
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴄɪɴᴄᴏ: "ᴘɪᴄᴀꜱꜱᴏ, ᴇʀᴇꜱ ʀᴀʀᴀ"
Luego del agotador día y que terminaran el show, entramos al camerino donde Hoseok, Seokjin y Taehyung también estaban.
—¡Eso! ¡Justamente eso es lo que hablaba! — Hoseok daba muchos aplausos mientras mantenía una gran sonrisa en su rostro — el baile mas sucio que haya visto, me encanta.
Reí mientras tomaba un toalla para secar el sudor que aún tenía en mi cuello y frente. Caí rendido en la silla frente al tocador.
—Ya deja de hacer coreografías tan exhaustivas, mis piernas no resistirán más. — se quejó el rubio, cruzando sus brazos y haciendo un leve puchero.
—Solo por eso practicarán una aún más difícil, ¿qué es eso de estar lloriqueando Park Jimin? esto no es nada.
Es gracioso como Hoseok recriminaba a Jimin y él aún tenía ese puchero en sus labios, mientras se dejaba abrazar por Namjoon como todo un bebé. Seokjin llegó con tragos en una bandeja y debo reconocer que en ningún momento me percaté que había salido de acá.
—¿Nos quieres embriagar? pues acepto. — respondí de manera inmediata, logrando que los demás rieran. Tomé el vaso en y observé con detenimiento el color — ¿hiciste pipí aquí o qué?
—Muy gracioso, mocoso. El trago se llama long island y contiene tres diferentes tipos de alcohol...
Al escuchar lo último, lo probé y sentí el alcohol pasar por mi garganta, quemándome un poco y era algo amargo al principio, pero luego el limón que se lograba sentir y también el azúcar disipaban todo.
—¡No te lo acabes todo! Es para brindar, Min — chilló nuestro bartender — eres un alcohólico.
—Pero si está rico. — me defendí, bebiendo otro sorbo.
—Brindaremos rápido antes de que su vaso esté vacío... Chicos, decirles que lo han hecho grandioso, el baile fue todo un éxito, todo, absolutamente todo salió como se esperaba e incluso superó las expectativas.
Seokjin fue el primero en decir sus palabras. De su boca la mayoría de las veces eran estupideces que lograban sacarte una sonrisa, y otras cuantas decía cosas tan lindas como en este preciso momento. Él es encargado del bar en Dionysus y vaya que le sale de maravilla, pues no podía dejar de beber esto que tenía en mi mano.
—Así es. Son un grupo muy obediente y siguen al pie de la letra cada orden, lo acatan muy bien y demuestran que sin mis coreografías no serían nada.
Jung Hoseok, el coreografo mas solicitado de Seúl, era el encargado de que cada baile fuera mejor que el anterior y sí, lo eran. Es espléndido en su trabajo.
—¡Por el Olympus Harem! — Taehyung, el dj y presentador fue el primero en levantar su vaso y todos lo imitamos.
—¡Salud!
Chocamos nuestros vasos y que decir, el mio ya estaba vacío.
—Eres increíble, Min.
Reí al ver que Jin apretaba el puente de su nariz.
—Me lo dicen a menudo.
No hay nada mejor que estar en tu cama. No importa cuando leas esto.
Ninguna sensación supera a estar limpio y acostado en tu cama.
Hoy salimos un poco antes de lo habitual del antro, no quise tener un tercer tiempo con alguna chica y ahora era bastante temprano a mi parecer, a pesar del cansancio que tenía no lograba conciliar el sueño.
Era la quinta vuelta que me daba y resoplé con fastidio al no encontrar una buena posición para dormir. Decidí que lo mejor sería comer algo, sí, eso puede ayudar. Vi gimbap dentro de un recipiente apenas abrí el refrigerador y sonreí al pensar que mamá los dejó preparados para mí. Tomé el tuper y me senté en el taburete de la cocina, para disfrutar de la delicia que tenía justo delante de mí. La comida de mamá era otra cosa y muchas veces era lo que más extrañaba de vivir con ella.
La comida casera.
Lamentablemente no soy bueno en la cocina, no todo podía ser perfecto en mí. No salí con los dotes de un cocinero, lamentablemente.
Estaba tranquilo comiendo cuando mi celular vibra. Era un mensaje en kakao talk de un número desconocido. Me fijé en la hora.
2:20 am.
Con algo de extrañeza lo abrí.
051-212-3456
Hola, rarito.
2:19 am ✓✓
¿Esto era algún tipo de broma? Era muy tarde para recibir estos textos.
¿Quién eres y como
conseguiste mi número?
2:22 am ✓✓
Dejé mi celular a un lado para seguir comiendo, pero cuando el celular volvió a vibrar indicando un nuevo mensaje, lo tomé rápidamente.
051-212-3456
¿Tan rápido te olvidas de
las personas? Típico de un
político de quinta...
2:23 am ✓✓
Solo con ese apodo algo de mi pudo estar tranquilo. Sonreí levemente.
¿YangMi?
2:24 am ✓✓
051-212-3456
La misma que viste y calza.
¿Por qué no viniste a la fiesta?
hubiera preferido discutir contigo
a estar rodeada de toda esta gente
tan falsa.
2:25 am ✓✓
Tuve cosas que hacer. Y a todo esto,
¿como obtuviste mi número?
después el raro es otro, ¿verdad?
psicópata.
2:26 am ✓✓
051-212-3456
Se lo pedí a papá, no te creas la
gran cosa, Min. Solo estoy aburrida
aquí, llamé a una amiga que me
hice al llegar a Seúl, pero debe estar
en su tercer sueño. ¿Quieres ir por
algo de tteokbokki ?
2:28 am ✓✓
Mi cara se contrajo al leer lo último. ¿Estaba ebria o algo por el estilo?
Picasso, van a ser las tres de la
madrugada. ¿Pretendes ir por
tteokbokki a esta hora? ¿De verdad?
2:29 am ✓✓
051-212-3456
Mmh, ¿sí? anda, además de corrupto, aburrido.
¿Nunca has ido a una tienda
de conveniencia en la
madrugada? Te espero en diez minutos...
2:30 am ✓✓
Nunca dije que aceptaba, Van Gogh.
2:31 am ✓✓
051-212-3456
Se que lo harás, el hambre siempre
puede más. Te espero, futuro Ministro.
2:31 ✓✓
Vaya, si que era increíble.
Es tan rara y loca que si me causaba mucha gracia. Ahora prácticamente me obligó a que fuera a comer tteokbokki a las tres de la madrugada, pero tampoco me iba a negar. Tenía razón, el hambre lo puede más y no quedé satisfecho con el gimbap.
Me levanté para colocarme algo cómodo y abrigado, por supuesto y tomé las llaves de mi vehículo.
Ella estaba loca y yo también por seguirla.
En quince minutos ya estaba fuera de la casa de los Seo, en donde por lo que podía observar, la fiesta aún no terminaba. De seguro papá debe estar ahí, pero no ingresaría. Saqué mi celular del bolsillo y le mandé un mensaje.
Picasso, estoy afuera.
2:49 am ✓✓
051-212-3456
¡Voy!
2:50 am ✓✓
Vi a lo lejos como se ponía un gorro en su cabeza y corría hasta el auto. Creo que venía demasiado abrigada, pues parecía un pingüino al correr. Se subió al vehículo y resopló, frotando sus muslos.
—¡Qué frío!
—Si, y tú queriendo comer. Eres rara. — comenté imitando lo que ella me había dicho. Me dio una amplia sonrisa y levemente me perdí en ella. Podría ser que transmitía paz, algo extraño que hacía que uno la quedara observando más de lo debido.
—Gracias por venir. Estaba en mi cuarto encerrada no queriendo saber más de nadie, pero tenía hambre. — explicó dando un leve puchero.
—Y en la tarde comimos tteokbokki, ¿segura que quieres eso?
—Nunca es tarde para tteokbokki — respondió con simpleza, encogiendo sus hombros. Negué con la cabeza para dar marcha al auto e ir a alguna tienda de conveniencia.
—¿Por qué molestarme a mí? ¿No tienes amigos?
—Es difícil, no soy de tener tantos amigos — levantó una ceja —. Es difícil el concepto de amistad. Muchas personas creen que porque hablan con alguien ya son amigos, y están totalmente equivocados...
—Y según tú, señorita sabelo todo, ¿qué es la amistad?
—Afecto personal — respondió de inmediato — puro y desinteresado que nace con otra persona y se fortalece con el trato, como también con el tiempo. Ya sabes, alguien con quien puedas contar en las buenas y malas. No solo en juntas, fiestas y todo lo demás.
Reflexioné un poco sus palabras. Si me ponía a pensar a fondo, yo no tengo amigos fuera del club, solo conocidos. Mis verdaderos amigos son Jungkook, Jimin y Namjoon. Desde que se creó el Olympus Harem, también se creó un vínculo amistoso.
Si alguien estaba mal, ahí estábamos todos.
Darse cuenta de eso justo en ese momento fue muy loco. Creo que cuando amanezca les mandaré un mensaje en el grupo diciendo que los quiero y lo más probable es que me digan que soy un demente.
—Creo que tienes razón, Picasso. ¿Qué tal la chica que conociste al llegar?
—Oh, Maelie. Fue muy agradable conmigo, ¿sabes? A ambas nos perdieron nuestro equipaje y ambas pasamos juntas la rabia del momento. Espero haya quedado en el trabajo que tanto quería, ha estado tan ocupada que no contesta tanto sus mensajes y no quiero ser una molestosa. — explicó dando un corto suspiro.
—Ah, entonces molestamos a Min Yoongi, ¿verdad?
—Eres una bestia, te conté sobre algo — chilló cerrando sus ojos — pudiste haber dicho que no, lo sabes, ¿verdad?
—Me condicionaste a venir, prácticamente. Decirme que en diez me esperabas, influyó en eso.
—¿No quieres comer tteokbokki conmigo? — puso una mirada tan tierna que podría jurar que estaba viendo al gato con botas en una mejor definición. Cerré mis ojos y dejé de mirarla para mirar nuevamente hacia el frente.
—Bueno... sí. Ya estoy acá, no vale la pena quejarse tanto.
Dio pequeños aplausos. Era una niña feliz porque iba a comer, es tan... rara. Y bonita, pero extraña.
En cinco minutos ya estábamos dentro del local eligiendo que pastel de arroz comer y también ramen. Me gustaba que no se limitara al comer y disfrutara eso, creo que todas las mujeres deberían ser igual. El estereotipo de tener un cuerpo ultra delgado debería ser cambiado una vez por todas.
—¿En que piensas?
Su voz me sacó de mis pensamientos. Negué con la cabeza y tomé mi pote en las manos para echarle agua, la salsa, los condimentos para al final agregar queso... mucho queso y dejarlo en el microondas.
—En lo golosa que eres. — respondí dándole una pequeña sonrisa, que ella me correspondió.
—Oh, tú no te quedas atrás.
Cuando todo estaba listo, nos sentamos en una mesa para comenzar a comer. Y YangMi hablaba muy en serio cuando dijo que moría de hambre. Comía su ramyeon con tanto ímpetu que primero solo la observé.
—¿No comerás? — preguntó con su boca media llena. Sonreí divertido.
—Sí, solo me descoloqué al ver a una mujer tan hambrienta.
Comencé a comer también mis fideos en silencio y ahora era ella quien no me quitaba la vista de encima.
—¿Sabes? Empezamos con el pie izquierdo cuando nos conocimos...
Absorbí mis fideos y limpié mi boca con una servilleta.
—Claro, me sentí atacado sin razón aparente. — dije tocando mi pecho, exagerando.
—Es que me molestó que intentaras ser otra persona, alguien completamente diferente.
—Ese es el problema, crees que me conoces bastante para decir aquello, pero Van Gogh, no lo haces. — hablé de manera calmada, dejé mis palillos a un lado para apoyar mis codos en la mesa y mirarla detenidamente — No sabes absolutamente nada sobre mí, quizás tú padre te haya dicho una que otra cosa, puedo apostar...
—Sí, pero no cosas negativas, te tiene mucho cariño, Min. Solo... que él se da cuenta de la presión que está sobre tus hombros y creo que es muy visible que ser Ministro no es lo que realmente deseas...
Fruncí mis labios para volver a tomar los palillos y disponer a comer el tteokbokki. No me gustaba hablar de esas cosas, creo que no valía la pena lamentarse sobre la leche derramada.
—¿Qué hay de ti? ¿Te está yendo bien en esto del arte? — quise cambiar de tema mientras revolvía los pasteles de arroz con mis palillos. Agradecí que comprendiera que en definitiva no quería hablar sobre eso.
—Sí. Siempre me gustó dibujar, pintar, desde que era muy pequeña. Por eso cuando le comenté mis aspiraciones a mis padres siempre tuve su apoyo, ya sea comprándome los insumos como el atril, bastidor, pinturas, siempre llegaban con algo diferente para que sacara provecho al talento que tenía — sonrió inconsciente al recordar todo aquello.
La decisión de lo que quería hacer en su vida siempre fue respetada. Nunca le gustó el mundo político y sus padres respetaron eso. ¿Qué se sentirá? ¿Cuál sería la sensación de que tus padres te permitan hacer de tu vida lo que gustes? Mientras uno tenga metas y aspiraciones, los padres deberían estar tranquilos. De nuevo me albergaba un sentimiento de melancolía, que detestaba muchísimo.
—Y... ¿tienes alguna obra que hacer? — pestañeé repetidas veces al sentir ardor en ellos. YangMi me observó con detenimiento, podría jurar que sabe que sucedió algo conmigo.
Las mujeres tienen un sexto sentido, son brujas.
—De hecho, tengo que terminar algunas, en una aún no se muy bien que hacer, no tengo inspiración y me frustra bastante. — puchereó echándose un pastel de arroz a la boca — ¿te gustaría ver las que estoy haciendo? — preguntó emocionada.
—¿Quieres que vea algunas de tus obras a las cuatro de la madrugada? primero la comida y luego esto, Picasso, eres rara.
—Eres un odioso. — argumentó cruzando sus brazos — necesito una opinión que no sea de mi familia, ellos siempre dirán que todo lo que dibujo es magnífico.
Dudé un poco sobre si ir o no. Pero si ya estaba aquí, levantando, siguiendo sus cosas. ¿En qué afectaba que siguiera otra locura?
—Okey, ¿pintas en tú casa?
—Si, pero en el patio trasero. Tengo un cuarto que es mi estudio, espero que ya no haya nadie y estén todos dormidos — resopló.
—Vamos entonces, antes de que haga aún más tarde — le dediqué una mirada al remarcar la palabra aún. Solo me enseñó su lengua como respuesta.
Salimos del lugar y nuevamente sentí el frío calarme hasta los huesos.
—¡Mierda! Que ya se termine el invierno — corrí hasta mi auto para colocar la calefacción dentro — cogeré un resfriado por tus locuras, pelirroja.
Me dio una mirada al ingresar también y pude notar que no podía hablar por sus dientes que castañeaban sin cesar. En el trayecto quiso colocar música y no cualquier música... ópera. Le encantaba la ópera. Sin duda no dejaba de sorprenderme.
Llegamos en unos minutos y caminamos hasta su casa, que ya el ruido había terminado. La reunión había terminado y todo estaba apagado. Ingresó con cautela, sacando sus zapatos y colocándose unas pantuflas de unicornio, la imité y me prestó unas a mí que eran también de ese animal místico.
Lindas.
Tomó mi mano para guiarme hasta la puerta trasera, que daba con su patio y ahí estaba, un lindo estudio. Tomó una de sus llaves para abrir el cuarto e ingresamos. Wow, habían pinturas por todo el lugar, en sus paredes y en el centro tenía tres atriles junto con sus bastidores, dos estaban casi terminados y el otro estaba vacío.
—Ésta — apuntó al cuadro en el cual no tenía un dibujo — es mi gran obra, se llama nada. Será toda una sensación. — bromeó. Reí bajo y me acerqué al cuadro en donde había un señor mirando un paisaje.
—Se ve triste...
—Fue un día que salí para buscar inspiración. Vi a ese señor apoyado en el barandal y todo dentro de él emanaba tristeza, quise retratar todo lo que vi. Puedo decir que fielmente expresa la melancolía...
Guardé silencio y solo me dediqué a observar.
Melancolía.
Es el sentimiento que últimamente he estado teniendo. Una tristeza que me consume, quisiera poder hablar de esto con alguien, pero es tan difícil poder expresar todo lo que realmente sientes en tu interior que la tarea se dificulta en el proceso.
El otro cuadro era totalmente diferente, se parecía a la noche estrellada, pero solo un poco en su cielo nocturno repleto de estrellas y en el centro, había una mujer saltando libremente y su cara reflejaba alegría, felicidad. Dos dibujos completamente diferentes, pero que ambos cumplían su función de hacerte pensar más de lo debido.
—Si esperamos ser constantemente felices, entonces estamos juzgando erróneamente otras emociones que internamente creemos que son malas, como la tristeza, la rabia o la frustración, y todo esto dificulta el proceso para conseguir la felicidad. Necesitamos aceptar las otras emociones... — explicó luego de un gran silencio — necesitamos aceptar emociones negativas para ser felices. — concluyó, y solo ahí me pude percatar que nuestras manos seguían entrelazadas.
Bajé mi vista a nuestras manos y levemente la subí, hasta ver su rostro. Es realmente preciosa que se me dificultaba un poco dejar observarla. Sus ojos tan llamativos, su nariz y... su boca. También podría decir que me invadía un poco de paz su compañía. Sí, era extraña, entrometida, glotona, pero se notaba a kilómetros que era una buena persona.
Solté su mano lentamente y seguí mirando esas dos obras en específico. Demostraban tan bien todo, tan diferentes pero con una explicación espléndida.
—El dibujo es la expresión más directa y espontánea del artista.— caminé hasta donde estaba el cuadro del señor —. Una especie de escritura... — y luego observé la de felicidad — como dibujas es el reflejo de lo que sientes por el mundo. No lo estás capturando, lo estás interpretando y eso te sale magnífico, Picasso. — me giré un poco para sonreirle — eres grandiosa en lo que haces.
No dijo nada, pero me dio una gran sonrisa. El darle otros cumplidos estaba de más, creo que lo dije todo con eso. Ambos seguimos observando y gracias a esto me llevé una valiosa reflexión.
Necesitamos estar tristes para ser felices.
El poder que tenía el arte era sin igual.
Bueno, un capítulo algo lindo y con significado para nuestro yunkis 💘.
Debo decir que estoy muy muy emocionada por esto. Es una historia totalmente diferente y espero que les guste mucho mucho 🥺.
También no olviden pasar por los perfiles en donde están los demás libros de nuestro cuarteto dionysus 🤌🏻💘.
Sin nada más que agregar, espero les guste esto 🙏🏻💕.
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