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VEINTICUATRO.

La ovación de la gente se escucha más eufórica que nunca, el cuarteto de chicos parece en un trance en medio del show a acabar. El primero en salir corriendo es Yoongi, los demás le siguen después. Sin embargo, todos toman su propio camino desapareciendo. JungKook maldice en voz alta y sin previo aviso golpea una de las paredes camino a los camerinos totalmente frustrado, necesitaba salir de inmediato a buscar a Maelie antes que las cosas se pusieran peor, el llanto quería atacarle, pero se mantuvo fuerte.

—¿Qué diablos pasó allí? —reclamó HoSeok, con TaeHyung detrás, el primero molesto por la coreografía no finalizada y el segundo, confundido por sus repentinas reacciones.

—Pasó que nos descubrieron, hyung. Tu magnífica idea de ponernos máscaras nos delató a todos. Ahora Maelie sabe de la peor manera que soy stripper —respiraba con dificultad, colocándose una camisa sin abotonar, los jeans y borcegos— creo que las chicas de todos saben quiénes somos ahora.

Aquel revoltijo en su estómago aún no desaparecía, ya no veía a ninguno de sus compañeros allí, sólo esperaba alcanzarla. Salió trotando hacia el exterior sin importarle que la clientela se le quedará viendo por sus fachas de poca tela. Observó la mesa donde las féminas se habían sentado, estaba vacía, presionó el cabello entre sus dedos como acción nerviosa. Jugó mordiendo sus labios buscando con la mirada a su alrededor.

—¡SeungTae! —gritó por encima de la música a unos de los guardaespaldas parado cerca de uno de los accesos de salida— ¿Has visto a una rubia bonita de vestido negro y largas piernas?

—He visto salir a muchas rubias.

—¡Maldita sea! Sabes a qué rubia me refiero, la que vino a buscarme la otra vez que bebí de más, lo sabes no te hagas.

El hombre negó de lado a lado sin quitarle los ojos de encima al pelinegro.

—No te la mereces —JungKook bufó, rodando los ojos— está en el Hall de entrada, al parecer varias salieron despavoridas, pero ella se quedó ahí y no se mueve.

—Gracias, te debo una.

Apenas hizo unos metros, la encontró de espaldas a él, parecía desesperada buscando algo en su bolso de mano que no se dio cuenta cuando unos fuertes brazos le rodearon la cintura arrastrándola de nuevo al interior de ese club nocturno. Maelie miró con ojos desorbitados a JungKook a su lado, este ni siquiera la miraba, parecía más desesperado por seguir arrastrándola a pesar que ella se negaba. La llevó hasta los camerinos que compartía con sus compañeros encontrando a la pelirosa Yeri sentada en la silla que él solía usar, la chica al verlo acompañado se levantó de inmediato.

—¿Puedes irte, por favor? —pidió luego de soltar a Maelie. La pelirosa miró fijamente a la rubia, está estaba con la cabeza gacha sin pronunciar palabra alguna— ¡Yeri!

Bufó y pisando fuerte desapareció, Maelie haría lo mismo, pero JungKook no se lo permitió cuando le agarró del antebrazo quedando de perfil a él.

—Maelie —su voz sonó ronca— necesito que me escuches, solo eso te pido, si luego quieres irte y jamás volverme a ver o hablar lo entenderé— ella se soltó despacio del agarre del pelinegro y de brazos cruzados sin dirigirle la mirada esperó— y-yo iba a contártelo todo, lo juro, ese día que fuimos al cine y luego a ese parque, te dije que trabajaba en este lugar, pero la llamada de appa nos interrumpió. Lo intenté de nuevo, pero me dijiste que no me juzgarías, tenía miedo a cómo reaccionarias si te decía que era un stripper, que bailo y me desnudo por dinero, no es fácil para nadie aceptar mi trabajo y no quiero que eso afecte el cómo me ves o lo que tenemos.

Maelie lo miró de reojo y él como leyendo su mente respondió.

—Quise ser sincero contigo desde el principio, porque tuve la ilusión de que me correspondieras  —murmuró— que quisieras ser más que mi amiga.

Ella se encontraba en una gran lucha interna. El shock de haberlo visto arriba de ese escenario había sido fuerte, la forma tan descarada en que se comportaba le dejaba en claro que no conocía aquel hombre que decía estar enamorado de ella, era un completo extraño. Sin embargo, tampoco podía ignorar el hecho de que la forma en que bailó la había encendido recordándole aquel sueño erótico o que en ese momento él estaba con la camisa abierta pudiendo ver su torso marcado desnudo y el detalle de sus pantalones sin abrochar. Sin duda una peligrosa imagen para su mente.

Intentó mirarle a los ojos, a ese rostro tan varonil, encontrar el rechazo o algo que le hiciera escapar de allí. Su corazón aún golpeaba su pecho y su estómago tenía los residuos del malestar por el mal momento. Tampoco podía olvidar que vio a su amiga YangMi salir corriendo en llanto. Eran muchos puntos para mandarlo a la mismísima mierda. Pero no, no eran lo suficientemente sólidos como para hacerlo, todo lo contrario, podía sentir comprensión, sin embargo, se sentía extraña al verlo en esa faceta.

—¿Por qué lo haces?

Fue lo único que logró preguntar con un hilo de voz culpa del nudo en su garganta y JungKook no sabía si sentir alivio o seguir asustado. Mordió su labio inferior sin apartar la vista de Maelie que tenía ojos cristalinos. Suspiró sonoramente desviando la vista por unos segundos, no podía decirle que llegó allí gracias a su ex amante que ella conocía muy bien y con la cual trabaja todos los días. No podía y tampoco quería mentirle.

—Amo a mi familia, mis padres son mi ejemplo a seguir, siempre me han dado todo lo que les he pedido. Inclusive ser el heredero de las empresas es interesante, porque el día de mañana seré el CEO de ambas, y aunque no lo creas, no veo la hora de obtener ese puesto —la comisura de sus labios se elevaron en una pequeña mueca— pero… por más que tenga todo eso, por más que mi vida pareciera perfecta, no lo sé, Dyonisus, los chicos, el baile —sonrió— esas noches me hacen sentir vivo, me hacen sentir que puedo ser yo, sin inhibiciones.

—Un libidinoso y mujeriego —lanzó con cizaña apartando la mirada hacia el suelo. JungKook quiso reír, la observó con ojos penetrantes. Le ponía verla enojada.

—No, solo bailo y me desnudo encima del escenario como te dije, yo soy hombre de una sola mujer —indicó con seguridad causando en ella piel de gallina— estar aquí me hace sentir vivo, poder hacer lo que quiera sin la necesidad de pensar si está bien o mal, sin la maldita necesidad de tener que ver por mi comportamiento porque eso tacharía la imagen tan correcta y dulce que tengo ante los ojos de la sociedad.

No encontraba fallas a su lógica. Lo miró a los ojos calmando a su corazón, aceptando la realidad aunque le fuera shockeante.

—Yo no diré nada —dejo caer sus brazos a los costados de su cuerpo— puedes confiar en mí.

JungKook sonrió aliviado de escucharla, la abrazó sin impórtale nada, sentirla de esa manera tan simple le traía una paz que no sabía que necesitaba. Apenas colocó espacio entre ambos para apoyar su frente con la de Maelie, cerró los ojos dejándose relajar por el perfume tan dulce y femenino, tampoco se contuvo en besarle la frente y la mejilla.

—Ahm, sé que estás cómodo así, pero…

—Mmjj.

—Podrías cerrarte la camisa… hace frío.

Murmuró con pena y él divertido le contestó.

—No te contengas si quieres tocar, a mí no me molesta.

—Eres un tonto.

Rio por lo bajo con la única necesidad de probar esos labios de color rojo. No obstante, se detuvo apartándola de su anatomía cuando Maelie ladeó su rostro rechazándolo, bufó, estaba más que claro que ella no sentía lo mismo por él. Debía caer en la absurda realidad.

—Lo siento, es cierto que no sientes nada por mí más que amistad.

Maelie se alertó por el repentino y abrupto cambio del pelinegro sin dejarle explicarse.

—Kook.

—Deberías esperar afuera mientras termino de vestirme, te llevaré a casa.

—JungKook.

—Esta bien, entiendo, no tienes que decirme absolutamente nada, Maelie.

Volteó con la inminente irá resurgiendo en su interior aún con las palabras saliendo de su boca, no quería ser grosero cuando estaba aguantándose las ganas de llorar. Repentinamente sintió el jalón en su antebrazo y lo siguiente lo dejó tan atolondrado que le costó entender que pasaba.

Maelie lo estaba besando, las manos de ella se encontraban ancladas en su cuello y espalda imposibilandole alejarse. Y casi podía jurar que era sublime.

Se separaron tan solo centímetros mirándose el uno al otro, aunque no fue un beso largo, fue suficiente para alterar la respiración de ambos. Respiración que volvió alterarse cuando JungKook sintió las manos de Maelie acariciar la piel de sus pectorales lentamente. Fue él quien la rodeó con sus brazos levantándola del suelo, la sentó sobre la peinadora donde tenía algunas cosas volviendo a devorar sus labios con devoción quedando entre medio de las piernas femeninas.

Sus manos hiperactivas acariciaron con fervor la piel de sus muslos subiendo cada vez más, agradecía que llevará ese vestido pegado al cuerpo, las cosas le serían mucho más fáciles. Sin embargo, su poco raciocinio le dejo ver qué seguían en un lugar donde cualquiera de sus compañeros o ajenos podían entrar y verlos, cosa que no estaba dispuesto a compartir, no quería compartir ni un pedazo de piel de su rubia. Así que fue cesando el beso, manteniendo el cuerpo femenino pegado al suyo.

—Sera mejor que paremos —jadeó, mirando las mejillas sonrojadas de Maelie al igual que sus labios— no voy a poder controlarme contigo, princesa.

—No te controles —susurró esta tomándole por sorpresa— no quiero que lo hagas —subió sus delicadas manos por los pectorales para apretar sus hombros, le rodeó el cuello con una de sus manos en lo que besaba la piel del lugar quitándole a él un gemido.

—Espera, espera, princesa, aquí no —jadeó sintiendo a su amigo despertar dentro de sus boxer, Maelie descansó su frente sobre el hombro de él. Se sentía un tanto avergonzada por su precipitada iniciativa. Se abrazaron, sintiendo el calor del otro, la compañía con el mundo siendo solo ellos dos. JungKook acunó su rostro, peinó algunos mechones rubios acariciándole las mejillas— sé mi novia, Yeon Maelie.

—Pensé que ya te lo dejé en claro cuando te bese.

Rio, feliz de escuchar eso, la besó, pero está vez más lento, disfrutando de su sabor.

—Princesa, ¿dime qué esto es en serio y no es una broma?

—Creo que esto de besarte y aceptar tu trabajo demuestra lo que siento por ti.

Su corazón se aceleraba cada vez más.

—Ten en claro que no podré detenerme ahora. Pretendo demostrarte de todas las maneras posibles todo lo que siento por ti, pretendo que seas mía como yo soy tuyo.

—Hazlo, pero sin mentiras está vez, Kook, no quiero que me escondas nada.

Su errático corazón pasó de la felicidad extrema y euforia al pánico de nuevo. No le mentiría, lo próximo en contarle sería lo de Shiho y su pasada relación con ella, pero sería cuando estuvieran más tranquilos. La estrujó entre sus brazos, le besó el cuello, la mejilla y los labios.

—Siento interrumpir.

La voz grave de TaeHyung se escuchó, ya no quedaba mucho para que el club cerrará. JungKook se apartó, ayudando a Maelie a bajar del mueble y acomodar su vestido.

—¿Todo bien?

—Si, todo bien.

—Los demás no, creo, salieron corriendo.

JungKook volteó a ver a Maelie.

—Yoongi y YangMi —susurró ella, rebuscando en su bolso su celular.

—Será mejor que vayan a descansar —palmeó el hombro del pelinegro.

—Si, gracias hyung. Avísame si sabes algo de los demás.

—Avísame tú también.

TaeHyung se marchó, JungKook terminó de vestirse y guardar sus cosas en el bolso, observaba de reojo a Maelie intentar comunicarse con su amiga, pero por su cara podía entender que le era imposible.

—Princesa vamos a casa, tal vez más tarde te contesté —le tomó la mano— intentaré contactarme con hyung, deben estar hablando o reconciliándose.

Creía que al igual que él, a Yoongi le iría bien, sin embargo, Maelie sabía que no era así, o por lo menos lo intuía.

Esperó escuchando el tono de espera una y otra vez, se mordió la uña del pulgar nerviosa, decidió enviarle un mensaje en caso de que tal vez estuviera ocupada y por eso no le atendía.

Amiga, por favor, cuando leas este mensaje respóndeme, quiero saber si estás bien. Sabes que estaré aquí, tendré el celular prendido todo el tiempo por si quieres hablarme. Te quiero.
02:51✓

Resopló dejando el aparato a un costado, JungKook salió del baño con una toalla alrededor de la cintura y otra más pequeña para secar su húmedo cabello.

—¿Nada? —ella negó, se cubrió el rostro con ambas manos y sollozó encogiéndose en el sillón— princesa no te pongas así, todo saldrá bien.

Se acercó tomando asiento a su lado, la sujetó entre sus brazos sentándola en su regazo, acarició su espalda y besó su cabeza. Ella tenía puesto su pijama. Desvío la mirada a su celular sobre la mesita de café, también estaba muy preocupado por su hyung. El no recibir respuesta del pálido lo tenía nervioso.

—¿Y si se enoja conmigo? —esnifó ella, descansando su cabeza sobre el hombro desnudo del pelinegro.

—¿Por qué lo haría?

—Yo sabía que tú y Yoongi trabajaban juntos en Dyonisus y no se lo conté.

—Tú no sabías de que se trataba, no puede enojarse.

—No quiero estar mal con ella, es mi amiga, la quiero mucho y no es justo lo que le está pasando, tengo miedo, jagiya.

JungKook detuvo las caricias captando lo último.

—¿Cómo me llamaste?

Maelie salió de su escondite para mirarle, JungKook tenía una sonrisa de oreja a oreja, y no pudo evitar relacionarlo con un conejito. Rodó los ojos secando sus lágrimas. Él acomodándola más cerca de su anatomía si era posible.

—Te llamé jagiya, babo, así se le dice a los novios o novias, ¿no?

—A ver, dilo otra vez.

Quería reírse por lo idiota que parecía, pero le causaba gracia la emoción de su novio. Sonaba raro decirlo aunque no sentirlo.

—Será mejor irnos a dormir, JungKook.

—¡No! No hasta que me digas de nuevo como me dijiste —puchereo— anda, no seas mala.

Maelie rodó de vuelta los ojos, su pequeño berrinche le causaba gracia.

—Haré algo mejor que eso.

Tomó el rostro del pelinegro entre sus manos y unió sus labios en un beso suave, logró su cometido de callarle y logró también que JungKook lo llevará al próximo nivel. Así que la sorprendida fue ella cuando sintió el musculoso cuerpo de su novio sobre el suyo, rememorando el sueño. Ahogó un gemido, más no evitó que su cuerpo temblará bajo las manos curiosas del chico. Había que recordar que él solo llevaba una toalla cubriendo su cuerpo.

El beso se tornó un poco más apasionado, el chasquido de sus bocas y sus alteradas respiraciones era lo único que se escuchaba en aquel pequeño departamento, las manos masculinas se filtraron debajo de la camiseta que ella usaba como pijama, sintiendo la suave piel de su abdomen, subió despacio sintiendo en la yema de sus dedos la piel de sus pechos, un gemido ahogado por parte de Maelie se perdió en su boca y la inminente imagen de su ex amante diciéndole que habían tenido relaciones vino a su mente.

—¿Qué pasa? ¿hice algo mal?

Su corazón se estrujó horriblemente al escuchar eso de ella cuando se alejó. Negó, acariciando su mejilla y mirando sus ojos, se atrevió a picotear los labios hinchados de su novia. Que más quisiera poder tenerla de esa manera, pero esa culpa no se iba y quería hacerle sentir plena y única. Porque el día en que Maelie fuera suya lo haría cien por ciento sin nada ni nadie que lo atormente.

Jagiya: cariño, bebé, etc.
Babo: tonto.

¿Quiero saber que les pareció el comienzo de esta parejita? Las que ya me leyeron en la otra historia deberían saber cómo soy 😈

Les quiero, cuindese mucho, no olviden tomar agüita y comer bien. Votar y comentar.

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