Capítulo 22: Confesión
Al finalizar el campamento, regresamos a nuestros hogares. Tenía muchas ganas de descansar y de ver a papá. Posiblemente haya estado ocupado en su trabajo, o tal vez, solo tal vez, le haya dado oportunidad de hablar a solas con JiHyun. Nada me haría más feliz si ellos algún día empezaban a salir.
Bajé del autobús sosteniendo mi equipaje, mismo que fue arrebatado por Kook, quien venía detrás de mí. En esta ocasión, había decidido viajar en compañía de HyoRi, quien tampoco parecía tener problemas, pues ahora se sentía un poco incómoda con MinGyu.
―Puedo llevarla ―me dirigí a Kook.
―Ya lo sé, pero quiero ayudarte mientras viene tu padre ―me dio una sonrisa amable.
Se siente tan extraño que Kook sea tan amable y atento conmigo, pero me gusta mucho, especialmente ahora que sé que le gusto. Siempre creí que nunca lograría superar a SooHyun, pero, tal parece que sí lo hizo, o al menos eso quiero creer.
HyoRi baja después de que cinco compañeros más lo hacen, seguido sale TaeHyun y SooHyun, dejando en último lugar a MinGyu.
No he visto a MíngHào, tenía la esperanza de hablar con él y preguntarle por qué ha estado actuando tan distante desde el campamento. No quiero pensar en que hice algo realmente malo como para que ahora ya no quiera seguir siendo mi amigo.
―Llegó mi bebé, nos vemos en la escuela ¡Adiós! ―HyoRi corrió en dirección a un chico que recién se estacionaba en el parqueadero.
La peliplata rodeó el cuerpo de aquel chico de cabellera oscura y dejó un beso en su mejilla. Sabía de quién se trataba, pues algunas veces lo había visto cuando HyoRi llegaba a mi casa. Él es su hermano mayor, aquel chico que hizo la bomba apestosa que iba en dirección a MinGyu.
Es extraño, porque, al final HyoRi terminó sintiendo cosas por él. Tal vez en el fondo, ella siempre se sintió atraída por él, pero no sabía cómo acercarse o cómo buscar la manera de llamar su atención. Eso explica por qué siempre se la pasaban peleando. Es tierno en cierto punto.
―¿Quién es el despeinado? ―preguntó TaeHyung.
―No sé, pero tampoco me interesa ―MinGyu arrastró su maleta hacia adelante.
―A lo mejor es su novio o algo así ―comentó SooHyun, dibujando una sonrisa en sus labios.
Yo, más que nadie, sabía que SooHyun mentía. Ella sabía quien era ese chico de cabellera oscura, pues también lo había visto antes. Miré a la chica de cabello corto y le hice señas para que dijera la verdad, pero ella sólo sonrió juguetona y continuó con su cometido.
―¿Bromeas? ―habló TaeHyung ―Soyeon está loca por MinGyu, muy literalmente.
―Eso no quiere decir que no pueda salir con alguien más ―SooHyun levantó los hombros con relajo ―. Si MinGyu no se arriesga, puede perderla.
―He dicho que no me importa ―el mencionado habló con un poco de incomodidad ―. Nos vemos después.
SooHyun frunce los labios y suelta un suspiro. JungKook observa a MinGyu alejarse y mira de inmediato a la pelinegra de cabello corto, haciéndole señas de que no estuvo bien lo que hizo.
―Eso no estuvo bien, cielo ―comentó TaeHyung.
―MinGyu se siente confundido en estos momentos con respecto a HyoRi, no puedes decirle todo eso en un momento así ―JungKook se cruzó de brazos.
SooHyun sólo hace una mueca de vergüenza y promete hablar con MinGyu más tarde. Suelto un suspiro y me giro en dirección a la salida, justo donde veo a papá estacionar su auto negro. Me acerco a él, dando pequeños brinquitos y rodeo su torso con mis brazos. Pese a que fueron unos días, se sintieron como una eternidad para mí. Extrañaba muchísimo a papá.
Kook se acerca a nosotros, junto con él viene TaeHyung y SooHyun, ésta última saluda a papá con mucho ánimo, mientras TaeHyung comienza a preguntarle qué signo es y le empieza a decir de sus posibilidades en el amor.
―¿Dónde está el chico guapo? ―pregunta el mayor de todos, mirando de un lado a otro ―¿Ya son novios?
―¡Papá! ―mis mejillas se tornan rojizas ―Mí-MíngHào es solo mi amigo.
―Aquí entre nos, debería empezar a llamar yerno a cierto personaje de signo virgo, yo nada más digo ―murmura TaeHyung ―. Tiene sus vacunas al día y se baña bien, así que no tendrá problemas.
―Puedo escucharte, TaeHyung.
Papá sólo soltó una pequeña risilla con algo de diversión. Kook por otro lado, no pudo evitar sentirse incómodo por las palabras de papá. Sin embargo, traté de hacerle saber que papá solo bromeaba; tomé su mano y la entrelacé con la mía, quizás con esto lograba que su incomodidad desapareciera.
Papá nos ayudó a guardar el equipaje en la parte trasera del auto y nos acomodamos en los puestos de atrás. No tuvimos problemas en llevar a TaeHyung y SooHyun. El castaño optó por acompañar a papá en los puestos delantero, así aprovechaba en hacerle preguntas sobre su trabajo, ya que parecía completamente interesado. JungKook y TaeHyung tiene un gran gusto por la ingeniería civil, por lo que es fácil para ellos entrar en debate con papá, quien es arquitecto.
SooHyun por otra parte, me comenta sobre su gusto en el diseño de moda y sus planes a futuro. Aún faltan unas semanas antes de aplicar a los exámenes de la universidad. Honestamente, aunque mi plan inicial era estudiar en la universidad de California, no creo que ahora siga teniendo el mismo interés que antes. Suelto un suspiro y me dedico a mirar por la ventana. A los pocos segundos, JungKook atrapa mi mano y me mira como si mi sola existencia fuera lo más agradable para él.
Me gusta.
Me gusta JungKook, y mucho.
Una semana después, las cosas empezaron a transcurrir de manera normal. MinGyu y HyoRi no se dirigían la palabra, TaeHyung y SooHyun estaban igual que siempre, y Kook y yo comenzábamos a pasar más tiempo juntos. En los dos últimos días lo acompañé a sus entrenamientos, ahí me encontré con SooHyun, también vi a MíngHào, pero seguía manteniéndose distante, sólo me saludaba de lejos y se concentraba en sus ejercicios de calentamiento.
Suelto un suspiro y avanzo en dirección a los baños de las chicas, pero antes me detengo para botar la cajita de jugo de manzana que antes me estaba tomando. Justo antes de avanzar un poco más, veo a HyoRi discutir ―al menos eso parece― con MinGyu, quien sólo mantiene sus brazos cruzados y la mira con el ceño fruncido. No logro escuchar con mucha claridad de lo que hablan. Tengo que sostenerme de la pared para evitar caerme, sin embargo, me doy cuenta de que no fue exactamente la pared lo que me sostenía, sino los brazos de MíngHào sobre mi cintura.
―¿No te enseñaron que es de muy mala educación espiar las conversaciones ajenas? ―sus comisuras se alzan y se muestra completamente divertido, tal como suele ser siempre ―. Hola, Mulán.
―Hola ―abultó los labios y me separo un poco de él, sintiendo algo de tensión, pues ya llevábamos algunos días sin hablar ―. ¿Cómo has estado?
―Un poco cansado, el entrenador nos ha exigido demasiado, en una semana vendrán las estatales y quiere que destaquemos, al menos los de último año debemos hacerlo ―pasa su mano por la parte trasera de su cabeza y suspira profundamente antes de continuar ―. Me siento agotado.
―¿No crees que deberías tomarte un descanso? ―pregunto, acercándome un poco a su rostro, notando unas ligeras bolsitas moradas bajo sus ojos ―Parece que no has dormido muy bien en estos días.
―Es por la temporada, últimamente me la paso estresado y con eso de que pronto vendrán los exámenes para las universidades, me siento bastante presionado.
En ese tema me siento completamente identificada con él; aun no le digo a papá sobre mis planes de no ir a la universidad de California, de igual manera, JungKook tampoco me ha mencionado algo en lo absoluto. No quiero ser la chica que renuncia a su vida universitaria porque no sabe a dónde quiere ir, o porque no quiere pasar su vida universitaria lejos de sus amigos o familia, pero... si soy sincera, no tengo muchas ganas de irme de aquí de Corea. Siento que ha sido un gran año para mí y, el solo hecho de dejarlo atrás, me deprime un poco.
MíngHào pasa su mano por delante de mis ojos y me habla, pero no logro escucharlo sino hasta cuando sacudo mi cabeza me enfoco en él.
―¿Todo bien?
―Si ―asiento frenéticamente y acomodo algunos mechones de mi cabello ―. Por cierto, MíngHào... M-me gustaría hablar contigo.
―¿Puede ser en otro momento? Las ultimas clases están por iniciar y debemos regresar al salón ―toma mi mano y me arrastra con él por todo el pasillo concurrido de estudiantes.
No entiendo por qué ha cambiado tanto conmigo, últimamente me evita, no almuerza con nosotros y parece que ahora se ha hecho más amigo de un chico que adora el anime y los videojuegos. JungKook dice que con él y TaeHyung no ha cambiado, que pueden tratarse de simples ideas mías, pero sé que no es así, porque con HyoRi tampoco ha cambiado. Me detengo a mitad del pasillo y me suelto de su agarre.
―¿Por qué estás evitándome? ―su cuerpo se mantiene recto, y su espalda es lo único que logro ver ―Desde el viaje de la escuela has estado distante ¿Te hice algo?
Suelta un suspiro y se gira a verme con una sonrisa bastante fingida en el rostro. Aquello sólo me dice que hay algo que no me ha dicho.
―Oye, no, claro que no ―desordena mi cabello ―. Estás exagerando, no estoy distante, mucho menos te evito, Mulán.
―¿Esta es tu forma de hacerme creer que no es así? ―me cruzo de brazos y frunzo el ceño. Estoy molesta ahora ―Xú MíngHào, soy tu amiga, no tienes que mentirme solamente para no hacerme sentir mal. Si hay algo que te esté molestando de mí, puedes decirme.
―Mulán, te juro que no hay nada que me est-
―¡Mientes! ―elevé un poco mi voz, llamando la atención de algunos estudiantes que aun deambulaban por el pasillo.
Trato de hacer una reverencia a modo de disculpas, sin embargo, es algo que pasa a un segundo plano para ellos cuando MíngHào toma mi muñeca y me arrastra a quien sabe qué lugar. Comienzo a quejarme porque la campana para entrar a clases ya ha sonado y debo estar presente en la clase de física, pero incluso para él, mis pataletas pasan a un segundo plano. Llegamos al campo de lacrosse, suelta mi agarre y me mira con algo de diversión.
―¡¿Qué es lo que te pasa, MíngHào?! ―tajo con molestia, pretendiendo reprenderlo ―¡Tú no eres de las personas que me ign-
¿Qué es lo húmedo que se posiciona en mis labios?
¿Qué es es sensación de dulce y amargo que estoy experimentando en estos momentos?
Mis manos quedaron vueltas puño, pero poco a poco comienzan a relajarse. MíngHào toma mi rostro y lo aproxima a un más a él. Sus labios están sobre los míos y se mueven de una manera suave y lenta. Como si no hubiese prisas en el acto. Como una suave caricia del viento en un día caluroso. Como agua en el desierto. Mis ojos quedan abiertos, mis labios inmóviles y mi corazón late tan apresurado, que temo morir en este preciso momento.
―Me gustas, Mulán.
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