelante?
Sentí alguien tomar mi hombro, mirándome con mucha preocupación y le dio una mirada rápida a lo que tenía a mi alrededor.
Yo sin dejar de llorar, me lancé a sus brazos para seguir desahogándome. Necesitaba un soporte en ese instante y llegó en el momento preciso.
—Hange... —solté a duras penas mientras los fuertes sollozos se hacían presentes.—Erwin... Erwin...
—Tranquila, ahora es momento que liberes todo lo que sientes... —dijo acariciando mi cabello.
—¡¿Qué haré ahora? ¡¿Cómo se supone que voy a superar esto?!
—Vamos a estar contigo. Todos vamos a acompañarte.
—No sé si lo logre. No seré capaz de lograrlo.
—Lo harás, todo esto será un proceso para ti, pero no te dejaremos sola.
—¡Me quiero morir Hange! ¡Me quiero morir! —con gritos y sollozos, además del dolor, lo saqué de lo más profundo de mi corazón.
—No digas eso.
Seguí llorando sin detenerme por un largo tiempo. Hange con toda la paciencia del mundo, se quedó conmigo el tiempo suficiente, dándole caricias a mi espalda.
Después de un buen rato, me estaba calmando, separándome un poco de Hange. Ella, con todo el amor del mundo, limpió mis mejillas que estaban cubierta por lágrimas.
—Tranquila... No vas a estar sola.
—No sé cómo haré esto Hange... No sé cómo. Después de sus palabras, ese anillo...
—¿Un anillo?—preguntó confundida. Al parecer sólo vio la carta que tenía junto a mi en el suelo.
—Si...—le extendí la cajita y la carta.
Me miró con confusión y asentí dándole autorización para que leyera la carta.
Después de un par de minutos, dirigió su vista a la cajita azul, dándose cuenta que el anillo estaba ahí. Estaba realmente sorprendida por todo eso.
—¿Te pediría matrimonio?—preguntó asombrada.
Yo solo asentí con dolor.
—Si Hange, me iba a pedir matrimonio.—dije al borde del llanto nuevamente.—pero todo lo que pasó, no se lo permitió.
—No creí que te dejara así... De esta forma...
—Todo lo que hizo, desde que se comenzó a distanciar, desde que quebró toda relación conmigo, su indiferencia, sus actos... todo fue para que lo mirara de otra forma, para odiarlo, hasta que lo consiguió... fue peor para mi... ¿Por qué no lo escuché ese día que quería hablar conmigo?
Hange tomó mis manos y las acarició con suavidad.
—Erwin solo quería protegerte. Él tomó medidas que cualquier persona no haría en su lugar. No quería que vieras la clase de líder en el que se convirtió.
—Sus palabras en esa carta contradicen todos sus hechos y solo puedo pensar en lo doloroso que fue para él todo esto... —Hange me extendió la carta y la apreté sobre mi pecho.
—Lo fue. Créeme que le reclamé miles de veces la forma en la que te trataba y su mirada se lograba ver el dolor de todo lo que estaba haciendo para protegerte. Insistí en que detuviera esa locura, pero fue imposible.
—Siento... Siento que fui lastimada de la peor manera posible. Hange, ¿Qué he hecho mal para merecer todo este dolor y sufrimiento? ¿Acaso no merezco ser feliz?
—No has hecho nada malo _________ y jamás repitas que no mereces felicidad. Tienes una vida por delante y Erwin entregó su vida para que lograras seguir con la tuya. No hagas que ese sacrificio sea en vano.
—Sacrificio... Sacrificio... Sacrificio... —solté con lágrimas en mis ojos, dándole golpes con los puños cerrados al suelo.—estoy harta de tener que soportar y vivir con solo sacrificios. ¿Estamos condenados a esto? ¿Por esta razón vinimos a este mundo?
Hange solo bajó la mirada con lástima y tristeza en sus ojos.
—Desconozco la razón por la cual estamos en este mundo, pero déjame decirte que todas estas pruebas nos hacen fortalecernos. Las pérdidas son inevitables y las hemos tenido toda la vida. Hay personas más cercanas que otras, por su puesto, pero eso no significa que el dolor y la tristeza no estén presentes.—vi como retiraba una lágrimas de su ojo derecho—Esta misión, este día, nos dejó marcados a todos los que sobrevivimos.
Que egoísta soy. No me di cuenta la angustia que Hange mostraba en su rostro. Es obvio por la pérdida de Erwin y sobre todo de Moblit.
Me encerré en mi dolor y no vi el sufrimiento de los demás. Le tomé las manos y las acaricié suavemente.
—Perdón Hange—ella levantó la mirada confundida.
—¿Por qué te disculpas? No tienes la culpa de nada.
—No me di cuenta de que también estabas teniendo un muy mal momento y yo pasé por alto tu sufrimiento y el de los demás.
—No te preocupes... No quiero que te sigas atormentando. Superaremos juntos estos momentos.
—Dudo que este dolor que siento en el pecho se vaya alguna vez. Solo siento que tendré que aprender a vivir con el sufrimiento de su pérdida.—bajé la mirada.
—Todo esto será un proceso, no será de un día para otro. Seamos pacientes y lo lograremos, ya verás—Hange levantó mi rostro poniendo sus manos a los costados de esta, limpiando el resto de lágrimas de mis mejillas.
La volví a abrazar, quedándonos así por varios minutos más.
El dolor en mi pecho era como si me enterraran miles de dagas en la zona, era algo que no lograba describir con exactitud.
Lo único que sabía en ese instante es que la tristeza y el pesar me acompañaría por mucho tiempo.
Holi a todos!! ¿Cómo están? ♡
Perdón por estar desaparecida estas 2 semanas, pero preferí recuperarme bien para volver con todo (pista: covid😷) hasta me tarde en responder algunos comentarios, pero ya estamos de vuelta!!
Un dato freak que nadie me pidió jajsjs es que esta carta la redacté en junio del 2021, exactamente 2 meses después del estreno de este fanfic... Ya tenía una visión de como sería llegar a este momento de la historia y no puedo creer como pasa el tiempo. Siete meses después ya está publicado este capítulo. 😭🤧
Espero que estén bien, cuídense y nos leemos pronto (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧
PD: Se viene un especial muy pronto 🤧
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