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VEINTISÉIS.

Comía en silencio bajo la atenta mirada de su madre. Desde hace unos días YooSun veía a su hijo mayor extraño, más callado de lo normal. Inclusive, no pasaba mucho tiempo en la casa, ni siquiera para dormir. Le había comentado algo sobre un amigo en problemas que estaba ayudando, pero nada más. Terminó su taza de té, miró a su esposo a su lado hablando animadamente con el menor de los Jeon listo para ir a la escuela.

Carraspeó— JungKook, cariño, ¿irás hoy a la editorial? Los chicos de fotografía me dijeron que tienen una sesión de fotos en la torre Namsan con algunas modelos.

El susodicho se limpio los labios antes de contestar.

—Si, omma, iré directamente a Namsan, hablé con Chaeyoung y BangChan, ellos llevarán lo necesario.

YooSun compartió una mirada cómplice con JungHyun, ella no entendía aquella actitud seca, pero el hombre sí. Se despidió partiendo hacia su trabajo. Saludó a todos los trabajadores una vez ingresó al enorme edificio, Maelie ya se encontraba en su puesto, en la chica también había una actitud extraña, una apagada y esperaba que no tuviera que ver con un cierto pensamiento que hacía días la tenía pensativa.

Maelie resopló tecleando en la pc, tenía informes que entregar y una reunión antes del almuerzo. Abrió la ventana donde tenía la aplicación de Kakao Talk revisando el chat con su amiga, los mensajes parecían no llegarle, eso la tenía preocupada y con poca paciencia.

—Maelie, tienes que entregarle esto a sunbae YooSun luego de ordenarlo todo alfabéticamente.

La rubia observó a través de sus tupidas y rizadas pestañas, cómo Hye-min dejaba sobre su escritorio una pila de carpetas. Suspiró profundamente, intentando mantener calma levantándose de su asiento.

—¿Esto lo envió sunbae Shiho?

—Así es —respondió con una sonrisita de suficiencia— si te apuras llegarás a almorzar, son papeles importantes, así que mejor empieza ahora.

—No lo haré —dijo luego de revisar la primer carpeta— es tu trabajo, hazlo tú —lo arrastró por la madera acercándolo a la castaña.

—Ja, está tsk, mira...

—Hye-min, ya que sunbae está de viaje, podrías hacerlo tú y no pasarte la mitad del tiempo cotorreando por ahí —el rostro de la otra era todo un poema— si me permites, tengo que seguir trabajando.

Maelie tomó algunas cosas de su escritorio y se marchó. No perdería tiempo con su compañera.

Entró al despacho de YooSun dejando unos papeles sobre el escritorio. Hacia pocos minutos habían finalizado la reunión del día, no sabía porqué, pero se sentía agotada y apenas eran las tres de la tarde. Tal vez porque no había almorzado aún —apenas tenía apetito— o porque la preocupación no se le iba del pecho.

—Saldré al departamento de vestuario, tardaré un poco —avisó YooSun, tecleando en su celular— cualquier cosa me envías un mensaje —la miró, sonriéndole— muchas gracias, Maelie.

Hizo una inclinación y salió detrás de ella yendo a su puesto, por el rabillo del ojo pudo ver a JungKook salir del ascensor —su inconsciente se quedó boba al verlo con esos jeans ceñidos a sus trabajados muslos y el sobretodo negro sobre su musculoso torso— encontrándose con su madre. Tragó saliva siguiendo en lo suyo, no tenía ánimos de absolutamente nada y menos de confrontar al chico.

Desde la última vez, hablaban muy poco.

—¿Seguirás enojada? —ni siquiera lo miró.

—Estoy trabajando, JungKook —contestó cansina.

El soltó una risita nasal y murmuró con sus manos apoyadas en el escritorio acercándose más a ella.

—Así que ahora soy JungKook.

—Así te llamas, ¿no? —resolvió con un deje de ironía en su voz.

Suspiró, conteniendo la rabia. La paciencia no era su mejor virtud.

—Esta bien, siento molestarla —se irguió— señorita Yeon, podría ir al despacho de mi madre, necesito revisar unas cosas que ella dejo con usted —flameó entre sus dedos un sobre de papel madera.

Maelie asintió sin mirarle, tomó la tablet siguiéndole detrás. JungKook abrió la puerta del despacho permitiéndole a ella primero el paso, la cerró y la alcanzó justo en el momento en que dejaba el aparato sobre el escritorio. La volteó, sujetandole las muñecas y las apretó en su espalda de modo que no pudiera zafarse.

—Suéltame, por favor —tragó saliva, teniéndolo a solo un respiro de que sus labios se toquen, la mirada penetrante del JungKook intimidándola. Él negando con el ceño fruncido.

—Tienes algo allí —sus pardos ojos indicaron hacia su cuello, se estremeció al sentir la nariz de su novio rozar con demasiada lentitud esa parte de su anatomía.

El fornido cuerpo pegarse al suyo, la respiración cálida erizándole la piel causando que cierre los ojos y sintiera punzadas en su vientre. Pequeños besos fueron depositados a lo largo de su cuello, de su mandíbula, de su mejilla, con tal lentitud que a ella le desesperaba y excitaba a la vez, él sabía cómo desarmarla con tan poco.

—Te extraño, princesa. Te necesito y no tienes idea de cuánto.

Le soltó las manos rodeándole la cintura con los brazos, enterró su nariz en la cuenca del cuello olfateando el perfume del durazno y la fresa, en ella era muy afrodisíaco. Maelie se dejó hacer, le rodeó los hombros sollozando bajito, tenía miedo.

—Princesa.

—Perdón bunny, me siento mal por ellos, nosotros estamos juntos y ellos no.

Jungkook puso distancia entre ambos, le tomó el cuello entre manos, sus pulgares acariciándole las mejillas sonrosadas secando unas lágrimas picoteando sus labios con dulzura.

—Lo sé, princesa, también me siento mal, pero quiero estar contigo —beso su mejilla— no quiero verte mal, no me gusta verte así.

Maelie recostó su cabeza en el hombro de JungKook, recibiendo de este suaves caricias en su espalda y cintura. Sus manos se metieron dentro del sobretodo sintiendo a través de la tela de la camisa holgada los latidos del corazón. No entendía como tenerlo así de cerca calmaba todo su ser. ¿Realmente estaba enamorada? Pues podía decir que si. Absolutamente y irrevocablemente enamorada de Jeon JungKook.

—¿Irás a ver a oppa hoy?

—No, hoy no, hoy tengo otra cosa que hacer.

Maelie se separó mirándole a los ojos, de repente sintiendo temor por las ideas que su mente comenzaron a crear.

—¿Irás a Dyonisus? —lo dijo tan bajo que apenas se escuchó.

—No, hoy no me toca ir.

Eso no le calmaba, aún no se acostumbraba a la idea de que su novio tuviera que desnudarse frente a cientos de mujeres desconocidas, la simple idea de imaginar a JungKook siendo tocado de forma sucia o besado por otras como lo vio con Yoongi ese día, le causó algo de repulsión y rechazo.

—Deja de pensar tanto —peinó un mechón rubio detrás de su oreja— en otro momento hablaremos de eso, quiero comentarte algo muy importante y necesito que estemos los dos tranquilos.

—¿Es algo grave?

JungKook sonrió por la preocupación en el bonito rostro de su rubia, le acarició la barbilla y picoteó de nuevo sus labios.

—No, solo, es algo que quiero que sepas cuánto antes.

Ella asintió dejándose hacer por las caricias de su novio en su cabello y rostro, por las palabras melosas en su oído. Abrazados con el mundo siendo de ellos dos nada más.

—Maelie —ambos se sobresaltaron  separándose, ella de espaldas a la puerta y él mirando hacia el enorme ventanal que daba a la ciudad, YooSun entró al despacho con su atención en su celular— oh, mi cielo, no sabía que aún estabas por aquí, pensé que habías ido a almorzar como me comentaste.

—Traje las fotos y me encontré con Maelie, estábamos conversando sobre las reuniones que tendrás antes del viaje con appa.

YooSun sonrió colocándose detrás de su escritorio. Vio a Maelie un tanto nerviosa revisando la tablet absorta, pero le restó importancia por tener otras miles de cosas en la cabeza.

—Joonhyung volverá de la escuela acompañado de Sonja, nosotros saldremos está noche, tendremos el vuelo a las nueve.

Maelie y JungKook se miraron tontamente ante la distracción de la mayor. Un juego de miraditas que el pelinegro empezó colocando a la rubia nerviosa, conteniendo sus labios cerrados ante un ataque de sonrisas bobas.

—… y por favor, Maelie, haz esto último y luego… —se detuvo al sentir sonar su celular, YooSun se alejó un momento atendiendo la llamada dándole la espalda a esos dos.

JungKook viendo la oportunidad se acercó rápidamente a Maelie, le rodeo la cintura atrayéndola a su pecho, le besó en el cuello causando pánico en ella, él rio cuando sintió como su novia le golpeaba suavemente el brazo en un intento por soltarse. Se colocó a una considerable distancia con sus manos detrás de su espalda observando el rostro sonrojado de la chica.

Le daba mucha ternura verla tan avergonzada, para él era una situación tan divertida como emocionante sentir el peligro de que alguien los viera o en este caso, que su madre los descubriera. Se mantuvo quieto y atento al ver que la mujer no los veía volvió a besarle la mejilla recibiendo otro golpe en el brazo —una caricia para él— sin poder evitar reírse por lo bajo.

—Disculpen, tu padre me llamó, al parecer me he olvidado unos documentos que debía traer —habló la mujer acomodando las carpetas sobre su escritorio.

—No te preocupes, omma, appa estará siempre para recordarte las cosas que olvides.

—Lo sé —contestó con una tonta sonrisa en su rostro.

Varios papeles cayeron al suelo e inmediatamente se agachó a recogerlos. JungKook aprovechó que el enorme escritorio tapaba la visión de su madre y en tan solo segundos abrazó la cintura de su rubia besándola.

—Te quiero —le susurró a centímetros de los labios antes de poner distancia entre los dos— debo irme, omma —avisó, acercándose a su madre, ayudándole a levantar los últimos papeles antes de que está tomará asiento, le besó la mejilla—  te veo en la noche para llevarlos al aeropuerto —en un par de zancadas cruzó el despacho y antes de salir se despidió— que tenga un hermoso día señorita Maelie.

YooSun levantó la mirada encontrando el rostro de su asistente completamente rojo.

—¿Estás bien? —Maelie asintió, apenada.

—Tal vez se me bajo la presión.

—Ve a comer algo, no almorzaste. Tomate tu tiempo, querida.

Asintió y se despidió conteniendo la emoción en su interior.

Iba muy concentrada en la pantalla de su celular subiendo las escaleras para salir del metro, que no se dio cuenta de la persona que la seguía a sus espaldas. La mirada el individuo se iba hacia un solo lugar donde la falda tableada se movía por su caminar. Lo único visible de su rostro eran sus oscuros ojos, a causa de su gorra y el cubrebocas. Se mordió el labio adelantando el paso, arriesgándose le susurró al oído.

—Lindas piernas, rubia.

Maelie soltó un gritito llamando la atención de los pocos transeúntes que andaban por ahí y lo próximo fue ver al tipo doblado sobre si mismo por haber recibido un fuerte puñetazo en su vientre bajo. Ella se tapo la boca con las manos totalmente sorprendida, quitó la gorra y bajó el cubrebocas revelando a medias el rostro del atrevido que le había soltado ese disque halago.

—¡Eres un idiota! —regañó, golpeándole levemente el brazo, pero de inmediato se agachó apretando el rostro de su novio para besarle varias veces— ¿Estás bien, mi lindo bunny?

—Ahora sé… —jadeó— que puedes… defenderte bien —a duras penas logró levantar el pulgar.

Maelie conteniendo la risa lo ayudó a levantarse, pasó uno de sus brazos alrededor de la diminuta cintura del chico, mientras él rodeaba con una de sus extremidades el hombro de la rubia. Llevaba un bolso algo pesado que ella logró colgar en su hombro. Caminaron un par de metros hasta que lo ayudó a tomar asiento en una de las sillas con mesa afuera de una tienda de conveniencia.

—¿Por qué hiciste eso? Pude haberte lastimado.

—Lo siento —sobó la zona aún algo adolorido— sabes, casi me dejas sin descendencia.

—¿Acaso piensas reproducirte?

—No hables así de nuestros pobres niños.

Maelie calló totalmente perpleja, riendo nerviosa.

—Deja de jugar, compraré algo y vuelvo.

Entró, aún teniendo aquellas palabras en su mente, era demasiado pronto para… eso. Ella no pensaba en eso todavía, en realidad, estaba muy lejos de sus planes de vida. No se veía como madre, en realidad, jamás se vio en una relación seria o pensando tontamente en una persona con la cual poder construir un futuro juntos. Sus planes siempre fueron ella y su madre, pero JungKook era el primer hombre que revolucionaba su vida por completo. Ni siquiera con su ex BamBam, que solo fue un novio de adolescencia.

Era todo demasiado nuevo y ella no quería cambiar sus planes principales.

Compró unos dulces, pagó rápidamente en caja y salió junto al pelinegro quien escribía en su celular muy concentrado por la forma en que su entrecejo se arrugaba.

—¿Pasa algo? —preguntó con cautela.

JungKook término de escribir guardando el aparato en el bolsillo interno de su aviadora negra. Se puso de pie sonriente para picotear los labios de la rubia.

—Solo le envié mensaje a hyung, no se de él, no me ha contestado.

—A mí tampoco.

Caminaron en silencio tomados de la mano. La noche era tranquila y agradable, aún era temprano.

—¿Tus padres ya estarán en vuelo?

—Así es.

—¿Y tú hermano?

—Joon se quedó en casa con Sonja y ajumma.

—Deberías estar con él. Eres el mayor a cargo cuando tus padres no están.

Se detuvo haciendo que lo miré.

—No te preocupes, él ya está acostumbrado, prefiere a Sonja, además no podía traerlo, mañana tiene escuela —ante la incredulidad en el rostro de la chica, acarició sus labios y dijo— quería estar contigo, necesito hablarte de algo, quiero que hablemos de nosotros, de todo, no te preocupes, mi cielo, ¿si?

Ella sonrió, satisfecha de aquello. Total ¿Qué podría salir mal? Todo estaba muy bien.

⚠️+18

Llegaron al apartamento riendo y empapados, se había largado a llover torrencialmente estando ellos a cuatro cuadras de su destino, ni siquiera el hecho de haber subido las escaleras por qué el ascensor no funcionaba —la luz se había cortado por la tormenta— ya que toda la situación les parecía una situación cómica.

Se descalzaron, Maelie se dirigió a la cocina en busca de velas, las prendió sobre platitos colocándolas en algunas seguras superficies de la sala. Se dirigió hasta su habitación en busca de un par de toallas regresando rápidamente donde el pelinegro se encontraba sentado en el suelo sobre la alfombra de peluche morado frente al sillón.

—Deberíamos cambiarnos de ropa —dejo la bolsa con lo que había comprado en la mesa de café— nos dará frío.

Calló al ver el rostro de su novio revisando la compra que había hecho. Parecía sorprendido cuando extrajo las botellitas de banana milk.

—Ah, es que una vez me reprochaste que no tenía banana milk, así que compré unos ahora —habló distraídamente, secando su cabello— en la heladera hay más por si…

Las palabras quedaron atascadas en su garganta cuando JungKook la calló besándole. Ambos se miraron a los ojos cuando tomaron distancia. Maelie podía ver en los ojos de su novio un brillo que la estremecía, una de puro anhelo y deseo. Y no dudaba que lo mismo pasaba con ella. Deseaba a ese chico, lo deseaba desde que lo besó por primera vez. Lo besó, sintiendo el cuerpo masculino abalanzarse despacio sobre ella.

Su espalda quedó sobre la alfombra amortiguando un poco el frío de su piel. Las manos masculinas acariciando su costado y sus piernas de manera lenta, igual. Este con dedos trémulos comenzó a desabotonar su camisa, se la quitó dejándola a un costado quedando con su brasier. Cerró los ojos ante la sensación arrasadora de los besos de su novio en la piel de su cuello, de la enorme mano subiendo por sus muslos tocándole tan lentamente mientras aquellos finos labios delineaban en un roce sus pechos cobijados por el encaje.

Gimió bajito llevando sus manos alborotando el cabello azabache del pelinegro, clavando sus uñas sobre la espalda ancha por sobre la camisa. La imagen de ella siendo desnudada mientras él conservaba aun su ropa la tenían extasiada. Se mordió el labio inferior evitando gemir en voz alta al sentir los besos húmedos bajando por su abdomen mientras las enormes manos sostenían sus caderas para mantenerla quieta. JungKook sonreía en su interior, estaba disfrutando las expresiones de la rubia ante su tacto. Sus largos dedos jugaron con el botón de la falda mientras volvía a probar esos labios rojizos, se separó apenas para quitarle la prenda, sus ojos  brillando ante la diminuta pieza de encaje cubriendo la intimidad de su novia. La erección dentro de sus pantalones, a cada segundo iba aumentando de dolor. Tragó saliva teniendo cientos de pensamientos con aquella mujer bajo su cuerpo.

Volvió a besarla, está vez haciendo que su lengua se encontrará con la de ella siendo muy bien recibido, mientras las manos de su novia acariciaban sus hombros y espalda, intentando nerviosa desabotonar su camisa, su cuerpo era un alboroto que no podía manejar por si misma, no cuando la boca del pelinegro pasó a devorar la piel de su cuello y sentía los dedos de este meterse bajo sus bragas. El sueño vino a su mente y no evitó sonreír, la realidad se sentía mucho más exquisita que aquel sueño. Realmente lo estaba disfrutando. Disfrutaba los jadeos del chico en su oído, los dientes de este morder su cuello sintiendo su lengua luego para calmar el dolor, el mismo dolor que sentía allí abajo donde los largos dedos se inmiscuían con parsimonia entre sus pliegues húmedos.

El dolor que no tardó en llegar a su vientre bajo cuando los movimientos se hicieron más rápidos. Gimió besando los labios de JungKook, abriendo sus piernas todo lo que podía, pidiendo más, mucho más de él. Y claramente, estaban en la misma sintonía, porque JungKook no se detendría, no al escucharla gemir en alto cuando se vino en su mano, no al verla jadear agitada, desnuda, sudorosa toda para él. Unió su frente con la de su novia besando sus mejillas. La imagen del rostro de Maelie completamente sonrojada se le hacía tierno, más no sus pensamientos. No podía aguantarse más. No cuando su erección dolía demasiado.

Así que se dejó besar de nuevo mientras se quitaba la ropa torpemente con ayuda de su novia, se separó de ella solo para rebuscar en uno de los bolsillos de su aviadora un paquete cuadrado, un preservativo. Se lo colocó hábilmente sobre su miembro quedando completamente desnudo frente a ella que aún conservaba sus bragas. Sin despegar sus ojos de los brillantes de la rubia fue quitándole la pequeña prenda. Su cuerpo palpitó al verla entera a su merced, su mente nublándose por completo cuando se abalanzo de nuevo al cuerpo femenino devorando su boca cuando se introdujo en ella.


Siento que no ha sido lo mejor que he escrito en cuanto a escenas eróticas 🙄 pero bueno, me gustó igual 😅

Les aviso que vienen escenas cliché, cursis y románticas, aparte del lemon y smut que estaré avisando al principio de cada capítulo. Espero lo disfruten 😉

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