Capítulo 21
Las vendas en las manos daban posibilidad a un golpe más certero, más seco y más doloroso sin los guantes comunes de boxeo. YoonGi había elegido ese tipo de vendajes en la mano a propósito.
Leon, por otro lado, tenía que sufrir las consecuencias de tal decisión.
Era bueno en boxeo porque es necesario saber defenderse de otras personas peligrosas en el mundo de la mafia, pero nunca había tenido el entrenamiento especial y profesional que el gama había tenido desde su infancia.
Siempre que abrían un ring en la mansión de YoonGi, este buscaba ser lo más ligero con sus golpes e incluso de daba ventajas al rubio para ganar una o dos veces.
Esta vez no fue el caso.
Sintió como el aire lo abandonó en un segundo cuando YoonGi dio un golpe preciso en la boca de su estómago que sin duda dejaría moretón al otro día.
―Te estás desquitando, lo sé me lo merezco, la he cagado.―respira Leon mientras se incorpora y lanza un golpe de izquierda que YoonGi esquiva con facilidad.
―Entonces no me pidas que sea suave.―dice YoonGi mientras lo acorrala y lanza una variedad de golpes rápidos. Leon mantiene una postura defensiva y cubre su cara instintivamente.
Si el turco en verdad estuviera usando toda su fuerza Leon ya estaría pagando las cuentas en el cielo con su madre.
Cuando siente sus músculos arder no le quedan más que alzar su mano para admitir derrota. Cuando el peso le gana y se desliza en espacio del ring escucha al otro alfa hace un sonido divertido.―Dios, YoonGi creo que me rompiste una costilla.
―No lo hice, deja de ser un ödleck―contesta el gama mientras toma una de las botellas de agua que Berat les estaba ofreciendo, lanzándole la otra en la cara su amigo quien gimió por el frío en su cara.―Incluso Berat podría durar más de diez minutos en una pelea conmigo, te estás volviendo mas débil Leon.
El rubio ignora el comentario despectivo y cambia el tema rápidamente.
―Admito que se me fue la lengua y ahora tú omega no te dirige la palabra, ¿Qué harás mañana en la empresa, o peor, en el baile de tu familia?―Leon toma todo el contenido de la botella en un momento y el dolor de sus músculos se apacigua cuando ve la cara conflictiva de YoonGi.―Es su presentación oficial como hürrem.
El ataque en el club de YoonGi fue un jueves, el celo del gama y la investigación de dicho ataque hizo que el alfa alegara su fin de semana y no se presentará a la compañía, por lo que TaeHyung tampoco.
YoonGi pensaba en mantenerlo en la mansión hasta que se apaciguara un poco su enojo, se negaba a verlo o dirigirle la palabra en esos días. El gama no quería poner sus nervios ni los suyos al límite, estar alejados por ahora sería lo mejor.
Ponerlo a trabajar con él en la compañía había sido una decisión impulsada por vigilar al castaño más cerca, y más que castigo el omega parecía complacido de salir más allá de los límites de la mansión por más días de los que se le habría permitido. Si lo dejaba encerrado no causaría más que el desprecio completo de TaeHyung.
Su familia por otro lado, había exigido una presentación formal de TaeHyung, ansioso de conocer al hürrem de la nueva generación. Siempre se esperaban nuevas cosas y altas expectativas.
Había intentado aplazarlo pero la insistencia e interferencia de su madre solo empeoraban las cosas.
YoonGi suspira mientras limpia el sudor en su cuerpo con una toalla.
―Para tu tren, relájate.―silba Leon poniéndose a su lado.―Nunca te había visto así, era tan común ver cómo desechabas a tus amantes por la mínima cosa que pensé que también te tomarás esta unión como un deber y nada más.
YoonGi se queda callado, dándole razón a su amigo. Recordando sus días así, ninguna de sus parejas eran tomadas enserio por él. YoonGi tenía fácil las cosas con modelos, actores, actrices, deportistas y personas no tan famosas que lograban llamar su atención algunas veces. No necesitaba más que comprarles ropa, joyas o cosas que quisieran para mantenerlos contentos.
Pero ninguno duraba más de una semana, la causa de ruptura era más por los intereses de YoonGi, o al contrario, la falta de ellos.
Esta pared de vidrio que lo limitó por primera vez lo ponía en duda de saber cómo actuar en un terreno en el que los sentimientos reales eran importantes, algo de lo que YoonGi era poco conocedor.
―Yo también pensé eso.―confiesa YoonGi y el silencio inunda el gran espacio de entrenamiento. La pesadez de la incertidumbre y un apenas nuevo sentimiento se asomaba por el armario oscuro sin prisa alguna, pero su salida era segura.
Leon se acerca más a su lado, dirigiéndome una mirada preocupada.
―¿Lo...?―pregunta el rubio precavidamente y con un tono serio, no es capaz de terminar la frase pero el de ojos dorados entiende la palabra faltante.
YoonGi inclina sus ojos y relee la pregunta de su amigo en las maquinas de su cerebro.
No puede responder.
―Aquí, tienes un error en esta palabra.―señala Seokjin mientras pone el libro en idioma turco frente a él. TaeHyung frunce el seño ante la corrección y se inclina más, pero el costurero a su lado hace un sonido de advertencia.
Ya había recibido dos piquetes de aguja por moverse tanto, y el traje para el baile de Kis debía ser tan importante para tener a los mejores diseñadores de Turquía arreglando su traje personalmente en un tiempo récord.
―Ah, solo me faltó un signo, no me hagas copiarlo otra vez.―gime TaeHyung dando una vuelta ligera cuando el omega que lo mide se lo pide. Escucha a Seokjin dar un sonido cansado a su espalda y no gira para comprobar la mirada de burla que ya sabía que tenía.
―Bien, no insistiré porque se trata de usted, pero asegúrese de recordar esta palabra.―TaeHyung sonríe para si mismo y agradece silenciosamente la piedad del alfa por sus manos.
Después de una o dos horas más y el descubrimiento de haber subido de peso por toda la carne que le daba, ve a los diseñadores guardar sus cosas.
―Hemos terminado, hürrem. El traje será enviado esta noche.―anuncia el costurero principal de nombre Klös mientras se incorpora. TaeHyung da un asentamiento y le da una señal a Lisa para que los acompañe a la entrada. Moonbyul había ido por su comida hace un momento y Solar se encontraba en descanso por su celo, por lo que sintió su ausencia más pesada con el problema del suyo acercándose.
Cuando el último de los diseñadores salió, TaeHyung pudo dejar su postura rígida y acomodar su ropa. Vio por la esquina de su ojo como Seokjin apartaba la mirada deliberadamente a los moretones y mordidas que YoonGi había dejado hace unos días. Parecían permanecer insistentemente en su lugar sin desaparecer con el fin de molestar al omega a propósito.
Había sido incomodo, todos en la casa parecían saber de la razón de las marcas y eso solo hacían que le doliera la cabeza a TaeHyung.
Recuerda cómo el brasileño lo miró con la cabeza baja y sus ojos esmeraldas en cualquier punto menos su persona después de la ráfaga apenas perceptible de una expresión conflictiva cuando vio por primera vez el camino territorial de YoonGi en él.
El toque cálido de YoonGi estaba tan presente en TaeHyung diario, los recuerdos no se van y prosperan unas cuantas marcas que aún no se iban, los dedos en sus caderas, el olor sordo en su interior, la sensibilidad en sus pezones, moretones en su cuello y en sus muñecas que permanecía tatuados en su ser, tanto como la mirada fría y el agarre agresivo de unos días.
Seokjin se acerca a él y se arrodilla para ajustar las sandalias del castaño, TaeHyung observa los parsimoniosamente movimientos del alfa y susurra en voz alta.
―Hubiera sido más fácil mi vida si un alfa como tú me hubiera marcado.
La realidad de sus palabras se hace presente y cuando Seokjin detiene sus movimientos, no dice nada y después de un momento sigue acomodando el calzado de TaeHyung.
El castaño se muerde su labio y siente el sabor metálico recordándole la ineptitud de sus palabras. Seokjin se incorpora y TaeHyung no sabe cómo actuar. El moreno no era culpable de la inestabilidad de su ser que se arraigaba con más fuerza dentro suyo.
―Hürrem, yo...―
―Solo olvida lo que dije.―se adelanta TaeHyung, toma el libro de la mano de Seokjin y se da la vuelta para esperar a Moonbyul.
El alfa no dice nada, pero permanece al lado de TaeHyung silenciosamente, como siempre lo ha hecho.
La presencia del otro día es más difícil de soportar de lo que TaeHyung pensaba. Levantarse y comer silenciosamente en la compañía de sus más agotados pensamientos al esperar el transporte que lo llevará a la compañía toma sus energías por completo.
Azra lo saluda cortésmente y da una mirada nerviosa cuando TaeHyung ve la ausencia de YoonGi en el auto.―Él ha tomado su propio camino a la empresa, hürrem. Tenía asuntos tempranos.
El omega no contesta, ajusta el cubridor en su cuello y se obliga a mantener los ojos cerrados en todo el camino a la metrópolis.
La vista de la sombra de la altura del edificio lo recibe con imposición. No espera a que Azra abra la puerta por él y se adelanta a caminar a la entrada sin titubeos. Cruza al piso inferior con el silencio tronante de todos y camina al elevador sin prisa.
―Buenos días, señor Claire.―saludan las mueres en el centro del piso. TaeHyung sonríe y presiona el botón del último nivel con la reverencia de despedida de Azra que le da antes de que cierran las puertas.
Cierra los ojos y el tramo largo hacia arriba detiene el temblor en sus manos. No podía dejar que el torbellino de melancolía lo inundara ahora.
Cuando las puertas metálicas abren, la tranquilidad lo azota en segundos. No había rostros de melenas rojas y ojos fríos.
Solo estaban un grupo de alfas sonriéndole amablemente, TaeHyung recuerda a la castaña y al hombre de color que conoció en su primer día entre el grupo con olor nervioso.
―Señor Claire, lo estábamos esperando.―anuncia Sara, con su nombre clavado en una identificación en su pecho. Taehyung sale con escepticismo del elevador y da otra mirada alrededor.―¿Señor Claire?
La alfa vuelve a llamar y el omega vuelve sus sentidos al frente suyo.―Ah, perdón.
―No se preocupe, amir nos pidió llevarlo a su nueva oficina, ya hemos pasado todo lo necesario ahí. No sabíamos que poner en el pequeño refrigerador para sus aperitivos pero si tiene alguna queja no dude en decirnos y cambiaremos todo.―continúa la castaña mientras señala el pasillo principal. TaeHyung frunce el ceño.
―¿Nueva oficina?
―Si, al lado de amir.―dice mientras lo dirige al fondo del piso superior, el resto del grupo de alfas se inclina ligeramente cuando pasa y lo siguen silenciosamente. TaeHyung se apresura a saludarlos pero la declaración de la alfa lo mantiene confuso.
―Perdona, pero por qué se ha cambiado la posición, ¿No estaba Marcos ahí?―cuestiona.
―El señor Marcos no trabaja más en la empresa, también fue despedido de su alto puesto, ¿no era el señor Claire consiente de eso?―pregunta la mujer sorprendida. TaeHyung niega automáticamente y no puede decir nada por el lío en su cabeza.
La castaña no dice nada y apta por darle paso al área exclusiva del último piso. TaeHyung duda en sus movimientos al ver la puerta de la oficina de YoonGi, sintiendo su olor tras el vidrio. Pero no dice nada y deja que la alfa lo guíe a la oficina de al lado.
El algún momento el grupo de alfas se había dispuesto y solo se esfumaron rápidamente sin el conocimiento del omega.
El espacio era elegante, por obvias razones, grande y aspecto delicado. TaeHyung escucha la mujer decir algunas cosas acerca de la comodidad y alta tecnología en su material de trabajo pero no es capaz de seguir el hilo cuando ve la carpeta de horarios con el nombre de YoonGi en ellos.
Su inseguridad vuelve a él y se asegura de leer una y otra vez la información en las hojas, tratando de convencerse de la posición de dichos documentos como un error olvidado de Marcos.
―Amir.―murmura de repente la mujer.
El olor de sándalo y lluvia llega como una bofetada y TaeHyung deja caer la carpeta en un mal movimiento de sorpresa. No es capaz de girarse y se agacha rápidamente para levantarla, su acción se ve interrumpida cuando cruza su toque con una mano grande.
Alza su cabeza y el líquido dorado frente a él se clava insistentemente. YoonGi mantiene su posición tranquila y TaeHyung no puede evitar envidiar ese rasgo característico del alfa.
―Sara, puedes retirarte―ordena sin quitarle atención a TaeHyung, quien escucha el sonido apresurado de tacones y el cierre de la puerta de vidrio.
El omega quita su mano rápidamente y se levanta para ponerse en diagonal al alfa, su omega no estaba listo para hacerle frente a la cantidad de feromonas en el cuarto. Y él, para el enredado de sentimientos.
YoonGi da vuelta y gira hacia el escritorio, alza la carpeta y la señala con un movimiento de su misma mano.―Quería decirlo personalmente, pero ya lo has visto por tu cuenta.
El castaño suspira y alza una ceja.―¿El que exactamente?
El alfa se extiende en la silla de cuero y pasa sus manos por los papeles en el escritorio grande.―A partir de ahora eres mi asistente personal, solo en terminó laboral por supuesto.
―¿Disculpa?―sonríe TaeHyung con sarcasmo―¿Decisión tomada por quien?
―Por tú alfa.―responde YoonGi con voz gruesa, a lo que el castaño bufa.
―¿Ahora tomas enserio ese papel? No hay necesidad de dar a conocer en voz alta nuestra situación forzada.
―No lo hago―lo corta YoonGi incorporándose del asiento. TaeHyung voltea hacia la ventana para dirigir su atención a otra cosa que no sea el acercamiento del turno.―Solo estoy diciendo la verdad de las circunstancias, ¿prefieres ocupar otro puesto y trabajar desde casa?
El rostro del alfa estaba muy cerca cuando TaeHyung vuelve a dirigir su mirada al frente, sabía que la mueca molesta en su rostro era visible y mantenerla por el olor profundo de YoonGi era una tarea increíblemente difícil.
El reto está presente, Taehyung siente la dominación intangible del lobo de YoonGi, su omega insiste en apaciguar y rendirse, pero el castaño mantiene su postura.
―¿Empiezo hoy, señor Hasmet?
Ödleck: Cobarde.
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