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VEINTICINCO.

Suspiró abriendo los ojos lentamente sintiendo el peso de otro cuerpo sobre el suyo, su oído captaba el ruido de un zumbido ronco sin llegar a ser un ronquido. Intentó moverse, pero los fuertes brazos del pelinegro se apretaron alrededor de su cuerpo al igual que una de sus piernas. Cuando se acostaron en la noche, ella lo hizo en el pecho del pelinegro quedándose dormida al instante por las caricias que él repartió en su cabello.

Observó su celular sobre la mesita de luz con la intención de ver si había algún mensaje por parte de YangMi, pero nada. Miró la hora, eran apenas las ocho de la mañana. 

—¿Podrías soltarme? —murmuró ronca con dulzura intentando mover el enorme brazo sin tener demasiado éxito y recibiendo un gruñido bajo— quiero ir al baño.

El chico suspiró y después de lo que pareció una eternidad la soltó volteando en el colchón para seguir durmiendo. Maelie sonrió enternecida cubriéndolo hasta el cuello, un tanto para que no pase frío y otro por vergüenza. Solo tenía sus boxer puestos para dormir.

Hizo su rutina cotidiana despertando, fue a la cocina por un vaso de agua mientras pensaba en que desayuno preparar para ambos. Preparó café, omelettes de verdura, pan tostado y cortó frutas. JungKook aún seguía durmiendo cuando regresó a la habitación a despertarlo, se arrodilló a un costado de la cama, le besó la mejilla y nariz recibiendo una mueca de su parte.

Rio por lo bajo y contempló la idea de hacerle cosquillas, pero lo descartó por si llegaba a salir mal. Acarició sus cabellos azabache y dio cortos besos a los finos labios en otro intento por despertarlo. Lo logró después de varios intentos, aún sin abrir los ojos, él sonreía mostrando sus dientes y buscándola con sus manos a ciegas.

—¿Qué hora es?

—Ahm, casi las nueve de la mañana.

—¿Por qué sigues levantada? Acuéstate.

—No tengo sueño y suelo despertar temprano, ya es costumbre.

—Yo a esta hora un domingo estoy en el sueño más profundo.

—Es obvio que lo haces si la noche anterior trabajas en ese lugar —dijo con simpleza.

No quiso sonar a reproche o algo parecido, pero para JungKook sonó a eso. Suspiró lentamente abriendo sus párpados y mirando fijamente a Maelie sentada a su lado en la cama.

—Dime la verdad, sé sincera, princesa, ¿no te gusta lo que hago?

Se encogió de hombros.

—Podríamos no hablar de eso ahora, prefiero preocuparme por algo más importante —jugó con los dedos de su mano— porqué no intentas comunicarte con Yoongi, quiero saber si están bien, por favor.

—Esta bien, pero ven aquí un rato.

Maelie con duda se recostó a su lado envuelta por los brazos de este, se dejó acariciar el cabello recibiendo besos por todo su rostro. Ella comenzó con lentas caricias al pecho, hombros y cuello de JungKook. Sus labios se unieron en un beso lento, dulce y paciente, era como si con eso disfrutarán de la cercanía del otro.

JungKook fue cambiando la posición de sus cuerpos quedando encima de Maelie, con ayuda de su rodilla movió las piernas femeninas quedando entre medio de ellas, sus intimidades rozándose. Las manos de ella se anclaron a su cuello y espalda tocando la piel con devoción. Sus respiraciones se escuchaban alteradas al igual que el beso que pasó a ser apasionado.

Una de las manos masculinas se filtró por debajo de la tela de la camiseta sintiendo la piel suave y cálida bajo su tacto, haciéndola estremecer sacándole un bajo gemido que a JungKook también estremeció causando que su amigo comenzara a despertar. Su mano siguió bajando, jugó con el elástico de los shorts de dormir metiéndose dentro, por lo cual, Maelie no pudo evitar retorcerse y arquearse cuando sintió las caricias de los largos dedos sobre el encaje de su interior que cubría su intimidad.

Se escuchó el tono de llamada a un lado, Maelie fue la que detuvo el beso ladeando su cabeza mientras su novio seguía con las caricias a su cuerpo.

—Kook.

—No atiendas, no ahora.

—Podría ser YangMi.

JungKook suspiró cansado, escondió su rostro en el cuello de su novia apretándola a su cuerpo. Tendría que contenerse una vez más. Maelie alargó el brazo tomando el celular, alertándose cuando vio en la pantalla táctil el nombre de "💜omma💜” , jadeó y quitó el musculoso cuerpo encima del suyo tomando asiento en la cama, tragó saliva, tomando una larga respiración antes de contestar.

—Omma.

Buenos días, mi vida, ¿cómo estás? ¿estás ocupada? Siempre hablamos los domingos, pensé que me llamarías, pero preferí hacerlo antes de abrir el restaurante. ¿todo bien?

Por primera vez se había quedado sin palabras, cómo decirle a su madre que hacía segundos atrás estaba entre los brazos de un sexy pelinegro en medio de una sesión caliente de besos y caricias. Definitivamente eso no se lo diría, no quería causarle un infarto y menos que comience a ahogarla con preguntas que una madre haría. Vergonzosas e inquietantes.

—Bien, muy bien omma, y ¿tú? —volteó sobre su hombro mirando a JungKook acostado con su antebrazo tapando sus ojos, los suyos intentaban quedarse arriba y no bajar.

Aaahh, muy bien, aquí el restaurante está recibiendo mucho turista a pesar del clima, supongo que allá en Seoul está mejor. Aunque me gusta más el aire tranquilo del mar que el ambiente de ciudad, estresante y veloz.

Maelie rio, su madre hablaba mucho y le gustaba escucharla alegre y feliz, así como ella se encontraba en ese momento.

Detuvo el auto frente al edificio donde Yoongi vivía, después de desayunar y tomar un baño por separado decidieron buscar a sus amigos al no obtener respuesta de ninguno. Estaban muy preocupados y JungKook no se había quedado tranquilo luego de escribirle a Minsuk y que está solo le respondiera con insultos.

—¿Crees que él esté aquí?

—Tal vez —la miró a ella— ¿crees que YangMi este con él?

Maelie volteó a mirarle, desde que habían salido la veía triste y preocupada, así que él no podía sentirse menos. Descendieron del vehículo y de la mano caminaron juntos hacia el interior del edificio. El conserje ya conocía a JungKook, así que no fue gran problema que los dejará pasar. Subieron en el ascensor con los nervios emanando de sus poros, si Yoongi no estaba allí irían al departamento de YangMi. Solo esperaban encontrarlos bien.

—Espera.

JungKook se detuvo soltándose de la mano de Maelie, con cautela observó a la puerta del departamento de su amigo, estaba entreabierta. Su corazón dio un vuelco al ver por entre el minúsculo espacio objetos tirados. No lo pensó, se adentró obteniendo el panorama completo, quedando los dos atónitos ante la imagen del departamento completamente destrozado. Escuchó a Maelie sollozar a su lado cubriéndose la boca con las manos. Ella fue la primera en moverse buscando al chico pálido. El pelinegro le siguió con cuidado de no tropezar con algo.

Lo buscaron y llamaron sin recibir respuesta, el lugar aparte de estar destrozado estaba desolado. Comenzaron a preocuparse de más, hasta que Maelie lo encontró en una esquina de su habitación, quieto y con la mirada perdida, su rostro aún se encontraba empapado en lágrimas y a simple vista no podían notar el ligero temblor que atacaba su cuerpo.

—¿Hyung?

Su voz salió en un hilo, quería llorar. Maelie se acercó arrodillándose frente a Yoongi, se atrevió a mover el cabello revuelto del chico que cubría, y pudo ver con más claridad su rostro, sus ojos se encontraban abnegados de lágrimas y sus labios temblaban. Ella gimió al ver las palmas de las manos masculinas lastimadas.

—E-ella s-se, ella se fue, Maelie —susurró a duras penas—  YangMi se fue.

Finalizó sollozando dolorosamente. Maelie le siguió y no se contuvo en abrazarle, en contenerlo. JungKook secó sus lágrimas acuclillándose detrás de la rubia, acarició los cabellos de su hyung con cariño y recostó su mejilla en la coronilla de este. Ambos estarían para Yoongi.

JungKook dio las últimas dos vueltas a las vendas que tapaban la mano ya curadas de Yoongi, estaban sentados en el sillón del living que había quedado intacto. El azabache estaba callado, con la mirada perdida muy lejos de la realidad. JungKook guardó en su lugar las cosas que había usado para desinfectar las heridas, lo miró, con el dorso de su mano acarició la mejilla de su hyung, tenía unos pequeños rasguños en su piel.

—¿Hyung?

—Bebe esto —Maelie llegaba con una taza humeante de té de manzanilla en sus manos— te hará bien.

Yoongi negó distraídamente, sin apartar la mirada del suelo, su cuerpo encogido sentado en el sillón haciéndose más pequeñito.

—Oppa —chilló en tono infantil, sin obtener respuesta, resopló harta y dolida— ¡Min Yoongi!, te vas a beber esto o te lo meteré por la nariz si es necesario.

Ambos la miraron sorprendidos por hablarle informalmente a su mayor, Maelie ignorando sus reacciones acercó la taza a centímetros del rostro del pálido otra vez, este suspiró no quedándole de otra que aceptar el té, bebió un sorbo  encontrándolo amargo, pero agradable a su paladar.

—Gracias —siseó, sintiendo un poco de dolor en sus manos al apretar la cerámica caliente. JungKook se la quitó dejándola en el suelo— deberían irse, ya no hay nada que hacer.

—No nos iremos —miró a la rubia frente a él— mientras tú te bañas y descansas, Kook y yo limpiaremos aquí.

—No es necesario.

—Si lo es —tajó ella, cruzándose de brazos— escúchame, Yoongi, a mí me duele mucho que YangMi se haya ido sin avisarme, me duele todo lo que ha pasado, siento ganas de golpearte por haber callado sabiendo que ella te demostraba todo lo que sentía por ti —respiró— pero también entiendo que tú tuviste tus porqués y no voy a juzgarte.

JungKook se sentía orgulloso de su novia. Sin embargo, apartó la mirada cuando ella pareció fulminarlo.

—Harás lo que dije, tomarás un baño, organizaremos aquí y luego cocinare para que te alimentes, ¿entendido?

Ambos asintieron obedientes, Maelie salió pisando fuerte hacia la cocina mientras ellos se quedaban en silencio.

—Maelie aceptó ser mi novia —confesó.

Yoongi sonrió apenas asintiendo, no pudo evitar volver a llorar con una mezcla de emociones difíciles de poner nombre, en el fondo sentía un poco de envidia, se sentía destrozado, confundido y sin saber cómo seguir, pero admitía sentir un poco de alegría, solo un poco por esos dos mocosos. Se dejó abrazar por su dongsaeng sintiendo calidez a su alrededor, él no solía ser muy físico, pero está vez era una ocasión especial y estaba tan débil que no se negaría a nada.

—Te va tener bien agarrado de los cojones.

JungKook rio bajito apoyando su mejilla en la frente de Yoongi.

—Lo sé, me da miedo, pero aún así no me importa.

Rieron quedando un rato en silencio. Yoongi evitó llorar de nuevo, le era imposible si lo único que tenía en mente era a Seo YangMi y los momentos a su lado.

Se había echo las nueve de la noche cuando JungKook y Maelie dejaron a Yoongi dormido con el departamento organizado. Estaban cansados física y mentalmente. Maelie aún tenía rastros del llanto, durante el almuerzo ninguno había dicho palabra, ni siquiera cuando el pelinegro quiso bromear para cambiar el tenso ambiente. JungKook estaba preocupado por el silencio de su novia, por su semblante de pocos amigos.

—Princesa, tranquila, todo va salir bien.

Ella resopló, girando bruscamente para enfrentarle, sus ojos de nuevo cristalizándose.

—¿Cómo lo sabes? YangMi se fue, no me avisó, no sé si está bien, claramente no lo está, estará enojada, muy dolida y con mucha razón, porque si no hubieran sido tan cobardes nos habrían dicho toda la verdad desde un principio y esto no estaría pasando.

—Hyung también está mal.

—No digo lo contrario y también me duele.

—Maelie.

—Déjame, JungKook, ahora no quiero seguir hablando de esto.

Retomó su camino hacia el auto de su novio. Abrió la puerta metiéndose dentro, se encogió en el asiento luego de colocarse el cinturón de seguridad. JungKook hizo lo mismo minutos después. Entre la pareja la tensión era muy palpable y los ánimos no eran los mejores, solo reino el silencio.

Que buen inicio.

Para que entiendan un poco el contexto, vayan a leer el capítulo 25 de "Magic Min" de liveforjk

No olviden votar y comentar. Realmente se los agradezco. Las quiero.

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