ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴠᴇɪɴᴛɪᴜɴᴏ
-Yoongi Hyung- Susurró Hoseok mientras entraba silenciosamente a la estancia del pelinegro. -Te he traído esto.
Yoongi levantó la cabeza y visualizó el sobre amarillo que portaba Hoseok en sus manos, sabía que ese sobre correspondía a su reporte sobre la compra de armas para resguardar los demas cuarteles. Le sonrió en señal de agradecimiento y estiró la mano para recibirlo.
-Deberías descansar un poco- Comentó Hoseok al notar el aura desanimada que cubría a su líder -Te ves horriblemente mal.
Yoongi bufó -Ya sabes que fecha es la que se acerca- Hoseok lo sabía perfectamente; dentro de dos días sería el cumpleaños del padre del pelinegro -Realmente no se que hacer. ¿Qué crees que sea lo correcto?
Hoseok sonrió mínimamente y tomó asiento frente a Yoongi -Hyung...Yo soy un asesino a sueldo, no soy un psicólogo, de todas las personas que hay en este cuartel soy la menos indicada para decirte qué es lo correcto, porque yo hago de todo menos eso- Le dijo en tono burlón.
Su líder negó con la cabeza y le golpeó suavemente -Tienes razón, ni siquiera sé porqué te pregunté esto.
Hoseok permaneció con su vista sobre Yoongi. Desde que lo conoció, ese hombre siempre tuvo sus ideales fijos, siempre estuvo consiente de qué es lo que quería, y de como lo conseguiría. Le ofreció un techo bajo el cual dormir cuando Hoseok no tenía ni siquiera donde caerse muerto. Yoongi no es solo su líder, también es su hermano y su compañero de armas, y a él le dolía profundamente verlo decaído.
Haría cualquier cosa con tal de ayudarlo, incluso si eso implicaba sacrificar su propia felicidad.
-No puedo decirte que es lo que tienes que hacer- Tomó la mano de Yoongi y la sostuvo con cariño. -Sólo puedo decirte que hagas lo que tu corazón te pide. Si tú crees que visitar a tu padre el día de su cumpleaños te dará aunque sea un poco de felicidad, entonces hazlo- El padre de Yoongi estaba siendo tratado en un hospital psiquiátrico porque desarrolló una esquizofrenia que con el paso del tiempo fue empeorando. Eso ocurrió luego de la muerte de su esposa, pero todo se agravó cuando Yoongi entró a este mundo, su padre pareció no soportar la soledad y entró en el mundo de la locura y el olvido.
-¿Incluso si eso implica el hecho de que él no recuerde que soy su hijo?- Preguntó el pelinegro indeciso.
Hoseok asintió -Incluso si eso implica el hecho de que él no recuerde que eres su hijo....En cambio, si tú crees que es mejor quedarte aquí y esperar algún indicio de que Dywen saldrá del país...entonces quédate aquí-. Hoseok retiró sus manos y las guardó en los bolsillos de su cortaviento negro -Sólo has lo que te haga feliz ¿De acuerdo? Si decides viajar a Daegu y visitar a tu padre, sabes muy bien que yo te mantendré al tanto de todo lo que pase aquí- Hizo una breve pausa y luego continuó. -Sé lo importante que se volvió Jimin para tu vida...nunca te ocultaría información que pudiera perjudicarlo a él.
Yoongi lo miró con ojos cristalinos y una pequeña sonrisa floreció en sus delgados labios -Por eso es que me alegro tanto de haberte conocido Hobi- Susurró con un hilo de voz, últimamente estaba demasiado sentimental -Serás mi compañero hasta el día de nuestras muertes, te guste o no.
Hoseok soltó una carcajada -Hace mucho no me llamabas por ese apodo.
-Ese apodo te lo colocó Namjoon, según él es como una versión alterna de Hope. Y realmente tiene razón...tú siempre has sido mi esperanza. Dónde sea que vaya, sé que estarás cuidando mi espalda.
-Me alegra verte sonreir hyung- Y lo decía de verdad, porque si Yoongi era feliz, él también lo sería.
-Eres alguien muy especial ¿Cómo es que aún no tienes pareja?- Le cuestionó el pelinegro, y cuando Yoongi comenzaba a hacer ese tipo de preguntas, es porque la persona chismosa que había dentro de él se estaba dejando ver, lo que indicaba que su ánimo comenzaba a mejorar.
Y en cuanto a Hoseok, él odiaba ese tipo de preguntas. -Ninguna es digna- Dijo cruzandose de brazos y frunciendo sus labios en una tierna mueca de disgusto.
-¿Y qué hay de cierto jovencito tecnológico?- Siguió preguntando Yoongi, pero esta vez, haciendo referencia a Taehyung, sabía que ese chico se traía algo entre las manos.
Hoseok abrió y cerró la boca tratando de encontrar algo con que defenderse, pero la verdad es que él también se había dado cuenta de aquello, pero simplemente había optado por ignorarlo, sabía que era lo mejor. Y si no detenía a Yoongi ahora, probablemente le haría señas de picardía por el resto de su existencia.
-Lo sabía, Taehyung cayó rendido a tus pies- Su líder se estaba burlando en su cara descaradamente. Hoseok se juró a sí mismo que algún día cobraría venganza por semejante humillación.
-Namjoon tiene razón, eres un demonio- Le reclamó mientras se colocaba de pie y salía de la estancia. Lo último que oyó fue la suave risa que emitió Yoongi, y al oír esa dulce melodía una sonrisa inconsciente floreció en sus labios.
Cuando se percató de aquello, suspiró resignado y se preguntó internamente si algún día sería capaz de olvidarse de Yoongi.
El constante pitido agudo que emitía la máquina era el único indicio de que su compañero seguía con vida. Hoseok levantaba la cabeza y se aseguraba de que siguiera funcionando, porque después de pasar tanto tiempo en aquella sala su cerebro inconsientemente bloqueaba e ignoraba el ruido.
-Namjoon, ayer vimos a Jimin- Le comentó con una sonrisa. Sabía que el mencionado no podía verlo, pero sonreír era algo que Hoseok no podía evitar, sus sonrisas siempre eran verdaderas y con la mejor de las intenciones. -Estaba muy preocupado por ti.
No obtuvo respuesta ni verbal ni física, le dio una breve mirada a la máquina para ver si los latidos de su corazón habían cambiado o aumentado su ritmo, pero nada, todo se mantenía igual. Probablemente Namjoon ni siquiera pudiera oírlo.
Una estática proveniente de la radio que estaba sujeta a su brazo lo volvió a la realidad. -Señor Jung, su invitado acaba de llegar al punto de encuentro acordado previamente- Hoseok no sabía si estaba haciendo lo correcto al dejar que Seokjin ingresara aquí. Éste era el cuartel principal, y si el chico resultaba ser una amenaza...estaría colocando en riesgo a toda su gente.
Se pasó una mano por su cabello y tomó la radio. -Reunanse con él y traiganlo aquí, recuerden tomar todas las medidas de seguridad.
-Entendido
Diez minutos después Seokjin estaba ingresando a la habitación que había sido destinada para la hospitalización de Namjoon. Su rostro estaba contraído en una mueca de dolor e incertidumbre, y su bonito cabello rosa estaba todo desordenado. No fue que decidió entrar por completo y cerrar la puerta tras de si hasta que Hoseok le hizo una seña con la cabeza, dándole la confianza que necesitaba.
-Puedes tomarte tu tiempo Jin, pero yo tendré que quedarme por tema de seguridad- Seokjin le sostuvo la mirada y asintió lentamente, entendía que Hoseok desconfiara de él, porque después de todo, solo se conocieron hace un par de meses atrás.
Luego de que Hoseok se alejara unos pasos y le diera cierta "privacidad" Jin se acercó a Namjoon y sintió como sus ojos comenzaron a cristalizarse, su corazópn se había contraído dolorosamente al verlo postrado en aquella camilla.
«Te ves tan débil Joonie»
Sorbió su nariz ruidosamente y con la palma de su mano le acarició dulcemente la morena mejilla, sintiendo su tacto tan suave como la primera vez que la tocó.
«No te atrevas a dejarme, por favor...»
Una silenciosa lágrima descendió por su rostro y fue a caer a la sábana que cubría el torso de Namjoon. Ese hombre había sido la mejor persona que logró conocer en su corta existencia. Era alguien muy torpe con las manos, le gustaba poner apodos raros -a él mismo le llamó helado de frutilla, sólo por el color de su cabello- e incluso era un tanto enojón. Pero también era una persona sumamente noble y leal, y Jin sabía perfectamente que esa lealtad fue la que lo dejó en esa situación.
-Tienes que despertar...- Suplicó con voz ahogada mientras más lágrimas inundaban su rostro en contra de su voluntad.
Dominado por la frustración se dejó caer suavemente sobre el cuerpo de Namjoon y lloró con todo el dolor que traía guardado su corazón desde que le contaron lo sucedido. -Tienes que dejarme ver tus hoyuelos una vez más- Volvió a suplicar entre hipidos, aún sabiendo que todo aquello era en vano.
Por el rabillo de su ojo percibió como Hoseok le acercaba una silla para que descansara su cuerpo en ella y no en Namjoon. Jin se lo agradeció mediante una débil sonrisa que logró formular y se sentó en ella, muy cerca de su amante. Apoyó su codo izquierdo en la almohada y con su mano derecha volvió a acariciarle la mejilla suavemente. A éstas alturas ya no le importaba que estuviera lleno de mocos y lágrimas por todas partes, ni mucho menos que su cabello estuviera echo un desastre, ni que Hoseok lo estuviera vigilando. Lo único que le importaba era estar junto a Namjoon, velando su inconsciencia y sintiendo su piel bajo el tacto de sus manos.
-Tu piel es tan suave Nam- Le susurró a centímetro de sus labios con infinita admiración y cariño. -Tan suave, tan morena y tan perfecta...
Cerró sus ojos y recostó su cabeza en el pecho de Namjoon. Jin no supo cuanto tiempo pasó, pero escuchar el constante y tranquilo latir del corazón de su amante, lo sumió en un trance del cual salió únicamente cuando sintió como Hoseok le tocaba suavemente el hombro y lo traía de vuelta a la realidad.
-Es importante que comas algo- Le tendió un refresco en lata y un pote sellado de interior desconocido. -Hablé con Robert y con Yoongi...puedes quedarte aquí el tiempo que quieras. Si Namjoon llega a despertar, estoy seguro de que le alegraría ver tu rostro-. Hoseok le hizo una mini reverencia y salió por la puerta, Jin no supo en que momento se había ido la primera vez, nunca lo sintió salir.
Después de un par de minutos de contemplar la supuesta comida finalmente decidió dejarla en el suelo y retomar su posición anterior. Alimentarse no estaba en sus planes. Él sólo quería velar y cuidar el sueño su persona especial, porque sí, porque para Seokjin, Namjoon sólo estaba dormirdo.
Estaba seguro de que despertaría en cualquier momento.
«Solo tengo que ser paciente»
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