
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴏᴄʜᴏ: " ¿ᴀʜᴏʀᴀ ꜱᴏᴍᴏꜱ ᴛʀᴇꜱ? "
—¿De verdad tengo que hacer esto?
El viento que había justo ese día era tan frío que en medio de mi frente sentía un dolor y estar en este lugar no me ayudaba en demasía. Mi bufanda era grande y cubría gran parte de mi cara, pero aún así, podía sentir que me daría hipotermia en cualquier momento.
Dos semanas habían transcurrido desde incidente en la cafetería, donde la noticia había salido en canales de televisión y en portales de chismes.
“El hijo del Primer Ministro, Min Yoongi, defiende a una chica de un extranjero”
“Min Yoongi, el chico de veintisiete años que se está ganando a la ciudadanía para ser el sucesor de su padre”
Ósea, ese detalle solo hizo que acelerara el proceso de lo innegable. Por coquetear con una chica con novio la ciudadanía me quería, solo les importó que defendiera a YangMi de lo xenófobo que había sido el imbécil.
La ironía de la vida.
A veces me gustaría cerrar los ojos y despertar medio siglo después o también, no despertar. Eso suena bastante tentador la verdad.
—Claro, si no hubiera invitado a alguien más.
—Pero si no tienes a nadie más.
Su ceño se frunció y cruzó sus brazos.
—Oye, eres muy directo para decir las cosas.
Si me hubieran dicho que una mujer pelirroja bastante extraña haría que mis días sean mas tolerables, me hubiese reído a carcajadas. Pero es así, YangMi me saca de la miseria por momentos y lo mejor es que no pregunta que es lo sucede conmigo, creo que aprendió muy bien gracias a la primera vez que tuvimos una conversación.
En simples palabras, hace que mis días sean mas llevaderos.
No sé como ocurrió que de pronto Picasso se transformó en una garrapata, apegada a mí y también como una madre, muy protectora. Según sus palabras siempre ha sido de esa manera con los amigos que ha tenido, que lamentablemente son pocos y siempre que puede me habla de Maelie, diciéndome que con ella es de la misma forma.
—Siempre he sido directo — respondí agarrándome del barandal que había para no caer de trasero.
Día sábado y estaba en una pista de hielo... una pista de hielo. Estando aquí me he replanteado el porque acepto estas cosas. Y es que sí, debería estar descansando para el show de esta noche, no intentando ser un Nathan Chen* y fracasando en el intento.
Mi equilibrio era pésimo, luchaba por no caer y hacer el ridículo con la gente que había alrededor. Hasta niños patinaban mejor que yo, esto es terrible. Escuché la risa de Picasso y avanzó rápidamente hacia donde me encontraba. Ella al parecer en su vida pasada fue patinadora artística, estaba como si nada y es como si patinar fuera el pasatiempo favorito, cuando claramente me dijo que era la segunda vez que venía a una.
Me tendió su mano, queriendo ayudar y no es que no quisiera tomarla, es que mi orgullo me dice que definitivamente puedo hacerlo solo.
—No gracias, puedo hacerlo muy bien.
Solté el barandal para torpemente avanzar hasta el centro, moviendo un pie y luego el otro de manera rápida, luchando por mantenerme de pie.
Aceptar esto ha sido pésima idea.
—No lo hagas de esa forma porque te puedes...
No fue necesario que completara la frase, un pie se me fue hacia adelante, haciendo que mi trasero impactara de lleno en el frío hielo, quedando tendido de espaldas y con mis ojos cerrados, aguantando el dolor de culo que tenía ahora. Escuché risitas de los niños y otras más reservadas de gente adulta, que hasta pude sentir como mis mejillas se estaban tiñendo de rojo a causa de la vergüenza.
Pero lo que claramente escuché, fue la carcajada de YangMi, como si hubiera sido un gran espectáculo.
—Oh, amigo... — dijo entre risas, sin poder contenerse — eso fue... eso fue...
—Cállate...
—¡Eso fue la guinda de la torta! — otra risotada mas fuerte que la anterior — gran final...
Tomé su pierna haciendo que también perdiera el equilibrio, cayendo a mi lado, su risa cesó de inmediato, pero a la gente le parecía divertida esta situación. Se miraba las manos para ver si tenía algo y luego me lanzó un golpe.
—¡Idiota! Pude tener un accidente mayor — me reprochó.
—Sí, yo también, pero ahí estabas riéndote como foca con retraso — argumenté intentando colocarme de pie, sin éxito.
—Tu caída fue graciosa y natural — en un dos por tres ella estaba de pie y yo aún luchando por hacerlo. Tomó mi mano y me ayudó. Tambaleando aún me sujeté de sus brazos que estaban extendidos al tomarme de los codos.
—Nunca más vendré a un sitio como este —aseguré sin soltar sus brazos, mientras me guiaba a la salida.
—Ya, princesa, deja de quejarte, ¿quieres?
—Me duele el trasero.
—Tú caída fue magistral. Espero que alguien haya grabado y lo difunda. “Político de quinta no sabe patinar sobre hielo y hace el ridículo”, sería un buen título. — habló soltando una pequeña risita.
—Me tienta decirte que no la próxima vez que quieras ir a un lado — arrugué mi nariz.
Cuando estábamos en la silla, pude sentir tranquilidad y con una rapidez me quité los patines, wow, esto era genial, sentir mis pies libres si esas cosas puestas. Me fijé en mi reloj que marcaban las cinco de la tarde, en pocas horas debía marcharme al club.
—Te llevo a tu casa, debo salir y no me gustaría que te fueras sola — expliqué mientras me ponía mis zapatos y arreglaba mi bufanda. YangMi me dio una mirada sugestiva y levantó una ceja.
—¿Alguna chica?
Ladeé mi cabeza, confundido por su pregunta.
—No, tengo un compromiso al que no puedo faltar.
—¿Con alguna chica? — volvió a preguntar.
—No es algo que te interese — respondí tranquilamente — pero si tanto quieres saber, no. No es ninguna chica, debo encontrarme con unos amigos.
—Bueno, pero entonces me podrás llevar a un bar.
—¿Un bar? — pregunté y asintió.
—Ajá, por fin Maelie tiene tiempo y queremos beber algo. Quería invitarte, pero tienes planes...
No les miento, llegué a creer que la tal Maelie no existía. Me hablaba tanto de ella y el hecho que no la haya visto, ni siquiera la había oído hablar con ella a través del celular me hizo dudar y también que YangMi es algo... o media... o que va, muy loca.
Lo siento, la duda surgió.
Acepté llevarla al bar y de todas formas lo iba a hacer, no me culpen, soy un caballero. La ruta fue hasta Itaewon y un gran cartel fluorescente tenía el nombre “blacklist” puesto en él.
—Aquí es, justo en ese — apuntó hacia el bar y por su expresión, podía jurar que estaba muy emocionada por el encuentro. Me gustaba verla de esa forma, que por cosas tan básicas su emoción llegue al limite.
Era feliz por una cosa mínima, me gustaría ser como ella.
—Bueno Picasso, te agradecería por la pista de hielo, pero fue terrible — expresé sinceramente — oh, te puedo agradecer por algo... por hacerme ver que es el peor lugar del mundo.
—Gracioso, muy gracioso. Con más razón espero que tu caída se haga viral — infló sus cachetes y se cruzó de brazos. Aún no se sacaba el cinturón de seguridad y no tenía intenciones de bajar.
—Vas a bajar o...
—¿Me estás echando? — dijo en un tono agraviado.
—Bueno...
—Te detesto —lloriqueó golpeando mi hombro. Solté una risita, porque sus golpes se sentían muy leves.
—Eres pésima golpeando — me burlé.
Levantó una ceja y sin yo prever, lanzó un golpe en mis costillas que me dejó casi sin aire. Sonrió con suficiencia y comenzó a arreglarse el cabello mientras yo intentaba recuperar el aliento.
—¿Piensas igual?
—Eres un monstruo.
—Puede ser. Oh, mira, ahí viene, la rubia mas hermosa de Seúl — vio hacia al frente sonriendo ampliamente. Seguí su mirada aun sobando mi costilla.
Una mujer alta, rubia, delgada se acercaba hasta mi auto viendo su celular. Al parecer YangMi le dijo que estaría acá. Su poleron le daba un contraste bonito, sus jeans negros y botines del mismo color, luciendo como si te llegaba a dar una patada con esas cosas puestas, te devolvía al útero de tu madre.
—Así que si existía Maelie — dije para mi mismo divertido — es muy bonita. — hablé mas fuerte.
—Cuidado Min. Mantén tus manos corruptas lejos — advirtió viéndome con desdén. Rodee los ojos.
—Solo dije que era linda.
—Ven, vamos a saludar...
—Pero yo me debo marchar y...
—Anda, no seas mal educado, ven a saludar — movía mi abrigo de un lado al otro.
—¡Está bien! Pero deja mi ropa tranquila — me comenzaba a doler la cabeza y como no, si YangMi era la causante.
Bajé del vehículo al mismo tiempo que la pelirroja, el rostro de la rubia se llenó de alegría y abrió sus brazos esperando el momento del ansiado abrazo. Al parecer las dos son afectivas. Una amistad que se creó de la nada, pero se notaba a distancia que las dos mujeres se tenían un cariño bastante grande.
Me quedé tal estatua parado al lado de mi Isabella, esperando que ellas dejarán de cuchichear y cuando ambas voltearon a verme, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. No creo que ella sea igual a Picasso, ¿verdad? Me bastaba y sobraba con ella.
Tenía demasiado con YangMi.
—Bueno, político de quinta, ella es mi amiga, Yeon Maelie — con su mano apuntó hacia su lado y la rubia me hizo una reverencia.
—Hola, mucho gusto.
—Y él es político mas corrupto del Estado, Min Yoongi.
Le devolví la reverencia, no sin antes lanzarle una mirada llena de veneno a la dueña de esas palabras. Ella y su gran bocota.
—El gusto es mío, Maelie — le sonreí amigable. Tampoco iba a estar con mi cara de culo y la rubia obviamente no iba a saber que yo no debía estar aquí, sino en otro lugar, bailando delante de muchas mujeres y recibiendo dinero.
—Bueno, listo de presentaciones. ¿Vamos a beber? — animó feliz. Le dediqué una mirada cansada y me acerqué levemente a su oído.
—Picasso, te dije que me debo marchar. Tengo un compromiso — susurré y pude notar como su cuerpo se movió levemente.
—Ay, lo siento. Me dio un escalofrío, siempre me pasa cuando me hablan al oído — se excusó, sonriendo — no intentes poner voz sexy en el oído de una mujer, Min. — fue el turno de ella de responder en mi oreja y si ella sintió un escalofrío, mi cuerpo vibró y se estremeció al escuchar su voz.
Era una arpía, sin duda.
Ni siquiera había puesto voz sexy. O a lo mejor lo hice y no me percaté.
Soy sexy por naturaleza, no puedo hacer nada contra eso.
—Solo un rato más, Picasso — aseguré y asintió.
—¿Picasso? — Maelie cuestionó con una sonrisa — ¿Seo Picasso?
—Ja, ja. Sí, este político me puso ese apodo y quedé así. Pero no me importa, Picasso fue un tremendo artista — elevó sus hombros con tranquilidad. Aceptó el apodo y ahora era raro no llamarla así.
La rubia rió mientras negaba con la cabeza y los tres entramos al bar. Entramos y dress you up resonaba en el lugar, haciendo que la gente disfrutara de su trago con buena música. Inconscientemente comencé a mover mi cabeza al ritmo de la canción y las dos me siguieron.
—Buenas tardes preciosas — un tipo llegó a nuestro lado dirigiéndose a las chicas y luego reparó en mi — y precioso.
Podía jurar que me estaba comiendo con la mirada y yo trataba de no hacer contacto visual en lo absoluto. YangMi y Maelie se rieron por lo bajo al percatarse de la situación.
—Traenos tres cervezas, por favor — la pelirroja pidió y ninguno objetó. Era raro que a alguien no le gustara la cerveza.
—Por fin puedo verte, me prometiste esta salida hace una semana. Mala — puchereó YangMi.
—Soy mas trabajo que persona, lo lamento. Pero dije que si o sí saldría contigo y cumplí, ¿ves? Soy una mujer de palabra...
Yo estaba atento a su conversación, como la pelirroja le contaba de sus planes y la rubia diciendo que el trabajo era agotador, pero sin duda estaba aprendiendo demasiado. El mesero llegó con las tres cervezas y se fue, guiñandome un ojo. Negué divertido y le di el primer sorbo del gran vaso.
Luego fueron cinco cervezas y hablaba con las chicas como si fuéramos amigos de toda la vida. La conversación era agradable y estábamos cómodos. No sé en que momento de la cerveza pasamos al tequila y yo sentía que todo me comenzaba a dar vueltas.
—Hay alguien que no para de seguirme — la rubia dijo de pronto, con sus mejillas coloradas y su cara demostraba que con un shot más se dormiría acá mismo — es lindo, muy lindo... pero a veces siento que me acosa y no puedo decirle nada, ya que es el hijo... el hijo de mi jefa y... ¿debería besarle?
—¿Te acosa... y quieres besarle? — YangMi preguntó mientras apoyaba su cabeza en la mesa. Creo que yo era el más estable, mi relación con el alcohol no era tan mala.
—Es demasiado... guapo...
—Entonces besalo y te lo tiras... será genial...
—¡No puedo! es... es hijo... es hijo de mi jefa — lloriqueó.
Reí divertido al verlas de aquella manera. No iba a negar que nunca he estado con chicas solo disfrutando un buen rato. Chica que hablaba, chica que caía en mi cama y estar aquí, justo así, hacia que una cierta calidez embargara mi cuerpo.
La vida no es tan mala cuando las personas buenas llegan a tu vida.
Ambas tenían exactamente la misma vibra. YangMi era más extrovertida y hablaba demasiado, pero Maelie a pesar de que estuviera a punto de dormirse por el alcohol ingerido, le seguía la conversación.
Turn me on comenzó a sonar y la rubia saltó como resorte, YangMi también la miró emocionada.
—¡Amo esa canción! — dijeron al unísono. Se pudieron de pie y llegaron hasta la pista tambaleándose en el camino.
—Yoongi, ¡¿no vienes?! — gritó Picasso mientras novia su cuerpo al ritmo de la música.
—No, yo observo que no pase nada.
—Aburrido. Debe ser porque no sabes bailar — respondió sacando su lengua.
Si supiera.
Suspiré y bebí el último shot de tequila, mirando como movían sus cuerpos de manera... sensual. Mis ojos se fueron con la rubia, pero sin quererlo pasaron rápidamente hacia la pelirroja, quien movía su cuerpo tan provocativo que...
No, no, no. Basta de pensar estupideces.
No podía pensar de esa manera de la persona que ha estado ahí levantándome de la mierda. Nuestra amistad era algo peculiar, pero le estaba tomando aprecio y juré nunca se me volvería a pasar un pensamiento como ese.
YangMi es buena, muy buena y por eso tenía mas que claro que con ella no tenía ninguna oportunidad. Yo estaba jodido y ella no merecía que la hundiera en su miseria.
Es hermosa, guapa y sé que se aburrirá tarde o temprano de mí. Nadie podía aguantar a un ser tan defectuoso y con complejos.
Pero también en el poco tiempo que llevo conociéndola, puedo afirmar que ella no es como las otras. Su amistad era genuina y muy en el fondo agradecía eso.
Si ella quería mi amistad, es porque algo bueno vio en mí, ¿verdad?
Dejé de estar absorto en mis lagunas mentales y decidí que ya era momento de marchar, pero no creí que me costaría tanto.
Si pensaba que la guinda de la torta fue caerme en público, sin duda me adelanté.
Tuve que llevarlas a ambas al departamento de la rubia, que luego de preguntarle mil veces la dirección, me la dio quedándose dormida a penas el auto comenzó a andar.
Una que borracha hablaba aún más y otra que se dormía. Ya había tenido bastante. Estaba agotado, pero las dejé sanas y salvas en la puerta de la casa. Maelie se despidió sonriente y tambaleante, dándome un abrazo, que estoy seguro que no recordaría mañana y Picasso me dio un húmedo beso en mi mejilla, para luego palmearla.
Y corrí, corrí velozmente cuando ellas cerraron la puerta hasta mi auto, porque llegaría tarde... nuevamente. Sin mí ese show no se haría. Olympus Harem eran cuatro y ahí estaría.
A pesar de todo, fue un día divertido. Si me reprochaban por el retraso, no tengo dudas que valió la pena.
Nathan Chen es un medallista olímpico de patinaje sobre hielo ❄⛸.
¿Se viene el show? Oh, el show recién está comenzando.
Espero les guste mucho y por fin las besties se encontraron 😈💘.
YangLie best ship y soporten 💋. Eh jajajajja
No olviden votar, las quiero 💝.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro