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ᴇᴘɪʟᴏɢᴏ ᴘᴛ.1

5 años después

—Si algo sale mal, un helicóptero estará esperando en el helipuerto que tiene el edificio donde yo estaré— Yoongi le tomó el rostro y dejó un suave beso en sus labios, recordándole lo importante que era para él que saliera con vida de la operación que estaban llevando a cabo —Te amo.

Jimin sonrió y se cargó su fusil de asalto al hombro, listo para ir al frente del ataque —Lo sé— besó la mejilla del pelinegro y le bajó el pasamontañas para proteger su identidad. Él también lo amaba, lo amaba con su vida, y eso Yoongi lo sabía mejor que nadie. Corrió hacia la camioneta que lo estaba esperando y saltó dentro de ella, encontrándose con más hombres y mujeres ataviados con trajes negros y chalecos antibalas, listos para acción.

Era relativamente tarde, el sol se estaba ocultando, pintando el cielo de un hermoso anaranjado, la hora perfecta para hacer contrabando, pero en su caso, para detenerlos y sabotear la mercancía de otras mafias. 

Tomó la radio que le dio Yoongi y presionó el botón que lo comunicaba con su rubio amigo —Taehyung, estás autorizado para activar el conteo regresivo de las bombas— luego de un "entendido" como respuesta, en la pantalla de la camioneta se dejó ver el tiempo que tenían antes de que toda la fábrica a la que debían llegar explotara.

Solo media hora.

El conductor manejó ávidamente por el estacionamiento del cuartel, subió hasta la superficie y salió disparado hacia la calle, sabiendo gracias a sus informantes que no había ningún alma que pudiera verlos, ni siquiera las cámaras de seguridad. Para cuando él llegara, Hoseok y sus hombres ya deberían haber bloqueado todas las posibles salidas, dejando libre únicamente las que ellos usarían para escapar de la fábrica y llevarse a las personas. Yoongi los estaría cubriendo como francotirador desde el edificio que daba directamente a la parte frontal de la construcción, y con eso a Jimin le bastaba, sabía que su mayor haría hasta lo imposible para sacarlos a ambos con vida. 

Divisó la estructura de la vieja fábrica frente a sus ojos, en su momento fue gris, de presencia imponente y llamativa, pero ahora solo quedaba la cuarta parte de todo eso, el tiempo había pasado sobre ella sin piedad, carcomiendo hasta los últimos cimientos, creando sin saberlo, un lugar perfecto para el tráfico ilegal de personas. Jimin cargó su fusil y guardó las balas de reserva en el cinturón de armas que llevaba sujeto a su cadera, la operación debía ser rápida y concisa, no por nada la estuvieron planeando durante un mes, pero de todas formas debía ser precavido, un pequeño fallo en este mundo y significaba la muerte. 

Se colocó el audífonos que le dio Taehyung el dia anterior y tuvo comunicación directa con Hoseok —Equipo 1, necesito reporte de la situación interior, quedan veinticinco minutos. 

Las salidas están selladas, entrar por donde se acordó— Jimin se alivió completamente al oír la voz cautelosa del pelirrojo, ahora entendía la sensación de Yoongi, si uno del equipo fallaba, todos los demás también lo hacían. Con un movimiento estratégico de manos le indicó a sus compañeros que se bajaran el pasamontañas y lo siguieran, abrió las puertas trasera de la camioneta y caminó por la oscuridad de la noche como uno sombra que recorre su antiguo hogar abandonado. Subió la mirada hacia el edificio de enfrente para buscar el sutil e imperceptible brillo del fusil que utilizaría su mayor, y cuando lo encontró, le hizo la seña correspondiente para indicarle que ya lo había visto. 

Se apegó al costado de la fábrica, caminó hacia la única salida que Hoseok no debía bloquear y le disparó en la cabeza a los dos hombres que la custodiaban, ningún sonido se dejo oír gracias al silenciador que tenia su arma. Entró en silencio, siendo seguido ágilmente por su equipo, se encontraron con tres personas más, pero ni siquiera necesitó disparar porque la chica que iba detrás de él ya lo había hecho, su puntería era excelente, Jimin asintió y les indicó que continuaran, doblaron en el primer pasillo y luego en el siguiente, según el estudio previo que hicieron, las personas deberían estar en la planta baja, hacinadas en una habitación, ahí es donde debían llegar sin hacer tanto escándalo para no alertar a las autoridades. 

Por detrás de ustedes se acerca un grupo de hombres— Jimin buscó a Hoseok con la mirada, pero se le hizo imposible encontrarlo en esa estancia carente de luz  —Sigan derecho y doblen a la izquierda, si aún así los descubren, nosotros los cubrimos desde acá.

No pudo decir nada, porque si hablaba aunque sea en susurros, delataba su posición, así que simplemente hizo lo que su mayor le indicaba, guió a su grupo entre la oscuridad y doblaron hacia la izquierda, al cabo de un par de segundos, el grupo de hombres del que hablaba Hoseok pasó frente a ellos sin siquiera detenerse a mirar el lugar. Jimin distinguió un brillo resplandeciente en medio de la oscuridad, era el símbolo del cártel al que venían investigando desde hace meses, el líder lo llevaba afianzado en su muñeca como muestra de poder.

—Tenemos que seguirlos— susurró una vez estuvieron lo suficientemente lejos para que Hoseok lo escuchara —Nos llevarán a donde están las personas— oyó un asentimiento por parte del pelirrojo, adoraba como confiaban ciegamente unos en otros, Hoseok ni siquiera le cuestionó el porqué, solo hizo que su equipo comenzara a moverse para seguir al de Jimin. 

Continuaron caminando, procurando siempre mantener una distancia prudente para no ser descubiertos, pero no supo en qué momento sucedió, cuando una bala cruzó la estancia desde el otro lado y se estampo en le cráneo de uno de sus compañeros. 

—¡Es un atrampa! ¡una emboscada!— gritó el sujeto que disparó, intentando alertar al líder de la otra mafia —¡Tiene que salir de aquí, ahora!— una bala proveniente desde el edificio de al frente le calló la boca repentinamente, se derrumbó en el suelo y los disparos en medio de la oscuridad no tardaron en hacerse oír, la organización de Yoongi tenía silenciadores, pero el otro cártel disparaba con armas al descubierto. No tardarían en tener a las autoridades encima, el tiempo cada vez se les hacía más escaso, la cuenta regresiva no había frenado y ellos debían sacar a las personas antes de que todo volara en mil pedazos.

—¡Jimin, tienes que seguir y llegar a la habitacion! le gritó Hoseok por medio de la comunicación de los audífonos —¡Yoongi hyung y yo te cubriremos!

Jimin respiró agitado e intentó enfocar su vista nuevamente, ningún disparo le estaba llegando a las personas de su equipo porque ambos mayores ya lo estaban cubriendo, se enderezó y comenzó a correr por el camino despejado, siendo seguido hábilmente por sus compañeros, ahí fue cuando se dio cuenta que tenía un disparo atravesado en la pierna. No era su primera misión, ni tampoco la primera bala que recibía, pero cada una de ellas se sentía así, gruñó por el esfuerzo y continuó corriendo apegado a la pared, junto con la chica que lo seguía de cerca, capturaron a un hombre herido que iba huyendo, ella lo obligó a arrodillarse, disparándole en la pierna para que hablara. 

—E-es la única pu-puerta que no tiene ventana— Jimin levantó su vista y la encontró. La única puerta de todo el lugar que no tenía ventanas, claro. Le dijo que lo soltara y continuron su recorrido hacia allá, sabiendo que el fusil de Yoongi estaba todo el tiempo sobre él, vigilando que nadie se acercara de forma sorpresiva. Voló la chapa de la puerta con su arma y la empujó, recibiendo por el costado una ráfaga de disparos provenientes del interior, intentó mantener ocupado al sujeto hasta que se le acabaran las balas, y cuando eso por fin ocurrió, le indico a su equipo que entraran, los gritos desesperados de las personas al ver gente desconocidas con trajes negros no tardaron en resonar por todo el lugar. 

—¡Hyung, están aquí!— le habló a Hoseok, mirando con apremio el reloj con la cuenta regresiva que se encontraba oculto en su muñeca, solo les quedaban diez minutos. El pelirrojo se las arregló para despitar al otro cártel y a los segundos después llegó a su lado, todo ensangrentado y con la respiración agitada. 

La única manera de sacar a las personas de ese lugar era con amenazas y un arma en la cabeza, se encontraban bajo tanto estrés que no escuchaban razones, pero sí obedecían ante el peligro que significaba un arma de fuego. Las hicieron salir de la habitación en silencio y en orden, procurando que el líder del otro cártel no se diera cuenta de lo que sucedía —Mi equipo los están distrayendo arriba— susurró Hoseok, captando la atención de todas las personas —Un pequeño error o un pequeño ruido, por mínimo que sea, y no salimos vivos de aquí ¿les quedó claro?— todos asintieron y comenzaron a seguirlo, de vuelta por donde ambos equipos habían entrado. Llegaron a la salida y se encontraron con una camioneta que no era la de ellos, un hombre se bajó y les apuntó, pero no alcanzó a dar ni un paso cuando una bala de Yoongi proveniente del otro edificio lo derribó al suelo. 

Siguieron caminando hasta dar con la camioneta que los trajo, subieron a las personas otorgándoles palabras reconfortantes, prometiéndoles que una vez que se alejaran de este lugar podrían buscar la ayuda que corresponde y reunirse con sus seres queridos. Hoseok renovó la carga de su arma y se acercó a JImin para habalrle al oído —Volvere por ellos— le dijo haciendo referencia a su equipo que seguía adentro sin poder salir —Llévatelos al cuartel y colócalos a salvo, Yoongi hyung y yo llegaremos despues. 

Jimin lo tomó del brazo —iré contigo, no puedes entrar solo— el pelirrojo le otorgó una linda sonrisa y negó con la cabeza. 

—En otra ocasión te hubiera dicho que sí, pero ahora estás herido y tienes a veinte personas a tu cargo, no pueden quedar solos. Vuelve, nos vemos al rato, sé que tengo menos de cinco minutos para salir de ahí— Hoseok se despidió de él y mientras corría de vuelta hacia la fábrica le hizo una seña a Yoongi de que entraría, el pelinegro retomó su prosicion de francotirador para protegerle la espalda a su amigo.

Jimin gruñó por el dolor en su pierna e hizo lo que se le pedía, entró a la camioneta y dio la orden de alejarse, buscó la radio a tientas en el desorden que había, dándole las gracias a una niña pequeña que la encontró antes que él y ahora se la estaba ofreciendo con una tímida sonrisa.

—Monitorea los signos vitales de Min y Jung, se quedaron adentro— al oír aquello, Taehyung le gritó escandalizado al otro lado de la línea, sólo quedaban cinco minutos y a ellos se les ocurría quedarse ahí dentro, en una fábrica que esta a punto de explotar en mil pedazos. 

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