Cinco
Estambul, Marzo 1604
Mucho se habló de Fahriye Hatun, una concubina que fue enviada por Safiye Sultán para acabar con el joven sultán y su madre. Y como todos lo esperaban, la mujer quedó embarazada, pero al final termino perdiendo al bebé y ella fue enviada al Antiguo Palacio.
Por otro lado, también esta Mahfiruz Hatun. Una mujer cuya ascendencia se cree que es de parte de Mahidevran Hatun, pero pocas veces esas cosas son ciertas. Ella ha ido varias veces a la cama de Ahmed, mas no ha logrado quedar embarazada y eso ya comenzó a pesar en la joven.
Y finalmente, esta aquella mujer de la cual no se habla mucho. Su nombre es Ülkü Hatun y ella es la primera mujer en pisar la Hasoda, pero que desapareció de manera misteriosa.
—¿Quieres un poco de delicia turca? —preguntó Fatma a su amiga Mahfiruz.
La mencionada negó con un ligero movimiento de cabeza.
En la entrada del harén de asomó una pequeña cabeza que miraba todo con atención; todo había cambiado o al menos eso creía ella.
Haci Ağa le dio un fuerte empujón y la obligó a entrar al harén. Agradecía al cielo que nadie la notará aún, pero esa tranquilidad termino cuando Mahienver Hatun chillo de alegría.
—¡Ülkü Hatun! —Mahienver se acercó a la aludida y le dio un gran abrazo—. Por fin has regresado a tu hogar.
—Me da gusto verte Mahienver —saludó Ülkü.
—¿Por qué te fuiste? ¿Acaso el sultán ya no te quiso? —preguntó Cemre Hatun en tono mordaz.
—Me enferme, por eso me fui Hatun.
Cemre se paró de su lugar totalmente dispuesta a golpear a Ülkü, pero la presencia de la mujer más temida del harén la hizo detenerse.
Raziye Kalfa entro al harén con su imponente presencia que dejó a más de una callada. La encargada del recinto miro a todas como si de un desperdicio se tratarán y negó visiblemente molesta.
—Handan Sultán desea verte de inmediato —dijo Raziye en tono neutral—. No quiere que la hagas esperar o de lo contrario te azotara los pies.
Ülkü Hatun asintió apenada y siguió a la Kalfa con la mirada baja.
Por otro lado, Mahfiruz Hatun miro todo el espectáculo con ira naciendo de su corazón. Odiaba el hecho de que a esa mujer que le robó su lugar, estuviera de vuelta en el palacio con el único fin de quitarle su lugar como favorita.
«¡No lo permitiré, no dejaré que esa mujer incipida me quite el lugar que con esfuerzos me gane!» pensó Mahfiruz Hatun.
Una mujer de rasgos delicados que hacen juego con la palidez de su piel, caminaba a paso elegante por los pasillos del palacio imperial. A su lado venía una muchacha de unos 16 años que miraba todo con superioridad y murmurró unas cuantas palabras denigrantes hacia las concubinas.
Los Ağas y Kalfas hacían reverencia a la joven, pero a la mujer que venía con ellas la miraban con asco. Eso no le importó a Halime Hatun, ya nada le importaba desde que su hijo Mahmud murió por su culpa.
—¿Acaso no te molesta lo que dicen de ti madre? —preguntó la joven a Halime.
—Sus comentarios me tienen sin cuidado Dilruba —respondió Halime, sin mirar a su hija—. Que digan lo que quieran, ya verán lo que les haré cuando sea Valide Sultán.
Dilruba Sultán se quedó callada.
La joven sultana nunca creyó la historia de que su madre fue culpable de la muerte de su hermano, pero las constantes habladurías de la servidumbre la hicieron dudar.
Su vida en el Antiguo Palacio era tranquila y amena, todo marchaba tan bien hasta el día en que su madre le anuncio que ya era hora de casarse. Le dijo que no es correcto que una sultana siga soltera, pero el principal motivo es que quiere que su hermano Mustafa ascienda al trono.
«Al final todo es como dicen: las sultanas son para sus madres, una moneda de cambio» pensó Dilruba con tristeza.
Kara Davud Paşa es el candidato especial de su madre.
Sin embargo, para Dilruba Sultán existe otro hombre que robó su corazón: Mirahur Mustafa Pasha.¹
—¿Tú eres Mahfiruz Hatun? —La voz de su madre hizo que Dilruba detuviera su andar.
—Si sultana, soy yo —respondió la aludida con temor.
Halime Hatun sonrió.
—No soy sultana, así que solo llamame Hatun.
Mahfiruz asintió y miro directamente los ojos verdes de Halime, mientras que ella le tendía un papel amarillento sujeto por un delgado listón rojo.
La favorita del Sultán Ahmed lo tomó y lo examinó queriendo saber porqué la favorita del anterior sultán le daba una carta.
—Yo solía ser de una familia noble antes de que me capturaran —dijo Halime, mientras miraba a unas concubinas platicar.
—¿Y eso que tiene que conmigo? —cuestionó Mahfiruz a su contraria.
—Poco antes de que el Şehzade Mehmed sucediera al Sultán Murad, escribí una carta a mi familia donde les decía que estaba bien y feliz —murmurró Halime, pero el poco brillo de sus ojos no paso desapercibido por su única hija—. Ellos me respondieron y me decían que mi hermano menor se casó con una circasiana de nombre Firuze.² Curiosamente, esa chica es parecida a ti.
Mahfiruz extendió la carta y leyó rápidamente hasta encontrar una pequeña descripción de su hermana mayor.
—Firuze es bella y mis padres le exigían mucho para casarla con alguien de alta alcurnia, pero la dejaron ir con el hombre que ama —susurró Mahfiruz, totalmente triste.
En un impulso de compasión, Dilruba coloco su mano en uno de los hombros de Mahfiruz y le regaló una cálida sonrisa que dejaban ver la empatía en su rostro.
—Ahora debemos irnos, fue un gusto conocerte Mahfiruz. —Halime y su hijo se fueron dejando sola a la joven concubina, quien siguió su camino hacia sus aposentos, pero fue interceptada por Fidan Kalfa.
—A Handan Sultán no le gustará que estés relacionada con su peor enemiga —siseó Fidan, a la par que encajaba sus uñas en los brazos de la Hatun.
Mahfiruz Hatun
Quería saltar, quería gritar de alegría al saber que mi hermana Firuze era feliz con su esposo, pero esas cosas me duraron poco ya que Fidan Kalfa me arrebató la carta apenas cuando empezaba a leerla. Y ahora, ver como la madre del sultán la quemaba sin remordimiento, me hizo darme cuenta de la crueldad de esa mujer.
¿Qué culpa tenía yo de estar relacionada con Halime Hatun?
Ninguna, pero eso no importa ahora.
—Me has decepcionado Mahfiruz —dijo Handan Sultán, mientras sacudía sus manos.
—¿Y por qué sultana? ¿Qué hice mal? —pregunté.
—Y todavía tienes el descaro de preguntar el por qué —murmurró la sultana—. Estas relacionada con mi enemiga.
—No es mi culpa que mi hermana se haya casado con la familia de la Hatun.
—¡Cállate insolente! —El grito de la Valide Sultán me asusto tanto que me hizo retroceder, pero Fidan Kalfa me empujo otra vez hacia adelante—. ¡No me interesa si la bastarda de tu hermana se casó con un hermano de Halime, tú única función era servirme a mí y me traicionaste!
Baje mi mirada y contuve lo mejor que pude mis lágrimas, pero me fue imposible porque ya estaba soltando varios alaridos que calarian en alma de cualquiera. Sin embargo, eso no funcionaria con la cruel mujer que me gritaba.
Handan Sultán tomó mi mentón con brusquedad y examinó mi mirada con ojo atento para después soltarme con la misma intensidad con la que me agarró.
—¿Qué hago con ella sultana? —interrogó la Kalfa a Handan.
Mi cuerpo se sacudió ligeramente por el miedo al castigo que me pondrían, y dichos castigos no son para nada bonitos.
Desde azotes en los pies hasta servir a las esclavas como si fueran alguien importante, son tan sólo unos de los pocos castigos que podían ponerme.
«Alá, ayúdame por favor» rogué mentalmente al Dios de mi religión.
—Lo dejaré pasar por ahora —sentenció la madre de Ahmed—, pero al más mínimo error que vuelvas a cometer, te lanzaré al Bósforo para que seas comida para los peces.
Asentí torpemente, sin embargo, sentí como un líquido espeso y caliente recorría mis piernas hasta llegar al suelo y mancharlo de rojo.
—¿Acaso estabas...? —Handan Sultán se quedó a media frase ya que el dolor en mi vientre se sintió como si enterraran una espada, lo que hizo que me arqueajara ligeramente.
Fidan Kalfa corrió por la partera mientras que la Valide Sultán hacia lo que podía para ayudarme en mi agonía. Sin embargo, sentí que ya era tarde porque mi vista se estaba haciendo negra y el dolor en mi cuerpo aumento enormemente.
«¿Qué culpa tuve yo de que mis padres no me amaran?»
¹Dilruba Sultán (su nombre real se desconoce) se casó en 1604 con Kara Davud Paşa. De igual manera, otra sultana hermana de Ahmed I, se casó ese mismo año con Mirahur Mustafa Pasha (no creo que esto sea real ya que se sabe muy poco de las hermanas de Ahmed I).
En mi historia, yo eliminé a la mujer que se casó con Mirahur y deje solo a Dilruba quien estaba enamorada de dicho hombre. De todos modos, se casaban con el hombre que sus padres escogían.
²No deben olvidar que la historia de Mahfiruz antes de ingresar al harén es totalmente ficticia, así que dudo mucho que ella y Halime esten emparentadas.
♦️Perdón si este capítulo es algo flojo y que también no haya mostrado que paso después con la Mahfiruz, pero no quería que se hiciera tedioso.
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