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Los meses pasaban rápido, sin siquiera darnos cuenta. Las hojas de los árboles caían en grandes cantidades, dándonos la bienvenida al otoño. Habíamos terminado los asuntos que teníamos pendientes, así que solo ahora nos dedicamos a descansar.

El viento que corría afuera era muy frío para quedarnos ahí, así que decidimos quedarnos en el comedor. Hange, Moblit y yo tomamos asiento en una de las mesas del lugar.

-Vaya que estoy agotada-Hange se comenzó a estirar para relajar su cuerpo.

-Lo bueno de todo es que no nos queda nada por hacer.-Moblit se semi acostó sobre la mesa.

-Es lo que más agradezco-solté un suspiro agotada.

En eso Mike y Levi se acercaron en donde nos encontrabamos, sentándose junto a nosotros. Levi estaba con su famosa taza de té, mientras el vapor salía de ella.

-¿De qué hablan?-Mike se apoyó sobre sus codos en la mesa.

-De que ya no tenemos nada que hacer por hoy y que somos libres mi estimado sabueso-la gafuda soltó con gracia haciendo que soltaramos un par de carcajadas.

-Ya te he dicho Hange que no me digas así-dijo Mike, fingiendo dolor ante sus palabras.

-Pero si pareces una mascota... Tienes buen olfato y a la única que obedeces es a Nanaba... Te falta el collar y la correa... ¿Quieres más pruebas?-el rubio ante tales dichos, su rostro se enrojecio completamente.

-¡Hange!-Mike comenzó a mirar por todos lados para saber si Nanaba había escuchado o si estaba rondando cerca.

Los demás solo aguantabamos la risa. Quería reir bastante fuerte, ya que Hange tenía razón. La cercanía que tenía Mike y Nanaba era algo más que compañeros de trabajo, pero nada era seguro aún.

-Déjalo en paz Hange-Levi salió en su defensa mientras tomaba un sorbo de su té.

-Enano tu no hables, mira que bien se te cae la baba por alguien también-Levi, ante la impresión, escupió el té que tenía en su boca, cayendo directamente a Moblit, ya que estaba frente a él.

-Maldita cuatro ojos-Quería tomarla de la ropa, pero la castaña lo esquivó.

Hange se comenzó a reir ante tal situación, yo no sabía que hacer, ya que Levi mostraba mucha molestia en sus ojos. Le extendí un pañuelo a Moblit para que se secara, lo cual me agradeció.

Levi de volvió a sentar en su puesto, chasqueando su lengua bastante enfadado.

-Tú no tienes filtro, Hange-Moblit habló mientras limpiaba los restos de té que tenía en la cara.

-Eres una caja de sorpresas-complemente a lo que Moblit decía.

-Es cierto, hablando de cajas de sorpresas... canija, tu cumpleaños es mañana, ¿cierto?-Hange cambió el tema radicalmente, mostrando emoción.

Lo había olvidado por completo, mañana sería el día de mi cumpleaños. Hemos hecho muchas cosas y varios asuntos nos mantienen ocupados, que lo había pasado por alto.

-Si, es mañana.-respondí.

-Ya estas viejita-reí ante eso.-¿Qué harás? Justo es el día en que tenemos libre. Vaya que suertuda eres.

-No lo sé, quería hacer algo con Erwin, pero está en Sina por algunos asuntos y no creo que llegue antes de eso.

-Tienes razón... Pero no te preocupes, haremos que tengas un día extraordinario.

-Gracias Hange, siempre tan atenta.

El día de ayer, Erwin se había trasladado a Sina por unos asuntos concernientes a todas las facciones que trabajan dentro de las murallas, es por eso, que como rostro de la legión, no podía faltar a su cargo y no llegaría por lo menos en 2 días más.

-¿Qué les parece muchachos?-preguntó la castaña con entusiasmo.

-Tienes que esperar a que ella esté de acuerdo madita loca de los titanes-Levi dejó la taza que ya se encontraba vacía sobre la mesa.

-¿Qué dices ______?-vi a Hange tan entusiasmada que no podía negarme.

-Yo feliz si paso el día con ustedes-la castaña chilló victoriosa.

Ya era tarde, el día había sido increíble gracias a los demás. Pudimos pasar un grato momento entre todos y la verdad nos sirvió bastante para despejarnos.

Hicimos un pequeño picnic en una pradera no muy lejos de la edificación. Era muy hermoso.

Reimos, conversamos y disfrutamos tanto, que todos nuestros asuntos personales o dificultades que pasabamos en esos momentos, desaparecieron. Nunca olvidaré estos maravillosos instantes que logramos vivir todos juntos.

Les di las gracias a todos por esta maravillosa tarde, por lo que ya era hora de ir a dormir. Mañana retomariamos nuestras labores.

Me dirigí a mi habitación, cuando veo que la puerta estaba semi abierta, lo cual me causo mucha extrañeza, ya que estaba completamente segura de que la había dejado cerrada.

Además podía ver una leve iluminación por debajo de esta, por lo que decidí entrar. Lentamente, habiendo tomado la manilla de la puerta, la fui empujando hasta abrirla completamente.

Me encontré con la imagen más adorable y tierna que he visto en toda mi vida. Mi corazón comenzó a latir rápidamente dejandome sin habla.

Estaba de pie, en su traje formal de la legión, con un ramo de rosas en sus manos. Mi dormitorio estaba adornado por velas que hacían dar una leve iliminaria a esta, dejándome ver a aquel hombre que estaba de pie frente a mi.

-Erwin... -no pude decir otra palabra. No esperaba verlo hasta por lo menos hasta mañana.

-No creí que llegaría a tiempo-se acercó quedando a un paso cerca de mi.

Tomó mi mano para que entrara a la habitación y cerró completamente la puerta.

-¿Y los asuntos en Sina?-pregunté aún asombrada.

-Terminaron antes de lo que se planeaba. Apenas concluyó, vine directamente para acá.-me extendió el ramo de flores que sostenía en sus manos.-Feliz cumpleaños.

No esperaba tenerlo el dia de hoy junto a mi, me hacía demasiado feliz el que estuviera presente. Una lágrimas se escapo de mis ojos, expresando el gozo que sentía en el momento, aceptando el ramo.

Erwin rápidamente, limpió la lágrimas que se deslizaba por mi mejilla.

-¿Por qué lloras?-dijo suavemente mientras le daba una caricia a mi mejilla.

-Estoy muy feliz de que estés aquí.

Erwin tomó el ramo de flores para dejarlo en el mueble junto a nosotros, para acercarse mucho más a mi para capturar sus labios con los mios.

Movía sus labios suavemente sobre los ellos, llevandolo a un beso tierno y sin prisas. Nos separamos y nos miramos a los ojos.

-Sabes que por ti, hago lo que sea. Lamento no traerte ningún otro presente-negué con mi cabeza sonriendo y borrando la lágrimas que caía por mi mejilla.

-El mejor regalo es que estés aquí conmigo. -Erwin acarició mi rostro con ternura.

Se acercó a mi para capturarme en un abrazo, no queriendo separarme de él jamás. Cerré mis ojos disfrutando el maravilloso momento que estaba viviendo junto a él.

Me separó levemente de él y puso ambas manos al rededor de mi cintura y yo sobre su cuello. Juntamos nuestras frentes, dejando nuestros ojos cerrados un instante, disfrutandonos el uno al otro.

-Gracias por estar aquí conmigo-dije en voz baja, pero asegurandome de que lo escuchara.

Levanté mi rostro para verlo a sus hermosos ojos. Aquellos ojos de color cielo que brillaban y reflejaban el tono anaranjado que emanaban las velas en la habitación.

-Y yo estoy agradecido por que naciste en este mundo, por conocerte y tenerte en mi vida.

Se acerco atacando mis labios con ansias. Abrió su boca intensificando nuestra unión, la cual la acepté gustosa.

Erwin me atrajo más a su cuerpo y yo pase mis brazos por sus hombros, acercando mis manos por su cabello, dándole pequeñas caricias.

Hoy era una noche especial, el ambiente con las velas lo hacía mucho más romántico y el calor en la habitación comenzaba a aumentar, haciendo que mi cuerpo se calentara, junto con los besos salvajes de Erwin.

Los besos del rubio comenzaron a bajar de mis labios, pasando por mi mentón hasta mi cuello, dándole ligeras mordidas, en las cuales posiblemente dejarían marcas, llegando finalmente a mis clavículas.

Suspiros salían de mi boca, disfrutando sus caricias y besos que esparcia por mi piel. Cada vez, la exitacion aumentaba y deseba más, mucho más.

Erwin comenzó a caminar haciendo que mis piernas chocaran con el borde de mi cama. Comencé a desabrochar los botones de su abrigo, deslizandolo por sus hombros haciendo que cayera al suelo. Él comenzo a meter sus manos por debajo de mi blusa, pasando sus manos por mi espalda, liberando mi torso, sacando la prenda de mi cuerpo. Pase mis manos, abriendo su camisa, dejando expuesto su torso de igual forma que el mío.

Los besos y las caricias fueron aumentando hasta que quedamos completamente desnudos.

Me dejó suavemente sobre el colchón, abriendo mis piernas para posicionarse en medio de ellas sintiendo si erección en mi zona más sensible.

Acarició mis piernas, levantando una para pasar sus suaves manos sobre ella. Dejó mi tobillo apoyado en su hombro izquierdo comenzando a besar mi pierna es su totalidad.

Sus besos fueron bajando hasta llegar a la parte interna de mi muslo, pasando su lengua por ella y a la vez mirándome a los ojos para ver mi reacción, haciendo pasar una corriente eléctrica sobre mi espalda.

Mi respiración se hacía más pesada cada vez que sus labios rozaban mi piel.Bajó mi pierna y se acomodó entre medio de ellas.

Tomó mis manos entrelazando sus dedos con los míos, apoyandose a los costados de mi cabeza para evitar poner todo su peso sobre mi.

Lentamente comenzó a entrar en mi intimidad, logrando sentir que estaba llena otra vez. Un gemido se escapó de mis labios, el cual fue silenciado por un beso fugaz por parte de Erwin.

Comenzó un vaivén muy lento para mi gusto, pero que hacía estremecer cada parte de mi cuerpo. Quería tocarlo, quería disfrutar su piel, pero el rubio tenía mis manos aprisionadas con las suyas.

-Erwin, suéltame... Quiero tocarte-logré decir apenas, aguantando un gemido a mitad de la frase.

El inmediatamente acató mi orden, soltando mis manos, llevandolas directamente a su espalda para arañarlo. A pesar de que lo hacía lento, era algo magnífico.

Pero me estaba desesperando, quería que fuese más fuerte.

-Erwin~ más rápido-solicité sin recibir respuesta.

Él me daba una mirada lujuriosa, como si le encantara verme sufrir de esa manera.

-¿No estás disfrutando?-dijo sensualmente con voz ronca sobre mi oido.

-Lo disfrutaré aún más si lo haces rápido.-se detuvo, pero aun estando en mi interior.

-¿Quieres más rápido? ¿Quieres que sea brusco contigo?-Dios santo, por mí que me parta por la mitad.

-Si, haz de mí lo que quieras-suplique.

En un movimiento rápido, Erwin salió de mí, tomando mi cadera, girando mi cuerpo quedando mi torso pegado al colchón, mientras que mi trasero estaba elevado, junto con las manos de Erwin a los costados de mi cadera.

Después de abrir un poco más mis piernas, tomó uno de mis gluteos, comenzando a amasarlo a su gusto dándole una palmada a este, haciendo que el sonido se escuchara por todo el cuarto.

Mordí mi labio inferior para evitar cualquier tipo de ruido.

Sentí como Erwin se comenzó a acercar por la espalda poniendo su boca cerca de mi oido.

-Haré todo lo que la cumpleañera desee-susurró en mi oido, mordiendo el lobulo de este.

Sentí como pasaba su miembro por mi trasero y parte de mi intimidad, hasta que sentí de golpe que lo introdujo.

Al no poder verlo, no sabía lo que estaba haciendo, ni cuáles eran sus movimientos, pero eso me hacía estar aún más exitada.

Ambos soltamos un gemido. Erwin tomó mis caderas, apretando sus dedos en ellas. Volvio a comenzar a moverse pero esta vez mucho más rápido.

-¿Así te gusta?-preguntó agitado.

-Si, me encanta~-solté entre gemidos.

Erwin comenzó a dar embestidas más potentes y más fuertes, haciendo que nuestros cuerpos hicieran un ruido al momento de chocar.

Comencé a gemir como nunca. Esto era lo que quería y no amaba más que cuando Erwin cumplía todo lo que le pedía, sobre todo cuando estabamos en la cama.

Levante ligeramente mi torso, cuando sentí que mi comandante puso una de sus manos en mi boca, haciendo que callara los sonidos que emitía.

-Eres muy ruidosa-dijo aún penetrandome fuertemente-¿Quieres que toda la legión se entere que hacemos cosas indecentes?

Maldita sea, si seguia diciendome esas cosas, me vendría inmediatamente. Era muy atrevido y eso hacia que mi cuerpo se encendiera aún más.

No hice, ni dije nada al respecto. Solo seguí gimiendo pero los sonidos no salían gracias a que Erwin cubría mi boca con su mano.

Comenzó a dar estocadas más profundas y más duras, pero yo ya estaba en mi límite. Mis piernas comenzaron a temblar anunciando a que ya iba a acabar.

Tomé el brazo de Erwin para quitarlo de mi boca, para poder hablar, haciendo esta una tarea difícil.

-E-Erwin, es.. espera~-solté gimiendo. Erwin asustado, salió de mi interios, haciendo que me diera la vuelta, quedando mi espalda sobre el suave colchón. Puse mi mano en su pecho para que se detuviera unos instantes.

La exitacion había sido demasiada y la brusquedad con la que Erwin me tomaba era inefable.

-¿Qué pasa?-preguntó agitado y a la vez preocupado-¿Te estoy lastimando?

-No... Solo~Yo... yo... Voy a terminar. No sé... Si yo...~-respondí agitada, pero no me dejó acabar de hablar.

-¿No sabes si puedes seguir?-asentí -Aún no terminamos, así que concéntrate.-tomó mi mano que estaba en su pecho y besó la palma de esta.

Tomó mis piernas, dejandolas reposadas sobre sus hombros, tomandose del respaldar de la cama para darse impulso.

Comenzó nuevamente el vaivén lento, torturandome con cada estocada que daba.

Quería gritar, pero apreté mis labios para evitar cualquier clase de sonido. Erwin notó aquel movimiento, acercándose a mi rostro.

-No te contengas... Quiero escucharte-Gemi apenas termino de hablarme, haciendo que Erwin también lo hiciera.

El deseo y el placer llegaron a niveles inimaginables en mi cuerpo.

Sentía como mi interior se contraía, haciendo que después de un par de minutos, Erwin comenzara a acelerar sus movimientos, agararando sus brazos, clavando mis uñas en ellos.

Terminamos, ambos al mismo tiempo.

Erwin apoyo su cuerpo levemente contra el mio, para descansar unos segundos. Bajó mis piernas suavemente para caer rendido a mi lado.

Teniamos la respiración agitada y quedamos exhaustos. De la nada, senti que se volvió a poner sobre mi, pero esta vez para darme un suave beso en los labios.

Se separó de mi y esta vez besó suavemente mi frente. Acarició mi rostro notando una pequeña sonrisa que salía de sus labios.

-¿Qué pasa?-pregunté al ver que no dejaba de sonreír y analizar mi rostro.

-Es que... No puedo creer que soy tan afortunado de poder tenerte en mi vida.

Mis mejillas comenzaron a tornarse rojas ante tal comentario. Mi corazón comenzó a saltar como loco y mi mente quedó en blanco.

Si, Erwin me provocaba todo eso.

Me acerque y lo abracé, sintiendo como pasaba sus brazos por mi espalda acercándome más a él.

-Soy yo la afortunada de tenerte aquí conmigo. Eres un hombre increíble y no sabes lo feliz que me haces.

Nos quedamos así unos minutos, cuando el rubio comenzó a darles suaves besos a mi cuello, bajando lentamente a mi hombro. Un escalofrío se sintió en cada parte en la cual sus labios pasaban.

Nos acomodamos, quedando debajo de él. Sus manos comenzaron a pasar por todo mi cuerpo, haciendo erizar mi piel.

-Te necesito-susurre en sobre sus labios.

-Cariño, tu regalo de cumpleaños apenas acaba de comenzar.

Ojalá tener ese tipo de regalos de cumpleaños, sobre todo de Erwin jajajajaja.

Hola a todos! ¿Cómo están? Espero hayan tenido una hermosa semana. Como ya saben, les dejé un anuncio en mi perfil y si no han ido, no se preocupen, que en el capítulo que subiré en unas horas más, les hablaré de eso y un poco más detallado.

Este especial lo escribí la semana de mi cumpleaños que fue hace bastante la verdad jjeje pero ya era hora de publicarlo.

Pensaba hacer este el último especial en el cual Erwin saliera, pero no, queda uno más ✨ así que solo hay que esperar jijiji

Gracias por su apoyo, recuerden tomar awita, salir con su mascarilla y lavar sus manitos. El covid aún está con nosotros 😔.

Nos leemos pronto (ノ◕ヮ◕)ノ*:・゚✧

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