Capítulo 18: Mariposas
De pie, en frente del coach, somos regañados por nuestro mal comportamiento para con los jugadores de fútbol americano. No hay mucho que podamos objetar, después de todo, ellos quedaron muchísimo más afectados que nosotros y gracias a las chicas, no nos quedaron marcas en el rostro.
MíngHào y yo nos mantenemos relajados ante las miles y miles de palabras que el coach nos está lanzando. Diría que puedo ignorarlo, sin embargo, menciona algo importante y es lo que nos deja pasmados a MíngHào, TaeHyung y a mí.
―No jugarán el siguiente partido ―se cruza de brazos y niega en desaprobación ―. Estuvieron realmente mal, y ni siquiera se tomaron la molestia de avisarme, hubiese apostado por ustedes.
―Pero, entrenador, ellos fueron los que se acercaron a buscarnos el pleito ―habla MíngHào ―. Ellos también merecen una sanción.
―¿Si? Bueno, habla con el entrenador Ko, seguro querrá escucharte ―toma la planilla y se dirige a los demás miembros del equipo ―. Bueno, gusanos, es hora de calentar. Todos de pie ¡Rápido, rápido!
En otro contexto, seguramente me habría molestado e incluso habría culpado a alguno de los dos que caminan a la par de mí, sin embargo, en esta ocasión no puedo dejar de reírme y pensar en que, por primera vez, no jugaré en un partido oficial. Tal vez traiga repercusiones más adelante, pero no le daré tanta atención, al menos no ahora.
MíngHào se separa de nosotros y se adentra hasta su salón de clases para reunirse con unos compañeros sobre lo que harán el fin de semana con respecto a un laboratorio de química. TaeHyung y yo nos adentramos a nuestro salón, donde encontramos a MinGyu discutiendo con HyoRi sobre alguna cosa, y a Mulán junto con SooHyun hablando de algo que, por el momento, no entiendo.
―Chicos, que bueno que ya están aquí ―HyoRi inmediatamente se separa de MinGyu y se pone en medio de TaeHyung y yo ―¿Ustedes me consideran atractiva?
―¿Tengo permitido responder? ―pregunta Tae, mirando curioso a la chica de cabellos cortos, quien sonríe divertida y asiente ―Bien, en mi opinión, eres atractiva pero no eres mi tipo.
―Genial ―la peliplata choca su mano con la de TaeHyung ―¿Qué hay de ti, gaznapiro?
―Concuerdo con TaeHyung ―señaló al mencionado.
―¿Lo ves? Soy irresistible, Bakayaro ―la peliplata sacó su lengua para el pelinegro.
―¡¿Qué mierda es Bakayaro?! Apuesto a que ni siquiera existe ―MinGyu se veía completamente indignado.
―Es lo que pienso de tu cerebro ―HyoRi se mofó de él ―, y para que sepas, es un insulto japonés, y significa bastardo. Lo aprendí de mi hermano.
Bien, creo que todos habíamos aprendido a insultar en japones gracias a HyoRi. No era necesario pero tampoco se puede descartar.
La pelea entre el par aquel siguió hasta quien sabe dónde, sin embargo, no le di importancia, ya que SooHyun y Mulán parecían mirar una guía de campamento. Era curioso porque, hasta donde sabía, no teníamos un viaje pronto, o al menos no nos habían informado.
Ocupé un lugar al lado de Tae y presté atención a lo que las dos chicas miraban. Parecían mirar fotografías de árboles y esas cosas. No tuve momento para preguntar por qué lo hacían, ya que el profesor de valores morales acababa de entrar y, por su sonriente rostro, parecía traer buenas noticias o alguna actividad que implicará dialogar.
―Jóvenes, el día de hoy les traigo una fantástica idea ―el hombre se retiró la maleta y la dejó sobre el escritorio ―. Tendremos un viaje de campo.
―¿Viaje de campo? ―murmuró Tae.
―Así es, joven Kim ―el mayor logro escuchar el murmurar de TaeHyung ―. La idea de este viaje es hacer que ustedes se relajen. Pronto vendrán los exámenes para aplicar en las universidades, y supongo que la mayoría de ustedes querrá ir a una.
Los murmullos comenzaron a aumentar, parece que todos querían asistir al viaje de campo.
―Les entregaré un consentimiento para que sus padres los firmen y, el viernes a primera hora, estaremos partiendo de aquí. La idea es pasar al menos el fin de semana.
―Profesor Jung, pero tenemos trabajos que hacer el fin de semana ―una de nuestras compañeras tomó la vocería y habló por la mayoría ―. Debemos entregar un laboratorio de química, no creo que tengamos tiempo para un viaje de campo.
―Es justo a donde voy, señorita Kim ―el profesor Jung sonrió divertido ―. El consejo de maestros encontró prudente la idea, ya que no solamente iría la clase A, sino también, los otros dos cursos, lo cual implica que todas sus actividades académicas quedarán completamente canceladas ―los agradecimientos no se hicieron esperar, y el profesor Jung sabía que eso era lo que recibiría ―. Lo sé, soy el mejor, soy increíble.
Las chicas se mostraron emocionadas y no tardaron en hablar sobre lo que llevarían. Por mi parte y la de los chicos, sólo nos preocupaba saber que, durante al menos tres días, estaríamos rodeados de el trío de gorilas de MyungJoon, DongMin y JinWoo.
―¿Es necesario hacerlo? ―pregunté ―A decir verdad, sé lo que voy a llevar.
―No creo que tus harapos sirvan de mucho ―comentó MíngHào, rodeando los hombros de Mulán mientras reía
―MíngHào, tú pagarás todo por mí ¿verdad?
―Creí que lo harías tú.
La castaña lo miró divertida, para luego alejarse y enredar su brazo con el de HyoRi.
En la tarde de mi preciado día jueves, las chicas organizaron una salida de compras en el centro comercial. Yo no fui invitado, mucho menos MinGyu, pero estamos aquí porque TaeHyung no quería sostener todas las bolsas de esas chicas, y MíngHào sólo se incluyó porque necesitaba un par de pantalones nuevos. Vaya mentira mediocre.
―Oigan, escuché que el lugar al que vamos está embrujado ―habló TaeHyun, tomando la mano de su novia.
―Escuchas muchas cosas basura, Tae ―interrumpe MinGyu.
―No recuerdo haber pedido tu opinión.
El contrario sólo lo miró con deseos de estampar su mano en el rostro de Tae.
―Como decía, antes de que MinGyu idiota me interrumpiera, era que se dice que hace algunos años, tres estudiantes desaparecieron en el bosque Seong-dong, mismo lugar al que vamos.
―Eso es ridículo ―agregué ―. Es solo una antigua leyenda urbana, nada de eso fue cierto.
―Entonces ¿Por qué está prohibido caminar ahí durante las noches? ―el castaño amplió sus ojos a más no poder.
―Porque puedes ser atacado por alguna criatura que deambule por el bosque durante las noches, TaeHyung ―la de cabellos cortos negó como si el chico no tuviera remedio ―. Además, si fuera cierto que tres chicas desaparecieron justamente en el bosque Seong-dong, no nos estarían llevando ahí.
SooHyun logró sacar las ideas ridículas de Tae de su cabeza, y aunque él siguiera insistiendo en que de verdad aparecían los fantasmas de esas chicas, decidimos no prestarle atención. Entramos a una tienda de ropa femenina, lo cual indicaba que las chicas pasaran al menos una hora y media revisando cada prenda en los mostradores.
MinGyu aprovechó cada minuto para dormir mientras que Tae y MíngHào hablaban del dichoso misterio de las chicas desaparecidas. Era increíble que ese chico siguiera con el tema y, más aún, que el idiota de MíngHào se lo estuviera creyendo todo. Era lo más tonto que había escuchado, sin embargo, no me sorprendía.
―Kook ¿Puedes darme una opinión? ―pidió la castaña, mostrándome una playera básica con estampados de las chicas super poderosas y una polera a rayas moradas con blanco de mangas larga.
―La polera te va mejor ―toqué la textura de la prenda y, extrañamente, visualicé cómo le quedaría puesta.
Tuve que ponerle un alto a mi imaginación porque, incluso, había empezado a cuestionarme sobre otras prendas que ella suele usar. Mis mejillas se calentaron y agradecía que nadie me estuviera viendo porque, de lo contrario, sería sumamente incómodo de explicar.
Después de casi tres horas de compras y cansancio, llegamos a una pizzería. Un nuevo dilema se había desbloqueado, debido a que Tae, SooHyun, Changbin y yo, queríamos comer una pizza sin piña, y MíngHào, HyoRi y Mulán, la querían con piña.
¿A qué mortal le gusta la pizza con piña?
―Pediremos una napolitana y se acabó la discusión ―habló MinGyu, retirando las cartas de nuestras manos.
―Con piña o no se pide nada ―agregó HyoRi.
―No, eso es asqueroso ―terció Tae, sacando su lengua con una mueca de asco ―. Será napolitana porque somos más y mandamos.
―O podemos pedir la mitad con piña, no habría problemas ―agregó Mulán, mostrándose desinteresada ―. No es necesario entrar en debate por cual pizza es mejor, porque, aunque no lo acepten, con piña es mejor pero aún no están listos para esta conversación.
―¡Esa es mi amiga! ―HyoRi y MíngHào chocaron sus manos con las de la chica castaña.
Fue inevitable aguantar las ganas de reír, porque, debía admitir que había sido divertido.
Pedimos nuestra orden y continuamos hablando de cosas normales, como el viaje, quienes se iban a sentar juntos y eso. TaeHyung y SooHyun compartirán asientos, Mulán y HyoRi también lo harán, así mismo, MinGyu y yo. MíngHào, por su parte, dijo que se había puesto de acuerdo con un compañero de su clase, sin embargo, andará con nosotros durante esos días que estaremos fuera de casa.
Era increíble como, de un momento a otro, las cosas habían girado en un ángulo de 180°; anteriormente no soportaba a MíngHào y ahora compartimos amistades y la mitad de una pizza napolitana con piña. Por otro lado, estaba esa curiosa sensación en mi estomago cuando veía sonreír a Mulán. Comencé a acostumbrarme a la manera en cómo arruga su nariz mientras sonríe, o la forma en la que se lleva su mano hasta la altura de sus labios para cubrir su sonrisa cuando es muy exagerada.
―Deberías decirle ―murmura Tae.
―¿Qué? ―pregunté extrañado.
―Hablo de Mulán. Deberías decirle que te gusta ―le dio un mordisco a su rebanada.
―Estás loco, ella no me gusta.
―No te creo nada, pero después no llores cuando alguien más te gane el lugar y créeme, son más compatibles de lo que te imaginas, lo cual te deja en desventaja, mi querido virgo.
Era ridículo, a mí no me gustaba ella. Admito que últimamente comencé a notar sus cualidades, sus bonitos ojos, su manera de hablar, incluso cuando lo hacía en chino. Los ademanes que hacía con sus manos, sus tímidas expresiones faciales, y sus extraordinarios ojos esmeralda...
¡Mierda!
Luego de un rato, cada uno se fue despidiendo, pues ya era un poco tarde y debíamos regresar a casa para hacer nuestras maletas. Mulán y yo nos fuimos juntos, y no podía evitar sentir un cosquilleo en mi estómago cada vez que su mano golpeaba la mía. Sus ojos estaban perdidos en los pequeños puntos que iluminaban el cielo; ella ni siquiera notaba lo cerca que estaba de mí, que incluso si rodeaba sus hombros con mi brazo pereceríamos una pareja de enamorados.
¡Demonios, tengo que dejar de pensar tonterías!
Su mano volvió a chocar con la mía por quinta vez. Solté un suspiro y me giré a ver su perfil, notando un brillo interminable en sus ojos.
―Tu mano me está golpeando.
―¿Qué? ―ella se vio sorprendida.
―Es molesto, haz algo al respecto ―me detuve, sin embargo, ella no sabía de lo que le estaba hablando. Su ceño se frunció y miró su mano para ver si había algún problema. ―¿No harás nada? Bien, yo lo haré.
Tomé su mano y encadené sus dedos con los míos. Con mi vista periférica, logré ver el sonrojo en sus mejillas, lo cual hizo que mis comisuras temblaran y se elevaran. La atraje un poco a mi lado, ya que, por su reciente asombro, había quedado atrás. Debo reconocer que es más cómodo caminar de esta manera.
―Quiero decirte algo ―carraspeé mi garganta.
―Claro.
―Cambia de puestos con MinGyu y siéntate conmigo en el viaje.
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