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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴛʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ

«Solo di tu nombre, te dejarán entrar»

Jimin respiró ondo, tomando las fuerzas que necesitaba para enfrentarse a lo que había al otro lado de la puerta. Era temprano por la mañana, su mayor estaba en la ducha cuando él decidió hacerse los exámenes para luego ir a la habitación que estaba destinada a la hospitalización de Namjoon, pero no contaba con que sus sentimientos estarían todo el tiempo asaltando su mente y persuadiéndolo de que no lo viera. La noche anterior, Yoongi le dijo que fuera cuando se sintiera listo, ya todos en el cuartel lo conocían, solo tenía que decir su nombre y las puertas se abrirían frente a él. Pero era demasiado poder que no se sentía capaz de manejar.

Dio los último pasos y se situó frente a los dos hombres que custodiaban la habitación, estaban serios, mirando a la nada y con fusiles de asalto en las manos —Hola...— tragó grueso cuando los dos pares de ojos se posaron sobre él —Estoy aquí para ver a Namjoon...soy Park Jimin— y al oír su nombre, los dos sujetos parecieron despertar de un trance, se inclinaron ante él y uno de ellos abrió la pesada puerta de metal. Decir su nombre de verdad había funcionado. —Gracias.

Atravesó él marco e inmediatamente su corazón comenzó a doler. El constante pitido agudo de la máquina que monitoreaba los signos vitales indicaba que aquel corazón seguía latiendo, pero el cuerpo del moreno estaba en estado vegetal, era solo piel y órganos sobre una camilla de hospital. Apretó los dientes con rabia, dejando escapar las lágrimas, importándole bien poco que su histérico pero ahogado llanto hiciera eco en esas cuatro paredes.

—H-hyung...— susurró, acercándose a la camilla por el lugar donde habían menos cables e inyecciones. Tomó una silla que estaba al lado de la máquina y la acercó al cuerpo de Namjoon lo más que pudo —Estoy de vuelta...— pasó su manos por la mejilla del mayor, sin poder contener las lágrimas que descendían como cascada por sus ojos —Tu pulga está de vuelta ¿re-recuerdas la primera vez que me llamaste a-así?— cerró los ojos y apoyó su frente en el pecho de Namjoon, llorando como si la vida se le estuviera yendo de las manos —Por favor...tienes q-que despertar...Yoongi y Hoseok hyung te extrañan mucho, Jin hyung ni se diga.

Acarició con ternura y delicadeza la morena mejilla, que cada vez que sonreía feliz, era adornada por un hermoso hoyuelo. Una persona llena de carisma y alegría, ahora estaba postrada en una camilla viviendo gracias a lo artificial. Si tan solo ese día Namjoon no hubiera prestado tanta resistencia, si tan solo hubiera dejado que se lo llevaran, no habría quedado en este estado tan lamentable.

—Perdóname, hyung— murmuró con tristeza, doliéndole en lo más profundo verlo allí, con miles de bolsas de suero colgadas a su lado, alimentándose por sondas y siendo consumido por el paso del tiempo, sin poder disfrutar de la vida ni de las personas a las que amaba —Por favor no sientas culpa— la máquina que indicaba los latidos del corazón comenzó a aumentar su ritmo, cosa que no le pasó desapercibida a Jimin —Hyung...todo está bien...no fue tu culpa— creyó que hablándole iban a disminuir, y estaba en lo cierto. Los latidos retomaron su normalidad poco a poco. —¿Esa señal es buena o mala?— le preguntó al vacío con la vaga esperanza de que alguien le respondiera —¿Significa que logras oírme?

No obtuvo ninguna réplica, ni de Namjoon, ni de las máquinas, haciendo que la leve esperanza que sintió por un momento se esfumara tan rápido como llegó. Bajó su mano hasta el pecho de su amigo y la pasó por toda la extensión de la tela azul que cubría aquel cuerpo, delineó las clavículas distraídamente, solo pasando su índice por ellas, dejando que las lágrimas fluyeran por sus mejillas y se perdieran en la manta. —Hoy me hicieron casi todos los exámenes que existen — le comentó al cuerpo inerte —Dijeron que los resultados me los entregan en dos días— sonrió con tristeza al recordar que Namjoon lograba leerse libros completos mientras lo acompañaba a él en la universidad —Nunca me habían hecho una tomografía...ni tampoco exámenes de ITS.

Un puchero floreció en sus labios y dejó caer su mejilla en el abdomen de su amigo, sin darse cuenta que nuevamente había comenzado a llorar —Me gustaría que pudieras estar aquí— murmuró con voz afligida, sintiendo el nudo en la garganta cada vez más estrecho —Eras...lo más cercano que tenía a un a-amigo— sorbió su nariz y siguió llorando en silencio, siendo acompañado por el pitido de la máquina, el goteo imperceptible del suero y el olor a hospital que lo impregnaba todo, hasta la más mínima partícula de aire.

No supo cuanto tiempo pasó, él solo se dedicaba a mirar el rostro de su compañero, rogando para que abriera los ojos y volviera a decirle "pulguita" cada vez que lo iba a buscar a la oficina de su mayor. Pero la puerta abriéndose lentamente logró llamar su atención en menos de dos segundos. Levantó su cuerpo con cuidado de no pasar a llevar algún cable y se encontró con el rostro afable de Hoseok.

—No quería interrumpirte— le dijo el pelirrojo entrando a la habitación y mirando con melancolía el cuerpo sobre la camilla —Pero Yoongi hyung quiere verte, al parecer Tae encontró algo que has estado buscando— Jimin pasó saliva y corrió la silla hacia atrás para poder levantarse, no tenía idea de qué hablaba Hoseok, pero seguramente su mayor podría explicárselo mejor. Se despidió de Namjoon dejándole un tierno beso en la frente y susurrándole que lo amaba. Rodeó la camilla para salir de allí y se posicionó al lado del pelirrojo, asintiendo con la cabeza para indicarle que ya podían irse.

—También extraño a Namjoon hyung— susurró Hoseok colocando un brazo sobre los hombros de Jimin —Pero no importa cuanto tiempo pase, él seguirá ahí ¿de acuerdo? Nadie lo moverá.

Jimin apretó los labios y asintió repetidas veces, abrazando al hombre y murmurando palabras de agradecimiento en voz baja, que desconecten a Namjoon y lo dejen morir era lo peor que le podría ocurrir a su corazón, pero con lo que Hoseok le acababa de decir, tenía la seguridad de que eso nunca iba a pasar. Salieron juntos de la habitación y caminaron por los largos pasillos de la organización, Jimin recorría todo como si fuera la primera vez, recordaba vagamente dónde se encontraban ciertas áreas, pero aún le quedaba mucho por aprender y memorizar, el cuartel principal era inmenso.

—Por aquí— Hoseok ingresó la contraseña y la puerta se abrió, llegando a la pequeña sala de estar, caminó hacia el pasillo que había a la izquierda y fue directamente hacia la puerta que tenía el nombre de su mayor adosado a la parte de arriba, tocó dos veces y luego ingresó, con Jimin detrás de él. Ese lugar sí lo conocía bastante bien, después de todo era donde Yoongi pasaba la mayor parte del tiempo, ya que en la puerta que daba justo al frente, es donde estaba la habitación que ellos compartían.

Taehyung se encontraba sentado en uno de los sillones que habían ahí, pasando su dedo índice sobre una tablet que tenía entre sus manos, como si estuviera escaneado unas imágenes con su mirada. —Gracias por venir— dijo el pelinegro, levantándose del escritorio para acercarse a ellos. —Taehyung cree que ha encontrado a Minho, pero no estamos seguros.

El menor se levantó del sillón al oír su nombre y se acercó con la tableta en las manos, movió un par de imágenes y finalmente giró el aparato electrónico para que todos pudieran ver la fotografía —¿Es él?— le preguntó a Jimin con un deje de inseguridad en su voz —Sé que la luz no ayuda mucho, pero al menos dime si se parece un poco al hombre que recuerdas.

Jimin pasó saliva y levantó sus manos para sostener la tablet, la imágen dejaba ver el rostro de un hombre desfigurado por el cansancio y la mala alimentación, sediento de agua y de necesidades básicas. Físicamente no se parecía en nada al sujeto que lo ayudó dentro del cuartel, pero la mirada triste y apagada era la misma, era increíble lo mucho que se podía deteriorar un cuerpo humano en tan solo dos días —Es él— susurró con un hilo de voz, levantando su vista para encontrar la de Yoongi —¿Dónde está?

Hoseok sé aclaró la garganta —En el Hades. No es un lugar...agradable para visitar, por si estás pensando en ir a verlo.

Jimin volvió a bajar su vista hacia la tablet, ignorando que literalmente ese lugar tenía por nombre al Dios griego del inframundo —¿Por qué no?— dejarlo en ese lugar desprovisto de sol le parecía horriblemente cruel, Minho necesitaba un baño, ropa limpia y comida caliente.

—Porque el Hades es el lugar donde metemos los cuerpos en ácido sulfúrico para desaparecerlos— el pelinegro le quitó la tablet de las manos y sé la devolvió a Taehyung —Hoseok tiene razón, no puedes verlo allá abajo, lo verás en las mazmorras.

—Jimin no necesitaba tanto detalle, hyung— lo reprendió con una sonrisa. —Pediré que lo muevan, les avisaré cuando esté todo listo— dijo el pelirrojo antes de tomar la radio que había sobre el escritorio y salir de la habitación. Jimin no se esperaba ese tipo de información sobre los cadáveres, pero contrario a lo que dijo ese hombre, él agradecía la sinceridad, siempre se olvidaba que Hoseok era un sicario, el aura gentil y amable que irradiaba por cada poro de su piel no solía concordar con ese perfil.

—¿Cuánto van a tardar?— preguntó.

—Menos de una hora— Yoongi se acercó a él y le pasó un brazo por la cintura —Taehyung cree que solo quedaron 143 hombres de Dywen con vida, entre ellos Minho.

—Al menos la base de datos no ha arrojado otra cosa, el lugar donde pasó todo ya fue limpiado y los cadáveres concuerdan con su identificación de huellas dactilares que tenía la base— dijo el joven, recogiendo su característico maletín que tenía tres agujeros de bala en el —Si algo cambia se los haré saber.

El pelinegro asintió —Gracias, Tae.

Y cuando por fin quedaron solos, Jimin se permitió relajar su cuerpo y apoyar su mejilla en el hombro de Yoongi, sonriendo plácidamente al sentir como un suave beso iba a parar en su coronilla.

"Se los haré saber" ya todos le hablaban como si fuera un líder ¿cuándo pasó? ni siquiera él lo sabía.

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