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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴅᴏᴄᴇ

Hoseok estacionó fuera de una disco, se bajaron del jepp y se agruparon. Cuando llegaron a la entrada, esta les fue bloqueada por dos hombres del tamaño de unos gorilas, los cuales, con una voz grave les pidieron sus boletos de entrada. Cosa que obviamente ninguno llevaba.

Dando un paso hacia adelante, Yoongi se aclaró la garganta y de su blazer extrajo una tarjeta dorada, se la extendió a uno de los sujetos y este se la recibió, Jimin no tenía idea de que era lo que decía aquella tarjeta, pero lo que sea que tuviera escrito, fue mas que suficiente para que los guardias los dejaran entrar.

Dentro del pequeño recinto era todo un revoltijo, la música dominaba el ambiente y las personas se movían en su ritmo, mujeres, hombres, adolescentes e incluso personas mayores bailaban sin cesar y se apegaban unos a otros. Y como en toda disco abarrotada de gente, no podían faltar aquellos "manos largas"

-!Hey!- Dijo Jimin cuando sintió que le agarraron el trasero, miró hacia todos lados pero nadie lo miraba a él, así que no tenía forma de saber quién había sido.

-Tranquilo, suele pasar- Le habló/gritó Yoongi muy cerca de su oído para que lograra escucharlo, luego le pasó una mano por la cadera y lo apegó a él, Jimin se agarró del blazer que Yoongi llevaba abierto y siguieron caminando.

Supuestamente tenían que encontrar una puerta que dijera "solo personal autorizado" e ingresar en ella, pero con el gentío que había en ese lugar y las luces oscuras veían la nada misma. Dieron vueltas y vueltas por un buen tiempo, tanto así que incluso alcanzó para que Yoongi y Namjoon compartieran un trago de ron. Luego de aquel mini descanso siguieron buscando, siempre juntos para evitar perderse. El triunfo llegó cuando oyeron a Hoseok gritar el nombre del pelinegro.

-Yoongi, a la izquierda, la puerta- Y todos miraron hacia esa dirección divisando una puerta negra y ancha, en el medio se distinguía entre letras rojas y blancas la frase "Solo personal autorizado", caminaron hacia allá y abrieron la puerta entrando a un recinto cuadrado, el cuál estaría prácticamente vacío de no ser por el sillón a la derecha y un elevador justo en frente.

-¿Y ahora que?- Preguntó Taehyung mientras abrazaba su maletín para tratar de entrar en calor con algo, la temperatura ahí dentro era considerablemente más fría que donde estaban anteriormente, más fría incluso que en el exterior.

-No lo sé...sólo me dijeron que si veíamos la puerta entráramos, Robert siempre está cambiando de recintos- Yoongi se acercó al ascensor y miró hacia abajo y luego hacia arriba, frunció el ceño y chasqueó la lenga -Supongo que solo nos queda esperar.

Yoongi y Hoseok estaban sentados en el sillón lidiando con el mismo tic nervioso de mover de arriba a abajo el pie derecho....y al mismo ritmo, cosa que llegaba a dar miedo, porque ninguno de los dos parecía darse cuenta de aquello. Namjoon buscaba alguna cámara oculta por ahí, mientras que Taehyung le enseñaba unas cuantas cosas sobre computación a Jimin; el lenguaje pyton, como se crea un algoritmo, como interpretar los 0 y 1, etc.

Cada uno estaba metido en sus asuntos cuando de repente oyeron un leve zumbido proveniente del elevador.

La puerta se abrió con un chasquido, dejando ver en su interior a un muchacho de piel blanca, cabello negro como la noche y una sonrisa en sus labios. -Buenas noches caballeros, me presento, soy Jeon Jungkook, mi padre me ha enviado a buscarlos, lamento mucho la demora.- Iba vestido con un impecable traje blanco, resaltando a la perfección los zapatos negros que cubrían sus pies, transmitiendo la imágen de un hombre de la alta sociedad.

-Min Yoongi- Le extendió la mano y Jungkook se la aceptó con una sonrisa.

-Adelante, pasen por aquí- Se hizo a un lado y les dejó espacio en el ascensor, todos entraron y su anfitrión cerró las puertas, apretando el -3 para comenzar su descenso.

-Lamento mucho el ajetreo de la fiesta, mi padre quería el lugar mas seguro para reunirse con ustedes, el sótano de una disco legalmente permitida es el recinto perfecto.

Yoongi esbozó una sonrisa -Claro, no te preocupes, sé muy bien que Robert suele alternar de lugares para procurar la seguridad.

Jungkook hizo contacto visual con el pelinegro y asintió, luego de aquella leve interacción el chico de traje blanco relajó su postura, Jimin suponía que debía estar nervioso, o puede ser también que estuviera a la defensiva, despues de todo, él estaba solo, mientras que ellos eran cinco, cualquiera estaría a la defensiva ante esa  situación

-Por aquí- Les dijo una vez estando fuera del elevador -Y manténgase juntos por favor, sería una lástima enorme para mi padre perder a cualquiera de ustedes- Jungkook los guió a través de un estacionamiento abandonado, por el cual deambulaba gente que iba vestida con trapos mugrientos y rotosos en lugar de ropa decente.

Cuando pasaban, algunos sonreían mostrando los escasos dientes que les quedaban, otros lanzaban frases obscenas sobre sus cuerpo, uno incluso intentó tocar a Yoongi por el costado, este estaba apunto de sacar su arma y dispararle a la cara cuando Jungook lo interrumpió, y a pesar de las palabras que pronunció mantenía una voz calma y melodiosa.

-Guarda esa mano asquerosa si no quieres perderla- Y le escupió al hombre en la cara para luego girarse hacia donde estaban ellos- No te preocupes Yoongi, guarda tu arma, no se atreverán a hacer algo- Y siguió caminando tranquilamente.

Cuando se estaban acercando a una gran puerta de metal que estaba a unos metros en frente de ellos, se escucharon los gritos y lloriqueos de una mujer. Jimin giró su cabeza un poco asustado, y a raiz de esa acción logró ver como al lado derecho del recinto, un hombre tenía encadenada a una mujer por las muñecas e iba a comenzar a penetrarla por detrás.

-Yoongi hyung...- Dijo Jimin casi sin aliento apegándose al cuerpo del pelinegro en busca de refugio y ayuda. Debían socorrer a esa mujer, aunque sea por lo menos sacarla de las garras de aquel hombre y llevarla a un lugar seguro.

-Tranquilo pequeño, recuerda que esto es normal, te lo advertí, no podemos hacer nada por ella- Le susurró Yoongi en su oído, Jimin solo asintió y desvió la mirada, apretó la mandíbula y sus puños y siguió camiando como si nunca hubiera visto nada, totalmente resignado con la situación.

«Deja de comportarte como niño, Yoongi te dijo que algo como eso podía suceder»

Pero por mas que lo intentara, los chillidos de dolor de aquella mujer inundaban el pequeño estacionamiento y eran casi imposible de ignorarlos.

-Hemos llegado- Anunció Jungkook cuando se detuvieron frente a la puerta de metal, dio tres golpes y esta fue abierta desde adentro, el lugar era muy similar a un pub, con una extensa barra al final del recinto y mesas esparcidas estratégicamente por todo el lugar. De fondo había una melodía de los años 80's, los camareros iban y venían de aquí para allá sirviendo copas. El lugar tenía luces de un tenue color morado mezclado con tonalidades rojizas. 

Caminaron entre las mesas, especializandose en esquivar camareros para no chocar con ellos y tener un accidente. Jungkook se detuvo frente a una gran mesa situada en el costado izquierdo, en ella había un hombre gordo de barba gris y poco pelo en la nuca y sobre su regazo estaba sentada una hermosa chica de pelo rubio y busto prominente, a su lado habían dos hombres mas, uno era jóven y llevaba un curioso pelo rosa y el otro era un caballero de edad promedio al que recién le estaban asomando las primeras canas.

-Padre, he traído a tus invitados

El hombre de barba gris se paró bruscamente con una sonrisa en su rostro, esa acción tan repentina provocó que la chica que estaba sentada en su regazo cayera de bruces al suelo para luego pararse entre tambaleos y salir huyendo de allí.

-¡Oh Yoongi! ¡Cuanto tiempo!- El hombre estrechó a Yoongi entre sus brazos y le dio dos palmadas fuertes en la espalda logrando que al pelinegro se le fuera el aire por unos segundos.

-L-Lo mismo digo Robert, tiempo sin verte, años diría yo- Dirigió sutilmente su mirada hacia Jungkook -No sabía que tenías un hijo- Dijo Yoongi con un poco de dificultad mientras intentaba desabrocharse el boton del cuello de la camisa.

-Oh no no no- Robert se hechó a reír a carcajadas limpia -Este no es mi hijo, es un chiquillo que encontré en la calle un tiempo después de esa guerrilla que libramos juntos, tiene poco menos de tu edad, lo llamé Jeon Jungkook, en honor a mi abuelo. Ya sabes que me vale tres hectáreas de verga todo lo relacionado a los apellidos.

«Auch»

Jimin sintió compasión por jungkook, el hecho de que Robert le dijera que lo encontró en la calle con tanta naturalidad le provocó escalofríos.

Yoongi asintió -Bueno, supongo que ya conoces a Hoseok y a Namjoon- Robert hizo una reverencia y le estrechó la mano a los anteriormente mencionados- Este chico ingresó hace un año, se llama Kim Taehyung, es nuestro mejor informante.

Una sonrisa nerviosa apareció en los labios de Tae -H-Hola señor, un placer conocerlo- Hizo una reverencia y luego fue atraído por los gigantescos brazos de Robert, al parecer, a este hombre le encantaba dar abrazos.

-Y este es Park Jimin, mi pareja- Jimin se tensó en su lugar, no sabía que tan bien estaba revelar abiertamente que eras homosexual, no sabías como reacionarían las personas. Pero cuando Yoongi lo sujetó de la mano y lo dejó frente a Robert con toda la confianza del mundo, Jimin pudo mirar aquellos ojos, unos ojos verdes llenos de curiosidad, admiración e inclusive respeto, sin siquiera una pizca de asco.

-Jimin, bonito nombre muchacho- Le hizo una reverencia y le palmeó el hombro- Lamento mucho que la mente retrasada de Dywen te llame puta, por que lo hace ¿no? Porque para el todas las parejas de los líderes son putas recogidas de la calle- Se quedó un momento sumido en un silencio culposo -Bueno, en mi caso es cierto, pero no en el de Yoongi, este hombre es frío como una roca, nunca le había conocido una pareja.

Y jimin sonrió, desde ese momento supo que tendría una buena relación con aquel hombre -Un gusto señor.

-Bien, basta de cortesías, tomen asiento, aquí, junto a mis hombres- Hicieron pasar a Jimin primero, cosa que quedara al lado del chico pelirosa, luego le siguió Yoongi, Taehyung, Hoseok y Namjoon y al frente de ellos estaba Robert, el hombre de mediana edad y el muchacho que los recibió en el ascensor, Jungkook.

-Este es Lee Minho, mi hermano- Dijo Robert mientras palmeaba la espalda del hombre con inicio de canas.- Y el del cabello rosa es Seokjin, y al igual que jungkook viene de la calle, pero a él lo encontré cuando era casi un bebe, solo que lo matuve oculto de este mundo por mucho tiempo, por eso es que no lo conocían- Robert le dio un sorbo a alguien vaso de alcohol que estaba frente a el  -A los dos los crié como si fueran mis hijos, así que cuando me tumben, estos muchachos se quedarán con mi tráfico de armas.

Y jimin al escuchar el nombre del chico pelirosa se atoró con su propia saliva, tosió un par de veces bajo la preocupada mirada de todos. No podía ser que fuera el mismo Seokjin, Jimin miró a Namjoon en busca de respuestas pero este enseguida desvió la vista, evitando todo contacto visual con él.

-¿Quieres agua?- preguntó Robert inclinándose sobre la mesa.

Jimin aún sentía su garganta un poco cerrada, le costaba tragar saliva pero ya se había calmado, así que rechazó la oferta del agua con cortesía. Namjoon se las vería con el.

-De acuerdo hermano, veo que estas teniendo problemas con Dywen otra vez.

Yoongi chasqueó la lengua en respuesta a lo mencionado por Robert. -Los rumores se esparcen bastante rápido por lo que veo.

Robert sonrió -Tienes mis armas, mis hombres, y mi apoyo incondicional, y tú lo sabes. Aunque...mi negocio este último tiempo creció, necesitaremos la ayuda de otra mafia.

El pelinegro rodó los ojos  -Siempre tan engreído.

Jimin desconocía el tipo de relación que tuvieron Yoongi y Robert anteriormente, pero en la mirada que se proporcionaron en ese instante, supo que su relación actualmente era de un cariño puramente sincero y de fraternidad infinita, Yoongi acudió a Robert porque sabía que tendría su apoyo incondicional, tal y como lo dijo el hombre hace unos momentos atrás.

Robert jamás dejaría solo al mejor hombre que conoció en su vida.

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