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ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ ᴜɴᴏ: " ᴘʀᴇꜱᴇɴᴛᴀᴄɪóɴ ".

El cansancio que sentía ahora mismo era real.

Estaba luchando con todas mis fuerzas poder mantener los ojos abiertos y escuchar atentante el discurso que mi padre estaba dando a televisión abierta. Quise rodar los ojos al escuchar un sin fin de cosas que eran mentira, como el compromiso para mejorar escuelas en zonas mas vulnerables del país y cabe recalcar que con eso ya se habían comprometido hace un año atrás. Puras falacias que solo hacían que la gente estuviera tranquila y sin reprimendas.

Al estar mas cerca de todo este ámbito sabía todo lo que sucedía dentro. Sus conversaciones, todo, absolutamente todo lo sabía yo.

—¿Estás bien?

Pestañee en repetidas ocasiones y sacudí mi cabeza al escuchar la voz de mi madre. Su mirada era algo preocupada. Tomé su mano y la acaricié, para darle un corto beso en ella.

La relación que tenía con ella era especial, ha sido la persona que siempre ha estado ahí para mí, si tenía un problema ahí estaba ella, si lloraba por una estupidez, me consolaba. Creo que nunca podré agradecer todo lo que ha hecho por mí. Un vínculo inquebrantable que se ha fortalecido con el pasar de los años.

—Sí, solo dormí mal anoche. — mentí.

Bueno, tan mentira no era.

—Debes regular tú sueño, Yoongi. No puedes estar con esa cara cada vez que tengamos éstos eventos, ¿te imaginas te llegan a filmar los noticieros y sales con tú cara de oso perezoso? — susurró y no pude evitar soltar una risita, sin que los demás se percataran.

—Creo que estás exagerando, mamá. — susurré entre risas.

Si mamá supiera el motivo por el cual me desvelo, no me volvería a mirar jamás a la cara. Y no estaba exagerando.

—No exagero, amor. El sueño es muy importante, debes dormir tus ocho horas diarias — me regañó, pero su voz era tan melosa que no parecía un regaño como tal. — no queda tanto para que seas el sucesor de tú padre y responsabilidades más grandes se avecinan...

Resoplé al escuchar aquello. Lo que menos quería era acordarme de tal cosa. A mis veintisiete años quieren que yo sea el que reemplace a mi padre. No entiendo porque depositan en mi su confianza si yo no he hecho nada para merecer tal titulo.

Estudié derecho y salí graduado con honores en la universidad de Seúl, siendo el orgullo de la familia. Y claro, dicen que es una carrera que ayuda en el ámbito político para ir creando nuevas leyes junto con el presidente del país es lo más sensato.

Tampoco puedo dejar atrás mi inteligencia. Mi IQ es mayor al promedio de la gente de aquí y papá lo sabe. Él tiene muy claro cual será mi futuro puesto de trabajo.

—¿Qué pasa si no quiero el cargo? — bromeé. Pero tan loca no era la pregunta. Es demasiada responsabilidad para alguien que quiere vivir la vida sin ataduras de por medio. Me dio una mirada cansada.

—No comiences nuevamente con tus preguntas de broma, que yo más que nadie sabe que eso de broma no tiene nada. — me miró fijamente. Chasqueé mi lengua con algo de frustración, por lo cual no dije nada más. — sabes que es lo que quiere tú padre, cariño...

—¿Y qué hay de lo que quiero yo? — cuestioné sin llegar a alterarme. No era el momento ni el lugar para hacerlo.

—No hablaremos más del asunto, Min Yoongi.

Su voz tajante fue el indicador que la conversación había finalizado. Me crucé de brazos como todo un niño que lo acaban de castigar. Solo quería que terminara esto y mandarme a cambiar, a cualquier otro lugar.

Pero esto tardó una hora más y fue una tortura. Alguien por favor que se apiade de mí y me secuestre.

Luego de una hora más en donde mi cara ya no podía ocultar mi hipocresía, mi padre me estrechaba entre sus brazos y me agradecía por estar ahí. Y claro, como no, si no hubiera venido él hubiera sido capaz de mandar a diez guardias de seguridad para que den con mi paradero y lamentablemente no me puedo exponer a ciertas cosas.

—Mañana irás a una reunión en mi nombre. Será de mucha ayuda para ti y que te familiarices en este mundo, queda poco para que tú tomes las riendas, hijo mío. — me dio una sonrisa de orgullo y yo solo le dediqué una sonrisa falsa.

Mejor no diría nada al respecto. Este era mi futuro y al parecer estaba destinado desde que era un niño.

—¿Vienes a la cena, Yoongi? — el secretario de la nación, pero más conocido para mí como el tío Jungsuk (por el cariño que le tengo, desde que lo conozco lo he llamado de esa manera) me pregunta al colocar un brazo en mi hombro.

Hice una reverencia antes de contestar.

—No lo creo, tío Jungsuk. Tengo unas cosas pendientes que solucionar y son urgentes... — excusé para poder librarme de todos ellos. Mamá me dedicó una mirada de: “esto es importante, ve”, pero yo preferí ignorarla olímpicamente.

—Oh, vamos. También irá mi hija y le agradará conversar con alguien más o menos de tú edad, así no se aburrirá con tantos viejos — sonrió. Volví a dedicar mi mejor sonrisa falsa.

—¿Su hija? — pregunté sorprendido. — ¿Y como es que en todo este tiempo yo no la he conocido? — enarqué una ceja, dudoso. Creía que solo tenían un hijo, Myusuk. Vaya que estaba equivocado.

—No le gusta esto y nosotros respetamos su decisión. Es por eso que quiso estudiar fuera del país, en Harvard, volvió este año mi pequeña. Estoy muy orgulloso de ella y todo lo que ha logrado. — y era cierto. En su mirada se podía notar el orgullo que sentía por su hija. Quedé con un sabor amargo en la boca por la manera tan linda en la que se expresó, me gustaría que mis padres también me dejaran hacer mi vida y tomar mis propias decisiones.

La curiosidad ya estaba dentro de mí.

—Está bien, ¿qué mejor que una buena comida para reponer? — argumenté aceptando la propuesta y cruzando mis brazos, todos dieron una afirmativa antes mis dichos.

—Exacto, vamos entonces. No perdamos mas el tiempo — papá irrumpió y todos comenzamos a caminar hasta la salida de la gran sala de conferencias.

—Iré en mi auto, ¿en el mismo restaurant, verdad? — quise asegurarme, caminando hasta mi Audi. Mi bella Isabella.

—Sabes que no vamos a otro —papá sonrió — te esperamos, hijo.

Asentí y me metí en el auto para sacar mi celular rápidamente.


Bang Si-Hyuk

Hoy no podré ir. Lo siento.

9:51 pm ✓✓ 

Comencé mover rápidamente mi pierna esperando su respuesta, ya que le había llegado mi mensaje.

Creo que ya me estoy
acostumbrando a esto. Está bien, ¿mañana vienes? Sabes que tú show
es muy esperado, no me falles...

9:55 ✓✓


Sonreí con autosuficiencia al leer aquello. ¿Qué si lo sabía? Claro que lo sabía. Le respondí que no faltaría y ahí estaría. Sin perder más tiempo fui a la aburrida cena de políticos.

Quince minutos manejando y había llegado a mi destino, el mejor restaurante de carnes de Seúl y no lo decía yo, lo decían sus cinco estrellas Michelin que lo denominaban unos de los mejores restaurantes de la ciudad.

Le dediqué una mirada coqueta a la mesera que me atendió para llevarme a la mesa donde todos ya estaban reunidos y al llegar le guiñé un ojo a la chica con disimulo. Noté como sus mejillas se ruborizaron, dio una reverencia y volvió a su lugar.

Vaya, estaba muy guapa.

—¿Y su hija, tío? — pregunté extrañado al ver a los mismos que estaban en la sala de conferencias.

—Está por llegar, tuvo que hacer un trabajo, ya debe estar por... oh, aquí estás mi amor... — me sorprendí al escuchar aquello y seguí con mi vista hasta donde el tío Jungsuk se levantó a estrechar a una diminuta mujer en sus brazos. Ladee mi cabeza ante tal muestra de afecto, con tanto sentimiento. Al separarse de ella, pude notarla un poco mejor.

Una mujer con un cuerpo maravilloso. Su rostro, de una belleza etérea, parecía esculpido por los mismos dioses. Tenía una piel de porcelana que contrastaba de manera hipnótica con su cabello rojo, intenso y vibrante, que caía en suaves ondas sobre sus hombros. Enderecé mi espalda en el respaldo de la silla y carraspeé levemente.

Su vestido, de un verde esmeralda que realzaba aún más su pelo, se ceñía delicadamente a su figura, resaltando cada curva con sutileza. Los accesorios eran mínimos pero escogidos con un gusto exquisito, aportando el toque justo de sofisticación sin robar protagonismo a su encanto natural.

Si que era hermosa. Esto definitivamente me sorprendió.

—Ella es mi hija mayor, Seo YangMi — presentó en frente de todos. No le quité la mirada en ningún momento y al parecer ella lo notó, pues al pasar la vista por cada uno, se detuvo en mí. Me escaneó unos segundos y luego me hizo un desprecio.

Me hizo un desprecio.

Esto es increíble. Cualquier chica me hubiera seguido el juego y hasta una sonrisa coqueta me hubiera dedicado y ella solo... me ignoró por completo.

Bufé incrédulo, apretando mis puños.

—Mucho gusto, lo siento por la demora — dio una leve reverencia, para tomar asiento frente a mí — tuve que entregar un boceto sobre un gran cuadro que quieren que haga, para su oficina, señor Min. — aclaró. Y mi papá le dio una mirada sorprendida.

—Vaya, no sabía que tú lo harías. — dijo para luego sonreír. Levante mi ceja y miré a mamá, quien levantó sus hombros. — Eso es genial, creo que mi secretaria te dio el visto bueno respecto a lo que yo quería que plasmaras en el dibujo, ¿verdad?

—Así es, quedó maravillada y me dijo que es exactamente lo que usted quería.

—¡Eso es asombroso! Muchas gracias, YangMi. Había visto tus obras, pero como te habrás dado cuenta, no sabía que tú eras la autora. — confesó avergonzado — Tienes un talento innato para el arte, te felicito.

—Gracias señor. Para mí es muy reconfortante escuchar tales palabras. — sonrió. Tenía una sonrisa preciosa y creo que me la estaba comiendo con la mirada hasta que mi padre habló.

—Te presento a mi hijo, Min Yoongi...

Fue lo que dijo mi padre y yo nuevamente la miré, de manera divertida esta vez.

—Mucho gusto, señorita Picasso. — estiré mi mano por sobre la mesa, para tomarla de manera delicada. Pensé que se iba a enojar u ofenderse, pero en vez de eso, me dio una mirada de burla, sonriendo de costado.

—El gusto es mío, señor político. — tomó mi mano, sin quitar su sonrisa. ¿Es mi idea o comenzó a hacer calor aquí? Al separarme aflojé un poco mi corbata y me removí en el asiento.

—Ya que se conocieron, ¿pedimos para comer?

Y todos estuvimos de acuerdo. Pedimos nuestra cena y podría decir que fue una velada agradable e interesante escuchando a la señorita Van Gogh expresar lo vivido en la universidad y sus recientes trabajos. También el porque decidió salir del país y como sus padres la han apoyado en todo, al igual que a su hermano Myunsuk.

Pero escuchar esas cosas hacia que algo se me revolviera el estómago. Sentía una amargura interna sin que yo lo quisiera y  maldición, no quería sentir aquello y tampoco debía sentir envidia.

Cada uno tiene su lugar, cada uno tiene su destino.

Me disculpé con todos en la mesa para salir a tomar un poco de aire, me estaba sofocando dentro con tantos pensamientos negativos. Aguanté la respiración al sentir el frío soplarme en la cara, sintiendo de inmediato fría mi nariz.

No podría decir que tuve malos padres, siempre tuve el amor y el cariño, pero siempre fueron muy estrictos respecto a algunos temas. Aún recuerdo cuando iba en la primaria y teníamos un taller extracurricular de baloncesto. Siempre me gustó ese deporte y mis profesores veían potencial en mí, pero papá no dejó que siguiera jugando porque eso era perder el tiempo, según sus palabras. Desde ese día comprendí que mi vida estaba decidida, tal cual un libro que ya tiene sus páginas escritas, lo hubiera leído y ya se sabía el final.

Resoplé y de mi boca salió el vaho a causa del frío infernal que estaba haciendo esa noche. De pronto una fina mano con unas uñas largas pintadas perfectamente, tenían un cigarrillo entre sus dedos. Lo acepté sin rechistar junto con el encendedor, lo prendí con su mirada penetrante puesta en mí.

—¿Problemas? — indagó de manera cautelosa, como si tuviera miedo de mi respuesta. Solo me encogí de hombros. La observé fijamente, su figura estaba ahora envuelta en un abrigo oscuro que cubría el hermoso vestido que había admirado antes. 

¿Por qué mierda es tan preciosa? Pensé, una mezcla de asombro y desesperación cruzando por mi mente. Había algo casi irreal en su belleza, algo que no podía comprender del todo. Incluso envuelta en ese abrigo, su presencia irradiaba una elegancia y un misterio que me dejaban sin aliento.

—No es que quisiera conversar sobre mi vida privada con una desconocida. — respondí dándole una calada al cigarrillo, botando el humo hacia un lado. No quería que notara que la estaba admirando mas de la cuenta.

—Ya entendí, no preguntaré cosas que no me incumben. En todo caso estoy preguntando lo obvio. — rió de manera sarcástica. Levanté mi ceja ante su tono y ladeé mi cabeza.

—¿Disculpa?

—Tú actitud arrogante, como si tuvieras el mundo a tus pies... — siguió sonriendo, dándole ella ahora una calada a su cigarrillo. — pero con lo poco que pude ver, no tienes absolutamente nada. Tú cara de desagrado cuando estaba hablando mi papá fue muy evidente...

No dije nada y tampoco seguí mirándola. No me gustaba que mis sentimientos salieran a flote con rapidez, incapaz de poder controlar aquello y fallé al intentar ocultar mi envidia.

» —No te creas la gran cosa, Min Yoongi... — se acercó hasta a mí, para volver a darle una calada a su cigarrillo, esta vez tirándome el humo en mi cara, quedando a milímetros. Muy valiente. — toda persona, hasta la más importante, no tiene una vida perfecta. Y este definitivamente es tú caso.

La observé, sus facciones y sus ojos cafés tan llamativos... no podía desviarme del tema principal.

¿Quién mierda se creía ésta niña?

—Hubiera sido espectacular que te hubiera preguntado, primor. — fue lo último que dije, para apagar la colilla del cigarro a la pared y lanzarlo al basurero.

—No quería herir tus sentimientos, lo siento, guapo. — hizo un falso puchero.

Solté una risa nasal.

—Tranquila, Da Vinci. Está todo bien, creo que es propio de ti meterte en cosas que no te incumben, hay que trabajar eso, eh. — dije con benevolencia. No quería demostrar nada. Mantener la calma era crucial. Sentía que si dejaba traslucir mi molestia, le daría la satisfacción que estaba buscando.

—Creo que será toda una proeza hablar en serio contigo. — en este pequeño rato su sonrisa burlesca no se salía de su rostro. Tan linda y tan desesperante. — Nos vemos, político de quinta. — fue lo último que dijo para volver a ingresar al restaurant, moviendo sus caderas de una manera espectacular.

Sonreí divertido por la toda la situación. La conocía hace menos de una hora y me escupió verdades en mi propia cara.

Chasqueé mi lengua, con notorio enfado.

Vaya, Seo YangMi, eres definitivamente alguien interesante.

Y aquí damos una pequeña introducción a la vida de nuestro queridisimo Min Yoongi, ya apodado “político de quinta”. ¿Qué piensas de nuestro MinSuga? Y esa YangMi burlesca... creo que esto será entretenido 👺.

Espero les guste el primer capítulo y vayan conociendo aún más a todos en Magic Min 💝.

Besitos en el potito 🙉💘.

Paso también a decir que no olviden pasar por las historias de mis bebés 💕

LolaBritez26 ➳ Magic Jeon 💕.

_Park_JJ ➳ Magic Park 💕.

MonnieGum ➳ Magic Kim 💕 (próximamente)

Esta historia es en colaboración 🙉 todo está conectadoooou 💘

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