Capitulo 3: ¿El helado de la paz o de la discordia?
No podía evitar hacer arcadas cada cinco segundos. Esta mierda seguía sin abandonar cada parte de mi cuerpo. Mi cabello sigue pegajoso y hay partes verdes donde no debería haber. Nuevamente me pregunto ¿Por qué coño tuve que ser yo quien buscara los apuntes de MinGyu? De haber mandado solamente a TaeHyung, yo no habría terminado afectado.
Mierda, ahora mi comentario sonó mal.
No me mal entiendan, tampoco quería que TaeHyung terminara afectado, de hecho, ninguno de nosotros debía salir afectado. No, esto no debió pasar, sin embargo, parece que hay estudiantes que no se llevan muy bien con el reglamento estudiantil.
Aparto mi rostro cuando intento tallar mi brazo izquierdo con algo de jabón, pero el mal olor sigue fluyendo como si fuera parte de mi sistema.
―¿Por qué me hacen estas cosas? ―se quejó mi amigo ―. Esto es culpa de MinGyu, seguro nos quiso hacer una broma.
Rodé los ojos, era obvio que MinGyu no tenía idea de que esa cosa estaba en su mochila, además, él no es de ese tipo de personas que le gusté gastar energía en cosas tan tontas como estas. A duras penas podía caminar, sin embargo, era obvio que la trampa iba dirigida hacia mi amigo, ahora, ¿Quién puede ser tan despiadado como para cometer semejante atrocidad?
―¡¿Kook, sigo oliendo mal?!
―¡Demonios, Kim TaeHyung! ―me tapé los ojos ―¡Regresa a tu maldito cubículo!
―No tienes que sentirte amenazado por mis atributos ―quise darme un golpe en la frente.
»―No es como si yo te hiciera dudar ¿o sí? ―me miró horrorizado ―. Lamento ser yo quien te diga esto, pero capricornio y virgo no son compatibles.
―Cállate y sigue lavándote, idiota ―me di la vuelta para evitar mirarlo.
Solté un suspiro y automáticamente borré las imágenes de TaeHyun desnudo. ¡Oh, mierda! Eso también se escuchó mal.
Una hora más tarde, recogí mi stick y caminé hasta el campo de entrenamiento. En dos semanas se abriría la temporada y necesitábamos clasificar para llegar a las internacionales este año. TaeHyung se me unió minutos después, sin embargo, retrocedió un par de pasos y llevó sus manos hasta su nariz.
―Demonios, JungKook ¿Qué se te murió en el trasero? Aun sigues apestando.
―No es cierto, literalmente nos bañamos juntos ―comencé a oler mi ropa, manos y brazos ―. ¡Mierda! ¡¿Cómo es que este maldito olor no se va?!
―Mi hermana me dijo que me bañara con juguito de tomate, así que, salí un momento a comprarlo y me volví a dar un baño ―me acerqué a él para ver si aún quedaba rastros de ese mal olor en su ser, sin embargo, no había nada.
―¡Mierda, TaeHyung! ―solté en frustración ―¡¿Por qué no me dijiste?!
―Te dije que me acompañaras, pero no quisiste, maldito virgo de mierda ―rodó los ojos y se adelantó ―. Debiste escucharme, ahora te jodes.
Estuve a escasos centímetros de estampar mi stick contra el suelo, sin embargo, decidí tranquilizarme y continuar mi camino hasta el entrenamiento. Entre los miembros del equipo, el tal MíngHào resaltaba en altura, odiaba decirlo pero incluso era un poco más alto que yo, aún así, sigo siendo mejor que él.
Dejé mis cosas cerca de las gradas y me senté un metro de distancia del equipo. El entrenador Jung hizo presencia, sosteniendo su tabla y a punto de llevarse el silbato a la boca.
El pitido emito de su pequeño artefacto, resonó en mis oídos, seguido fue su estruendosa voz quien ahora lastimaba mis tímpanos.
―¡De pie, señoritas, rápido, rápido! ―palmeó sus manos ―. Una fila lateral en frente de mí ¡Muevan sus traseros, rápido! ¡Demonios!
Bien, esta es ⎯ posiblemente⎯ la situación más incomoda de mi vida. Traté de mantenerme completamente alejado de todos, no quería que se sintieran incomodos por el mal olor. Sin embargo, el entrenador Jung se dio cuenta que mi distancia era irregular y para nada acorde con las ordenes que había dado.
―Joven Jeon ¿Ocurre algo? ―entrecerró sus ojos a medida que se iba acercando, sin embargo, sus pies se frenaron en el pasto y miró de un lado a otro, expandiendo sus fosas nasales, aspirando todo el aire, incluyendo los olores que estaban en el lugar.
»―¿Quién demonios comió dumplings echados a perder? ¡Carajo!
Respiré con tranquilidad cuando el coach se alejó de mí y fue a tomar algo de agua.
Necesitaba pensar en algo para que el olor pasara desapercibido para todos, pero, por más que intentara pensar en algo, no podía. El entrenamiento empezaría en un par de minutos y nada de lo que quisiese hacer daría resultado en menos de dos minutos.
Una vez más, estoy en los baños de la escuela, pero esta vez dándome un baño con jugo de tomate. Al final, el entrenador Jung se dio cuenta que el mal olor que circulaba por los aires, provenía de mí. Mis compañeros de equipo recurrieron a comprarme al menos tres botellas de jugo. Increíble, debí haberle hecho caso a TaeHyung cuando me habló de ir a comprarlo.
Al escuchar los murmullos en los vestidores, me doy cuenta que la hora del entrenamiento ha terminado y que me perdí al menos la mitad de los ejercicios y estrategias. Por suerte, tengo a TaeHyung para que me informe. Cierro la regadera y con una toalla cubriendo la mitad de mi cuerpo, salgo en busca de mi ropa limpia. Me acerco a mi casillero para sacar mis cosas, sin embargo, me veo en la obligación de rodar los ojos cuando se me acerca y se acomoda en el puesto de al lado. Igual que yo, MíngHào tiene una toalla cubriendo la mitad de su cuerpo.
―Se respiran mejores olores ―soltó en burla.
―¿Quieres callarte? ―rechisté con molestia.
Acomodé mi suéter rojo para poder pasarlo por mis brazos y cabeza, y luego acomodarlo en mi torso. Así mismo, mi ropa interior y mis pantalones. Una vez que estuve seguro que no había nada al descubierto, retiré mi toalla; ya solo me faltaba acomodarme el cabello. Ignoré por completo al molesto chico junto a mí, pero tenía que volver a abrir la boca.
―Por cierto, el coach mencionó que se elegirá un nuevo capitán en el siguiente partido ―frené mis intentos por aplicarme algo de loción y me giré a verlo con incredulidad.
»―También dijo que habías sido el capitán desde el primer grado y ya estabas muy desgastado, así que, a menos que demuestres que aun tienes habilidades para las estrategias, tu puesto de capitán peligra.
Internamente hice un conteo del uno al diez, pero pasé hasta el número cien porque no pude soportar semejante estupidez. Esa era la cosa más ridícula del mundo. Soy Jeon JungKook, nadie es mejor que yo en el lacrosse.
Tomé la loción y me la apliqué, seguido cerré mi locker para mirarlo.
―¿Tan necesitado de atención estás que, necesitas la capitanía para resaltar? ―solté en burla ―. No seas ridículo. Ni soñando me arrebatarás mi puesto.
―Oh, es que yo no necesito ser el capitán para demostrarle a todos que soy el mejor jugador ―ajustó su reloj en su muñeca y cerró la puerta de su locker ―. Yo no necesito de una estúpida etiqueta para llamar la atención. Nos vemos, apestocito.
Guardó sus cosas en su mochila y salió de los vestidores. Pasé mis manos repetidas veces por mi cabello. Ese chico comenzaba a comportarse como un jodido y molesto grano en el trasero. Mierda, era insoportable.
Salí de los vestidores, encontrándome a TaeHyung hablando con SooHyun muy animadamente. Mis comisuras se elevaron. Ya ni siquiera importaba si el idiota de MíngHào me dijo que sería reemplazado, todo se fue a la mierda cuando la vi sonreír.
―Hey ¿Qué haces aquí? ―pregunté.
―Estaba entregando unos papeles a la secretaria del director, y me encontré con Tae ―respondió ella, acomodando los mechones de su cabello ―. ¿Ya terminaron?
―Si ¿Quieres ir a tomar algo? ―pregunté.
―Si, sirve y te digo algo importante ―volvió a sonreír ―. Vamos, tú también, Tae.
Bien, la idea de que TaeHyung fuera intermediario o el tercer factor en esta operación, no me agradaba.
A penas pusimos un pie fuera de la escuela, nos encontramos con la chica de ojos espeluznantes, es decir, Mulán. Sus comisuras se elevaron a tal punto que pude ver sus dientes perfectamente alineados. Hizo una reverencia y me entregó un helado que sostenía.
―¿Qué se supone que es? ―pregunté con intriga.
―Un helado, genio ―rodó los ojos divertida ―. Es para que nos llevemos bien.
―Bien, ahora hazte a un lado, tengo cosas que hacer ―la aparté, tomando la mano de SooHyun. Sin embargo, ella volvió a interponerse en mi camino.
―¿Puedo ir con ustedes? ―preguntó.
―Yo no tengo problemas, así de paso me dices que signo eres ―TaeHyung le sonrió divertido.
―Si quieres, puedes irte con TaeHyung ―comenté.
Ella no parece muy cómoda con mi propuesta y TaeHyung... bueno, realmente no sé lo que pasa por su cabeza en estos momentos que sólo se ha quedado mirando a la nada. Mulán siguió insistiendo en que quería venir con nosotros.
―Vayamos todos juntos ―finalmente comenta SooHyun.
―¡¿Qué?! ―respondo ―. No me jodas, Soo.
Mulán comienza a dar brincos en el mismo puesto, acto que me parece completamente infantil, pero creo que ya todos conocen lo torpe que es y sí, nuevamente cayó, pero no a mis pies, sino sobre mí, estampando el maldito helado en mi ropa y mi rostro. No obstante, eso no es lo peor, sino, el sentir que sus labios siguen posicionados sobre los míos.
¡Demonios, tan torpe tenías que ser, Zhao Mulán!
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