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—Yoongi hyung...Esto no es algo simple ¿Verdad?
El pelinegro negó—. No, no es algo siemple. Pero...por ahora estamos bien —sonrió, se paró y aseguró la puerta, fue hacía dónde Jimin y ofreciéndole una mano lo hizo levantarse de su silla.
Lo sujetó de las caderas y acercó su rostro, sonriente, Jimin pasó sus brazos por su cuello y se dejó llevar por Yoongi, sus labios se buscaron mutuamente hasta encontrarse, sus partes se rosaron, sacando un pequeño jadeo de Jimin. Yoongi subía y bajaba sus manos, posaba una en la espalda de Jimin al mismo tiempo que otra estrujaba su trasero, en el ambiente cada vez iba haciendo más calor.
—Detente...no podemos hacer nada...tu pierna —una fuerte succión en su cuello, la zona débil de toda persona—. Mm~
Jimin arrugó su polera y atrajo más el cuerpo de Yoongi, sintiendo su miembro aún más cerca, ladeó su cuello para dejarle mas espacio, no le importaba si al otro día amanecía con potentes marcas moradas, era lo de menos, podía taparlos con maquillaje.
Un apretón en su pene y otra succión—. Yoongi~ por favor cuando te recuperes prometeme que me la vas a meter.
—De eso no lo dudes, bonito —salió de su cuello y buscó los gruesos labios de Jimin, succionó el segundo y lo mordió, tironeó del labio superior y lo saboreó, todo a su gusto. Se separó bruscamente de Jimin y lo tiró de la mano, lo guió a una puera y entraron, era un dormitorio, una cama, televisor, y muebles.
—Muestrame ese precioso y delicioso pene que te traes ¿quieres? —sonrió ladino, y ante esa sonrisa de pequeños dientes y encías hasta el mismo demonio cae rendido.
Jimin se sacó los zapatos y luego se bajó los pantalones, se tendió en la cama y abrió sus piernas, sintiendo la ansiedad recorrer su cuerpo, Yoongi sonrió y se pasó la lengua por los dientes, se acercó con cuidado y se posó entres las piernas de Jimin, aspirando el aroma que el liquido preseminal desprendía, era un bulto prominente, oculto únicamente por la ropa interior. Yoongi posó su mano y apretó suavemente, observando con excitación la reacción de Jimin, quien encorvó su espalda y dejó salir involuntariamente un poco más de líquido preseminal.
Bajó la ropa interior y el miembro fue libre, lo acarició con toda la tranquilidad del mundo, mientras que Jimin emitía jadeos y arrugaba mantas. Pasó su lengua por la punta, llevando liquido junto con su saliva, inició un vaivén con su mano, muy despacio, arriba y abajo, luego con su boca chupaba, succionaba y lamía la punta del pene. Jimin gemía desquiciado, sentía la presión en su abdomen, el sudor recorriendo su cuerpo y la pequeña lengua de Yoongi jugando con su punta.
La presión en su abdomen aumentó y de un momento a otro ya no estaba, había eyaculado y su cuerpo se liberó, sentía como Yoongi tragaba y con su lengua limpiaba los restos de semen que habían saltado hacia el interior de sus muslos—. Es su turno, hyung —dijo Jimin un poco agitado y con su miembro aún sensible. Esperó a que Yoongi se bajara los pantalones y dejara su miembro al descubierto.
Sonrió ladino, imaginando la escena donde tenían sexo, deseando con ansias que llegara. Se acercó al pene, lo chupó una vez, mojándolo con su saliva y extrayendo en el proceso líquido pre-seminal, después se apoyó en un codo y con su otra mano lo comenzó a masturbar. Yoongi tomó a Jimin del cuello con una mano y lo besó desesperadamente, hasta que con un sonoro y ronco gemido lo sintió explotar en su mano.
Se acostron así, solo con sus remeras puestas. Era de madrugada y estaban cansado, Jimin se acurrucó entre los brazos de Yoongi, sintiéndose a salvo y en casa con ese aroma tan familiar y reconfortante que definitivamente no cambiaría por nada del mundo.
♤♤♤
A la mañana siguiente, Jimin se estaba vistiendo para ir a la universidad, sus ropajes y sus libros de estudio junto con su gato Chimmy tuvieron que ser buscados en lo que quedó de la casa luego del tiroteo.
Una vez listo se cargó el morral al hombro y se sentó a esperar en la sala de la oficina de Yoongi, Chimmy estaba a su lado, lamiéndose el hocico y ronroneando felizmente.
—Namjoon dijo que ya venía —habló Yoongi desde su computador, tecleaba y anotaba unas cosas en una libreta.
A los pocos minutos de que Yoongi dijera eso se escucharon pasos apresurados por el pasillo y Namjoon irrumpió en la estancia, azotando la puerta y totalmente agitado, con todo el cabello mojado revuelto.
Cuando divisó a Jimin corrió hacia él y se hincó a su lado—. ¡Pulgita! Me alegro de que sigas vivo, cuando me contaron lo que pasó no lo podía creer, estaba en una de mis rondas y....y nooooo pensé que no te vería nunca más —Namjoon hablaba tan rápido que apenas y pudo procesar la información.
Detrás de ellos Yoongi se estaba riendo entre dientes—. Namjoon, aún no creo que le hayas puesto "pulgita"
—Oh vamos Yoongi-demonio-hyung, admite que le calza perfecto.
Yoongi negó con la cabeza sonriendo e ignorando el apodo "demonio" pues bien sabía que a Namjoon le gustaba colocar apodos raros pero que calzaban perfectamente con la persona, y eso Yoongi lo tenía más que claro—. Ya deberían estar en el auto, se les hará tarde.
Con ese anuncio, tanto Jimin como su acompañante corrieron hacia el Camaro rojo que era el auto de Namjoon y partieron a la universidad.
Ya había pasado medio día y Jimin necesitaba unas impresiones para su proyecto de la hora siguiente, así que con Namjoon aprovecharon de utilizar la hora de almuerzo para ir a imprimirlas a un local que quedaba cerca de la universidad.
—Al parecer, Yoongi y tú no perdieron tiempo —Namjoon le hizo cejitas y Jimin lo golpeó, siendo abrumado por la verguenza.
—¡Solo fueron unos chupones! Nada más —Jimin se cruzó de brazos y encogió su cuello, intentando ocultarlos. En ese preciso momento, se arrepintió de no haberse puesto maquillaje o llevado una bufanda, o quizás algo aún más ridículo, un cuello ortopédico, cualquier cosa serviría para ocultar esas marcas.
—Vamos, pulgita, de nada te sirve taparlos, son muy notorios, y no creo que haya sido solo "chupones" —Namjoon amaneció con ganas de burlarse de las personas.
—¡Cállate!
Su acompañante estalló en carcajadas, doblando su cuerpo y apretándose el estómago, en cuanto a Jimin, este estaba rojo como un tomate rogando porque el suelo fuera piadoso y se lo tragara.
—Lo siento, es que solo no me lo esperaba viniendo de Yoongi, ese hombre es tan frío y sarcástico para sus cosas, ya sabes —Namjoon se enderezó y siguieron caminando, aún divertidos por la reciente situación—. No me imagino si algun día te llega a pasar algo, Yoongi quemaría todo Seúl buscándote.
Jimin no alcanzó a emitir ninguna respuesta porque un auto se detuvo a su lado, por la calle—. Jóvenes, lamento molestarlos, pero estamos un poco perdidos, ¿Podrían decirnos donde queda la gasolinera mas cercana? —eran tres hombres de traje, típicos empresarios.
Jimin iba a hablar para darles la dirección, pero Namjoon se le adelantó—. Sigue tu camino, Jojen, conoces esta ciudad tan bien como nosotros, piérdete —Jimin lo miró atónito y Namjoon le devolvió la mirada, pero con el ceño fruncido. Lo tomó del brazo y lo obligó a que se quedara detrás de él, protegiéndolo con su cuerpo—. Marca a Yoongi —le susurró Namjoon en su oído y Jimin simplemente lo hizo.
—¿Pero que dices, jóven? Yo no me llamo Jojen..
Sonó tres veces y Yoongi contestó, Jimin le pasó el celular a Namjoon y este habló—. Yoongi hyung, alguien quiere hablar contigo, saluda Jojen, no seas mal educado.
Jimin no sabía que pasaba, veía y oía todo por sobre el hombro de Namjoon, pero aún así no era capaz de entender la situación. Las personas caminaban a su alrededor y a nadie parecía importarle lo que sucedía ahí.
—Tanto tiempo ¿no? —la voz del hombre que estaba en el auto cambió completamente, pasó de ser una voz jovial a ser una voz ronca y profunda que denotaba diversión, como si todo fuera un simple juego.
—Jojen, ¿Qué mierda? —Yoongi estaba confundido, lo distinguía en su voz.
—Yoongi, Yoongi, pequeño e inocente Yoongi, al parecer tienes perros muy listos. Este hombre cuyo nombre desconozco me reconoció de inmediato y yo nunca lo había visto en mi puta vida.
—Cuida tu lengua, imbécil, y más vale que no intentes nada —Yoongi se estaba enojando, aunque de seguro tenía una sonrisa en sus labios.
—Oh ¿Me estás amenzando? Pero que atrevido, Yoongi, y si intento algo ¿qué harás? ¿Matarme de un balazo en la cabeza? De seguro esa idea te suena maravillosa.
Se oyó una pequeña risita proveniente de Yoongi—. No juegues conmigo a este juego, imbécil, porque bien sabes que te ganaré. ¿O me equivoco, hermanito?
—Oh claro que no, no estoy jugando, Yoonie, y ¿sabes? Le tengo unas ganas a esa putita que te conseguiste ahora —Jojen se rió de forma escalofriante haciendo que Jimin se pusiera tenso en su lugar, temiendo lo que podría suceder.
Se oyó un golpe seco proveniente del celular, Yoongi había golpeado algo—. Sigue teniéndole ganas y voy a castrarte como un perro ¿me oíste? Nadie lo toca.
—Uff Yoonie ¿qué te sucedió? Antes eras un niño tan adorable —se lamentó Jojen con un puchero fingido.
El pelinegro gruñó—. Eso era antes, ya no soy más ese niño.
«¿A que te refieres con eso, Yoongi?» Se preguntó Jimin internamente, estaba muy confundido con el trato que se traían esos dos.
—Y ahora escuchame bien, no estás en buena situación para hacer algo, mira a los tejados, en las esquinas, dentro de los restaurantes y negocios. Taehyung te tiene rodeado, vete con tus autos a fastidiar a otro lugar, este juego ya se está tornando aburrido —la voz de Yoongi denotaba enojo, tal vez aburrimiento y un poco de preocupación, pero sin duda, se estaba cansando de esa situación.
—Muy bien, Yoonie, actúas rápido, pero te recomiendo que no te confíes tanto, tenemos vigías.
—¡Oh! ¿en serio hermano? ¿Tienen vigías? —pregunto Yoongi sarcásticamente—. No sé, pero siento que a ustedes les faltan unos cuantos hombres, saquen cuentas y vean quiénes están ausentes. Y si quieren sus huesos nos contactan, podemos pactar un punto de encuentro. Es todo lo que queda de ellos.
—Maldito —farfulló Jojen golpeando el volante con enojo—. Eres un desquiciado, Yoongi, no sé como hay personas que te siguen.
Yoongi se rió a caracajada viva—. Gracias, hermanito, me han dicho que estoy desquiciado, y es algo de lo que me permito estar orgulloso, pero también tengo mis principios, idiota, mi gente va primero. Ahora largo, tu voz ya es odiosa.
Jojen escupió a los pies de Namjoon y arrancó su auto—. Eso si que fue intenso —murmuró su guardián sin cortar la línea.
—¿Están bien? —preguntó Yoongi desde el otro lado del teléfono.
Namjoon se giró hacia Jimin y le sonrió débilmente—. Sí, no te preocupes, pulgita y yo estamos bien.
Yoongi suspiró—. De acuerdo, tres hombres los acompañarán por los tejados y dos por la otra vereda. Pueden seguir su camino, nos vemos en la tarde.
—Nos vemos, Yoongi hyung...gracias, hermano.
Y colgó, Namjoon le pasó un brazo por los hombros y siguieron caminando en silencio hasta la universidad. A diferencia del ambiente que había antes del encuentro, este se volvió un poco tenso, y el hecho de sentirse vigilados por sus nuevos acompañantes no ayudaba mucho, pero era mejor eso a que merodear solos por ahí.
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