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『ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 41: "ꜱᴇᴄᴜᴇꜱᴛʀᴏ" (ᴘᴛ.1)』

Salí del lugar, a paso rápido caminando por la solitaria calle que a esa hora de la noche se encontraba el distrito. Sentía la necesidad de gritar y sacar toda mi frustración. Me prometí a mi misma, vengar la muerte de mis padres con mis propias manos.

Tuve la oportunidad de ver nuevamente a ese bastardo y no hice nada más que quedarme congelada y no hacer absolutamente nada.

—Mamá... Papá... Perdón—Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas, empapando mi rostro rápidamente. Me detuve apoyándome en una pared, mientras que los sollozos salían sin control de mi boca.

—Las lágrimas no le vienen a ese rostro tan bonito que tienes.

Una voz masculina me hizo despertar de mi transe, girando totalmente viéndolo nuevamente ante mis ojos.

—Maldito—dije entre dientes. Kenny estaba nuevamente frente a mi, junto a una mujer de tez clara y pelo rubio.

—¿Por qué tan sola?—se comenzó a acercar con pequeños pasos hacia mi. No me moví de mi lugar, solo me acomodé para comenzar a pelear si era necesario.

—Tú fuiste el que planteaste todo esto... ¡¿Dónde tienes a Eren?!—le grité.

—No me vas a saludar después de tanto tiempo. Vaya que has crecido...—me dijo mirándome de la cabeza a los pies.

Lo único que pasaba por mi mente era poder hacer lo que he querido lograr hace tantos años.

Tome la iniciativa y me dirigí directo a él para darle un gran golpe, pero la mujer que estaba con él se puso en mi camino atacándome sin habérmelo esperado.

Me dio un golpe en la mejilla que tenía lastimada, haciendo que retrocediera dos pasos hacia atrás.

—¿Qué haces Traute?—le dijo Kenny a esa mujer, mientras me limpiaba la sangre que salía de un costado de mi labio.

—Déjeme encargarme de esto, capitán.

—Bueno, veremos que tan capaz es esta mocosa.

La mujer estaba lista para volverme a atacar, al igual que yo, me acomode en mi puesto esperando su ataque.

Se dio impulso, propiciándome un nuevo golpe, pero lo esquivé.

Sentía que explotaría en ese momento, por lo que concentré mi fuerza en mi puño dándole directo en su estómago, haciendo que bajara la mitad de su cuerpo y dándole como golpe final un rodillazo en la cara, haciendo que cayera al suelo.

Creí que tendría más resistencia, pero me equivoque.

—Me decepcionas Traute—se dirigió a la mujer que estaba en el suelo para luego mirarme a mi—oye, mocosa ¿No quieres trabajar para mi?

¿Qué? ¿Está loco?

—Ni de coña trabajaría con un enfermo y desquiciado como tú... No sabes cuanto te odio.—dije la última frase con rabia.

—Disculpa, ¿si? Solo hago mi trabajo—levantó sus manos como si desistiera, pero a la vez soltaba unas carcajadas. La rabia que tenía hizo que un par de lágrimas bajaran por mis mejillas.

—¿Tu trabajo? ¡MATÁSTE A MIS PADRES! ¡¿A ESO LE LLAMAS TRABAJO?!

—Ohhh, vamos, te dije que las lágrimas no le vienen a una cara tan bonita como la tuya.

No lo soporté y volví hacia el para darle un golpe con el puño, haciéndolo en repetidas ocasiones, pero esquivó cada uno de mis ataques. Tomo una de mis muñecas, apretándola con mucha fuerza, que juré que me rompería el brazo. Ante tal desesperación lancé rápidamente una patada, elevando mi pierna hacia su cara, logrando darle con fuerza.

Me soltó, haciendo que rápidamente me alejara para regular mi respiración. Era muy fuerte y podía decir que la fuerza que tiene es similar a la de Levi.

—Vaya, nunca una mujer me había golpeado el rostro.—Kenny se masajeaba el mentón y parte de su mejilla en la cual le había dado un golpe. Él soltó unas carcajadas.—eres muy interesante.

—¡Eres un asqueroso! ¡Voy a matarte, pero antes me dirás donde tienes a Eren!—dije amenazante.

—Tranquila fiera, muy pronto lo sabrás.

—¿De que ha... —sentí un dolor muy fuerte en la nuca, cayendo de rodillas al suelo.

Esa mujer me golpeó con la empuñadura de un arma. Creí que la había dejado inconsciente.

Mierda, no podía ponerme de pie, comencé a ver borroso y me estaba mareando. Sentí como un líquido caliente pasaba por la parte de mi cuello hacia abajo.

La tal Traute, sin que me diera cuenta, me empujó, quedando mi cuerpo en su totalidad en el suelo.

Quedé boca arriba, viendo con dificultad como Kenny se acercaba a mi.

¿Qué me va a hacer? ¿Va a matarme?

—Si que eres dura de derrotar—soltó gracioso—pero gracias a ti, el enano vendrá mucho más rápido hacia nosotros.

Mientras pasaban los segundos, el dolor de cabeza se intensificó, junto con el mareo y la fatiga.

Mis ojos se comenzaban a sentir pesados, batallando por moverme y mantenerlos abiertos, pero el cansancio fue el vencedor, haciendo que perdiera la conciencia en su totalidad.

Ya había pasado al menos 20 minutos y ________ no había vuelto. Sasha ya había terminado de curar mi herida y se había ido a comer con los demás.

La preocupación me estaba matando, así que me puse de pie, acomodé mi equipo y salí a buscarla. Le advertí que era peligroso salir, sobre todo ahora en la noche. Pasé rápidamente hacia la salida.

—Mikasa, Armin, acompáñenme—les di la orden a lo que se pusieron de pie inmediatamente—los demás, quédense aquí y vigilen a los sujetos. Volvemos en seguida.

Salimos del lugar, pero rápidamente los mocosos me preguntaron qué es lo que pasaba.

—Capitán, ¿ocurrió algo?—Armin preguntó.

—¿Y _______? Pensé que estaría con usted—Mikasa intervino.

—________ salió hace más de 20 minutos y aún no ha regresado—resumí. Los dos se sorprendieron.—hay que buscarla, pero sean cuidadosos. Aún es peligroso estar expuestos.

Ambos asintieron y rápidamente comenzamos a buscar por las calles de Trost. Los segundos pasaban y el milagro no ocurría.

No había indicios de ella por ninguna parte. Los peores escenarios comenzaron a pasar por mi cabeza dejándome aún más nervioso por no encontrarla.

—¡Capitán!—escuché la voz de Armin, por lo que rápidamente llegue donde estaba.

Mikasa al escuchar el grito de Armin, también llegó a aquel sitio.

Me acerqué al lugar y logro ver un equipo de maniobras en el suelo y junto a el unas manchas de sangre, que eran recientes.

—Este es el equipo de _________—aseguró el rubio.

Y no había duda. La capa que traía puesta estaba a dos metros del aparto y de la sangre que había allí.

Solamente Kenny pudo ser el responsable. No quería ni pensar que le habrá hecho, pero si la hubiese matado, la habría dejado ahí mismo. Por ende, lo más seguro es que se la haya llevado con él.

—Maldita sea.—dije para mis adentros.

—¿Por qué salió sola si sabía que era peligroso?—reclamó Mikasa dirigiéndose a mi—¿Por qué no se lo permitió?

Guardé silencio, ya que Mikasa tenía razón. Y sí, era mi culpa. Yo no debí dejar que saliera de ahí, fui negligente en dejarla que se expusiera de esa forma.

Ahora por mi culpa está en peligro.

—Capitán, mire—Armin me extendió un papel que venia perfectamente doblado.

—¿Qué es esto?—lo miré confuso

—Estaba debajo del equipo de maniobras.

Abrí el papel, en el cual estaba este pequeño mensaje:

"Gracias a esta mujer, muy pronto nos encontraremos"

No venía firmado, pero sabía perfectamente de quién se trataba y no estaba equivocado.

Maldito seas Kenny. Si la vuelves a tocar eres hombre muerto.

Un pequeño cuarto, con apenas dos muebles, iluminado por la luna y las estrellas, se encontraban los dos jóvenes que sin cesar debían proteger, pero gracias a un plan por aquel hombre alto con su llamativo sombrero, llevó a cabo, la legión de Reconocimiento fue derrotada y les arrebataron sus dos preciadas vidas que llevarían a la humanidad a la victoria.

El ojiverde estaba sobre una cama hecha de paja, amarrado de manos y pies, junto con un tubo de metal en su boca. Se encontraba semi consciente, ya que a pesar de estar algo desorientado, podía escuchar y ver en cierto grado lo que pasaba a su alrededor, pero no aguantaría mucho.

—Perdóname, Historia—alcanzó a escuchar—ahora las cosas serán diferentes.

La joven rubia había despertado hace muy poco y estaba arrodillada en el suelo, siendo abrazada por un hombre de media estatura, derrotado por las lágrimas y el lamento de no haber hecho lo mejor para su hija, la única que quedaba con vida. Ella de igual forma derramaba lágrimas ante el supuesto arrepentimiento de su padre.

El momento se ve interrumpido por Kenny, quien se dio la mera libertad de entrar sin tocar. El señor Reiss, ante tal atrevimiento, se molestó.

—¿Tú no sabes tocar la puerta?

—Discúlpeme, alteza. Pero no hay tiempo para formalidades—dijo irónico.

En uno de sus hombros traía a la joven que momentos atrás se había enfrentado. Kenny estaba asombrado de que una mujer lo atacara de tal forma y creía que su valentía sobrepasaba todo límite al enfrentar al mismo asesino de sus padres.

—Traje el encargo que me pidió.

—¿Estas seguro que funcionara si esta mujer esta acá? ¿No será muy arriesgado?

—No se preocupe, todo saldrá como usted lo desee.

Kenny, sin delicadeza alguna, dejó a _______ junto a Eren, quedando a unos cuantos centímetros.

Eren se sorprendió al verla junto a él y totalmente inconsciente, se preguntaba el porqué ese hombre la trajo en donde ellos estaban. Con algo de dificultad, la analizó y vio que estaba amarrada igual que el, pero a diferencia de Eren, ella tenia un paño cubriendo su boca.

Eren se percató de la sangre que tenia en su cuello y parte de su ropa, quedando preocupado al saber que estaba herida y pensó en las miles de formas que usaron para traerla con ello.

Historia, al ver a ________ y a Eren allí, se levantó alejándose. de su padre para ver el estado en el que se encontraban..

—¡Dios santo! ¿Por qué los tratan así? ¿Por qué hirieron de esa forma a ________?—exclamó la pequeña ante su padre.

—Ya entenderás todo Historia. Todos mis sacrificios y el por qué hacemos todo esto.

Llegamos nuevamente al lugar. Los demás preocupados nos vieron entrar y se acercaron a la entrada.

—¿Qué ha pasado capitán?—Jean rápidamente llego, al igual que los demás.

—Secuestraron a Eren y ahora a ________—Mikasa respondió furiosa.

—¡¿Qué?! ¡¿pero cómo?!—exclamó Connie.

—Pregúntale al capitán, que te cuente todo.

La azabache se aparto del grupo sumamente molesta y está bien, todo fue mi culpa. Fui muy descuidado y por mi causa, ahora corría peligro a manos de Kenny. Armin fue tras Mikasa.

—Capitán...—ellos esperaban mi respuesta.

—Si, la secuestraron por mi culpa. Ella salió y no se lo impedí.—guardaron silencio unos segundos.

—¿Por qué lo hicieron?—Sasha angustiada pregunto.

—Quieren atraparme, eso es seguro.

—¿Y qué haremos ahora?—preguntaron.

—Sabemos que un hombre esta a cargo de un gran escuadrón y de la captura de Eren e Historia, pero estoy seguro que no pudo actuar solo. La policía militar tiene algo que ver en todo esto.

—¿De que forma conseguiremos la información que necesitamos?—Jean intervino.

—Primero que nada, debemos avisarle a Erwin y a Hange. Esta vez no podemos esperar órdenes, pero si debemos informar lo que esta pasando—Mire a los hombres que estaban amarrados—aunque... ya se como podemos empezar.

Me acerqué a los dos hombres que estaban en un rincón del lugar, me miraban con total odio y no era para menos después de capturarlos.

—Bien, es hora de escuchar lo que tienen que decir—le saqué la venda que tenia en la boca para darle la libertad de hablar.

—¡Espera! Solo soy un hombre que usaban para transportar carga...—Mikasa intervino.

—Te he visto antes. La gente de la ciudad te llamaba "jefe".

—Ah, ya veo... Dimo Reeves, ¿Verdad?

—Solo obedecía ordenes de la Policía militar interior y dado a mi fracaso, confiscaran mis bienes. Mi hijo y yo moriremos en supuestos accidentes...

—¿Dejarán que te maten así sin más? El distrito de Trost esta aguantando duras penas.

—¿Quieren que me una a ustedes?

—Necesitamos saber donde tienen a Eren, Historia y a _______. Si proveen a la policía militar podrán hacer algo.

—¿Y eso evitara que la gente muera de hambre?

—No puedo garantizarlo, pero trabajaremos para que así sea.

Sentía que el dolor de cabeza que tenía me mataría, sobre todo en la parte de la nuca, ardía mucho. Abrí mis ojos con un poco de dificultad, haciendo que todo me diera vueltas.

Vi que me encontraba en una habitación oscura, pero la iluminación de la luna dejaba ver parte de esta. Intenté moverme, pero sentía unas sogas en mis muñecas, atadas en mi espalda, junto con mis piernas que se encontraban de igual forma.

No recuerdo mucho de como llegué aquí, pero si recordaba que Kenny fue el que me trajo.

Giré mi cabeza y para mi sorpresa, me encontré con Eren. Estaba de la misma forma que yo, pero a diferencia de mi, tenia una especie de metal cubriéndole la boca, en cambio yo solo un pañuelo.

Me fije y no sabía si estaba inconsciente, lo cual me comencé a preocupar.

Solo estábamos los dos en ese cuarto, por lo que me puse a pensar como saldríamos de aquí. A pesar de que el dolor de cabeza no lo soportaba y el cuerpo me dolía como los mil demonios, me comencé a mover para liberarme.

Me giré, quedando mi abdomen en el suelo, haciendo un poco de fuerza en mis piernas, las levanté hasta que mis rodillas quedaran firmes en el suelo. Nuevamente, aplicando fuerza levante mi torso quedando de rodillas en el piso. En el procedo un quejido salió de mi boca dado el dolor, pero gracias al pañuelo que me cubría no se escuchó.

Mis piernas estaban amarradas en los tobillos, lo cual el ponerme de pie era algo complicado, pero no me rendiría tan fácilmente. Apliqué la fuerza necesaria y él equilibrio justo, logrando mi objetivo. Pero al hacerlo muy bruscamente, el mareo se intensificó, haciendo que me apoyara en la pared.

Espere unos segundos para descansar y buscar la forma en la que me podía desatar.

Me fijé que el pañuelo que cubría mi boca, se había aflojado con los movimientos que hice, por lo que moví un par de veces mi cabeza, haciendo que esta bajara por mi cuello, dejando mi boca libre y que entrara mejor el aire a mis pulmones.

Con la poca visión que tenía, buscaba algo con punta para cortar las sogas que sujetaban mis muñecas. Tenía la opción de romper la ventana y que los filos de los vidrios me ayudarían, pero haría mucho ruido llamando la atención, por ende lo descarté.

Di un par de saltos, acercándome para ver que más tenía en la habitación, pero en eso unos brazos me tomaron y me lanzaron al suelo con brusquedad, cayendo de lado haciendo que el hombro comenzara a dolerme mucho.

—Maldita mocosa, si no te vigilo, te escapas—era la voz de ese sujeto.

No puede ser, todo lo que había logrado se había ido a la basura.

Miré y logre ver la silueta que tanto lo caracterizaba. Comenzó a acercarse a mi, quedando de pie a mi lado.

—¿Qué vas a hacerme? ¿Me vas a golpear?—lo desafíe. Se agachó para quedar más cerca.

—Mejor que eso princesa, podría matarte si lo quisiera—de la nada puso un cuchillo en mi cuello—pero te necesito viva para lo que haremos.

—¿Qué tienen planeado hacer? ¿Por qué quieren a Eren? ¿Dónde está Historia... —comencé a preguntar, pero Kenny reafirmó su agarre en la cuchilla presionándolo más sobre mi cuello haciendo que me callara.

—Shhh... Calladita te ves mucho más bonita. Además no puedo responder esa pregunta ahora, por que nos vamos de aquí.

—¿A dónde nos llevarán?—dije con dificultad.

—Será una sorpresa. Tu enamorado nos estará esperando—se refería a Levi. Posiblemente era una trampa.

—Tú no podrás con él.

—Eso ya lo veremos.

Kenny puso un pañuelo blanco entre mi nariz y mi boca, cortando la respiración y la entrada de oxígeno a mis pulmones. Comencé a quejarme, a moverme y a gritar para poner resistencia, pero no serviría de mucho, ya que mientras pasaban los segundos me comenzaba a sentir débil.

Mis ojos se fueron cerrando de a poco, quedando nuevamente en un largo sueño.


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