Últimamente siento que estoy a la mira de todos. Camino por los pasillos y es inevitable escuchar los murmullos que lanzan cuando me ven pasar, como si yo no supiera lo que hacen cuando pretendo ignorarlos, pero lo cierto es que... desearía poder decir que no me importa pero realmente lo hace. Es difícil encajar en una sociedad en la que todos esperan a que falles para convertirte en el centro de las criticas y el ejemplo de lo que no debes ser, ni hacer jamás en tu vida.

Constantemente me he hablado a mí mismo y me digo que no importa, que sólo debe importarme lo que mi familia y yo pensemos. Los demás sólo son espectadores que juzgan por el mínimo hilo que cose tu vida. Aun así, no puedo evitar frustrarme al escuchar comentarios como: "Míralo, se creía la gran cosa y lo bajaron del trono" "Ojalá jamás estar en los zapatos de Kook y ser reemplazado por un recién llegado" "Me da mucha pena por él".

No necesito que ellos hablen de mí, pero me enoja que me afecte demasiado lo que digan sobre mí. Levanto la mirada, no es necesario que todos se enteren que sus malditos comentarios me hacen sentir inseguro. Atravieso la entrada del salón de clases, notando como SooHyun, TaeHyung y MinGyu me miran con pena, pero, aunque desee mandar todo a la mierda y acercarme a ellos, prefiero cambiar de puesto y sentarme con el chico nuevo que ni siquiera sé como se llama. Por otro lado, noto como Zhao Mulán y su amiga HyoRi, atraviesan la entrada del salón, ambas con sus rostros colorados de tanto reír y más atrás, el idiota de MíngHào. Ni siquiera debería molestarme que ellos rían así porque mantenemos un margen de distancias realmente considerable, pero entonces ¿Por qué siento tanta envidia? Miro a mi costado, observando como mis antiguos amigos ríen por algo que ha dicho TaeHyung. Por más que quiera negarlo, TaeHyung siempre lograba hacerme reír, MinGyu siempre tenía algo para contar y SooHyun lograba ponerme en calma, pero ahora no tengo nada de eso.

―Disculpa ¿Crees que tengas un pañuelo disponible? ―pregunta el extraño chico junto a mí.

―¿Pañuelo? ―me giro a verlo, haciendo una cara de asco inmediatamente por ver como sus mocos cuelgan de sus fosas nasales, y su nariz se pinta de un rojo intenso ―¡O-oh, c-claro!

Inmediatamente saqué un pañuelo de repuesto que siempre cargo en mi mochila y se lo di. Ahora entendía las razones por las cuales nadie se sentaba con él. Nuevamente me giro a mirar otra cosa que no sean los mocos colgantes de éste chico. MíngHào finalmente se despide de las chicas y el profesor de literatura atraviesa la puerta para dar inicio a la clase.

Durante las primeras horas, me doy cuenta que realmente me encuentro solo, incluso el chico de los mocos tiene a alguien con quien trabajar, lo cual me deja en un reglón más abajo de él, viéndome completamente patético. En el almuerzo no cambian las cosas, termino sentado solo en una de las mesas, sin embargo, a los pocos minutos soy acompañado.

―¿Qué?

―Comienzas a darme pena ―suspira, dejando su bandeja de comida frente a él ―¿Por qué simplemente no vas y te disculpas con ellos?

―¿Quién dice que quiero disculparme? ―frunzo el ceño, pero él solo rueda los ojos y niega como si desde ya, conociera todo de mí.

―Porque tienes un rostro de lamento y culpa que ni tú mismo te aguantas ―revuelve el plato de comida y procede a llevarse algo de fideos hasta su boca ―. Escucha, sé que tu ego es mucho más importante, pero comprenderás que estar solo no es lo más agradable del mundo. Sé como te sientes y, aunque no me agrades del todo, no me gustaría que terminaras como yo.

Deja los palillos a un lado, me mira con su rostro serio y se dispone a ponerse en pie. Busca a alguien con la mirada y a penas logra dar con su objetivo, se encamina hasta ello. Me tomo el trabajo de observar hasta donde se dirige, y claramente se trata de las chicas Mulán y HyoRi. Me resulta curioso que él mencione aquello último. Siento como si de alguna manera, se viera reflejado en mi apariencia y por más que me desagrade, siento que tiene razón, pero... ¿Cómo hago para acercarme nuevamente a ellos? Dije cosas que no debí, especialmente a TaeHyung y a SooHyun.

Termino rendido y acepto que necesito su ayuda. Jeon JungKook, esto no es propio de ti, pero hay cosas mucho más importantes que un ego por los cielos.

―Mi cumpleaños será pronto, espero recibir algo bueno este año ―menciona la peliplata.

―¿Qué te gustaría recibir? ―pregunto, llevando el cono de helado a mi boca.

―No le des nada, HyoRi se aprovechará de tu amabilidad, Mulán ―tercia MíngHào, provocando que la mencionada acabe llevando su cono de helado hasta el rostro de éste mismo y arrebate el otro que yacía en sus manos. ―. ¡Mi hermoso rostro!

―Eso te ganas por decir tontadas, Hàoidiota.

Suelto una risa divertida, así mismo, HyoRi no puede evitar reír por lo que acaba de decir de nuestro amigo pelinegro, quien ahora se enfoca en limpiar la crema de helado que se encuentra esparcido por todo su rostro y parte de su cabello. Atravesamos la entrada de mi casa y nos dirigimos a la cocina, donde encontramos a JiHyun muy conversadora con mi padre. La mujer está sonrojada y papá parece nervioso. Es como si hubiese una atmosfera más que laboral entre ese par, así que, aprovecho la oportunidad para volver por donde entramos sin que lo noten.

―¿Qué sucede entre ellos? ―susurra MíngHào.

―No lo sé, pero me gusta que estén juntos ―le respondo en susurros.

―Al final, van a terminar juntos y como no me inviten a la boda, me sentiré traicionada ―tercia la peliplata.

―¿Te imaginas y te dan un hermanito? ―agrega el chico, provocando que mis ojos se abran más de lo que deberían ―¡Mulán, eres una sucia!

―¡Oye! ―me quejo algo apenada.

―¿Por qué susurramos?

―¡Es que el papá de Mulán se va a casar con la señora Ji- ¡Señor LinYi!

La voz alarmada de HyoRi nos hace pegar un respingo del susto. Papá comienza a reír como un loco desquiciado, mientras que JiHyun se asoma por el marco de la puerta que da con la cocina, levantando las comisuras de sus labios. Ofrecemos una disculpa a los dos mayores por estar husmeando en sus asuntos privados y armar teorías que no nos corresponden. Papá sólo niega con diversión y nos dice que estemos tranquilos, que no pasa nada, sin embargo, me gusta la manera en como mira a JiHyun mientras habla de algo relacionado con ella, así mismo, la mencionada también parece brotar miel cada vez que mi padre la mira.

¿Deberíamos hacer una cadena de oración para que terminen juntos? Tal vez.

Luego de un rato, terminamos los tres en mi habitación, viendo una película de terror que HyoRi había recomendado. Honestamente, no me daba tanto miedo, pero el suspenso era impresionante y en ocasiones me hacía pegar un sustito porque no veía venir las escenas sangrientas en la que los amigos de la chica terminaban muriendo. MíngHào prefería tapar sus ojos y ahogar sus gritos para que nadie notara que estaba asustado, pero yo lo descubrí.

―¡MíngHào, deja de apretar mi mano! ―susurra HyoRi, apartando violentamente al chico.

―¡Sólo trato de proteger tu miedo! ―le responde él ―. No tienes que ser tan desagradecida.

―Eso ni siquiera es posible ―la peliplata niega ―. Mejor admite que estás asustado y ya, es más sencillo pasar por miedoso que por mentiroso.

En tanto que aquel par iniciaba una discusión en susurros, me perdí en el centro de la gran televisión de mi habitación, sin embargo, no estaba prestando atención al contenido, más bien, mi cerebro se encargaba de reproducir las imágenes recopiladas durante el tiempo que estuve en la escuela. Me enfoqué más que todo en JungKook, en como estuvo solo durante el día, y no sólo eso, sino que, desde que se alejó de sus amigos, las cosas han ido empeorando para él. Ahora que ha perdido su puesto como capitán en el equipo de lacrosse parece más dejado de sí mismo y los comentarios no ayudan en nada.

No culpo a MíngHào, porque sé que no tuvo nada que ver en ese asunto, después de todo, mi amigo se ganó ese puesto con mucho esfuerzo, sin embargo, Kook no parece verlo así. Me gustaría que en verdad tomara la decisión de cambiar su actitud y recuperar todo lo que ha estado perdiendo.

―¡Háoidiota!

El sonido ahogado de un golpe en el brazo de MíngHào, me hace girar a verlos; los cabellos de HyoRi están muy desordenados, así mismo, los de MíngHào están igual o peor. Eso sólo me indica que habían tenido una lucha a muerte con sus cabellos. ¡Es terrible! Acaban de maltratar inocentes mechones que no le hacían daño a nadie.

―¡HyoRi tonta! ―contraatacó el chico ―¡No dejaré que vuelvas a poner un dedo más en mi cabe- ¡¿Qué demonios es ese sonido?!

―¿Qué sonido? ―preguntó HyoRi, frunciendo el ceño.

―¡Ese que viene de la ventana!

Miré la ventana que señalaba MíngHào, pero no había nada extraño, mucho menos escuchaba nada. Tal vez los jalones de cabello que le propinó HyoRi lo dejaron un poco paranoico, a parte, la película que estábamos viendo ‒la cual quedó en un segundo plano‒ no era que le ayudara mucho a su imaginación.

―No seas maricotas, Hàoidiota, no hay nada en esa ventana ―mencionó la chica.

Pero entonces, el crujir de algo rastrillando el cristal de la ventana nos alarmó a todos. Una sombra extraña se asomaba por ahí, lo cual nos hizo alarmar y creer que MíngHào no estaba siendo paranoico.

―¡Es el gato de Mulán! ―habló un asustado MíngHào ―¡Tienes un gato ¡¿verdad, Mulán?!

―¡N-no! ―susurré asustada.

―¡Yo quiero creer que tienes un gato!

―¡Es el coco, MíngHào, y viene por nosotros! ―exclamó HyoRi, aferrándose al brazo del único chico presente.

Con algo de miedo, encendí la luz de mi habitación, misma que había estado apagada todo este tiempo. Recién noté que la noche estaba llegando, lo cual indicaba que era muy temprano para que el coco saliera a asustar. Con lentitud, fui acercándome a la ventana, seguida por un par de chicos miedosos que se aferraban a mi brazo como si sus vidas dependieran de ellos. Nuestra sorpresa fue grande al darnos cuenta que no se trataba de ningún gato o el coco, sino de Jeon JungKook y una rama en forma rastrillo.

―¡Voy a golpearte, Jeon JungKook!

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Bueno, tres capítulos en un sólo día, es nuevo récord JAJAJA. El próximo miércoles trataré de que sean cuatro. Nos vemos la próxima semana.