
06
A la mañana siguiente, Jimin se despertó y aún seguía rodeado por los brazos de Yoongi. Intentó moverse pero un fuerte dolor le atravesó la columna vertebral, con mucho esfuerzo e intentando hacer el menor ruido posible sacó el brazo de Yoongi que aprisionaba su cintura, y descubrió con horror que los dedos de la mano del pelinegro tenían diminutas manchas de color roja, tragó grueso y muy nervioso salió de la cama casi a rastras, en total silencio para no despertar a su hermoso compañero de cama.
En el baño, frente a su espejo, temía lo peor. Se giró y vio su playera con gruesas y alargadas manchas rojas. Jimin, desesperado, volvió a su pieza y extrajo ropa negra, si sus heridas se volvían a abrir, pasarían desapercibidas con ese color, también sacó una toalla que desgraciadamente, era blanca. Corrió nuevamente al baño y dejó las prendas en el lavamanos, se despojó de sus ropajes y se metió a la ducha. Cuando el agua corría por su espalda le escocía las heridas, y cuando tuvo que lavar su pelo con shampoo se le escaparon unas cuantas lágrimas por el dolor que le provocaba el líquido sobre las profundas laceraciones.
—Ya, Hoseok, lo siento...sí, lo sé, pero no volverá a pasar —cuando Yoongi se percató de la presencia de Jimin le hizo una seña de que lo decapitarían en cualquier momento—. Está bien, trabajaré en mi día libre —frotó uno de sus ojos y sonrió divertido—. Sí, no te preocupes, me voy de inmediato para allá. Y deja de enojarte tanto o te saldrá una úlcera del tamaño de un buque. Rabioso.
Yoongi colgó y se recostó sobre la cama—. Este hombre terminará matándome algún día —Jimin rio bajito y se sentó en el borde de la litera, miró disimuladamente la mano de Yoongi y vio que la sangre había desaparecido, carraspeó un poco incómodo y se levantó nuevamente. Le costaba saber que hacer con su cuerpo en presencia del pelinegro.
—¿Quiere tomar desayuno....o debe irse?
—El mal humorado de mi amigo puede esperar —le sonrió, contagiando a Jimin y de paso sonrojándolo—. Vamos por ese desayuno, bonito.
Luego de haber terminado, Yoongi se ofreció a llevar a Jimin a la universidad. Cuando llegaron el pelinegro se estacionó en un espacio bastante reducido para su auto lujoso—. Pasaré por ti en la tarde —le anunció. Después de lo que sucedió anoche entre ellos, era prácticamente imposible para Yoongi esconder el cariño que quería proporcionarle a Jimin, a pesar de que recién se hayan conocido hace un par de días.
—¿Seguro, hyung? ¿No tiene que trabajar? —Jimin tenía miedo de que hoy al salir de la universidad a los idiotas de sus compañeros se les ocurriera reclamarle por alguna estúpida tarea y le golpearan por lo mismo. Pero sobre todo, temía que Yoongi presenciara eso.
—Tengo tiempo.
—Bueno... —en respuesta al leve suspiro que emitió, su acompañante enarcó una ceja. La curiosidad comenzó a surgir en su mente.
—No pareces muy animado ¿qué sucede? ¿No quieres que venga?
Jimin iba a inventarle alguna excusa que a oídos de Yoongi seguramente sonaría barata, sin embargo, la campana de la facultad que le correspondía comenzó a sonar insistentemente por todo el estacionamiento, indicando de esa forma que las clases comenzarían pronto y que los estudiantes debían hacer ingreso al edificio—. Tengo que irme, no sucede nada —le ofreció una sonrisa algo forzada, y a cambio de eso recibió un dulce beso en la frente.
—Ve, o llegarás tarde —Yoongi sonrió y encendió su auto. Esperó a que Jimin bajara y arrancó. Vio el carro plateado del pelinegro doblar y desaparecer detrás de los muros, suspiró y siguió su camino hacia el electivo que tomo en aquel semestre. Impacto antropológico en el océano, debería hablarse de eso abiertamente, era una rama que generaba conciencia, o que al menos, lo intentaba.
♤♤♤
Eran las 21:00 horas, Jimin iba cruzando el pasillo hacia la salida, veía la puerta ahí, a tan solo unos metros, si ningún idiota se le cruzaba podría llegar sin heridas a su casa. Pero el destino tenía otros planes para su pobre espalda. A tan solo cinco metros de la salida, un sujeto lo agarró por detrás y lo hizo voltear hasta quedar de frente con él, lo obligó a que se hincara en el suelo.
—Mi reporte no obtuvo calificación perfecta, sabes lo que significa eso —sí que lo sabía.
El primer golpe azotó en su espalda y se mordió la lengua para no gritar, no tenía forma de pararse, lo tenían por ambos costados y por delante, en el segundo y tercer golpe aguantó la respiración. Se removía desesperado para tratar de liberarse pero esos tres hombres no daban rienda suelta. En el sexto golpe que recibió su espalda sintió sus ojos cristalizarse.
—La nena va a llorar —se burló uno de los tipos mientras daba el octavo golpe, haciendo que Jimin gimiera de dolor. Intentó moverse nuevamente, pero seguían aprisionándolo—. Si intentas moverte una puta vez más te golpearé en el rostro, no quieres eso ¿verdad? —con esa advertencia Jimin se quedó quieto, el tipo que anteriormente había hablado dio los últimos dos golpes que quedaban y ordenó que lo soltaran, le bajaron la remera y se fueron, sin siquiera mirar atrás, sabía que al rato quitarían las grabaciones de las cámaras de seguridad.
Sorbió su nariz, se secó las lágrimas y se incorporó con mucha dificultad, se dio la vuelta y salió por la puerta. El lugar estaba casi vacío.
Alzó la vista y escudriñó el estacionamiento que estaba levemente iluminado por los faroles de la universidad, a lo lejos divisó la figura de Yoongi, quien estaba parado al lado de su auto plateado. Un sentimiento de alivio y dolor se instaló en su pecho, así que con el morral al hombro y su espalda adolorida, corrió hacia Yoongi, chocando con unas cuantas personas y pidiéndole disculpas por los aires.
Cuando llegó hasta donde se encontraba el pelinegro, botó su mochila y se hundió entre sus brazos, arrugando la playera y llorando con dolor, con todo el dolor que guardaba su corazón. Yoongi solo recurrió a abrazarlo por la espalda, pero al ver que Jimin dejó escapar un alarido, lo soltó, completamente asustado y desconcertado por las reacciones de este ante su tacto—. Jimin, pequeño ¿qué sucede? ¿Qué tienes? —preguntó cada vez más preocupado y afligido al no saber de qué forma ayudarlo.
Como respuesta, solo consiguió que Jimin se apegara aún más a él, enterrando su pequeña carita entre el hueco de hombro y cuello, temiendo que pudieran separarlo de la única persona con la que se sentía genuinamente protegido. Yoongi puso una mano en la cabeza de Jimin, acariciándole el pelo despacio, temiendo que volviera a gritar, otra de sus manos fue a parar a su espalda baja, tanteando el terreno para no tocar alguna zona que le doliera o le molestara.
Luego de cinco minutos de llorar sin cesar, las lágrimas de Jimin comenzaron a disminuir y dieron paso a los espasmos post-llanto. Se quedó abrazado al cuerpo de Yoongi e intentó respirar profundamente y luego exhalar. El olor a hogar que existía en el pelinegro definitivamente era un calmante sumamente poderoso para sus nervios alterados.
—¿Ya estás mejor, bonito? —en respuesta a esa pregunta Jimin solamente asintió—. Al parecer, hoy no tienes muchas ganas de hablar —él negó, Yoongi tenía toda la razón, luego de aquello no quería ni siquiera abrir la boca.
—Está bien ¿quieres ir ya a casa? —y Jimin volvió a asentir. Subieron al auto y Yoongi arrancó, siendo seguido fielmente por sus hombres en camionetas que iban detrás de su carro.
El camino fue demasiado silencioso, Jimin iba cabizbajo y sin apoyarse en el respaldo, Yoongi iba con su atención en la calle y de reojo miraba a su acompañante, sumamente preocupado por la actitud anterior—. Tomen una desviación hacia el cuartel, yo los seguiré dentro de un par de horas. Cambio —habló Yoongi por una radio que estaba sujeta a su brazo derecho, tenía conciencia de que hacer eso -prescindir de sus hombres- era un riesgo, porque significaba que si lo emboscaban, estaría solo contra quizás cuantos hombres, pero también entendía que para Jimin era incómodo saber que los estaban siguiendo y espiando a cada rato, incluso escuchando, y lo que menos quería ahora, era que la situación emocional de su pequeño empeorara.
—A sus ordenes, señor —Yoongi divisó como las camionetas estratégicamente ubicadas en el tránsito se desviaban en la siguiente curva, tomando el camino que los llevaría directamente hacia el cuartel principal.
Aquello era un riesgo que tenía que correr, por Jimin.
♤♤♤
Una vez dentro de la casa, Jimin se acercó al pelinegro y levantó su vista, sus ojos rojos y acuosos cargados de dolor perforaron el alma del pelinegro—. Quíteme la remera, hyung —habló con voz cansada.
Yoongi titubeó, pero finalmente terminó accediendo, con mucha delicadeza y cuidado, levantó la playera de Jimin, dejando al descubierto su torso, sus hombros y su pecho. Jimin se dio vuelta y a Yoongi se le cayó el mundo a los pies. Demasiados tajos y golpes, unos sobre otros sangraban en la espalda del chico que tenía delante, algunos estaban en carne viva y eran de gran extensión, otros ya se habían cerrado hace bastante tiempo—. Por eso gritaste cuando te abracé...
Jimin volvió a girar y asintió, observando la expresión de dolor y estupefacción que se había formado en el rostro de su acompañante—. ¿Quién hizo esto, Jimin? —su ceño se estaba frunciendo, dejando de lado el estupor y dándole paso al enojo. La sangre de Yoongi en esos momentos estaba hirviendo de furia.
—Vamos a la habitación y le contaré, necesito quitarme la sangre y...colocarme ropa nueva.
Yoongi asintió levemente, se encaminó hacia la cocina por un paño y una fuente con agua, luego se sentaron en el borde de la cama, justo al lado de Chimmy, y Yoongi se dedicó a limpiar las heridas de la espalda de Jimin con toda la parsimonia del mundo—. La universidad a la que voy es privada, me ofrecieron una beca donde estaba todo pagado, sólo tengo que costear mis útiles y mi comida. Pero como es privada, van muchos "hijos de papá", esos a los que les gusta tener su pequeña banda de matones y compran a medio mundo con dinero —Jimin suspiró—. Yo tuve un problema con uno de ellos, pero otra banda de sujetos llegaron a ayudarme, y a cambio de protección me dijeron que yo debía realizar sus deberes una vez a la semana y todas debían tener calificación perfecta. Pero el problema radica en la advertencia, si no estaba todo bueno, me golpearían 10 veces. En su momento acudí a la directora de la universidad, pero eso solo sirvió para empeorar la situación. Y bueno...sobre hoy, ya se debes imaginar qué fue lo que pasó.
Yoongi se quedó en silencio, no dijo ninguna palabra, y cuando Jimin se giró, se percató que su mandíbula estaba totalmente tensa y su ceño fruncido. Yoongi estaba enojado, realmente enojado, y eso asustó a Jimin en demasía, hasta ahora sólo había visto sonriendo—. Hyung... —el pelinegro no lo dejó terminar, puesto que se levantó bruscamente, llevando consigo el paño y la fuente de agua cuyo interior había tomado una leve tonalidad rojiza.
Jimin sentía dolor, tanto en su pecho como en su espalda, Yoongi nunca lo había ignorado tan olímpicamente, ni mucho menos le había mostrado un rostro carente de sonrisa. Se levantó y buscó una remera, y unos pantalones cortos, se cambió de ropa, y se acostó sin apoyar su espalda. A los minutos entró Yoongi y se recostó al lado de Jimin, bajo las tapas.
Le dijo que se diera vuelta, para que estuvieran de frente, la mano de Yoongi fue a parar a la espalda baja de Jimin y comenzó a trazar círculos—. Desde ahora, no tendrás que hacerle la tarea a esos imbéciles, y tampoco necesitarás de su protección, porque uno de los hombres de mi equipo estará contigo en la universidad, te segirá a todos lados, será tu guardaespalda Jimin, él te protegerá.
Jimin lo miro con temor—. Pero...¿y si lo lastiman? No quiero que él pague las consecuencias de mis acciones.
Yoongi sonrió.
«Ahí está, mi sonrisa favorita»
—Lo intentarán una vez, pero te aseguro que no les quedarán ganas de intentarlo una segunda.
Después de muchos años, Jimin finalmente sentía su corazón tranquilo. Un pequeño y casto beso de su parte fue a parar a los labios de su acompañante, y este lo recibió completamente feliz. Se acurrucaron bajo las mantas, sólo dormirían una hora juntos, porque Yoongi tendría que irse a las doce. A trabajar en su día libre.
Maldito Hoseok.
⭐
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro