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ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ꜱɪᴇᴛᴇ: "ᴅᴏꜱ ᴄᴀꜰéꜱ ʏ ᴜɴ ʙᴀᴛɪᴅᴏ "

Abrí un ojo lentamente al sentir el sol colarse por el ventanal.

Tuve que haberlas cerrado bien al llegar a casa y esto no hubiera pasado. El maldito sol me despertó.

Aplasté mi cara en la almohada y solté un quejido. Aún tenía sueño, mucho sueño. Ladeé mi cabeza y tomé mi celular, despertando bien al ver la hora.

¿Tanto dormí? Ya eran las 2:30 de la tarde. Tuve que haber terminado muy cansado para dormir tantas horas, ya estaba despertando muchas veces y en simples palabras dormía pésimo. Pero anoche, no fue así.

Recordé la alocada noche que tuve con MinSuk y los mensajes de la pelirroja... Abrí los ojos de manera exagerada y me senté rápidamente en la cama.

¡La salida con YangMi!

La olvidé por completo y en definitiva no quería mil mensajes de la pelirroja inundando mi celular reclamando el porque aún no pasaba por ella.

Me metí a bañar rápido y elegí la ropa que mejor se veía a lo lejos; un jeans negro con un cinturón, beatle negro y un abrigo del mismo color largo, zapatillas blancas y un gorro que en la parte delantera tenía pequeños anillos, también negro.

Me eché un poco de perfume, tomé mis llaves y salí rápidamente del departamento, esperando no llegar tan tarde.

Pero me apuré en vano, ya que Picasso aún no estaba lista.

Esto era increíble.

Nuevamente salía corriendo de su casa, no es para menos si la llevaba esperando veinte minutos.

—Dije que a las tres pasaba por ti — recriminé una vez se subió. Me dio una mirada angelical, como con esa cara yo me detendría de reprenderla.

—Lo sé, lo sé, lo siento. Solo no sabía que colocarme — apuntó a su ropa — pero valió la pena, ¿no? Me veo guapa — movió sus cejas de arriba hacia abajo.

Yo bajé la mirada y la contemplé.

Unos jeans negros muy ajustados que le pronunciaban aún más sus muslos, un beatle color café también apegado al cuerpo y me contuve de mirar sus pechos, no quería que ella viera como miraba esa parte de su cuerpo. Arriba tenía un abrigo a cuadros, muy lindo. Su maquillaje natural, sus labios prominentes y sus pestañas largas que hacían resaltar aún más sus ojos y su cabello tenía dos pequeñas coletas arriba y lo mantenía suelto.

Tan...

—Si, te ves bien — fue lo que salió de mi boca, y eché a andar el auto.

—¿Sólo bien?

—Sí, ¿qué quieres que te diga?

—Que me veo hermosa, fabulosa, divina, cualquier adjetivo calificativo.

—Te ves sencilla.

Me dio una mirada apática mientras resoplaba.

—¿De verdad, Yoongi?

—¿Qué? Me dijiste cualquier adjetivo y yo te hago caso.

—Que condescendiente — ironizó rodando sus ojos. Por fuera estaba concentrado manejando, pero por dentro estaba disfrutando tomarle el pelo y ver como su rostro estaba serio.

—Te ves linda, no entiendo porque quieres mi opinión si con lo que tú pienses de ti misma basta y sobra, Picasso.

Sentí su mirada en mi rostro y es que como no, si era tan intensa que de verdad sentía que podía ver a través de mí. La miré de reojo para volver mi vista hacia el frente, pero ella no quitaba su vista.

—Creo que me estoy enamorando de ti...

Fue tan repentino que frené de golpe el automóvil para mirarla con mis ojos bien abiertos. Mi corazón comenzó a latir en mi pecho al escuchar esas palabras tan a la ligera.

—¿Qué?

—No es cierto, sigue manejando, Min. No creas todo lo que dice la gente — rió tapando su boca, orgullosa de jugarme una broma de ese tipo. La miré mal para volver a poner en marcha mi vehículo — ¿decepcionado? Sé que te gustaría que una mujer como yo estuviera enamorada de ti, pero no todo puede ser posible en esta vida.

—Si, claro, como tú digas. Ahora me siento más relajado la verdad. Ya sabes, no tengo una loca enamorada de mí.

—No me importa que me digas loca — respondió con simpleza — pues si lo soy.

Y la mirada que me dedicó al decir eso fue como de película de terror, logrando que mis vellos se erizaran y un escalofrío recorriera mi cuerpo.

Que miedo.

—Eres rara.

—Ya me lo has dicho, piensa en más cosas. ¿Tú cerebro de político es tan pequeño?

Entrecerré mis ojos. Esta mujer me volverá loco y yo aceptando sus salidas. Estaba loco por eso.

—Ya, doña bromista, te hiciste amiga del payaso, ¿o qué? — respondí estacionado el auto en una gran cafetería. La verdad fue la primera que vi y se veía elegante, así que para no perder tanto tiempo, la escogí.

—Puede ser, puede ser. ¿Quieres unirte a  nuestro grupo de amistad? Tenemos junta donde contamos chistes todos los jueves — guiñó un ojo mientras se bajaba del vehículo. Sin que se diera cuenta sonreí, con nada se quedaba callada, era increíble.

La imité y caminé detrás de ella hasta la entrada del local. Era bastante bonito, un aspecto armonioso... ¿cómo le decían ahora? ah, estético. Tenía luces en su techo que le daban un aspecto lindo y algunas plantas en lugares estratégicos y el mesón donde preparaban los cafés estaba tan pulcramente ordenado y bonito, que me daba terror pedir algo y arruinar eso.

Nos sentamos algo alejado de la gente, junto donde había un lindo mural con nombres de diferentes países y al medio había una frase en inglés.

Life begins after coffe.


Era lo que decía. Sí, definitivamente era para sacarse una foto y presumir en las historias de Instagram.

—¿Quieres una foto?

La voz de Picasso interrumpió la magnífica apreciación de este hermoso lugar y era como si estuviera leyendo mi mente.

¿Qué tal si lo hace?

Dijo una vocecilla en mi cabeza y la observé dubitativo, puede que sea así.

—Una donde se vea esta frase del medio, por favor. — acepté de todas formas.

Soltó una pequeña risa y hurgó en su bolso en donde sacó su celular, una pequeña cámara fotográfica y también una grande. Ladee mi cabeza incierto, su bolso si que era grande.

—Es solo una foto, no montes tu estudio fotográfico aquí — molesté y ella solo frunció sus labios.

—Primero una con el celular...

Y puse mi mejor cara para ella. A la foto me refiero, claramente. Luego de cinco minutos YangMi me estaba sacando fotos con su cámara profesional y yo sin dejar de posar.

—Me las debes mandar, quiero actualizar mis redes sociales.

—Está bien. Déjame editarlas y te las envío mañana.

Asentí en respuesta y un joven se acercó a nuestra mesa, para entregar el menú de cafés y postres que tenían disponible en ese lugar. Todo se leía y veía totalmente apetitoso. Me decidí por el americano y un trozo de tarta que tenía muchos tipos de frutas.

—¿Algo más? — preguntó el tipo que en ningún momento se dirigió a mí, solo a la pelirroja. El idiota era bastante obvio.

—No, con eso estamos bien — le respondió sonriente y tirando un mechón de cabello detrás de su oreja.

¿Estaban coqueteando en mi presencia?

El tipo le sonrió de vuelta y se marchó a atender otra mesa, pero no dejaba de mirar a nuestra dirección.

—Limpiate — le pasé una servilleta, que tomó confundida — tienes baba...

Soltó una estruendosa carcajada para hacer bola el papel y lanzarlo a mi cara, que por supuesto le devolví.

—¿Celoso?

—Ja, para nada. ¿Por qué debería estarlo?

—Solo preguntaba —sonrió apoyando su cabeza en su mano — es guapo, ¿verdad?

Voltee a ver al tipo, que obviamente seguía mirando hacia acá mientras le tomaba el pedido a una joven pareja.

—Meh, no es para tanto.

—Debes estar de broma, está guapísimo — mordió su labio y siguió sonriendole. Negué con mi cabeza y comencé a buscar a alguna chica, estaba difícil, todos al parecer venían con sus novios. Pero en una mesa, divisé a una chica que no tenía rasgos de ser coreana. Su pelo lacio castaño le sentaba de maravilla y sus facciones eran etéreas.

Al parecer me captó mirándola porque al levantar su rostro fue lo primero que observó. Me dio una pequeña sonrisa y volvió a mirar hacia abajo, para luego repetir su acción. Estaba siguiendo mi juego perfectamente.

Logrado.

—¿Qué haces? — YangMi inquirió golpeando mis piernas con la punta de sus botines.

—Nada, aún observo el lugar. Pero se demoran mucho con los pedidos — miré de reojo al tipo que se acercaba con una bandeja a dejar nuestros dos cafés, la tarta y un trozo de pastel de chocolate.

—Ya llegó, ¿ves? Es excelente este lugar.

Dijo bastante alto para que el idiota escuchara. Rodee los ojos y anoté mi número en un trozo de servilleta, mientras YangMi hablaba con el mejor mesero de la vida.

—Voy al baño, no tardo.

Me levanté dándole una mala mirada al tipo y caminé hasta el baño, pasado por la mesa de la castaña y depositando ahí el papel con mi número sobre él. No voltee a mirarla, seguí de largo hasta donde se encontraban los baños. Al salir del cubículo, llegué hasta los lavabos y me miré en el espejo, sonriéndome  a mi mismo.

Lo que Yoongi quiere, Yoongi lo obtiene.

Lavé mis manos y salí del baño borrando mi sonrisa de inmediato al ver como en la mesa de castaña había un tipo fulminandome con su mirada. Miré hacia atrás a ver si había alguien más, pero sin duda era a mí quien me veía así. Caminé lentamente pasando por ahí, pero cuando iba dos mesas adelantado, el tipo habló fuerte, dirigiéndose a mí.

—Oye tú, tarado — el grandulón que definitivamente no era coreano pero hablaba muy bien el idioma me llamó. Voltee, levantando una ceja por su insulto.

—¿A quien llamas tarado, idiota?

—¿Por qué le das el número a mi novia? — cuestionó levantándose de su mesa, en un pobre intento de intimidar. Vaya, la chica linda tenía novio.

—Darling, please stop...

Su novia no hablaba coreano, pero si veía en su rostro preocupación y me miraba como disculpándose por el pequeño escándalo que se había formado gracias a la voz de este inepto.

—No. Estos idiotas creen que pueden hacer lo que quieran y no es así...

—Creí que estaba sola, cálmate. Está contigo, lo siento.

No quería que esto siguiera y quería zanjar el asunto. La castaña se levantó, como temiendo a la reacción de su novio. Él soltó una risa irónica y tomó el vaso que contenía al parecer un batido y me lo echó todo en mi cabeza sin pensarlo más y el líquido de manera lenta comenzó a caer por mi gorra. Cerré los ojos con fuerza, contando hasta diez para no lanzarle unos buenos puñetazos.

YangMi llegó rápidamente a mi lado y encaró al tipo.

—¿Quién te crees idiota? Eres un imbécil...

—¿Y tú que te metes? Coreana de mierda...

Fue todo lo que tuvo que decir para mi puño impactara en su rostro, cayendo al suelo de forma inmediata, su novia soltó un pequeño grito tapando su boca a causa de la impresión. Tomé el café helado que era de la chica y se lo lancé en su cara, agachandome para reirme de él.

—Con ella no te metas, imbécil — susurré claro — te desquitaste conmigo, pero con las mujeres no te metas. Eres un pobre idiota xenofobo, no vengas a lugares donde hay “coreanos de mierda”. Y haz feliz a tu novia, que no paraba de sonreírme.

Fue todo lo que dije para tomar a YangMi de la mano y comenzar a caminar hasta la salida, no sin antes tomar mi billetera y dejar los billetes en la mesa por las cosas que yo no había probado en absoluto.

Estaba furioso.

Quise golpear mucho mas fuerte a ese grandisimo idiota y creo que nadie me hubiera detenido. Habían escuchado muy bien el insulto que le dijeron a la pelirroja.

Volví a tomar su mano y al llegar a la puerta, el chico se acercaba a YangMi con un trozo de papel. Lo que me faltaba.

—Me pareciste muy hermosa. Si un día quieres salir, solo...

—Está conmigo, idiota. Atrás... — moví mis manos en un pobre intento de repelerlo y por fin pudimos salir de ese lugar.

Llegamos a mi auto limpiando un poco el batido que tenia en mis hombros. Saqué mi gorra dejándola en el maletero y me subí, resoplando con fuerza y dando un pequeño grito de frustración apoyando mi cabeza en el volante, haciendo que sonara la bocina.

YangMi también se subió y sacó las llaves para que el molesto sonido dejara de sonar.

—¿Por qué le dijiste eso al mesero? — indagó mientras se cruzaba de brazos. Le di una mirada cansada levantando mi cabeza.

—Solo quería salir de ahí. Siento arruinar tu coqueteo...

—Tú coqueteo si se arruinó — expresó aguantando su risa. Froté mi rostro y suspiré echándome a reír también.

¿Qué había sido todo eso?

Primera vez que me ocurría y tenía que suceder frente a Picasso para que pudiera burlarse de mí. La vida me odiaba al parecer.

—No pude ni beber mi americano — hice un leve puchero. El café no se desperdiciaba.

—¿Vamos por tteokbokki? — sugirió, sonriendo.

Y por un momento me quedé observándola más de lo habitual. Le sonreí de vuelta, para asentir.

—Eso suena bien.

La comida era la cura de días malos y coqueteos fallidos.


Capítulo corto y mostramos la fallida salida de estos dos querubines.

¿Ves Yoongi? Por celoso te pasan estas cosas 😔🤣.

Espero les guste 💘.

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