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03

Chimmy no había aparecido durante todo el día anterior y ya comenzaba a preocuparlo, su gato no era de aquellos a los que les gustaba salir, Chimmy era hogareño y perezoso, por eso era bastante raro que no haya dado señales de vida.

Cuando terminó de vestirse, el reloj marcaba las 7:30 a.m, aún le quedaba media hora para llegar a la universidad, se tomó un café muy dulce y se comió una rebanada de pastel, una bomba de azúcar. Una vez hubo terminado le sirvió la comida a Chimmy, teniendo esperanza de que se dignara a aparecer durante el día.

Tomó las llaves de su auto, su morral y las llaves de su casa. Una vez estando afuera el frío gélido de la mañana lo recibió y le envolvió su menudo cuerpo, Jimin agradecía por estar en invierno porque detestaba con toda su alma el calor sofocante de la ciudad. Se subió a su auto, y marchó a la universidad.

A otro día de infierno.

Cuando llegó a su hogar por la noche, el dolor de su cuerpo se estaba volviendo cada vez más insoportable, tenía la parte superior de su espalda completamente adormecida y en uno de sus brazos había comenzado un leve escozor.

Por ahora agradecía profundamente que Yoongi no estuviera ahí, únicamente porque se sentía demacrado y sin fuerzas debido a los golpes recibidos, aunque para su suerte mañana era sábado y lo ocuparía para dormir todo el día.

Se adelantó a su habitación, abrió la puerta y a los pies de su cama tendido a lo largo y durmiendo plácidamente estaba Chimmy, cuando el gato lo oyó ingresar fijó su vista en él y movió sus orejas, pero a los segundos volvió a cerrar los ojos para seguir durmiendo. Jimin sonrió con tristeza y se recostó en su cama con mucho cuidado de no pasar a llevar su espalda herida. Retuvo las lágrimas con toda la fuerza de voluntad que tenía en su interior e intentó dormir, pero lamentablemente su celular emitió una pequeña vibración, indicando que le había llegado un mensaje. Jimin lo levantó con la esperanza de que fuera Yoongi, pero se topó con un número desconocido.

«¿Otra vez?»

Número desconocido

Jimin ¿no?

¿Sí...?

¿Conoces a Yoongi?

Jimin no respondió, esto ya era demasiado extraño, ¿Por qué alguien le preguntaba si conocía a Yoongi? Miró la pantalla de su celular por un largo rato, sin decidir si debía contestar o no, sin embargo, la persona al otro lado del chat fue aún más lista que él.

Tomaré ese silencio como un sí, así que
se amable y haz el favor de decirle
al bastardo de Yoongi que esta vez iré por la cabeza de Hoseok y la clavaré en una pica.


¿Quién eres?

Eso es lo que menos te incumbe,
niño, transmítele mi mensaje a
Yoongi y tal vez él te cuente.

Jimin dio por finalizada la conversación, sentía miedo y curiosidad al mismo tiempo. Estaba a punto de escribirle a Yoongi, pero un mensaje de ese mismo número lo interrumpió...y lo hizo cuestionarse toda su escasa e insignificante existencia en la vida del pelinegro.

Ah, casi lo olvidaba.
Felicidades por ser la nueva puta que se consiguió Yoongi, disfrútalo mientras puedas. Pronto te cambiará.

Jimin tampoco contestó, si bien aún no tenía nada con Yoongi -ni siquiera una amistad- ese mensaje logró sacarlo de sus casillas, por el simple hecho de que tal vez eso era para el pelinegro, una simple puta a la cual follar, porque...si sacaba cuentas, en más de una ocasión Yoongi le dijo que quería tener sexo con él.

«¿Qué? ¿Esperabas menos de un desconocido?»

Una vocecita susurró aquello en su cabeza, pero él la apartó, no podía comportarse de forma injusta antes de tiempo, porque quizás nada de lo que decía aquel sujeto era real, pero...¿por qué le dolía tanto? ¿Le dolía que lo trataran de puta? ¿O le dolía que aquello pudiera ser verdad?

Le escribió para que viniera y viera con sus propios ojos todos los mensajes, sin estar demasiado convencido de tenerlo en su casa. No pasó mucho tiempo antes de tener la respuesta de Yoongi en su bandeja de entrada. Corta y precisa.

Voy en camino.

Jimin se incorporó, su reloj marcaba las 10:30 p.m, apenas habían pasado 30 minutos desde que llegó a su casa y ya tenía mensajes que amenazaban de muerte en su celular, claramente era algo de todos los días. Se sirvió un vaso de jugo de frambuesa y se fue a esperar a Yoongi sentado en el sillón que permanecía en la sala de estar.

Algo en su pecho revoloteaba inquieto, tenía ansiedad, pero ¿de qué? Comenzó a sudar y le faltó el aliento, trató de calmarse, respiró hondo y botó, dejó el jugo en la mesa de centro y frotó sus manos en los pantalones para quitarse el sudor, volvió a respirar y botó. Una vez se hubo relajado apareció en la mente de Jimin el recuerdo de su madre calmándolo y enseñándole cómo controlar sus ataques de ansiedad, no creyó que aquello de verdad le funcionaría.

«Algo va a pasar, ¿dónde mierda estás, Yoongi?»

Irónicamente, era Yoongi el que lo estaba metiendo en aquellos líos, pero también era el único que podía darle una explicación, y quizás, ayudarlo. Tomó un sorbo de jugo y justo vio como la puerta de su casa se abría, dejando ver a Yoongi entrar casi corriendo—. ¿Qué pasó?

Jimin dejó el vaso en la mesita y le mostró el chat...y Yoongi sonrió, nunca dejaba de sonreír, en cierta manera eso enojó a Jimin ¿cómo no era capaz de ver la gravedad de la situación? Literalmente amenazaban de muerte a su supuesto amigo ¿y él lo único que hacía era sonreír?

—Jimin, aún lo estamos averiguando, pero creemos que este idiota es el jefe de los tipos que te perseguían esa noche, a nosotros nos suelen llegar mensajes con contenido como este, pero siempre a través de las personas que salvamos, porque Taehyung bloqueó nuestros celulares del alcance de la antena que ellos poseen, así que hablaré con él para que haga lo mismo contigo—. Yoongi le tendió la mano para que se incorporara del sillón y Jimin se la aceptó—. Este imbécil no se acercará a Hoseok, porque sabe muy bien que si le toca un solo pelo soy capaz de incendiar esa maldita pocilga en la que vive.

Yoongi titubeó antes de posar sus manos sobre los hombros de Jimin—. Y sobre lo de la nueva puta, no le hagas caso, según él yo me acuesto con cada persona a la que salvamos, pero no es así —suaves masajes fueron dejados en ese lugar, como si estuviera moldeando el terreno para decir lo siguiente—. Jimin, yo me estoy enredando contigo, y eso es algo que no está permitido, no podemos mantener contacto con las personas a las cuales ayudamos —Yoongi sonrió con algo que pareció ser tristeza—. Pero yo fallé desde el día en que te escribí...eres tan bonito, Jimin, tan inteligente, tienes todo un futuro profesional una vez que te gradúes. No soportaría hacerte algún tipo de daño, ni tampoco soportaría que te lo hicieran.

Jimin sentía sus ojos muy húmedos, bajó la cabeza y las lágrimas comenzaron a correr en contra de su voluntad, suaves y tranquilas—. Creo que tengo miedo, hyung, tengo mucho miedo, no sé que son ustedes, no sé que hacen, o sea, sé que salvan personas, pero ¿con qué propósito? cuando se los pregunté, me dijeron que era por diversión. ¿Quién se divierte con algo así? No entiendo.

«Odio la incertidumbre»

Un sollozo hizo que su cuerpo se sacudiera bruscamente, en ese momento se dio cuenta de que Yoongi no sabía que hacer, lo vio dudar y tener casi un debate mental sobre si tocarlo o no, pero finalmente se decidió a cubrirlo con sus brazos, pasando la palma de su mano por su cabello en un intento de calmarlo. No solo lloraba por la incertidumbre, también lloraba por los golpes en su espalda, lloraba por la existencia de personas crueles en este mundo, por gente que solo piensan en verse superior a los demás, y que únicamente por tener dinero creen que el resto debe besar sus sucios y apestosos pies.

—Te contaré todo, pequeño, pero para esas lágrimas, por favor. A ver, mírame —y Jimin lo miró. Yoongi pasó sus pulgares por el rostro, secando cada una de las lágrimas y dándole un pequeño beso en la frente—. Sabrás todo, pero ten en cuenta que no hay vuelta atrás.

Jimin tragó grueso, con su llanto de hace unos minutos no le había dado tiempo de sentir el aroma de su mayor, era un poco cítrico, con un toque imperceptible de madera, dándole una sensación hogareña, pero como lo hizo Yoongi la vez anterior adivinando el perfume de Jimin, él no podría decir que fragancia era, desgraciadamente no conocía de perfumes, con suerte y sabía cuál era el suyo, y eso porque llevaba ocupandolo desde que era adolescente.

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