VEINTIOCHO.
Seguían esperando a que tocará la hora de salida en aquella escuela primaria. Maelie se encontraba recostada sobre el pecho de JungKook con los brazos de este rodeándole la cintura. Estaba algo nerviosa por la propuesta de pasar el día junto a su hermanito, aunque ya había cruzado algunas palabras con el pequeño, ella no sabía si le caería bien al niño. Quería causarle una buena impresión.
—Deja de moverte, princesa —susurró con sus labios sobre el oído de su novia— te va amar, así como yo lo hago.
Ella volteó la cabeza sobre su hombro para mirarle, se sonrieron y dejó que picoteara sus labios justo en el momento en que el timbre sonaba avisando la finalización del día escolar. JungKook soltó el agarre de Maelie para acercarse a la enorme entrada donde niños entre seis y doce años salían por sus padres. Buscó con la mirada entre todo el tumulto de infantes, encontrándolo caminando junto a sus amigos.
El menor de los Jeon al ver a su hermano mayor corrió eufórico, eran pocas las oportunidades que iba a buscarlo. Lo abrazó fuerte siendo levantado entre los brazos del pelinegro.
—Hyung, viniste.
—¿Cómo te fue, enano?
—Muy bien. Hoy tuvimos clases de matemáticas.
Los ojitos de borrego de Joonhyung fueron directamente a la chica parada tímidamente frente al auto de su hermano mayor. Una sonrisa en su interior por ver el rostro brillante de su hermano y el sonrojo en ella.
—Joon, ¿te acuerdas de mi amiga Maelie?
Joon volteó su rostro a su hermano entrecerrando los ojos. Suspiró, pidiéndole que lo bajara.
—Preséntala bien, hyung, di que es tu novia, no me enojare.
Ambos mayores rieron sorprendidos. JungKook encogiéndose de hombros, se acercó a la rubia rodeándole la cintura y pegándole a su cuerpo.
—Joon, mi novia, princesa, Joon.
—Ya nos conocemos —colocó los ojos en blanco y sonriente saludó a la chica— hola, noona.
—Hola Joonhyung, me alegro de verte.
—A mí también.
Subieron al vehículo, JungKook se aseguró que su hermano tuviera el cinturón bien puesto y subió a su puesto en el asiento de copiloto con la rubia a su lado.
—Ya se estaban tardando —ambos voltearon a ver al menor quien jugaba con una Nintendo, prosiguió con simpleza— con Sonja noona, apostamos en cuanto tiempo te declararías y terminé ganando, porque ella dijo que no te atreverías antes de que termine el año y yo le dije que lo harías luego de tu cumpleaños —levantó la mirada— y por lo visto tuve razón.
Maelie se carcajeo enternecida por aquello, mientras JungKook no salía de su asombro avergonzado.
—¿Podría saber cuánto apostaron?
—Diez mil wones y una salida al Lotte World Adventure.
—Enano astuto.
—Vi la oportunidad y la aproveche.
—Ahora entiendo de dónde sacó Joon el ingenio.
JungKook volteó encendiendo el motor, mientras escuchaba como Maelie y Joonhyung hablaban de cualquier cosa.
—Entonces vamos allá —ante el silencio expectante de esos dos, añadió— Maelie no conoce Seoul, así que la llevaremos al parque de diversiones para que lo conozca.
Joonhyung chilló de la alegría mientras Maelie miraba fascinada a su novio. Se acercó, acunando una de sus mejillas para besarle, el pelinegro cumpliría cualquier capricho de esos dos.
Llegaron al enorme complejo de parque de diversiones "Lotte World Adventure". El entusiasmo de Joonhyung era el mismo que tenía Maelie. La diferencia era que para ella era su primera vez en aquel famoso lugar. Luego de pagar las entradas, compraron algunos accesorios para la cabeza: Maelie había escogido una diadema de angelito, Joonhyung una pequeña corona dorada y ambos congeniaron con que el mejor para JungKook sería unas orejitas de conejo, al principio se había negado, pero al ver los tiernos berrinches de su hermano y su novia no pudo negarse.
A pesar de ser día de semana, había mucha gente alrededor, la tarde soleada ayudando al ambiente cálido. Las atracciones estaban llenas, pero no impidió que intentarán subirse a la gran mayoría, JungKook retrataba cada sonrisa, cada mueca, cada momento de su hermano y novia a través de su celular. Se llevaban tan bien que parecían grandes amigos. La manera en que Joonhyung sujetaba la mano de Maelie para no perderse o le pedía permiso a ella para hacer algo sabiendo que su hermano estaba al lado.
La manera en que Maelie trataba a su hermanito, con dulzura y paciencia, pues el menor era muy impaciente en muchas cosas, sobre todo si se trataba de comida. Quería comer todo lo erróneamente malo, sin embargo, llegaban a un acuerdo donde los churros rellenos o los algodones de azúcar rosa con formas de animales eran parte de las fotos con graciosas muecas. Se sentía bien pasar un día totalmente diferente con sus personas favoritas. Se sentía muy bien tener un momento donde el disfrutar sea totalmente diferente a estar con una amante o bailándole a muchas desconocidas.
—¿Kook? Pumpkin, me escuchas.
Salió del trance de sus pensamientos al ver a Maelie mover la mano delante de sus ojos.
—Queremos subir a ese carrusel con noona.
JungKook observó la gran atracción frente a sus ojos. Un tiovivo colorido y luminoso con sesenta y cuatro caballos blancos. Carrusel que apareció en el dorama, “Escalera al cielo”. Los vio correr de la mano cuando dio el visto bueno, por momentos, se le hacía tierno ver a su novia como una niña más. Esperaron en la fila hablando de cualquier cosa, el pelinegro hasta le había enviado a sus padres fotos de Joonhyung en algunas de las atracciones para niños. No se daban cuenta que para los muchos desconocidos que se cruzaban, les parecía ver una feliz familia de tres, una joven familia.
Cuando llegó el turno de ellos, eligieron dos caballos que quedarán uno al lado del otro mientras JungKook solo se quedó parado detrás escuchando la conversación de esos dos sobre la siguiente atracción.
—Tenemos una hora antes de volver —revisó su celular escuchando las quejas de los otros dos— hemos estado aquí mucho tiempo, debemos volver, hay que cenar, Joon tienes que descansar, tienes escuela mañana, princesa, tú trabajas y yo debo ir a la universidad.
—Esta bien, pero uno más y nos vamos.
JungKook le reprochó con la mirada a su hermano, Maelie a su lado puchereo.
—Anda, uno más, nosotros te dejamos hacer el bunge drop y la atracción de realidad virtual.
—Que hipócrita eres, mi cielo, tú también te divertiste ahí.
—Y no se olvide noona, que lo dejamos subir a la montaña rusa y al barco vikingo.
—¿Qué te cuesta uno más? Anda mi bunny bonito —suplicó con una vocecita aniñada que a él se le hizo cómico— Luego nos iremos, lo prometo.
Lo pensó por un instante colocando semblante muy serio, no podía negarse cuando ambos tenían tiernos pucheros en sus labios y sus ojitos eran suplicantes. Estaba pensando que haberlos presentado fue un gran error cuando se confabulaban en su contra. Accedió a duras penas, observando el festejo en un choque de palmas y más risas. Comenzaba a ponerse un poco celoso de que Joonhyung se llevará la atención de Maelie poniéndose de acuerdo en todo.
La última atracción se trataba del World Monorail, este transporte lleva a los visitantes a un recorrido panorámico de todo el lugar tanto dentro como fuera. Inclusive, pasaba por la Magic Island sobre el lago SeokChon.
—Hyung, préstame tu celular.
—¿Para qué?
—Quiero sacar fotos del paisaje —se lo pasa y sonríe al ver a su hermanito fascinado tomar fotografías. Estaba sentado frente a la pareja.
—Debo contarte algo —obteniendo la atención de su novio, Maelie decide proseguir— mi abuelo me llamó desde París el otro día —escuchar eso lo angustió un poco— al principio, no sabía si hablarle o cortar la llamada, pero algo me decía que debía escucharlo.
—¿Y?
—Pues no mucho —se encogió de hombros— solo quería disculparse conmigo otra vez, comentarme sobre el deseo de querer que los acepte, incluso a mi abuela, quien está arrepentida de haberme tratado como lo hizo cuando me vio, según él, fue shockeante verme recordándole a su hijo fallecido.
JungKook tragó saliva, invadiéndole el temor de que ella se alejará para siempre. De que eligiera irse a otro lado antes que a él.
—¿Y?
Maelie sonrió tenue, teniendo una ligera sospecha de los repentinos nervios de su novio demostrado en una de sus piernas moviéndose de arriba hacia abajo y su ceja enarcada.
—Y nada, nos invitó a omma y a mí, que ellos estarían esperándonos siempre, que allá también estaría mi hogar si es lo que quisiera.
—¿Y qué le contestaste? —bajo la mirada hacia sus manos entrelazadas— ¿Te irás de aquí?
—No —contestó de inmediato causando que el pelinegro la mirará con ilusión— no podría irme cuando todo lo que quiero está aquí.
JungKook no pudo evitar demostrar su alegría ante tal respuesta, su sonrisa que lograba arrugar su nariz lo confirmaba, gesto que enternecía a Maelie, por eso no se contuvo en besarle los labios. Escuchándose, segundos más tarde, el ruido de varios clicks. Voltearon a ver al menor de los Jeon sacarles fotos. Joonhyung se divertía demasiado viendo a su hermano feliz. Siempre quería verlo feliz.
—Bienvenidos a casa —dijo apagando el motor.
—No es necesario esto, JungKook, yo puedo irme.
—No, no pasa nada si te quedas está noche —sus ojos de cervatillo adoptaron un brillo de inocencia que la rubia no podía ignorar— mañana te llevaré temprano a tu casa así te cambias y luego al trabajo —pidió— anda, hazlo por mí, ¿si? —se acercó con la intención de besar sus labios, ella lo aceptó compartiendo un lento, pero apasionado beso que cesó a los segundos.
—Tu hermano.
—Él duerme.
Voltearon viendo al menor dormido profundamente en los asientos traseros. Apenas salieron del restaurante en el que cenaron, Joonhyung cayó rendido en los brazos de Morfeo, había sido un día divertido, pero agotador. Se apearon del vehículo, JungKook lo cargó en sus brazos mientras Maelie los seguía detrás con la mochila del infante en sus manos. Toda la casa se encontraba en silencio, salvo las luces encendidas de la cocina, allí se encontraba Aeran, la mujer que se encargaba de los quehaceres. Bebía té y hablaba con su hija Sonja mientras la chica estudiaba.
—Oh, buenas noches.
Ambas mujeres se levantaron a saludar cuando vieron al trío. Aeran se acercó hasta JungKook arrebatándole con tranquilidad y dulzura al menor de los Jeon para llevárselo a la cama a descansar. Él se lo agradeció y se sentó junto a Maelie en la mesa junto a Sonja.
—¿Quieren té? —ambos negaron, ella siendo la única en servirse una taza— ¿Cómo la han pasado?
—Muy bien, hemos intentado subir a la gran mayoría de juegos e intentar hacer actividades.
—Creo que un día no es suficiente para ver todo, es impresionantemente enorme —sus ojos brillaban— realmente quedé encantada.
JungKook sonrió satisfecho, le tomó la mano a su novia besándole el dorso y luego una de sus mejillas.
—Le debo los diez mil wones a Joon, ¿verdad?
—Me las pagarán los dos. —amenazó haciendo reír a las chicas.
—Necesito ir al baño.
—Ve arriba a mi habitación —susurró— yo iré en un momento.
Maelie asintió, despidiéndose de Sonja y perdiéndose por la casa a su nuevo destino.
—Me alegra que sea ella, Kook —por primera vez vio al chico sonrojarse— se nota lo mucho que le gustas.
Él suspiró sobando su cien, el recuerdo de la primera vez de ambos lo atacó causando que sonriera como tonto.
—Me gusta mucho, realmente es la indicada, Son. Me voy, debemos descansar —se levantó besando la frente de chica— descansa tú también.
Apenas había llegado al umbral de la cocina cuando las palabras de Sonja lo dejaron avergonzado conteniendo una risa.
—No hagan tanto ruido. Usen protección, oppa.
Salió, subió corriendo las escaleras, tan avergonzado de eso. Cómo si aquel tema del sexo fuera un tabú, cuando él se consideraba un experto. Sin embargo, negar que había sido diferente no pasaba desapercibido. Porque estar íntimamente con Maelie, fue muy diferente, fue nuevo y encantador.
Entró cerrando lentamente la puerta detrás, la rubia se encontraba observando las estanterías donde tenía las figuras de acción de superhéroes. JungKook se acercó despacio para rodearla desde atrás por la cintura y esconder su nariz en el cuello relajándolo de inmediato. Ese sentimiento de sentirse tan enamorado lo asalto entero haciéndole estremecer.
La volteó, con una mano en la nuca la acercó a sus labios, la besó paciente, su otra mano acariciando la piel descubierta de la cintura femenina apretándola contra él; mordió el labio inferior con la intención de acceder a su boca, metió su lengua saboreando la de ella, el sabor a caramelo del último algodón de azúcar. Su cuerpo comenzando a arder por sentirla de nuevo.
La llevó a pasos torpes hasta la cama, la recostó con cuidado quedando él arriba sin dejar caer todo su peso. Sus manos traviesas comenzaron a masajear los pechos de su novia por encima de la blusa, a levantar una de las piernas para colocarlas alrededor de su cintura. Las respiraciones de ambos se encontraban desordenadas y aún así no querían interrumpir el beso.
Pero tuvieron que hacerlo cuando unos toques a la puerta se escucharon seguido de una vocecita. Maelie fue la primera en componerse sentándose a orillas de la cama con JungKook recostado sobre el colchón. Respiró un par de veces hasta que dio permiso a que su hermano entré al interior. Llevaba su pijama de ositos, bajo su brazo el peluche de un conejo rosa.
—Enano —reprochó con cierta molestia, haciendo que Joonhyung se detuviera apenas al entrar.
—¿Qué pasa, bebé? —preguntó la rubia al escuchar a su novio.
—No podía dormir —respondió, tímido— estos días en que hyung no estaba, Sonja se quedaba a dormir conmigo, como tampoco omma y appa están —suspiró bajito y dijo— tengo miedo, la casa se siente muy vacía, ¿puedo...?
—No.
—Si.
Ambos mayores se miraron. JungKook negándose, Maelie reprochándole.
—Si, si puedes dormir con nosotros —dijo dirigiéndose al menor a quien cargo entre sus brazos— dormiremos los tres juntos, ¿te parece?
Joonhyung acomodó su cabecita en el hombro de Maelie asintiendo.
—Dormiremos muy incómodos los tres juntos —Al ver que ninguno daría marcha atrás, resopló rodando los ojos. Las miradas de su novia y su hermanito le podían— está bien, buscaré un colchón para dormir en el suelo.
—Gracias. —agradecieron al unísono.
Salió echando humo, lo que a él le pareció una noche donde dormiría junto a su novia, sería compartirla con su hermano. Y no es que fuera algo que le disgustara, solo que había interrumpido un momento íntimo.
Al llegar nuevamente a su habitación , Maelie ya se encontraba cambiada con ropa de él, le quedaba muy grande, pero en ella era perfecto. Se detuvo un momento escuchándolos, Joonhyung parecía contarle a la chica sobre sus miedos y como ella lo escuchaba muy atenta mientras peinaba con dulzura los cabellitos azabache del menor.
—Yo también tenía miedo a tu edad, pero sabes que hacía mi omma cuando eso pasaba —el niño negó, mirándola con esos ojitos de borrego— me cantaba una canción.
Joonhyung se removió en la enorme cama de su hermano mayor bajo el nórdico. Maelie se encontraba sentada a orillas a su lado.
—Mi omma no está aquí, pero ¿me cantarías una canción, noona?
Con la duda y un poco de vergüenza invadiéndole, asintió. Se aclaró la garganta y comenzó a cantar en voz baja.
—Somewhere over the rainbow, blue birds fly and the dreams that you dreamed of dreams really do come true
Joonhyung sonrió cerrando los ojitos, esa canción era una de sus favoritas, era con la cual había aprendido a tocar instrumentos en la clase de música en su escuela.
—Someday I’ll wish upon a star wake up where the clouds are far behind me, where trouble melts like lemon drops, high above the chimney top that’s where you’ll find me, oh
Además la voz de Maelie era tan dulce y bonita que quedarse dormido no parecía ser un gran trabajo. Solo se dejó arropar y acariciar mientras cada palabra se iba haciendo más y más lejano cayendo de vuelta en brazos de Morfeo. Maelie sonrió, no era la primera vez que tenía contacto con niños, en su adolescencia había trabajado de niñera cuidando a los hijos de algunos vecinos y amigos sabiendo que tenía conciencia, hacerlo con el pequeño de los Jeon la hacía sentir emocionada y avergonzada cuando reparó en su novio al pie de la enorme cama de brazos cruzados.
No se podía ver a si misma, pero juraba tener las mejillas coloradas. Se sorprendió un poco cuando lo observó bien, estaba cambiado con su pijama y el colchón esperando. JungKook solo le sonrió ladinamente acostándose.
—Ven aquí —palmeó el lado izquierdo. Maelie suspiró despacio con duda y nerviosismo. Giró su cabeza mirando por unos instantes al pequeño Jeon dormir en la cama— no despertará, es como un tronco —aseguró con una sonrisa, volvió a palmear está vez convenciéndola.
Se acomodó de costado, de manera que ambos podían mirarse. JungKook levanto su mano para llevar un mechón de cabello rubio detrás de su oreja, la observó mientras con las yemas de sus dedos seguía un recorrido lento por su mejilla hasta detenerse en los rosados labios.
—No podemos.
Rio aguantándose el decirle alguna barbaridad. Claramente no podían hacer nada con su hermano a solo centímetros. Pero de lo contrario, la hubiera vuelto loca con las cosas que quería y tenía en mente.
—Si podemos —ronroneó acercándose a ella, pasando uno de sus brazos bajo su cabeza, con el otro la rodeó de la cintura atrayéndola a su anatomía, cerrando sus ojos— dormir, eso podríamos hacer.
Maelie rio abrazándole la cintura, olfateando el olor de su piel, cerrando sus ojos también y dejándose hacer por las caricias que él le hacía.
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